Disclaimer: Draco Malfoy no es mio (ya me gustaria a mi...) es todito de Rowling, Dominique si es mia, sin mas dilación allá va:

Capítulo 2

Esa noche iría, lo tenía decidido. Era curiosidad realmente, por la mañana no tenía tiempo para ir rondando por el castillo, con lo cual la noche era la mejor ocasión para ir. Además tenía varias ventajas a su favor, lo primero era contar con una capa invisible, regalo de algún familiar que ahora mismo no recordaba, y lo segundo su habilidad para ocultarse en las sombras. Gracias al entrenamiento que su querido padre le daba todos los veranos era capaz de pasar desapercibido en las sombras, regulando su respiración, sus movimientos...

Si, era curiosidad, saber que tipo de sitio era aquel donde tantas veces la había visto dirigirse. Conocía el camino, pero jamás había llegado a subir las escaleras, pero esa noche lo haría.

Si, era curiosidad, intentaba convencerse a si mismo, aunque sabía que también albergaba la esperanza de que quizás ella llegara después. No sabía que le pasaba pero tenía interés en aquella chica, aunque el porque no lo sabía. No la podía comparar con ninguna de las otras chicas que había en su casa, todas ellas eran desagradables, malvadas y bastante falsas, aunque era lógico sabiendo que la mayoría terminaría como mortifagas.

Pero ella era distinta, y quizás por eso se ganaba el odio de las demás. La más inteligente de toda su casa, y comparable quizá con la sabelotodo de Granger, pero por lo menos ella no se pasaba el día demostrando su inteligencia a los demás.

Diferente, esa era una de las palabras que la podían definir perfectamente. Era una Slytherin diferente, los demás perseguían y amaban el mal, pero ella no. Por más que se burlaran de ella o la despreciaran jamás hacía nada. Eso era algo que no entendía, ella tenía poder y conocimientos, sabía más de artes oscuras que los de séptimo año, pero no, jamás intentaba utilizar alguna maldición contra los demás.

Y con respecto a las otras casas se llevaba bien, por así decirlo, con todas ellas. No pertenecía a ningún grupo de amigos, pero siempre era bien recibida en cualquiera de ellos.

Solo era odiada por Slytherin, por no seguir las "normas" a pesar de su sangre y su apellido.

A pesar de que estaba perdido en sus pensamientos, pudo divisar una figura que rauda pasaba ante sus ojos. Era ella, como siempre callada, intentando pasar desapercibida y con un libro en sus manos. La siguió con sus ojos, hasta que se perdió escaleras arriba. Miró su reloj por un momento, eran las 11 y las pocas personas que habían en la sala común comenzaban a marcharse a dormir. Para él era su oportunidad, subió hasta su habitación donde todos dormían en sus camas, y el silencio solo se veía interrumpido por los ronquidos de Goyle y Crabbe. Se dirigió a su baúl y tomo su capa invisible.

"Y Potter piensa que es el único con este tipo de cosas..."

Salió de la Sala Común, y como ya hubiera hecho otras veces siguió el camino hasta la torre, solo que esta vez subiría esas escaleras.

Tuvo suerte, pues ningún profesor ni el conserje rondaban por la parte del castillo donde se estaba moviendo. Su corazón latía cada vez más deprisa, iba a descubrir su secreto, el que había allí arriba y quizás, tan solo quizás, ella iría a esa torre.

Cuando subió el ultimo peldaño, se quedó mirando un rato la estancia. Era amplia, muy amplia, casi tanto como la torre de astronomía. Totalmente circular y llena de ventanas.

Poco a poco fue caminando hasta el centro de la habitación, donde pudo observar la magnifica decoración que había tanto en el suelo como en las paredes.

El suelo era un gran mosaico, representando al Sol y a la Luna, y rodeándolos miles de constelaciones. Cuando dirigió su mirada a las paredes quedó más asombrado todavía, las figuras de ángeles llenaban la estancia, gráciles figuras con grandes alas y rasgos que daban paz con solo mirarlos. Siguió mirando hasta que sus ojos se pararon en el techo, donde estaban pintadas dos figuras, un hombre y una mujer.

La mujer tenía los ojos azules, y sus cabellos, largos hasta el suelo, eran de plata, vestía una larga túnica del mismo color que su pelo. En su frente tenia dibujada una pequeña luna. A su lado estaba el hombre, que al contrario que la pálida piel de la mujer, la suya era de un tono dorado. Sus cabellos, largos hasta los hombros eran castaños y su túnica de un fuerte color rojo.

Ambos personajes se daban la mano, con sus miradas fijas el uno en el otro, rodeados de estrellas y ángeles. Eran la representación de la Luna y el Sol.

Quedó durante unos minutos extasiado ante la bella imagen de la cual disfrutaban sus ojos, ante tanta belleza que jamás imagino que pudiera haber entre las paredes del inmenso castillo.

Lentamente desplazó su vista hasta las ventanas y volvió a quedar maravillado. A través de ellas se podía ver perfectamente el cielo nocturno, con sus miles de estrellas y con la Luna Llena resplandeciendo. Ahora entendía el porque ella siempre acudía a ese sitio.

Sin pensárselo dos veces, se deshizo de la capa invisible, y de la capa escolar, dejándolas en el suelo y sentándose al lado de ellas.

No podía dejar de mirar las estrellas, y su mente se alejó hasta posarse en la figura de la culpable de que él estuviera allí. Recordó cuando la vio por primera vez, ella era una de las chicas que iban en el bote que los llevaría hasta Hogwarts. Hacía frío, muchísimo frío, todos llevaban puestas las túnicas con las capuchas puestas, intentado que eso les salvara del frío. A su lado había otro chico, bastante corpulento, que después sería su compañero Crabbe, enfrente suyo había una chica rubia con los ojos de un color azul como el mismo cielo y a su lado había otra figura de la cual apenas podía distinguir el color de los ojos, pues su capa le ocultaba totalmente la cara, y al hacerlo un escalofrío recorrió su espalda, sus ojos eran rojos como la sangre y lo miraban intensamente.

Aquellos ojos le dejaron atónito, sin palabras, jamás había visto unos iguales, aunque un tiempo después descubrió que también tenían pequeñas rayas moradas, casi imperceptibles, que los hacían aun más intrigantes.

Junto a esos recuerdos también estaban los de la selección, ella iba antes que él con lo cual pudo ver su rostro. Tenía unas facciones dulces, que parecían no concordar con el color de sus ojos. Su pelo era totalmente negro, liso y lacio que caía hasta más allá de sus hombros.

En ese momento es como si la tuviera frente a sus ojos, era tan real que incluso creía que si alargaba su mano podía llegar a tocarla.

Estaba absorto en esos pensamientos cuando sintió una extraña sensación, algo que había sentido algunas veces cuando esos ojos rojos se posaban en él, y por lo cual no había duda de que ella estaba allí.

Giró su cabeza hacía la puerta y allí la encontró, vestida tan solo con un camisón blanco que a la luz de la luna se veía casi plateado. Su pelo, como siempre, caía en una hermosa cascada de seda negra sobre sus hombros. No sabia que decir, ni que hacer, tan solo una palabra salió de sus labios:

-¡Dominique!

---------------------------------------------------------------------------------------------------

Hola de nuevo, pues no he tardado mucho en actualizar, yo pensé que tardaría más pero...
Este capitulo es algo más largo, no mucho la verdad, y se ve desde la perspectiva de Draco.
No se cuantos capitulos tendrá este fic, pues en realidad me van viniendo a la mente las cosas que pueden suceder, no lo tengo ya escrito de antemano con lo cual, vaya usted a saber...

Bueno solo he tenido 1 review (UU) pero no importa seguiré escribiendo. Y a aquellos lectores (que los hay, que en lo de hits me marca 14) dejar vuestra opinion, sea mala o buena sin miedo.
Ale ya contesto:

NaNaSe¡Eres la única! Gracias, me alegro que aunque sea corto te guste. No, no es un one-shot, de donde es la chica y todo eso lo dire más adelante¡don't worry!

Bueno pues hasta aqui llegamos, hasta la proxima