Disclaimer: Lo de siempre los personajes no son mios pertenecen a Rowling a la Warner y no sé si a alguien más. No gano nada con esto solo lo hago para divertirme yo y espero que para divertiros a vosotros.

CONTIENE SPOLIERS DEL SEXTO LIBRO


Ron y Hermione se giraron rápidamente mirando a Laura, esta negó con la cabeza.

- Creo chicos que será mejor que cenéis, Harry necesita tiempo. Mañana será otro día para todos- Laura ya se levantaba de la mesa y seguía la misma dirección que solo dos minutos antes había seguido el niño que vivió.

Salió al jardín, aunque era una noche de verano ya empezaba a refrescar, sobre todo en esta zona de Inglaterra, se arropó inconscientemente con su chaqueta y agudizó sus sentidos para descubrir al joven gryffindor. No tardó mucho en percibir un pequeño llanto proveniente de una de las esquinas del jardín y tan sigilosamente como una serpiente se deslizó hacia él.

-Harry…- comenzó Laura temerosa.

-Déjame, me habéis traicionado. Me hizo creer que era especial, que solo yo sabía lo de los Horcruxes pero no, había alguien más, siempre hay alguien más- la voz de Harry sonaba dolida, angustiada.

- Escúchame Harry, él no te engañó, no se lo contó a nadie, pero de algún modo creía que su tiempo se acababa y pensó que a lo mejor no le llegaba para hacer todo lo que tenía que hacer y … me cargó con esta carga.- dijo Laura mientras se sentaba en el suelo al lado de Harry.

- Ya, y suponemos que solo te eligió a ti, por favor, seguramente McGonagall está al tanto y Snape, como no…- ahora Harry estaba hundido con los ojos verdes brillando por las lágrimas.

-Harry, Albus no me lo dijo directamente, yo lo sé porque yo también estuve allí.

Ahora la cara de Harry mudó de expresión, y demostró una ira y un odio fuera de lo normal.

-Así que Dumbledore me tenía como a un muñeco de feria que mostraba a sus allegados para divertimento del personal- las palabras salieron escupidas de su boca.

-Oh! Cállate ya Potter. No sabes nada, Albus se preocupaba demasiado por ti, eras su mundo aunque a muchos le doliera admitirlo. Y no solo se sacrificó él sino que sacrificó a los suyos porque tu lucha y tu vida tuviera una oportunidad- Laura lo miraba airada- Sabía que no le quedaba tiempo y sobre todo sabía que su lucha sería en vano si tú no quedabas preparado para enfrentarte a Voldemort. Yo también estuve allí la noche que murió, yo también fui condenada como tú a ser una mera espectadora de su muerte. Pero por ahora no vago por el mundo como un mártir, asumo las consecuencias y busco un sentido al acto tan "altruista" de Albus. Te condenó a ver como tu odiado profesor, lo mataba, a mi me condenó a ver como mi marido se convertía en un asesino. He dormido tanto como tú estos meses, pero para tu información, sólo he podido conseguir un pensadero, el que tú tienes en tu habitación y mis sueños aún siguen siendo tan dolorosos como un cruciatux. Escúchame bien, cuando tengas a bien madurar y asumir lo que te ha tocado vivir, búscame, y quizás el sacrificio de Dumbledore no haya sido en vano.

Laura se levantó del suelo y sin mirar ni una sola vez atrás abandonó el jardín. Harry sumido en sus pensamientos observó la sombra de esa mujer desaparecer en la casa, sus palabras cual dagas afiladas se clavaban en su corazón y sin poder contenerlo de nuevo rompió a llorar.

Laura se levantó a la mañana siguiente como si nada hubiera pasado. Se dirigió al comedor a desayunar y allí se encontró a Hermione y Ron que la interrogaban con la mirada. Tras un leve saludo se dispuso a desayunar. Ninguno de los tres cruzó palabra en el desayuno aunque por la mente de los jóvenes pasara una y otra vez los sucesos de la noche anterior. Estaban a punto de terminar cuando Harry hizo su entrada en el comedor. Los tres se giraron a mirarlo. El joven gryffindor tenía el cabello alborotado, algo más que de costumbre, tenía unas grandes ojeras y mostraba el aspecto típico de alguien que ha pasado la noche dando vueltas en la cama pero sin acabar de encontrar el sueño.

- Buenos días Harry- le saludó alegremente Laura- Veo que no has tenido una buena noche.

- Es usted muy perspicaz. ¿No ha pensado en dedicarse a la adivinación?- le respondió Harry irónicamente.

- Supongo que habrá pensado en lo que le dije- Laura siguió diciendo sin importarle la cara de sorpresa y aturdimiento que mostraban los otros dos jóvenes.

- Creo que merezco unas explicaciones- dijo Harry escuetamente.

Laura lo miró fijamente intentando averiguar que pasaba por la mente del muchacho. Sabía que podía usar Oclumancia con él, pero no quería transgredir de ese modo la confianza del joven.

- Desayune primero Sr. Potter- le contestó Laura- Nos vemos en media hora en la biblioteca. Pueden venir los tres.

Laura se levantó de su asiento y con una ligera inclinación de cabeza a modo de saludo abandonó la habitación. Ninguno de los tres dijo nada, auque Hermione y Ron se preguntaban que había pasado allí. Harry desayunó en silencio. 20 minutos después los tres abandonaron el comedor y en el mismo silencio tácito que se había instalado entre ellos se desplazaron a la planta superior donde se encontraba la biblioteca.

Laura ya estaba en la biblioteca, de pie con los brazos cruzados tenía su mirada perdida en los terrenos que se extendían más allá de la casa. No dio señales de haberlos visto entrar aunque sus sentido perfectamente desarrollados para la batalla, le habían indicado que los jóvenes acababan de entrar.

- Sentaros y poneros cómodos- su voz sobresaltó a los tres que no esperaban haber sido oídos.

Los tres tomaron asientos en unos cómodos sofás que adornaban la biblioteca. Esperaban que Laura se sentara con ellos, pero no, la joven tenía otras intenciones. Su voz llegó clara pero distante, como si en realidad ella misma se encontrara a kilómetros de distancia de allí.

- Me fui de Hogwarts hace seis años. Había pasado allí los últimos nueve años de mi vida. Volví al mundo muggle, con mi familia pensando que allí sería feliz. Si había conseguido olvidar ese mundo cuando entre en Hogwarts¿por qué no podría hacerlo al revés? Pero me bastaron unas solas semanas para entender que no sería así. – Laura se giró ahora y los miró fijamente- Así que usé algo de dinero que digamos había heredado, y solicitando algunos favores conseguí mi plaza en Durmstrang.

Los tres chicos abrieron sus ojos como platos.

-¿Durmstrang¿Has recibido una enseñanza especial en defensa contra las artes oscuras?- preguntó Harry boquiabierto.

- No exactamente, Durmstrang es conocido por su gran nivel en Defensa contra la Artes Oscuras, pero evidentemente no es lo único que enseña. Tienen un alto profesorado en cualquier otra materia. – Les explicó Laura- Tú eliges las asignaturas que quieres cursar y ellos comprueban que tu nivel es el adecuado para seguir el ritmo de clases.

- Pero, hay una cosa que no entiendo- le dijo Hermione- Tú ya habías terminado tus estudios en Hogwarts. Además para entrar en Durmstrang hay que ser un sangre limpia.

- Si. Mi vida es demasiado complicada para encontrarle sentido. Pero como bien matizas Hermione, yo si había finalizado mis estudias en Hogwarts dos años antes. – Le respondió Laura- Los colegios de magia pueden ofrecer plazas a sus alumnos más brillantes para continuar su formación tras la etapa escolar. La mayoría las rechaza, el título que se adquiere en séptimo es más que suficiente para trabajar en el mundo mágico, incluso en el propio ministerio de magia. En Hogwarts hace años que no se ofrecen estas plazas. Por el contrario en Bulgaria el permanecer en la escuela dos años más es una práctica común y hay verdaderas luchas por las 10 plazas que ofertan al año. Además su fama se ha extendido a otros lugares lo cual implica que los propios alumnos de la escuela tengan que luchar con alumnos de otras escuelas.

- Entonces, es como una enseñanza Universitaria del mundo muggle- dijo Hermione.

- Digamos que solo dura dos años. Por norma general esta formación la empezaron a llevar a cabo todos aquellos magos que deseaban entrar en algo parecido a lo que en Inglaterra sería la escuela de aurores- comentó Laura- Perdían dos años pero se aseguraban la entrada. Después se extendió su dominio.

- Entonces debes ser muy buena en algunas….

La frase de Hermione quedó en el aire pues Laura la desestimó con un ligero movimiento de cabeza.

-Eso no es lo importante. Como íbamos diciendo ingresé en Durmstrang. Aquello era muy duro, quizás demasiado. No sólo teníamos clases en la escuela, sino también prácticas de campo y os puedo asegurar que a veces teníamos la impresión de estar en medio de una guerra de verdad. Llevaba allí tres meses, pronto llegarían las Navidades y vendría a casa a pasar unos agradables días de descanso. Pero… supongo que si quería nos ser encontrada debería haberme molestado en borrar mis huellas. El director me llamó a su despacho y me dijo que un muy buen amigo suyo me estaba buscando. Me llevó a la sala de visitas y allí sentado en un cómodo sofá se encontraba el mismísimo Albus Dumbledore.

- ¿Albus te fue a buscar?- preguntó Hermione sorprendida.

- Si y en solo 20 minutos me ganó para su causa de nuevo. Nunca me preguntó porque me había ido, ni en aquel momento ni en los seis años posteriores que estuve con él. Ni nunca me preguntó porque era tan reservada con él. Me habló de ti, ibas a entrar en Hogwarts y estaba preocupado - ahora Laura miraba a Harry directamente- Sabía que volvía a haber movimientos entre los seguidores de Voldemort y me dijo que me necesitaba. A veces tengo la sensación que Albus jugaba una gran partida de ajedrez contra Voldemort y cada uno de nosotros era una pieza con una misión determinada.

- Pues creo que la partida ha terminado, le han dado jaque al rey­- le contestó Harry.

- No Harry, tú eres el rey. Albus era la dama, tan poderosa, con total impunidad en sus movimientos, pero sin la cual la partida puede seguir su curso- Laura vio como Ron meneaba la cabeza en señal de asentimiento y se acordó de lo buen ajedrecista que era el pelirrojo- Seguí mi formación en Bulgaria pero con pleno permiso de mi director para abandonar la escuela siempre que Albus me necesitase. Durante un par de meses asistí escondida a las reuniones en el despacho del director, después fuimos conscientes que mi presencia en otras reuniones sería más complicada. Pensamos en hechizos de invisibilidad, una capa como la que tú tienes pero de algún modo ninguna de esas posibilidades nos convencían. Al final, Albus tuvo la mejor idea. Me convertí en un pequeño animago. La mascota preferida del director. Concluí mis estudios en Durmstrang, pero desde aquel día también asistí a todas la reuniones de la Orden, del director con sus allegados, lo acompañé en la búsqueda de Horcruxes… Al acabar mis dos años, pues me vine para Inglaterra, compré esta casa y seguí con Albus hasta el final.

- ¿Qué animago eres?- le preguntó Harry curioso.- No recuerdo a Albus llevando ninguna mascota en particular.

- Te sorprendería saberlo, soy una pequeña serpiente, un áspid- dijo Laura sonriendo.

- Mortal, dicen que la misma Cleopatra se mató con su veneno cuando fue rechazada por Marco Antonio- explicó Hermione como si estuviera comentando un dato de lo más usual.

- Creo que la fama que nos precede es excesiva. Por eso Harry sé lo de los horcruxes, estuve allí igual que tú. Y me duele igual que tú, hay noches que aún me pregunto porque nos condenó a revivir una y otra vez su muerte. Y creo que algún modo que en todo esto hay algo que se nos escapa.- la voz de Laura sonaba ahora extrañamente cansada.

- Creo que todo está demasiado claro, Albus no esperaba ser traicionado por el profesor Snape- la voz de Harry escupía lentamente las palabras.

- Puede que fuera así, pero Albus confiaba ciegamente en él. – les dijo Laura.

- Eso también nos lo dijo a nosotros, pero nunca nos dijo porque confiaba plenamente en él. – Le dijo Hermione- Laura entiende que por mucho que confiáramos en Albus, después de lo que Harry ha visto….

- Os entiendo. Yo tampoco sé porque Albus confiaba plenamente en Severus, pero sí sé porque lo hago yo. Creo en Severus, Harry, de algún modo incomprensible para mí, sobre todo después de lo que he visto sigo creyendo en él- le dijo Laura acercándose más a Harry.

- No…. No puedes creer en él. Tú viste como yo como mató a Albus. Su rostro descompuesto por el odio.- Harry estaba fuera de si.

- Harry, yo… conozco un Severus distinto al que vosotros conocéis. Si en mis años de Hogwarts alguien me hubiera dicho que Severus era un asesino lo hubiera creído a pies juntillas – Laura estaba ahora sentada y aguantaba fuertemente las ganas de llorar- Pero después conocí a un Severus distinto, y quiero, no debo pensar que ese es el verdadero Severus.

- No te creo- le atajó Harry bruscamente.

- Estás en tu pleno derecho de no hacerlo.- Laura sonreía tristemente ahora- Sé lo odioso que puede llegar a ser el cretino profesor de pociones.

Hermione se acercó a ella y la abrazó tiernamente. Laura se dejó acunar. Harry miró nuevamente a esa mujer, y se acercó a ella. Se imaginaba el dolor que tenía que estar pasando. La miró a los ojos y lentamente levantando su mano le acarició suavemente el rostro. Laura respondió a su caricia con una cálida sonrisa.

- Venga chicos debéis estar cansados- les dijo mientras se enjuagaba las lágrimas- Bajad a comer algo. Mañana seguiremos hablando.

- ¿No bajas a comer?- le preguntó Hermione.

- No tranquilos, ahora no tengo ganas.

Los tres se miraron una vez más pero supieron que era hora de dejar sola a Laura. Laura los vio salir de la biblioteca. Se sentó en un sillón cerca de la ventana.

Flash Back

Esa mañana estaba desayunando como todas la mañanas, de repente dos lechuzas entraron volando en el comedor. Una se dirigió a la mesa de gryffindor y dejó caer una carta sobre el tazón de cereales que se estaba comiendo Laura. La otra se dirigió a la mesa del profesorado. Laura se asustó al comprobar que el sobre traía el sello lacrado del ministerio. Lo abrió lentamente, las palabras se le hacían extrañas, de algún modo todo esto se escapaba a su comprensión. Quizás lo único que recordaba eran las últimas frases "y se le insta a usted Srta. Laura McGrant a presentarse en el Ministerio para formalizar el proceso que culminará con su boda con el Sr. Severus Snape". Laura miró entonces hacia la mesa del profesorado y observó como el profesor Snape leía una carta igual a la suya. Los dos se levantaron a la vez de sus respectivas mesas y se dirigieron al despacho del profesor Dumbledore.

Fin Flash Back

Laura no apareció a lo largo del día, de la biblioteca había ido a su dormitorio. Hoy no tenía ganas de enfrentarse a nadie ni a nada más. Se aisló en su propio mundo y buscó la tranquilidad suficiente para intentar conciliar un sueño que se le escapa últimamente.

Nadie dijo nada en los días posteriores, entre todos ellos se instaló un silencio no pactado. Seguían con su entrenamiento, pero todo lo que se dijo aquella tarde en la biblioteca quedó entre ellos. Fernando y Carlos seguían ayudando aunque había días en los cuales su ausencia se hacia más acusada. Había días en que todos se preguntaban si los verían volver a entrar por la puerta. El profeta anunciaba frecuentemente misteriosos asesinatos, desapariciones sin resolver y fallecimientos de aurores. Tanto los chicos como Laura tenían la sensación de que las bajas en nuestro bando eran mayores. El día para volver a Hogwarts ya había pasado, y tal como Laura temía, sus informadores le confirmaron que este años el número de alumnos había bajado peligrosamente.

Octubre trajo las primeras lluvias y los chicos tuvieron que entrenarse una mañana bajo la lluvia torrencial. Aquella tarde, antes los inmensos nubarrones que cubrían el cielo, Laura pensó que sería bueno realizar otro tipo de trabajo.

Tras la comida los citó de nuevo en la biblioteca.

­ - Buenas tardes chicos- dijo Laura mientras miraba por la ventana- Debido al clima, he pensado que quizás debamos elegir otro tipo de trabajo para esta tarde, no os vi muy entusiasmados esta mañana cuando tuvisteis que luchar bajo la lluvia.

- Yo creo que en días así es mejor entrenar dentro- dijo Ron que tosía levemente desde hoy a la mañana.

- Y cree usted Sr. Weasly que Lord Voldemort será tan condescendiente como para esperar a luchar un día de sol- Laura sonrío irónicamente a Ron.

Este meneó la cabeza en señal de asentimiento y se sentó en uno de los sofás.

- Por suerte o por desgracia ni él ni nosotros podemos controlar el tiempo, sólo esperamos que nos sea favorable y que sino sepamos aconstumbrarnos a los que nos toque.- Finalizó Laura.

Laura los miró sonriendo, y con un movimiento de su mano los instó a sentarse en unas cómodas sillas alrededor de la mesa. Ron se levantó de mala gana de su sofá y tomó asiento al lado de sus compañeros.

-Vamos a resumir lo que tenemos. Creo Harry que ya estás preparado para continuar la búsqueda de los horcruxes, pero como sabrás no tenemos muchas opciones de fallo- Laura explicó brevemente a los jóvenes.

- ¿Recordaremos todo?- preguntó Harry.

- Recordaremos lo más importante seguramente y si no siempre tenemos el pensadero.-dijo mirando a los tres jóvenes- A veces un pensadero es bueno para ver los sucesos desde otra perspectiva. ¿Están ellos al corriente de los horcruxes?

Harry asintió levemente con la cabeza.

- La teoría de Dumbledore se basaba en que Voldemort- Laura observó como Ron seguía a pesar de los meses pasados estremeciéndose ante este nombre- había partido su alma en siete pedazos. Un bonito número mágico.

- Pero algunos ya han aparecido- dijo Ron rápidamente.

- Si Ron, según creemos tenemos…

Laura se levantó entonces del asiento y moviendo su varita hizo aparecer un gran pizarrón. Embrujó una tiza que se dispuso a escribir.

"1.- El propio Voldemort.

2.- El diario que Harry destruyó en 2º.

3.- El anillo que Albus también destruyó.

4.- El medallón de slytherin, que no sabemos si está destruido o no."

- Hasta ahí es lo que conocemos, tenemos dos destruidos con seguridad, uno encontrado pero no sabemos si destruido, Voldemort evidentemente será el último y nos quedan por encontrar tres más- Laura miró a los jóvenes que ahora se miraban entre ellos- ¿Sucede algo?

- Es el medallón- empezó a explicar Harry- realmente el que encontramos en la cueva es falso.

- ¿Falso?- preguntó Laura visiblemente sorprendida.

Harry metió su mano en el bolsillo de su pantalón y de él sacó un pequeño objeto, el medallón. Lo abrió cuidadosamente extrayendo un papel arrugado y viejo de su interior. Laura extendió su mano y tomó el papel que Harry le pasaba. Laura bajó su vista hacia la hoja de papel y sus ojos se pararon en todas y cada una de las palabras.

'Al Señor Oscuro.

Sé que moriré mucho antes de que leas esto, pero quiero que sepas que fui yo quien descubrió tu secreto. He robado el auténtico Horcrux e intentaré destruirlo lo antes posible. Me enfrento a la muerte con la esperanza de que cuando te enfrenten, serás mortal una vez más.

R. A. B.'

Laura releyó una y otra vez las líneas como buscando una explicación. Pero no la encontró, no tenía ni idea de quien podía haber escrito eso.

­-No tenía ni idea- la voz de Laura sonaba extrañamente desilusionada- Debemos creer que R.A.B llevó a cabo su misión, destruir el Horcrux y por lo tanto que solo nos restan tres junto y el propio Lord por destruir.

- Albus creía que Voldemort había usado objetos pertenecientes a los fundadores. – le dijo Hermione.

- Lo sé, y hasta ahora tenemos el anillo y el medallón de slytherin. De gryffindor solo se conserva su espada y me consta que Voldemort no la ha utilizado.- dijo Laura pensando.

- ¿Cómo estás tan segura?- preguntó Ron.

Laura sonrió ante la pregunta del pelirrojo, y extendiendo su mano sacó la espada de detrás de unos libros.

-Obsérvala tú mismo- le respondió.

- ¿De dónde la has sacado?- le preguntó Harry, cogiéndola en sus manos y disfrutando de nuevo con su frío contacto sobre su piel.

-Del mismo sitio que el pensadero- respondió Laura poniendo cara inocente.

- ¿Has robado el pensadero de Albus?- preguntó Harry asombrado.

- Digamos que lo he tomado prestado- Laura miró a Harry- Oh! Potter no pongas esa cara, Minerva no sabía ni que estaba allí. Además que pretendías que me presentara en el callejón Diagon y comprara uno.

- Era una opción- dijo Hermione.

- No sabéis nada. El ministerio está controlando la mayoría de las compras que se realizan en el callejón y un pensadero os puedo asegurar que no es una compra común- Laura les explicaba- Si queríais me presentaba, "Hola Sr. Ministro soy Laura Snape, si la mujer del asesino del director de Hogwarts. Y he comprado un pensadero porque el Sr. Potter que está viviendo conmigo necesita dormir sin sueños".

Los tres se miraron entre ellos, en momentos así era cuando se daban de cuenta la poca preparación que poseían y agradecían la presencia de Laura en sus vidas.

- Touché!- contestó Harry.

-Sigamos. Sabemos que en su momento Voldemort tuvo en sus manos la taza de Helga Hufflepuff, y realmente su desaparición de casa de su última dueña conocida es lo último que se sabe de la reliquia de esta fundadora.- explicaba Laura pacientemente- Debemos suponer que esa taza se conserva a buen recaudo en la casa de alguno de sus más fieles mortifagos.

- Los Malfoy- escupió Harry.

- No, me inclino más por los Lestrange. Los Malfoy fueron receptores del diario, si Voldemort es tan inteligente como dicen no habría dejado dos trozos de su alma tan juntos, el descubrimiento de uno podría llevar al descubrimiento del otro.- Laura daba la sensación de estar pensando en voz alta

- Bien, pues suponiendo que sea la taza, y que sea Voldemort tenemos dos Horcruxes más- dijo Hermione- ¿Cuáles nos faltan?

- Supongamos que hay un objeto perteneciente a Rawenclaw. No tiene sentido que se hayan conservado objetos de los otros fundadores y no de ella- Laura seguía con sus explicaciones.

- Si, pero aunque se haya conservado un objeto de Rowena, no tenemos ni idea de cual es el último.- dijo Harry.

- No exactamente, Harry, tengo una idea. Una idea, quizás nos sea útil para descubrir cual puede ser el último horcrux. Por ahora nos centraremos en la búsqueda del objeto de Rowena y en intentar pensar como podemos obtener la taza de Huffelpuff.- Laura miró entonces a Hermione.- Necesito un favor, busca en la historia de Hogwarts, en los libros de historia mágica general, en donde quieras pero encuentra algo que nos pueda dar una pista sobre el objeto de Rawenclaw que debemos buscar.- Se giró a los otros dos chicos- Y vosotros buscad en la biblioteca información sobre los fénix.

- ¿Por qué?- preguntó Harry.

­- Hacedlo.

Laura se levantó y perdió su vista en los largos campos que se extendían más allá de la casa.

- Si me lo permites por ahora voy a guardar yo la nota- dijo mirando a Harry que asintió débilmente- Ahora podéis descansar.

Los tres abandonaron la sala. Laura se sentó de nuevo en un gran sofá, su mano volvió a jugar con la nota que Harry le había dado. Su intuición volvió a asaltarle, tenía dos presentimientos raros, con la nota y con la noche de la muerte de Albus. Había algo en esos dos sucesos que se le estaba escapando. Albus quería que yo estuviera allí, Albus quería que fuera testigo de su muerte y sabía que eso no había sido en vano. Sumida en sus pensamientos se olvidó de bajar a cenar y cuando la luz de la luna se coló por el gran ventanal enfrente del sofá Laura dormía profundamente.


Reviews:

Atenea217: Claro que voy a seguir con la historia, evidentemente vuestros reviews no sólo sirven para corregir errores sino también para animar al autor, o sea se, yo.

ophelia dakker y amsp14 : Me alegra mucho que os parezca interesante el fanfiction, y espero que a lo largo de la trama no os llegueis a sentir defraudadas.

Replika: Tu chico, o mejor dicho nuestro chico, empieza a salir en este capítulo, como comprenderás es difícil sacarlo mucho debido a su tendencia a hacer lo que no debe… pero no te preocupes que Laura lo recordará a menudo a lo largo de la historia.

galilea: No, enamorarlo de una niña de once años definitivamente sería pasarnos, lo de su ascendencia te enteraras a su debido tiempo pero como sabrás Albus siempre fue demasiado listo.

supermama: Hola de nuevo paisana, supongo que por ahí lloviendo tanto como por aquí. Me alegra que sigas leyendo mi historia, y sobre todo que te haya enganchado.

Y finalmente una sola palabra más para todos: GRACIAS.

Espero que me sigais leyendo.