DISCLAIMER: Sailor Moon no me pertenece, no gano dinero por esto ni espero hacerlo.

A/N: Me disculpo por cualquier OOC, Endymion y Serenity pueden parecer distintos.

Por favor amablemente deje un review al final del capítulo, el criticismo constructivo es aceptado y apreciado.

Este fic está basado en las series de anime, pido disculpas por cualquier incoherencia con el manga. (Me refiero al padre de Endymion)

Antuanette

/nota de autor al final del capítulo/

Dudas del Corazón

Capítulo 8: No más mentiras

Tokio de Cristal: Algún lugar del bosque

-Veo que volviste –dijo Kaila sonriendo al ver a Endymion y avanzando hacia él, rápidamente dándole un beso en los labios.

-No vuelvas a hacer eso –dijo Endymion fríamente apartándose de Kaila.

-¿Por qué no? –preguntó Kaila aparentemente herida.

-Mira, esto no está bien. Yo... yo amo a Serenity –dijo mirándola directamente a los ojos. "Esta vez tengo que ser claro, sin titubeos" –Ya la he lastimado bastante, ella... me atrevería a decir que en estos momentos me odia, pero no la culpo debe de estar herida y haré lo que pueda por ganarme su perdón.

-Ella no te merece Endymion –replicó Kaila casi en un susurro –Ella no te conoce como yo te conozco, ella no te entiende... nadie lo hace como yo Dimi... no puedes negar eso.

-Te equivocas, Kaila. –fue lo único que dijo Endymion, y con un paso lento comenzó a retirarse.

"No... esto no puede ser, Endymion no puede irse... ¡no puedo perderlo!" pensó Kaila quien, desesperadamente, recurrió a su último recurso. –Endymion espera.

-¿Qué quieres? –preguntó sin molestarse por mirar a Kaila.

-Hay... hay algo que debes saber.

El tono serio de Kaila llamó un poco la atención de Endimión, así que se detuvo.

-¿Qué sucede? –preguntó.

Kaila suspiró. –Endymion... tú... tú tienes un hijo.

Tokio de Cristal. Palacio.

Serenity descansaba tranquilamente en su habitación, recostada en su gran sillón. O al menos eso era lo que parecía. Se podía escuchar una agradable canción, que al parecer relajaba a la reina.

Nubes grises te envolvieron,

Y un rayo de luz te iluminó,

En ese momento pude ver tu mirada,

Esa mirada que me cautivó.

Desde el primer momento en que te vi,

Pude sentir una conexión,

Pero no fue hasta ahora,

Que comprendí que en realidad era amor.

"Endymion... ¿por qué me hiciste esto?" pensó la reina una vez más. Su corazón herido aún no había sanado, y lo más probable era que nunca lo haría. Pero debía ser fuerte. Debía ser fuerte por los habitantes de Tokio de Cristal, y por su futuro hijo.

Pero tú me lastimaste,

Me mentiste e incluso engañaste,

Nunca podré perdonarte...

Aunque tal vez jamás deje de amarte,

Pero eso ya no lo decido yo.

Eso lo decide mi corazón.

"Es momento de que deje de sufrir. Endymion no me ama, y aunque tal vez yo siempre lo ame sólo sería una mentira. Debo acostumbrarme a esto."

Ahora me pides perdón,

Te arrodillas, me suplicas y me dices: "por favor,

Yo te amo no me dejes"

Y tus palabras reviven mi amor.

Pero tú me lastimaste,

Me mentiste e incluso engañaste,

Nunca podré perdonarte...

Aunque tal vez jamás deje de amarte,

Pero eso ya no lo decido yo.

Eso lo decide mi corazón.

"Endymion no debe enterarse de mi embarazo." Fueron los últimos pensamientos de la reina antes de caer en un profundo sueño. Últimamente dormir era lo único que podía alejar su mente momentáneamente de todas las preocupaciones que la asolaban.

Tokio de Cristal. Bosque.

-Eso... no puede ser cierto. –dijo Endymion pausadamente una vez que Kaila terminó de hablar. No tenía intenciones de creerle, lo más probable era que Kaila trataba de engañarlo inventándose una absurda historia.

-Lo es Endymion¡me tienes que creer! –replicó Kaila con lágrimas en los ojos.

-Entonces¿por qué no lo dijiste antes¿Por qué esperaste tanto tiempo para decírmelo?

-Quise hacerlo, pero tu padre no me dejó. –respondió Kaila avergonzada.

-¿Mi padre? –preguntó Endymion confundido. -¿Él lo sabe?

-Él fue el primero en enterarse, pensé que me ayudaría a decírtelo, que incluso estaría feliz. Pero en vez de eso se enojó mucho, nunca lo había visto así de enojado, Dimi. Me dijo que si te decía algo acerca de esto me mataría... Y le creí, había algo en sus ojos que me hizo pensar que hablaba en serio... Le prometí que no te diría nada, pensé que eso lo alegraría un poco, pero no fue así. Después de eso no volvió a mencionar el tema, y yo tampoco lo hice. –explicó Kaila recordando la conversación que había tenido con el padre de Endymion.

-Mi padre sería incapaz de amenazarte –dijo Endymion en voz baja, pero decidió no insistir. Sabía perfectamente cómo era su padre cuando se enojaba, y algo dentro de él le decía que Kaila estaba diciendo la verdad, sin embargo... no podía aceptarlo. –Tengo que irme Kaila, tengo que hablar con... con mi esposa.

-¿Acaso yo no te importo?

-Por supuesto que sí. Pero yo... debo irme.

-Endymion¡por favor no me abandones! Tú... no serías capaz de dejarme... a ¿no Dimi? Nosotros tenemos toda una vida junta, hemos sido amigos desde siempre... incluso más que eso... Dimi yo... ¡yo te amo!

Estas últimas palabras hicieron temblar un poco a Endymion.

-Adiós, Cent. (1) –fue lo único que dijo antes de marcharse, dejando a Kaila sollozando en la oscuridad del bosque.

Después de unos minutos Kaila dejó de llorar. Endymion la había dejado... la había dejado por esa estúpida, pero no se iba a rendir tan fácilmente. "Endymion pertenece a mi lado, todavía no se da cuenta pero sé que me ama, y haré cualquier cosa para hacerlo entrar en razón. Cualquier cosa."

-Veo que mi hijo te ha dejado a pesar de todo –dijo una voz que sobresaltó a Kaila.

-Edward yo... lo siento no quise decirle...

-Claro que quisiste. –dijo Edward con una voz peligrosamente amable –A pesar de que te pedí que no lo hicieras. Pero no te preocupes Kaila, no voy a matarte. Claro que me molesta el que me hayas desobedecido.

-Lo lamento en verdad, pero no pensé en otra cosa, sentí que lo estaba perdiendo y... –Kaila no terminó su frase. Lentamente llevó su mano a su mejilla derecha, Edward la había abofeteado y ahora un pequeño hilo de sangre corría desde la parte inferior de su labio, donde se había lastimado con uno de los anillos de la mano de su agresor.

-Y quiero que entiendas Kaila, que nadie me desobedece. Considera eso una advertencia¿bueno? –dijo Edward sonriendo. –Ahora¿tienes alguna idea sobre qué vas a hacer?

-Yo... sé que Endymion aún ama a la reina Serenity. –dijo Kaila mirando al piso. –Pero él tiene sentimientos hacia mí ¡Lo sé!

-Bien, me gusta tu determinación. Lamentablemente, cometiste un gran error al contarle a Endymion tu secreto, era una carta verdaderamente útil que no has sabido emplear. No dudes que en estos momentos mi hijo va a contarle todo lo que sabe a la reina, ella se enojará, sí, pero no causará los efectos que pudo haber causado. Ahora, gracias a ti, el plan se ha complicado un poco más. –explicó Edward calmadamente, quería que Kaila entendiera la gravedad del asunto, pero no tenía intenciones de castigarla. La verdad era que una parte de él comprendía la joven asustada que estaba profundamente enamorada de su hijo. –Sin embargo, yo más que nadie sé que el amor nos lleva a hacer cosas que nunca haríamos. Es por esto Kaila, y solamente por esto, que voy a perdonarte.

-Muchas gracias, Edward. En verdad eres un rey comprensivo. –dijo Kaila sin pensarlo.

-No vuelvas a llamarme así, todavía no es tiempo. –replicó Edward sin tomarle demasiada importancia. –Te estarás preguntando qué haremos ahora. La respuesta es muy sencilla, haremos que la reina deje a su amado esposo. De esta forma Endymion, con el corazón destrozado, volverá hacia ti.

-¿Y robará el Cristal de Plata?

-No. Eso es otro asunto que también tengo solucionado. Por el momento haremos que se enamore de ti.

-Pero¿cómo hará para que la reina deje a Endymion?

Edward sonrió. –Hay algo que mi hijo y la reina tienen en común, mi ingenua Kaila. Ambos darían todo por la seguridad de Tokio de Cristal. Me temo que la reina no dejará a su esposo puesto que su matrimonio da una cierta estabilidad a su reino, pero en el momento en que Endymion se vuelva una amenaza para Tokio de Cristal, no dudará en dejarlo.

-¿Endymion una amenaza para Tokio de Cristal¿Cómo?

-Deja de hacer tantas preguntas Kaila, me comienzan a molestar. –dijo Edward con una mirada de repulsión. –Eso es algo que lograremos gracias a este pequeño frasco.

Kaila miró sorprendida el líquido que Edward tenía en sus manos. En unos instantes comprendió absolutamente todo. No sabía cómo había conseguido eso, pero entonces comprendió que Edward era una persona extremadamente peligrosa.

-¿Sería capaz de hacerle algo así a su propio hijo? –preguntó Kaila horrorizada. –Eso no sería justo... lo que usted haría sería engañarlo, incriminarlo... eso no es manipular la verdad, eso es...

-Te dije que dejaras de hacer preguntas. –interrumpió Edward. –Pero está bien, responderé esta última. Para empezar, todo lo que hago es por el bien de mi muy querido "hijo." ¿Incriminarlo? Tal vez, pero piensa en las recompensas. Una vez que todo termine tendremos en nuestras manos el Cristal de Plata y podré... quiero decir ustedes, podrán gobernar el mundo... Tú al lado de Endymion, juntos como rey y reina... ¿no quieres eso, Kaila?

-Sí, pero... –Kaila dudó un momento. No comprendía muy bien lo que estaba pasando por su mente, hasta hace unos minutos estaba dispuesta a hacer todo por ganar el amor de Endymion y ahora parecía como si se estuviera acobardando. Simplemente no entendía cómo un padre podría engañar de esa forma a su hijo.

-Aún no estás convencida... Está bien Kaila, te lo diré. Pero ten en cuenta que si Endymion u otra persona se entera de esto no vivirás para contarlo a una segunda persona. Y esta vez no pienso tener la misma compasión que tuve contigo hace unos minutos. La única razón por la que te voy a decir esto es porque sé que es lo único que te detiene a colaborar conmigo, una vez que termine, espero tus leales servicios de vuelta. –dijo Edward –Volviendo con tu pregunta¿que si sería capaz de hacerle algo así a mi propio hijo? Verás Kaila, Endymion no es realmente mi hijo, y yo no soy realmente Edward.

-¿Qué...?

-Así es, lo maté hace años y tomé su lugar.

Tokio de Cristal. Palacio.

Cuando Serenity se despertó, le dolía un poco su cuello puesto que se había quedado dormida en un sillón. Lentamente se levantó y se dirigió a la ventana de su habitación. Ya pronto amanecería y Endymion aún no había llegado. Bueno, supongo que ahora es su problema, no tiene caso que me preocupe por él.

De repente, la puerta de su cuarto se abrió bruscamente, sobresaltándola un poco.

-Serenity... –murmuró Endymion con una voz tan baja que la reina casi no lo escucha.

-Endymion –dijo Serenity con una voz solemne e indiferente. No iba a dejar que sus sentimientos saliera a flote en frente de él, tenía que disimular todo el dolor que estaba sintiendo.

Por unos minutos tanto el rey como la reina no se movieron y sólo se miraron el uno al otro, cada quien tratando de organizar sus ideas. Finalmente, Endymion fue el primero en hablar.

-Serenity, tenemos que hablar –dijo mirándola directamente a los ojos y acercándose. Sabía que Serenity estaba sufriendo, la conocía perfectamente y aunque tratara de disimularlo él podía ver claramente el dolor en sus ojos.

Esto lo lastimaba profundamente, porque sabía que el causante de ese dolor era él mismo. Había lastimado a la persona que más amaba en el mundo, y sabía que lo que iba a decirle la lastimaría todavía más, pero era mejor que lo supiera. Se lo diría y haría todo lo posible por salir adelante, después de todo ella no sería capaz de dejarlo; su separación desequilibraría la tranquilidad de Tokio de Cristal.

-Lo sé, hay algo que debo decirte –dijo la reina devolviéndole la mirada a Endymion.

-¿En serio? –preguntó Endymion sorprendido más por el tono de voz que había empleado su esposa que por las palabras que había pronunciado. –Yo también debo decirte algo. Creo que lo mejor será que hable primero.

-Como quieras –fue lo único que dijo Serenity. Había tomado una decisión y nada de lo que le dijera Endymion la haría cambiar de parecer.

-Yo... estuve pensando luego de que discutimos anoche. Y comprendo que el mentirte fue algo imperdonable, y al fin entendí que no está en ti el tratar de salvar nuestra relación, sino que eso me corresponde a mí. Yo cometí el error y es normal que... que me odies, pero haré lo que pueda por ganarme tu amor de nuevo. –dijo Endymion firmemente. Sin apartar sus ojos por un segundo de la mirada de su esposa.

-No te odio –fue lo único que pudo decir la reina luego de escuchar a Endymion. –Pero creo que lo mejor será que me vaya por un tiempo, darnos espacio, me alegra saber que quieres salvar lo nuestro y tal vez cuando regrese lo podremos intentar.

Con esto Serenity se apartó de Endymion y se dirigió a la puerta. –No te preocupes por el baile de primavera, lo han cancelado. –fueron sus ultimas palabras.

-Espera, hay algo más que debo decirte –dijo el rey apresuradamente, pero ya era tarde; Serenity se había ido.

Tokio de Cristal. Bosque.

-Me alegra que hayas venido, mi más leal servidor. –dijo Edward complacido. –Toma este líquido y seguiremos con el plan.

La persona delante de él tomó el pequeño frasco que su señor le alcanzaba y con una reverencia lo guardó en su bolsillo.

-¿Cuándo debo tomarlo? –preguntó con una fría sonrisa en sus labios.

-Muy pronto –respondió Edward –Y una vez que lo hagas la reputación de Endymion se hará trizas.

-Genial –fue lo único que respondió el joven al frente de Edward. –Y entonces, desesperado, hará cualquier cosa que usted le diga.

-Así es. Pero ahora no es el momento para empezar, debemos esperar unos días. Luego, antes de que nos demos cuenta tendremos el Cristal de Plata en nuestras manos. Ve a dar una vuelta, te llamaré cuando te necesite.

Tokio de Cristal. Palacio, jardín.

-¿Se irá por unos días, mi reina? –preguntó Kaomo sorprendido.

-Así es, Kaomo –respondió Serenity –necesito que arregles todo para mi partida.

-Sí, mi reina –dijo Kaomo simplemente.

Una vez que se fue la reina se quedó sola, pensando tranquilamente. Tal vez me equivoqué con Endymion.

-Veo que Endymion ya habló con usted –dijo de repente una voz detrás de Serenity. Ella inmediatamente volteó para ver quién le hablaba, y se quedó sin palabras al ver quién era.

-Tú... –dijo en voz baja. -¿De qué hablas?

-¿No lo ha hecho¡Qué extraño! –exclamó Kaila sonriendo –Entonces se lo diré yo dado que mi querido Dimi no tiene el valor para hacerlo por sí mismo.

-¿Quién eres? –preguntó Serenity aún estupefacta al ver a la joven que hace a penas un día estaba hablando secretamente con su esposo.

-Es cierto, que maleducado de mi parte, nunca me presenté. Soy Kaila, la única persona a la que Endymion habla.

-¿Qué...

-Al principio creí que me había equivocado, pero veo que en realidad sí estaba en lo correcto. Si Endymion es capaz de ocultar algo así de usted es porque no la ama¿no cree? –interrumpió Kaila alegremente –Pero yo se lo diré su majestad, le diré el secreto que Endymion oculta de usted para que deje de interponerse entre él y yo.

(1) Cent es el apellido de Kaila, lo mencioné en el capítulo 4 pero se los digo en caso de que no se acuerden.

N/A: Hola! Qué tal? Les gustó el capítulo? Jeje ¿verdad que no me tardé mucho? xP /esquiva toda clase de objetos que sus lectores enfadados le lanzan furiosamente\ De acuerdo, en verdad lamento haberme tardado tantos meses O.O en escribir esto, pero es que entre que no tengo nada de tiempo y mi bloqueo cada vez se vuelve más grande, con las justas y pude escribir este mínimo capítulo... :S pero las buenas noticias son que ahora que estoy de vacaciones de verano tengo infinidad de tiempo para recuperarme de mi bloqueo. :D En serio lamento mucho haberme tardado tanto, me disculpo con todas aquellas personas que han estado leyendo mi historia y tan amablemente me han dejado tantos reviews... siento que les he faltado... :'( pero les prometo que mi siguiente capítulo no se va a tardar tanto! (a lo mucho un mes.. o.O) jeje no, es broma:P