Preparaciones

Harry se levantó más temprano que ningún día. Quizás fuera porque en el exterior alguien estaba haciendo mucho ruido, como si estuvieran moviendo grandes bloques de madera, y de la cocina provenían también voces de gente hablando muy alto y rápido.

-"… tiene que ser hoy, mañana los obreros no podrán venir ya que tienen otros compromisos"- de oía decir un hombre, con la voz muy grave.

Harry con tantas voces no podía dormir. Miró un reloj que había en la mesilla de noche de al lado de su cama, eran las nueva y media de la mañana, nunca se había levantado tan temprano en vacaciones. Cogió y se puso sus gafas y fue a despertar a Ron.

-Ron, ¿qué pasa? ¿Por qué hay tanto ruido?

-Son las malditas obras que están haciendo en el jardín para la boda de Bill y Fleur, no han parado ni un momento desde las 8 o cosa así.

Bajaron a la cocina para poder desayunar algo. ¿La boda de Bill y Fleur? Pero, ¿cuándo iba a ser? No le habían dicho nada, y además, no podía ser ese mismo día porque sino estaría todo el mundo despierto ya.

-Oye, Ron… ¿qué día es la boda?- preguntó Harry

-Pasado mañana. Hoy supongo que iremos otra vez a comprarnos algo con mi madre, está histérica perdida.

Una tarde de tiendas. Harry no tenía gana ninguna de estar toda la tarde visitando tiendas para comprarse algo. Aunque el tardase lo menos posible sabía que la Sra. Weasley, Ginny y Hermione se iban a parar en cada escaparate.

-Buenos días, chicos- saludó la madre de Ron, estaba realmente rara, con una bata rosa y lunares blancos y llena de serrín- ¿cómo habéis dormido?

-Podíamos haber dormido mejor si hubierais utilizado al hechizo silenciador a las obras que hay en el jardín.-replicó Ron

La Sra. Weasley se dio la vuelta y fue a prepararles el desayuno a ellos dos. Pero, ¿dónde se habían metido Ginny y Hermione? Era ya muy raro que no se hubiese despertado ni aunque fuera Hermione.

-Sra. Weasley, ¿dónde están las chicas?- preguntó Harry

-Están todavía durmiendo por lo que parece, ayer, según los ruidos que escuché en su cuarto estuvieron hasta altas horas de la noche hablando.

-¿Puedo ir a despertarlas?- Harry quería, en verdad, tan sólo despertar a Ginny.

-De acuerdo, pero que vaya Ron contigo y así vais más rápido

Era mentira, Ron lo acompañaba para que él y Ginny no se pudieran ir a algún lado a hacer sus necesidades de pareja. Subieron hacía la habitación de las chicas, y allí estaban las dos bien dormidas.

-Ron, tú ocúpate de Hermione y yo de Ginny.

Pero Ron asintió como si no quisiera la cosa. Le daba vergüenza tener que despertar a Hermione.

-Gin, nena, despierta- suplicaba Harry, le dio un beso en la mejilla-. ¡Vamos, Ginny, despierta!

Ginny no daba ni señales de vida.

-Hermione, vamos. Es hora de levantarse- decía Ron, y para su sorpresa Hermione se levantó.

Harry los miraba, y después miró a Ginny, tenía una sonrisa en la boca. Sabía lo que eso significa. Iban a engañarlos a los otros para que bajaran antes y poder así, Harry y Ginny, estar solos.

-Iros vosotros, Ginny no se despierta. Lo intentaré- dijo Harry, tenía los dedos cruzados detrás de la espalda.

-Vale, pero no tardes. Si ves que no se despierta échale un vaso de agua fría, o yo que sé- dijo Ron, Harry no se lo creía, estaban solos.

-Hola-dijo Ginny cuando Ron y Hermione se fueron del cuarto.

-Buenos días- dijo Harry tumbado en la cama, Ginny lo había arrastrado hacía ella-. Ginny, no podemos, o se van a creer que he tardado en despertarte 15 minutos.

-Ju- dijo Ginny con cara de pena.

Se bajaron los dos, cogidos de la mano, y llegaron hasta el comedor. Desayunaron y después podrían hacer lo que quisiesen. Ginny le pasó una nota a Harry en la que ponía:

Te espero en el jardín dentro de 10 minutos. Estaremos jugando a quidditch, pero… se nos perderá la pelota en el bosque y no volveremos hasta media hora después ya que la hemos estado buscando por todos lados.

Harry iba a tener lo que llevaba esperando desde ayer, por fin. Salió al jardín a dar una vuelta, veía que los obreros no habían tapado donde siempre se ponían a Jugar a Quidditch. Vio como Ginny salía desde otra puerta.

-Vamos, coge tu escoba y adentrémonos en el bosque- y Ginny le quiño un ojo.

Cogieron cada unos sus escobas y salieron volando hacía el bosque. Sabía que esa parte estaba lo bastante lejos de la casa de los Weasley como para que los viera u oyeran.

Harry no se dio cuenta los días anteriores, pero Ginny estaba cada vez más guapa. Ésta se acercó a Harry y empezó a besarle. Harry le tocaba el culo a Ginny, era perfecto. Y, para facilidad de Harry, Ginny llevaba esa mañana falda. Ginny a la vez que Harry fue desabrochándole los botones del pantalón. Harry tenía algo allí debajo que necesitaba salir a la luz, se lo estaba pidiendo a gritos. Harry le quitó la camisa a Ginny y le bajó la falda y las braguitas, si eso se podía llamar braguitas ya que no tapaban nada. Ya por fin desnudos se tiraron encima de una manta, Ginny la había puesto allí antes. Harry estaba tumbado, debajo de Ginny, por lo que eso implicaba que Ginny volvería otra vez a llevar las riendas. Sin más preámbulos emprendieron la acción. Ginny estaba espectacular. La luz tenue que entraba entre los árboles le favorecía, y tanto. Al cabo de un rato Ginny gimió, y otra vez, y otra vez. A Harry se le nubló la vista, no sentía nada, tan sólo placer. Ginny, entonces le besó. Ya habían terminado. Fue un orgasmo realmente fabuloso para los dos, aquello había sido impresionante.

-Harry, has estado fabuloso- dijo Ginny entrecortadamente-. Cada vez te superas a ti mismo.

-Entonces no hablemos de ti, nena.

Y se fundieron en un apasionado beso. Viendo que se les hacía bastante tarde, Harry y Ginny se vistieron, cogieron las escobas y la pelota y se fueron.

-Ginny, te dejas la manta.

-Déjala, la necesitaremos más veces.

Aquello era genial, Harry se había dado cuenta de que la familia de Ginny no iba a ser un problema para ellos.

-¿Dónde estabais?

-Nada, mamá, jugando a quidditch un rato, pero se nos ha escapado la pelota y se ha adentrado en el bosque- respondió Ginny, aunque por la cara de su madre no fue lo bastante convincente.

-Tan sólo era para deciros que la comida ya está lista- dijo la Sra. Weasley-. Comeréis vosotros dos, Ron y Hermione en una mesa, y después cuando vengan los demás comeremos en otra. Así que, id llamando a Ron y a Hermione que no sé dónde se han metido.

¿Dónde estarían Ron y Hermione? Harry los había dejado solos y sin preguntarles se había ido con Ginny. No sabía como se lo tomarían, pero seguro que bien, sabía que eran sus amigos y que no le iba a molestar que se pasara unas horas con su novia.

-¡Ron!- gritó Ginny. Ron estaba en un sillón del salón, ¿cómo no lo había visto la Sra. Weasley?-. Mamá dice que tenemos que ir a cenar, por cierto, ¿dónde está Hermione?

-Estoy aquí- dijo Hermione, la cual bajaba por las escaleras.

-Vale. Pues eso, vayamos a la cocina, mamá nos tiene preparado la comida.

-Esta tarde habrá que ir a comprarse la ropa para la boda- dijo sonriendo Hermione cuando ya se sentaron para comer.

-Y, ¿no se puede remediar?- preguntaron Ron y Harry a la vez, temían a las chicas mucho.

-No creo, iremos al callejón Diagon. Tampoco tardaremos mucho, no os creáis. Ginny y yo ya sabemos lo que nos vamos a comprar, el problema sois vosotros

-¿Nosotros? Con tan sólo comprarnos una túnica de gala decente…- dijo Harry.

-Bueno, yo ya tengo la mía, me la regalaron Fred y George- comento su amigo Ron mientras se metía el último pedazo de comida que quedaba en su plato.

-Es verdad, y yo tengo la mía… aunque a lo mejor se me ha quedado un poco pequeña.