Hola de nuevo. Bueno, aquí estoy con una nueva historia de mi pareja favorita. Esta vez intentaré no dejar que mis personajes me separen de la idea original.

Quienes me conoceís, sabeís que para mí vuestros comentarios sean buenos o malos, son muy importantes, así que los espero con ansia.

Como siempre.... Disclamer... los personajes no son míos, sino de J.K.R. y no gana nada más que vuestros comentarios con esto.

Besos y Feliz año 2005
Serendipity

--- Introducción ---

Draco salía de la biblioteca, tarde como últimamente era su costumbre. No le apetecía pasar tiempo en su sala común, y evitaba los pasillos ruidosos llenos de gente, así que lo mejor era pasar todo el tiempo posible en la silenciosa biblioteca.

Hoy había terminado el trabajo para historia, como siempre con mucha antelación, y había eliminado mediante un hechizo temporal, un par de páginas de los libros consultados para que la listilla de Gryffindor no pudiera hacer mejor trabajo que él. No era una técnica muy ética, pero le estaba dando resultado, Granger no había podido superar sus calificaciones en todo lo que llevaban de curso.

Mañana empezaban las vacaciones de Navidad, así que la mayoría de los alumnos estaban haciendo sus baúles para volver a casa. Él no, su padre estaba desaparecido y su madre exiliada en algún lugar remoto, así que tenía que quedarse con su padrino, Severus, que parecía encantado con el hecho.

Al doblar una esquina en dirección a las mazmorras, vio como Anthony Goldstein, prefecto de Ravenclaw besaba con avidez a su nuevo novio, y le empujaba hacia una clase vacía.

-¡Podíais ser más discretos! – Gritó el rubio.

-Muérete Malfoy – Le contestó Harry desde dentro del aula. Anthony, que aún estaba fuera, sonrió con malicia al rubio y dejó que desde dentro le agarraran de la túnica y le metieran, cerrando la puerta tras él.

-Malditos… - Refunfuñó para sí.

Definitivamente, este no estaba siendo un buen año en lo personal. Cuando se enteró de la noticia del noviazgo entre ambos, intentó hacer chistes al respecto, pero no le salió ninguno. Además, Potter estaba alerta en su contra, y en cuanto se le acercaba, ya tenía la varita en la mano preparada para maldecirlo. Y lo peor fue cuando, una vez que le había ganado atrapando la snich en el famoso Slytherin – Gryffindor, se la regaló a ese… estúpido cuervo, delante de todo el colegio, con beso de tornillo incluido. No sabía porqué, pero se había sentido doblemente humillado.

Estaba parado a la altura de la puerta de aula, mirando hacia ella, sin poder evitarlo. Alargó la mano hacia la puerta y la empujó suavemente. Los suspiros y gemidos de ambos amantes llegaron hasta sus oídos. Dejó que la puerta se cerrase de nuevo. "Maldita sea, de los cientos de aulas que hay en Hogwarts y tienen que elegir esta". Volvió a empujar la puerta ligeramente. Una mano salio de la nada y le metió sin darle tiempo a reaccionar. Fue tan brusco que cayó en el suelo, levantando el polvo de cientos de años que allí se acumulaba.

-¿Te gusta espiar Malfoy? – Preguntó con voz irónica del Ravenclaw.

-Yo… - Miró a su alrededor y vio a un sorprendido Potter, con los pantalones aún puestos pero desabrochados sentado en lo que había sido la mesa de algún profesor. – No, yo…

-Si es lo que te gusta te vamos a dar ese placer ¿verdad Harry? – Anthony estaba de pie al lado del Slytherin con su varita en la mano apuntándole.

-Antes muerto – Dijo en voz muy alta.

-Anda, vete de aquí maldita serpiente – Dicho esto le indicó que saliera.

Draco conocía bien esa aula, era la antigua clase de Artes Oscuras. Su padre se la había descrito en cientos de ocasiones, así que la había adoptado como segunda residencia en ese maldito lugar. Salió por una puerta diferente a la que había entrado, pero ni Harry ni el estúpido de su novio se dieron cuenta. Aquella otra puerta llevaba sin duda a lo que había sido el despacho de los diferentes profesores titulares de aquella asignatura

El despacho estaba limpio y ordenado, exactamente igual a como lo dejó la última vez. No encendió las velas para que los de fuera no lo descubrieran, mientras buscaba entre los libros de la pequeña biblioteca, un hechizo para espantarlos de "Su territorio". Le pagarían cara la humillación de hacía unos minutos, pero los gemidos que empezaron a llegar del aula, distrajeron de nuevo su atención. Sin soltar el libro que tenía entre sus manos, el rubio se asomó despacio por uno de los cristales rotos de la puerta.

Harry estaba de nuevo tumbado boca arriba sobre la mesa, mientras el castaño se entretenía encima de él mordisqueando sus pezones. Draco se entretuvo mirando la cara del Gryffindor que gemía con los ojos cerrados, respondiendo las atenciones de su amante.

Anthony bajó despacio por el vientre del moreno, haciendo dibujos con su lengua. Se entretuvo en el ombligo cuando el rubio comenzó inconscientemente a acariciarse despacio la entrepierna por encima del pantalón. Harry metió sus dedos entre los cabellos del Ravenclaw, y le empujó suavemente indicándole lo que quería. Su compañero sonrió ante la apresurada petición, normalmente se excitaba con facilidad, pero hoy estaba especialmente acelerado. Desabrochó su pantalón y atrapó con su boca la fuerte erección del moreno, que aumentó el ritmo y volumen de sus gemidos. Su accidental espía, apoyaba la frente en la puerta y dejando caer el libro en el suelo, se desabrochaba el cinturón con prisa, para luego bajar su cremallera e introducir su mano bajo su bóxer. Al comprobar que la erección de Harry era suficiente, comenzó a prepararle para introducirse en él. No tenían lubricante, así que la saliva tuvo que hacer su trabajo. Cuando estuvo preparado, se introdujo en él de un solo golpe, tan rápido y fuerte que arrancó un quejido de Harry, que poco a poco se acostumbró.

Draco odiaba aquella escena, odiaba lo que estaban haciendo, y odiaba el hecho de tener que masturbarse escondido tras la puerta, pero veía como se agitaba el cuerpo de Harry, y poco a poco se acomodó a su ritmo, pero en silencio, odiando no ser su nombre el que flotaba en el aire rodeado de deseo. Pronto notó que los amantes estaban llegando al clímax, y él aceleró su ritmo cerrando los ojos. Tuvo que morderse los labios para no gritar en el orgasmo, y cuando lentamente abrió sus párpados, descubrió unos ojos verdes mirándole, aun cubiertos por una nube de pasión., disfrutando de los últimos coletazos del placer. Tragó saliva y se giró rápidamente, para quedar sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la puerta. No podía ser, tenían que ser imaginaciones suyas… Si Harry le hubiese visto, ya estaría muerto. Trató de recuperar la calma y de vestirse en silencio.

-¿Te ha gustado?

-Oh, sí, ha estado muy bien – Dijo Harry mirando hacia Anthony, que ahora descansaba a su lado.

-Hoy estabas muy excitado.- El moreno sonrió sin contestar, y comenzó a vestirse.

Draco tardó más de una hora en salir de allí, quería asegurarse de que no le estarían esperando fuera. Cuando llegó por fin a su habitación, se encontró a Pansy y a Blaise, jugando a las cartas sentados en la cama de este, ambos con poca ropa, pero visibles.

-¿Qué pasa Draco? Vienes tarde, mal vestido y alterado – Dijo el chico.

-¿No es obvio, Blaise, caramelito? Sexo. – Contestó la chica con cierta dejadez.

-Vaya, empiezas a ser el de siempre. Por un momento creí que ensayabas para monje muggle de clausura.

-¡Oh! Venga, dejadme en paz. – Protestó el rubio, que miró con dudas a Pansy antes de empezar a quitarse la ropa.

-Tranquilo, chico, que ya te he visto sin ropa muchas veces… ¿Y quién cayó en tus redes esta vez?

-Pues… Nadie. Además no me interesa hablar del tema.

-Se acabó – Dijo secamente Blaise soltando las cartas – Soy tu confidente desde primero, y me vas a contar de una vez que es lo que te está pasando, me tienes preocupado, maldito idiota.

-Tranquilízate caramelito – ronroneo Pansy sentándose a su lado para abrazarlo como a un gran oso de peluche – Draco se va a poner cómodo y va a contarnos todo… pero no te alteres, que te salen unas arruguitas muy feas en el entrecejo.

El rubio conocía ese tono de voz de la chica, y sabía que nunca presagiaba nada bueno. Pansy no era muy lista para los libros, pero para lo demás, era más peligrosa que el mismo Severus.

-Es por lo de mis padres, la navidad y todo eso… ¿Os parece poco?

-Bueno – Siguió ronroneando Pansy – Eso explica que no estés muy sociable a ratos, pero…

-¿Con quién has estado esta noche? – Cortó Blaise

-En realidad con nadie… - Terminando de abotonarse el pijama.

-Otra aventura de un rato… - Suspiró Pansy – Tengo ganas de que te emparejes ya, a ver si alguien te roba el corazón y se te quita esa cara de pena que últimamente arrastras por todo el colegio.

-Nott.

-¿Qué pasa con él, Blaise? – Draco ya se metía entre las sábanas.

-A veces he pensado quién sería una buena pareja para ti y me pegas con Nott.

-Bromeas – Exclamaron Pansy y Draco a la vez.

-No pegan – Dijo Pansy dándole un golpe con la almohada.

-¿No? Pues…. Ginny, la Weasley. – Continuó riendo

-¿Y tú te llamas amigo mío? Por favor, mola para un polvo pero…

-Cuando se entere el hermano de que ya te la cepillaste…. Jajajajajajaja

-Potter – Los dos chicos dejaron de reírse y miraron a la chica.

-No vuelvas a nombrar a ese… mestizo. – Escupió Blaise

-Tranquilo caramelito, no te enfades conmigo – Empezó a hacer pucheros para rebajar la tensión.

-¿Por qué lo has nombrado? – Preguntó el rubio.

-Porque he estado en la cama de los dos… y creo que os compenetraríais bien.

-¿Qué tú quéeeeee? – Exclamaron los dos a la vez - ¿Cuándo?

-Eso es algo que no os contaré nunca – Dijo la chica coquetamente, mientras se ponía una bata de Blaise y se despedía de ambos desde la puerta. – Buenas noches mis bomboncitos – Y les lanzó un beso antes de cerrar la puerta tras de sí, dejando una estela de asombro.

Aunque no durmió en toda la noche, repasando los acontecimientos del día anterior, por la mañana madrugó para desayunar con el resto de los de su casa y despedirles hasta después de las vacaciones. Era el único Slytherin que se quedaba ese año en el castillo.

Continuará...