Aquí el capítulo 4...DEJEN REVIEWS

Y lean mi nuevo fic nn.

M.O.S

M.O.P

M.O.M

A AGUS Y MOONY, DEBORA SNAPE (TU NOMBRE ES MUY LARGO Y EL OTRO NO LO RECUERDO) BATTOUSAI (TE GUSTA SAMURAI X nn) Y A TODOS LOS QUE ME HAYAN DEJADO UN REVIEW. GRACIAS

Capítulo 4: La tortura.

"Ven rápido, tu padre agoniza y quiere verte. Las cosas en Grimmauld Place no están como nosotros quisiéramos.

Ven rápido Sirius".

Eso decía la carta que te escribió tu madre. La desesperación que tiene mi tío por verte es tremenda, creo que quiere pedirte perdón. Nadie sabe sobre la carta que te enviamos, solo ella y yo. Miro a mi hermana, que ordena los platos sobre la mesa. Se ve triste, al igual que nuestra madre.

-Narcissa, no estés asi- le digo con voz dura. Pareciera como si yo fuera la única mujer de la familia con agallas para soportar sucesos fúnebres.

Mi madre sollozaba sobre la mesa, y me mira con ojos tristes.

-No me mires así-le digo con voz fría. He cambiado, lo sé, lo noto por la extrañeza con que me miran los demás.

-¿Dónde está la Bellatrix alegre y risueña que nació de mi vientre?-dice me madre sentada en la mesa, mientras mi hermana se acerca y la consuela.

-Esa es una buena pregunta-dice Narcissa, fulminándome con la mirada.

-Esa Bellatrix murió, desapareció...cuando Sirius se fue de esta casa-digo, saliendo de la cocina. En la sala de estar se encuentran "los hombres" de la familia. Me detengo en la puerta, cruzándome de brazos y torciendo los labios.

Mi padre me mira y me sonríe. Sí, soy su hija favorita, tengo su temperamento, y a él le encanta que no me deje maltratar por Rodolphus.

-Hija, ven, siéntate con nosotros-me acerco a él. Siento varias miradas sobre mí. Me encanta darme cuenta de lo que provoco en los hombres, soy una de las mujeres más atractivas de este maldito mundo. Rodolphus me mira con sorna.

Me siento junto a él y cruzo una pierna. Mi falda es bastante corta, y sé que la mayoría de los presentes miran mis piernas en este momento.

-Bellatrix, te ves hermosa hoy-dice Rabastan mirando mi escote.

-Lo sé-le sonrío, y Rodolphus gruñe. Me acerco a él y le beso la mejilla. Sé que le molesta que sea mimosa durante el día, y en las noches ni siquiera me acerco a él. Mi marido se estremece.

-¿Cuándo piensan darme nietos?-pregunta el padre de Rodolphus. Sonrío y me encojo de hombros.

-Bella...¿tú no tienes ningún problema no?-me pregunta mi suegra mirándome con sus detestables ojos.

-¿Por qué tiene que ser mi hija la del problema?-pregunta mi padre enojado-Rodolphus puede ser estéril o..impotente- Rabastan se ríe, mientras mira a su hermano.

-Quédate tranquilo padre, Rodolphus no es lo que tú dices-le guiño el ojo, y mi padre se ríe. Las mejillas pálidas de mi marido se han vuelto rojas. Pero la verdad es que no pienso darle hijos a Rodolphus, y tomo una poción que me ayuda a no quedar encinta. Además, Él no quiere que quede embarazada, la única vez que quedé...mejor no recordarlo. Pero Él quiere que espere a que todo esto termine..y luego veré.

-Algún día, algún día-digo, y paso mi brazo por los hombros de Rodolphus. Apoyo mi cabeza en su hombro, y sonrío.

-Rápido, la señora los llama-dice Kreacher bajando apresurado las escaleras.

Nos miramos, y subimos hacia la habitación principal. Mis tíos están en la cama, él respirando con dificultad, y ella sollozando sobre su pecho.

-Bella, Bella, ¿has enviado la carta?-me pregunta con ojos enrojecidos. Asiento con la cabeza, mientras los demás me miran sin comprender.

-Hermano-dice mi padre acercándose a la cama, y tomando la mano de mi tío.

Yo los miro desde la puerta. Narcissa y nuestra madre entran en ese instante.

-Perdí a mis dos hijos, Orión-dice Lestat desde la cama.

-No, no los has perdido-dice mi padre quebrándose. La familia está destruida, se desintegra de a poco. Los únicos que podían dejar descendientes Black, ya no están con nosotros: Regulus murió y tú...tú no piensas tener hijos. La campana de la puerta suena, haciéndonos sobresaltar. Segundos después, Kreacher entra a la habitación.

-El traidor..el traidor ha llegado-miro hacia la puerta, y entras tú. Te miro detenidamente, y siento que mi cuerpo se acalora. Respiro hondamente.

-Bienvenido, Sirius-digo, estrechándote la mano. Besas mi piel caballerosamente, mientras yo suspiro. Me miras a los ojos, y luego miras a tu madre. Te acercas a la cama y te sientas junto a tu padre. Mi padre te mira con el ceño fruncido, y se aleja de ti, dejándote el paso. Tu padre intenta tomarte la mano, se ve feliz, pero tú estás sombrío.

-Hijo-te dice, sonriendo. Tú tragas saliva-necesito decirte algo importante-te dice, con ojos humedecidos. No lo miras a la cara, más bien tienes la vista fija en el acolchado de terciopelo.

-¿Para qué quieres que esté aquí?-dices con voz dura, mirándolo.

-Si no te pido perdón por todo lo que te he hecho..-

-Lo que usted y su esposa me han hecho no tiene perdón de nadie-dices enojado. Tus padres te miran con caras ceñudas.

-¿Por qué dices eso?-te pregunta tu madre con voz quebrada.

-Ustedes no se han dado cuenta de todo lo que me han hecho, de lo que me han hecho sufrir durante toda mi vida, solo por ser diferente, por pensar de otra manera...por ser un gryffindor-

-Pero...Sirius..-

-PERO SIRIUS NADA-bramas-no pueden simplemente olvidar todo eso y pedirme perdón...soy un Black, y soy rencoroso, como todos ustedes-estás tenso, con los puños apretados.

-Hijo, por favor, perdóname-dice tu padre llorando.

-¿AHORA SOY TU HIJO?-bramas-no puedo olvidar todo lo que me has hecho, desde azotarme, hasta encerrarme durante varios días en el cuarto-

-Eso fue hace mucho tiempo-dice tu madre. Vaya, creo que habrá pelea por aquí.

-¿Hace mucho tiempo? puede ser, pero estará en mi memoria eternamente-

-Sirius, perdona a tu padre, solo así podrá descansar en paz-te digo, apoyando mi mano sobre tu hombro. Respiras hondamente y miras a tu padre.

-Ni que yo le pida perdón podrá descansar en paz, seguramente se irá al infierno cuando se muera-dices con voz dura.

-Sirius, no seas así-te digo con voz dulce. Sé que mi dulzura te suena falsa, pero tú eres el único que logra encender un fuego dentro de mí, y mis mejores sentimientos.

-¿Me perdonas?-pregunta tu padre. Me miras y yo asiento con la cabeza.

Respiras hondo.

-Sí, señor, lo perdono-dices, mirando al suelo. Volteas y sales de la habitación.

Noto como todos te miran raro, y corro tras de ti.

-Sirius, espera-te digo. Volteas y me miras. Los cuadros alrededor nuestro murmuran. Trago saliva al notar tus ojos sobre los míos.

-¿Qué quieres?-me preguntas brusco. Te miro con ojos tiernos, y te sonrío. No tienes ni idea de cuánto te amo.

-Debes irte-te digo, apoyando mis manos sobre tu pecho.

-¿Qué?¿por qué?-

-Alguien quiere..lastimarte-te digo, tragando saliva. Levantas una ceja.

-¿Alguien quiere lastimarme?-

-Por favor Sirius, debes irte, vete, huye, no vuelvas a Grimmauld Place-

-¿Por qué? Grimmauld Place será mío algún día-

-VETE...ÉL QUIERE ASESINARTE- tus ojos se abren de par en par.

-¿Voldemort?-

-No lo nombres-te digo apretando los dientes.

-¿Quiere asesinarme?-

-Debes esconderte, él sabe que tú tienes mucho que ver con los Potter-

-¿Por qué me lo dices?-me preguntas. Eres muy astuto-eres su mejor mortífaga, además...sé que él quiere asesinarme, vine porque..-me miras detenidamente. Siento como si me taladraras con la mirada-tú me lo pediste-

Me lanzo sobre ti.

-Por favor Sirius, vete, no quiero que te lastime-digo entre sollozos. De verdad no quiero que te lastime. Me sueltas, y bajas las escaleras.

-¿Qué has hecho Bella?-me pregunta una voz detrás de mí. Me volteo.

-Rodolphus..-

-Nuestro señor quiere verlo muerto, ¿y tú lo ayudas a huir?-pregunta con mirada ceñuda-eso es malo, muy malo-

-No digas nada Rodolphus-digo, temblando. Sé de lo que Él es capaz.-Por favor-

Respira hondamente, y me mira con pena.

-Yo te amo con toda mi alma Bellatrix, pero tú...te empeñas en seguir a Black, nuestro enemigo-miro al suelo.

-Por favor no le digas nada-digo rápidamente. Rodolphus niega con la cabeza.

Volteo y corro, siguiéndote. Tú estás parado frente a Rabastan. Los miro a ambos, precavida.

-Rabastan, déjalo ir-digo con voz dulce. Mi dulzura es increíblemente falsa. Tú me miras. Por Dios, cuánto daría porque esos labios me besaran. Tus cejas se curvan al notar que Rabastan mueve su mano hacia su cintura. Va a atacarte, y sé que lo sabes. Pero por algo soy la mejor mortífaga. Saco rápidamente mi varita de mi bolsillo y..

-Petrificus Totalus-

Pero otra voz gritó conmigo. Te miro, y veo que tienes tu varita en mano. Haz atacado a mi cuñado, el cual yace en el suelo inconsciente.

-Creo que se me fue la mano-dices sonriendo. Te acercas a mí. Muchos pasos se acercan-cuídate-me dices-te quiero-y desapareces. Me quedo parada en medio del pasillo, mirando a la puerta. Rodolphus se acerca detrás de mí, mientras Narcissa y Lucius le siguen. Miran a Rabastan.

-¿Qué hiciste?- me pregunta mi hermana.

-Lo ataqué-digo, mirándome las manos.

-¿A MI HERMANO?-brama Rodolphus.

-Sí, a tu hermano-subo las escaleras, y escucho que murmuran.

-AHHHHHHHHHHHHHH-se escucha. Corro hacia la habitación principal.

Mi tía llora sobre el cuerpo de su marido, mientras mis padres se abrazan.

-¿Qué...qué sucede?-pregunto. Mi madre me mira.

-Murió-dice, señalando a tu padre, el cual tiene una sonrisa en el rostro. Trago saliva. No soy de las que llora. Mi corazón es una dura roca, hermética, que no puede romperse por cualquier razón. El único capaz de romper ese hermetismo...eres tú. Mi hermana, Lucius y Rodolphus llegan en ese instante.

-¿Sus últimas palabras?-pregunto, mientras mi padre me mira enojado. Tu madre solloza.

-Sirius fueron sus últimas palabras- me estremezco. Vaya, el reciente muerto por lo menos se retractó de todo. Recuerdo muy bien la vez que te vi azotado. Tus ojos se veían tan...sombríos, y tu cuerpo estaba completamente maltrecho, y eso que eres tan lindo.

-Por Dios-dice Narcissa, abrazando a su marido. Rodolphus los mira y gruñe. Sé que le encantaría que nosotros fuésemos así, pero Lucius ama a Narcissa, y sé que ella muere por él, lo contrario a mí. Salgo del cuarto y bajo las escaleras.

Detesto que mi marido me fulmine con la mirada. Entro a mi cuarto.

-Bellatrix, supe lo que hiciste-dice una voz fría. Me paro en seco. Oh Dios, lo sabe. Trago saliva.

-Mi señor, yo...-

-Nada de reverencias ni de súplicas Bella, lo que hiciste estuvo mal-

-Lo sé, pero es...-levanta su varita. Sé lo que va a hacerme. Mis ojos se humedecen. Siento un inmenso dolor en mis huesos. El encantamiento Cruciatus, por lo menos no me asesinará, soy su más fiel seguidora. Aunque mi adoración por Él no se compara con lo que siento por ti, por ti, mi Sirius.

Escucho que me habla, pero mis labios no se abren. No puedo hablar, mi cuerpo me duele, caeré inconsciente en cualquier momento. Cierro los ojos despacio, y te veo frente a mí. Sonrió. Todo este sufrimiento no importa si es por ti Sirius, todo sea por que estés bien amor. Siento el frío suelo en mi mejilla izquierda, y veo sus pies.

-¿Quieres morir?- me pregunta.

-Claro que no-digo. Mis ojos se están nublando, mis manos están entumecidas, mi corazón late a mil, me falta el aire... por favor, Sirius, huye mientras puedas.

Mis ojos se están cerrando, el dolor es insoportable, creo que moriré.