Título: De gira con Hanamichi ó "Hanamichi on Tour"
Autora: Kuma-chan
Parejas: Todos x Hana
Advertencias: [SHONEN AI] Más adelante, seguramente algo de YAOI.
Notas: Gracias por las reviews!! Realmente hicieron que me apurara a actualizar ^.^
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Cuando Hanamichi entró a la habitación de Mitsui y Rukawa, lo hizo sin golpear. Apresurado, comenzó a buscar por todos lados la pequeña cajita de fósforos, puesto que no quería permanecer mucho tiempo en un lugar donde sería más vulnerable a los extraños comportamientos de sus compañeros. 'Al menos Yohei sigue siendo Yohei' pensó y siguió levantando prendas de ropa desparramadas por doquier. Esa habitación era un desastre. Sin darse cuenta, levantó un par de bóxers de la mesada y entonces escuchó que la puerta del baño se abría a sus espaldas. Instintivamente giró y al mismo tiempo, notó la prenda que tenía entre sus manos. Desesperado, la escondió detrás de sí a tiempo, mientras Rukawa se quedaba perplejo al ver quien era el intruso que había llegado durante su baño. Pero el rostro de Rukawa era como siempre ilegible; muy distinto al de Hanamichi en ese instante, quien había quedado boquiabierto, sus ojos enormes como dos platos y su corazón dando un vuelco ante la vista que le proporcionaban. Rukawa había salido del baño con tan solo una toalla alrededor de su cintura, y otra en su mano reservada para secar ligeramente el cabello que le goteaba en la frente. Una gota de agua se desprendió de un mechón del negro cabello y fue seguida con la mirada de Hanamichi desde que cayó en la mejilla y le bajó por el torso bien formado hasta morir en la toalla. No había duda de por qué a Haruko le gustaba tanto el zorrito. Rukawa, quien se sentía bastante incómodo por todo aquel silencio que ya tenía como dos minutos, fue quien habló primero.
"¿Qué haces aquí?"
Por alguna razón que ni el mismo pudo entender, le pareció que la excusa de la caja de fósforos sonaba demasiado falsa. Tampoco tenía coartada para explicar por qué tenía un par de bóxers que podría ser de cualquiera de los residentes de la habitación entre sus manos, detrás de su espalda.
"Ehhh... yo..."
Hanamichi comenzaba a tartamudear cuando se dio cuenta de que Rukawa estaba
caminando hacia él. Aquellos movimientos tan gráciles, hicieron
que el cuerpo del pelirrojo reaccionara de forma inesperada también como
producto de la última situación.
Pero parecía como si a Rukawa no le importara ningún tipo de respuesta
y sin ver como el otro sufría un choque interno de hormonas, siguió
moviéndose hacia delante hasta quedar solo a un paso.
'¿Y ahora que voy a hacer?' se preguntó Hanamichi, sintiendo que se iba a desmayar.
Rukawa lo miró fríamente y le dijo en su tono habitual: "Hazte a un lado."
El pelirrojo suspiró aliviado y lo obedeció sin protestar. Por un momento, había pensado... bah, no era importante. Lo que importaba ahora era que mientras Rukawa buscaba algo sobre el mueble que él antes había registrado, Sakuragi descifraba a quién pertenecían los bóxers que tenía entre sus manos. '¡Maldita sea!' Tratando de relajarse, el pelirrojo ideó un plan.
"¡Rukawa!" Gritó intentando disimular sus nervios, "e-estoy aquí para... ¡hacerte masajes! Sí, eso es... Porque... recordarás que he dicho que para todo buen entrenamiento hay que... estar bien relajado y yo... y dije que deberías recibir masajes todas las noches antes de... antes de ¡dormir!"
El otro se volteó y lo miró. Sakuragi se estaba comportando de una manera extraña, pero eso no era nada nuevo. ¿Desde cuando se preocupaba tanto? Ignorando por completo su particular forma de ser, Rukawa se limitó a levantar una ceja y decir:
"Bueno, me voy a cambiar."
Pero cuando volvía a la búsqueda de su ropa interior, Hanamichi reaccionó una vez más.
"¡Detente!" Gritó sobresaltando al otro, "N-no te cambies... ¡es mejor así, sin ropa!"
Sus propias palabras le retumbaron en el cerebro y al darse cuenta de lo que había dicho se ruborizó como nunca. Si estas situaciones se seguían repitiendo, pronto iba a quedarse sin sangre en el resto del cuerpo.
Con su mirada de "estás loco", Rukawa se resignó y caminó hacia su cama, donde se recostó boca abajo, sus ojos fijos en la pared. No lo quería admitir, pero tanta intimidad lo estaba volviendo loco a él. Por suerte, sabía muy bien como esconder toda reacción posible que no fuera deseada.
Mientras el otro se acomodaba, Hanamichi se apresuró para volver a poner la ropa interior de Rukawa en su lugar y vacilando, llegó hasta la cama del chico. Debía atenerse a las consecuencias de sus actos, así que ya no era posible volver atrás.
"Oye, no cierres los
ojos", dijo recuperando su aparente tranquilidad, "podrías
desmayarte."
Hanamichi no era ningún principiante en el acto de los masajes: cuando
era pequeño, un pariente muy lejano le había regalado un libro
de masajes para su cumpleaños. '¿Qué clase de persona enferma
le regala eso a un niño?' Pensó para sí mientras comenzaba
a estirar la piel del chico de pelo negro.
Primero, Rukawa se estremeció porque no estaba acostumbrado al contacto físico, pero después comenzó a relajarse y a disfrutar de la sesión. Las manos de Hanamichi eran grandes y suaves, y recorrían su espalda con una fuerza y precisión extraordinaria. Una vez más, Rukawa se vio cerrando sus ojos para dormirse.
"¡Que no cierres los ojos!" le gritó Hanamichi bruscamente. "¿Qué no entiendes que puede ser peligroso para tu salud? No es que me interese en lo absoluto, pero así estaría desgastando mis fuerzas sin sentido alguno. Gira la cabeza para este lado así puedo ver que no te duermas."
Rukawa obedeció a regañadientes y volteó la cabeza para mirar a Sakuragi directamente a los ojos. Esto descolocó al otro chico, que inmediatamente se concentró en los nudos y músculos de la espalda que estaba masajeando. '¿Mi espalda será así de bonita?' Pensó Hanamichi. 'Ay, que idioteces que estoy pensando...'
'Ahora sí que no me voy a poder dormir' pensó Rukawa analizando minuciosamente al otro y sonriendo para sí.
Mientras Hanamichi seguía ejerciendo una leve presión constante en Rukawa, comenzó a descender por su costado derecho y cuando estaba a punto de aflojarle la zona un que está por en cima de la cintura, Rukawa lo detuvo.
"Ahí no." Dijo seriamente "Me lastimé jugando al básquet." Por supuesto, eso era mentira. (1)
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En la cocina, Sendoh había terminado de pelar, cortar y hasta clasificar las cebollas cuando comenzó a preguntarse porque su objeto de deseo no regresaba con los fósforos. '¿Le habrá sucedido algo? Será mejor que vaya a ver.' Pensó mientras salía de la cocina. En el camino se encontró con Mitsui, quien estaba sentado en la sala mirando la televisión.
"¿Has visto a Hanamichi?" Le preguntó el jugador de Ryonan.
Mitsui giró su cabeza y lo miró desdeñosamente. Le respondió que sí, que lo había visto hacía unos momentos y lo había enviado a su habitación por los fósforos.
"¿Es que no ha regresado todavía?", Preguntó Mitsui sin esconder su tono de preocupación.
"Rukawa se estaba dando una ducha, espero que esos dos no se hayan..."
"¿Rukawa?"
Dijo Sendoh mientras caminaba apresurado a la habitación con Mitsui detrás
de él. Lo que más le preocupaba no era que se pelearan, era más
bien otra cosa.
Cuando llegaron a la puerta la encontraron cerrada. Desde adentro llegaban unos
sonidos amortiguados por el grosor de la puerta, pero inconfundiblemente pertenecientes
a Hanamichi.
"¡Lo están
golpeando!" Exclamó Sendoh, y enseguida abrió la puerta con
fuerza. Mitsui y él se quedaron petrificados al ver la escena completa:
Hanamichi estaba en cuclillas junto a la cama de Rukawa y le estaba dando un
estupendo masaje. O eso parecía, por la cara de satisfacción del
muchacho de pelo negro, quien a pesar de su aspecto de aburrido entrecerraba
los ojos cuando presionaban con fuerza sus hombros.
Al escuchar el sonido de la puerta golpeando contra la pared, Sakuragi volteó
su cabeza inmediatamente y también se quedó paralizado al darse
cuenta de la forma en que lo estaban mirando.
"Yo... yo solo estaba.. ¡yo!" , Sin poder hilvanar una frase, Hanamichi seguía balbuceando.
"Eso es todo."
Dijo Rukawa sentándose en su cama, con los cabellos aún mojados
y la toalla a la cintura. "Tus masajes no son buenos" mintió
y siguió, "seguro que mañana estaré aún más
contracturado "
Sakuragi se puso de pie de un salto, totalmente enfurecido y le gruñó:
"¡Rukawa! Eres un desagradecido. No perderé más tiempo
ayudándote."
Hanamichi le agradeció muy en el fondo en ese momento y supo que sus palabras no tendrían ningún efecto al día siguiente.
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(1) ¿Por qué Rukawa no querrá que lo toque ahí? Eso lo veremos más adelante, jeje ¬¬
- ¿Les gustó? Háganmelo saber!!! ^.^
