Hola de nuevo… antes de nada, creo que os debo una explicación. Mi tristeza se debe a otras causas, en verano nos vamos a vivir a otro lado. Trasladan a mi madre de nuevo, y ella ha aceptado volver a Guadalajara (España) porque dice que está más cerca de la universidad madrileña, donde quiero empezar psicología el año que viene, si es que consigo entrar, claro. Eso me ha supuesto discusiones con Santi (mi novio, o más bien mi ex…) y la mitad de mis amigos… Esta semana me envió allí a un pueblo a conocer a la que fue su psicóloga cuando la separación de mi padre y el proceso de descubrimiento y asumción de su bisexualidad, creo que ella ha sido la que me ha hecho ver con otros ojos a los loqueros… he caminado mucho, he hablado mucho con ella y he conocido a su gata Maribel que es lo más Slytherin que jamás he conocido. Me he enamorado tanto de esa gata, que el miércoles me llevó a un centro de animales abandonados y adopté una chiquitita a la que he llamado Mabel en su honor (en el de la gata), mi madre se rió por teléfono cuando se lo conté, bueno, se lo contó ella. Ayer llegué de nuevo a casa, y ya estoy mucho mejor… y además he decidido que voy a estudiar… Escribí este capítulo en un ciber, ya que en la pensión que estaba no había ordenador y no me atreví a pedirle a Natalia el suyo (es tocaya de mi mamá) así que el ruido de fondo me ha afectado bastante, he tratado de corregir algunos fallos, pero...

En ningún momento fueron vuestros comentarios los que me entristecieron, aunque reconozco que no llegaron en el mejor momento personal para mí, pero no lo podíais saber. Agradezco de todo corazón todo lo que me ponéis… nunca me han sentado mal, al contrario, en serio que vuestras críticas son las que me ayudan a mejorar… de hecho, espero haber mejorado algo en este capítulo. Solo odio cuando me llega un howler intentando obligarme a escribir tal o cual cosa, o insultándome. Por favor… me encanta que me halaguen, pero solo con eso no voy a llegar a ninguna parte, así que confío en que me sigáis diciendo los errores cometidos… ¿OK? No quise haceros sentir mal, ni culpables, ni enfadaros… en serio que siento este malentendido.

Dedico este capítulo a todos aquellos que de una u otra forma ayudan a curar las heridas del alma. A TOHRU Y KUMAGORO, por su persistencia en lograr el objetivo 200, y a ALYM para que me perdone que no pueda cumplir su deseo, si algún día escribo un angs (o como se escriba será todo dedicado a ti)

Besos

Serendipity. M. O. Siriusana, Draconiana y Severusiana.

Capítulo 18: La snitch de Fred

Miraba al cielo sentado en la grada Gryffindor del campo de quidditch. Jugar como golpeador era una de las cosas que más echaba de menos de su época escolar. Le gustaba mucho trabajar junto a George… pero tenía demasiadas responsabilidades. Ahora ya no hacía las bromas, solo las imaginaba. Pagaría por ver a Snape sufriendo por algunos de sus inventos… pero el ánimo de los alumnos con el rapto de Harry no estaba como para bromas.

Vio a Draco deambulando por el límite del bosque prohibido, y más lejos, Ron y Blaise le seguían con discreción. Desde la vuelta de Severus, dos días atrás, el rubio estaba, si cabe, más triste, y las pócimas que le obligaban a tomar, le hacían parecer un fantasma. Giró su cabeza hacia la izquierda, Arwen Cerrada, la golpeadora que había ocupado su puesto se acercaba hacia él tranquila.

Se te echa de menos en el equipo.

No creo, Ginny me ha dicho que haces bien tu trabajo – Arwen se sentó un asiento más abajo y a la izquierda del suyo.

Tal vez, pero George y tú hacíais muy buen equipo, supongo que tendrá algo que ver con el rollo ese de ser gemelos.

Has cambiado mucho desde el año pasado cuando me fui.

¿Para bien o para mal?

No sabría… te has puesto un piercing en la nariz, mechas de colores… antes parecías una muñequita, ahora…

¿La novia de Chuky?

No – ambos se echaron a reír – no, es solo que pareces menos frágil.

Tengo más piercing hechos – Dijo levantándose y levantando a la vez su camisa, dejando su ombligo al descubierto.

Guau, vaya. – Fred estaba sorprendido - ¿Alguno más?

Si, pero está en un lugar de difícil acceso en este momento. – El pelirrojo se puso colorado imaginando el tercer piercing de la chica. Ella sonrió con picardía – He venido a darte esto, te la iba a enviar por lechuza, pero prefiero hacerlo en mano. – Fred cogió la pequeña snitch entre sus manos. – Es la del partido contra Ravenclaw, Slytherin se la regaló Harry a Anthony y Hufflepuff no sé si lo jugaremos este fin de semana.

Yo – El pelirrojo tragó saliva ruidosamente – yo… no me lo esperaba, yo… Gracias – Ella sonrió e hizo el ademán de alejarse pero Fred la retuvo de la mano – Me preguntaba… si tal vez… pudiéramos salir juntos alguna vez, y de paso… con el tiempo… ver ese piercing que tienes tan escondido – Ella levantó una ceja y sonrió, sentándose a su lado. El primer beso no se hizo esperar, y hubiese venido muchos más detrás, si no hubiesen oído gritar a Draco y después a Ron y Blaise…

O-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-

Severus llamó con firmeza a la puerta de la habitación. Esta vez no se oían tangos, como la última vez, sino la elegante y sublime voz de la Divina, María Calas interpretaba el Casta Diva en ese momento, en el viejo aparato reproductor de Remus. Entró aunque no había recibido respuesta y se encontró al profesor, mirando al infinito desde el fondo de su cama.

Profesor Lupin… Remus. – El castaño giró sus ojos hacia la voz que le llamaba, como si estuviese soñando. Al ver a Severus, reaccionó con un ligero sobresalto y se incorporó.

Severus – Pronunció restregándose los ojos intentando aterrizar en el mundo real – Perdona, no te oí…

No importa… Tengo que hablar contigo… ¿Te importa si…? – Preguntó señalando al tocadiscos. Remus negó con la cabeza, y se levantó yendo a un pequeño aparador, donde instantáneamente apareció una humeante tetera con dos tazas. Severus había apagado la música y estaba en pie observándolo. – Te veo muy cansado, Remus.

¿Tú no lo estás? ¿no lo estamos todos? No puedo dejar de pensar en James y en Harry.

Es normal. Confío en que todo esto acabe pronto.

Sí, yo también. ¿Quieres té de bergamota? – Dijo mientras se sentaban en la mesa. Severus asintió en silencio. - ¿Qué querías hablar conmigo? – Dijo acercándole la taza y el azucarero.

Quería aclarar ciertas cosas contigo.

De acuerdo ¿qué cosas? – Se acomodó en la silla acercando su taza a la boca. Severus comenzó a dar vueltas al azúcar intentando a la vez organizar de nuevo su discurso.

Hace tiempo que… bueno, no me importa que fueras un merodeador y tampoco un licántropo.

Estupendo ¿y? – Severus no le contestó – Fue un beso, nada más. Te arrepentiste, no pasa nada. Todos hacemos cosas de las que después nos arrepentimos. En serio, yo ya lo he olvidado.

El problema… es que yo no, y que tampoco estoy arrepentido… - Ahora Remus fue el que se quedó en silencio – Pero aún no quiero tomar ninguna decisión – Bebió lo que le quedaba de té de un sorbo y se levantó – Y no quiero que tú lo pagues… es difícil… no sé como decirte que…

Puedo esperar.

Lo sé. Yo también, ambos tenemos cosas que cerrar antes de tomar una decisión ¿no crees? – Remus asintió en silencio apurando su taza - Te traje esto del ministerio, para ver si te ayuda… y me ayuda a mí. – Le entregó un trapo manchado. Remus lo abrió con lentitud y curiosidad, pronto descubrió una pequeña snitch dorada, que llevaba grabados un lobo y un perro aullando a una luna. El nombre de Sirius estaba también en ella.

¿Cómo…? – Remus tenía los ojos inundados en lágrimas.

Tengo muchos amigos, por así decirlo, que me deben favores... – Se acercó a la ventana, quedando sorprendido por lo que vió - ¡Oh, no! ¡Draco! – Remus se aproximó a él con rapidez y tras ver lo que estaba pasando, ambos salieron corriendo hacia el bosque prohibido.

O-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Salió de la biblioteca completamente mareado. Le costaba mucho concentrarse en cualquier cosa, y pese a que le habían recomendado estar entretenido, nada llamaba su atención. A penas podía leer, las letras empezaban a bailar en el libro, o se volvían borrosas impidiéndole distinguirlas. Si hacía un par de horas que se había tomado la poción verde era incapaz de reconocer las letras o determinadas palabras complicadas… menos mal que solo le obligaban a beberla en momentos de muchos nervios. La poción rosa le ayudaba a dormir, y la gris le mantenía despierto pero no demasiado. A veces tardaba en reconocer a la persona que le hablaba, y normalmente no sabía si le hablaban a él o no… todo era como un cuadro al que se le caían los colores. En ese momento decidió que, salvo la poción para dormir, no se volvería a beber nada de colores… sabía que se le estaba pasando algo importante que no conseguía recordar, algo le faltaba y no lo recordaba, solo recordaba verde… pero ¿el qué era verde?

Dos días después, Draco andaba distraído por las lindes del bosque prohibido, necesitaba tomar el aire y dejar de escuchar el estruendo de las aulas, le molestaban mucho los ruidos, además, lo que le hacían beber no le dejaba pensar con claridad, y lo veía todo como dormido, pero al menos sabía que era lo que pasaba a su alrededor. Pensaba en Harry y sus ojos verdes, en sus padres, en lo que Severus le había dicho… Algo llamó su atención, había alguien al otro lado pero… vio perfectamente la luz que salía hacia él y que había sido precedida de un "Crucio".

Ron y Blaise, salieron corriendo cuando vieron a Draco retorcerse bajo el hechizo, y mientras el pelirrojo se tiraba, literalmente, sobre el atacante, el Slytherin creaba un escudo para proteger a su amigo.

Ron, sentado encima del atacante, volteó al chico y le dio un fuerte derechazo que le hizo perder el sentido. En ese momento reconoció al atacante.

Es Anthony – Dijo con asombro.

¿Cómo? – Blaise jadeaba mientras intentaba calmar a Draco, que estaba encogido en el suelo. Las voces de gente alarmada comenzaron a oírse.

Es Anthony - Repitió. Draco se había despejado con tanto dolor, y al escuchar el nombre del ex – Ravenclaw abrió despacio los ojos que aún dejaban escapar lágrimas de dolor.

El rubio ya estaba en pie cuando Severus, Remus y los demás profesores y alumnos llegaron. Hermione se abrazó a Ron, y le regañó dulcemente por no haber usado un expeliaramus que era más seguro. Pansy estaba pálida por el susto, y el resto de compañeros guardaban un silencio sepulcral sin saber bien que pensar.

Anthony volvió despacio en sí, e inmediatamente se lanzó sobre Draco, tirándole al suelo.

SUCIA RATA TRAIDORA – Gritaba intentando golpearlo – LE TRAICIONASTE, LE VENDISTE…. TE VOY A MATAR. – Severus hizo aparecer unas cuerdas para sujetarle, mientras Remus le alejaba y Dumbledore ponía en pie al rubio.

YO NO LE TRAICIONE – Respondía desesperado el rubio.

SI QUE LO HICILSTE, LE VENDISTE CON AYUDA DE TU PADRE…. SÉ QUE TÚ LE VAS A MATAR. – Cansado de gritar bajó el tono de voz, pero seguía escupiendo odio – Es tu regalo de iniciación, serpiente traidora.

¿Pero cómo…? – Remus iba a preguntar por cómo sabía el chico esa información cuando el director, comenzó a dispersar a los congregados.

Profesores, a mi despacho. Prefectos, lleven a los alumnos a sus casas, las clases han terminado por hoy, y luego, los prefectos de 6º de Gryffindor y Slytherin que vengan. Señor Malfoy, vaya a la enfermería, luego le mando llamar.

Estoy bien, en serio…

Mejor que venga con nosotros, luego le llevo yo a la enfermería – Dijo Severus.

O-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

El despacho de Dumbledore, que normalmente no parecía muy grande, en este momento lo era, misteriosamente todo el claustro de profesores, más Ron, Blaise, Draco, Pansy y Hermione, cabían cómodamente alrededor de la mesa de despacho. Los antiguos directores, miraban lo que sucedía con mucha expectación, desde sus lienzos, y un pequeño fénix salía silencioso de entre sus cenizas de adulto, solo observado por el director, que esperaba a que se estableciese el silencio en la sala.

Cuando consiguieron tranquilizar a los dos chicos, empezó el interrogatorio.

¿Por qué atacó al señor Malfoy? Señor Goldstein… - Preguntó el director.

Él traicionó a Harry, se merece la muerte. – Draco se removió en su silla en señal de protesta, pero Remus a su lado no le permitió hablar.

Y entonces… ¿Por qué no le mató directamente? – Todos le miraron con ojos asombrados.

Antes tiene que sufrir. A Harry le están torturando.

¿Y cómo sabe todo eso? ¿cómo sabe lo de la traición y la iniciación? – Anthony le miró con asombro.

Todo el mundo lo sabe… mi psicoterapeuta…

No – corrigió McGonagall – No lo sabe nadie, los estudiantes saben que el señor Potter a desaparecido, y algunos que está con el que no debe ser nombrado… pero nadie, ni siquiera la mayor parte de nosotros, sabíamos lo de la iniciación hasta que el profesor Snape nos lo confirmó hace a penas unos minutos…

Pero no es posible… mi psicoterapeuta, la señorita Sigmuna, me lo contó…

¿Sigmuna? ¿Sigmuna Freuda? – Preguntó Severus echando su cuerpo hacia delante en su asiento.

Si, ¿Por qué? – El chico empezaba a estar confundido.

¿La has visto alguna vez su antebrazo? ¿Te has fijado si lleva una mancha… tatuaje? – Siguió interrogando el profesor

Bueno, sé que lleva algo, pero nunca lo he visto con detalle, yo…

Así que es ella… - Comentó pensativo

Severus, creo que estamos esperando una… - El director le miraba con profundidad

Sé que sigue habiendo agentes en el exterior… En realidad, ella dirige el campo de pruebas. Están haciendo diferentes experimentos con sangres sucias y magos cuyo linaje no sea muy antiguo… quieren saber más cosas sobre la generación de la magia en muggles y cosas así. Se cuentas cosas realmente horribles… No sabía, hasta ahora de dónde sacaban a los sujetos… Goldstein no es de antiguo linaje, así que probablemente sea uno de sus cobayas humanas….

Yo no soy una cobaya… ella es maravillosa conmigo. Me animó a mantener contacto con Harry… aunque gracias a esta… sucia rata traidora, nunca me contestó.

Así sabía que Draco tenía realmente la confianza de Harry… ya que en tus cartas, siempre le avisabas de la traición – Dijo Hermione atando cabos – Pero… ¿por qué ha seguido contándote cosas?

Para comprobar que Lucius Malfoy no miente – Sentenció Dumbledore – Quieren saber si realmente Draco va a formar parte de los suyos… y si es lo suficientemente capaz de defenderse…

Pero entonces…

Te han utilizado, te he dicho millones de veces que le quiero… yo no le traicionaría – Draco hablaba muy despacio hundido en la silla. Daba la impresión de que cargaba con el mundo en sus manos.

Vamos a la enfermería, Draco… tienes que reponerte… Goldstein… usted también viene. Habrá que saber que le habrán dado a tomar… avisaremos a sus tíos.

Pansy y Blaise les acompañaron, mientras Ron y Hermione siguieron en la reunión. Severus caminaba en silencio tras los chicos. Sabía como llegar hasta el chico, incluso como montar una autentica obra de teatro para entretener al Lord… el problema era… si entraban ¿cómo saldrían?... y si llevaba a Draco… ¿seria bueno para él ver a su amante en el estado que estaba?

O-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Harry contaba en la colcha, las manchas de colores que podía distinguir. Parece que ya no le visitaban tanto durante el día, así que estaba más tranquilo, claro que pagaba por comer o ir al baño pero… Lo peor eran las noches. El Lord Oscuro, le mandaba llevar a su habitación puntualmente después de la cena, y con él no valía lo de relajarse y mirar al infinito. Lo que más le fastidiaba era que el Lord, sabía lo que hacía, era un buen amante, así que deseaba verle pero por la mañana se odiaba por ello. Al menos sabía que tenía que seguir vivo por Draco… no se perdonaría que él hiciese alguna tontería. Daría toda su magia y fortuna por verle aunque fuera un solo segundo… esos ojos grises con los que intentaba soñar cada rato… Aunque llevaba unos días con pesadillas, ya que los mortífagos andaban muy activos y todas las tardes tenían alguna que otra escaramuza.

La puerta se abrió de repente, dejando entrar a Rob y con él un agradable olor a pato al horno. El chico no dejó de contar, pero al oír la odiada cremallera bajar, simplemente levantó un poco el trasero y, apoyado en sus antebrazos, se concentró en las bolas naranjas. Ron tenía eyaculación precoz, así que no le dio tiempo ni a que el chico sintiera dolor, mientras seguía concentrado en otra cosa que no era él. Enfadado pero satisfecho se colocó de nuevo el pantalón y dio un azote en el trasero del muchacho, que sorprendido le miró.

Te voy a soltar para que cenes. Luego te das una ducha y te pones la ropa que aparezca… Ya sabes dónde te llevo después ¿verdad?...

Si Rob… - Dijo automáticamente, agradeciendo el verse libre.

Obediente, comió el pato, que estaba delicioso, y luego se metió en la ducha. Su camisa había desaparecido, pero en su lugar había un suave albornoz rojo sangre. Se tapó con él, agradeciendo el tacto… hacía mucho que no se sentía tan bien… le pediría al Lord que se lo regalase. Rob le miró con deseo, pero sabía que desde ese momento, hasta la mañana siguiente, el muchacho era intocable. Le guió por los pasillos hasta la ya conocida habitación de Voldemort, que le esperaba con una copa en la mano, de pie ante la chimenea. A Harry le vino a la memoria cierto rubio con costumbres parecidas, pero en vez de pensar en traición, pensó en que realmente, a Draco le gustaba la buena vida.

El Lord le miró satisfecho de arriba abajo, mientras hacía un gesto para que les dejasen solos. Rob desapareció al instante, pero el hombre que estaba en el sillón se lo tomó con más tranquilidad. Apuró su copa y se levantó despacio. Pese a no ver mucho, Harry sabía quién era ese hombre. El rubio se acercó a él camino de la puerta, y le desabrochó el albornoz. Harry creyó intuir una sonrisa en los labios de Lucius, que despacio se alejó y cerró la puerta.

Te ves hermoso con ese color

Yo… me gustaría quedarme con el albornoz… – Dijo despacio

Claro, no hay problema – Se había acercado a él y le sujetaba la barbilla. - ¿Qué has hecho hoy?

Contar – Contestó el moreno, que comenzaba a sentir que su cuerpo respondía ante las promesas que él otro cuerpo comenzó a hacerle.

Muy entretenido… ¿por qué no valoras el paisaje que se ve desde tu ventana? – Harry comenzó a odiarse, mientras por sus hombros se deslizaba el albornoz.

No veo de lejos sin gafas – Voldemort, le acarició los brazos… haciéndole estremecer.

Si esta noche te portas bien, mañana tal vez solucionemos ese problema. – y sin más se apoderó del cuello del chico, que durante unos segundos pensó en si luchar como cada noche o rendirse… la promesa de volver a ver, le hizo decidirse por la segunda opción… total… mañana se odiaría igual… El lord Oscuro, se dio cuenta de lo que pasaba… y sonrió… tal vez, Malfoy tendría que matar a otro.

Continuara…

Gracias por leer. Por cierto, Sigmuna estaba creada en mi mente antes de probar yo en propia piel el trabajo de un psicólogo. Ha sido casualidad, ya sabéis, serendipity…

Respuestas a vuestros comentarios:

Yumeko – Claro que no se lo merece, nadie merece eso, pero esto es un fic… y se me fue la mano… Remus y Severus… ya ves como están y por cierto. Tu nuca me molestas en tus comentarios, al contrario. Un beso. S.

Carolina Mcmanaman – Muchas gracias, ya estoy mejor… Como verás, he bajado un poco el nivel de sufrimiento de Harry, ya le queda poco. Besos. S.

JuliaSakura – Sí, de hecho ya se está empezando a solucionar… tranquila. Besos. S.

Diabolik - Jajajajaja, si, Draco sufre, pero no tanto como Harry. Aunque pronto estarán juntos de nuevo. Un abrazo. S.

Asil Black y su dolor de cabeza – Bueno, tal vez aquí no sea uno de tus acostumbrados comentarios, pero en slasheaven te has lucido, tres, jajajajaja. Un abrazo. S.

Hikaru y Kumagoro – Muchas gracias, espero que no llegue a decepcionarte en ningún futuro capitulo. S.

Stiby – De nada. He tardado en subir el capítulo porque no estaba en casa, normalmente tardo menos, lo siento. Y gracias a ti. S.

Nyssa Black – Se me fue la mano con Harry, lo sé y lo siento, lo he pretendido suavizar en este capítulo…. Pero el mal ya está hecho. Espero que tengas suerte en tus exámenes. Un abrazo. S.

Tohru y Kumagoro – Gracias por intentarlo, pero aún me queda mucho hasta los 200, jajajajaja. Gracias por tus comentarios. Un abrazo, y te has ganado la dedicatoria. S