Hola, he sido rápida esta vez, pero es que estaba deseando escribir este capítulo. Bueno, la situación sé que, en fin, difícil de narrar, y hay cosas que desconozco como son. No puedo describir una sesión de terapia que desconozco, así que he hecho lo que he podido con la información que tenía. Creo que os gustará, me he basado en lo que me han contado que se trabaja normalmente, solo que con ellos lo he hecho… intensivo. En serio, espero que os guste, he puesto mucho en este capítulo.

Lo dedico a todas aquellas personas que aún estáis aquí, y que me habéis apoyado. Si he llegado hasta aquí es por vosotras/os.

AVISO: Si habéis tomado dulce, esperad u os empalagareis. Si tenéis a vuestra pareja cerca… mejor.

Besos.

Serendipity

Respuestas a vuestros comentarios.

Zephyr hb- Gracias. Esta vez, incluso esperarás menos. Besos. S.

Diabolik – Muchas gracias, preciosa.

Inocent Muggle – Bueno, el espía es otro, pero ya lo sabrás a su debido tiempo. Voldemort quiere su juguete, eso es todo. Besos y gracias por todo. S.

Hikaru y Kumagoro – Sí, demasiado intrincado para una escritora novata como yo. Claro que quiero llegar a los 300, jajajaja, pero con tranquilidad. Tranquila, eres una gran admiradora, no te preocupes, no tienes la obligación de escribir comentarios, y aún así, lo haces… Muchas gracias. S.

Sarasa – Ya termina, con este capítulo, lo doy por casi finiquitado. Muchas gracias. S.

Yumeko – Un consejo… respira hondo, que no tengo para pagarte un médico si te da un ataque… Gracias por enseñarme idiomas, es enriquecedor conocer expresiones nuevas… y respecto a lemon… me vas a adorar. S.

Stiby – Sí, lo había dicho ya, pero no importa, entre tanta cosa, es normal que se nos pasen los detalles. Al final no es en la cámara, a Draco le traía pensamiento negativos, y Blaise… por un lado sabía lo que Draco pensaba, y por otro, a él le han educado en el temor a ciertas cosas y eso pesa. Espero que te siga gustando. S.

Capítulo 24: La snitch de Nevil ---

Draco cerraba la bolsa muggle en la que guardaba su ropa para la semana. El dichoso licántropo solo le había dicho que estarían fuera una semana y que solo podía llevar ropa muggle, preferiblemente cómoda e informal. Así que había deducido que iban a estar entre gente no mágica, lo cual no le gustaba nada, porque entre otras cosas les hacía vulnerables frente a Voldemort. También sabía que no estarían en una ciudad. Cogió la bolsa, bajo la atenta mirada de sus compañeros de habitación, que habían observado en silencio toda la escena de un Malfoy enfadado y contrariado haciendo una maleta al estilo muggle y maldiciendo porque no le cabía nada de lo que quería llevar. Los Malfoy no estaban preparados para vivir sin magia.

Estás perfecto mi caramelito de miel – Le dijo mimosamente Pansy – Tranquilízate, ese lobo sabe lo que hace aunque no lo parezca.

¿Cómo demonios pueden viajar así? – Preguntó enfadado mientras dejaba que la chica le colocase los cuellos de la camisa.

Al menos no llevas uniforme.

Si, Goyle tiene razón – Blaise sonrió – Vais a descansar fuera de aquí ¿qué más da que sea entre muggles?

Animo, caramelito, ya verás como esto a Harry y a ti os viene bien. Además, cuando vuelvan, podrás contarme cosas sobre ellos… sobre los muggles.

Un extraño elfo apareció en medio de la habitación de los Slytherin. Al mirarle, a Draco le corrió un escalofrío por la columna. Esos ojos fríos…

Vengo a por las cosas del señor – Dijo el elfo no todo lo sumiso que debiera.

Es eso de aquí – Contestó Draco señalando la bolsa. El elfo la cogió y desapareció chasqueando los dedos.

Este elfo me pone los pelos de punta – Comentó Blaise – La culpa de que sean tan poco respetuosos es de la… de Granger y sus extrañas ideas.

Pues a mí me parece muy chic eso de pagar a la servidumbre, así se sabrá quienes son los que realmente tenemos dinero, y quienes solo aparentan tenerlo.

Ni se os ocurra hablar así delante de los Gryffindor ¿de acuerdo? No quiero volver y encontrarme de nuevo en medio de una batalla entre casas.

Somos Slytherin, no lo olvides Draco – Comentó Nott desde su cama al fondo de la habitación.

Cierto… lo sé, y estoy orgulloso. Eso me lleva a recordaros que sé que hay un espía, al menos uno, en el colegio. A ver que averiguamos ¿vale? Nuestro dinero y posición no servirá de nada si al final se lo quedan otros.

Vete tranquilo – Dijo Blaise poniendo su mano en el hombro – yo me encargo. Y respecto a Hermione… ya se le pasará, y si no – Se encogió de hombros.

Se despidió de todos mucho más relajado y con Severus, que no les acompañaría, se encaminó hacia el despacho del director. Allí estaba todo preparado, el único que faltaba era Harry. Remus también miraba con desconfianza al elfo, pero cuando iba a decir algo, apareció el moreno.

Draco recordó de golpe lo que era Harry de muggle, un cero a la izquierda. Con una ropa cinco tallas más grande, el moreno parecía salido de un horrible libro de terror. Sus pantalones marrones con los bajos doblados y grapados, atados a la cintura a saber con qué, le hacían miles de arrugas. El jersey azul le llegaba a media pantorrilla y el enorme cuello le hubiera dejado al aire un hombro si no fuera porque llevaba debajo una raída camiseta naranja. Lo único que realmente le quedaba de su talla eran los zapatos. Pero aún así, él no parecía incómodo o molesto.

Severus miró al Gryffindor con aire de contrariedad, pero no dijo nada. Por la mirada que luego cruzó con el director, Draco pudo deducir que más tarde iba a hablar de las condiciones de vida del moreno.

Vámonos… pero antes las normas. Dónde vamos no está permitida la magia salvo en caso extremo ¿De acuerdo? Así que yo me quedaré con vuestras varitas

Pero… ¿Y si ataca…?

Tranquilo Draco, habrá un cinturón de seguridad de la Orden a nuestro alrededor. Estaremos protegidos. La doctora Reeves, es bruja, pero hace mucho que se apartó de nuestro mundo, aún así ha accedido a ayudarnos, así que espero que la obedezcáis ¿de acuerdo?... Tomaré vuestro silencio como un sí. Para comunicaros con alguien de fuera, o sea de aquí, lo haréis a través de mí, pero es poco más de dos semanas, 15 días, creo que aguantareis. ¿Alguna pregunta? Entonces, iré yo primero. – Se metió en la chimenea y dijo – Tejas Verdes – Y tras soltar los polvos flu, desapareció.

Draco se sorprendió al aparecer. Así que estaba en una casa muggle. Se dirigió hacia Harry que estaba quitándose el hollín de la ropa, mientras miraba la noche a través de la ventana.

Hola – Una voz femenina llamó su atención hacia la puerta – Me llamo Sam – La mujer, de unos 30 se acercó a ellos.

Sam, preciosa, me alegra volver a verte – En ese momento, ella sonrió y giró la cabeza hacia el licántropo. Draco y Harry se dieron cuenta de que ella era ciega.

¡Remus! Me alegra oír tu voz después de tanto tiempo ¿cómo está todo por el mundo mágico?

Uf… es complicado. Te voy a presentar a Harry y Draco. Venid chicos, acercaros. Este es Draco – La chica ofreció su mano y Draco la cogió.

¿Te importa? – Dijo mostrándole la otra – Me gustaría saber como eres.

No claro, adelante – La chica llevó sus manos a los hombros y de ahí a la cara y pelo de Draco.

Vaya, eres Malfoy ¿verdad? – Dijo retirando suavemente las manos – Los hombres Malfoy tienen fama de ser muy guapos… y crueles.

Sí, soy hijo de Lucius y Narcisa – Dijo casi en un susurro. Sam puso cara de extrañeza.

Este tiene el gen Black, no te preocupes. – Comentó Remus en tono jocoso provocando la inmediata relajación de la cara de Sam y cierta sonrisa.

Entonces seguro que eres guapo, pero eres celoso.

Pues… mejor te lo dice él… este es Harry – El moreno la cogió las dos manos y se las dirigió algo inseguro al rostro.

Increíble… eres igual que… James…

Pero tengo los ojos de mi madre… ¿de qué tenemos fama los Potter?

Veo que no has venido muy convencido… los Potter tienen fama de buenos deportistas… y de enamorar en la cama… tu padre aprovechó mucho esa fama, por lo que me contaron. Yo solo coincidí un año con los merodeadores, mi primero fue su séptimo. ¿Acerté?

Sí, yo soy guapo y celoso, y él el mejor buscador que haya pisado Hogwarts y jamás debí de dejar que me besase – Draco, contrariamente a lo que esperaba, se sentía bien. Sam sonrió de nuevo.

Eso del beso… escuché a Lily diciendo lo mismo a una amiga hace años. Bueno, se va a enfriar la cena, seguidme.

Deberías dar las luces… nosotros no conocemos la casa tan bien como tú.

Lo siento… es mi marido el que normalmente se encarga de eso, yo no tengo la necesidad. Estos son los interruptores, siempre están al lado de los marcos de las puertas, para encender los subís.

Yo conozco el mundo muggle… puedo encargarme de eso si quiere – Dijo Harry más relajado al ver la situación.

Te lo agradecería. Él volverá de viaje mañana.

Fue la primera vez que Draco se enfrentó a una cocina. Harry se reía al ver como esperaba que los platos o los vasos se llenasen solos. Remus estaba más acostumbrado, pero también se sorprendió cuando el agua no llenó la jarra.

Luego, Sam les guió a su habitación. Era muy sencilla, con dos camitas de madera, separadas por una mesita. Un armario a juego y un pequeño cuarto de baño anejo.

Draco pensó en juntar las camas, pero al salir del baño…

¿Cuál prefieres, la de la izquierda o la de la derecha?

Da lo mismo, podemos juntarlas y…

Draco… te importa si por hoy no las movemos, es tarde y estoy cansado. Haríamos mucho ruido, recuerda que aquí no tenemos la varita y…

La de la ventana, me quedo con esa… pero solo por hoy – Él mismo se dio cuenta de que probablemente no sería viable por algunos días.

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Neville miraba por la ventana, sentado en el alfeizar.

¿Qué te pasa Neville? – Preguntó Dean

Me pregunto como seria todo si no existieran ni Harry ni Voldemort.

Pues… supongo que Malfoy estaría en mis brazos – Respondió riendo

Eh, ni en tus mejores sueños… Además, a ti nunca te gustó Malfoy.

Cierto, me gustaba Pansy, pero Blaise que no es tan tonto como creíamos la tiene bien atada – Se sentó frente a él en la ventana. – En realidad, no habría guerra, tal vez tú estuvieses con tus padres…

Sí… ¿Sabes? No viviría en Inglaterra. Mi madre era italiana, viviríamos en Venecia…

O en Sicilia… ¿Conoces Italia?

Un poco. Este verano pasado, mi abuela me envío 15 días a conocer a mi familia italiana.

No habías dicho nada.

Si, bueno, ya sabes.

¿Allí conociste a Misato? – preguntó con picardía

¿Cómo sabes lo de…?

Te dejaste la snitch olvidada encima de mi cama el otro día, cuando vaciaste el baúl buscando tu horario, se te olvidó guardarla de nuevo.

Sí, en una tienda de golosinas…

¿Y….?

Pues no sé… nos escribimos… ya veremos que pasa el próximo verano. Va a venir a Londres ¿sabes?

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Mientras Harry dormía a pierna suelta, Draco a las 6, se dio por vencido y se levantó. Después de ducharse y arreglarse, salió en silencio de la habitación, bajó las escaleras y se dirigió a la cocina… como no tenía ni idea de cómo preparar el desayuno, abrió la puerta que comunicaba la cocina con el jardín y salió.

Un enorme perro de lanas que estaba tumbado en el porche, se giró para mirarlo. Draco se quedó clavado en el sitio, no esperaba un animal de ese tamaño ahí… el perro se levantó y se acercó hacia él. Primero le olisqueó las manos y luego se puso de patas tirándole al suelo en donde empezó a rebañarle con lametazos.

Veo que ya conoces a Ángel – Dijo un hombre que cruzaba el jardín hacia él con una maleta en la mano. El enorme perro, dejó a Draco y se lanzó hacia él.

Usted es el marido de Sam, supongo.

Supones bien, y tú uno de los chicos que van a pasar aquí la semana ¿verdad?

Sí – Draco detectó cierto disgusto en la voz del hombre – Soy Draco Malfoy – Dijo aproximándose y limpiándose con un pañuelo.

Yo Austin Reeves, mucho gusto… ¿qué haces levantado tan pronto?

No tenía mucho sueño, y no sé como preparar el desayuno…

Hola Buffy – Una gata negra se estiraba en el alfeizar de la ventana – Tranquilo, este fin de semana te doy unas lecciones de mundo ¿mugel?

Muggle

Muggle, eso, de mundo muggle aceleradas.

No te gustan los magos ¿verdad? – Preguntó entrando tras él en la cocina, acompañado de Buffy y Ángel

Bueno…

Hola cariño, has vuelto muy pronto – dijo aproximándose a su marido que la besó con un cariño que Draco jamás había visto en casa – Apestas – dijo dándole un golpecito en el hombro – Ve a la ducha, Draco y yo empezaremos a preparar el desayuno.

De acuerdo – Austin la besó de nuevo y desapareció de la cocina.

Bien, Draco, lo primero son Ángel y Buffy… sus platos están en el porche, tráemelos porque habrá que limpiarlos y poner agua limpia y comida.

De los días restantes, los chicos recordarían situaciones muy diversas. Largas charlas, paseos, tareas cotidianas y ejercicios que a veces hacían juntos, a veces separados. Sam estaba siempre disponible para ellos, el primero en contar todo lo que pasaba fue Draco, y a los pocos días, Harry tuvo su estallido.

Todo empezó con Draco quejándose…

Es que ni siquiera me toca.

Pero eso es normal… ¿deja que lo toques tú?

Tampoco, hay zonas en las que un simple roce le hace saltar del sitio.

Harry, ¿es cierto eso?

Bueno… es que…

Di una zona Draco.

Los pezones, por ejemplo… o el ombligo, antes le encantaba.

Harry… ¿tú te tocas el ombligo, o los pezones?

No, claro, pero es que…

Harry… ¿Cuánto hace que no…?

No me hace falta ¿vale? ¿por qué es tan importante? Estamos bien ¿o no? – Dijo visiblemente nervioso

Por supuesto que no – Saltó Draco. Sam se quedó en silencio escuchando.

No, claro… PORQUE TE FALTA TU MUÑECA HINCHABLE - Gritó

¿Qué? No digas tonterías Harry, tú nunca has sido mi muñeca hinchable – Contestó el rubio elevando el tono pero sin llegar a gritar.

Claro que sí… la tuya, la de Anthony… la de ellos… - Llegado ese punto, el moreno, sin saber porqué comenzó a llorar. Rechazó el intento de acercamiento del rubio y con un gesto de impotencia salió corriendo hacia el jardín.

Vete a preparar la merienda, Draco. Yo me encargo de esto.

A partir de ahí, y lo que fuera que hablasen, Harry comenzó a colaborar más animado. Ejercicios frente al espejo, reconocimiento de su propio cuerpo… y al poco tiempo, reconocimiento del de Draco.

El siguiente ejercicio es para que os relajéis, no hace falta tener sexo para comunicar cosas con el cuerpo. Recordadlo, se trata de que habléis y paséis un rato agradable acariciándoos, no de que haya sexo. haréis este ejercicio todas las mañanas, primero Harry y luego tú, Draco.

Aunque parecía una tontería, Harry tardó más de un par de sesiones en acariciar determinadas partes del cuerpo de su pareja. Draco se mantuvo quieto en cada una de las sesiones de ese ejercicio, hablando con tranquilidad pero sin hacer ningún movimiento. Solo expresando a su pareja que le gustaba más y qué menos.

Draco tardó más tiempo en conseguir acariciar a Harry, pasar de los brazos fue todo un triunfo, pero las técnicas de relajación que había aprendido los días previos, ayudaron al moreno a dejar que Draco fuese atravesando fronteras.

Después solían ir, ya vestidos, a la cocina a buscar a Sam, y frente a unas tortitas, comentaban lo que había sucedido durante el ejercicio.

Cada día era diferente, tareas domésticas y guerras de almohadas, películas en vídeo, momentos de reflexión, hablar de sexo, hablar de los miedos que tenían… Y muchos, muchos consejos de que no se diesen prisa.

La noche antes de irse, Draco se quedó recogiendo la cocina con Sam.

No sé como darte las gracias…

Escríbeme de vez en cuando y cuéntame como os va todo.

Tengo miedo de que al regresar…

Tranquilo, tardareis tiempo en curar, habrá subidas y bajadas, y no habrá al principio tanto sexo como antes entre vosotros, pero si tienes paciencia y vas despacio reconquistando el camino…

No sé si volveré a tenerle entre mis brazos, gimiendo – Dijo triste.

Dale tiempo… deja que sea él el que de el primer paso, y luego que vea que contigo es diferente… Actúa con él como si fuera virgen… cada día un paso más. De todas formas, deja que él esté arriba al principio, le dará confianza.

Muchas gracias, por tus consejos.

Ya, de nada… Draco… lo que dicen de los Potter… tened cuidado. Recuerda que el Lord no quiso matarlo para tenerlo en su cama.

¿Es una maldición familiar o algo así?

Algo así… vete ya a dormir.

Draco se quitó la ropa, como siempre, y se quedó un rato sentado mirando por la ventana del lado de su cama, cubriéndose un poco con la colcha. Harry se quedó mirándolo cuando salió del baño, y notó algo que hormigueaba en su interior, que hacía mucho que no sentía. Respiró profundamente y susurró "hasta donde pueda llegar".

Se quitó en silencio el pijama y se aproximó despacio, dándose ánimos mentalmente.

Se acomodó detrás del rubio, retirando su melena a un lado. Draco no se movió, aunque notó como su piel se erizaba ante este contacto, no era como el de por las mañanas. Harry comenzó a acariciarle despacio, y poco a poco acercó sus labios al cuello del rubio que no pudo callar un gemido. Cerró los ojos y dejó que Harry siguiese con su tarea de exploración. Con suavidad, el moreno le giró para besarle, y le empujó, poniéndose encima.

Estaba inseguro y se le notaba, le costaba avanzar besándole el cuerpo, y de hecho, cuando llegó a la erección del rubio, se paró. No podía seguir por ese camino. Draco, le acarició el pelo y le atrajo hacia su boca, se giró y le indicó que le acariciara la espalda, que le empezara de nuevo a acariciar por los hombros y se olvidara del resto. Harry se centró en la espalda de Draco y despacio con las manos, llegó hasta las nalgas.

Draco sabía que Harry volvería a pararse ahí, pero no le importaba en absoluto. Estaba feliz, y se sorprendió cuando notó que un dedo del moreno se introducía en su ano, el moreno había decidido continuar.

Harry…

¿No quieres? – Preguntó retirando el dedo.

Claro que quiero… pero cuando sea tu momento.

Ahora lo es… no sé mañana… pero ahora necesito tenerte…

Pues continúa…

Harry le preparó muy muy muy despacio, haciendo que Draco pusiera a prueba todo tipo de medios para no irse antes de tiempo, y para no acelerar el proceso y asustar a Harry. Solo él había podido poseerle de esa forma, y solo a él se lo permitiría.

El moreno entró despacio, como tenía por costumbre, acariciándole las nalgas y los muslos. Tardó un tiempo en coger confianza, pero, apoyándose en la cama y quedando ambos de lado, comenzó a besar el cuello y los labios del rubio con deseo.

Sus brazos y manos comenzaron a apoderarse de todo lo que tenía a su alcance… Mientras, Draco gemía e intentaba cerrar más el contacto con los brazos y la pierna no apoyada. Llevó una de sus manos a su erección, pero Harry la llevó hacia atrás, apoyándola en él, y se encargó de la erección del rubio.

El mundo desapareció a su alrededor.

¿Por qué hacen tanto ruido? – Dijo Austin

Se están comunicando, cariño, no te preocupes – Sam alargó la mano hacia el cajón de su mesita y sacó unos tapones de oídos – Son jóvenes y se echaban de menos… Ponte esto.

Remus estaba en el salón con Ángel y Buffy, sonrió ante el escándalo… pensó en un hechizo silenciador, pero las reglas se lo impedían, así que optó por salir a dar un paseo.

Draco llegó antes, gimiendo el nombre de Harry, que segundos después y con un "te amo" llegaba al clímax. Durante unos minutos se quedaron quietos. Luego, Draco se dio la vuelta y abrazó a Harry que se apoyó con dulzura en él. No les hizo falta decirse más, un sencillo beso de buenas noches, y ambos cayeron en los brazos de Morfeo.

Por la mañana Draco sonreía sin poder evitarlo, acariciando el pelo revuelto de su amante que aun dormía en sus brazos. En esos momentos, deseó que el tiempo se parase. En unos minutos la casa se pondría en funcionamiento, así que decidió empezar bien el día.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos golpes suaves en la puerta.

Chicos – Dijo Remus al otro lado – Nos vamos a comprar. Vendremos a la hora de comer.

No os olvidéis de hacer vuestras tareas – Comentó Sam muy sonriente, que estaba apoyada en Remus.

De acuerdo – Respondió Draco, que veía como Harry abría con pereza los ojos.

Harry se estiró y miró con cara de "Estoy genial, dame mimos" a Draco, que no podía borrar una sonrisa tonta de su cara.

Beso – Dijo con voz de niño. Draco se acercó y se lo dio, el moreno se lamió los labios como quien saborea los restos de un caramelo – Otro – Exigió, provocando una mayor sonrisa en el rubio, que obediente le besó de nuevo – Más…

No seas goloso

Más

Harry… - Draco le besó de nuevo, esta vez Harry le abrazó. El beso se hizo más profundo cuando Harry abrió su boca, y con su lengua reclamó la boca de su amante. Draco le complació de nuevo – Harry… si sigues por este camino…

Harry solo sonrió con picardía y estiró los brazos. Se incorporó apartando un poco a Draco. La cama era demasiado estrecha para los dos pero a ninguno le había importado.

Yo me ducho primero – dijo saliendo de la cama – Por cierto, Draco…

¿Sí? – Dijo este observando desde la cama como el moreno desaparecía tras la puerta del baño.

Te quiero.

Yo también a ti – Respondió bajito y sonriendo.

Al rato, Harry salió envuelto en una toalla con el pelo chorreando por su cara. Se acercó sonriendo a Draco, le quitó la sábana y comenzó a mover la cabeza como un perro secándose, llenando al rubio de cientos de gotas de agua fría.

Levántate, linda flor – Decía entre risas, sujetando al rubio.

¡Harry! ¡para! ¡está fría! ¡para! – Draco intentaba taparse pero la risa y la lucha con Harry no se lo permitía - ¿Así que hoy quieres guerra? Pues vas a ver…

Harry se encontró luchando para soltarse de las manos de Draco, que intentaba tumbarle sobre la cama. Notó algo de tensión, pero el rubio, leyéndole el pensamiento, comenzó a hacerle cosquillas. Las risas inundaban el pequeño cuarto.

Al final, Draco se impuso colocándose encima. Mirándose a los ojos ambos recuperaron el ritmo normal de la respiración. Draco giró un poco su cara y volvió a besarle. Harry soltó sus manos y le abrazó respondiendo al beso.

Draco…

¿Sí?

Nadie besa como tú.

Lo sé – Respondió subiendo una ceja.

Feliz cumpleaños…

¿Cumple…? Pero si hoy es mi cumpleaños… ya no me acordaba.

Esta noche tendremos la fiesta de disfraces, así que no podré darte mis regalos, bueno, uno sí, pero el otro… prefiero dártelo ahora.

¿De qué crees que nos van a disfrazar?

Ni idea, pero la otra vez, las chicas no se equivocaron ¿verdad? – Ambos recordaron los trajes de Baco y Marte de carnavales.

Oh, no… no se equivocaron. Bueno, ¿Cuál es mi regalo? – Draco hizo el amago de quitarse de encima de Harry.

Harry sonrió, esta vez con dulzura, y poniendo una mano en la nuca del rubio le acercó para besarlo, impidiendo así que se fuera.

Yo

Harry

Solo que… si por lo que sea, no puedo… no te enfades…

No me hace falta esto para saber lo que sientes por mí.

Pero a mí si me hace falta decírtelo así.

Draco recordó las palabras que Sam le había dicho la noche antes "Actúa con él como si fuera virgen". Con la lengua recorrió los labios del moreno, que con un suave gemido, se abandonó a las caricias de su amante.

Draco comenzó a besar el cuello del moreno mientras notaba como las manos de éste se enredaban en su pelo y le animaban a continuar.

Bajó hasta los pezones, que ya había comenzado a atormentar con las manos. Antes era la zona en la que el moreno le paraba, pero esta vez, no obtuvo esa respuesta, muy al contrario, Harry arqueó ligeramente la espalda para obtener mayor contacto.

Siguió bajando por el abdomen, atento a cualquier reacción de tensión por parte del moreno. Se entretuvo en el ombligo, notando para su satisfacción, que la erección de Harry aumentaba en este punto.

Subió para besar a Harry en los labios. Este soltó su cabeza y le abrazó comenzando a acariciar la espalda del rubio. Sus ojos verdes buscaron con desesperación los grises de Draco, para intentar leer en ellos, empezaba a dudar si podría seguir adelante. Lo que vio en ellos le sorprendió, vio deseo, pero no solo eso, vio lágrimas y mucho sentimiento en ellos, mucho amor.

Ahora lo entiendo… - Susurró – Tú me das algo más que tu cuerpo, y quieres algo más que el mío.

Si.

No tengo porqué sentirme más culpable… por lo que hice.

No, lo hacías para seguir vivo… no tuviste otra salida.

Fue solo sexo…

Ya te lo dije… sé que solo has sido mío.

Solo… - Sonrió besando de nuevo al rubio.

Draco respondió aumentando la intensidad del mismo, y de sus caricias. Harry le acercó el bote de lubricante que había utilizado por la noche.

El rubio, bajo de nuevo por el cuerpo del Gryffindor, hasta llegar a su palpitante erección. La golpeó suavemente con la lengua, haciendo que se balancease y Harry riera observándolo todo. La sujetó con una mano, y comenzó a lamerla desde la base hasta la punta, como si de un caramelo se tratase. Harry volvió a enredar sus dedos en el pelo de Draco, y le incitó a que avanzara un paso más. El rubio poco a poco comenzó a hacerla suya, con movimientos muy calculados, originando nuevos gemidos de placer en su amante, que con los ojos casi cerrados se mordía el labio. Destapó el bote de lubricante y comenzó la larga tarea de preparación.

Intercalaba besos con frases de amor y caricias en distintas partes de Harry, procurando que éste se sintiese lo más cómodo posible. Cuando todo estuvo a su gusto, levantó las caderas del moreno, depositó una almohada bajo ellas para que el chico estuviese cómodo, y entró con firmeza. Harry le abrazó al instante, había abierto los ojos y le miraba con entrega y confianza.

Cuando ambos se hubieron acomodado, comenzó la danza entre los cuerpos. Danza acompañada de gemidos, incoherencias, te quieros y promesas de amor eterno. El abrazo era tan cerrado, que el simple roce entre los dos cuerpos, le servía a Harry como estimulación, sin necesidad de usar sus manos o las de Draco, que estaban repartiendo caricias por otras partes de su cuerpo.

Draco notó como Harry llegaba a su límite de resistencia, y aceleró el ritmo para alcanzarle ya que él estaba menos excitado. Notó el líquido caliente entre ambos y que los ojos del moreno se cerraban con fuerza para después descansar, todo su cuerpo se había tensado y relajado en pocos segundos bajo él. Entonces explotó para después simplemente dejarse sentir.

Draco se dejó caer unos segundos sobre Harry, permitiéndose saborear el olor fuerte a sexo que en ese momento emanaba de los dos cuerpos. Luego se hizo a un lado, dejando que fuese Harry el que se girase hacia él para abrazarlo.

Cuando regresaron de comprar, Harry y Draco veían la tele sentados en el suelo, rodeados de Ángel, Buffy y bolsas de patatas fritas.

Lejos de ellos, un Voldemort, visiblemente delgado y agotado, reunía a sus seguidores, y con rabia contenida ordenaba capturar a Harry Potter y matar a Draco Malfoy. Quería la cabeza del rubio sobre su mesa, a cambio de todo el oro de la familia Malfoy.

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No lo olvidéis, escribirme todas las semanas para ver cómo está todo.

No lo olvidaremos, Sam.

Recuerda Draco que aún tardará un tiempo en hacerte determinadas cosas…ya sabes… hace poco lo hacía para comer, así que dale tiempo pero no le dejes que pare, tiene que seguir avanzando.

Lo recordaré.

Harry, no se te ocurra preocuparte si tienes una recaída, es normal y además no siempre estamos…

No se me ocurrirá… ¿quieres tranquilizarte?

Es que estoy emocionada… no me esperaba… bueno sí, pero con un poco más de tiempo… ¡qué suerte lo de tu cumpleaños! Por cierto… Prometí a Remus que estaríais de vuelta a las 7 en Hogwarts… Dadme un abrazo – Los chicos sonriendo la abrazaron – Espero Harry que la ropa que te compré sea de tu talla, la que traías ha sufrido un accidente en la lavadora, por lo visto Remus o Draco no entendieron bien las instrucciones de uso.

Tranquila, me está bien, gracias. Gracias por todo Sam.

Sam les abrazó de nuevo, y les volvió a abrazar en la sala de la chimenea antes de despedirse.

Continuará…

Gracias por leer…

Nota de la autora – Vuelvo a abrir el apartado de snitch, así que si queréis dedicar alguna a algún personaje que aún no tenga, estáis a tiempo. Aviso que no quedan demasiados capítulos.