He vuelto. Lo siento, pero he estado… bueno da lo mismo. Ahora estoy cada día mejor y con más fuerzas. Eso es lo que cuenta ¿no? Estoy volviendo a coger el ritmo de escritura, aunque aún me ayuda Santi a ratos (al lemon no, me lo boicoteaba constantemente y lo tuve que transcribir sola).
A esta historia le queda poco, pero ya tengo otra en mente, aunque no la voy a empezar aún, porque no estoy tan fuerte.
Lo que más siento es haceros esperar, pero espero que el capítulo de hoy, que por cierto, me encanta y me ha encantado escribir, os resarza de todos los males.
Muchas gracias a todas aquellas que me habéis animado en estos momentos, y que permanecéis fieles a la historia, aunque yo tarde tanto.
Dedico este capítulo a PAULA MOONLIGHT, que ya se lo merecía, y al patronus de Isobelhawk que vino a darme muchos mimos.
Pido perdón a Sarhaliene, Sakura y Regan, porque solo dije dos de las tres snitch que la enana Serendipity les había regalado, eran un hipopótamo, un pájaro y un cocodrilo. Lo siento chicas, fue un lapsus.
Espero que os guste. Besos
Serendipity M.O. Sriusana, Draconiana y Severusiana.
Respuestas a vuestros comentarios:
Julia Sakura – Sí, pero necesitaba el hechizo de unión, ya verás en un futuro para qué, y estaba muy cansada para pensar, así que reconozco que tiré de lo fácil. Vamos a ver, al principio del capítulo anterior, Draco y Harry se encuentran contigo y con Sarhaliene y Regan, mi fallo fue que solo puse dos, pero eran tres las snitch que había regalado Serendipity, la tuya es la del pájaro. Perdona por el error y gracias por estar ahí. S.
Inocent Muggle – Ya estoy mejor, gracias. Sí, saldrán adelante, por eso les he unido tan pronto. Hoy te enterarás de lo poco que Remus llegó a descubrir, y de que el Lord vuelve, pero será en el próximo capítulo en el que tenga más protagonismo. Gracias por todo. S.
Snuffle's Girl – Gracias, además me encanta la sopa de pollo… Um. Me alegro que te gustase la fiesta. Besos. S.
Yumeko – Jajajaja, espero que este capítulo también llegue en un momento en que lo necesites, aunque preferiría que todo te fuese bien y no te hiciera falta. Draco se vio forzado entre comillas, pero creo que era a Harry al que quería ahí, lo siento, ni a ti ni a mí. Los hospitales son horribles, me hicieron las pruebas de miograma o algo así, y las agujas me machacaron… en fin vayamos a otra cosa. Voldi vuelve, vuelve pronto, el próximo capítulo creo que será casi entero suyo. Espero, en serio, que a tu amiga le guste su snitch. Besos. S.
Selene – La boda me quedó muy sosa, la idea de los disfraces era buena, pero no pude desarrollarla bien como quería, supongo que mi cabeza está dominada por los tranquilizantes… Espero que hoy se te aclaren algunas de esas dudas, si no, tu pregunta que para eso estamos. Ciao. S.
Urakih69 – Pues a ojo, dos o tres si no me lío demasiado ¿se te está haciendo largo? Hasta pronto y gracias. S.
y 0 – O tu mensaje llegó cortado, o no te entendí… ¿Santi la conciencia? Y ¿qué es iluminandom?. Lo siento, pero estoy muy abotargada y me cuesta entender algunos mensajes. Noté lo del 0, jajajaja, por eso me gustó. Gracias. S.
Velia – Gracias por tus oraciones, toda ayuda siempre es bien recibida. El mega berrinche será… más adelante, pero será, y Remus… bueno, ya lo leerás más abajo. Muchos besos y gracias. S
Livia812- Bueno, me han diagnosticado de agotamiento por ansiedad, así que descanso y mimos, y tranquilizantes. Me alegra que te gustase el capítulo, y sí, a Voldie no le va a gustar nada de nada. Santi me ha sorprendido agradablemente, me siento muy afortunada. Besos. S.
Rubiateia – Sí, querían casarse pero no obligar al otro a hacerlo. No, Ron va a ser fiel a Hermione y respecto a Pansy… creo que lo voy a dejar en secreto, jajajajaja. Besos. S.
Karicatura – Sí, soy afortunada, porque voy mejorando y Santi sigue aquí, aunque ya no me trascribe todos los días, tengo que distraerme. ¿Santi te amenazó? Si, ya lo veo… vamos a ver, pongo quién le regala la snitch fuiste tú. Jajajajaja, releerló, porque fuiste tú o ¿me tomabas el pelo? Lo siento, pero con la medicación mi mente no es tan aguda como debería. Besos y gracias. S.
Stiby – La verdad es que llevo un año negro carbón, pero espero que ya acabe toda esta mala racha. Lo de tener el novio lejos es una faena, a mí me toca el curso que viene, aunque confío en que pueda sobrellevarlo. Y Harry y Draco hablaron, eso fue lo que les ayudó. Besos. S.
Sayuri12 – Muchas gracias por tu comentario. Tienes razón, a veces solo veo lo malo y no me doy cuenta de lo bueno que me rodea. Me voy a meter al google para ver que es tu enfermedad, no la había oído nombrar nunca. Lo mío es un simple agotamiento por ansiedad, se pasa con el tiempo y descanso. Espero que este capítulo también te haga pasar un buen rato. Besos. S.
Capítulo 26: La snitch de Seamus---
Tomada la decisión, todo lo que les quedaba era ponerse manos a la obra. Cuanto antes tuvieran todo lo necesario, antes podrían realizar el enlace. Para que no hubiese problemas externos, Hooch y Hagrid se ocuparían de que todas las lechuzas estuvieran fuera del alcance de los alumnos, para que hasta el día siguiente, nadie ajeno al colegio supiera nada del enlace.
Severus y Remus no se movieron de su sitio, y esperaron en silencio que todo el mundo saliera salvo el director. Como siempre, este parecía saber lo que querían los dos profesores, así que, sirviéndose una nueva taza de té, empezó a despachar los asuntos más urgentes, para poder quedarse a solas con ellos.
Draco arrastraba por los pasillos a un Harry que no decía nada, pero que tampoco hacía nada por avanzar hacia el despacho de artes oscuras hacia el que el rubio le guiaba.
Harry, prometimos a Sam hacer diariamente las tareas que nos mandó – Dijo ya cansado de tirar de él.
Hoy no tengo ganas… quiero estar solo. En serio, ¿no lo podemos hacer en otro momento? Vamos a casarnos en unas horas… tendrás tiempo de quitarme la ropa cuando quieras – Draco se paró en seco y se giró bruscamente para mirarle.
¡Harry!
¡Oh! – Se avergonzó el moreno – Lo siento… es que…
Escucha, creo que hoy mejor que ningún otro día es cuando debemos de hacer esos ejercicios… tal vez no ayuden a expresar lo que las palabras no pueden.
Si, supongo que tienes razón… ¿es que no te cansas nunca de tener razón?
En ese momento la imagen de Ron preguntando lo mismo sobre Hermione, se vino a la mente de ambos. Se miraron y rieron con ganas, avanzando de nuevo hacia el aula en el que se situaba ese despacho. Casi a punto de entrar, se encontraron a Seamus que caminaba mirando el suelo y un papel que llevaba en la mano, parecía buscar algo.
Seamus – Llamó Harry que vio una oportunidad para retrasarse, provocando un ligero sobresalto en el chico - ¿Se te ha perdido algo?
No… bueno… - Extendió el papel hacia el otro Gryffindor, mientras Draco se asomaba por detrás con curiosidad – Esta mañana me llegó una nota sin firmar, con este mapa… Dice que tengo que encontrar un tesoro.
Alguien te está tomando el pelo, Finnigan – Contestó el rubio recibiendo inmediatamente un codazo de Harry en la tripa – Lo siento… pero no creo que eso sea un auténtico mapa de un tesoro.
Bueno, en realidad… yo creo que es un juego… por ahora he encontrado las pistas que vienen señaladas… Mirad, esta estatua… luego esta puerta con la marca – El moreno les iba señalando ilusionado las cosas que había encontrado – Ahora estoy buscando esta losa en el suelo, la que debe de tener un unicornio.
Si, eso parece un unicornio – Dijo Harry pensativo – Según esto, te quedan dos pistas más para llegar a tu meta.
Sigo pensando que… bueno, si os divierte jugar a los cazatesoros – Draco se encogió de hombros, ante la mirada de reproche de los otros dos.
No, aquí encontraré otra nueva pista, o mapa o algo así… - Respondió Seamus, ignorando el comentario del Slytherin - Bueno, voy a ver si encuentro esta losa, no debe de andar muy lejos de este pasillo.
Luego en la comida me cuentas que tal te fue en tu búsqueda.
Sí, yo también quiero ver que te encuentras – Draco recibió un nuevo codazo.
Tranquilo Malfoy, seguro que encuentro algo – Seamus, estaba algo molesto pero como Gryffindor que era, no se dejó amilanar por el escepticismo del rubio.
Draco, cariño… todo el mundo sabe que a Finnigan el encantan los tesoros y cosas así, su librería en el cuarto, está llena de libros de tesoros y piratas – Le regañó suavemente Harry cuando el otro chico se hubo alejado lo suficiente para no oirle.
Así que se están riendo de él con inteligencia… Um, muy digno de un Sl…
Ravenclaw, es muy digno de una Ravenclaw- Dijo una voz femenina tras ellos – Y te equivocas Malfoy, no me estoy riendo de él.
Mientras, Dumbledore por fin había terminado de reorganizar las cosas, y se sentaba tranquilamente para escuchar a los dos profesores.
¿Cuál es el problema?
Cuando el Lord se entere de que permití el matrimonio, mi tapadera se derrumbará – Comentó con tranquilidad Severus.
Oh, ya claro… Tranquilo, digamos que… firmaste bajo un "imperius" de… Ojoloco, por ejemplo… ¿Podrás hacerlo? ¿Serás lo suficientemente convincente?
Lo intentaré – Suspiró desanimado.
Pero eso no era lo que queríais hablar conmigo ¿cierto?
No – Respondió Remus – Cuando estuvimos con Sam, dijo que los Potter…
Sí, lo sé, eso era lo que buscabais anoche en la biblioteca. ¿Encontrasteis algo?
Sí, pero no estamos seguros…
Es una leyenda muy antigua. De ser cierta, en este momento, el motivo de la guerra ya no sería el dominar el mundo – Severus tragó saliva – Sería…
El dominar a Potter – Terminó el director en tono cansado – Lo sé. La verdad es que no sé que pensar. En este último año, todo ha salido de una forma muy extraña y no logro entender el porqué de todos estos acontecimientos. Que el poder de Harry era el del amor estaba claro… pero, incluso para mí esto no tiene explicación.
Bueno, tal vez su poder no sea el del amor… sino el de enamorar – Respondió Remus – Según la leyenda, casi al inicio del árbol familiar de los Potter, hubo uno que no tenía mucha suerte con la mujer que amaba, ella le reprochaba el no ser buen amante o algo así, fue donde una bruja afamada por su hechizos y elixires con intención de pedir su ayuda, y esta le dio una pócima que debía de estar defectuosa.
En realidad – interrumpió el director – la versión que a mí me llegó es que la poción era buena, pero él quiso reforzarla con algún hechizo por miedo a que fallara y…
Sea lo que fuere, la cuestión es que todos los varones Potter, cuando tienen miedo de algo con la persona que tienen enfrente, la enamoran… Cuando temen un rechazo, o que les hagan daño entra en funcionamiento ese mecanismo de defensa. – Cortó Severus con brusquedad poniéndose en pie – Lo que me lleva a dos problemas serios. El primero es que estoy a punto de permitir que Draco se case falsamente enamorado, y el segundo que, de ser cierta esta… leyenda, teoría o como quieran llamarlo, el Lord no va a estar quieto.
Draco no está falsamente enamorado, y si hubieses terminado de leer la historia, sabrías que todas las parejas de los Potter han sido muy felices – Dijo Remus enfadado por discutir por séptima vez este punto con su pareja.
Severus, tranquilo, Remus tiene razón, Draco no podía haber sido más afortunado. Siéntate – Le ofreció con voz calmada. El Slytherin se sentó mirándole fijamente – Según la leyenda, el efecto es de apenas una semana, lo que queda después es real.
Eso yo no… - Remus cayó ante la mirada severa del director – A decir verdad, estaba cansado y no terminé de leer toda la historia – Comentó intentando sonar convincente ante su pareja.
Eso me tranquiliza… pero el Lord… es imposible que esté… - El jefe de los Slytherin miraba al techo.
Nada es imposible, tú mejor que nadie deberías saberlo. Tom, es una persona muy extrema. Todo lo vive con mucha fuerza, ya lo sabes, cuando odia no hay límites, así que tal vez, y siendo probablemente la primera vez que le pasa… - El anciano se encogió de hombros
¿Qué pasaría si Harry le rechazara… o si no consiguiera estar con él de nuevo? – Preguntó Remus incorporándose un poco para apoyar los codos en la mesa. Los otros dos le miraron.
Eso es lo que pronto vamos a averiguar… y espero que todas las fuerzas del universo estén a nuestro favor, porque de lo contrario, me temo lo peor – Sentenció el director reclinándose sobre su asiento y juntando las yemas de los dedos, a al altura de sus labios.
Draco estaba envuelto en los brazos y las piernas de Harry. Se habían quitado la ropa y se habían sentado en una mullida alfombra en el suelo. Habían empezado a acariciarse como siempre, sin intención de nada más que estar juntos redescubriéndose el uno al otro, cuando Harry sin previo aviso, se había abrazado a él con fuerza.
El rubio estaba sorprendido, pero se dejó envolver, y esperó a que su pareja hablara. A los pocos minutos, Harry depositó un suave beso tras el lóbulo de su oreja y se soltó un poco.
¿Quieres que te cuente un cuento? – Draco no supo disimular su sorpresa.
Si, claro… cuéntamelo – Respondió acomodándose en el cuerpo caliente que le rodeaba.
Entonces necesito un pincel especial y que te pongas cómodo boca abajo.
¿No puedes ser así? Estoy muy a gusto.
No, hazme caso, te va a gustar.
Recuerda, nada de sexo…
Tranquilo, los cuentos eróticos los podemos dejar para esta noche… si es que tenemos ganas – Suspiró.
Ya sabes que yo siempre tengo ganas – Ronroneó el rubio, acercándose peligrosamente a sus labios – Pero antes de poder tenerte en todas las esquinas, paredes, camas, mesas, sofás, bañeras... y demás sitios en los que podemos hacerlo, creo que tienes que recuperarte para poder disfrutarlo – Le besó con suavidad.
Te quiero, ¿lo sabias? – Susurró como respuesta al beso.
Sí… pero yo te quiero más – Sonrió cambiando de postura
No, yo más – Harry hizo un puchero – Anda, túmbate.
El moreno hizo aparecer un pincel largo grueso y muy suave al tacto, la punta era fina para los trazos pequeños. A su lado hizo aparecer un bote con una extraña mezcla, que a primera vista parecía negra.
El moreno metió el pincel en el bote, y comenzó a contar a Draco la historia de dos amantes. Según iba dibujando la historia a lo largo del cuerpo del rubio, este iba experimentando cientos de sensaciones agradables. Como decían las normas del ejercicio, dejó que su cuerpo respondiera libremente a los estímulos que recibía… la suavidad del pincel, el frescor de la tinta, la voz susurrante de Harry que le describía la unión entre los amantes… Sin necesidad de mover demasiado sus caderas, el roce con la alfombra hizo que pronto notase como el calor de su placer le humedecía el abdomen, mientras Harry, había dejado de dibujar sobre su cuerpo, y le acariciaba el cabello animándole a disfrutar del momento.
Has dicho que los cuentos eróticos los dejabas para esta noche…
Bueno, en realidad solo quería comprobar que tal ibas a reaccionar… y ha sido mejor de lo que me esperaba. Se trataba de experimentar sensaciones ¿no? – Dijo con voz de falsa inocencia.
Estás poniendo alto el listón… tendré que prepararme mejor para mañana, ya que me tocará a mi. – Sonrió con picardía - ¿Qué me has dibujado?
Míralo tú mismo – La habitación se llenó de espejos – No te preocupes, se irá en un par de días.
Draco observó el dibujo que recorría toda la parte posterior de su cuerpo, un dragón chino, cuya cola empezaba en su tobillo izquierdo y su cuerpo y su cabeza se retorcían por su espalda.
Pues es una verdadera pena, es increíble… ¿dónde aprendiste todo esto?
Los Dursley no me dejan ver la televisión, así que cuando se duermen, suelo bajar a escondidas… a ciertas horas los programas son muy educativos.
Pensé que te encerraban
Los gemelos me enseñaron un par de cosas sobre cerraduras muggles.
Fuera del refugio de los dos amantes, había una actividad frenética. Slytherin se preparaba para una despedida de soltero, mientras Gryffindor hacía lo propio. Ravenclaw y Hufflepuff, se encargaban de preparar una pequeña fiesta para los que ya serían recién casados, y también recopilaban dinero para bajar al pueblo y comprarles un regalo. Se sabía que los novios no querían nada de eso, así que intentaban que todo fuera lo más sencillo posible.
Seamus, seguía un nuevo mapa que había encontrado por las mazmorras, ajeno a todos los preparativos. Estaba en el campo de quidditch, justo en el centro, buscando una nueva pista. La anterior le avisaba de que tenía que buscar el error, pero ¿cuál era el error en medio de ese campo, la verdad es que de todas las pistas que había recibido, esta era la única que no había comprendido a la primera.
Se sentó en el césped, y miró a su alrededor. Nada parecía fuera de lo normal, o de lugar… estaba empezando a desanimarse, cuando su vista se centró en una piedra. No tendría porqué estar ahí, nunca había piedras en el campo, los jugadores al caer podrían hacerse más daño del necesario. Y más con una piedra del tamaño de una sandía. Se levantó y se acercó presa de la impaciencia, mientras una chica de rasgos orientales le observaba desde la grada de Ravenclaw.
Levantó la piedra y bajo ella encontró un pequeño trozo de papel.
Demasiado pequeño para ser otro mapa… - Lo cogió y lo observó antes de desdoblarlo para leerlo – Debe de ser la última pista, mi mapa ya no indica más lugares en los que buscar.
"En donde observan los cuervos volar los leones, cuenta cinco y suma siete. Pero ten cuidado… los tesoros vuelan lejos de manos torpes"
Seamus se quedó pensativo. Miró a la grada de Ravenclaw. La casa del cuervo… los leones que vuelan eran, claramente, el equipo Gryffindor. Ayeka se había escondido, bajo los escalones, así que veía al muchacho moverse por el campo con nerviosismo. Subió a la grada a toda velocidad, y allí esperó durante unos momentos… Se le daba bien al moreno descifrar enigmas, porque enseguida subió cinco filas de asientos, y después buscó el que llevaba el número siete. Se agachó y comenzó a mirar por debajo de los asientos. Ayeka salió de su escondite y se sentó en la primera fila, intentando aparentar estar tranquila.
El chico tocó algo de cartón… era una caja, y despacio la sacó a la luz. Ahí estaba el tesoro, estaba seguro. Puso su mano en la tapa, pero no la abrió. Recordó la segunda parte de la pista… "¿Tesoros que vuelan?". Instintivamente una imagen vino a su cabeza… quidditch… tesoros que vuelan… sonrió abiertamente, y sin levantar la tapa miró a su alrededor. Sus ojos se clavaron en los de la chica que le observaba desde abajo, con una gran pregunta escrita en su mirada. Seamus sonrió más abiertamente, provocando que la chica soltara el aire que estaba reteniendo, en forma de suspiro, y se relajara… su sonrisa también afloró al saber la respuesta a su pregunta. El Gryffindor abrió la caja con cuidado y cogió la snitch que estaba en su interior, y en la que unas letras góticas delataban quién le hacía el regalo, Ayeka.
Poco después, la nueva pareja andaba de la mano por los pasillos.
¿No podéis esperar a esta noche? – Al doblar una esquina, había encontrado a Harry y Draco besándose.
Vaya, Finnigan, tan inoportuno como siempre… Veo que al final sí que había tesoro – Era la manera del Slytherin de reconocer su error.
Sí, el mejor tesoro – Sonrió apretando un poco la mano de la chica, que también sonrió – No es por cortaros el rollo, pero nos han llamado a reunión en las casas. Por lo visto, los jefes tienen que anunciar algo. Nos vemos, Harry, yo voy a acompañarla a su casa.
De acuerdo – Contestó Harry sin soltar a Draco. Esperaron a que se fueran y volvieron a besarse - ¿Nos vemos en el comedor después?
Por supuesto – Respondió a su beso, y dejó que el moreno le soltara para alejarse.
Ninguno de los dos se esperaba lo que iba a pasar. Las dos casas habían preparado sus despedidas de solteros, así que, durante la comida, Draco bailaba el limbo con la corbata en la cabeza y descamisado, mientras Harry y Ron muy sonrojado, competían a ver quién era capaz de comer más bollitos de nata, con forma de pene.
Una hora antes del enlace, Draco se sumergía en un baño de sales perfumadas. Aunque no quería grandes cosas, no pensaba enlazarse con Harry llevando puesto el uniforme. Había sacado de su baúl, un traje de levita color burdeos y un pantalón marrón claro que por el brillo del hilo parecía dorado. La levita estaba finamente bordada a mano, y los pantalones le quedaban como un guante. La camisa era de color crudo con unos puños hechos de encaje, para que sobresaliesen por las mangas de la casaca. Era algo aristocrático, pero sabía que con su pelo recogido con un lazo negro, de forma casual, estaría perfecto. Harry no podría regañarle porque se iba a quedar extasiado. Ante la imagen de un Harry mirándole con ojos de deseo, sonrió con satisfacción y se hundió en la bañera.
Por su parte, en la habitación de los chicos de sexto de Gryffindor, se había establecido una batalla campal con Harry que se negaba a ir con otra cosa que no fuera el uniforme. Tras arrinconarlo en su cama, descubrieron el por qué. En su baúl no había mucho donde elegir, en su estancia con Voldemort había crecido y nada le quedaba decentemente, así que sus compañeros empezaron a sacar sus mejores cosas a ver si podían salvar de alguna manera la situación.
Las chicas interrumpieron en el cuarto sin llamar.
Esto se está convirtiendo en una mala costumbre – Rugió Ron
Oh, cállate – Dijo Hermione, provocando las sonrisas disimuladas del resto de los chicos – Zabini ha traído esto para ti – Dijo dejando un paquete sobre su cama.
Es precioso – Exclamó Ginny, observando con detenimiento la túnica verde que había en el paquete – Está claro que los Slytherin, no iban a dejar que te desposases con su príncipe de cualquier manera.
Muy sutiles, como siempre – Neville también miraba extasiado los pantalones grises y la camisa de seda negra – Te han puesto los colores de su casa.
Yo creo que ha sido casualidad, el verde a Harry le queda muy bien – Razonó Hermione – O tal vez sea que Draco llevará los colores de Gryffindor…
¿No tendría que ser al revés? – Preguntó Seamus.
Sí, pero en esta boda hay muchas cosas que no deberían ser… Empezando por uno de los novios.
Pensé que estabas loco por esa… serpiente – Afirmó Seamus.
Y lo estoy – Harry se sentó en la cama algo apesadumbrado – Pero creo que él se merece otra cosa, otra persona… no alguien como yo que le tiene todo el día en la cuerda floja, con Voldemort y todo eso… Creo que es merece estar tranquilo… no sé alguien con quien poder hacer planes de futuro, que le de hijos…
Deja de decir estupideces, Harry – Cortó Ginny – Draco es muy afortunado… demasiado para lo que se merece.
Sí – Ron le dio un golpecito de ánimo en el hombro – Es afortunado, además, nadie le obliga a estar contigo.
Cierto – Afirmó Hermione.
Al rato, Harry avanzaba por los pasillos con una seguridad que hubiese asombrado al mismísimo Lord. La túnica verde que le llegaba por los tobillos, hacía un frufrú muy parecido al de Severus, lo que hacía que el moreno se riese interiormente. A medio camino se encontró con Draco, que despistado comenzaba a subir las escaleras hacia Gryffindor para buscarlo.
Draco, espera ya bajo – El rubio miró hacia arriba. Ambos se quedaron paralizados observándose mutuamente.
Buen trabajo, Pansy – Susurró, mientras el moreno bajaba con agilidad las escaleras.
Gracias. Veo que has descubierto mi firma bomboncito.
Está impresionante.
¿Qué estáis hablando por lo bajo? – preguntó sonriendo el moreno que ya había llegado a su altura.
Lo hermoso que estás
Ah…. ¿sí? – Por primera vez, Harry se sentía entre divertido y sonrojado. El nunca había tenido problemas con eso… hasta ese momento.
Tu tampoco estás mal… te quedan muy bien los colores de Gryffindor, Draco. El rojo hace que recuerde…
Dejadlo para luego. Ahora a firmar el contrato – Les cortó Blaise – Ya está todo preparado y os están esperando.
Caramelito… - Iban ya camino del despacho del director, cogidos de la mano cuando la Slytherin se colgó del brazo libre del moreno y le susurró al oído- Me ha gustado mucho el dragón que has dibujado… al menos la parte que he podido ver. Me pregunto si me enseñarás para poder yo… Por lo que Draco me ha contado debe de ser toda una experiencia.
Claro, Pansy, te explicaré como se hace. Es cuestión de imaginación para la historia y un buen pincel para el cuadro.
Los profesores sonrieron al verlos llegar a lo lejos. Se habían sentido un poco culpables por toda aquella situación, sobretodo Remus y Severus. Al llegar a la puerta, todos saludaron con alegría. Albaron los trajes de los novios, y empezaron a entrar. Por cuestiones de espacio, solo entraron los profesores ya que tenía que estar el claustro en pleno y los prefectos de las cuatro casas, con Blaise ocupando el lugar de Draco junto a Pansy.
El rito era breve. Los contrayentes escuchaban sus derechos y deberes según la ley mágica, de boca del director. Después, Severus (como albacea de Draco) y McGonagall (que representaba al claustro, por lo tanto a Harry) presentaban y firmaban los papeles necesarios para que se celebrase legalmente la unión de ambos.
Dumbledore, se volvió a levantar he indicó a los dos muchachos que uniesen sus manos, de forma que se mirasen el uno al otro.
Si estáis de acuerdo con todo lo leído y explicado ante vosotros y esta asamblea, comenzaré con el hechizo. Harry James Potter ¿Estas de acuerdo y consientes en que se cumplan las leyes y pasar a pertenecer a Draco Lucius Malfoy, en cuerpo, alma y corazón?
Si, lo estoy.
Draco Lucius Malfoy, ¿estás de acuerdo y consientes en que se cumplan las leyes y pasar a pertenecer a Harry James Potter, en cuerpo, alma y corazón?
Sí., lo estoy
Cogió un paño blanco bordado y poniéndolo sobre las manos de ambos comenzó a recitar:
Que el blanco os ayude a encontrar paz interior y conserve vuestra pureza de espíritu.
Ron y Hermione, se acercaron entonces y colocaron un paño rojo, mientras el director continuaba
Que el rojo os llene de energía, sensualidad y pasión
Pansy y Blaise fueron los siguientes
Que el verde os conceda equilibrio y curación
Después llegó el turno de los prefectos de Ravenclaw
Que el azul os de equilibrio, tranquilidad e intuición
Hufflepuff:
Que el amarillo aumente vuestra inteligencia, entusiasmo y optimismo.
Remus se acercó sonriendo con su paño, y lo colocó encima de los otros, mientras el director seguía con el rito:
Que el violeta os enseñe a convertir las energías negativas en positivas y refuerce vuestro camino espiritual.
Hagrid, que no había parado de llorar desde el principio, se acercó con su paño:
Que el naranja os traiga alegría, calor y creatividad.
Por último, el director volvió a colocar un pañuelo, más grande, que cubría todos los anteriores:
Que el rosa expanda el amor del corazón, que ha hecho que hoy os unáis el uno al otro.
En ese momento, una luz brillante cubrió todos los pañuelos y las manos de Harry y Draco, que seguían fuertemente entrelazadas bajo ellos. Cuando desapareció, todos pudieron ver, que en las manos de ambos habían aparecido sendas alianzas, que según las movían irradiaban un color diferente.
El conjuro ya está hecho. Ya os pertenecéis el uno al otro, nada ni nadie podrá separaros en esta vida. podéis besaros.
Draco se acercó despacio a Harry y le rozó suavemente los labios. El moreno seguía un poco perplejo con la ceremonia.
¿Pertenecer? Es que yo… - Susurró algo nervioso
Tranquilo. El viejo eligió el hechizo más resistente. Eso es que confía en nuestra relación. Es metafórico. No te asustes, no me han dado un título de propiedad sobre ti.
Más tarde, entre risas, Ron y Pansy le explicarían que eran ritos muy antiguos por eso las expresiones sonaban tan fuera de lugar, pero que no tenía porqué asustarse, y que de todos los ritos, ese era el más poderoso, porque indicaba que el grado de entrega entre los contrayentes era total.
Se separaron para recibir las felicitaciones de todos los presentes. Felicitaciones que continuaron toda la tarde, en el comedor, donde como regalo Ravenclaw y Hufflepuff habían preparado un banquete.
A eso de las 11 de la noche, Draco corría por los pasillos, arrastrando a Harry tras él. Al entrar en el despacho, que ahora se había convertido en su dormitorio oficial, cerró la puerta y le arrinconó contra la pared.
Ahora ya no te escapas.
No iba a hacerlo
Draco sonrió y acarició los labios de su compañero con la lengua. Elevó los brazos del moreno y sujetó sus muñecas por encima de su cabeza.
Voy a atarte, para que estés bien sujeto y no nos caigamos los dos ¿de acuerdo?
Si
Si te sientes mal, te agobias… o lo que sea me lo dices y…
Tranquilo, Draco, sé que no me vas a dañar.
El rubio invocó una cuerda con unas muñequeras de las que ató a Harry. Este le miró a los ojos con tranquilidad. Draco no le quitó las gafas y vio como con la varita le quitaba la túnica. Luego, despacio se deshizo de su casaca y soltó su cabello, que cayó libre sobre sus hombros.
Con el dedo comenzó a recorrer el pecho de Harry, aún cubierto por la camisa de seda negra, que era lo suficientemente fina para que Draco notase la excitación en los pezones del moreno. Volvió a acercarse a él, y con ansia comenzó a devorar su boca.
Con una de sus manos, comenzó a acariciar la entrepierna de su presa, notando como tras el pantalón, esta respondía a sus caricias.
Despacio comenzó a deslizar su lengua por el cuello de Harry, empezando detrás de su lóbulo izquierdo, y recorriendo lentamente todo el cuello hasta llegar al otro lóbulo. Su mano seguía torturando con sus caricias, mientras la otra estaba apoyada en Harry, atrayéndole cerca. El moreno enredó una de sus piernas alrededor de Draco, obligándole a quitar la mano de entre ambos. El roce de sus erecciones provocó un gemido por parte de los dos, que hizo que volviesen a unirse en un ansioso beso.
Bruscamente, Draco se retiró, dejando a Harry confundido por esta reacción inesperada. Se apartó casi medio metro del moreno, observándole con el mismo detenimiento que un pintor observa el cuadro que está pintando. Estiró un brazo hacia él, y rozó de nuevo uno de sus pezones. Harry se estremeció cerrando los ojos.
El rubio se acercó a ese mismo pezón, y sin quitarle la camisa, comenzó a besarlo, dejando sobre él una marca húmeda. Luego sustituyó a la mano que había ido al otro pezón, dejando otra marca de sus besos. Harry se mordía el labio para no gemir, pero aún así, algunas señales de placer se le escapaban.
Draco desabrochó la camisa de seda de un tirón, rasgando la tela y arrancando algunos botones. Como había probado, los pezones del Harry estaban completamente excitados. Llevó las manos hacia ellos, y comenzó a acariciarlos de nuevo, esta vez, con más tranquilidad, mientras se ponía de rodillas, y comenzaba a besar la erección que difícilmente ocultaba ya el pantalón, pero que retenía.
Las piernas del Gryffindor comenzaban a fallar, y se mantenía erguido gracias a las cuerdas que lo sujetaban. Los brazos comenzaban a resentirse, pero aún así, el moreno aguantó.
Finalmente, las manos de Draco bajaron sinuosas hasta el pantalón de Harry y se deshicieron de él. El rubio las apoyó en las caderas de su prisionero apoyándose y usándolas de ayuda para devorar el menú que se presentaba ante sus ojos.
Harry notó el calor de la boca de Draco en su erección, y se dejó llevar. Se dejó llevar hasta que necesitó más, y comenzó a marcar el ritmo con sus caderas.
El rubio, aprovechó el momento para sacar la vaselina de su bolsillo y comenzar a preparar a su pareja. Cuando Harry estaba preparado, y su excitación estaba en el mejor momento, Draco se levantó y se quitó deprisa los pantalones a la vez que se desabrochaba la camisa par tener mayor contacto.
No… así no, por favor. Suéltame… así no puedo Draco.
Tú mandas.
El hechizo se deshizo al instante, dejando suelto al moreno, que no podía evitar no mirar a su pareja.
Lo siento… yo…
Pero no pudo terminar la frase. Draco le empujó contra la pared, volviendo a besarlo con intensidad. Tiró de él hacia el suelo y sobre la alfombra lo penetró sin darle apenas tiempo a reaccionar.
La excitación de Harry rápidamente volvió al punto en el que había estado segundos antes, y en ese punto, Draco comenzó a masturbarlo al ritmo de sus envestidas.
Harry comenzó a gemir con fuerza mientras Draco pensaba por unos segundos en el Lord, era inevitable, ya que sus planes anteriores los había torcido alguna tortura que su pareja seguro había sufrido en sus manos. Pero los gemidos fuertes, le trajeron de nuevo al momento presente y al ver la cara de Harry, sus ojos, ciegos de pasión sonrió y pensó "Jamás nadie le ha tenido como yo, y jamás nadie le tendrá". En ese momento, el moreno llegó al orgasmo… a uno de los orgasmos más fuertes que jamás hubiera tenido, según reconoció a Draco después. Y en ese punto, Draco dejó de pensar coherentemente y se dejó ir dentro de su esposo.
Mientras los amantes aprovechaban su noche de bodas. Lejos de ellos, un hombre atractivo, de ojos rojos, maldecía intentando dormir. Entre sus manos una camisa de estudiante hecha jirones con el escudo de Gryffindor, le ayudaba a mantener vivo el olor del dueño de sus ya numerosas noches de insomnio y sexo en solitario.
Su mente intentaba viajar por el espacio buscando la mente del chico, pero ésta se hallaba fuera de su alcance, lo que antes era un juego sencillo se había trasformado ahora en una necesidad que no podía cubrir. Harry no respondía a sus llamadas.
Continuará…
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