¡Holitas!
Muchas gracias por todos vuestros comentarios jejeje, me hacen muy feliz. Pues nada, aquí traigo el segundo capítulo, espero que os guste.
Entre este y el anterior ya queda más o menos explicado todo lo que se necesitaba para la historia. Entre los dos ya quedan presentadas las tramas del fic y bueno, ya a partir del siguiente comienzan los líos y la acción jejejeje. Como veréis aquellos que han visto la película, ya a partir de este no se desarrolla de la misma forma, aunque la base es prácticamente la misma que en la película, aquí he adaptado muchas cosas según me convenía y que no tienen nada que ver.
Bueno, espero vuestros comentarios y dudas, que ya sabéis que yo os contesto gustosamente. Al final os comento cositas jejejeje.
Advertencias: SPOILERS, SLASH, BLACKCEST.
Capítulo 2: ¿Dónde está mi cuerpo?
En el claro del bosque de Ottery StCathpole, el joven Harry Potter gritaba con todas sus fuerzas ante el trauma de saberse comprometido con Severus Snape, y no sólo con Severus Snape sino con un Severus Snape que estaba muerto, para más trauma aún.
- ¡Eso es imposible! Imposible, imposible… ¡IMPOSIBLE!
Repetía una y otra vez, como si decirlo muchas veces fuera a cambiar la realidad. No podía creer que hubiera plantado a Ginny Weasley para acabar prometido con casi su peor enemigo. Había huido del compromiso con Ginny por dar a valer sus propias decisiones y ahora estaba allí viendo el anillo en el dedo de un muerto que tampoco había elegido. ¿Por qué estaba condenado a hacer cosas que no deseaba? Estaba llegando a la conclusión de que todo aquello había sido un castigo divino por lo que acababa de hacer a la familia Weasley.
Snape miraba al muchacho, abatido en el suelo y casi llorando. La idea de tener que deberle su vuelta a la "vida" le molestaba casi tanto como estar prometido con él. No tenía ni la más remota idea de cómo funcionaba el hechizo, ni tampoco tenía ni idea de qué significaba su nuevo estado civil en todo aquello, pero lo que estaba claro era que el anillo que tenía ahora en su mano era el causante de todo.
- Potter, deja de lloriquear como una niña. Esto es tan desagradable para mí como para ti.- dijo Snape, pensando que por el hecho de que él no tuviera una rabieta como la de Potter no significaba que le molestara menos.
Harry alzó sus ojos verdes cubiertos de lágrimas. ¿Por qué todo lo malo que podía pasar le pasaba a él? La vida era una mierda…
- Da la casualidad de que el que pierde más en todo esto soy yo. He plantado a una chica bonita y viva por un…grasiento hombre muerto. Yo creo que la diferencia es más que evidente…- dijo Harry con voz desagradable.
Se fijó en el aspecto de Snape. No distaba mucho de cómo él lo recordaba cuando estaba vivo. Al menos no estaba putrefacto… Lo único que se veía diferente era que la habitual túnica negra de Snape estaba vieja y hecha jirones, y su piel, antes cetrina, ahora era blanca como la nieve. Por lo demás, vivo o muerto, Snape le seguía pareciendo igual de repulsivo.
- Está claro que todo esto es una situación incómoda y surrealista.- comenzó a decir Snape.
- Ya, pero resulta que tú ahora estás "vivo" gracias a mí. Tú eres quien ha salido ganando. Estoy seguro de que no te resulta tan horrible estar comprometido conmigo si eso te vale la resurrección.
Snape se estaba empezando a poner furioso. Había olvidado lo estúpido que era Potter. ¿Cómo se atrevía a insinuar algo así?
- ¡Cállate ya!- gritó.- Preferiría estar en el limbo antes que estar cerca de ti. Allí al menos nadie me molestaba con sus idioteces.
- ¿El limbo?- preguntó Harry.
- Sí, Potter. Cuando me mataron, el hechizo me dejó en una dimensión intermedia, no llegué a ir al mundo de los muertos.- explicó Snape.
- Me da igual donde hayas estado. No deberías haber salido de donde quiera que estuvieras.- dijo Harry, molesto.
Snape gruñó ante la actitud infantil de Harry. ¿Cuántos años debía tener ya? ¿Veinte? ¿Veintiuno? Lo mismo daba, seguía comportándose como si tuviera diez.
- Si fueras capaz de pensar, cosa que creo que nunca llegaste a saber hacer, ahora mismo en vez de estar lamentándote por lo desgraciado que eres, estarías intentado buscar una forma de averiguar cómo funciona el hechizo.- dijo Snape.
- ¿Cómo voy a saberlo? No sabía nada de la existencia de un hechizo parecido. Ni siquiera tú lo sabes.
Harry seguía sentado en el suelo, enfurruñado. No echó de menos la respuesta de Snape hasta que empezó a ver cómo sus pies se volvían transparentes, y poco a poco el resto de su cuerpo. Asustado, volvió la cabeza en busca de una explicación, pero sólo pudo ver que a Snape le estaba ocurriendo lo mismo, ya casi era transparente por completo.
Y Harry sintió un miedo terrible. ¿Iba a morir?
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No sentía nada ni veía nada, era una sensación parecida a estar desmayado. Lo único que notaba era un débil ruido que poco a poco se hacía más intenso. Sí, oía algo, voces, murmullos, ¿música? Sí, parecía música, una música de bombos y platillos muy festiva. ¿Qué era aquello?
- ¿Quién será?- preguntó una voz.
- Ay, ¿será Harry?- preguntó una voz temerosa.
- Deja de preguntar eso cada vez que viene alguien. ¡Aún es muy joven para morir!
- Yo también era muy joven y morí.
- No eras muy joven, nosotros sí que éramos jóvenes.
Harry estaba aterrorizado, pero a la vez impaciente. Entre las voces había distinguido la voz de Sirius, y suponía que alguna de las otras serían de sus padres. ¡Iba a verlos! Aunque eso significara que tal vez había muerto…
En el mundo de los muertos, una multitud se agolpaba en la plaza donde daban la bienvenida a los recién llegados. Era un acto que se repetía varias veces al día y ya tenían instalado allí de forma definitiva un decorado de fiesta con guirnaldas, banda de música y demás cosas de fiesta.
- Último aviso a los amigos y familiares de Severus Snape.- dijo una voz en off.
- ¡Es Snape!- exclamó Lily con horror.
- ¡Mierda! Con lo bien que estábamos sin él.- se quejó James.
- ¡James! No seas así, eso significa que Harry estará ahora solo y desprotegido.- dijo Lily, mordiéndose las uñas, pero daba igual, porque como estaba muerta siempre las tenía de la misma longitud.
- ¡Snivellus!- dijo Sirius, que no sabía bien si aquello era una buena o mala noticia.
Sirius miró al enorme contador que presidía la plaza, buscaba hacer algún chiste sobre el número de muerto que le había tocado a Snape, pero contempló con estupefacción que el número que marcaba el marcador no había cambiado.
- ¡No! No puedo creer que él sea… ¡El marcador no ha cambiado!- gritó Sirius.
Y todos los que estaban alrededor se giraron a comprobar que era verdad. En seguida se hicieron los murmullos y rumores. Hacía cinco años que el marcador subió un número y nadie vino al mundo de los muertos. Desde entonces habían estado haciendo teorías y leyendas entorno al misterioso incidente.
Albus Dumbledore corrió apartando a los muertos que se interponían en su camino. Snape había muerto y Snape era el sujeto sobre quien se cernía la leyenda. Había mucho que preguntar al respecto.
Cuando Snape apareció en medio de la plaza, la música de chim-pum chim-pum ahogaba las preguntas que venían de cualquier punto del lugar. Todos tenían algo que preguntar, intrigados sobre la forma en que había conseguido burlar a la muerte durante cinco años.
Pero la música cesó de golpe y el silencio se hizo cuando tras él, apareció Harry Potter.
Si el salvador del mundo mágico estaba ahora entre los muertos, el asunto pintaba mal, pero que muy mal.
En seguida una avalancha de gente se precipitó sobre los recién llegados. Dumbledore, James, Lily y Sirius eran los que consiguieron hacerse con la primera fila.
- El marcador sigue sin cambiar. ¡Debe estar estropeado! Buuuuu.- decían algunas de las voces de la multitud.
- Seguro que él lo ha matado, ya te dije que no te fiaras de él, Albus.- protestaba Sirius.
- Ay ¡mi Harry!- exclamaba Lily, llorando, aunque no tenía lágrimas.
Harry, que estaba muy sorprendido por todo lo que estaba viendo, divisó a una chica pelirroja, de su edad más o menos, que corría a abrazarle. Esa era su madre. Y se sintió feliz por primera vez en muchísimo tiempo.
- ¡Harry!- repetía Lily, abrazando y besando repetidamente a su hijo.- Qué guapo estás.
Harry se estremeció al notar los helados labios de su madre sobre su frente y sus mejillas. Lily se quedó parada al notar la calidez de la piel de Harry y luego se apresuró a palparle el resto del cuerpo notando, extrañamente, que su corazón latía.
- ¿Estás vivo?- preguntó aunque sonara estúpido.
Harry comprobó lo que su madre había descubierto. Era cierto, estaba vivo. Entonces ¿qué demonios hacía en el mundo de los muertos?
- Eso parece.- respondió con una sonrisa incómoda.
Los murmullos se volvieron a reanudar, ésta vez la voz se corría comentando que había un vivo entre los muertos, a lo que algunos reaccionaron que aquello era un sacrilegio y que debían echarle de allí cuanto antes. Aunque por suerte, eran más numerosos los que veían con buenos ojos que Harry Potter siguiera con vida.
El muchacho miró un tanto dolido que Dumbledore hubiese pasado olímpicamente de él para ir a hablar con Snape. Pero tal y como se desarrollaba la escena, viendo que hablaban cordialmente, Harry comprendió que lo que le había contado Snape momentos antes era cierto. No sabía muy bien cómo tomar aquella noticia. Habría sido todo mucho más cómodo poder mantener su odio hacia Snape con la excusa de haber matado a Dumbledore.
Harry observó a James al lado de Lily, que también le abrazó efusivamente. Era extraño tenerle allí cerca y más aún teniendo ambos la misma edad y el mismo aspecto, era como tener un hermano gemelo.
- ¿Dónde está Sirius? Me gustaría también abrazarle a él.- dijo Harry, que había echado mucho de menos a su padrino.
- Creo que no vas a poder.- dijo la voz de Sirius a sus espaldas. El tono de su voz era triste.
- ¡Sirius!- exclamó Harry dándose la vuelta para ver por fin otra vez a Black.- ¿Sirius?- la cara de Harry se tornó extrañada.- ¿Por…por qué no eres como los demás muertos?
Porque Sirius era un fantasma que flotaba en medio de los demás muertos, atravesándolos de vez en cuando. Era de un gris transparente, como Nick casi decapitado y los demás fantasmas de Hogwarts.
- Harry ¿dónde está mi cuerpo?- preguntó Sirius.
- ¿Dónde está tu cuerpo, Sirius?- preguntó Harry.
- ¿Dónde está mi cuerpo, Harry?
- Sirius ¿dónde está tu cuerpo?
- Harry ¿dónde está mi cuerpo?
- ¡Ya basta!- gritó Lily, que se estaba empezando a poner nerviosa con las preguntas estúpidas.
- Don… ¿Dónde está tu cuerpo, Sirius?- preguntó Harry, timidamente, notando la colleja de Lily en su cabeza.
- ¡No lo sé!- dijo Sirius con desesperación.- Por eso soy un fantasma.
- Ah.- dijo Harry.
- ¿Es que no lo habéis buscado?- preguntó Sirius poniendo cara de pena.
- No. No se sabe cómo funciona el velo de la muerte. Pensábamos que tu cuerpo estaba contigo.- dijo Harry sintiéndose un poco culpable.
- Tío, ya te vale, mira que caerte por un arco… hay que ser torpe.- dijo James.
- No me caí, me tiraron ¿vale?
- Bueno, yo más bien diría que te caíste, Sirius, sé realista.- dijo Harry, y James y Lily se rieron al ver cómo la versión de Sirius se iba al traste por la versión de un testigo presencial.
- No quiero encabezonarme pero dudo mucho que Bellatrix supiera como funcionaba el velo y si hubiera querido matarte no te habría mandado un Desmaius…- explicó Harry.
- ¡No nos contaste que fue un Desmaius! ¡Qué pardillo! Yo al menos fui por un Avada.- rió James.
- No la nombres.- dijo Sirius a Harry muy enfadado.- Cuando hables de ella di la-que-no-debe-ser-nombrada.
- Bueno, Harry. ¿Sabes por qué estás aquí?- preguntó Lily, pensando que era mucho más útil hablar de eso que del no-cuerpo de Sirius.
- La verdad es que no lo sé.- Harry miró de soslayo a Dumbledore y Snape. El anciano escuchaba atentamente a Severus, mesándose la barba con aire intrigado.- Lo que sé es que por lo visto hay un hechizo para resucitar a los muertos.
- ¿Si? Oh, por Merlín, eso es fantástico.- exclamaron al unísono.
Dumbledore, acompañado de Snape, se acercó al grupo, con una sonrisa tranquilizadora. Aunque Harry ya no sabía qué pensar sobre las sonrisas tranquilizadoras de Dumbledore. A menudo no significaban más que problemas para él.
- Hola, Harry. Me alegro de verte.- dijo Dumbledore.
- Yo también, aunque creo que hay algunas cosas que debería explicarme.- dijo Harry, refiriéndose a todo lo que rodeaba a la muerte de Dumbledore y la implicación de Snape en el tema.
- Sí, creo que sí. Severus y yo creémos haber encontrado una explicación.
Harry arqueó las cejas, sorprendido. Igualmente, aquello era una buena noticia, sobre todo si había alguna forma de deshacer el horrible compromiso en el que se encontraba envuelto.
Entretanto, Sirius se dedicaba a atravesar a Snape una y otra vez para fastidiarle.
- ¡Deja de hacer eso, Black!- soltó Snape, que aunque no sintiera nada, le estaba poniendo los nervios de punta.
En eso trató de agarrar infructuosamente al fantasma de Black, y el anillo refulgió en su dedo. Sirius se quedó parado flotando en el aire.
- ¿Te casaste?- preguntó como si hubiera preguntado algo incomprensible.- ¡No jodas! ¿Con quién? ¿Quién fue lo bastante estúpida de casarse contigo?
- No te gustaría saberlo.- dijo Snape, mirando el panorama hostil al que se enfrentaría. Frente a él tenía a Lily, James y Sirius.
- Venga, dínoslo, por favor…
- No.
Harry se revolvió incómodo. Él también prefería que no se enteraran. Era demasiado humillante.
- Harry, creo que deberíamos comentar algunas cosas, tú, yo y Severus.- dijo Dumbledore.
- De acuerdo.- dijo Harry, que prefería que para ese tema no estuvieran presentes ni sus padres ni Sirius.
- ¡No, Albus! No nos hagas esto.- suplicó Lily.- Hace tanto que no veíamos a nuestro hijo… Queremos estar con él.
- No creo que sea conveniente.- respondió el anciano.
- No.- dijeron a la vez Snape y Harry.
- ¿Vais a hablar de mi cuerpo?- preguntó Sirius, impaciente.
- Podría ser.- dijo Dumbledore.
Harry le miró extrañado. ¿También iban a hablar del cuerpo de Sirius? ¿Cuántas cosas habían descubierto en unos minutos?
- Exijo estar presente.- ordenó Sirius.
- Está bien…- dijo Dumbledore ante la mirada horrorizada de Snape y Harry.- Pero nada de agresiones físicas, bueno Black, tu no puedes, pero James sí.
- No pretendía pegar a nadie.- dijo James extrañado al saberse aludido.
- Vamos.- dijo Dumbledore.
Mientras el grupo se encaminaba hacia un sitio más privado, la multitud seguía alterada por los acontecimientos, exigiendo respuestas.
Harry caminaba cabizbajo, sólo esperaba que no se tomaran a mal su compromiso con Snape, ante todo debían tener claro que él que menos había deseado aquello, era él. Notó el fantasma de Sirius flotando a su lado.
- Es muy agobiante estar sin cuerpo. Mientras todos pueden hacer lo que quieran y se divierten yo me aburro porque no puedo hacer nada, lo atravieso todo.- dijo con voz acongojada.
- Ya, me lo imagino.- dijo Harry.
- Este no es tu sitio, imagino que volverás a tu mundo, y quiero que me prometas que buscarás mi cuerpo y lo enterrarás para que pueda volver a mí.
- No sé donde puede estar, Sirius. Pero te prometo que lo buscaré.- dijo Harry.
- Gracias.- sonrió Sirius.- Y…mmmm ¿Cómo está Remus? ¿Me echa de menos? Quiero que le des recuerdos de mi parte, que le digas que le echo muchísimo de menos y que le quiero mucho.
- Remus está bien, le mandaron una misión muy peligrosa, pero está bien. Te echa mucho de menos, hablamos mucho sobre ti ¿sabes?
- Oh ¿sí?- dijo Sirius, ilusionado.
- Lo que pasa es que últimamente está muy ocupado con su familia y no hablamos tan a menudo como antes.
- ¿Su familia?- preguntó Sirius extrañado.- ¿Ha vuelto con sus padres?
- No.- rió Harry.- Claro, es que vosotros no sabéis lo que pasa en el mundo de los vivos ¿verdad?
- No.- dijo Sirius con preocupación.
- Se casó con Tonks y, bueno, con los quintillizos pues tienen mucho trabajo.
Sirius se quedó parado, parpadeando muy rápido y con la boca abierta.
- ¿¿¿¿QUE?
- Pues eso, que se casó con Tonks, y luego claro, supongo que debieron ser sus genes de licántropo, pero la pobre tuvo un embarazo múltiple. Ahora tienen quintillizos cada uno con el pelo de un color, son muy divertidos.
- ¡Será cabrón! Anda que le faltó tiempo.- gritó Sirius.- Y Tonks… no me esperaba eso de ella… Si es que en mi familia son todos iguales al final. Black tenía que ser…
- Oh.- dijo Harry sintiéndose fatal. Hasta el momento no había caído en el detalle de por qué a Sirius le había molestado tanto que Remus se casara con Tonks.- Pero te echa mucho de menos, en serio.
Lily y James, que había oído el grito de Sirius, acudieron a preguntar.
- ¿Qué pasa, Sirius?
- Porque ya estoy muerto, que si no habría muerto de desamor.- dijo con tono afligido.
La conversación se detuvo, puesto que habían llegado. Entraron detrás de Dumbledore en una sala acogedora. Según había visto Harry hasta ahora, el mundo de los muertos no estaba nada mal, sobre todo por el hecho de que no tenían ningún tipo de preocupación más que divertirse.
- Bueno, según hemos estado contrastando Severus y yo, créemos que puede haber una forma de resucitar a los muertos.- comentó Dumbledore.- Hace cinco años, Snape fue castigado por Voldemort debido a su traición. Según me ha contado Severus, le dijo que habían descubierto un hechizo que puede hacer la muerte reversible, pero que estaban investigando una forma de resucitar a los muertos por cualquier tipo de causa.
- Pero entonces, aún no hay una forma de resucitarnos.- dijo Lily.
- Parece que aún no han encontrado el hechizo, pues de lo contrario ya habrían resucitado a los mortífagos que están entre nosotros.- dijo Dumbledore.
- Jo, pues vaya rollo.- dijo James.
- El hechizo que mató a Severus lo dejó en un mundo paralelo durante cinco años.- dijo el anciano.
- ¡Por eso se movió el marcador pero no apareció nadie!- dijo James.
- Muy astuto, Potter.- dijo Snape con ironía.
- Pero esta noche volvió a la vida gracias a Harry.
- ¿Qué hiciste, Harry? ¿Por qué no lo dejaste donde estaba?- dijo James molesto por la actitud de su hijo.
- Fue un accidente, James, pero lo importante es que por ese detalle, Snape pudo resucitar. Aunque ahora esté aquí, es porque debía hacer presente su muerte, ya que no pudo hacerlo hace cinco años, pero puede volver al mundo de los vivos si quiere.
- Pero yo no quiero volver al mundo de los vivos estando muerta.- dijo Lily con tristeza.
- Da igual, Lily, sólo pueden resucitar a los que mataron con ese hechizo.- dijo James, consolando a su esposa.
- ¿Y por qué está aquí Harry? Él está vivo.- dijo Lily.
Dumbledore intercambió la mirada con los dos implicados, sabía que esto sería el tema más espinoso.
- Porque Harry y Snape están comprometidos.
- ¿QUE?
- ¡Me niego a ser suegro de Snivellus!- protestó James.- Y me niego a que mi hijo sea gay.
- ¿Algún problema, James?- replicó Sirius ante el comentario.
- No, Sirius, es que me niego a que Harry y Snivellus… ¡Oh! Qué horrible.- dijo James.
- Yo me voy.- dijo Sirius molesto.- Encima de que hacen comentarios ofensivos, yo he venido a hablar de mi cuerpo y aquí no se está hablando de mi cuerpo, así que me largo. Me dijiste que íbamos a hablar de mi cuerpo, y hasta ahora no se ha comentado nada de mi cuerpo.
Sirius se dio la vuelta para marcharse.
- Espera, Sirius.- dijo Dumbledore.- Harry va a volver al mundo de los vivos y buscará tu cuerpo.
- Vale, pero me voy igualmente. Ya que no se va a hablar nada de mi cuerpo…
- James, Lily.- dijo Albus, pasando del fantasma de Sirius.- El compromiso de Harry fue un accidente, y parece ser que eso es lo que hizo resucitar a Snape.
- ¡Oh!- dijo Lily tapándose la boca con la mano.
- Parece ser que por eso, cuando Snape vino al mundo de los muertos, Harry vino con él, están unidos. Ahora van a volver al mundo de los vivos, Snape se vengará de Bellatrix y Voldemort y tratará de averiguar lo del hechizo, quizás estén a punto de descubrir la forma de resucitar al resto de los muertos.
Harry se quedó mirando muy molesto. ¿Otra vez planeando cosas sin consultarle?
- ¡Pero yo quiero quedarme aquí! Aquí es todo genial. No tendré que preocuparme más de Voldemort ni de nadie.- se quejó Harry.
- ¿Ahora estás conforme con el compromiso, Potter?- preguntó Snape con malicia.
- No, pero no quiero volver…
- Harry, este no es tu sitio, no todavía.- dijo Lily sonriéndole.
- Nosotros estaremos aquí siempre, pero tu vida no. No dejes escapar esa oportunidad que tienes.- dijo James.
- ¡Busca mi cuerpo!- dijo Sirius saliendo de la habitación.- Y ayuda a Snivellus a matar a Bellatrix. Bueno no, matarla no porque sino vendría aquí. Pero hacerle algo sí, algo que le duela.
Harry se sintió abrumado ante tanta expectación. Hasta en el mundo de los muertos la gente ponía sus expectativas en él.
- Harry, si Severus vuelve volverás tú también. Estais unidos.- dijo el anciano.
- Ya…- dijo Harry un poco afligido por tener que dejar la tranquilidad del mundo de los muertos.- A ver… ¿Cuál es la lista de cosas que tengo que hacer?
- Mmmmm. Buscar el cuerpo de Sirius, que parece que está un poco susceptible con eso, ayudar a Snape a vengarse de Bellatrix y Voldemort, averiguar lo del hechizo.- dijo Dumbledore.
- Genial.- dijo Harry con resignación.
Ahora volvería al mundo de los vivos con más responsabilidades de las que ya tenía.
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Habían pasado unos días desde la misteriosa desaparición de Harry Potter, cuando ya cerrada la noche, Draco Malfoy volvía a la mansión Malfoy. El chico se sentía muy cansado, más pálido de lo habitual y con enormes ojeras enmarcando sus ojos grises. Se dejó caer agotado en el elegante sillón del salón tomando entre sus manos el ejemplar de El profeta.
Pasó por alto las primeras páginas, que hablaban de las extrañas circunstancias en que El niño que vivió desapareció sin dejar rastro justo después del ensayo de la boda con Ginny Weasley.
La verdad era que le importaba bien poco lo que dijera el periódico, por mucho que se empeñaran en asociarlo con actividades mortífagas, Draco sabía bien que Voldemort no tenía nada que ver con aquello. De hecho, entre los mortífagos también andaban bastante preocupados por el paradero del Gryffindor ya que el privilegio de acabar con él debía ser del Señor Tenebroso.
Directamente se fue a las últimas páginas, a la sección de anuncios por palabras. Echó una rápida ojeada y rodeó con su pluma un par de ofertas de trabajo como repartidor de comida rápida a través de la red Flu o modelo de ropa interior masculina. Cualquier cosa que les sacara de la ruina en que se encontraban.
Viendo a su madre irrumpir en la sala, con su peinado perfecto, supo que pronto le vendría la factura de más de veinte galeones de la peluquería a la que era asidua Narcisa.
- Madre, ya sabes que yo te quiero mucho, pero ¿no podrías arreglarte el pelo en casa? Sólo hay que saber manejar la varita, no es difícil, o al menos ir a otra peluquería más barata.- comentó el chico, notando que el periódico se le empezaba a resbalar de las manos.
- Pero es que ir a la peluquería es un acto social importante. Es el lugar adecuado de enterarse de los cotilleos y de hacer desaparecer los rumores de que estamos arruinados.- dijo Narcisa.
Draco suspiró. Comprendía a su madre y hasta podía llegar a entender que debían mantener la imagen de familia adinerada que siempre habían tenido. Desde que la mano férrea de Lucius dejó de manejarles al ingresar en Azkaban, la fortuna de la familia había ido decayendo, principalemente porque sin Lucius, Narcisa no tenía a nadie que le impidiera comprar todo lo que se le antojaba. Draco se sentía un poco culpable por ello, por haberla consentido hasta el punto de que ya se le había ido de las manos, pero es que nunca, hasta que su padre ingresó en prisión, su madre había sido tan feliz.
Y ahora, tenía que mantener a la familia como podía, con miles de trabajos que le ocupaban todo el día. Luego llegaba a casa a las tantas de la madrugada, cansado. No tenía tiempo de tener vida social, las únicas reuniones a las que asistía era a la de los mortífagos, a quienes se había unido nada más acabar Hogwarts.
Sabía que su tía estaba a punto de encontrar la forma de resucitar a los muertos, y Draco deseaba que lo hiciera cuanto antes, al menos así podría resucitar a sus abuelos para que le echaran una mano con la economía familiar.
- Ay, pobre Draco…- dijo Narcisa, acercándose a su hijo, que se le había caído el periódico encima del pecho, acariciándole la mejilla y el rubio cabello.- Siento que te haya caído esta responsabilidad. A ver, ¿qué tienes por aquí?
Narcisa tomó el periódico y observó los anuncios que Draco había señalado. Se volvió a mirar a su hijo con ojos decepcionados.
- ¿Un Malfoy como repartidor de pizzas a través de la red Flu? ¿Modelo de ropa interior?- gritó Narcisa ofendida.- ¡Es totalmente indigno!
- Pero madre… necesito el dinero para que tú seas feliz.- dijo Draco.
- ¡No necesitas hacer esas cosas!- los ojos de Narcisa brillaron momentáneamente con avaricia.- Puedes casarte con alguien rico.
- ¿Quién?- preguntó Draco, escéptico.- Todas las ricas y guapas están casadas.
Narcisa sonrió maliciosamente al recordar la conversación de esa tarde en la peluquería.
- Ginny Weasley.
- ¿Qué?- Draco abrió mucho los ojos, horrorizado.- ¿Esa pobretona?
- Ya no es pobretona, no sé de dónde habrán sacado el dinero, seguramente de alguna forma ilegal, pero vi a Molly Weasley el otro día comprando una vajilla y una cristalería que vale tres veces la de los Malfoy.
- Me da igual que ahora sea rica, es una…Weasley ¡puaj!- dijo Draco con asco.- Además de una Gryffindor. ¿Dónde quedaron los escrúpulos Slytherin, madre?
- Ahora los Weasley son de lo más fashion de la sociedad. Al menos es sangre limpia… casarse con ella por su dinero sería lo más Slytherin que podrías hacer.- dijo Narcisa.- Además, ahora está en horas bajas, Potter la plantó, está despechada, seguro que el Señor Tenebroso aprobaría esa unión si puedes sacarle información a la muchacha.
Draco negaba con la cabeza. Por mucho que su madre tuviera razón y tratara de convencerle, preferiría morir de hambre antes que casarse con Ginny.
- ¡No pienso ser el que recoge lo que Potter no quiere! Aún me queda dignidad.
- ¿Hablas de dignidad pensando trabajar como un vulgar repartidor?- rió Narcisa.- Niega todo lo que quieras, Draco, ahora es una sugerencia, pero cuando se lo diga al Señor Tenebroso y vea que es una idea maravillosa, puede que sea una orden.
Draco se tapó la cara con las manos. Ginny Weasley… sólo de pensarlo le producían arcadas.
Para rematar la noche, oyó un "plop" en medio del salón y vio aparecer a su tía Bellatrix. Draco se inquietó, era muy raro que su tía les visitara a esas horas. Tampoco debía ser alguna misión, ya que la Marca no le había avisado.
- Narcisa, te veo un poco alterada.- dijo Bellatrix con una extraña sonrisa.
- Nada, Bella, aquí discutiendo con Draco. Temas de dinero, como ya sabes.- dijo Narcisa.
- No pienso prestarte ni un sickle más, a este paso me vas a arruinar a mí también.- dijo Bellatrix.
- Le comentaba que podría casarse con la Weasley, ahora que está despechada, es rica y de paso podría sacar información útil para el Señor Tenebroso.- comentó Narcisa.
Draco gruñó molesto. Genial, ahora su tía también sabía la fantástica idea de su madre. El Señor Tenebroso no tardaría ni un día en enterarse.
- No niego que lo de la información podría ser interesante, sobre todo ahora que Potter ha desaparecido y no hay ni rastro de él. Pero casarse con una Weasley… hay que estar muy desesperado, Cissy.- dijo Bellatrix.
- ¡Es que estamos desesperados! No quiero ni imaginar cuando Lucius vuelva y nos encuentre en la ruina.
Bellatrix rió al mencionar lo de Lucius.
- Puede que Lucius no vuelva nunca, al igual que Rodolphus. ¿De verdad quieres que vuelva?
- ¡No!
- Bien, porque tengo una noticia que puede interesarte.- dijo Bellatrix con voz intrigante.
- ¿Ah si?- preguntó Narcisa muy impaciente.
Draco, aún sentado en el sillón, agudizó el oído. ¿Qué podría ser interesante para su madre?
- Por fin he descubierto el hechizo para resucitar a los muertos, Cissy.
- ¡No me lo puedo creer! Ay, ay, ay, ya sé lo que me quieres decir.- dijo Narcisa llevándose una mano al pecho.
- ¿En serio?- preguntó Draco muy interesado.
- Sí, Draco, aunque todavía no hemos resucitado a nadie. Quería venir a proponerle a tu madre que sea la primera en descubrir lo que hemos conseguido. Seremos todopoderosos.
Narcisa se retorcía los dedos por el nerviosismo. Draco pensaba que aquello era genial, a parte de resucitar a sus abuelos, si cualquier mortífago moría en la batalla no importaría, podrían ser resucitados nuevamente.
- Pero Bella… ¿qué pensará de mi aspecto? Los años no pasan en balde.-dijo Narcisa.
- No seas idiota. Aún no has llegado a los cuarenta. ¡Estás perfecta!- dijo Bellatrix.
Y Draco se preguntaba qué demonios tenía que ver el físico de su madre con todo aquello.
- Mañana iremos al cementerio y le resucitaremos. El Señor Tenebroso vendrá también, para comprobar que todo sale correctamente.
- ¿A quién?- preguntó Draco.
- A nuestro primo Regulus. ¿No sabías que fue el amante de tu madre?
Narcisa lloraba de emoción, y Draco estaba blanco por el descubrimiento de que su madre había estado liada con su primo.
- Aunque quizás… te convenga no resucitarlo totalmente.- dijo Bellatrix sonriendo de forma maliciosa.
- No sé a que te refieres. Yo quiero a Regulus tal y como era.- dijo Narcisa.
- Te haré una demostración.- dijo Bellatrix.
La mujer desapareció unos segundos para volver a aparecer. Esta vez, acompañada por un hombre atractivo y elegantemente vestido.
- ¿SIRIUS?- exclamó Narcisa con los ojos como platos.- ¿De dónde lo has sacado?
- Estuve años buscando su cuerpo y al final lo encontré.- explicó Bellatrix.
- ¡Pero si tú lo odiabas!- dijo Draco, que aún seguía sin comprender nada.
- Sí, Draco. Yo lo odiaba a él, pero no a su cuerpo.- dijo Bellatrix colocándose al lado del hombre y acariciando sensualmente su pecho.- ¿Cómo iba a odiar este cuerpo perfecto?
Y Sirius, no decía absolutamente nada. Y Draco se preguntaba en qué clase de familia degenerada había nacido.
- Es mi Inferi. Así hace absolutamente todo lo que le pidas sin protestar.- dijo Bellatrix haciendo que el Sirius-Inferi la besara por el cuello.
Narcisa tenía la mandíbula colgando como si fuera incapaz de cerrar la boca. Draco hizo un gesto de repulsión, aunque en realidad Sirius no tuviera pinta de ser un muerto viviente, parecía una persona normal.
- Sólo que no tiene mucha conversación. ¿Verdad, Sirius?- dijo Bellatrix.
El Sirius-Inferi abrió la boca por fin, delatando su condición de muerto viviente sin conciencia.
- Ahhh, ugg, buuuuuu.- dijo.
- Pero con este cuerpo ¿Quién quiere conversación?- dijo Bellatrix deslizando su mano desde el pecho del Inferi hasta su entrepierna.
Muajajajajajajaja, soy malvada, lo sé XDDD, pero admito que la idea del final me venía rondando desde que leí el 6º, eso de Bellatrix con su propio Inferi de Sirius no me lo podía quitar de la cabeza XDDD.
Admito que mi mente adoradora de Sirius/Bellatrix tiene mucho más pensado de esta pareja que del Harry/Snape, pero bueno, que como es la pareja principal y son los que tienen que hacer lo que le mandaron, juntitos aunque les pese, pues tendrán que tener protagonismo sobre el resto de personajes. Así que bueno, en el siguiente ya veremos cómo les va en su misión jejejeje.
Ah, muchos de vosotros me preguntaban cómo era la apariencia de Snape, por eso lo quise especificar en este capítulo, así que vaya, es más o menos normal como habéis visto, nada de putrefacto ni cosas de esas, porque si no pobre Harrycito…
Tb he visto que a muchos no les gustó que los Weasley fueran los "malos" de esta historia. Bueno, teniendo en cuenta que esto es un Harry/Snape y que me venía bien para el argumento, pues los puse de materialistas jejeje, pero vaya, que a mi me caen muy bien los Weasley (excepto Ginny ¬¬) pero es sólo eso, que me venía bien para la trama. Luego pues ya veremos que es lo que piensan hacer y todo eso, pero claro, en este ff Harry y Snape van por su cuenta a la misión y los Weasley van por otra buscando a Harry.
Pobre Draquito jejeje, lo he metido en un problema ¿qué hará? XDDDDDDD
Ah, también tengo que pensar alguna forma de explicar que Regulus no es un traidor, porque si no Voldemort no querría resucitarlo ¬¬ (pero tener que explicar eso también en este capítulo se me alargaba demasiado)
Por petición popular ¡volveremos a tener a Nagini! XDDDD.
Muchísimas gracias por sus reviews a: Carly McKinnon, Laura, Lily Dark Black, Juqui, Danybel, Edysev, Miss Marlene, Samantha Bellatrix Evans, Calipso, Samara Snape y Aura Sly.
Dentro de un ratico os respondo los reviews del primer capítulo, siento no poder contestar a los que me mandaron anónimos porque esta pagina los ha prohibido, y me habiais mandado muchos anonimos. Los siento, por eso he tratado de responder en la nota de autor las preguntas generales que me hacíais.
De todas formas, mandadme reviews please jejeje, que yo os contesto aunque sean las preguntas generales en la nota de autor.
Besitos y hasta la próxima.
Ak
