Disclaimer: Todos los personajes son de J.K Rowling, exceptuando Dominique que es creacion mia.
Siento haber tardado taaaaanto en actualizar, pero como se suele decir siempre "estaba tan liada con los estudios/trabajo..."
A aquellos que me han dejado review ya les he contestado ( a los que tienen cuenta en FF:net), a los demas se lo agradezco. Sin mas, disfruten
Capítulo 3
Habían pasado unos minutos desde que Draco había pronunciado el nombre de la chica. Tan solo se miraban a los ojos, sin decir nada, dejando que el silencio ocupara todos los rincones de la estancia. Al final unas palabras salieron de la boca de Dominique.
-Es hermosa la vista que dan esas amplias ventanas ¿verdad?
Ante esta pregunta Draco se quedó sorprendido, no sabía cual sería la reacción de su compañera, pensaba que quizás le preguntara el motivo de su presencia en la torre, pero como siempre, ella le sorprendía.
-Si, es simplemente preciosa.
Poco a poco la chica se fue acercando hasta él, sentándose a su lado y girando la vista hacía las estrellas.
-Este sitio es hermoso, no solo por las estupendas vistas, sino también por su magnifica decoración. Lo que más me gusta es la imagen del techo.
Draco ya no miraba las estrellas, ahora la miraba a ella. Siempre había sentido curiosidad por ella, no entendía como era posible que una de las herederas del apellido Bharzad (y además Slytherin) fuera tan dulce.
Según tenía entendido por su padre la familia Bharzad era incluso más antigua que la suya y sus miembros eran auténticos amos de la oscuridad y la maldad.
Por eso, cuando empezó a conocerla le chocaba lo que le decía su padre con lo que ella mostraba.
Los de su propia casa se metían con ella, la humillaban y aislaban. Más de una vez la había defendido alegando que todos ellos eran de la misma casa y no debían meterse unos con otros, sino con el resto de casas. Esta era siempre su excusa para defenderla, pero él lo hacía tan solo por ella, por algún extraño instinto quería protegerla.
Y gracias a esto había conseguido que la chica poco a poco confiara en él. No es que ella le contara toda su vida, pero para él siempre tenía una palabra amable, un gesto de animo cuando se encontraba deprimido, una ayuda para cuando no conseguía estudiar.
-Tienes razón, este lugar es hermoso. Nada mas entrar he quedado maravillado ante tanta belleza.
¿Qué hacia él allí? No le molestaba que estuviera en la torre, pero le extrañaba que la hubiese descubierto, ya que se encontraba alejada de cualquier lugar "habitado" por así decirlo. Aunque estaba dentro del colegio, por aquella zona no pasaba nadie.
Era verdad, no le importaba que él estuviese allí, es más agradecía su presencia.
Había descubierto que en realidad tras esos fríos ojos grises había un corazón frágil, que había sido herido en multitud de veces pero jamás curado. Y se dio cuenta de esto aquel día que lo vio llorar por primera vez...
INICIO FLASHBACK
Aquel día había sido perfecto para él, en el desayuno había visto como Potter casi se atragantaba con una tostada, después en clase de pociones Snape les restó 50 puntos por una magnifica explosión del caldero de Longbottom, y no solo fue eso sino el ver al propietario del caldero y al trío de oro con el cabello rosa (producto de esa fantástica explosión). En la hora de la comida sirvieron su menú favorito y la tarde pasó tranquilamente en la biblioteca, sin los pesados de sus guardaespaldas y con la compañía de Dominique.
Había estado con ella, haciendo un trabajo de Herbologia, que tenían que entregar la semana siguiente. Era estupendo ir de pareja con ella en un trabajo, pues ambos eran inteligentes, y se compenetraban a la perfección. El trabajo había quedado terminado esa misma tarde, cuando a otros les llevaría la semana entera.
Pero al llegar la cena todo había cambiado, su jefe de casa se acercó hasta él pidiéndole que por favor le acompañara a su despacho, ya que tenía una noticia que comunicarle.
Draco no sabía que sería aquello, así que siguió a su profesor hasta su despacho pensando en que le podría decir.
Nada mas sentarse en la silla Snape comenzó a hablar.
-Draco, lo que te voy a decir ahora no es agradable. Así que por favor escúchame atentamente. Siento decirte que acaban de encontrar el cuerpo sin vida de tu madre, y lo más seguro es que hayan sido mortifagos. Se que tu madre no estaba de acuerdo con este tipo de actividades y quizás haya sido eso el causante de su muerte.
Por un momento Draco pensó que su corazón dejaba de latir. No podía ocurrirle aquello, era imposible que el único lazo afectivo que tenía dentro de la familia se hubiese esfumado. Adoraba a su madre, la quería con locura, recordaba la multitud de veces que había intercedido en las peleas que tenía con su padre, aunque luego fuera ella quien se llevara la peor parte; recordaba como solía curarle las heridas cuando había tenido entrenamiento de "mortifago", o como lo acunaba cuando una pesadilla lo despertaba en mitad de la noche.
Se sentía solo, desprotegido, y como si alguien hubiera abierto la ventana dejando pasar el frío aire invernal, empezó a temblar. No quería llorar delante de su profesor, así que intentando mantener el equilibrio se levantó de la silla.
-Draco, no te hagas el valiente, sabes que estoy aquí para lo que necesites. No dudes en venir.
Había asentido, sin prestar demasiada atención, ya que sus pensamientos se encontraban en otro sitio.
No sabía donde ir, todas las posibilidades que se le ocurrían quedaban anuladas al instante: si iba al comedor le preguntarían que le habría pasado, si iba a la sala común tarde o temprano sus compañeros llegarían y le preguntarían, si se hacía el dormido lo despertarían de todas formas y la biblioteca estaba cerrada. Así que sin llegar a pensarlo del todo sus pasos le dirigieron afuera del castillo. Conocía un pequeño pasadizo que lo llevaría afuera sin el riesgo de ser visto por algún profesor.
Nada más salir pudo notar el aire invernal cortando su piel, sintiendo el frío que se calaba hasta sus huesos, ya que tan solo llevaba la túnica como abrigo.
Aun así siguió caminando sin rumbo fijo, con miles de pensamientos en su cabeza y todos ellos relacionados con su madre. Poco a poco la noche se iba haciendo más oscura, la hermosa luna llena podía verse a través de las nubes y una fina lluvia comenzó a caer.
Cuando Draco notó las primeras gotas de agua se percató del largo tiempo que había estado dando vueltas, así que decidió subir a la sala común, pues ya todos deberían estar dormidos.
Así como había pensado, la sala común estaba desierta y tan solo alumbrada por la débil llama que aun quedaba en la chimenea, se acercó hasta ella dejándose caer en el suelo y mirando fijamente el fuego, no tenía ganas de dormir ni de sentarse en el sofá, tan solo sentir el calor que de allí emanaba. Tan absorto estaba que no se dio cuenta de la presencia de una persona en lo alto de las escaleras.
Dominique acababa de salir de su cuarto y antes de llegar al primer escalón se dio cuenta de que había alguien junto a la chimenea, tan solo una mirada le bastó para averiguar quien era, pues en todo Slytherin nadie tenia un color de pelo como el suyo.
Estando en la cena Severus se lo había llevado con él, pero luego no había vuelto al comedor y tampoco había aparecido por la sala común. Se había preocupado por él y pensaba que quizás era la única que lo hacía pues los demás ni siquiera habían comentado algo acerca del suceso.
Agudizando su oído pudo escuchar un leve sollozo, el cual sin duda provenía de Draco. Aunque pareciese imposible estaba llorando, y ante la sorpresa de encontrarse ante esta situación no sabía si bajar a consolarle o volver a su cuarto.
La opción de dejarlo solo la invadió durante unos instantes, pero enseguida fue apartada por la opción de ver que le pasaba.
Lentamente bajó las escaleras acercándose silenciosamente hasta la chimenea y arrodillándose junto a Draco
-¿Por qué lloras?
Draco se sobresaltó al oír la dulce voz de la chica, ni siquiera se había dado cuenta de que ella se había acercado tanto a él, el pensamiento de su madre lo tenía tan absorto que apenas sabía que pasaba a su alrededor. Giró su cara buscando los ojos de la joven, aquellos ojos rojos tan intrigantes y misteriosos.
Dominique se quedó mirando aquellos ojos grises, que estaban en cierta manera enrojecidos por el llanto, pero también se fijó en el aspecto general del chico. Llevaba toda su ropa totalmente mojada, y de su pelo caían constantemente gotas que se entremezclaban con las lagrimas. De vez en cuando notaba como su cuerpo se estremecía, debía de haber estado todo el rato fuera del castillo, pasando frío y mojándose con la lluvia tan fuerte que había estado cayendo.
-Y estas tremendamente mojado, si no te secas tan solo conseguirás resfriarte.
El seguía observándola, sin hacer nada, tan solo dejándose llevar por su dulce voz.
-Draco...¿me escuchas?
Al ver que él no le hacía caso tomó su propia varita para secarlo mediante un conjuro. Se levantó de donde estaba para coger la manta que solía dejar en su sillón para tapar al joven Malfoy y se volvió a arrodillar junto a él.
-Mi madre...esta tarde...ella...está muerta...
Las lagrimas volvieron a aflorar en los ojos del chico, y se sentía mal por estar llorando, así que agachó su cabeza para que su compañera no lo viera en aquel estado.
Ella no sabía mucho acerca de la relación de Draco con sus padres, pero si el estaba llorando de esa forma sería porque sentía la muerte de su madre, así que dejándose llevar y no pensando en lo que pudiera pasar después abrazó fuertemente a Draco, acariciando su espalda con cariño.
El rubio se sobresaltó ante la muestra de afecto de su compañera, no estaba muy acostumbrado a ese tipo de cosas. Su padre jamás le había demostrado su cariño, o le había abrazado, y había prohibido a su madre hacer este tipo de cosas. Pero cuando el no estaba su madre se pasaba horas y horas con el en brazos, acunándolo y besándolo, acariciando su hermoso pelo hasta que se quedaba dormido.
Pero pasado el primer sobresalto se dejó llevar por el intenso calor y el dulce aroma que emanaba aquella joven. Podía sentir la respiración de ella en su cuello, y las suaves caricias que le proporcionaba le hacían relajarse. Lentamente pasó sus brazos alrededor de su cintura, para estrecharla aun más, para poder disfrutar de aquel contacto humano que su padre le había negado.
Poco a poco el llanto fue cesando, dejando paso a otra sensación, a una sensación de bienestar y felicidad.
Para que mentir, Draco Malfoy había tenido entre sus brazos a bastantes habitantes femeninas de Hogwarts, pero jamás había sentido lo que en esos momentos estaba experimentando. Normalmente los únicos sentimientos que esas jóvenes le proferían eran de deseo y pasión, pero con Dominique era totalmente diferente. Ella emanaba calor, dulzura y cariño, muchísimo cariño y todo era para él.
Se sentía tan bien al tenerla entre sus brazos que no quería que aquel momento se rompiera, que jamás le obligaran a separarse de ella.
Sabía que al haberlo abrazado corría el riesgo de que el la despreciara y terminara con esa amistad que empezaba a surgir entre ellos, pero cuando noto como los brazos de Draco se cerraban sobre su cintura sabía que había actuado bien.
Había sumergido su rostro en el cuello del joven, y podía aspirar aquel aroma a menta tan típico en él. Menta, siempre menta, desde que lo conoció en primer año Draco siempre olía a menta, podía saber por donde había pasado o si se acercaba tan solo por su aroma, pues nadie mas en todo Hogwarts desprendía aquel suave perfume.
Si, se sentía bien en los brazos de Draco, aunque sabía que ya otras chicas habían ocupado ese puesto, y aunque eso comenzaba a herir su corazón hacia todo lo posible para no darle tanta importancia.
Draco había dejado de llorar, y ahora podía sentir su suave y calmada respiración en su cuello, sus fuertes brazos rodeando su cintura, su dulce aroma inundando su nariz y el dulce cosquilleo de su pelo sobre su rostro.
Poco a poco sintió como el joven Slytherin separaba el abrazo, para quedar a escasos milímetros de su cara y mirarle con aquellos misteriosos ojos grises.
-Gracias...-dijo en un susurro- muchas gracias...
-De...de nada...
Ambos seguían mirándose a los ojos, sin querer romper aquel momento "mágico".
Poco a poco Draco se fue acercando a la chica, cada vez había menos distancia entre los labios de ambos, podían sentir la respiración entrecortada y agitada del otro, pero aun así seguían mirándose a los ojos.
Draco acortó los pocos milímetros que separaban sus bocas, rozando levemente los labios de la hermosa Slytherin. Un suave y dulce roce, temiendo que ella se asustara o se fuera de sus brazos, pero cuando comprobó que no lo haría decidió profundizar aquel suave roce.
Cuando sintió los labios de Draco sobre los suyos no pudo más que estremecerse, deseando que el tiempo se parara para siempre.
Noto como Draco pedía permiso para profundizar ese beso, y sin pensarlo dejo que la lengua del joven invadiera su boca, y al hacerlo noto el sabor de Draco, que sin dudarlo era a menta.
Entrelazó sus manos en la nuca del joven, jugueteando con su pelo, mientras este la abrazaba aun con mas fuerza, y de vez en cuando dejaba de besarla para morderle suavemente el labio inferior.
No deseaban romper ese momento, pero unos ruidos en el dormitorio de los chicos hizo que ambos se separaran rápidamente, mirando con cierto miedo hacia las escaleras que conducían a las habitaciones. Después de unos minutos en que todo quedó en silencio, volvieron a mirarse a los ojos, sin saber que decir o que hacer.
-Bueno...yo...voy a irme a dormir...mañana será el entierro y...
-Yo también me iré a dormir...es muy tarde ya...
Draco se acercó poco a poco a la chica, rozando con sus dejos la mejilla de esta.
-Eres tan dulce...no te pareces a las descripciones de la familia Bharzad que he oído...
-Si, eso suelen decirme...
Una débil sonrisa aparecía en los rostros de ambos mientras que el joven Slytherin se acercaba aun mas y tal como lo hiciera unos minutos antes volvía a rozar con suavidad los labios de Dominique, para después subir las escaleras hasta los dormitorios.
FIN FLASHBACKEstaba muy pensativa, desde hacía unos minutos que no había dicho nada, tan solo miraba las estrellas. Draco dudaba en preguntarle que le pasaba, pero aun así reunió valor para cuestionar el porque de su silencio
-¿En que piensas?
Esta pregunta hizo salir de sus pensamientos a Dominique, que volvió su rostro para mirar a Draco.
-Pues...en la primera vez que me besaste.
