Este capítulo es corto...he decidido que no voy a escribir un capítulo por
curso de Hogwarts porque sino serían demasiado largos. Espero que este fic
les ustedes saben, en "Años después" Bellatrix sentía algo por
Sirius, y este fic contaría esos sentimientos...
A TODAS LAS QUE LEEN MIS OTROS FICS...GRACIAS!!!!!
Dejen reviews por favor, se los agradecería... si les gusta y si no les gusta también (pero traten de no tirarme abajo...)
M.O.S
M.O.P
M.O.M
Capítulo uno: Yo una slytherin, tú un gryffindor.
Estoy en mi quinto año de Hogwarts, sentada mirando la selección. El estúpido y viejo sombrero grita a gritos pelados el nombre de la casa a la que un niño mago ha sido enviado. Estúpido sombrero. Si me hubiese enviado a Gryffindor, no me discriminarías tanto. Suspiro. Te busqué en el expreso de Hogwarts, pero Narcissa no me dejó ni acercarme a ti y a los de tu grupo, dice que eres un asqueroso gryffindor. Miro hacia tu mesa, pero tú ya no me miras. Hablas con tu amigo, el de las gafas, que es muy apuesto. Algo le dices al oído, y él me mira y sonríe. Simulas que comes, pero noto que la comida no te pasa por la garganta. Esquivas mi mirada, "por favor Sirius mírame" ruego en mis pensamientos, y es en ese momento que tus bellos ojos zafiro se clavan en mí, y bajan hacia mi escudo. Sí, soy una slytherin, pero aún eres mi primo preferido. Niego con la cabeza. La selección ya ha terminado, y veo que Dumbledore se levanta de su silla y nos mira a todos con aire fraternal. Empieza a hablar y hablar, pero yo no lo oigo, apoyo mi cabeza sobre mi mano y miro tu bonito rostro moreno, el cual en ese momento ríe de los comentarios del bonito chico de gafas. Segundos después, mi plato está lleno de comida. Mmmm, cuántos manjares!!!. Andrómeda siempre hablaba todo el tiempo de la exquisita comida de Hogwarts, pero nunca le creí en eso de que fuera mejor que la que cocinaban nuestros elfos. Miro a Narcissa, que come despacio, como toda una dama, y levanto las cejas al notar que Lucius Malfoy, compañero de ella, de séptimo, la mira con avidez. "Debe de gustar de ella, Narcissa es hermosa" pienso mientras miro los rizos dorados de mi hermana, sus ojos, tan parecidos a los tuyos Sirius, con la diferencia de que son oscuros, su piel pálida, como la de mamá, su rostro perfecto... "aunque Andrómeda lo es mucho más" me digo, recordando los hermosos ojos verdes de la mayor de las Black, recordando sus rizos negros, su cara perfecta, su piel morena y sus pronunciadas curvas. Ella aún mantiene contacto contigo, es como tu hermana mayor, la quieres mucho, siempre te ayuda en todo. Miro a mi izquierda y veo a tu hermano Regulus. Le sonrió. Somos compañeros de curso. Pareciera como si nuestras madres se hubiesen puesto de acuerdo para parir hijos, ya que tú y Narcissa nacieron con tres meses de diferencia, y Regulus y yo no llevamos dos semanas de edad.
Miro a los jóvenes cerca nuestro.
-¿Cómo se llama aquél?-le codeo a Narcissa, mirando a un chico que jamás había notado.
-Ese es Rabastan Lestrange, el hermano de Rodolphus-contesta ella señalando al chico bonito de sexto año. Éste me mira y me sonríe. Miro de nuevo a tu mesa, y mi corazón se vuelca cuando me sonríes y me saludas con la mano.
Notó que mis mejillas se enrojecen, y te sonrío tímidamente.
-No puedo creer que aún le sonrías-dice Severus, un joven de nariz ganchuda y piel muy blanca, también compañero de mi hermana Narcissa. Lo miro con odio y asiento con la cabeza.
-Es mi primo-le digo con firmeza.
-Pues es un estúpido, se cree el mejor por ser el más lindo-sigue Lucius, acomodando su cabello platinado.
-Basta Lucius, Severus-dice Narcissa. Ella sabe mis sentimientos hacia ti, por eso me defienda ante los estúpidos comentarios de sus compañeros.
Ellos callan en ese momento. Vaya, parece que Narcissa puede más que la velocidad de la lengua masculina. Antes de que pudiera abrir la boca, el banquete termina y cada casa se dirige a su torre. Me acerco a tu mesa, y noto que me miras. Te acercas a mí y me besas la mejilla.
-Hola Sirius-te digo, pero tú no me miras a los ojos. Los veo tristes, melancólicos. No me gusta verte así, siempre eres tan alegre y bromista.
-Te...-comienzas. Tu voz se escucha quebrada-te pediría que no te acercaras demasiado a mí-terminas, mirándome a la cara. Jamás había visto ese brillo furioso en tus ojos, y empiezo a sentir miedo de tu expresión.
-Pero...aún te sigo queriendo-te digo. Sueltas una risa sarcástica que me apuñala. Siento como la furia comienza a llenarme por dentro, como mi corazón se oprime y cierro mis puños, con la tentación de bajarte los dientes, esos dientes blancos, perfectos y radiantes.
-Una slytherin nunca puede querer a un gryffindor-dices mirándome a los ojos. Siento como si leyeras mi pensamiento, como si absorbieras mi materia gris, transformándome en una completa idiota-además..soy la vergüenza de la familia-cercioras, sonriendo con una seducción que solo tú, mi amado Sirius, puede tener. Bueno, tu amigo de cabello azabache es muy seductor y sexy. Él se acerca a ti y te toma de los hombros. Me sonríe como distante y te dice algo al oído. Tú sonríes con facilidad y me miras.
-Bellatrix, él es James Potter, por si no lo conoces-dices, señalándolo. James me estrecha la mano caballerosamente y besa mi palma. Por supuesto que lo conozco, ¿¿quién no conoce al bello buscador de Gryffindor???.
-¿¿El hijo de Alan Potter???...Sirius, tu padre te prohibió acercarte a él-
-Mi padre nunca sabe lo que dice-terminas acabando con la discusión que ni siquiera había comenzado.
-Pero...-
-Recuerda que también es hijo de Perséphone Buckley- dices mirando a tu amigo. Sí que es bonito, sus ojos café son increíblemente hermosos, más aún que esas gafas los esconden. Tiene una belleza llamativa, tal como la tuya, aunque seguro que su ego no es tan elevado...tú Sirius, mi Sirius, eres único.
-Soy el mejor amigo de tu primo, por si no lo sabes -dice James mirándome a los ojos. Me quedo prendada de éstos y tú lo notas. Te aclaras la garganta. ¿Celoso?, espero que sí.
-James, Sirius, apúrense-dice otro joven acercándose a nosotros. Remus Lupin, debe de ser. Es rubio y delgado, con unos pequeños ojos verdes oscuro. Es muy bien parecido y bastante coqueto...a comparación de ti y de tu amigo, que llevan la corbata torcida y varios botones desabrochados, sin nombrar el indomable cabello azabache de James. Me mira y se sonroja.
-Ho..hola-dice éste, estrechándome la mano. Lupin, un media sangre. Abro la boca, pero me detienes. Parece que ya sabes lo que voy a decir.
-Yo me junto con quien yo quiera-dices, poniendo tu dedo índice sobre mis labios.
-Pero...-
-Te darás cuenta, Bellatrix, que en el mundo de la magia no todos son sangres puras... y que tarde o temprano deberemos de mezclarnos-dijo James. Lo miro sorprendida. Mi tío siempre habla pestes de Alan Potter, diciendo que era un imbécil y un dominado por su mujer, pero James era increíblemente astuto e inteligente, y exquisitamente atractivo...tan parecido a ti. Remus los mira desconcertados.
-Ya vamos, Remsie-dices divertido. Tu amigo rubio te mira con ojos asesinos y te muestra el puño. Se dirige hacia la puerta del Gran comedor. Quiero decirte una última palabra, cuando oigo a Narcissa que me llama. Se acerca a nosotros y noto que mira a James con deseo, mordiéndose el labio. Me mira y dice:
-¿Qué haces con ellos? Los slytherins no nos juntamos con gryffindors-noto que tu mirada se enfurece y cierras los puños. Lo último que te escucho decir a los gritos, antes de que Narcissa y yo abandonáramos el salón, fue -¡¡¡ELLA NO ES UNA SLYTHERIN MÁS!!!! ES MI PRIMA-.
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Me despierto confusa a la mañana, mirando al techo de la cama. La cabeza me da vueltas, recordando tus palabras antes de que yo saliera del comedor.
Sirius cómo te quiero, eres lo único que hace que yo siga respirando. Suspiro y volteo, cuando una voz me termina de despertar.
-Bella, hermanita, levántate que no llegarás a Transformaciones-me dice Narcissa con dulzura. Me siento en mi cama y veo mi uniforme. Es igual al tuyo, pero sus colores son verde y plateado, y su escudo es una serpiente. Pongo cara de asco, las serpientes son animales traicioneros, pero los leones son fieles y leales. ¿Por qué no quedé en tu casa?. Estaría cerca de ti, te podría ver en la sala común, y me reiría de tus bromas con tus amigos. Me visto y salgo de la habitación sin siquiera hablar con mis estúpidas compañeras. No me lavé la cara, no me peiné. No tenía ganas de nada. Lo que sé es que quiero verte. Me apresuro a salir de la tétrica sala común de Slytherin y me dirijo hacia el Gran Comedor. Me siento ansiosa en la mesa slytherin y miro a tu mesa. Aún no has llegado, por lo que me dispongo a desayunar. Ya todos estábamos sentados desayunando, pero tú y Potter no han llegado aún. Levantó una ceja y empiezo a preocuparme. Fue en ese momento que algo estalla cerca de mí, y miro a mi izquierda. Severus Snape estaba lleno de zumo de calabaza, pero éste no era naranja...era verde. Un olor nauseabundo empieza a olerse, y me tapo la nariz.
Snape se levanta furioso de la mesa, mientras los hufflepuffs, los ravenclaws y los gryffindors ríen de lo ocurrido. Te busca furioso a ti y Potter con la mirada. Pero ustedes han sido más inteligentes, no están en el comedor, por lo que no pueden decirles nada. Tú y James entran en ese instante con una sonrisa. Te miro con ojos enamorados, y lo notas. Me sonríes con alegría y te sientas justo frente a mí. Te sonrío abiertamente, mientras las lechuzas llegan con la correspondencia. Recibo la carta de mis padres. La abro y, mientras leo sus felicitaciones por ser prefecta, te miro disimuladamente, viendo como levantas las cejas leyendo las barbaridades que seguramente te escribió tu madre. Haces un bollo con la carta y se la arrojas a tu amigo Remus, el cual te tira su zumo de calabaza por la cabeza, como venganza. Te levantas con estrépito de tu silla, a los gritos y amenazando a Remus de golpearlo. James ríe ante la discusión, sentado en medio de ambos. Se levanta en una milésima de segundo y los ensucia a ti y a Lupin con ensalada, mientras, con voz calmada, dice:
-Las personas maduras no se comportan así-mientras tú y Remus intentan quitarse la ensalada de zanahoria del cabello. Le sonríes con facilidad a James, se nota que tú y él son como hermanos. Tus compañeras llegan en ese momento, y noto como miras con avidez a la rubia que se sienta al lado de Remus. James te mira divertido y con picardía. Se acerca a las jóvenes y les sonríe, mientras ellas lo miran con sorna.
-Potter, deja de molestarnos y vete-le dice la bonita pelirroja a él, aunque se nota cierto rubor en sus mejillas.
-A ti no quiero hablarte, Evans-le contesta tu apuesto amigo. Evans...apellido de muggles. No puedo creer que te juntes con esa gente, Sirius, aunque deben de ser buenas personas, porque tú nunca te equivocas.
-Bella-escucho que me dice mi hermana mayor. La miro y le sonrío, pero ella no me responde. Me entrega mis horarios. Narcissa es prefecta, lo había olvidado.
-Hoooooola Narcissa...¿saldrías conmigo?-escucho que uno de los chicos de cuarto le pregunta. Ella levanta una de sus cejas y parpadea.
-Lo siento, estoy ocupada-contesta, mientras voltea y se dirige a la mesa Ravenclaw. De golpe recordé a Ted Tonks, el que ahora es el marido de mi hermana Andrómeda.
-¿Recuerdas a Tonks?-le pregunto a Narcissa cuando se sentó junto a mí.
-Sí, por ese idiota Andrómeda se fue de casa-dijo Narcissa con odio en su voz.
Ahora entiendo por qué nuestra hermana mayor huyó de casa, para casarse con un sangre sucia. Papá quedó muy decepcionado de Andrómeda. Espera un momento...¿Andrómeda huyó de casa?. Miré a Narcissa.
-¿No lo sabías?-me pregunta asombrada-¿cómo no te has dado cuenta? Hace tiempo que no la vemos por allí-me mira unos instantes-¿qué te ocurre? Tú siempre has sido muy despierta-me dice, para luego comer una tostada. Sé lo que me ocurre, estoy enamorada. Muy enamorada. Tú me haces sentir un calor que ningún otro chico me hace sentir. Es raro, que siendo tan joven ya sepa lo que es amar. Tú no me dejas mantenerme muy despierta. Duermo muy mal por culpa de tus ojos, tus labios, tu sonrisa, tu cuerpo, tu olor, tu ser entero.
Te levantas en ese momento y yo te sigo con la mirada. ¿Adónde irás?. Si te sigo lo sabré. Me levanto de la mesa con estrépito, y te sigo fuera del comedor.
Caminas muy deprisa, ¿de quién huyes? ¿Por qué tengo que correr para alcanzarte?. Te detienes y, para asombro mío, me miras y me haces señas con la mano. Yo me acerco con un nudo en mi garganta. Al llegar a ti, me vuelves a sonreír.
-Bella, parece que has dormido mal-me dices sonriéndome seductoramente.
Nunca entendí por qué usas tus armas de seducción conmigo, si soy tu pequeña prima-hermana. Te sonrió, y tú me devuelves la sonrisa. Me acerco más a tu cuerpo. Siento el calor corporal y tu aroma de hombre. Tus ojos se ven más hermosos de cerca. Te miro. Tu cuerpo ha cambiado, ya no eres para nada niño. Acerco mis labios a los tuyos. Te beso despacio, y noto que te incomodas. Suspiro. Tus labios, Sirius, son mi infierno, mi castigo eterno, porque desde la primera vez que los besé, a los nueve años, siento la necesidad de estar prendada a ellos. Introduzco mi lengua en tu boca, rogando que tú me respondas. Toco tu lengua, tu paladar entero, tus dientes. Analizo tu boca minuciosamente. Pero aún no me respondes. Te acaricio, te toco, investigando tu bien formado cuerpo, tan musculoso, divino. Eres un dios, Sirius, y seguramente no soy la única que lo piensa. Me separo de tus labios, y miras a tu derecha. Te sorprendes. Tu compañera, Arabella Figg, está parada, mirándonos con odio. Se acerca a ambos y te da un cachetazo. Te miro sin entender, pero tú la detienes, tomándola del brazo. ¿Por qué estás tan interesado en que ella te escuche? ¿acaso...?¿acaso te gusta?. Irrumpo en llanto y corro, alejándome de ti y de Figg. ¿Por qué me haces esto?. Llego hasta un pasillo lleno de armaduras, y me siento, apoyando mi cara bañada en lágrimas sobre mis manos. Escucho pasos.
-Bella,¿qué sucede?-me pregunta Rodolphus Lestrange con mirada apenada.
-Estoy enamorada, Rodolphus-le digo desesperada. Él me toma las manos con ternura, y noto que se sonroja. Levanto una ceja.
-Bella, yo..-se sonroja aún más. Mira mis botones desabrochados, y yo instintivamente me tapo con la mano. Él respira aceleradamente.-Me gustas Bella, y me gustaría ser capaz de hacerte olvidar a ese cretino de...-traga saliva-de Sirius Black-termina. Mis nervios se alteran.
-¿Cómo sabes lo...?-me pone un dedo sobre los labios. Niega con la cabeza, mientras sonríe. Lo miro. Es atractivo, de inmensos ojos negros, cabello castaño oscuro, cuerpo fornido...pero no se compara contigo. Niego con la cabeza y bajo la mirada. Él me toma el rostro y se acerca. Intenta besarme, pero me resisto. Me zafo de sus manos, levantándome con estrépito. Él me detiene.
-Espera..espera, deja que te demuestre lo que siento por ti-
-Basta Rodolphus, no me molestes-le digo, golpeándolo en el bajo vientre. Huyo de allí. Me detengo de golpe. Olvidé ir a la clase de Transformaciones. Salgo a toda carrera hacia la sala común de Slytherin, para tomar mis cosas y dirigirme a Pociones.
Llego a las mazmorras. Miro mi reloj. Llegué tarde, aunque el profesor no me dirá nada. Entro.
-Profesor, lo siento, no volverá a ocurrir-el profesor Garett me mira desconcertado.
-Señorita Black, la clase de Pociones de quinto aún no ha empezado-me dice mirándome con preocupación. ¿Que no ha empezado?..pero...miro a mi alrededor, y en ese momento me doy cuenta que interrumpí la clase de Pociones de séptimo. Me ruborizo al notar una mirada azul bastante impactante.
-Bellatrix, deberías estar en Transformaciones-me dice Narcissa levantándose estrepitosamente de su silla. Se acerca a mí, mientras la clase vuelve a retomarse.
-¿Qué es lo que te sucede?-me pregunta en voz baja y con enfado.
-Lo siento, mi reloj seguramente se paró-le digo apenada. Ella frunce el entrecejo. Niega con la cabeza. Yo miro tu nuca, en donde tu cabello cae elegantemente. Noto que te estremeces, y volteas a mirarme. Te sonrío, pero tú te mantienes sombrío. Narcissa me golpea en la cara.
-Olvídate de él-me dice bruscamente-es nuestro primo, además nuestro padre no lo aceptará-yo la miro con ojos húmedos.
-¿Tú qué sabes?-le preguntó enfadada-intentaré lo que sea para que él y nuestro padre lo acepten-abro los ojos de par en par-además, nuestro padre quiere que me case con un sangre pura, y Sirius es uno- intento voltearme, pero Narcissa me toma por sorpresa y tomándome de los brazos.
-Ya basta Bellatrix, deja de comportarte como si fueras idiota-me dice enfadada.-Él anda detrás de Figg, basta- irrumpo en llanto al oír las palabras de mi hermana. Siento como si fuesen golpes duros, como si Narcissa estuviera usando el encantamiento Cruciatus contra mí, como si ella me estuviera asesinando.
-TE ODIO NARCISSA-bramo en su cara, para luego ir con paso decidido hacia la puerta y salir de allí con un portazo. Me quedo parada fuera del aula, llorando silenciosamente y tomándome el pecho. ¿Por qué???¿por qué me dice eso?. Se supone que es mi hermana, no mi enemiga, debería ayudarme, no destruirme.
Camino varios pasos, dirigiéndome hacia el aula de Transformaciones, aunque a no llego ni que corra a la velocidad de la luz. Escucho la campana del descanso, y miro hacia atrás. Narcissa sale del aula rodeada de chicos, y no sólo de slytherins. Lucius Malfoy se acerca a ellos con mirada asesina y los echa, amenazándolos con lanzarles un maleficio. Río ante la escena, eso demuestra que Lucius está enamorado de mi hermana. Ella le sonríe, y noto que el rostro pálido de él se pone rojo, mientras sonríe con timidez. Se acerca a ella, para que Narcissa lo abrace cariñosamente, pasando su brazo sobre los hombros masculinos. Algo me distrae de la "escena romántica", y eres tú saliendo con tus amigos de la mazmorra. Potter y tú están rodeados de chicas, que los miran deseosamente a ambos, pero para tranquilidad mía, molestan más a tu amigo que a ti. Me miras altanero, como si yo fuese una chica más, y eso me hace sentir despreciada. Soy tu prima, no soy cualquiera, merezco un poco de respeto....suspiro...debe ser por eso tu trato distante conmigo, porque soy tu prima, no una chica por conquistar. Figg sale a toda carrera de allí, y noto como la miras, como tus ojos brillan al cruzarse con la bella anatomía de la gryffindor. La odio, ojalá yo fuera ella, ojalá yo tuviera tus ojos prendados y maravillados a mi cuerpo y a mi forma de ser. ¿Qué tengo de malo?¿ser una slytherin?¿pensar diferente?¿no ser rubia de ojos celestes?¿o ser tu prima?.
Sigo mirándote, mientras tú pasas por al lado mío. Siento la mirada inquisitiva de alguien, y volteo. Narcissa me mira frunciendo el entrecejo. Ella nunca aceptó que yo me enamorara de ti, jamás quiso que yo me postrara ante tus encantos masculinos, a tus ojos, a tu rostro, a ti. La miro, intentando no mostrar el destrozo que hay dentro de mi pecho, en donde mi corazón se debate por no estallar. Pero algo inexplicable puede más que yo, e irrumpo en llanto frente a ella. Lucius, que aún está abrazado a mi hermana, me mira sin comprender. Narcissa niega con la cabeza, y apoya su mano sobre mi hombro.
-Te lo dije-me dice sombríamente. Mira a Lucius.-Pero tranquila, él gusta de Arabella-señalándolo.
-Pero...-comienzo, con los ojos ardiéndome.
-Bueno, siento algo de atracción por Figg, aunque tu hermana no está para nada mal-dice riendo. Narcissa lo golpea en la cabeza con fuerza, por lo que Lucius dice "auch".
-Pero ella es una sangre sucia-digo, mirando a Lucius.
-¿Quién dijo que me casaré con ella?-dice el rubio con cara de resignación- dije que me atrae, no que estoy enamorado-mira a mi hermana-me casaré con tu hermana al terminar el curso-Narcissa vuelve a golpearlo. Sonrío. Lucius no está mal para Narcissa, harían una linda pareja, además...los que pelean se aman, y mi hermana y Malfoy no se llevan tan bien como parece.
-Ve a tu clase de Pociones al terminar el descanso-me dice Narcissa, intentando cuidarme. Le sonrío, a veces se parece a nuestra madre, con su instinto maternal. Le beso la mejilla, y me dirijo fuera del castillo, a los terrenos. Me acerco a los lindes del bosque, cuando algunas voces me sorprenden. Esa es tu voz, y salgo a correr, dirigiéndome hacia donde tú estás riendo. Te veo a ti y a tus tres amigos sentados bajo un árbol. Me acerco despacio, intentado escuchar tu conversación.
-Ya Corna, no pienses más en aquella pelirroja-dices con picardía, mientras James se sonroja.
-¿Y tú? ¿crees que no hemos notado como miras a Figgy?-dice él intentando defenderse. ¿Figgy??? ¿Arabella Figg??? Entonces...entonces...entonces te gusta. Comienzo a llorar, y me tapo la boca. Sigo escuchando la conversación.
-¿Figg????-preguntas sorprendido. Noto cierto rubor en tus mejillas-¿esa sangre sucia??? Por favor- dices, simulando ser un slytherin, ya que tú no dices esas cosas. James y Remus irrumpen en carcajadas, y Peter se despierta sobresaltado. Tú y tus amigos se ríen al ver a Pettigrew, mientras éste los mira sin comprender.
-¿Qué???-pregunta el pequeño mago.
-Nada, nada, pequeño elfo-dices tú despeinándolo.
-Siri-boy, los elfos son más altos que él-te dice James, haciendo que Lupin riera a carcajadas, y que tú sonrieras. Esa sonrisa...suspiro...eres tan hermoso primo.
-No me digas Siri-boy-dices tú, mirando a James con mirada asesina. Él se levanta del suelo bruscamente.
-Ah, claro, tú puedes llamarnos con esos apodos estúpidos, Jamsie-pots y Remsie-Pooh, ¿y no podemos llamarte como se nos antoje???- pregunta con enfado, simulando que va a golpearte. Se abalanza sobre ti, y tú ríes a todo pulmón, ya que tu amigo te está haciendo cosquillas. Caen los dos al suelo, por lo que Remus se lanza sobre ambos, intentando separarlos. Miro la escena sonriendo, es bello ver a tres hermosos hombres jugando. Volteo hacia el castillo, ya que he escuchado risas femeninas. El grupo de Evans se acerca a ustedes, riendo y mirando la escena. Me escondo en la copa del árbol en el que tú y tus amigos estaban sentados. Las jóvenes se acercan.
-Siri-boy, compórtate maduramente-dice Figg sonriéndote seductoramente.
-¿Qué??? yo no conozco la palabra maduro-contestas, logrando que las cuatro rían ante tu comentario.
-Yo sí la conozco-
-Y...¿qué tal si me la haces conocer Bella preciosa?-dices tú acercándote a ella.
Noto que la respiración de Figg se agita, teniéndote tan cerca. Veo que te acercas cada vez más a ella, estás por besarla, cuando... AHHHHHHHHHHHH...caigo del árbol, estrellándome sobre ti y Figg. Las ocho personas me miran asombradas. Me levantas del suelo bruscamente y me miras.
-Vaya Blackie, tu novia cae del cielo-dice Figg mirándome con desprecio.
-A ti nadie te está hablando, cerda hija de muggles-le digo con sorna, con odio inmenso. La odio con toda mi alma, si pudiera asesinarla.
-BELLATRIX-bramas, acercándome a ti. Te miro apenada, rehuyendo de tu bella mirada.
-Si...Sirius, primo, lo siento, es que...-
-Estabas espiándonos-dices con asombro.
-No-me defiendo.
-Por supuesto que estabas espiándonos, los slytherins son asquerosas ratas metiches-dice James Potter mirándome con odio. Lo miro sin comprender, ayer parecía un buen chico.
-YO NO LOS ESTABA ESPIANDO-grito a todo pulmón.
-¿Qué pasa aquí?-la voz de Regulus nos sorprende. Tú me lanzas sobre él.
-Llévatela-dices, mirándome con odio. Mis ojos se humedecen al ver tu expresión. No me mires así, sabes que te amo, nunca te haría daño. Tu hermano nota mi melancolía.
-¿Qué sucede?-me pregunta en un susurro, alejándome de ti y de tu grupo. Miro al suelo y comienzo a llorar.
-Lo amo, Regulus-digo sollozando. Regulus me mira con pena.
-Bella, tú...tú sabes que Sirius es indomable...y que nunca querrá nada contigo, eres una slytherin...y eres su prima-dice mirándome con sus ojos color zafiro.
Los miro embobada, son como los tuyos, pero tus ojos no tienen comparación, esa inmensidad azul solo tú la tienes. Sonrió. Él me acaricia el rostro con ternura y me abraza. Lloro en su hombro. Nuestra familia no es tan mala, al fin y al cabo. Estoy desconsolada. Desde que te fuiste de Grimmauld Place no dejo de extrañarte, la casa de mis tíos se volvió inmensa y aburrida, te fuiste, y contigo se fue la alegría, la diversión..y todos mis sueños de tenerte. Te miro...¿dónde quedó esa amistad que teníamos de niños?. He cambiado, lo sé, pero aún te amo.
-Bella, deja de pensar en él-me dice tu hermano, besando mi cabello color ébano. Mis ojos negros no paran de llorar tu fuga del hogar que te vio nacer; el hogar en el que pasamos fiestas; hicimos travesuras, con Andrómeda a la cabeza, inspeccionábamos la casa a nuestro antojo, ya que para nosotros era gigantesca; el hogar que nos juntó por primera vez, cuando éramos niños..el hogar en el que te besé por primera vez.
A TODAS LAS QUE LEEN MIS OTROS FICS...GRACIAS!!!!!
Dejen reviews por favor, se los agradecería... si les gusta y si no les gusta también (pero traten de no tirarme abajo...)
M.O.S
M.O.P
M.O.M
Capítulo uno: Yo una slytherin, tú un gryffindor.
Estoy en mi quinto año de Hogwarts, sentada mirando la selección. El estúpido y viejo sombrero grita a gritos pelados el nombre de la casa a la que un niño mago ha sido enviado. Estúpido sombrero. Si me hubiese enviado a Gryffindor, no me discriminarías tanto. Suspiro. Te busqué en el expreso de Hogwarts, pero Narcissa no me dejó ni acercarme a ti y a los de tu grupo, dice que eres un asqueroso gryffindor. Miro hacia tu mesa, pero tú ya no me miras. Hablas con tu amigo, el de las gafas, que es muy apuesto. Algo le dices al oído, y él me mira y sonríe. Simulas que comes, pero noto que la comida no te pasa por la garganta. Esquivas mi mirada, "por favor Sirius mírame" ruego en mis pensamientos, y es en ese momento que tus bellos ojos zafiro se clavan en mí, y bajan hacia mi escudo. Sí, soy una slytherin, pero aún eres mi primo preferido. Niego con la cabeza. La selección ya ha terminado, y veo que Dumbledore se levanta de su silla y nos mira a todos con aire fraternal. Empieza a hablar y hablar, pero yo no lo oigo, apoyo mi cabeza sobre mi mano y miro tu bonito rostro moreno, el cual en ese momento ríe de los comentarios del bonito chico de gafas. Segundos después, mi plato está lleno de comida. Mmmm, cuántos manjares!!!. Andrómeda siempre hablaba todo el tiempo de la exquisita comida de Hogwarts, pero nunca le creí en eso de que fuera mejor que la que cocinaban nuestros elfos. Miro a Narcissa, que come despacio, como toda una dama, y levanto las cejas al notar que Lucius Malfoy, compañero de ella, de séptimo, la mira con avidez. "Debe de gustar de ella, Narcissa es hermosa" pienso mientras miro los rizos dorados de mi hermana, sus ojos, tan parecidos a los tuyos Sirius, con la diferencia de que son oscuros, su piel pálida, como la de mamá, su rostro perfecto... "aunque Andrómeda lo es mucho más" me digo, recordando los hermosos ojos verdes de la mayor de las Black, recordando sus rizos negros, su cara perfecta, su piel morena y sus pronunciadas curvas. Ella aún mantiene contacto contigo, es como tu hermana mayor, la quieres mucho, siempre te ayuda en todo. Miro a mi izquierda y veo a tu hermano Regulus. Le sonrió. Somos compañeros de curso. Pareciera como si nuestras madres se hubiesen puesto de acuerdo para parir hijos, ya que tú y Narcissa nacieron con tres meses de diferencia, y Regulus y yo no llevamos dos semanas de edad.
Miro a los jóvenes cerca nuestro.
-¿Cómo se llama aquél?-le codeo a Narcissa, mirando a un chico que jamás había notado.
-Ese es Rabastan Lestrange, el hermano de Rodolphus-contesta ella señalando al chico bonito de sexto año. Éste me mira y me sonríe. Miro de nuevo a tu mesa, y mi corazón se vuelca cuando me sonríes y me saludas con la mano.
Notó que mis mejillas se enrojecen, y te sonrío tímidamente.
-No puedo creer que aún le sonrías-dice Severus, un joven de nariz ganchuda y piel muy blanca, también compañero de mi hermana Narcissa. Lo miro con odio y asiento con la cabeza.
-Es mi primo-le digo con firmeza.
-Pues es un estúpido, se cree el mejor por ser el más lindo-sigue Lucius, acomodando su cabello platinado.
-Basta Lucius, Severus-dice Narcissa. Ella sabe mis sentimientos hacia ti, por eso me defienda ante los estúpidos comentarios de sus compañeros.
Ellos callan en ese momento. Vaya, parece que Narcissa puede más que la velocidad de la lengua masculina. Antes de que pudiera abrir la boca, el banquete termina y cada casa se dirige a su torre. Me acerco a tu mesa, y noto que me miras. Te acercas a mí y me besas la mejilla.
-Hola Sirius-te digo, pero tú no me miras a los ojos. Los veo tristes, melancólicos. No me gusta verte así, siempre eres tan alegre y bromista.
-Te...-comienzas. Tu voz se escucha quebrada-te pediría que no te acercaras demasiado a mí-terminas, mirándome a la cara. Jamás había visto ese brillo furioso en tus ojos, y empiezo a sentir miedo de tu expresión.
-Pero...aún te sigo queriendo-te digo. Sueltas una risa sarcástica que me apuñala. Siento como la furia comienza a llenarme por dentro, como mi corazón se oprime y cierro mis puños, con la tentación de bajarte los dientes, esos dientes blancos, perfectos y radiantes.
-Una slytherin nunca puede querer a un gryffindor-dices mirándome a los ojos. Siento como si leyeras mi pensamiento, como si absorbieras mi materia gris, transformándome en una completa idiota-además..soy la vergüenza de la familia-cercioras, sonriendo con una seducción que solo tú, mi amado Sirius, puede tener. Bueno, tu amigo de cabello azabache es muy seductor y sexy. Él se acerca a ti y te toma de los hombros. Me sonríe como distante y te dice algo al oído. Tú sonríes con facilidad y me miras.
-Bellatrix, él es James Potter, por si no lo conoces-dices, señalándolo. James me estrecha la mano caballerosamente y besa mi palma. Por supuesto que lo conozco, ¿¿quién no conoce al bello buscador de Gryffindor???.
-¿¿El hijo de Alan Potter???...Sirius, tu padre te prohibió acercarte a él-
-Mi padre nunca sabe lo que dice-terminas acabando con la discusión que ni siquiera había comenzado.
-Pero...-
-Recuerda que también es hijo de Perséphone Buckley- dices mirando a tu amigo. Sí que es bonito, sus ojos café son increíblemente hermosos, más aún que esas gafas los esconden. Tiene una belleza llamativa, tal como la tuya, aunque seguro que su ego no es tan elevado...tú Sirius, mi Sirius, eres único.
-Soy el mejor amigo de tu primo, por si no lo sabes -dice James mirándome a los ojos. Me quedo prendada de éstos y tú lo notas. Te aclaras la garganta. ¿Celoso?, espero que sí.
-James, Sirius, apúrense-dice otro joven acercándose a nosotros. Remus Lupin, debe de ser. Es rubio y delgado, con unos pequeños ojos verdes oscuro. Es muy bien parecido y bastante coqueto...a comparación de ti y de tu amigo, que llevan la corbata torcida y varios botones desabrochados, sin nombrar el indomable cabello azabache de James. Me mira y se sonroja.
-Ho..hola-dice éste, estrechándome la mano. Lupin, un media sangre. Abro la boca, pero me detienes. Parece que ya sabes lo que voy a decir.
-Yo me junto con quien yo quiera-dices, poniendo tu dedo índice sobre mis labios.
-Pero...-
-Te darás cuenta, Bellatrix, que en el mundo de la magia no todos son sangres puras... y que tarde o temprano deberemos de mezclarnos-dijo James. Lo miro sorprendida. Mi tío siempre habla pestes de Alan Potter, diciendo que era un imbécil y un dominado por su mujer, pero James era increíblemente astuto e inteligente, y exquisitamente atractivo...tan parecido a ti. Remus los mira desconcertados.
-Ya vamos, Remsie-dices divertido. Tu amigo rubio te mira con ojos asesinos y te muestra el puño. Se dirige hacia la puerta del Gran comedor. Quiero decirte una última palabra, cuando oigo a Narcissa que me llama. Se acerca a nosotros y noto que mira a James con deseo, mordiéndose el labio. Me mira y dice:
-¿Qué haces con ellos? Los slytherins no nos juntamos con gryffindors-noto que tu mirada se enfurece y cierras los puños. Lo último que te escucho decir a los gritos, antes de que Narcissa y yo abandonáramos el salón, fue -¡¡¡ELLA NO ES UNA SLYTHERIN MÁS!!!! ES MI PRIMA-.
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Me despierto confusa a la mañana, mirando al techo de la cama. La cabeza me da vueltas, recordando tus palabras antes de que yo saliera del comedor.
Sirius cómo te quiero, eres lo único que hace que yo siga respirando. Suspiro y volteo, cuando una voz me termina de despertar.
-Bella, hermanita, levántate que no llegarás a Transformaciones-me dice Narcissa con dulzura. Me siento en mi cama y veo mi uniforme. Es igual al tuyo, pero sus colores son verde y plateado, y su escudo es una serpiente. Pongo cara de asco, las serpientes son animales traicioneros, pero los leones son fieles y leales. ¿Por qué no quedé en tu casa?. Estaría cerca de ti, te podría ver en la sala común, y me reiría de tus bromas con tus amigos. Me visto y salgo de la habitación sin siquiera hablar con mis estúpidas compañeras. No me lavé la cara, no me peiné. No tenía ganas de nada. Lo que sé es que quiero verte. Me apresuro a salir de la tétrica sala común de Slytherin y me dirijo hacia el Gran Comedor. Me siento ansiosa en la mesa slytherin y miro a tu mesa. Aún no has llegado, por lo que me dispongo a desayunar. Ya todos estábamos sentados desayunando, pero tú y Potter no han llegado aún. Levantó una ceja y empiezo a preocuparme. Fue en ese momento que algo estalla cerca de mí, y miro a mi izquierda. Severus Snape estaba lleno de zumo de calabaza, pero éste no era naranja...era verde. Un olor nauseabundo empieza a olerse, y me tapo la nariz.
Snape se levanta furioso de la mesa, mientras los hufflepuffs, los ravenclaws y los gryffindors ríen de lo ocurrido. Te busca furioso a ti y Potter con la mirada. Pero ustedes han sido más inteligentes, no están en el comedor, por lo que no pueden decirles nada. Tú y James entran en ese instante con una sonrisa. Te miro con ojos enamorados, y lo notas. Me sonríes con alegría y te sientas justo frente a mí. Te sonrío abiertamente, mientras las lechuzas llegan con la correspondencia. Recibo la carta de mis padres. La abro y, mientras leo sus felicitaciones por ser prefecta, te miro disimuladamente, viendo como levantas las cejas leyendo las barbaridades que seguramente te escribió tu madre. Haces un bollo con la carta y se la arrojas a tu amigo Remus, el cual te tira su zumo de calabaza por la cabeza, como venganza. Te levantas con estrépito de tu silla, a los gritos y amenazando a Remus de golpearlo. James ríe ante la discusión, sentado en medio de ambos. Se levanta en una milésima de segundo y los ensucia a ti y a Lupin con ensalada, mientras, con voz calmada, dice:
-Las personas maduras no se comportan así-mientras tú y Remus intentan quitarse la ensalada de zanahoria del cabello. Le sonríes con facilidad a James, se nota que tú y él son como hermanos. Tus compañeras llegan en ese momento, y noto como miras con avidez a la rubia que se sienta al lado de Remus. James te mira divertido y con picardía. Se acerca a las jóvenes y les sonríe, mientras ellas lo miran con sorna.
-Potter, deja de molestarnos y vete-le dice la bonita pelirroja a él, aunque se nota cierto rubor en sus mejillas.
-A ti no quiero hablarte, Evans-le contesta tu apuesto amigo. Evans...apellido de muggles. No puedo creer que te juntes con esa gente, Sirius, aunque deben de ser buenas personas, porque tú nunca te equivocas.
-Bella-escucho que me dice mi hermana mayor. La miro y le sonrío, pero ella no me responde. Me entrega mis horarios. Narcissa es prefecta, lo había olvidado.
-Hoooooola Narcissa...¿saldrías conmigo?-escucho que uno de los chicos de cuarto le pregunta. Ella levanta una de sus cejas y parpadea.
-Lo siento, estoy ocupada-contesta, mientras voltea y se dirige a la mesa Ravenclaw. De golpe recordé a Ted Tonks, el que ahora es el marido de mi hermana Andrómeda.
-¿Recuerdas a Tonks?-le pregunto a Narcissa cuando se sentó junto a mí.
-Sí, por ese idiota Andrómeda se fue de casa-dijo Narcissa con odio en su voz.
Ahora entiendo por qué nuestra hermana mayor huyó de casa, para casarse con un sangre sucia. Papá quedó muy decepcionado de Andrómeda. Espera un momento...¿Andrómeda huyó de casa?. Miré a Narcissa.
-¿No lo sabías?-me pregunta asombrada-¿cómo no te has dado cuenta? Hace tiempo que no la vemos por allí-me mira unos instantes-¿qué te ocurre? Tú siempre has sido muy despierta-me dice, para luego comer una tostada. Sé lo que me ocurre, estoy enamorada. Muy enamorada. Tú me haces sentir un calor que ningún otro chico me hace sentir. Es raro, que siendo tan joven ya sepa lo que es amar. Tú no me dejas mantenerme muy despierta. Duermo muy mal por culpa de tus ojos, tus labios, tu sonrisa, tu cuerpo, tu olor, tu ser entero.
Te levantas en ese momento y yo te sigo con la mirada. ¿Adónde irás?. Si te sigo lo sabré. Me levanto de la mesa con estrépito, y te sigo fuera del comedor.
Caminas muy deprisa, ¿de quién huyes? ¿Por qué tengo que correr para alcanzarte?. Te detienes y, para asombro mío, me miras y me haces señas con la mano. Yo me acerco con un nudo en mi garganta. Al llegar a ti, me vuelves a sonreír.
-Bella, parece que has dormido mal-me dices sonriéndome seductoramente.
Nunca entendí por qué usas tus armas de seducción conmigo, si soy tu pequeña prima-hermana. Te sonrió, y tú me devuelves la sonrisa. Me acerco más a tu cuerpo. Siento el calor corporal y tu aroma de hombre. Tus ojos se ven más hermosos de cerca. Te miro. Tu cuerpo ha cambiado, ya no eres para nada niño. Acerco mis labios a los tuyos. Te beso despacio, y noto que te incomodas. Suspiro. Tus labios, Sirius, son mi infierno, mi castigo eterno, porque desde la primera vez que los besé, a los nueve años, siento la necesidad de estar prendada a ellos. Introduzco mi lengua en tu boca, rogando que tú me respondas. Toco tu lengua, tu paladar entero, tus dientes. Analizo tu boca minuciosamente. Pero aún no me respondes. Te acaricio, te toco, investigando tu bien formado cuerpo, tan musculoso, divino. Eres un dios, Sirius, y seguramente no soy la única que lo piensa. Me separo de tus labios, y miras a tu derecha. Te sorprendes. Tu compañera, Arabella Figg, está parada, mirándonos con odio. Se acerca a ambos y te da un cachetazo. Te miro sin entender, pero tú la detienes, tomándola del brazo. ¿Por qué estás tan interesado en que ella te escuche? ¿acaso...?¿acaso te gusta?. Irrumpo en llanto y corro, alejándome de ti y de Figg. ¿Por qué me haces esto?. Llego hasta un pasillo lleno de armaduras, y me siento, apoyando mi cara bañada en lágrimas sobre mis manos. Escucho pasos.
-Bella,¿qué sucede?-me pregunta Rodolphus Lestrange con mirada apenada.
-Estoy enamorada, Rodolphus-le digo desesperada. Él me toma las manos con ternura, y noto que se sonroja. Levanto una ceja.
-Bella, yo..-se sonroja aún más. Mira mis botones desabrochados, y yo instintivamente me tapo con la mano. Él respira aceleradamente.-Me gustas Bella, y me gustaría ser capaz de hacerte olvidar a ese cretino de...-traga saliva-de Sirius Black-termina. Mis nervios se alteran.
-¿Cómo sabes lo...?-me pone un dedo sobre los labios. Niega con la cabeza, mientras sonríe. Lo miro. Es atractivo, de inmensos ojos negros, cabello castaño oscuro, cuerpo fornido...pero no se compara contigo. Niego con la cabeza y bajo la mirada. Él me toma el rostro y se acerca. Intenta besarme, pero me resisto. Me zafo de sus manos, levantándome con estrépito. Él me detiene.
-Espera..espera, deja que te demuestre lo que siento por ti-
-Basta Rodolphus, no me molestes-le digo, golpeándolo en el bajo vientre. Huyo de allí. Me detengo de golpe. Olvidé ir a la clase de Transformaciones. Salgo a toda carrera hacia la sala común de Slytherin, para tomar mis cosas y dirigirme a Pociones.
Llego a las mazmorras. Miro mi reloj. Llegué tarde, aunque el profesor no me dirá nada. Entro.
-Profesor, lo siento, no volverá a ocurrir-el profesor Garett me mira desconcertado.
-Señorita Black, la clase de Pociones de quinto aún no ha empezado-me dice mirándome con preocupación. ¿Que no ha empezado?..pero...miro a mi alrededor, y en ese momento me doy cuenta que interrumpí la clase de Pociones de séptimo. Me ruborizo al notar una mirada azul bastante impactante.
-Bellatrix, deberías estar en Transformaciones-me dice Narcissa levantándose estrepitosamente de su silla. Se acerca a mí, mientras la clase vuelve a retomarse.
-¿Qué es lo que te sucede?-me pregunta en voz baja y con enfado.
-Lo siento, mi reloj seguramente se paró-le digo apenada. Ella frunce el entrecejo. Niega con la cabeza. Yo miro tu nuca, en donde tu cabello cae elegantemente. Noto que te estremeces, y volteas a mirarme. Te sonrío, pero tú te mantienes sombrío. Narcissa me golpea en la cara.
-Olvídate de él-me dice bruscamente-es nuestro primo, además nuestro padre no lo aceptará-yo la miro con ojos húmedos.
-¿Tú qué sabes?-le preguntó enfadada-intentaré lo que sea para que él y nuestro padre lo acepten-abro los ojos de par en par-además, nuestro padre quiere que me case con un sangre pura, y Sirius es uno- intento voltearme, pero Narcissa me toma por sorpresa y tomándome de los brazos.
-Ya basta Bellatrix, deja de comportarte como si fueras idiota-me dice enfadada.-Él anda detrás de Figg, basta- irrumpo en llanto al oír las palabras de mi hermana. Siento como si fuesen golpes duros, como si Narcissa estuviera usando el encantamiento Cruciatus contra mí, como si ella me estuviera asesinando.
-TE ODIO NARCISSA-bramo en su cara, para luego ir con paso decidido hacia la puerta y salir de allí con un portazo. Me quedo parada fuera del aula, llorando silenciosamente y tomándome el pecho. ¿Por qué???¿por qué me dice eso?. Se supone que es mi hermana, no mi enemiga, debería ayudarme, no destruirme.
Camino varios pasos, dirigiéndome hacia el aula de Transformaciones, aunque a no llego ni que corra a la velocidad de la luz. Escucho la campana del descanso, y miro hacia atrás. Narcissa sale del aula rodeada de chicos, y no sólo de slytherins. Lucius Malfoy se acerca a ellos con mirada asesina y los echa, amenazándolos con lanzarles un maleficio. Río ante la escena, eso demuestra que Lucius está enamorado de mi hermana. Ella le sonríe, y noto que el rostro pálido de él se pone rojo, mientras sonríe con timidez. Se acerca a ella, para que Narcissa lo abrace cariñosamente, pasando su brazo sobre los hombros masculinos. Algo me distrae de la "escena romántica", y eres tú saliendo con tus amigos de la mazmorra. Potter y tú están rodeados de chicas, que los miran deseosamente a ambos, pero para tranquilidad mía, molestan más a tu amigo que a ti. Me miras altanero, como si yo fuese una chica más, y eso me hace sentir despreciada. Soy tu prima, no soy cualquiera, merezco un poco de respeto....suspiro...debe ser por eso tu trato distante conmigo, porque soy tu prima, no una chica por conquistar. Figg sale a toda carrera de allí, y noto como la miras, como tus ojos brillan al cruzarse con la bella anatomía de la gryffindor. La odio, ojalá yo fuera ella, ojalá yo tuviera tus ojos prendados y maravillados a mi cuerpo y a mi forma de ser. ¿Qué tengo de malo?¿ser una slytherin?¿pensar diferente?¿no ser rubia de ojos celestes?¿o ser tu prima?.
Sigo mirándote, mientras tú pasas por al lado mío. Siento la mirada inquisitiva de alguien, y volteo. Narcissa me mira frunciendo el entrecejo. Ella nunca aceptó que yo me enamorara de ti, jamás quiso que yo me postrara ante tus encantos masculinos, a tus ojos, a tu rostro, a ti. La miro, intentando no mostrar el destrozo que hay dentro de mi pecho, en donde mi corazón se debate por no estallar. Pero algo inexplicable puede más que yo, e irrumpo en llanto frente a ella. Lucius, que aún está abrazado a mi hermana, me mira sin comprender. Narcissa niega con la cabeza, y apoya su mano sobre mi hombro.
-Te lo dije-me dice sombríamente. Mira a Lucius.-Pero tranquila, él gusta de Arabella-señalándolo.
-Pero...-comienzo, con los ojos ardiéndome.
-Bueno, siento algo de atracción por Figg, aunque tu hermana no está para nada mal-dice riendo. Narcissa lo golpea en la cabeza con fuerza, por lo que Lucius dice "auch".
-Pero ella es una sangre sucia-digo, mirando a Lucius.
-¿Quién dijo que me casaré con ella?-dice el rubio con cara de resignación- dije que me atrae, no que estoy enamorado-mira a mi hermana-me casaré con tu hermana al terminar el curso-Narcissa vuelve a golpearlo. Sonrío. Lucius no está mal para Narcissa, harían una linda pareja, además...los que pelean se aman, y mi hermana y Malfoy no se llevan tan bien como parece.
-Ve a tu clase de Pociones al terminar el descanso-me dice Narcissa, intentando cuidarme. Le sonrío, a veces se parece a nuestra madre, con su instinto maternal. Le beso la mejilla, y me dirijo fuera del castillo, a los terrenos. Me acerco a los lindes del bosque, cuando algunas voces me sorprenden. Esa es tu voz, y salgo a correr, dirigiéndome hacia donde tú estás riendo. Te veo a ti y a tus tres amigos sentados bajo un árbol. Me acerco despacio, intentado escuchar tu conversación.
-Ya Corna, no pienses más en aquella pelirroja-dices con picardía, mientras James se sonroja.
-¿Y tú? ¿crees que no hemos notado como miras a Figgy?-dice él intentando defenderse. ¿Figgy??? ¿Arabella Figg??? Entonces...entonces...entonces te gusta. Comienzo a llorar, y me tapo la boca. Sigo escuchando la conversación.
-¿Figg????-preguntas sorprendido. Noto cierto rubor en tus mejillas-¿esa sangre sucia??? Por favor- dices, simulando ser un slytherin, ya que tú no dices esas cosas. James y Remus irrumpen en carcajadas, y Peter se despierta sobresaltado. Tú y tus amigos se ríen al ver a Pettigrew, mientras éste los mira sin comprender.
-¿Qué???-pregunta el pequeño mago.
-Nada, nada, pequeño elfo-dices tú despeinándolo.
-Siri-boy, los elfos son más altos que él-te dice James, haciendo que Lupin riera a carcajadas, y que tú sonrieras. Esa sonrisa...suspiro...eres tan hermoso primo.
-No me digas Siri-boy-dices tú, mirando a James con mirada asesina. Él se levanta del suelo bruscamente.
-Ah, claro, tú puedes llamarnos con esos apodos estúpidos, Jamsie-pots y Remsie-Pooh, ¿y no podemos llamarte como se nos antoje???- pregunta con enfado, simulando que va a golpearte. Se abalanza sobre ti, y tú ríes a todo pulmón, ya que tu amigo te está haciendo cosquillas. Caen los dos al suelo, por lo que Remus se lanza sobre ambos, intentando separarlos. Miro la escena sonriendo, es bello ver a tres hermosos hombres jugando. Volteo hacia el castillo, ya que he escuchado risas femeninas. El grupo de Evans se acerca a ustedes, riendo y mirando la escena. Me escondo en la copa del árbol en el que tú y tus amigos estaban sentados. Las jóvenes se acercan.
-Siri-boy, compórtate maduramente-dice Figg sonriéndote seductoramente.
-¿Qué??? yo no conozco la palabra maduro-contestas, logrando que las cuatro rían ante tu comentario.
-Yo sí la conozco-
-Y...¿qué tal si me la haces conocer Bella preciosa?-dices tú acercándote a ella.
Noto que la respiración de Figg se agita, teniéndote tan cerca. Veo que te acercas cada vez más a ella, estás por besarla, cuando... AHHHHHHHHHHHH...caigo del árbol, estrellándome sobre ti y Figg. Las ocho personas me miran asombradas. Me levantas del suelo bruscamente y me miras.
-Vaya Blackie, tu novia cae del cielo-dice Figg mirándome con desprecio.
-A ti nadie te está hablando, cerda hija de muggles-le digo con sorna, con odio inmenso. La odio con toda mi alma, si pudiera asesinarla.
-BELLATRIX-bramas, acercándome a ti. Te miro apenada, rehuyendo de tu bella mirada.
-Si...Sirius, primo, lo siento, es que...-
-Estabas espiándonos-dices con asombro.
-No-me defiendo.
-Por supuesto que estabas espiándonos, los slytherins son asquerosas ratas metiches-dice James Potter mirándome con odio. Lo miro sin comprender, ayer parecía un buen chico.
-YO NO LOS ESTABA ESPIANDO-grito a todo pulmón.
-¿Qué pasa aquí?-la voz de Regulus nos sorprende. Tú me lanzas sobre él.
-Llévatela-dices, mirándome con odio. Mis ojos se humedecen al ver tu expresión. No me mires así, sabes que te amo, nunca te haría daño. Tu hermano nota mi melancolía.
-¿Qué sucede?-me pregunta en un susurro, alejándome de ti y de tu grupo. Miro al suelo y comienzo a llorar.
-Lo amo, Regulus-digo sollozando. Regulus me mira con pena.
-Bella, tú...tú sabes que Sirius es indomable...y que nunca querrá nada contigo, eres una slytherin...y eres su prima-dice mirándome con sus ojos color zafiro.
Los miro embobada, son como los tuyos, pero tus ojos no tienen comparación, esa inmensidad azul solo tú la tienes. Sonrió. Él me acaricia el rostro con ternura y me abraza. Lloro en su hombro. Nuestra familia no es tan mala, al fin y al cabo. Estoy desconsolada. Desde que te fuiste de Grimmauld Place no dejo de extrañarte, la casa de mis tíos se volvió inmensa y aburrida, te fuiste, y contigo se fue la alegría, la diversión..y todos mis sueños de tenerte. Te miro...¿dónde quedó esa amistad que teníamos de niños?. He cambiado, lo sé, pero aún te amo.
-Bella, deja de pensar en él-me dice tu hermano, besando mi cabello color ébano. Mis ojos negros no paran de llorar tu fuga del hogar que te vio nacer; el hogar en el que pasamos fiestas; hicimos travesuras, con Andrómeda a la cabeza, inspeccionábamos la casa a nuestro antojo, ya que para nosotros era gigantesca; el hogar que nos juntó por primera vez, cuando éramos niños..el hogar en el que te besé por primera vez.
