Buenas… ya estoy aquí de nuevo. Espero que os guste el capítulo, lo he rebisado trescientas veces y he cambiado el final 250, aún así sé que falta algo, pero no logro redondearlo… tal vez sea que falta la continuación. Siento no poder escribir tanto como antes pero los estudios y otras pequeñas cosas que estoy superando, no me dejan.

Dedico el capítulo a Lena-loves-MaLfOy, por su fidelidad demostrada incluso en los peores capítulos. Y a Nyssa Black, por animarme a usar más el corazón.

Y pido perdón a Chiquinkira y Sabri por no haber podido cumplir aún la promesa que les hice respecto a Draco, me alargué, así que tardaré más de lo pensado. Y a Amaly Malfoy, que me ha ayudado mucho, y me ha apoyado mucho, y sin querer, la defraudé con lo de los comentarios.

Besos a todo el mundo

Serendipity – Miembro de las Órdenes Siriusana, Draconiana y Severusiana.

Respuestas a vuestros comentarios:

Yumeko – Siempre presto atención a las cosas que dices… es normal que solo vieses el sufrimiento de Draco, porque es un personaje que te gusta más… Harry lo que pasa es que intenta resistir y a veces para hacerlo hay que hacer cosas que a primera vista no serían las que pensamos. Y no seas tan crítica con tu forma de escribir… te aseguro que te expresas muy bien. Besos. S

As Black – Renovarse es bueno, y espero que te haya llegado ya el nuevo hámster. S

Diabolik – Draco es uno de los protagonistas, no le puedo matar tan pronto, así que respira. S

Lena-loves-MaLfOy – Gracias a ti por tus ánimos y por tu paciencia conmigo y mis crisis. Espero que te haya gustado la dedicatoria. S

Nyssa Black – Sí, a Hagrid le tenemos un poco fuera de los fics… supongo que nos va más gente un poco más complicada y menos llana como él. Es una pena, no me había dado cuenta hasta ahora. Me ha gustado mucho tu comentario, muchas gracias. Solo puedo agradecértelo dedicándote el capítulo. Un beso. S.

Inocent muggle – Gracias. Sí, y va a seguir así un poco más, pero la cosa ya empieza a solucionarse. Aunque tardarán en asimilar todo lo que ha pasado un tiempo. S.

Stiby – Pues… no, no ve a Draco, pero aisla su mente de su cuerpo, los psicólogos lo llaman disociación creo. Es como si viese todo desde fuera, como si su cuerpo no fuera suyo, sino que fuera de otro. Un poco más abajo comienza el rescate, espero que esto solucione tus dudas. Besos. S

MERCHE - ¿Tú crees que Albus no lo ve? Puede ser que no, o tal vez sea como un gran hermano que lo ve todo… o tal vez sabe que no está en sus manos la solución…. Y el Lord no se está ablandando, que va… un beso. S

MMTXDMB- Está bien, Lucius entonces, lo de medimaga lo intentaré pero no te lo aseguro, lo sabrás… pronto. Gracias por tus comentarios. S.

Snuffle's Girl – Yo también lo espero. De verdad. Besos. S

La Ale – Ya está el rescate en marcha, a penas le quedan unas horas de cautiverio. No, tranquila, claro que te la escribiré, pero cuando encaje en la historia, así que ten paciencia. Y la idea me pareció graciosa… veré que puedo hacer. Besos. S

Cerdo Volador – Hace mucho que vi la serie de Gravitation, no me digas que hay por ahí una peli y no la he visto… aaaaaaaaaaahhhhh. Me arranco los pelos. Besos. S.

Capítulo 20: La snitch de Bill

¡Demonios! – Pansy entró enfadada en la pocioteca – La ha escondido.

¿Qué pasa? – Preguntó Blaise en tono tranquilizador.

He revisado el despacho del Director durante estos dos días, y no he encontrado la varita de Harry.

Era de esperar – Dijo Ron desde el fondo – Sabían que planearíamos algo, por eso enviaron a Remus.

No creo que el profesor Lupin…

No car… Hermione, yo tampoco creo que él haya dicho nada… además, coló la carta de Draco entre la correspondencia de Severus ¿no?

Lupin quiere a Harry con locura, nos apoyará – Afirmó Draco – Lo de la varita ha sido por precaución. El viejo no es tonto.

Si lo fuera daría pociones en vez de ser el director – Contestó Ron irritado. Draco le miró con intensidad pero no le contestó, Pansy se había puesto en medio mirándoles con reproche.

No seáis críos, no es el momento – Regañó la Slytherin.

Tal vez… con un hechizo localizador… - Pensó Hermione.

Tardaríamos mucho en recorrer todo el colegio… y llamaríamos demasiado la atención… No… yo conozco un hechizo – Draco recordó el anillo que le había robado a Harry – pero es magia oscura, no lo puedo practicar en el colegio…

¿Y en la casa de los gritos? – preguntó ansiosa Hermione.

Si, está fuera de los límites. Creí que te escandalizarías – Dijo levantando una ceja.

Hablamos de Harry… ¿Será instantáneo?

No, no surtirá efecto hasta esta noche… pero quedé con mi padre al amanecer, así que hay tiempo. ¿Tenemos todo lo demás?

Sí – contestó el resto al unísono

Pues me voy, nos vemos esta noche en el antiguo aula de artes oscuras después de la ronda, antes de las doce.

El grupo se dispersó por el colegio, yendo a las clases, a la biblioteca, o simplemente a matar el tiempo hasta la noche. Draco andaba con tranquilidad por los corredores, concentrado en lo que iba a hacer, y repasando todos los puntos de su plan. Remus había cumplido con su parte, pero algo le decía que él tenía sus propios planes… justo en ese momento le vio entrar en el despacho de Severus. Sonrió con cierta envidia, sabía que tarde o temprano estarían juntos.

Profesor Lupin… ¿no tendría que estar dando clase de apoyo a los Ravenclaw de primero? – Severus le miró sorprendido, había entrado sin llamar y estaba realmente serio.

Tienen que hacerme un trabajo, así que están todos en la biblioteca. Tenemos algo de que hablar – Cerró la puerta tras él.

Fuese lo que fuese, el rubio sabía que el lobo no les traicionaría, así que siguió su camino. Llegó a la habitación en la que había dejado a Harry a solas con su padre y sintió una congoja inmensa en sus entrañas. Se prohibió llorar, había cosas que hacer, y había que hacerlas bien. La otra vez, Harry también estaba fuera de los límites del colegio, pero ahora su varita estaba dentro, así que confiaba que el hechizo 'tranfiero', saliese bien, pero tenía alguna duda. Iba a quedar su firma, pero eso era lo de menos, apenas duraría unos segundos, y además le importaba un rábano, siempre y cuando no se enteraran hasta su vuelta o su muerte. Sentado en esa sucia habitación, se acababa de dar cuenta de que tal vez no volvería nunca, pero Harry… él era mucho más importante, además, prefería estar muerto que seguir viviendo así. Se concentró en la varita de su amante, marrón, acebo y pluma de fénix, 28 centímetros… ¡maldita sea, hasta su varita era excepcional… volvió a concentrarse en ella.

Diem consumere, virgula suum in me erit transferlatum – El conocido rayo rojo salió de su varita hacia el suelo. Suspiró poniéndose de pie – ¡En fin! Ya está.

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¿Estás seguro? – Severus estaba entre asombrado y enfadado. De pie con los puños sobre la mesa en la que Remus, sentado frente a él, apoyaba los pies.

Mira tu botiquín… Verás como no está tu poción multijugos.

¿Cuál de ellos ha sido? Lo expulsaré…

¡Severus! Te estoy contando algo demasiado serio como para que te entretengas en estupideces – Remus se incorporó enfrentándose a él - ¡Siéntate!... por favor – Dijo bajando el tono – y tranquilízate… No quiero que los castigues o los expulses… quiero que los ayudes.

¿Qué? ¿pero tú sabes lo que me estás diciendo?

Perfectamente… - El licántropo comenzó a caminar por el despacho, mientras Severus, sentado, le miraba con asombro – Probablemente sea la única oportunidad real que tengamos. El plan no es malo… salvo en algunos pequeños detalles que…

Es un suicidio, y tú les estás ayudando…

Y tú también lo harás.

¿Por qué lo supones? – Torció la sonrisa, que se le borró cuando Remus se acercó a él.

Porque sabes que tenemos razón, porque si no, hay probabilidades de que no salga, porque te necesitamos y… - Se inclinó acercando su nariz a la del Slytherin – porque yo te lo pido. – Severus se estremeció ligeramente al tenerle tan cerca, y le contestó sin apenas moverse.

Y yo que siempre creí que te dejabas arrastrar por tus amigos, resulta que eres más listo de lo que pareces… - Remus sonrió y se alejó.

No del todo… no soy buen estratega, eso era cosa de ellos, yo sólo pulía sus planes. Tú lo eres, así que… ¿Qué decides?

Exactamente ¿qué puntos débiles has detectado en ese maldito plan?

Pide té, tenemos mucho trabajo por delante y poco tiempo ¿cuáles has detectado tú? – Preguntó sentándose

Ignorancia de lo que hay al otro lado… - Le observó sonreír - Ya veo, tú también… por eso me quieres en esta operación suicida ¿verdad?

Tengo muchas razones para quererte… ahí… y sí, también porque conoces el terreno – Se estiró un poco colocando de nuevo los pies sobre la mesa y miró soñador al techo.

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Ron estaba en la sala común esperando a que Hermione bajara para ir a cenar. En la esquina de una mesa, Azalea, de séptimo, terminaba de envolver un paquete que parecía iba a enviar por lechuza.

¿Envías algo a casa? – Preguntó el pelirrojo.

Algo así… - Contestó la chica algo sorprendida – A un antiguo amor…

No sabía que hubieses tenido novio ¿quién fue?

No creo que te interese – Contestó sonriendo un poco – La verdad es que no llegó a ser mi novio… tonteamos hace unos años y luego apareció esa… bueno, se metió otra por medio, al menos eso creí entonces, ahora ya no estoy tan segura.

¡Oh! Lo siento… así que eso es una snitch… no sé si ese chico se la merece… tal vez deberías esperar a otro que te corresponda. ¿No te va bien con…?

No, sí, me va muy bien… es… la verdad es que se la regalo porque fue mi primer gran amor, no porque siga pensando en él, en realidad hay una diferencia de edad… que hace que tengamos intereses diferentes. Estoy cerrando una historia para comenzar tranquila una nueva.

Ah, eso es muy… buena idea… ¡Ya era hora Hermione! Estoy muerto de hambre.

Tu siempre estás muerto de hambre – Contestó la chica – Hola Azalea, ¿bajas con nosotros?

Hola. No, voy antes a la lechucería, luego nos vemos.

De acuerdo – Dijo Ron saliendo por el cuadro

Hasta luego.

Adiós – Azalea se volvió hacia el pequeño paquete y con letra clara y sonriendo escribió "Para Bill Weasley" Y después se dirigió a enviar el paquete.

En la cena, el único del grupo de rescate que comió decentemente fue Ron, y tampoco comió lo que en él era habitual. Draco observaba a Remus, que tranquilamente hablaba con Sinistra que le sonreía coqueta, mientras Severus, al otro lado de la mesa parecía ausente.

El tiempo de la ronda pasó rápido, y antes de que se dieran cuenta, estaban todos escondidos en el antiguo aula de artes oscuras. Draco había cerrado mágicamente el despacho, no quería que nadie tocase el último lugar donde tuvo a Harry. Si algo no salía bien había dejado las instrucciones escritas para que fuera desmantelado y quemado por Severus, salvo que uno de los dos sobreviviese.

Estaban sentados en silencio, simplemente dejando pasar los minutos cuando empezaron a sonar las campanas que daban las 12. Draco estiró su mano derecha con la palma hacia arriba y cerró los ojos rezando para que el hechizo hubiera salido bien, mientras el resto le miraba expectante. Una luz roja iluminó su mano, y en la última campanada, la varita de acebo y pluma de fénix estaba en ella.

¡Cielos! Draco, es la varita de Harry – Exclamó impresionada Hermione – Es ella, estoy segura.

Si – Afirmó el pelirrojo – Es la de Harry ¿cómo…? – Draco suspiró con alivio y sonrió

Secreto profesional Weasley. Ahora que lo tenemos todo… será mejor que descansemos, recordad, amanece sobre las 7, así que a las 6 al pie del sauce boxeador.

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Remus escuchó las doce campanadas, y terminó de cerrar un sobre con lacre. Oyó los pasos conocidos del profesor de pociones, y sonrió, estaba nervioso, jamás lo hubiera pensado de él. Tocó suavemente la puerta.

Pasa Severus ¿no deberías estar durmiendo? Mañana va a ser un día largo.

Sí, lo sé… Solo… estaba pensando.

¿Pensando? ¡Qué extraño en ti! – Remus colocó la carta en el aparador bien visible.

¿Qué es eso?

Mi testamento… hay que ser previsor… ¿En qué pensabas? – Se giró para mirarle.

En lo mismo que tú… solo me planteaba que tal vez uno de los dos no volviese… o los dos…

Yo no estoy tan pesimista… una cosa es ser previsor y otra… - Se apoyó contra la pared y la mirada se le ensombreció – No pienso permitir que se repita la historia, Severus, no voy a permitir que alguien a quien quiero muera estando yo presente…

Eso es lo que pensé… eso y que no quiero separarme de ti sin haber… - Se acercó a él y apoyó la mano en la pared a la altura de su cabeza.

Remus le miró a los ojos, manteniendo la respiración mientras se acercaba, y los cerró soltando el aire justo en el momento en que sus labios se juntaban.

A las pocas horas, el licántropo abrió los ojos, estaba apoyado en el pecho de Severus, que aún seguía dormido. Levantó la cabeza y le miró, estaba tranquilo y relajado. Se acercó y posó sus labios alternativamente en las pupilas cerradas que inmediatamente comenzaron a temblar indicando que se estaba despertando.

Vamos bella durmiente – Dijo sonriendo – Levántate

Aún no sonó el despertador, Remus… - En ese momento el aparato decidió empezar a saltar sobre la mesita contrariando al Slytherin que sin abrir los ojos lo agarró con la mano izquierda y lo lanzó lejos.

¡Eh! – Remus se incorporó haciendo que abriera los ojos – Ese despertador lleva conmigo desde que era estudiante.

Gracias – Dijo Severus dejando al castaño fuera de lugar

Por…

Por entender que yo… que lo de anoche…

Eh, eh, eh… tranquilo, era nuestra primera cita formal… yo nunca me acuesto con nadie en la primer cita. Tendrás que esperar a la tercera, así que asegúrate – Dio un salto poniéndose en pie – de regresar vivo ¿vale?... ¡Reparo! – Y el despertador comenzó a sonar de nuevo. Remus lo cogió y lo paró.

O-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Los chicos estaban nerviosos, faltaban apenas 15 minutos para que apareciera Lucius. Escucharon un ruido en el pasadizo y todos sacaron las varitas apuntando hacia la trampilla. Las viejas maderas crujieron al ser levantadas despacio.

Soy el profesor Lupin – Anunció este previendo lo que pasaba al otro lado. Se escuchó un suspiro generalizado de los chicos que bajaban sus varitas.

Suba – Susurró Hermione. Cuando tras él apareció Snape, todos le miraron con cara de llamarlo traidor.

No es lo que pensáis… vuestro plan es bueno, pero tenía fallos. Como no podía evitar que hicieseis esta locura, decidí que lo mejor era hacerla bien.

¿Cuáles son los fallos? – Preguntó Draco.

El primero, que tú no puedes sustituir a tu padre porque no te conoces el sitio al que vas… ¿no crees que sería raro que Lucius Malfoy se perdiera en el cuartel general, o preguntara dónde está el baño? – Contestó su tutor con cierto tono de enfado. Todos se miraron con asombro, ninguno había caído en esta tontería. – Además, ellas no pueden estar allí. No puede haber mujeres en el rito de iniciación de los hombres.

Serán machistas… pero ¿por qué? – Esta vez preguntaba Hermione

Oh, Merlín… están peor de lo que me habías contado, Remus. Porque se va sin ropa… en el de las mujeres solo está presente el Lord, nosotros no podemos.

Así que vosotras dos, os quedareis preparando todo aquí. Primero porque descubrirán que faltamos… alguien tendrá que explicar… Bueno, las dos sois listas, ya se os ocurrirá algo. Y segundo, porque habrá que vigilar a Lucius… Además la enfermería y todo lo demás tiene que estar preparado para nuestro regreso.

Entonces… la poción.

Yo seré Lucius – Dijo Severus – pero después de esto, perseguirán a tu padre. ¿Lo has pensado bien, Draco?

Ya veremos que decido a mi vuelta, padrino ¿y el resto?

Tú y Blaise no cambiareis, Remus y Ron serán Goyle y Cra…

¡No, por favor! Otra vez no…. – Ron ponía cara de horror al recordar segundo curso.

Tranquilo cariño, lo superarás… otra vez.

¿Otra vez? – Pansy la miró seria.

Eh… sí. Una vez hicimos un teatro en Gryffindor y él interpretó a…

Luego lo cuentas Hermione – Dijo Remus – Preparemos el comité de bienvenida.

Cuando Lucius apareció en la casa de los gritos, Draco estaba sentado al lado de sus amigos. Confiado le miró sonriendo.

Ya es la hora mi niño. Vamos, el gran Lord ha preparado el traslator para cinco. – Se acercó para abrazarlo. El rubio se dejó abrazar, y al separarse miró tras su padre.

Desmaius – Casi susurró Severus. Lucius cayó ruidosamente sobre las maderas.

Atadle fuerte y vigiladle hasta que volvamos – Ordenó Draco con una frialdad que heló la sangre de su tutor – Toma, coge el cabello que necesites y vámonos.

Aterrizaron suavemente en una sala vacía de muebles. Un hombre de aspecto desagradable les estaba esperando.

Todo bien por lo que veo Lucius.

Sí, Rob, aunque para ti todavía soy el señor Malfoy. Todo está bien. ¿Podemos saludarle ahora, antes de que comiencen las reuniones? Quiero que conozca a mi hijo cuanto antes.

Sí, os espera. – Salieron por una gran puerta rumbo a las habitaciones del Lord – Malfoy… el chico es casi intocable. Es ya una de sus posesiones… ¿entiendes lo que quiero decirte? – Preguntó un poco atemorizado y encogido.

Nunca ha faltado a su palabra conmigo – Contestó frenando en seco y mirándole con frialdad – Si ha cambiado de opinión, seguro que es para premiar a mi hijo con algo mejor.

Claro, claro… - La lealtad de Lucius era inquebrantable, comprobó Rob. – Tus amigos esperaran aquí fuera… seguro que vuestros padres vendrán más tarde, es un gran honor que un Malfoy os haya invitado a presenciar esta ceremonia – Los chicos sonrieron como respuesta – Tú y tu hijo, pasad conmigo.

Abrió la hoja doble de la puerta que comunicaba con las habitaciones del que no debe ser nombrado y pasó junto con Lucius y Draco. Los tres chicos se sentaron en unas sillas de estilo Luis XV que había frente a la puerta.

Draco vio la sala grande a la que daban varias puertas. Se fijó en el terrario que allí había, y aunque tuvo ganas de acercarse, no se movió del lado del adulto. Rob tocó con los nudillos una puerta y susurró:

Ya han llegado, mi señor. – Y se apartó discretamente hacia un lado.

Cuando la puerta se abrió, Voldemort salió sonriendo, iba vestido con total informalidad, preparado para hacer deporte, solía salir a correr antes de desayunar. Ambos se inclinaron ante él.

Lucius… ahórrate el protocolo, por favor… Vaya, vaya, este es tu hijo Draco… guapo chico… no me extraña que Potter se enamorara de ti… fue una gran jugada. Llegarás lejos entre nosotros.

Gracias mi señor – Respondió Lucius por los dos.

Draco miró a la habitación de la que había salido el Lord. Había una cama con dosel, pero lo que llamó su atención fue el bulto que estaba aún en ella.

Harry había escuchado todo escondido bajo las sábanas. Sabía quiénes estaban ahí fuera y no quería… no podía enfrentarse a ello.

Harry – Llamó Voldemort adivinando la curiosidad de Draco – Harry, levántate y sal a saludar, tienes visita. – Draco notó como algo se atascaba en su garganta, y a medida que Harry, despacio se incorporaba, ese algo atrapaba también su estómago. Pero el largo entrenamiento Malfoy le ayudó a mirarlo todo con cierto desdén. – Rob, cuando se haya vestido, llévalo a dar un paseo. ¿Quieres acompañarlos, Draco? – Dijo con tono casual.

Sí, claro que quiere. Él y sus compañeros seguro que disfrutaran paseando por los alrededores – Contestó Lucius.

Deja que responda el chico, Lucius.

Sí, señor. Para mí y mis compañeros sería agradable – Harry se había puesto ya las gafas y los pantalones, se estaba abrochando la camisa mirando al suelo.

Bien… nada de golpes ¿de acuerdo? El resto… bueno, como compensación puedes divertirte con él hoy.

¿Compensación, señor? – Lucius puso un suave gesto contrariado.

Sí. He decidido quedármelo, puede sernos útil vivo en un futuro, y además me agrada más que cualquier puta – Apareció el desayuno sobre la mesa – Ya está vestido – Harry estaba apoyado en el marco de la puerta mirando la alfombra - Llévatelo, Rob indícales la salida al jardín y el cuarto blanco… Lucius, desayuna conmigo ya que hoy no corro. Tengo una muggle especial para la ocasión, la tía de Harry, la hermana de la madre… Luego me dejas el traslator que lo programe para devolverlos a media noche… no sea que el que tú ya sabes sospeche… por cierto ¿Qué sabes de Severus? No entiendo porqué tu hijo no quiere invitar a su padrino, creí que le adoraba.

Creo que han discutido… Severus no podía este fin de semana porque está de guardia en Hogwarts y Draco no quería esperar más…

Señor… - Interrumpió Draco – antes de irme… Gracias por admitirme entre los suyos y me hace un gran honor con esa muggle.

De nada – Contestó con agrado el Lord – Educaste bien a tu hijo Lucius…

Harry no levantó la vista la vista del suelo. Rob le puso la cadena al cuello y le ofreció la cadena a Draco que la cogió sin dudar y en ese momento el moreno levantó los ojos hacia el rubio unos segundos, notando que los ojos grises comenzaban a temblar, bajó de nuevo la mirada y salieron. Crabbe y Goyle miraron con cierta estupefacción pero junto con Blaise siguieron a los otros en silencio. Rob les enseñó la famosa habitación blanca que Harry ocupó antes de pasar a vivir en la del Lord, y la salida al jardín. Allí les dejó a solas.

Todos caminaron en silencio hasta la fuente. Harry seguía en silencio con la mirada

Harry – Dijo al final el rubio rompiendo el silencio – Vamos a sacarte de aquí. – El moreno levantó sus ojos verdes hacia él, pasando luego uno por uno de los allí presentes. Pero los volvió a bajar.

Nos vigila… - Susurró – Haz lo que espera de ti.

Quedaos aquí, si vienen vuestros… padres, sacadles la información que podáis, pero con cuidado no os descubran.

Tiró con fuerza de la cadena y medio arrastró a Harry, que mostró algo de resistencia, hacia dentro. Rob sonrió al ver como lo empujaba dentro de la habitación, y cerraba la puerta tras de sí.

Continuará…

Gracias por leer.