Disclaimer: Los personajes no son mios, pertenecen a J.K.Rowling y a la Warner. No hago esto para enriquecerme sino que espero divertir a la gente tanto como me divierto yo escribiendo.

SPOLIERS SEXTO LIBRO


El mes de enero estaba siendo tan frío como el anterior, y la nieve decoraba con su suave manto blanco el paisaje que se extendía a ambos lados de la casa. Laura estaba en la biblioteca, sentada en un gran sofá frente al fuego. Sólo quería poner en orden sus ideas, sólo quería encontrar un camino. Habían pasado unas fiestas agradables, y la recuperación de Carlos había endulzado de algún modo la celebración del nuevo año. Había permitido que los chicos tuvieran unas fiestas más relajadas, pero ahora todos debían continuar con la lucha que tenían.

Fernando seguía entrenando con Carlos, poco a poco, para que este recuperara no sólo la fuerza perdida sino también la confianza. Laura los observó ahora desde la ventana de la biblioteca y se maravilló de la fuerza de voluntad que tenía el gryffindor.

- Hola- la voz de los chicos la sacó de sus pensamientos.

- Hola, pasad y sentaros- Laura le señaló tres pequeños sillones que estaban cerca del fuego- ¿Queréis tomar algo?

Los tres se miraron interrogantes.

- ¿Un chocolate quizás?- les ayudó a decidirse Laura.

-Si, yo quiero uno- dijo Ron.

La decisión de Ron ayudó a Hermione y Harry que asintieron levemente. Cinco minutos después cuatro tazas de chocolate humeante reposaban sobre la mesa. Laura las repartió y tomó una para ella.

Se sentó lentamente, con la taza en las manos, mirando a cada uno de los chicos fijamente.

- Espero que hayáis tenido unas buenas fiestas- la voz de Laura sonaba extrañamente débil e insegura-Yo, creo que os hora de seguir con el camino que Albus nos trazó…

- ¿Todavía piensas en ello?- le preguntó Harry.

Laura supo inmediatamente a lo que Harry se refería, la no ascendencia muggle de su esposo. Le sonrió al joven.

- En eso y en muchas cosas más- Laura sacó la nota de debajo de su capa- La he leído mil veces, de día, de noche, incluso la he copiado en un papel de mi puño y letra, la he comparado con los millones de cartas y notas que yo he recibido…

- Y no encontraste nada¿verdad?- la voz de Harry se notaba triste.

-Al principio no, pero después, fue cuando la comparé con una de las mías- Laura extendía ahora la nota sobre la mesa esperando a que los chicos llegaran a su altura para explicarse- La volví a leer tal cual y la comparé con varias cartas que me habían enviado. Fijaros en la firma.

Los chicos miraron fijamente la firma R. A. B. Ya lo habían mirado, incluso Hermione había buscado en los libros del colegio, en los periódicos pero había demasiados magos que respondían a esas iniciales.

- Hay muchos magos que responden a esas iniciales- expresó Hermione en palabras lo que los tres pensaban.

- Eso pensé yo al principio, pero después al revisar mis cartas observé que todas estaban firmadas con el nombre y el apellido correspondiente, incluso algunas incluían el cargo- Laura observó la inusitada atención que los chicos le prestaban- Fernando y Carlos me firman las cartas con su nombre simplemente porque sé quienes son y Albus siempre firmaba A.D, porque sabía quien me mandaba la carta, no dudaba de quien eran las iniciales.

- Entonces, Voldemort conocía al autor de la carta- concluyó Harry.

- Eso fue lo que pensé yo. Voldemort al leer la carta debía de saber inmediatamente quien la había enviado. Eso me hizo observar otro hecho. Leed ahora el encabezado.

Los tres posaron su vista en el encabezado de la carta: "Al Señor Oscuro", la luz se hizo paso a través de sus mentes.

- Ese es el nombre que le dan sus mortifagos.- dijo Hermione.

- Exacto, se supone que buscamos a un mortifago, lo suficiente cercano al Lord para estar al corriente de los Horcruxes.- Laura resumía ahora lo que la carta les había proporcionado- Para saber donde estaba su guarida, lo suficientemente bueno como para lograr vencer la maldición que protegía ese trozo de alma, y lo suficientemente valiente como para retar a Voldemort.

- ¿Estará muerto?- preguntó Ron.

- Por el tono de la carta creo que sí, creo que debió pagar su traición con creces- Laura sonaba triste.

-Sabes quien es¿verdad?- le dijo Harry.

- No puedo estar segura al cien por cien, pero he analizado la lista de los mortifagos de Voldemort, la que el Ministerio usó en la primera guerra.- la voz de Laura se hacía misteriosa- Y busqué los mortifagos desaparecidos o asesinados en misteriosas circunstancias. Me llamó la atención la de un joven mortifago que murió asesinado sin piedad, su cuerpo apareció mutilado, y el mendimago que hizo su autopsia dijo que sus miembros fueran amputados en vida. El trato de gracia que se le otorga a los traidores. Tardaron más de una semana en identificarlo

Harry, Ron y Hermione la miraban ahora visiblemente curiosos. Laura los miró fijamente, leyendo en sus rostros la pregunta que no se atrevían a formular.

- Regulus Black.

El nombre se abrió un camino en la mente de los chicos y volvieron a la Mansión Black, Harry recordó en ese mismo momento la conversación mantenida con Sirius en aquella gran casa dos años antes. Una conversación en la que Sirius se había reído abiertamente de la estupidez de su hermano al unirse a los mortifagos y de algún modo Harry sintió hoy como si de aquel momento se tratara la desilusión en la voz de Sirius al pensar que su hermano había muerto como un cobarde.

- El hermano pequeño de Sirius- susurró Harry casi con temor.

- El mismo, el pequeño Black- le respondió Laura.

- Pero… pero Sirius pensaba que su hermano había sido asesinado por cobarde- Harry meneaba la cabeza en señal de incredulidad- Que no había sido capaz de aguantar lo que Voldemort les pedía y lo había asesinado.

- Creo que si nuestro misterioso R.A.B es Regulus Black, fue asesinado pero no por cobarde sino por traidor- Laura se había levantado ahora y su vista quedó fija en un punto muy lejano- Siento que Sirius no esté aquí para verlo, quizás si la vida sigue en algún otro lugar, Regulus pueda explicarle a su hermano quien fue realmente.

- Y si nuestro mortifago es Regulus ¿dónde está el medallón?- preguntó Hermione.

Laura volvió en si ante la pregunta de la joven.

- Supongamos que Regulus es un mortifago, pero en un determinado momento se da de cuenta de lo que está haciendo y decide traicionar a Voldemort- Laura los miraba ahora pensativa- Busca la forma de darle un golpe de efecto, y descubre los de los Horcruxes, se centra en su búsqueda y se entera de lo de la cueva. Su actitud, o su comportamiento no pasa inadvertido para el Lord, y descubre que tiene un traidor entre sus filas. Regulus sabe que se le acaba el tiempo y decide buscar el medallón.

- Llega a la cueva, y consigue saltarse todas las protecciones que Voldemort había puesto- ahora era Harry el que seguía con la historia- Consigue el medallón, y ahora debe acabar con el trozo de alma conservado allí dentro.

- Pero para ello necesita buscar un sitio tranquilo- Laura seguía reconstruyendo la historia lentamente- Un sitio donde nadie hiciera preguntas, un sitio donde usar magia oscura no fuera considerado un acto delictivo ni denigrante.

- Grimmauld Place- la voz de Harry cortó el silencio que se había establecido entre ellos.

Los cuatro quedaron nuevamente en silencio, analizando todos y cada uno de los sucesos que habían deducido aquella tarde.

- Grimmauld Place es mía ahora- Harry habló entrecortadamente- Sirius me la dejó tras su muerte.

- Es verdad Harry- lo interrumpió Ron- Podemos ir allí y entre nosotros cuatro y con la ayuda de Fernando y Carlos buscamos el medallón por toda la casa.

- Vale y si de paso Voldemort o alguno de sus mortifagos se pasan podemos invitarlos a tomar un té¿no crees?- la ironía estaba impresa en la voz de Laura al responderle.

Los tres miraron a Laura un momento, y Ron agachó su cara tan roja como el pelo que decoraba su cabeza.

- Ron, la idea es buena, pero no podemos llegar allí y entrar como si nada- Laura hablaba ahora más calmada- Harry ha desaparecido para el mundo mágico, y como nos dijo tu padre, hay quien cree que está muerto o huido- miró a Harry como restándole importancia a todos esos comentarios-Los mortifagos saben que con ellos no está y no creen que hayas huido, no después de haber presenciado la muerte de Albus, y ver como intentabas huir con dos magos más la noche de tu cumpleaños. Ellos te están buscando y creo que si no son tontos vigilarán tu casa.

- No es mi casa- respondió Harry bruscamente- Sirius me la dejó pero no es mi casa, tiene un tono tétrico y cada centímetro de la misma tiene el recuerdo de mi padrino.

- Pues debemos volver allí Harry, no sé cuando ni como pero debemos volver allí.

Harry asintió en señal de entendimiento y perdió su vista en el fuego de la habitación que ya se apagaba. Se levantó lentamente y totalmente perdido en sus recuerdos se dispuso a añadir más leña.

- ¿Por qué crees que Regulus fue asesinado por el Lord y no por otro de sus mortifagos?- le preguntó Hermione de repente.

- Por el horror de su cadáver, hay que tener mucho odio para destrozar así un cuerpo, para hacer sufrir así a alguien. – Laura tenía los ojos ahora vagamente bañados en lágrimas- Es el trato que se le da a los traidores y según entendido es un trato que dispensa el mismo Voldemort en persona. Disfruta escuchando los gritos de sus víctimas y viendo como poco a poco la vida se va alejando de sus pupilas. Es un modo de avisar al resto de lo que les ocurrirá si osan traicionarlo.

Harry la miraba ahora sorprendido por sus palabras, la dura descripción de la muerte de un traidor que había hecho, y supo de algún modo que Severus había estado en algunas frases de esa descripción. Por un momento se preguntó si esa mujer seguía amando a su marido y si lo hacía como viviría pensando en que si Severus era un aliado como ella defendía, la muerte que le esperaba era tan dura y cruel como la que ella misma les había descrito.

Colocó el atizador en su sitio y esbozando una sonrisa se esperó a que Hermione y Ron se levantaran de sus asientos. Los tres miraron a Laura nuevamente que ahora presentaba un visible estado de agitación y despidiéndose de ella abandonaron la habitación.

Flash Back

Laura estaba tumbada en el gran sofá de su dormitorio en Hogwarts, había estado haciendo sus deberes y ahora descansaba con una taza de chocolate caliente en sus manos. Llevaba sólo cuatro días casada con el misterioso profesor de pociones y aún no se había acostumbrado al nuevo estado. La puerta se abrió de repente y Severus entró rápidamente. Posó sus cosas sobre la mesa de escritorio que Albus le había regalado por su boda y se quitó rápidamente la capa. Laura seguía con la vista fija en el fuego, no podía evitar sentirse turbada ante la presencia del hombre, sobre todo cuando este se desnudaba o acudía en ropa interior a la cama. No tenía quejas, el miedo inicial de la primera noche en la que había pensado que Severus la haría suya, dio paso a una total confianza en su esposo. Sabía que Severus sólo le haría el amor cuando ella estuviera totalmente preparada para ello, tal como él le explicó aquella noche cuando los dos mantuvieron una larga conversación en el sofá sobre su nueva situación. Ello no impedía que compartieran la cama, lo cual desconcertaba enormemente a Laura, que no podía evitar desear tocar la blanca piel de su esposo o abrazarse a su torso desnudo para disfrutar del calor que este emanaba tan distinto del frío del aquel inmenso castillo.

Severus observó la reacción de su esposa, y se sonrió brevemente, esa mujer tenía la virtud de sorprenderle día a día con sus reacciones, con sus palabras. Se sentó a su lado en el sofá y la miró largamente, Laura se sintió observada y levantó su vista. Los penetrantes ojos negros de su marido la miraban interrogantes. Su rostro enrojeció visiblemente y Severus no pudo evitar levantar su mano y recorrer con esta las sonrosadas mejillas de Laura que tembló ligeramente ante el contacto. Severus quería ganarse su confianza y sabía que tras los seis primeros años eso llevaría tiempo. Vio la taza de chocolate sobre la mesa y conjuró una para él mismo. Su brazo se estiró para tomarla, su camisa no acompañó el movimiento, su muñeca quedó al descubierto. Severus escuchó un leve jadeo proveniente de su esposa y cuando la miró, la observó mirando horrorizada su muñeca. Severus dejó la taza de chocolate en la mesa y se maldijo mentalmente por su error, había sido muy cuidadoso todas estas noches para que Laura no viera su marca pero ahora, un gesto tan tonto lo había descubierto. No es que Laura no supiera lo que él era, pero ver aquella marca, aquella enorme calavera donde una serpiente salía por sus ojos era demasiado horrendo.

- La marca de un error- las primeras palabras que Severus pronunció mientras se acercaba lentamente a su esposa.

Laura no le contestó, solamente estiró su mano con su habitual curiosidad reflejada en su rostro y de un modo temeroso al principio recorrió la marca, delineando con sus finos dedos cada línea de aquel horroroso tatuaje. Severus la recostó contra él y la abrazó fuertemente. Tapó a ambos con una manta y habló, habló como nunca lo había hecho. Habló de su infancia en Hogwarts, en su casa, de Lucius, de su unión a los mortifagos, y de su arrepentimiento… Laura escuchó callada, silenciosa, sabiendo internamente que su marido estaba realizando un gran esfuerzo al sincerarse con ella. Y Laura fue curiosa, como siempre, y preguntó, preguntó que le pasaba a un traidor.

Fin Flash Back

Hoy nueve años después, Laura deseaba no haber hecho aquella pregunta, fue consciente en aquel mismo momento de lo que le esperaba a su marido si Voldemort lo descubría, fue consciente de lo que Severus se jugaba. Cerró los ojos fuertemente intentando borrar de su mente las imágenes del asesinato de Regulus, sabía que Severus era inocente, no se explicaba como pero lo sabía y sabía por lo tanto el peligro de vivir de ese modo. Muchas mañanas cuando leía el profeta tenía miedo de encontrar la noticia sobre un cadáver mutilado, tenía miedo de saber que Severus había muerto. Cruzó la chaqueta que llevaba sobre su cuerpo como queriéndose proteger con ella y cediendo por primera vez en mucho tiempo a sus sentimientos lloró, lloró por su soledad, por la muerte de Albus y por Severus, el único hombre al que había amado y al que podría amar.

Los chicos no volvieron a hablar de Regulus ni de su posible visita a Grimmauld Place, sabían que Laura hablaría con ellos cuando fuera necesario. Observaron como Laura no bajó a cenar con ellos varias noches, sino que se juntaba con Carlos, ya visiblemente recuperado y Fernando. Los habían oído discutir varias veces, y poco después ambos hombres abandonaron la casa tras despedirse de los chicos. Hermione supuso que habían sido enviados a vigilar la nueva casa de Harry y encontrar el modo de entrar en ella sin ser descubiertos. Los chicos siguieron con su preparación, aunque cada vez se les estaba haciendo más dura. Se sentían prisioneros en la casa, y de vez en cuando aspiraban a poder salir de allí y volver a recorrer las calles del mundo mágico sin peligro. Hermione madrugó una mañana para acompañar a Laura en su visita diaria al pueblo, y Ron y Harry aprovechaban la mejoría que el tiempo experimentaba al mediodía para pasear por la finca que rodeaba la casa.

Laura no podía hacer más por ellos aunque quisiera, no podía ni llevarlos al mundo muggle en estos momentos. Las cosas habían cambiado, y Voldemort había sembrado el terror entre los no-mágicos. Su gobierno, asustado y desorientado buscaba una explicación a los sucesos tan extraños que estaban acabando con sus ciudadanos. No quería preocuparlos, aunque sabía que tarde o temprano tendría que decirles la verdad.

Enero daba sus últimos coletazos y Laura estaba en el salón, apoyada contra una de las ventanas, observando como la nieve caía ya menos copiosamente que la semana anterior. Hacia menos de cinco minutos que había oído subir a Harry hacia la biblioteca, se preguntaba donde estarían los otros dos jóvenes. No tardó mucho en verlos pasear por el jardín que empezaba a aparecer bajo la nieve. Ron miraba furtivamente a Hermione, intentando reunir un valor que le faltaba, Hermione visiblemente nerviosa hablaba continuamente como intentando evadirse del momento que estaba pasando. De repente Ron se paró en seco, y Hermione se giró para ver que le pasaba, sin mediar palabra el joven tomo a la gryffindor de los brazos y tirando de ella hacia él la besó dulcemente en los labios. Los dos se separaron sorprendidos ante lo que Ron acaba de hacer, se sonrieron tímidamente y cogiéndose de la mano reemprendieron su paseo a lo largo de la casa.

Laura sonrió para sí misma, mientras la melancolía la llenaba de nuevo. Cerró las cortinas y de dirigió a la cocina.

- Buenas tardes señora- la saludó su elfina doméstica-¿Desea algo?

- Ponme lo de siempre.

La elfina preparó inmediatamente una taza de chocolate caliente y se la puso delante a su jefa. Laura la tomó entre sus manos notando en su nariz el agradable olor del chocolate amargo, el primer sorbo bajó por su garganta caliente, espeso y como si de una máquina del tiempo se tratara su mente viajó en el mismo, al pasado, un pasado que ella consideraba feliz.

Flash Back

El tiempo empezó a cambiar de repente en Hogwarts, en aquella parte de Inglaterra los inviernos solían ser fríos y excesivamente largos. Laura se había puesto su capa de otoño, pero la última clase de la tarde en el patio de colegio bajo la lluvia la había dejado helada. Llegó corriendo a su habitación buscando una chimenea donde calentarse, entró corriendo y tras golpear la puerta bruscamente se maldijo en voz baja al encontrar la chimenea apagada.

-Creo Sra. Snape que debería moderar su vocabulario- La voz de su marido sonó igual que si estuviera en clases- O no querrá que su casa pierda puntos.

Laura lo miró sorprendido preguntándose que hacia su marido a aquellas horas en sus habitaciones. Tenía por costumbre pasar las horas que había entre las clases y la cena en su despacho en las mazmorras y subir al dormitorio sólo después de cenar. Laura miró de reojo su mesa y observó que estaba corrigiendo ensayos, seguía parada en medio de la habitación y agarrada a sus propios brazos. Su cuerpo se estremeció y sin poder evitarlo estornudó.

Severus la miró entonces más fijamente y se acercó a ella.

-Estás empapada- le dijo mientras ponía sus manos sobre la capa de su esposa- ¿Cuánto tiempo llevas así?

- Dos horas más o menos. Fue en clases de herbología, empezó a llover y estaba en el bosque.- Laura tiritaba aunque Severus no sabía si era por el frío o por el miedo.

- ¿Y un hechizo repelente de agua?

- Me olvidé, estábamos todos tan enfrascados en buscar hoja de reyes para una poción que nos olvidamos.- Laura se disculpaba.

- Eso quiere decir que mañana Poppy me pedirá más poción Pepperup porque tú y tus geniales compañeros habréis acabado con su despensa.- Severus meneó la cabeza- Anda toma una ducha caliente que yo te voy a preparar la poción y encender la chimenea para que no te enfríes más.

Severus buscó el frasco de poción para darle a Laura, se acercó a la chimenea y la encendió, rápidamente notó como el ambiente dentro de la habitación se caldeaba. Seguía oyendo el ruido del agua en la ducha, así que decidió sentarse en su mesa para continuar corrigiendo los ensayos de sexto curso. Oyó cerrarse el grifo y el ruido de unos pies mojados que pisaban el suelo, la puerta se abrió lentamente y Severus se sorprendió de ver a su mujer parada en medio del pasillo que la llevaba a su habitación. Solamente llevaba una pequeña toalla que le tapaba desde sus pechos hasta la parte superior de las rodillas. La mente de Severus dibujó los contornos del cuerpo de su esposa y su cuerpo respondió ante esta visión. Su respiración se hizo entrecortada y sin saber porque se levantó de la silla y comenzó a andar hacia Laura. Esta lo miraba fijamente.

- Me olvidé de la ropa- se disculpó tímidamente.

Pero a Severus más que un error le parecía una bendición. Posó su mano sobre los hombros desnudos de Laura sin dejar de mirarla fijamente a los ojos en ningún momento. Laura notó que se perdía en la profundidad de los ónices de su esposo, y pudo leer en el fondo de los mismos una intensa muestra de deseo, un brillo intenso y penetrante. Laura no se alejó sino que permitió que su esposo recorriera sus hombros con sus manos sin poder evitar estremecerse ante el contacto de su blanca piel. Laura se puso de puntillas del mismo modo que había hecho el día de su petición de mano y juntó sus labios con los de su esposo. Igual que aquel día, una sensación cálida los recorrió a ambos y Severus no pudo evitar profundizar el beso. Su lengua saboreó los labios de Laura, recorriéndolos una y otra vez pidiéndole permiso para entrar. Laura entreabrió sus labios y perdió el equilibrio cuando notó la lengua de su esposo acariciando su propia lengua. Los brazos de Severus la agarraron fuertemente, y empujándola tiernamente la fue llevando hacia la cama.

Laura notó como la tumbaba, temblaba visiblemente aunque ni ella misma sabía si era por el frío o por las maravillosas sensaciones que ahora recorrían su cuerpo. Severus tomó la toalla, y fue recorriendo cada centímetro del cuerpo de Laura, secándolo con la toalla para después besarlo dulcemente. El cuerpo de Laura comenzó a responder y empezó a arquearse bajo el cuerpo de su esposo. Severus notó las caderas de su esposa, rozando su entrepierna, reclamando más atención y tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para no tomarla allí mismo. La había estado deseando desde mucho antes de haberse casado con ella y sólo la intención de hacer las cosas correctamente le llevaron a mantener una actitud caballeresca. Se levantó de la cama observando la cara de tristeza de su esposa al verse despojada de su cuerpo. Severus comenzó a desvestirse lentamente, y sonrío intensamente al ver el sonrojó que teñía las mejillas de Laura. Se volvió a colocar sobre ella y sin que mediara ninguna palabra entre ellos, Severus se dispuso a llevar a su mujer al cielo. Sus labios se volvieron a unir, sus lenguas bailaban un baile desconocido para la joven. Severus no se demoró demasiado en ellos, y pronto pasó a besar el cuello de Laura, recorrer cada centímetro del mismo con su lengua.

Laura gemía quedamente mientras disfrutaba de cada una de las sensaciones que su cuerpo le proporcionaba. Sus manos empezaron a recorrer el cuerpo de Severus disfrutando de la calidez de la piel de su esposo. Sus movimientos la llevaron a la entrepierna y se sorprendió ante la virilidad Severus. El estoico profesor de pociones ahogó un gemido ante la sensación de la mano de Laura alrededor de su pene, y ese sonido sonó como música a los oídos de la joven gryffindor que animada por el mismo comenzó a moverla sobre el mismo hacia arriba y hacia abajo. Notó como el cuerpo de su esposo se tensaba, y este empezaba a respirar más entrecortadamente. Los dos jadeaban intensamente y los movimientos de Severus acompañaban los de la mano de su esposa, por algún motivo que no llegaba a entender se sentía más excitado de lo normal.

- Deberías para si no quieres que acabe antes de tiempo- la voz de Severus fue un susurro en el oído de Laura.

- Lo siento- se disculpó Laura azorada.

- Me estás volviendo loco.

Severus la miró de nuevo y sonriendo traviesamente descendió por el cuerpo de su esposa. La obligó a abrir lentamente las piernas y sin perder tiempo hundió su cabeza entre las piernas de Laura. La joven no puedo evitar gritar ante el contacto de la lengua de su esposo con su clítoris, y comenzó a moverse más intensamente mientras agarraba fuertemente la sábana para no gritar más alto. Severus comenzó con su ataque exhaustivo a esa parte de la anatomía de su esposa disfrutando de las reacciones que le provocaba. Notó que se encontraba próxima al orgasmo y desplazándose de nuevo hacia arriba la miró fijamente.

- ¿Estás segura?- le preguntó tiernamente preguntándose internamente si podría parar si ella le decía no.

- Nunca he estado tan segura de algo.

Severus comenzó entonces a penetrarla lentamente, frenando su intrusión cuando notó la virginidad de Laura. Por un momento un sentimiento de orgullo lo llenó, pasara lo que pasara siempre sería el primero para ella. Laura notó la inseguridad de Severus y ella misma empujó las caderas finalizando la penetración. El dolor del momento atravesó su rostro pero Severus acalló el mismo con un dulce beso y tras el, un continuo movimiento de ambos, bajo jadeos, sudando intensamente ambos se entregaban a una vorágine de sensaciones. Ninguno quería o podía parar, Laura notó entonces una extraña sensación que la inundaba y sin poder evitarlo clavó sus uñas en la espalda de su esposo mientras gritaba su nombre. Severus notó que Laura llegaba al orgasmo y la vagina de la misma se contrajo llevándolo a él a su propio orgasmo. Severus se retiró lentamente de Laura y lanzó un hechizo limpiador sobre ambos. La besó dulcemente y la abrazó tapando a ambos con una manta.

-Gracias- susurró Laura.

- No, Laura, gracias a ti- Severus la abrazó más fuerte.

Laura se quedó dormida rápidamente acunada por el calor del cuerpo de su esposo.

Fin Flash Back

El chocolate se había enfriado mientras Laura seguía enfrascada en sus recuerdos.

-¿Quiere que se lo vuelva a calentar?- preguntó la elfina que la miraba extrañada.

-No gracias.

Laura se levantó de su asiento, dejando la taza casi sin tocar sobre la mesa.

- Avisa a los chicos que hoy no bajaré a cenar- dijo antes de salir por la puerta de la cocina.


Reviews:

MaluSnapeRickman: Laura es tan real como desearía ser yo para disfrutar del profesor de pociones.

amsp14 :me alegro que te gusten los flask back, la verdad que es lo que peor llevo, me encantaría plantar a Snape en vivo y directo en la historia pero... las cisrcuntancias son las circunstancias.

Replika y Galilea: Yo también quiero hacer reaparecer a Snape en el presente pero la historia tiene un curso y por ahora Severus es un aliado del Lord. De todos modos espero que el capítulo de hoy compense un poco la no aparición del misterioso profesor de pociones.

Kalid: La verdad es que he variado ligeramente la historia original de Rowling... lo siento pero he creado algunos sucesos paralelos con los que seguramente la autora original no estaría de acuerdo.

Espero que me sigan leyendo y a todos muchas gracias