Disclaimer: estos personajes no son míos... no gano nada con ellos, lo hago para divertirme y que se divierta la gente que me lee.
SPOLIERS DEL SEXTO LIBRO
El invierno cayó sobre la mansión Snape antes de lo que Laura y los chicos esperaban. La lluvia y la nieve hicieron acto de presencia, aunque ello no minó ni el optimismo ni la voluntad de los muchachos, que seguían trabajando incansablemente. Los entrenamientos se sucedían día tras día, sin protestas, además los veía por las tardes charlando entre ellos, o leyendo curiosos libros de magia. Buscando todo aquello que les pudiera ayudar.
Habían cenado temprano aquella noche, y tras una breve sobremesa Laura se encontró sola en el gran salón. Se sentó delante de la chimenea, hacía dos semanas que no sabía nada de Fernando ni de Carlos, y estaba preocupada. Le habían dicho que no volverían hasta Navidad, que sería dentro de otras dos semanas, pero Laura no podía dejar de pensar en donde estarían. Además estaba el entrenamiento de los chicos, Laura podía darles conocimientos básicos de muchas materias, pero eso a estas alturas ya no servía de nada. De repente una corazonada la asaltó, solía ser buena para esas cosas, pero en este caso quería estar fervientemente equivocada.
- Estás preocupada por ellos¿verdad?- la voz de Harry la sobresaltó.
Laura se giró lentamente en el sofá para ver como los tres chicos la miraban interrogantes.
-Si.- respondió escuetamente-Sentaos.
Los tres se sentaron en los sofás que había en la sala, acercándose tímidamente al fuego, que le ofrecía a la habitación una cálida temperatura.
- ¿No sabes donde están?- le preguntó Hermione mirándola fijamente.
-No, como tantas otras veces- le contestó Laura.
- Pero hoy estás más preocupada que de costumbre- le dijo Harry.
- Las cosas no andan bien ahí fuera- Laura se levantó de su asiento-y tengo miedo que intenten algo que no deben.
- Los quieres mucho¿verdad?- le dijo Hermione.
- Si, bastante. Para mi son como mi familia mágica.- Laura removía ahora las brasas como buscando consuelo en el fuego.
- ¿Hace mucho que os conocéis?- le preguntó el silencioso Ron.
- Mucho- Laura se sentó de nuevo mirando a los chicos- A Fernando lo conocí en el tren de Hogwarts y nunca nos volvimos a separar.
- Pero él es un slytherin- le dijo Harry.
-Si, y no creas que no nos fue difícil encontrar una forma de ser amigos. Creo que los gryffindor asumieron primero que era amiga de un slytherin que al revés- Laura sonreía ahora mientras recordaba sus días de Hogwarts- Minerva nos odiaba, siempre le montábamos alguna. Flich nos decía que nada bueno salía de una serpiente y un león juntos... Pasamos muchas tardes de castigo juntos. De algún modo me recuerda tanto a mi hermano.
- ¿Sólo fuisteis amigos?- Hermione se sonrojó ante su propia osadía.
- Digamos que no soy su tipo. – Hermione la miró fijamente ante esta respuesta- Nos hicimos pasar por novios una vez pero no, nunca lo fuimos. Fernando es la pareja de Carlos.
La boca de los tres chicos se abrió incrédulamente.
- Bueno pensé que os habríais dado cuenta. Conocimos a Carlos en nuestro último año en Hogwarts, era nuestro profesor de Defensa y como podéis suponer no duró más de un año en el cargo.- Laura sonreía tristemente mientras vagaba por sus recuerdos- Tras dos o tres tardes de castigo, encajamos enseguida, y tanto él como Fernando se hicieron grandes amigos. Eran buenos años.
- Y desde entonces ¿Y nunca os volvisteis a separar¿Y ellos tampoco?- preguntó Ron sorprendido.
-Oh! Si. Al acabar Hogwarts, yo me quedé dos años más con mi marido, Fernando jugó para un equipo de Quiddicht semiprofesional y Carlos trabajó como profesor de Defensa en España.- le explicó Laura- Fue mi salida de Hogwarts la que nos juntó de nuevo. Yo busqué a Carlos para pedirle una carta de recomendación para entrar en Durmstrang, ya que había sido mi último profesor de Defensa y Fernando con el que siempre había mantenido el contacto, me acompañó. El resto es historia…
- Y ahora trabajan para ti- le dijo Hermione.
-No, no trabajan para mí, trabajamos juntos. Carlos en bueno en Defensa, no es Severus pero es bueno- un deje de tristeza y añoranza acompañó a esta frase de Laura-Y Fernando y yo pues intentábamos ayudar. Yo había mejorado mi nivel en Bulgaria pero… bueno entre los tres siempre hicimos un buen equipo y Albus lo sabía.
- A veces parece que echas de menos aquellos años en Hogwarts- le dijo Harry
- Y los echo Harry, fui feliz. Quizás muchos no entiendan que pudiera serlo pero lo fui.- Laura lo miró fijamente- Venía de un mundo que no entendía y no me entendía. Era consciente de los esfuerzos de mi familia porque yo encontrara mi sitio. Había sido expulsada de tres escuelas privadas, y sólo el dinero de mi padre me mantenía en la última.
- Vaya niña modelo- dijo Ron.
- No Sr. Weasly, he sido de todo menos una niña modelo. – Laura rió ante su propio comentario- Y si le pregunta a los profesores de Hogwarts le dirán que tampoco allí fui lo que se dice una buena estudiante. Estudiaba lo justo, hacía los ensayos a última hora, hablaba en clase como una cotorra, me saltaba las normas una y otra vez, y era castigada infinidad de veces.
- Me recuerdas a mis hermanos- le dijo Ron.
- Supongo que todos tenemos un lado oscuro-Laura sonrió- Vamos que por lo que sé vosotros dos no sois unos santos.
- Ya, pero no somos castigados infinidad de veces- le dijo Harry.- Sólo de vez en cuando. Además¿no habías sido prefecta?
- Si. Una idea genial del director, pensó que darme un puesto de responsabilidad mejoraría mi actitud- Laura rió ahora abiertamente- Siempre me pregunté con cuantos miembros del profesorado se tuvo que pelear para conseguir que me convirtieran a mi y a Fernando en prefectos.
- Pero en el fondo fuiste responsable, Albus siguió confiando en ti, nosotros confiamos en ti- le dijo Hermione.
- Siempre fui responsable Hermione, el problema que tenía era que poseía y poseo un pequeño desdén por las normas fuera de lo común- les explicó lentamente Laura.- La verdad es que ser prefecta me ayudó a entender muchas cosas, cambié mi actitud y quizás, no sé, mi sexto año en Hogwarts fue un poco loco, como para saber que me cambió realmente si la responsabilidad de mi cargo o mi compromiso matrimonial con el profesor Snape.
- Nunca entendí como pudiste casarte con un hombre así- Harry hablaba ahora sinceramente-Como pudiste creer que te amaba.
- No lo creí, nuestro matrimonio fue pactado mucho antes de que nosotros naciéremos. Los dos aceptamos el papel que nos tocaba cumplir para nuestras familias.- Laura estaba ahora mucho más seria que un momento antes
-¿Os obligaron a casaros?- preguntó Hermione horrorizada.
Los otros dos chicos la miraron sorprendidos, pero pronto se acordaron se su amiga y sus ideas absurdas sobre la libertad de los elfos y demás. Supusieron que la idea de una mujer casándose obligatoriamente con un hombre al que aborrecía le parecía a Hermione una auténtica humillación, una auténtica difamación de los derechos propios de la persona. Laura sonrió abiertamente ante la expresión de disgusto que Hermione no dudaba en mostrar.
- Lo nuestro es lo que comúnmente se llama "Matrimonio concertado" – Laura no podía aguantar la gracia que le hacía la situación.
- Pero… esos matrimonios no desaparecieron hace muchos años- ahora era Ron él que hablaba realmente sorprendido.
- Parece ser que así fue. Hubo una época en que los magos y las brujas eran perseguidos de manera constante, así que familias de grandes magos decidieron hacer pactos entre ellos para mantener la pureza de sangre, y sobre todo para asegurarse la permanencia.- Laura les daba una pequeña explicación, la misma que Albus le dio a ella nueve años antes en su despacho- Los pactos eran registrados en el propio ministerio a partir de la marca mágica de cada persona y las propias cláusulas que eran fijadas por los miembros de cada familia.
- Espera ¿que es la marca mágica?- preguntó Hermione sorprendida.
- Cuando un niño mago nace, su nombre queda automáticamente registrado en el libro de Hogwarts, y en el ministerio con su marca mágica o lo que es lo mismo con el nombre de sus padres biológicos.- Laura seguía explicando a los chicos- Posteriormente, el ministerio registra el nombre de sus padres, que no tiene porque coincidir con el de sus padres biológicos, como ocurre en el mundo muggle. Cuando esto es así, la marca mágica queda oculta automáticamente, y sólo cuando la persona es mayor de edad o alguno de sus progenitores lo decide se puede tener acceso a esos datos.
- ¿Y lo vuestro fue eso¿Un matrimonio Acordado?- Ron preguntó interesado.
- Si, realmente fue algo de lo que ambos no podíamos escapar.
- Pero hay una cosa que no entiendo, como tardó tanto en ser efectivo el pacto- la voz de Hermione sobresaltó a Laura que se estaba empezando a perder en sus recuerdos.
- Los pactos como ya os dije antes, tienen cláusulas, había magos que exigían que se empezaran a cumplir tras varias generaciones. Además no podía haber más de cierta diferencia de edad entre los cónyuges, no podían existir restos de sangre muggle en sus ascendencias… Millones de cosas, puede ocurrir como es el caso de los Weasly, que nacieran varones seguidos en una familia o al revés.
- Vamos que no era el primer caso que se daba en nuestros tiempos- dijo Harry interviniendo de nuevo en la conversación.
- Realmente, se cree que fue el último de los casos, pero no están seguros- Laura hablaba repitiendo palabra por palabra lo mismo que ella escuchó hacia varios años- Los casos de Matrimonios concertados, son como las profecías, están almacenadas en el ministerio, y sólo cuando se cumplen los requisitos especificados en su cláusula, la parafernalia que llevan asociada se pone en funcionamiento.
- Y así te viste obligada a casarte con el odioso profesor de pociones- concluyó Harry bruscamente.
- Básicamente si, pero… no lo entenderíais, es demasiado complicado- dijo Laura.
- Y supongo que una de la cláusulas era la indivisibilidad del matrimonio- la conclusión de Hermione sonó tan dura como cierta.
- Exacto, Albus me representó en mi primer problema ministerial. Él se encargó de la lectura de mi contrato matrimonial y de la defensa de mis intereses. – Laura ahora hablaba tristemente- Aún recuerdo su cara cuando me explicó la imposibilidad de romper mi matrimonio.
-Debió ser duro- Ron intentó encontrar las palabras exactas que decir.
- Pensé que lo iba a ser más…
Laura perdió entonces su mirada en el fuego que ardía en la habitación, los chicos fueron conscientes de que la gryffindor no estaba allí, sino mucho más atrás, perdida en sus recuerdos.
Los tres se levantaron silenciosamente, y tras susurrar un buenas noches se dirigieron a sus respectivas habitaciones. Laura inclinó la cabeza a modo de saludo y siguió perdida mirando el fuego.
Flash Black
Laura estaba en el despacho del director, daba vueltas y más vueltas en la estrecha habitación. Albus tenía fija su vista en los dos papeles que tenía sobre la mesa, miraba alternativamente a Severus y Laura. Severus permanecía inalterable sentado en una silla delante del director y miraba con evidente molestia el nervioso recorrido de su alumna.
Miles de preguntas pasaban ahora por la mente del director, y aunque sabía que todas iban a ser respondidas en poco tiempo, sabía que el ministerio no se había equivocado, y sobre todo la decisión no podía ser cambiada. Sabía por la expresión en el rostro de Severus que éste era consciente de la implicación de los hechos, pero Laura. Miró de nuevo a aquella joven, que ayer mismo se convertía en mayor de edad para el mundo mágico, y se preguntó si era realmente quien él creía.
- Laura- la voz del director hizo girarse a la joven gryffindor- Ven y siéntate.
- Señor, yo esto no puede estar pasando… dígame que no puede estar pasando.
- Laura- la voz de Albus sonaba tierna y cariñosa- Si está pasando, y realmente no hay nada que se pueda hacer.
- Señor usted es el mago más poderoso de este tiempo, por favor, debe solucionarlo- Laura lloraba ahora copiosamente- Yo, no puedo, …
- Laura, Laura- dijo el director abrazando a su alumna- Ni yo mismo puedo cambiar algo que vino impuesto desde antes.
Laura se abrazó al director y lloró abundantemente. Albus miró a Severus que seguía sentado en su silla, impasible, silencioso. Por un momento creyó entrever en el hombre un atisbo de tristeza, de dolor por ser rechazado.
- Laura quiero que vayas a tú habitación y descanses. Mañana será otro día.
Laura asintió levemente y enjugándose las lágrimas que aún no lograba controlar salió del despacho sin mirar si quiera a aquel hombre que en menos de un año sería su marido.
Albus observó como salía lentamente y cerraba silenciosamente la puerta.
- Entonces la pregunta es¿Quién es realmente Laura?- la voz de Severus cortó el silencio que se había instalado en el despacho.
- No lo sé Severus, no lo sé- la voz de Albus sonó cansada.
- No puede ser hija de muggles como ella dice, si lo fuese el pacto no se estaría cumpliendo- Severus razonaba con el director- Nos ha estado mintiendo.
- Siempre pensando lo peor de las personas Severus- Albus sonaba molesto.- No crees que la versión más sencilla es que ella realmente tampoco sabe quien es.
Severus asintió levemente, sabía que el director podía tener razón.
- Y tú lo sabías, lo sabías desde el principio Albus, supiste desde el mismo momento que la viste que no era hija de muggles- Severus lo miró fijamente acusándolo.
Albus se giró hacia su profesor de pociones.
- Y tú no ¿verdad? No creas que no recuerdo como la miraste el primer día de la chica en la escuela, igual que yo, igual que la propia Minerva- le respondió el astuto director.
- Su carga mágica es más fuerte que la de un nacido de muggles- la respuesta de Severus fue seca, cortante.
- ¿Y cuando cambió esa mirada Severus?- sonrió Albus.- ¿Cuándo se transformó en algo más?
-No cambió nunca, simplemente me he estado preguntando todos estos años quien podía ser realmente- Severus seguía siendo frío y cortante en sus respuestas.
Albus no hizo caso al tono de voz de su ex – alumno y sonrió pícaramente.
- ¿Sabes quien es verdad?- le preguntó Severus abruptamente.
- Tengo una ligera idea, su rostro me es ligeramente familiar, es igualita a su padre- Albus estaba perdido en sus recuerdos- Ahora empiezan a encajar algunas piezas. Ah! Perdona Severus había olvidado que estabas aquí.
- ¿Y me voy a casar con?- Severus dejó la pregunta en el aire.
- Todo a su debido tiempo, hijo mio. Todo a su debido tiempo.
Severus supo que no obtendría nada más de Albus esa noche e inclinando ligeramente la cabeza se dispuso a abandonar el despacho de su mentor. La voz de Albus lo frenó poco antes de llegar a la puerta.
- Sabes que la decisión del Ministerio es irrevocable- dijo Albus ahora mucho más serio que de costumbre.- En menos de un año serás el marido de esa chica.
- Lo sé Albus, lo sé- la voz de Severus sonaba levemente entusiasmada.
- Ni que decir tiene que espero sepas estar a la altura de las circunstancias- la voz de Albus sonaba dura- Eres un hombre experimentado, en todos los terrenos y ella es sólo una niña.
- Creo Sr. Director que hasta ahora he sido de su total confianza, espero que entienda que para esto también lo seré- Severus se mostraba frío y distante.
- Severus, hijo mío, no es lo mismo una misión determinada que un matrimonio. A lo demás te recuerdo que vuestra relación hasta ahora no se puede decir que haya sido muy amistosa.- Albus miraba fijamente a su profesor de pociones.
Albus movió ligeramente su mano, la conversación había finalizado, ambos hombres sabían que todo había cambiado en menos de un minuto, y que la vida de ambos, Laura y Severus quedaría irremediablemente marcada.
Albus se sentó de nuevo en su mesa, tomó los dos papeles en las manos y los leyó de nuevo, no podía ser, no tenía sentido.
- ¿Eres tú realmente quien creo que eres Laura McGrant?- la voz de Albus fue solo un susurro.
Se levantó de su asiento y vertiendo un puñado de polvos flu pronunció el nombre del Ministro.
Fin Flash Back
Laura no se molestó en acudir a su cama aquella noche, se tiró sobre el sofá mirando de nuevo el fuego, que crepitaba en la habitación, proporcionándole a esta una leve sensación de paz. Sacó su varita y conjuró una manta. Cuando la luz de la luna se coló a raudales por la ventana de la habitación, la joven ya estaba profundamente dormida.
Los chicos se levantaron temprano aquella mañana, les gustaba entrenar con la nieve cayendo a raudales a su alrededor, sabiendo que después de todo el esfuerzo tendrían un lugar caliente y acogedor al que acudir. Laura no se encontraba en el comedor, ni en la cocina. Los chicos sorprendidos se dispusieron a desayunar.
Poco después de las once de la mañana una apresurada Laura entraba por la puerta.
- Buenos días chicos, siento el retraso pero hoy he tenido que realizar un par de cosas más en el pueblo y no he podido llegar antes- dijo Laura mientras se despojaba de su capa totalmente cubierta de nieve.
- ¿Al pueblo¿Hay un pueblo cerca?- la voz de Harry sonaba sorprendida.
- Claro Harry, tan cerca como para poder comprar lo necesario para vivir.- Laura explicaba mientras tomaba asiento en la mesa- Es muy parecido a Hogsmeade, aunque bastante más pequeño.
- ¿Y podemos ir si queremos?- preguntó Ron rápidamente.
- En principio no habría problemas, hay muchos sucesos que todavía no han llegado hasta aquí. Pero si queréis ir debe ser planeado, no podemos permitir que a Harry le pasase algo- Laura contestó.
- ¿Vas muy a menudo?- le preguntó ahora Hermione.
- Todas las mañanas. Es allí donde recibo el correo, quiero evitar que se vean lechuzas pululando por los alrededores de la casa. Allí tengo lo que en el mundo muggle se llama un apartado de correos y ellos recogen mis cartas.- Laura empezó a buscar algo entre su correo- Es más hoy tenía correo de más, lo mandaba tu madre Ron, y en él incluye una carta de Neville, otra de Ginny y otra de una tal Luna para vosotros.- dijo mientras les tendía las tres cartas.
Los tres las tomaron mirándose extrañados.
-¿Cómo saben que estamos aquí?- preguntó Harry sorprendido.
- No ellos realmente no lo saben, creo que la Sr. Weasly les dijo que podría contactar con vosotros y me ha hecho llegar las cartas- le explicó Laura.- Además, tenia carta de mi madre, ayer mi hermana dio a luz una niña, soy tía.
Los chicos notaron como Laura se llenaba de orgullo ante esto, su rostro reflejaba una gran felicidad, y una gran sonrisa adornaba el casi siempre preocupado rostro de la chica.
- Enhorabuena- dijeron los tres.
- Estaba pensando en ir a visitarla esta tarde, al Londres Muggle y pensé que quizás os gustaría acompañarme- Laura sonreía ante la perspectiva.
Hermione, Harry y Ron sonrieron abiertamente ante la proposición, por mucho que les gustara aquella casa, estaban deseando salir y cambiar un poco de aires.
- ¿Será seguro?- preguntó Hermione muy seria.
- Si, Hermione, no estaremos mucho tiempo, comeremos en casa de mis padres que ya están avisados y después iremos a conocer a mi sobrina- dijo Laura que disfrutaba por anticipado de la tarde que tenía planeada- Después damos una vuelta y finalmente cenamos en una hamburguesería y nos venimos para casa.
- Y si… me reconocen- ahora era Harry el que tenía aprensión a ser descubierto.
- Oh! No te preocupes, no creo que Voldemort se le ocurra pensar que el niño que vivió pueda estar paseando tranquilamente una tarde de sábado por el mundo muggle- añadió Laura- De todos modos como el tiempo no acompaña, os he comprado una chubasqueros con capuchas que llevaremos puestos.
Los tres entendieron rápidamente las implicaciones de ese comentario, y levantándose precipitadamente de la mesa se dirigieron a sus cuartos a preparar sus cosas.
El viaje hasta la zona de Londres donde vivía la familia de Laura fue tranquilo, y tal como Laura había predicho nadie se fijó en ellos más de lo necesario. Llegaron a una lujosa casa en las afueras de uno de los barrios más lujosos de Londres. Cuando la puerta de la entrada se abrió, los cuatro fueron recibidos por una mujer de no más de 50 años. Se abalanzó sobre Laura y tras un breve momento de observación ambas se unieron en un tierno abrazo. Su movimiento dejó la puerta libre donde los gryffindor observaron a un hombre maduro, con el pelo negro entrecanoso que observaba divertido la escena. Poco después Laura fue engullida también por esos brazos.
Lo que pasó después ninguno de los chicos lo tiene muy claro, ellos también fueron engullidos por los afectuosos saludos de la familia McGrant y cuando fueron conscientes de lo que sucedía los tres estaban ya sentados en el comedor, agradeciendo internamente la agradable calidez de la vivienda.
- Bueno chicos os voy a presentar a mi familia- la voz de Laura los sacó de su ensimismamiento- Ellos son mis padres, Elga y James McGrant. Los dos bichejos que veis ahí son mis hermanos pequeños, James y Henry, y como no falta mi hermana Olga que es la que ha traído un nuevo miembro a esta familia.
- Cosa que ya deberías haber …- intentó decir James mientras le echaba la lengua en señal de burla.
James nunca terminó su frase pues Laura se encaró en una lucha de cosquillas con su hermano, lucha en la que no dudó en participar Henry y el propio James padre. Los chicos se miraron sorprendidos, parecían niños jugando. La madre los separó poco después y todos juntos se dirigieron al salón donde disfrutaron de una agradable comida.
Tras la comida la familia al completo se dirigió al hospital, todos y cada uno de ellos pasaron a ver a la feliz mamá y a la recién nacida que dormía plácidamente en su cunita. Laura disfrutó de lo lindo, acunando a su sobrina, dándole el biberón. Había momentos en que los chicos creían percibir en ella un atisbo de tristeza, como si de verdad echara algo de menos. Poco antes de que anocheciera, Laura y los chicos se despidieron al completo de la familia McGrant, pues aún querían cenar en una hamburguesería y Laura no quería llegar muy tarde a casa. Todos recibieron cálidos abrazos de despedida, y prometieron volver tan pronto como fuera posible. Laura dejó a su madre para el final, sabía que sería la despedida más difícil y no fue para menos.
Ambas, madre e hija sabían lo que se estaban jugando, tras abrazarse largamente, Elga susurró unas palabras en el oído de su hija. Con lágrimas en los ojos ambas mujeres se despidieron.
Laura los llevó a un gran centro comercial, donde los chicos se atiborraron de la famosa comida basura. Nadie hizo comentarios sobre la despedida, todos querían olvidar por un momento los sucesos que conmocionaban su mundo. Tras la cena, y una que otra risa a cuenta de Ron Weasly, que no llevaba muy bien su andadura por el mundo muggle, llegaron a King Cross. Allí tomaron el tren que los dejaría en el pueblo de al lado.
Los cuatro se sentaron en uno de los compartimentos vacíos, cerraron las cortinas, y con un movimiento de su varita, Laura insonorizó el habitáculo evitando así que cualquiera de sus posibles conversaciones fuera escuchada en el exterior.
- A ver Hermione, suelta eso que te lleva carcomiendo desde hace rato- la voz de Laura sonó en el compartimento.
- No es nada, es que…- Hermione sonaba indecisa algo poco habitual en la prefecta- Tu familia es muggle, todos son muggles, tú eres una bruja… pero si esa es tu familia, tu ascendencia es muggle, y por lo tanto no cumplías los requisitos del matrimonio.
- Astuta, Srta. Granger, muy astuta- le dijo Laura sonriéndole abiertamente.
- Es simple, el ministerio se equivocó- dijo Ron.- Y tú por desgracia acabaste casada con Snape.
- No Ron, el ministerio no se equivocó, realmente soy una "sangre limpia".
Los tres la miraron por un momento esperando que de repente una cámara oculta saliera de algún lado del tren para burlarse de ellos. Acababan de conocer a su familia, acababan de pasar un día con ellos y ella les decía que era una sangre limpia.
- No me creéis ¿verdad?. Mi madre, la mujer que conocisteis hace solo unas horas es bruja, y mi padre pertenecía a la familia de los Wright.
- ¿La famosa familia Wright?- la voz de Ron sonó sorprendida.- Dicen que eran muy ricos y poderosos, pero se creía que no tenían más descendientes.
- Pues yo soy la última de los Wright- Laura afirmó rotundamente.- Mi padre era Michael Wright, y en sus años en Hogwarts se enamoró perdidamente de mi madre. Mi madre era una huérfana, de una familia de magos de pura sangre, pero muy pobre. Mis abuelos que habían perdido a su primogénito, por unas fiebres raras no estaban dispuestos a que su único hijo se casara con una don nadie.
- Así que se opusieron al matrimonio- le dijo Harry.
- Al matrimonio y a la relación. Mi padre no quería ceder, así que esperó a que mi madre fuese mayor de edad, y después la dejó embarazada.
Los tres abrieron la boca sorprendidos.
- Mis abuelos para evitar un escándalo público, admitieron el matrimonio- Laura sonreía abiertamente- Así nació Michael mi hermano mayor, y después vino George.
De repente el rostro de Laura quedó oscurecido por un atisbo de tristeza.
- Mi hermano mayor iba a entrar en Hogwarts aquel año, y mi madre embarazada de mi no se encontraba bien, así que mi padre y George decidieron acompañarlo al callejón Diagon.- ahora la vista de Laura estaba llena de lágrimas- Fue el primer ataque de Lord Voldemort a interese mágicos, y la verdad es que fue una masacre. Aquel día murieron 50 magos y brujas de diversas familias, aquel día empezó un reinado de terror para el mundo mágico. Mi madre perdió a mi padre y a sus dos hijos.
Los tres la miraban ahora con infinita ternura.
- Rota por el dolor, sólo recibió desplantes de sus suegros, y literalmente su mente buscó una salida al dolor que estaba pasando. Abandonó todo lo que conocía, este mundo y huyó al mundo muggle. Allí vagó por las calles, hasta que alguien se apiadó de ella y la llevó a un hospital. Mi padre, bueno James, era entonces residente de ginecología en el hospital y la conoció, ya os imagináis el resto.
- ¿y fuiste criada como muggle?- le preguntó Harry.
- Totalmente, mi madre rezaba para que fuera una squib, pero pronto se dio de cuenta que mi naturaleza primaba sobre sus deseos. – Laura ya estaba más calmada- Mis hermanos por suerte no heredaron la vena mágica de mi madre.
- Y te enteraste por un absurdo matrimonio- dijo Hermione asombrada.
- No realmente mi madre me lo contó pro su propia iniciativa cuando le dije que me había enamorado perdidamente de mi profesor de pociones y me casaba con él- Laura concluyó.
- ¿les mentiste?- dijo Ron
- Mi madre odia este mundo, acepta que yo ahora forme parte de él, pero no olvida el dolor que le causó. ¿Creéis que decirle que me veía obligada a casarme con un hombre al que despreciaba sería conveniente?- Laura razonó con ellos.- Les conté una pequeña mentirijilla, les hablé de amor, y aún hoy creen que mi matrimonio funciona a las mil maravillas y que Severus no los viene a ver por problemas del mundo mágico.
- ¿Y no hacen más preguntas?- dijo Harry.
- A veces tengo la sensación de que mi madre me lee la mente, pero como la invitación de Navidad la firmamos los dos – Laura sonreía como una niña que acaba de hacer una travesura.
- Entonces eres la heredera de la famosa fortuna Wright- aseveró Ron.
Laura no respondió a la afirmación del joven Weasly, simplemente con una pícara sonrisa se levantó de su asiento y descorrió las cortinas, habían llegado. 20 minutos más tarde los cuatro entraban en la gran Mansión Snape. Se despidieron con un simple buenas noches y cada uno de ellos se dirigió a su cuarto.
Laura se cambió de ropa y se tumbó sobre la cama, el día había sido largo, para todos, pero en especial para ella.
Flash Back
Aún recordaba vívidamente el día que anunció su compromiso matrimonial en casa. A sus padres no les gustó que su hija fuera mandada a casa en mitad del curso a pasar un fin de semana, tenían la sensación de estar viviendo la misma situación que tantos años antes cuando la habían expulsado de tres colegios distintos. Laura no dijo nada a lo largo de la mañana, y pasó esta con sus hermanos esperando que llegara su padre del hospital.
La comida transcurrió normalmente, James preguntaba sutilmente a su hija los motivos de su visita, sin que esta aclarara nada. Cuando su madre, Elga sirvió el café, Laura se levantó con ella, y con la voz más serena que pudo poner se dirigió a la mesa.
- He venido para anunciaros que me voy a casar.
Su madre dejó automáticamente la cafetera sobre la mesa y miraba a su hija como si a esta le acabaran de salir cuernos. Sus hermanos con la boca abierta sonreían abiertamente frente a la bronca que se avecinaba. Su padre, normalmente un hombre tranquilo y apaciguador, luchaba internamente por mantener la calma.
- ¿Cómo que te vas a casa?- la pregunta de su padre sonó extrañamente dura.
- Me he enamorado, y como en el mundo mágico ya soy mayor de edad, ambos hemos decidido casarnos- mintió Laura.
- Puede que en el mundo mágico si, pero en este mundo no, y por lo tanto no estás autorizada a tomar esas decisiones- dijo su padre perdiendo definitivamente el control de sus nervios.
- Papá- comenzó Laura en tono tranquilizador- Yo lo amo, y él me ama a mi y…
- ¿Y se puede saber quien es él?- preguntó ahora su madre.
- Es Severus Snape.
- ¿Tu profesor de Hogwarts?- la intervención de su hermana no ayudaba a su causa.
- Si, pero…
- Pero si dijiste que lo odiabas, que te humillaba continuamente en clase- continuó Olga sin ser consciente de la mirada de odio que le lanzaba Laura.
- Las cosas han cambiado, nos hemos dado cuenta de nuestros verdaderos sentimientos y… - Laura estaba desbordada.
- ¿Y se puede saber cuantos años tiene ese hombre?- preguntó su padre ya colérico.
- Es algo mayor que yo, pero en el amor la edad no importa…
- ¿Qué no importa¿Cuántos años tiene?- preguntó de nuevo su padre, ahora sin dar pie con su tono de voz a evitar la pregunta.
- Tiene 32, sólo quince más que yo.
Su padre se masajeaba las sienes, intentando encontrar una salida satisfactoria para esta situación. Su madre todavía asombrada por la decisión de su hija, la miraba como queriendo encontrar la verdad escondida tras las declaraciones de su hija.
- Sé que es una sorpresa para todos, pero esta tarde tanto él como el director del colegio vendrán a veros y entre todos os intentarán explicar la situación.
Nadie volvió a mencionar el tema en toda la tarde, aunque Laura intuía por el comportamiento de sus padres que este no estaba ni mucho menos que olvidado. Poco antes de las cinco de la tarde el timbre de la entrada sonó, y Laura presa de una gran agitación se dirigió a las escaleras que la llevaban a la planta baja. Esperaba que todo hubiera ido según lo previsto, Albus debía convencer a Severus de que sus padres no debían saber nada del matrimonio acordado, que todo debía parecer una relación de amor.
Laura llegó a las escaleras, allí en el umbral de la puerta estaba el mismísimo director de Hogwarts, saludando efusivamente a los padres de Laura. Se giró levemente hacia la interesada guiñándole sutilmente el ojo, indicando que el plan con Severus iba según lo previsto. Laura se dirigió entonces al que se suponía que era su prometido, sin mediar palabra se alzó lentamente sobre sus pies y lo besó tiernamente en los labios. Ninguno de los dos estaba preparado para la marea de sentimientos que este simple beso provocó. Severus notó el nerviosismo de su alumna, y queriendo ayudar pasó su mano por la cintura de la misma. Sus propios sentimientos ante el tierno e inexperto beso de Laura le estaban traicionando. Nunca había sido besado así.
Albus observaba la escena divertido, mientras el padre de Laura tosía ligeramente incómodo. Elga, observaba a su hija y al que pronto se convertiría en su yerno, y por un momento se vio a si misma besando por primera vez a Michael, sabiendo de algún modo que lo que hacía no estaba bien pero sin reunir el valor suficiente para poder impedirlo. La nostalgia la invadió por completo no pudiendo reprimir las lágrimas que asomaban a sus ojos.
Los cinco pasaron al comedor, donde la madre sirvió unas tazas de té. La tarde fue de lo más agradable para todos. Tanto James como Elga debían reconocer que la educación esmerada de Severus y Albus ayudaba.
Severus permanecía sentado al lado de Laura. Los dos se mostraban ligeramente incómodos, aunque los padres se lo achacaron en todo momento a la presencia de los mismos en la habitación. Tras un breve momento de intercambio educado, en la que los padres se preocuparon por la educación de su hija, su evolución académica en el colegio y demás, el tema se centró en el compromiso matrimonial de los allí presentes.
Severus habló largo y tendido sobre su amor por Laura, la forma en que la joven lo fue conquistando poco a poco, en sus clases, en sus castigos. La necesidad que surgió en Severus para ser merecedor de una sola de las sonrisas que salían de su rostro, como deseaba poder cuidar de ella para siempre. Laura nunca supo si aquel discurso había sido preparado, o si Severus lo estaba improvisando, pero lo que sí supo es que quedo engachada al poder de su voz, a la simple mención de sus palabras. Severus estaba conquistando a todos con sus palabras, su tono de voz, sus gestos. No era un hombre carismático como el director de Hogwarts, pero sus implicaciones eran más profundas y sutiles.
Laura nunca olvidaría en los años siguientes, la forma en que Severus la miró aquella tarde en casa de sus padres, la forma en que tomando su mano resumía sentimentalmente cada uno de los años de su estancia en el colegio. Por algún motivo que aún no acierta a descubrir, Laura sabía que aquella tarde Severus se ganó a todos porque fue sincero, como lo fue en los tres siguientes años de matrimonio. El temible profesor de pociones había desnudado su corazón aquella tarde y su esposa, sabía que nada había cambiado. Sus padres aceptaron la boda, no de buena gana, ya que consideraban a Laura demasiado joven.
Cuando Severus y Albus abandonaron la casa de los McGrant ya había una fecha de boda fija, el 7 de septiembre, fecha que el propio Albus se encargaría de proporcionar al Ministerio en los siguientes días. Laura permaneció en su casa un día más. Ella y su madre pasaron juntas aquel domingo, solas, sin nadie más que las molestara. Un domingo en que su madre por propia iniciativa se sinceró con su hija, su vida en un mundo que ella había intentado olvidar, el verdadero padre de Laura, Michael y sus dos hermanos. Nunca culpó a su madre de sus secretos, igual que su madre nunca la juzgó por preferir el mundo mágico al suyo propio.
Fin Flash Back
Con esos dulces recuerdos, Laura encontró el sueño aquella noche. Si alguien hubiera entrado entonces en su habitación se hubiera sorprendido de ver como la joven sonreía en sueños.
Reviews:
amsp14: Yo también envidio a Laura por el marido que tiene, pero ... lo pasa muy mal. Harry es Harry supongo que cargar sobre sus hombros el peso del mundo mágico no ayuda.
oquis sa: Siento lo de cambiar de 3ª a 1ª persona pero se me fue la pinza. El Ministerio siempre actua por una razón.
Miss-Andreina-Snape: Todos queremos saber más sobre Snape, a su tiempo.
galilea: Lo de Dumbeldore a su debido tiempo... todo a su debido tiempo.
Gracias
