13. EL FIN DE LA GUERRA
Todos se quedaron mirando al cuerpo inerte de Voldemort, cada uno sentía miles de ideas contradictorias dentro de ellos pero ese momento no duró mucho porque Dumbledore lo cortó. Cogió a Yavanna y a su madre y ellas con lágrimas en los ojos siguieron al director de Hogwarts, Harry no dudó en hacer lo mismo pero Snape se quedó mirando el cuerpo de su antiguo señor. Se agachó y con suavidad cerró los ojos del mago más temido de todos los tiempos mientras que susurró:
"Haré todo lo que esté en mis manos por protegerlas" Después de esa promesa se levantó y siguió a sus amigos.
Se aparecieron en los límites del bosque prohibido y en silencio se dirigieron hacia el castillo. Una vez en él Dumbledore les pidió que le acompañaran a su despacho. Entraron todos sin romper el silencio. Yavanna y Thelma se sentaron en las dos sillas que había enfrente de la mesa del director mientras que él ocupaba el lugar principal. Snape se apoyó en la pared escondiéndose entre las sombras mientras que Harry optó por situarse detrás de Yavanna apoyando las manos en los hombros de su amiga. Entonces Dumbledore rompió el silencio:
"Realmente no sé que decir, aunque si sé que esta noche ha sido muy dura para todos. No penséis que esto acaba aquí, todavía nos espera un largo camino. Hemos destruido a Voldemort pero no a sus decenas de mortífagos, muchos se rendirán y volverán a utilizar a la maldición imperius como excusa pero otros seguirán luchando por los ideales de su señor" Dumbledore tomó aire y se dirigió hacia la chica que le miraba con los ojos rojos "Yavanna vete con Harry, ya puedes dormir en tu torre, ya no corres ningún peligro" La chica asintió y se levantó mientras su amigo la cogía de la mano y le daba un apretón para animarla.
Los dos adolescentes salieron del despacho, entonces Dumbledore se dirigió a la persona que estaba medio escondida entre las sombras: "Severus, ven aquí, siéntate" El profesor de pociones después de dudar un poco le hizo caso. "Sabes que estás en gran peligro, después de lo que ha visto Lucius Malfoy te perseguirán todos los mortífagos, debes tener mucho cuidado" Snape simplemente asintió. "Thelma, duerme en tu habitación" Dijo Dumbledore en modo de despedida.
Snape se levantó y al igual que había hecho Harry cogió la mano de su amiga para darle sus fuerzas y los dos se dirigieron a la habitación de Snape.
Fue una noche muy larga para los cinco: Yavanna cuando llegó a la sala común de Gryffindor se negó a subir a su habitación a pesar de la insistencia de Harry. Yavanna se sentó en un sillón enfrente del fuego y Harry se sentó en el reposabrazos de ese sillón. Se quedaron mirando al fuego hasta que ambos se durmieron poco antes del amanecer. Thelma al llegar a la habitación de Snape se sentó en la cama de su amigo y escondiendo su cara entre sus manos se puso a llorar de forma desconsolada. Snape solo pudo hacer una cosa, intentar consolarla. Después de muchos intentos lo consiguió y cerca del amanecer también cayó dormida. Al ver que se había quedado dormida Snape salió de su habitación y se dirigió al lago, se sentó en la orilla y esperó al mejor momento del día, el amanecer. Dumbledore se pasó toda la noche intentando pensar la mejor manera para acabar con esa estúpida guerra de una vez por todas.
Ginny había madrugado mucho ese día, no sabía porque pero no podía dormir así que pensó en ir a dar un paseo por el lago. Se levantó y se abrigó bien pero al bajar a la sala común vio algo que no se esperaba, Yavanna y Harry estaban dormidos en un sillón de la sala común, fue a despertarlos pero solo consiguió despertar a Yavanna porque ésta le impidió que hiciera lo mismo con Harry. Cuando Yavanna y Ginny estaban fuera de la torre de Gryffindor la pelirroja lanzó una mirada interrogante a su amiga.
"¿Ibas al lago?" Preguntó antes que nada Yavanna. Al ver que su amiga asentía empezó a andar a la vez que empezó a hablar.
"Está muerto" Dijo Yavanna con seriedad.
"¿Quién?" Cuestionó una Ginny temerosa.
"Voldemort" Contestó Yavanna sin poder evitar que le temblara la voz.
"¿Qué paso?" Animó la pelirroja a su amiga.
"Mediante un traslador consiguió que apareciera donde estaba él. Estuve hablando con él, le traté como trato a Snape, con desprecio y el temible Voldemort no me toco ni un pelo porque soy su hija, intentó que me uniera a él pero cuando le dije que no siguió hablado conmigo como si le diera igual. Me quería Ginny, yo le odiaba y él a pesar de ser quien era me quería. Yo intenté convencerle de que lo que hacía estaba mal, casi estaba convencido cuando apareció Lucius Malfoy y me lanzó un Avada Kedavra, pensé que ahí se acababa mi vida pero, mi padre se puso delante y fue él el que recibió la maldición, pero no se murió. Entonces me pidió que fuera a buscar a Harry para que le matara. Pero Harry ya estaba allí y Voldemort le exigió que le matara. Harry lo hizo y ya está, Voldemort murió"
Ginny había escuchado a su amiga en silencio y ahora solo añadió:
"Lo siento mucho pero aunque sea tu padre sabes que está mejor muerto, que así no puede hacer más daño"
"Lo sé, Gin, lo sé. Pero me siento muy rara" La pelirroja abrazó a su amiga. Durante ese abrazo Yavanna vio a una persona sentada en la orilla del lago. Suavemente separó a su amiga y mirándola a los ojos le dijo "Ve a buscar a Harry, será mejor que nadie le encuentre durmiendo en la sala común"
"¿Seguro?" Preguntó la pelirroja insegura. Yavanna sonrió y señaló con la cabeza a la persona que estaba sentada en la orilla del lago. La pelirroja no dijo nada más y se fue en busca de su novio.
Yavanna tomó aire y con paso tranquilo se dirigió hacia Snape que llevaba más de una hora sentado mirando el reflejo del sol en el lago. Oyó que alguien se acercaba pero no necesitó para mirar para saber quien era, sabía que era ella. Yavanna se sentó al lado de Snape sin decir nada y se puso a mirar al lago al igual que estaba haciendo Snape. Iban pasando los segundos sin que ninguno dijera nada. Se estaba bien así, los dos juntos sin gritarse y cada uno sumido en sus pensamientos. Iban pasando los minutos y ninguno decía nada. Ninguno quería acabar con esa agradable sensación.
Llevaban más de una hora sentados sin decir nada cuando oyeron unos pasos que se dirigían hacia ellos. Los dos se volvieron al mismo tiempo y vieron al director que se dirigía hacia ellos con una triste sonrisa.
"Os necesito en el desayuno" Fue el único comentario que hizo Dumbledore.
Snape se levantó y le tendió la mano a Yavanna para que se levantara. Ella la cogió y por primera vez desde que había llegado al lago miró a los ojos de su oscuro profesor mientras se levantaba. Le sonrió y él le devolvió la sonrisa. Los tres se dirigieron al comedor.
Cuando llegaron todos los alumnos estaban sentados en sus respectivas mesas mirando ansiosamente a los tres recién llegados. La situación era muy rara, no era normal que todos los alumnos estuvieran juntos en el desayuno, lo normal era que cada uno llegara cuando quisiera, desayunara y se fuera. Yavanna se sentó en su mesa, al lado de Ginny mientras que los dos profesores recorrieron todo el comedor hasta alcanzar la mesa de los profesores. Snape se sentó pero Dumbledore no, con una triste sonrisa empezó un discurso que nunca había imaginado que le sería tan amargo de decir.
"Supongo que os habrá extrañado que os obligaran a todos a permanecer aquí, pero tengo una noticia que creo que a todos los alumnos de Hogwarts les debería interesar:
Voldemort ha muerto, para siempre" Las dos últimas palabras apenas se escucharon debido al murmullo que se había levantado por todo el Gran Comedor. Cuando por fin todos los alumnos se calmaron Dumbledore prosiguió "Creo que después de todos los sucesos relacionados con Voldemort tendréis vuestras dudas, pero yo os soy mi palabra de que es cierto, y os puedo dar mi palabra porque fui testigo de este hecho. Hoy vamos a tener muchas cosas que solucionar por lo que las clases quedan suspendidas"
Todos los alumnos se levantaron de las mesas con una sonrisa de oreja a oreja, incluso algunos slytherins tenían esa sonrisa. Solo cinco alumnos permanecieron en sus mesas en silencio. Harry, Yavanna, Ginny, Hermione y Ron no se habían movido del sitio. En el Gran Comedor solo quedaban los profesores y ellos cinco. Yavanna fue la única que tuvo fuerzas para hablar.
"Bueno, me parece que esto merece una celebración" Todos la miraron extrañados. "No voy a llorar mucho tiempo a un padre que me abandonó y se convirtió en el mayor asesino de la historia aunque muriera por mí" Estaba sonriendo a sus amigos "Y menos lo vais a llorar vosotros que ha hecho todo lo posible por convertir vuestra vida en un infierno" Ginny al ver el tono de su amiga dijo:
"Tienes razón" Y la sonrió con cariño.
Ese día pasó muy lentamente para los cinco muchachos, el día siguiente también, el siguiente ya pasó un poco más rápido hasta que poco a poco todo volvió a la normalidad. Si a eso se podía llamar normalidad, todos los días llegaba el periódico informando de un nuevo enfrentamiento entre aurores y mortífagos, de un nuevo juicio y una nueva condena en Azkaban, de un nuevo juicio y un nuevo indulto. Todos los alumnos miraban el periódico esperando que no saliera el nombre de un familiar suyo en el periódico. Los mortífagos estaban lanzando un nuevo ataque desesperado pero pronto se dejó ver que era el último intento. En mayo las cosas estaban más calmadas, los ataques habían disminuido, casi desaparecido y ya casi no había juicios contra mortífagos porque la mayoría de ellos ya estaban encarcelados.
Era el último día del mes de mayo, Yavanna estaba en el Gran Comedor estudiando para los EXTASIS. Había intentado estudiar en la biblioteca pero era imposible viendo a Hermione histérica además el comedor estaba casi vacío. Había un par de estudiantes en cada mesa y en la mesa de los profesores estaban Snape y Dumbledore hablando tranquilamente. Al entrar en el Gran Comedor y ver a Snape a Yavanna le habían dado ganas de darse la vuelta e irse, su relación no había empeorado pero tampoco había mejorado, simplemente había desaparecido. Por una vez ella no había intentado acercarse a él y para variar él había hecho lo mismo.
Ya se había conseguido concentrar cuando alguien se acercó a ella.
"¿Te molesto?" Preguntó con una sonrisa Peter Turner.
"No" Respondió Yavanna con una amplia sonrisa. Durante esos meses se había acercado mucho a Peter y la verdad es que era un chico encantador.
A la vez que se sentaba las puertas del Gran Comedor se abrieron con gran ruido y el ministro de magia entró seguido de dos guardias. Sin mirar a los alumnos que los contemplaban asombrados se dirigieron a la mesa de los profesores. Una vez allí el ministro tomó la palabra:
"Lo siento mucho Albus pero me parece que vamos a tener que disminuir tu equipo docente. Profesor Snape nos podría acompañar" El profesor de pociones asintió mientras que con un gesto le indicaba a Dumbledore que no tenía que intervenir. Snape se puso a andar al lado del ministro y se dirigieron a la puerta. Todos los alumnos miraban a Snape y al ministro de forma alternativa, pero había una persona que no podía dejar de mirar a su profesor con una mirada interrogante, él respondió a la silenciosa pregunta con una sonrisa de ánimo. Cuando las puertas del Gran Comedor se cerraron Yavanna se levantó y se dirigió a la mesa de los profesores.
"¿Dónde se lo llevan?" Exigió saber la alumna a su director.
"A Azkaban" Contestó brevemente él.
"¿Por qué?"
"Acusado de ser mortífago"
"Pero él no lo era"
"Será declarado inocente, no te preocupes. Preocúpate de tus exámenes" Yavanna miró con furia al director y se fue del Gran Comedor dejando a un atónito Peter con la boca abierta.
Yavanna estaba furiosa, ¿cómo podía tomarselo Dumbledore con tanta calma, podían declarar a Snape culpable y condenarle a cadena perpertua, o peor al beso del dementor? Ya había perdido a su padre, no quería perder también al hombre del que se había enamorado aunque realmente nunca lo hubiera tenido.
Empezaron los EXTASIS Yavanna apenas se podía concentrar en ellos, tenía la cabeza en Azkaban con su profesor de pociones. A pesar de su poco interés creía que los había hecho bien. Acababan de terminar, estaba saliendo con Harry, Ron y Hermione del último, el examen práctico de pociones.
"Harry, Yavanna" Les llamó Dumbledore. Los dos chicos se volvieron "Venid conmigo" El director seguido de sus dos alumnos que se miraban interrogantes se dirigió hacia el bosque prohibido, una vez en sus límites agarró a sus alumnos y se desapareció. Los tres aparecieron en el ministerio. Fueron acompañados por un guarda hasta una bulliciosa sala repleta de gente, los dos adolescentes querían preguntar que era lo que hacían allí, pero el director les callaba con la mirada. Los tres sentaron cerca de la silla con cadenas que Harry recordaba tan bien. De repente se hizo el silencio y entró un guarda que sujetaba a Snape. Le obligó a sentarse en la silla que hizo su deber envolviendo sus muñecas con las cadenas.
"Severus Snape, es acusado de haber sido mortífago a los servicios del difunto Lord Voldemort" Dijo el ministro de magia "¿Cómo se declara?"
"Inocente" Dijo el acusado con una sonrisa soberbia.
"Ha sido acusado por más de siete antiguos seguidores del Señor Oscuro, ¿qué tiene que decir a eso?"
"Que es curioso que se crea más a alguien que ha seguido a Lord Voldemort que a alguien que no lo ha seguido" Snape escupía las palabras, tenía la cara contraída por el sufrimiento ocasionado por su estadía en Azkaban.
"En su defensa ha salido Albus Dumbledore, director del colegio de magia y hechicería Hogwarts argumentando que los mortífagos le reconocían porque había aparentando seguir siendo mortífago para poder pasarle información. ¿Es eso cierto?"
"Sí" Dijo Snape apenas sin fuerzas.
Uno de los magos que estaba en la mesa de jueces se levantó y dio su opinión.
"Me parece que es una estupidez seguir con este juicio, Dumbledore ha sido la primera persona que ha luchado contra Voldemort y dudo que mintiera para favorecer a uno de sus seguidores. Yo declaro a Severus Snape inocente de los cargos."
Otro juez se levantó:
"Inocente" Dijo éste también, dos segundos después todos los jueces habían dado su aprobación al veredicto. Las cadenas soltaron a Snape que sin dirigir su mirada hacia el ministro salió de la estancia manteniendo su dignidad. Fue al baño que había visto al entrar, se lavó la cara y salió. Fuera se encontró con Albus, Yavanna y Harry que estaban esperándole.
"Gracias Albus" Dijo Snape mientras le estrechaba la mano a su amigo. En ese momento se oyó un grito:
"¡Severus!" Y una persona vino corriendo y se echó en los brazos de su amigo. Yavanna se sorprendió al ver a su madre abrazando a su profesor de pociones aunque ya sabía que eran amigos. Entonces vio la cara de tranquilidad de Severus, vio sus ojos cerrados y su tierna sonrisa. Por fin comprendió la actitud de su profesor, las veces que se había acercado a ella había sido porque le recordaba a su madre, la mujer de la que estaba enamorado.
"Es hora de irnos a Hogwarts" interrumpió Dumbledore a la pareja. Thelma se separó y le dio un abrazo a su hija diciéndole que se verían pronto.
Enseguida llegaron a Hogwarts, los dos profesores se fueron al despacho de Dumbledore mientras que los dos chicos se iban a su torre.
"¿Por qué los trajiste?" Preguntó Severus a su amigo.
"Porque si las cosas se ponían feas ambos podían testificar a tu favor"
"Seguro que ninguno quería testificar a mi favor: Potter me odia y, bueno, Yavanna me..."
"Yavanna y tú tenéis una rara relación pero no es una mala relación. Hubiera testificado a tu favor encantada"
"Me voy, necesito descansar" Albus sonrió ante el tono cortante del profesor de pociones. No quería tocar ese tema así que él no iba a volver a intentarlo aunque quería ayudar a su amigo.
La semana de curso que quedaba acabó muy pronto, era la última noche del curso escolar cuando Dumbledore oyó como llamaban a su puerta. Al abrirse vio a Yavanna entrar.
"Venía a despedirme profesor Dumbledore" Dijo la chica con educación.
"Me alegro de que hayas venido, ¿quieres sentarte?" Yavanna se sentó. "Espero que te hayas despedido de todos los profesores porque en este año has conseguido el aprecio de todos" Yavanna asintió ya se había despedido de todos, bueno, solo le quedaba Snape, pero no sabía si de él se iba a despedir porque seguían sin hablarse. "No existe el no hasta que te lo han dicho" Dijo el director misteriosamente.
"¿Qué quiere decir señor?" Preguntó sin entender nada Yavanna.
"Que es hora de que te despidas de TODOS tus profesores" Yavanna asintió y se levantó. Salió del despacho intrigada porque su director siempre sabía todo y le hizo caso, fue a despedirse de su profesor de pociones.
Snape estaba en su despacho sentado, estaba de bastante mal humor, el curso se acababa y le esperaban unas largas vacaciones en solitario para variar. Siempre le habían gustado las vacaciones, necesitaba esa soledad pero ese año algo había cambiado. Sabía que mañana la vería por última vez, a su alumna caprichosa y cabezona, a su alumna valiente y preciosa, no sabía como iba a poder olvidarla. Estaba sumido en sus pensamientos cuando llamaron a la puerta. Seguro que era Dumbledore.
"Adelante" Dijo en tono aburrido.
Yavanna abrió dubitativa la puerta porque no sabía que iba a decirle.
"¿Qué pasa?" Preguntó fríamente Snape, asombrado por la identidad de su visitante.
"Venía a despedirme profesor Snape" Dijo ella en el mismo tono frío, algo se rompió dentro de él al oír ese "profesor Snape" frío y seco.
"Me alegro de haberla conocido" Dijo él a la vez que se levantaba y se acercaba a ella "Su madre debe estar orgullosa de usted"
"Eso espero" Le contestó mientras las lágrimas luchaban por salir en sus ojos. Nunca podría hacer frente a su madre. Snape iba a decir algo más cuando Yavanna se lo impidió.
"Solo era eso. Adiós profesor Snape" Y salió de la habitación, alejándose de él, para siempre.
Al cerrar
la puerta sintió como si sus piernas se quebraran y se
derrumbó, apoyando su espalda en la puerta del despacho rompió
a llorar. Snape mientras tanto en su despacho golpeó la mesa
intentando así aliviar la furia que sentía ante su
cobardía. De repente se acordó de una frase que a
Dumbledore le encantaba decir ante los amoríos de sus alumnos:
No existe el no hasta que te lo han dicho.
Snape decidió
que por lo menos tenía que intentarlo. Así que abrió
la puerta de su despacho pero no pudo salir porque se quedó
paralizado al ver a Yavanna que se levantaba rápidamente y
salía corriendo. Enseguida consiguió reaccionar y salió
corriendo detrás de su alumna, consiguió alcanzarla y
la obligo a detenerse agarrándola del brazo.
"¿Qué te pasa?" Preguntó suavemente mientras la obligaba a que le mirara a los ojos sujetándole la barbilla.
Yavanna le dijo que nada.
"¿Por qué estabas llorando Yavanna?" Insistió con suavidad Snape.
"Porque soy una ilusa y una tonta"
"No eres ni una cosa ni la otra. Cuéntame que era lo que te pasaba" Volvió a intentarlo el profesor de pociones
"¿De verdad quieres saberlo?"
"Claro que sí"
Yavanna no se hizo más de rogar y acabó con la distancia entre ambos. Poniéndose de puntillas le dio un suave beso en los labios. Se separó, le miró y le dijo:
"Soy una tonta y una ilusa" Se dio la vuelta para irse pero Snape se lo impidió, la volvió a agarrar del brazo, la obligó a voltearse y con suavidad la acercó hacia él y le dio el beso que llevaba deseando darle desde que había empezado el curso. Ella se dejó hacer y le respondió al beso con infinita ternura. Cuando se separaron él le dijo:
"Ya te he dicho que no eres ni una cosa ni la otra" Los ojos de Yavanna brillaban de felicidad pero todavía había algo que no entendía.
"¿Y mi madre?"
"Se lo dices tú, yo no quiero enfrentarme a su furia" Le contestó mientras le robaba un beso y la cogía de la mano para arrastrarla hacia su dormitorio.
"No me refiero a eso" Dijo la chica dejándose arrastrar
"¿A qué te refieres?"
"A que yo creí que estabas enamorado de ella"
Snape soltó una pequeña carcajada "Yavanna, tu madre es mi única amiga pero no podría comparar lo que siento por ella con lo que siento por ti" A ella eso le sirvió por el momento.
Cuando entraron en su habitación Snape arrastró a Yavanna hasta la cama con suavidad y se tendió con ella. La abrazó y le dijo:
"Quiero sentirte junto a mí, pequeña" Ella simplemente respondió al abrazo. Estaba quedándose dormida cuando se dio cuenta de que tenía que decirle algo muy importante a su antiguo profesor de pociones, no podía esperar más tiempo así que susurró:
"Te quiero Severus" No oyó respuesta así que pensó que estaría dormido pero cinco minutos después algo pasó que hizo que ella se durmiera con una amplia sonrisa:
"Yo a ti también te quiero Yavanna"
En ese momento ninguno se dio cuenta pero había llegado lo que ambos llevaban mucho tiempo esperando, el fin de la guerra.
Ya he terminado, es la primera historia que termino, ¡qué ilusión! Bueno, espero que os haya gustado. Si has llegado hasta aquí deja un review que lo agradeceré mucho y así me das tu opinión sobre la historia en general.
Por cierto Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo, si queréis hacerme un buen regalo de reyes simplemente pulsa el botón en el que pone GO y me harás el mejor regalo, dejarme un REVIEW.
Besitos a todo el mundo y espero veros por alguna de mis historias.
