Volviendo a descubrirte, sufriendo y... ¿amándote?
Aviso: Los personajes no me pertenecen, son de J. K. Rowling.
Capitulo 6.
El tiempo había pasado, pero seguía siendo el hombre fuerte, arrogante, poderoso y despiadado. El londinense, en apariencia inconmovible. El hombre que jamás se inmutaba ante nada.
Aquella mañana trabajaba, como tantas otras, en su despacho. Había varios arquitectos reunidos a su alrededor. Jamás había estudiado arquitectura, y muchas veces tiraba a la basura el trabajo de sus arquitectos y diseñaba un plano nuevo que dejaba atónitos a sus empleados.
Alex, dominando su entusiasmo, entró en el despacho aquella mañana y al ver a los arquitectos se contuvo.
-¿Deseas algo urgente Alex?
-Si.
-Te llamaré cuando termine.
-Es... es muy urgente Draco.
-También esto lo es –cortó secamente. –Te llamaré.
Alex se retiró. Jamás lo entendería bastante. Aquellos cuatro años pasados parecían haberlo endurecido aún más. Ni una sola vez durante ese tiempo pronunció el nombre de su esposa y cuando Alex lo hacía, lo escuchaba en silencio, sin hacer un solo comentario.
Dover era una ciudad de unos quince mil habitantes. Naturalmente se supo enseguida que Hermione Granger, la esposa del hombre poderoso, no vivía con él. Pero jamás en ningún lugar conocieron las causas, nadie hizo comentarios ni preguntas. Draco Malfoy era un hombre temible, se conocía su poder y su dinero. Hacer comentarios de algo que lo involucrara hubiera sido como pegarle una bofetada, y nadie habría querido la respuesta.
Solo Alex y su esposa Caroline sabían a medias lo que había pasado, y eran demasiado amigos de Draco para hablar de aquel asunto.
Se retiró a su despacho y a media mañana Fabrizzio le avisó que su jefe lo esperaba. Se puso en pie y se dirigió al despacho de su amigo. Draco estaba allí, sentado tras el escritorios, con su habitual frialdad en los ojos.
-Siéntate Alex, ¿de qué se trata?
-De ella.
"Ella", para Draco, sólo podía ser Hermione, pero aún así se mantuvo inmóvil.
-¿Otra vez? ¿No te das cuenta que no me importa?
- Te inquieta.
Draco levantó una ceja. Si, lo inquietaba. Decir lo contrario sería absurdo. Había sido la única mujer que le había dejado huella. La única que había tenido y no había podido dominar. La única que había hecho algo con sus emociones. Pero no lo sabría jamás ni el mismo Alex que era su mejor amigo.
-Ya la encontré –agregó Alex sin esperar respuesta, porque sabía que el rubio no iba a contestar.
-Ah! –fue lo que salió de la boca de Draco, inmutable, inexpresivo.
-Tiene un hijo.
Eso si lo hizo reaccionar. Se puso en pie y se sentó con la misma rapidez. Por un instante, Alex creyó que iba a estallar en insultos. Pero no fue así, dominado, una vez más, preguntó tan solo con acento indefinible:
-¿Mío?
-Por supuesto.
-Estas muy seguro.
-Aquí te traigo el informe, puedes leerlo.
Draco movió la mano con indiferencia.
-Léelo tú. Te escucho.
Alex lo miró fijamente.
-¿No te conmueve saber que nueve meses después de abandonarte tuvo un hijo?
-Me interesa el niño –dijo tan solo. –Sigue.
-Trabaja.
-Supongo que no vivirá del aire... el dinero que se llevó apenas si le alcanzaría para comer una semana...
-Trabaja desde el primer día, vive sola con una mujer que cuida de su hijo. El niño tiene tres años y pico.
-Ya...
-Atiende una casa de ropa para niños.
-Muy poco interesante, ¿no crees?
-Sin ironías Draco, te estoy hablando de algo muy íntimo para ti.
-¿Lo dices por ella o por el niño? –preguntó con el rostro serio.
-Por los dos. Pudiste divorciarte y formar un nuevo hogar. Nadie podía evitarlo y hubiera sido muy fácil para ti.
-Sin comentarios –cortó. –Dame la dirección.
-¿Qué vas a hacer?
-Aún no lo sé. Puedo continuar mii vida e ignorar la existencia de mi hijo, o quizá pueda mandar a buscarlo.
Alex se estremeció.
-No pensarás sacarle el niño, ¿verdad?. Eso sería peor que matarla.
Draco no se inmutó en lo más mínimo. Miró a su amigo y respondió:
-Estaría en todo mi derecho Alex. Es mi hijo, según dices.
-Lo es. Está inscrito como tu hijo. Tu mujer no tiene amantes ni amigos. Su hijo y la mujer que lo cuida mientras ella trabaja para mantenerlo. Vive en un departamento humilde y tiene una vida alejada de la sociedad.
-No me interesa lo que dices Alex. Sólo hay una cosa por la cual te escuche: mi hijo. –llamando a su secretario ordenó: -Envíenme los planos del edificio West.
-Draco, deja tus planos. Te estoy hablando de algo muy importante.
-¿Para ti o para mi?
-Para ti, por supuesto.
-No te pedí que la buscaras. Durante cuatro años, una vez al mes viniste a darme noticias. Te ha costado un dineral la búsqueda de mi esposa. ¿Por qué? A mi no me importa.
Alex lo miró fijamente:
-Te importa Draco –dijo entre dientes y con súbita energía. –Si no te interesara, te habrías divorciado de ella y casado con otra.
Alguien tocó la puerta.
-Pasen –ordenó Draco, como si nada hubiera pasado.
Fabrizzio entro llevando una abultada cartera.
-Puede retirarse –dijo Draco.
-Permiso señor.
Fabrizzio salió preguntándose qué le ocurría a su jefe para haberlo tratado de usted.
-Ahí te dejo la dirección –dijo Alex, poniéndose en pie y dejándole una tarjeta sobre el escritorio.
Serenamente, Draco la metió en el cajón. Alex pensó que al día siguiente ya no la encontraría.
Pasó una semana sin que Draco se moviera de su oficina, pero una mañana a la hora de presentarle el informe, se encontró con el despacho vacío. Al preguntarle al secretario por Draco, éste le dijo:
-No lo se señor. Esta mañana no ha venido, he llamado a su casa y me han dicho que se fue de viaje.
"¿A Londres?", pensó perplejo, Alex.
-0-
Era toda su vida. Lo tenía apretado contra si, besándolo una y otra vez. El niño la adoraba. June, la mujer que cuidaba de él, siempre se enternecía cuando Hermione llegaba del trabajo y se encontraba con su hijo. Thomas corría a su lado, se colgaba de su cuello y le gritaba con su vocecita:
-¡Mami, mami!
Ella susurraba, embelesada:
-Mi amadísimo hijo...
Y allí estaban, juntos, inseparables, hasta que ella volvía al trabajo. Nunca salía de la casa, excepto para trabajar. June le decía cada tanto:
-Es joven Hermione, y tan bonita... ¿por qué no sale? Yo cuidaré al niño...
Hermione la miraba asombrada y con su voz de niña buena le decía siempre lo mismo:
-No tengo más mundo que este June, ni tampoco más felicidad. No quiero nada más, sólo hacer de él un hombre de verdad y para eso debo dedicarle mi vida.
June nunca preguntó por el padre del niño. Pero un día ella, llorando, le contó toda su vida. Desde que se enteró que su madre había dejado a su padre, (N/A: por supuesto que no le contó nada de Hogwarts) luego cuando había fallecido y había tenido que quedarse con su padre, borracho y cruel que había vendido su vida vilmente. El trato que le había dado su esposo, su huida, trabajar, la ilusión cuando se enteró que estaba embarazada. El dolor que le produjo al mismo tiempo saber que iba a tener un hijo de aquel hombre, a la vez la felicidad de saber que era su hijo, su propio hijo. Las veces que cambió de residencia, temiendo que él la buscara y la tranquilidad cuando supo que no lo hacía. No porque alguien se lo hubiera dicho, sino porque se dio cuenta dado el silencio que había a su alrededor.
Y después la llegada de Thomas, en un hospital publico. Al salir de allí el hambre pasada, los apuros para mantenerlo, la lucha para encontrar un nuevo trabajo. Y después cuando la encontró a ella y le confió a su hijo...
June lloró mucho aquel día oyéndola y juró que jamás se iría de su lado y la ayudaría en todo lo que pudiera y así lo hizo. Gracias a ella, podía trabajar tranquila. Lo hacía durante las horas comerciales en una tienda de ropa para niños y luego llevaba dos balances con el fin de reforzar el suelo para vivir mejor.
Aquella noche acababa de llegar. Eran las ocho y media de un mes de enero. Tenía al niño sentado en sus rodillas y lo besaba. El chiquitín la adoraba. Su mamita era para él lo más esencial. Tanto era así que cuando ella llegaba, ya no había para él ni caballos, ni pelotas, ni trenes.
Hermione estaba más bella que nunca, si esto era posible. Había en el fondo de sus pupilas una madurez prematura que hacía mas profundo el mirar de sus ojos. Llevaba el pelo castaño, abundante y sedoso; suelto y cayendo como una cascada de perfectos bucles. Seguía siendo educada, suave en sus modales y muy femenina.
Aquella noche sonaron unos golpes en la puerta. June, que hacía la comida, se volvió hacia el estar.
-¿No han llamado Hermione?
Ella no había escuchado.
-No se. Quizá, pero no creo. No he oído nada. Tal vez fue al lado.
Sonó el timbre.
-Si –dijo levantándose con el niño en brazos. –Fue aquí. No se quien podrá ser. Nadie nos molesta jamás.
-Iré a ver.
Volvió a sentarse con el niño, mimándolo. Thomas hacía monadas, le pasaba las manos por el rostro, la besaba y reía feliz.
Hermione oyó distraída como se abría la puerta y la exclamación asombrada de June. No oyó una sola voz, pero sí pasos. Y después de cuatro años reconoció aquellos pasos. Su puso de un salto en pie.
June gritaba por el pasillo, ya recuperada del sobresalto inicial:
-Pero, ¿adonde va usted? ¿Quién es? ¿Qué quiere...?
Él no contestó. Entro en la salita y quedó parado en la puerta, mirándola a ella. No miró al niño. La miró a ella de tal modo que Hermione vivió en un segundo todos los instantes pasados a su lado. Los vivió como si aún estuvieran ocurriendo. Muy pálida, temblando, apretó al niño contra sí. Lo abrazó como si tuviera miedo que se lo robaran.
June, sofocada, sin comprender nada, gritaba aún tras el intruso:
-Pero, ¿qué se ha creído usted? Esta es una casa de familia, ¡salga ahora mismo!
El hombre ni la miró. Seguía contemplando a Hermione. Sus ojos la desnudaban, sus labios apretados parecían tallados, sellados con fiereza.
-June –susurró Hermione con una voz diferente a la que conocía la niñera. –Es... es... mi marido.
-Oh, ah, ya...
Y bruscamente, dio media vuelta y se perdió tras la puerta.
-0-
Hermione, aún bajo la mirada impasible de él, le dio la espalda y le dijo ahogadamente:
-Pasa, si es que quieres hablar conmigo...
Él no contestó. Cruzo la puerta y se encontró en una pieza pequeña, donde había dos butacas y dos mesas.
Hermione, sin soltar a su hijo, murmuró:
-Es... mi dormitorio, durante el día es el cuarto de juegos para... el niño.
Estaba cohibida. Ya no era la mujer valiente, altiva y distante, llena de orgullo herido. Sabía a lo que se exponía. Por nada ni nadie hubiera concedido su dignidad de mujer, pero su hijo... Por él daría la vida y todo lo demás era muy poco comparado con aquel niño que era toda su vida. Y sabía que una palabra de Draco Malfoy, sería suficiente para arrebatárselo.
Él no había dicho aún una palabra. Por eso, ignoraba si llegaba en son de paz o de guerra. De paz, no. No sabía sostenerla. Era hombre pendenciero, absorbente y luchador. No admitía la derrota. Ni con ella la había admitido, cada vez que, durante cuatro años, no se preocupó en buscarla, demostrando así que le importaba muy poco ni tampoco le interesaba su desaparición.
Pero existía el niño ¿Llegaba por ella o por el niño? ¿Quién lo había llevado hasta allí? ¿Por qué?
Por lo pronto sabía que aún no había mirado ni una vez al chiquillo, lo que indicaba que no estaba allí por él.
-Puedes sentarte –dijo Hermione. –Si quieres hablar conmigo.
-Quiero -fue la firme, seca y áspera respuesta. –Pero que la criada se lleve a ese niño.
-Es... es tu hijo.
Thomas, sin enterarse de nada, sin mirar a aquel hombre, besuqueaba a su madre y seguía haciendo monadas.
-Eso –cortó Draco. –Tendrá que verse. Que se lo lleve.
Abrumada, Hermione dio la vuelta, salió y regresó segundos después sin él. Draco seguía en pie. La miraba de aquel modo, como si aún estuviera en la habitación de ambos y fuera a besarla. Pero no la besó. La miró de arriba abajo y dijo hiriente:
-Sigues siendo muy hermosa.
-Si has venido a decirme eso...
-No. No he venido a eso. Pero me doy cuenta, no soy ciego. Me pregunto cuántos hombres, durante estos cuatro años, te habrán dicho lo mismo que acabo de decirte.
-Supongo que eso no te importará mucho.
-Sigues interesándome. –dijo él, cortante, seco, siempre dueño de la situación.
-No quiero vivir contigo –dijo ella ahogadamente. –Ya se todo lo que puedes darme.
-No lo sabes. Te fuiste sin saberlo.
-Dicen que para muestras basta un botón.
-Se usan muchos botones al cabo de una vida.
-Acabemos. ¿Qué deseas de mi? ¿Quién te dijo donde vivía? ¿Por qué no te has asombrado al ver al niño?
-No estoy obligado a responder tus preguntas. Las cosas han cambiado mucho, ¿no?. Supongo que te habrás dado cuenta de eso.
No respondió, pero se había dado cuenta... El niño... todo era muy distinto y todo iba en contra de ella, si él quería. Se mojó los labios con la lengua, fue un gesto simple, pero que excitó a Draco. Se contuvo. Supo que aquella mujer seguía siendo muy atractiva para él. Iba a ser difícil abandonarla, como fue su primera intención. Llevarse al niño, arrebatárselo sin piedad y dejarla a ella. Pero no iba a ser posible, él no era de hierro aunque los demás lo juzgaran así. Él era un hombre de carne y hueso y la única mujer que dijo algo en su vida estaba allí, era aquella.
Reprimió sus ansiedades. Habló con la mayor indiferencia. Nadie podría decir que aquel hombre vibraba y sentía algo muy dulce dentro de sí.
-No me he molestado en buscarte –dijo con sequedad.
-Me lo imagino. Era demasiada poca cosa para que un tipo tan soberbio como tú se humillara buscando una mujer que no deseaba vivir con él.
En contra de lo que Hermione esperaba, él preguntó:
-¿Y sigues pensando que no quieres vivir conmigo?
Hermione se agitó, por lo visto no había llegado allí tan solo por su hijo.
-Sigo pensándolo.
-Quiero que sepas una cosa antes de decidir tu vida y la mía juntos, si es que al fin llegamos a decidirla. Yo no te he buscado, pero Alex, que es un sentimental, lo hizo por mí. Me hablo de tu hijo y he venido a buscarlo.
Hermione se puso en pie lentamente y habló con voz consternada:
-No tienes derecho.
-Humano, tal vez no –cortó con severidad. –Pero sabes muy bien que los derechos humanos no me importan. Los civiles si. Es mi hijo, aunque no lo sea.
-Lo es.
-Más a mi favor. Creo que aunque supiera que no lo era, me lo hubiera llevado igualmente. Pienso hacerlo por las buenas. Me lo llevaré esta misma noche.
-No puedes, ¡oh, no! No puedes hacerme eso.
Draco ya sabía que no iba a poder, aunque se lo propusiera. El destino quería que no fuera así, porque la necesitaba en su vida de hombre. Pero tenía que hacerla sufrir tanto como él había sufrido en silencio.
-Escucha. Lo que tú me digas en este sentido me importa muy poco. No me divorcié de ti, no me interesó hacerlo. Has huido del hogar, has abandonado tus deberes.
-Pediré el divorcio y exigiré que me den al niño.
-Tampoco así ganarás. En primer lugar porque nunca te daré el divorcio y en segundo lugar porque no vale la pena que luches por tu hijo, lo perderás de igual modo.
-Has venido aquí sabiendo –dijo ahogadamente –que me tenías en tus manos.
-Ciertamente.
-Nunca has sentido piedad.
Si, la había sentido. Por él primero y después por ella. Incluso la sintió por Richard. Él sentía piedad muchas veces, pero era de seres débiles confesarlo.
-Por supuesto que no.
-Soy la madre de tu hijo.
-Concediéndote ese derecho, te daré una alternativa: vivir de nuevo conmigo.
Ella se estremeció.
-En las mismas condiciones –dijo sin preguntar.
-Si.
-No puedo.
-¿Por el odio que me tienes?
-Por el asco que me das.
No estalló, Draco sabía dominarse.
-Más feroz será tu castigo.
-Te pido por Dios...
-¿Tú suplicando?
-Es mi hijo el que está en medio de los dos –gritó. –Es mi hijo. Lo he traído al mundo, he velado por él, es toda mi vida.
La miraba al hablar. Ella sintió rabia de que la estuviera conociendo como nunca lo había hecho. Draco dijo despiadado:
-Creí que no tenías sensibilidad.
-Sólo para él.
-No seas ilusa. Cuando existe para un hijo, existe para un segundo más. Tengo el auto aquí abajo.
-Ahora... no puede ser, son las diez de la noche.
-No quiero correr el riesgo de que te escapes. Ah, y ve pensando en dejar aquí a esa mujer. A mi hijo, en Dover lo cuidará una persona totalmente adicta a mí. Se que, sin él, nunca me abandonarás. Prefiero tener seguro a mi hijo.
-Y tú, tan poderoso, no te humilla saber que me tienes a la fuerza.
-Lo único que me interesa es tenerte –dijo despiadado. –No he olvidado aún como te he tenido hace cuatro años. Quiero tenerte otra vez.
Hermione sintió vergüenza en el rostro. Pero, sin decir nada, se puso en pie y obedeció.
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Holas!!! Todos bien??? Yo si, vieron que les traje el chapt, en menos de dos semanas!!! Jeje, lo que pasa es que tengo un montón de ideas para este fic, y con Resultados es como que se me fue la inspiración... jejeje, pero bueno, veremos como seguirlo...
Otra vez con el Draki malo... pero solo por fuera... supongo que ya se habrán dado cuenta que por dentro es tan tierno como un peluche... jejejeje.
Ahora si, contesto reviews, muchas gracias por todos!!!
Elanor Black: como que mala? Che, eso no vale! Jejeje, pero bueno, aquí tienes lo que ha hecho Herm en los cuatro años... espero que te haya gustado el chapt, besos!
kisuna: Hola linda! Todo bien? Espero que si, muchísimas gracias por todos los halagos, me pongo colorada... jejeje. Bueno, espero que te haya gustado el capi, y a ver cuando actualizas tu fic! Besotes!
Mary Granger: Holas! Bueno, la verdad es que no tengo problema en ayudarte a subir tu fic a la web, solo mandame un mail (porque no tengo el tuyo oo, jeje) y te explico. Sobre resultados, como veras ya lo continue... jeje, espero que te haya gustado el chap, besos!
Taeko: Holas! Vaya review! Jeje, pero me encantan asi largos y no me aburren para nada, bueno, te paso a explicar (sacando un poco de la galera las respuestas, jeje). Herm obviamente sabe que existe la protección al menor, pero vos que harias si te sacan de donde siempre vivis y te llevan con alguien que vive golpeandote, en un lugar donde no conoces nada... yo la vdd que me muero ahí nomas, jeje, que poco valiente... seguimos... Sobre si sus amigos no la buscan, obvio que si la buscaron al principio, pero ten en cuenta que Herm salió del mundo mágico, su padre le rompio la varita y encima no vive donde lo hacía siempre asi que es medio difícil no?? Pero bueno, igual no sera siempre asi... tampoco Herm y Draki no se reconoceran nunca... ya lo veremos... jeje, me alegro de haberte enseñado una nueva palabra, jajaja. Bueno, ya te dejo, espero que te haya gustado el chapt y cuando termine de actualizar me voy a leer tu actualizacion, jeje, besotes!
Asil Black: ¿? ¿? No entendi que quisiste decir... me explicas?
Akiori Sara Hiwatari Akiyama: Holas! Aquí te traigo el sgte chapt, espero que te haya gustado, besos!
Flor Malfoy: Hooola manis!!! Todo bien? Espero que si, bueno no te contesto el rr xq ya te lo dije x mail, jeje, que te parecio el chapt? Quedo bien? Bueno y ademas queria decirte QUE TE EXTRAÑO!!! Jeje, te mando un millon de besotes!!!!
Hitomi: Holas! Jeje, no me mates plis!!!! Jajajaja, aquí traigo la continuación, por el bien de mi cuello, jejeje, espero que te haya gustado, besotes!
Lanier: Hola! Muchas gracias por los halagos! Espero que te haya gustado el chapt, besos!
Ahora les dejo mi mail por si necesitan algo, es: natty(guión bajo)malfoy(arroba)hotmail.com jeje, lo tengo que poner asi porque sino no me lo deja poner! Jeje.
Listo, ahora vienen las recomendaciones. (jeje, Hitomi me diste la idea de copiar y pegar, jeje)
Primero, los invito a leer mis dos fics (próximamente tres...), que son Dr / Hr, uno ya está terminado y es cortito y el otro es más largo asi que tienen para elegir, jeje. Les dejo el link de mi perfil:
http : www . fanfiction . net / profile . php?userid=346668
Segundo, recomiendo con mucha seguridad los fics de mi manis Flor Malfoy que estan buenísimos, son dos (tb próximamente tres, jejeje) Dr / Hr muy lindos. Tb les dejo el link de su perfil:
http : www . fanfiction . net / flormalfoy
Y por último dos fics de mis amigas Hitomi y Taeko, que también están muy buenos:
La hija de Lord Voldemort:
http : www . fanfiction . net / read . php?storyid=1858730
Secretos de Secretos:
http : www . fanfiction . net / read . php?storyid=1860089
Bueno, eso ha sido todo por esta vez, espero sus reviews o mails.
Besotes a todos!!!
Hasta la próxima!!!
-o0o-o0o-o0o-o0o- Natty Malfoy!!! –o0o-o0o-o0o-o0o-
