- Uff! mira que filas! son interminables! - exclamó Ron, mientras corría con Harry hacia la explanada próxima al campo de Quiditch.
Harry llegó primero y Ron se puso detrás de él. Su amigo tenía razón: habían 15 filas y aún así los alumnos se apretaban para conseguir espacio entre tanta gente. Además, había otro tanto de chicos y chicas que recién llegaban a Hogwarts con sus carruajes o en escoba, ya que el día de Halloween era el último para llegar a Hogwarts.
En la media hora que estuvieron parados allí Harry le explicó a Ron con detalles lo que había acontecido ayer en la cabaña de Hagrid...
- ... o sea que Becky puede tener cualquier aspecto... y Hagrid solo sabe que los pergaminos son profecías... - Harry asintió y Ron continuó con sus conclusiones - y al final de cuentas, no tenemos la menor idea de dónde pueda estar Hermione...
- Hoy es nuestra última oportunidad para preguntarle a Dumbledore por ella...
- Hoy no podremos preguntarle nada, Harry: Dumbledore estará demasiado ocupado con la presentación de hoy que no querrá recibirnos.
Ron tenía razón... Dumbledore no iba a recibirlos justo hoy, porque debe de tener montañas de trabajo, entonces... ¿a quién preguntarle por Hermione? Harry estaba absorto en estos pensamientos cuando le toco el turno de recibir su credencial: Le entrego su varita a un hombre sentado detrás de una mesa, y éste la puso en una caja negra. De inmediato salió una cartilla con el título de "HARRY POTTER - HOGWARTS". El hombre cogió la cartilla junto con la varita y se las dió a Harry. Harry salió de la cola y espero a Ron mientras se guardaba la credencial en el bolsillo de la túnica.
Mientras se dirigían de regreso al Gran Comedor vieron a Malfoy junto con sus ya conocidos guardespaldas siendo enviados al final de una cola por intentar meterse de primeros en la misma. Harry hubiese querido quedarse para ver la cara roja de Malfoy y reírse a sus anchas, pero vió como se acercaba un par de lentes gruesos y amarillos a través del campo húmedo. Le dió un codazo a Ron y subieron rápido la escalinata de piedra para ir a almorzar.
Pasó la tarde con hora doble de Historia de la Magia y Adivinación hasta que mandaron a todos a cambiarse y alistarse para la cena. Harry y Ron subieron al cuarto de 6to curso ha ponerse sus túnicas de gala. Harry se vistió con su túnica verde antigua (no quiso ponerse la túnica con parches que le compró Madame Maxime) y Ron se vistió con una túnica rojo - vino que Fred y George le regalaron el año pasado.
Bajaron hasta el vestíbulo y cruzaron el campo, llegando a la explanada donde se iba a llevar a cabo la inaguración. De nuevo habían filas para chequear las credenciales y permitir la entrada, así que Harry y Ron se pusieron detrás de una chica morena y esperaron. Empezó a llover, y los dos amigos se preguntaron si eso arruinaría la ceremonia. Se dieron cuenta de lo equivocados que estaban al ver, por primera vez, el escenario destinado a la cena de Halloween.
Era espléndido: Las mesas largas del Gran Comedor fueron traídas para el asiento de los alumnos de Hogwarts, y, después de éstas, habían un aproximado de 60 mesas medianas con banderas flotando sobre ellas para indicar qué extranjeros se sentarían allí. Estas mesas eran hermosas: cada una tenía características especiales y alrededor flotaban luciérnagas de distintos colores. Al centro de este conjunto de mesas se encontraba el estrado (una plataforma circular plateada), y todo este escenario era protegido por una esfera transparente sobre la cual caía la lluvia sin hacer el menor ruido.
- Credenciales, por favor - El mismo hombre de la mañana estaba ahora recibiendo las credenciales de los alumnos, y Harry ya había llegado al frente de la mesa una vez más - Hey! Hey! las credenciales! Despierten chicos! - Harry y Ron habían estado tan distraídos viendo el escenario que el hombre les llamaba la atención.
- Eh... las credenciales, si, un momento - dijo Ron, rebuscando en sus bolsillos desesperadamente...
Harry hizo lo mismo pero cayó en la cuenta que no tenía su credencial. Vió que Ron tampoco así que...
- Ron, yo voy por ellas, espera aquí - dijo Harry al tiempo que se alejaba yendo hacia el castillo.
Harry subió las escaleras, llegó a la torre de Gryffindor, cruzó la sala común y entró a su cuarto, mientras lo que quedaba de gente iba bajando y las antorchas se apagaban poco a poco.
Se tomó 10 minutos para buscar las credenciales, y las encontró en los bolsillos de su túnica y la de Ron. Bajo rápido a la sala común, y pasó por el hueco del retrato. El castillo estaba completamente a oscuras. Era obvio que todos (alumnos, profesores, extranjeros, y hasta Filch) estaban en la cena de la explanada. Harry susurró "Lumos" bajando las escaleras, y su varita se prendió al instante, dejando ver que no estaba solo. Una persona encapuchada estaba unos peldaños más abajo, y al ver la luz salió corriendo.
Harry corrió detrás del personaje desconocido hacia el ala norte del castillo, bajando y subiendo escaleras, abriendo y cerrando salones... esta persona era rápida corriendo... pero Harry lo era aún más...
Cuando se encontraban en el primer piso, la persona intentó abrir la puerta del Gran Comedor, pero no podía... sacó su varita, pero era tarde: Harry ya estaba a su lado y la giró hacia él cogiéndola de los hombros antes de que pudiera hacer algo; le sacó la capucha de un solo jalón y la vio cara a cara...
Harry retrocedió un paso, sobresaltándose... aquella persona era... no, no podía ser cierto... no, no podía... aquella persona era... era...
