Los personajes no son míos, no gano nada con esto, lo hago para divertirme y divertir a quien lo lee.
SPOLIERS SEXTO LIBRO
Laura entró tras él, fue consciente de la turbación del joven desde el mismo momento que puso su mano sobre el pomo de la puerta, y ahora allí dentro era capaz de sentir la tensión que se acumulaba en su cuerpo.
- Vivió aquí encerrado su último año de vida- dijo Harry dolorosamente- Aquí encerrado, como un vulgar perro.
Harry había avanzado unos pasos mientras hablaba recordando nítidamente los recuerdos de aquella casa. Sus charlas con Sirius, las reuniones de la Orden, las broncas de la señora Weasly. Por un momento una gran sensación de nostalgia lo llenó y sus verdes ojos se humedecieron levemente. Se giró de nuevo mirando fijamente a Laura.
- Lo acusó de cobarde, cuando él no podía hacer nada más que permanecer en esta casa por la seguridad de todos.- Harry sacaba todo el dolor que había albergado durante este tiempo- Si él no hubiera sido tan crítico con Sirius quizás aún hoy tendría un padrino.
Laura no necesitó más para saber de que hablaba Harry, conocía lo suficiente a Severus como para saber que aún tantos años después el inmenso odio que sentía por Sirius era tan real como el primer día.
-Lo siento, sé que no sirve de nada pero lo siento- Laura avanzó hacia Harry y lo estrechó entre sus brazos.
- Creo que no debemos demorarnos más de lo necesario en la casa- la voz de Carlos los devolvió rápidamente a la realidad.
- Tienes razón, debemos abandonar esta casa tan pronto como podamos- dijo Laura- No sabemos quien o quienes pueden estar vigilándola.
- ¿Y por donde vamos a empezar?- dijo Hermione mirando a un lado y otro- la casa es enorme.
- Por aquí, puede que Regulus necesitara algún libro de artes oscuras o algo por el estilo, o incluso que tuviera que utilizar la misma puerta que nosotros usamos- razonó Laura.
- Pues si a la señorita Granger no le importa, ella y yo podríamos empezar por esta zona- dijo Carlos mirando a Hermione alegremente.
Hermione asintió levemente con la cabeza, y despojándose de su capa se dispuso a comenzar la búsqueda.
-Harry y yo buscaremos en la habitación de Regulus y en la de Sirius- comentó Laura al resto- y vosotros buscad en el resto de la casa.
Los cuatro abandonaron la biblioteca, donde Carlos y Hermione ya estaban sumergidos en su incansable búsqueda. Laura dejó que fuera Harry el que la guiara hasta la habitación de Regulus y con un casi imperceptible gesto indicó a Fernando que estuviera alerta.
Harry abrió lentamente la puerta que llevaba a la habitación del hermano de Sirius, para él ese cuarto tenía tantos recuerdos como el resto de la casa. Sus cuchicheos nocturnos, los intentos de averiguar lo que decían los miembros de la Orden con las orejas extensibles de los hermanos Weasly... y sin poder evitarlo ahogó un débil suspiro. Laura no dijo nada, simplemente poniendo una mano sobre su hombro comenzó la búsqueda.
Sus pasos la llevaron hasta una de las mesillas de noche y comenzó a abrir los cajones uno por uno vaciando su contenido sobre la empolvada cama. Harry se dirigió hacia la cómoda que dominaba el centro de la habitación.
- Si algo no sabes que es, no lo toques Harry, no podemos arriesgarnos- le dijo Laura seriamente.
Harry simplemente la miró fijamente y asintió con su cabeza. Los dos se sumieron en un laborioso trabajo, repasando una por una cada pieza guardada en los cajones. Los ruidos de sus compañeros les llegaban levemente amortiguados por las puertas perfectamente cerradas. Laura observaba sutilmente a Harry mientras realizaba su búsqueda. Al joven no le había hecho bien la entrada en la casa, se mostraba tenso y extrañamente retraído.
Oyó a Harry volver a colocar el segundo cajón de la cómoda mientras bufaba intensamente. Sus manos se dirigieron entonces al último, y Laura se sorprendió al oír un leve quejido.
- Este si que pesa- dijo Harry con la voz entrecortada.
Laura se giró entonces para ver a un colorado Harry que intentaba llegar hasta la cama con un cajón repleto de objetos. Se dirigió hacia él y entre los dos vaciaron todo el contenido sobre el raído y sucio cobertor.
Multitud de objetos aparecieron entonces ante su vista, desde vulgares piedras de río que el joven Black seguramente recogió en alguna de sus aventuras juveniles con su hermano, amarillentas cartas de amor, chucherías estropeadas y pegajosas... Laura sonreía apartando cada uno de los objetos, sabiendo internamente que cada uno de ellos contenía una historia, construían un pasado. Se preguntó cuantas veces la madre de Regulus le habría reñido por guardar todos aquellos objetos inservibles en el cajón y cuantas veces su pequeño hijo le replicó más serio de lo normal que para él si eran importantes, y le contaría una a una las historias encerradas en los mismos. Harry retiró un pañuelo con las iniciales R. A. B bordadas en una esquina. Los dos gryffindors miraron el pañuelo fijamente como si el mismo pudiera con sólo su presencia calmar los ánimos extrañamente decaídos de los jóvenes.
De repente la vista de ambos se fijó en un objeto totalmente reluciente, oculto bajo el pañuelo y que despojado del mismo mostraba una inusual belleza. Ninguno de los dos necesitó mirarlo una vez más para saber de que se trataba, la serpiente encorvada en su cierre le decía que aquel era el medallón de Salazar Slytherin el mismo que Harry y Albus habían ido a buscar la noche de su fatal fallecimiento. Los dos se miraron fijamente por unos segundos y sus manos, respondiendo a un instinto tan primitivo como desacertado se estiraron para tomarlo. Laura fue más rápida que el niño que vivió y cuando Harry quiso ser consciente de lo que pasaba el medallón descansaba ya sobre la mano de la joven.
- Siempre estuvo aquí – dijo Harry entrecortadamente- Albus murió en balde. Si hubiéramos sabido que estaba aquí...
- Creo que la búsqueda del medallón no fue lo que mató a Albus- la voz de Laura sonó extrañamente opaca en aquella habitación
Los dos miraban maravillados el medallón como si el mismo pudiera responderles a la multitud de preguntas que ahora se agolpaban en su cabeza.
- Creo que es hora de irnos- dijo Laura guardando el medallón e intentando volver a meter todos los objetos en el cajón.
- ¿No miramos si es el auténtico?-le preguntó Harry nervioso.
- Este no es un sitio seguro, mejor volvemos a casa y allí comprobamos su autenticidad- Laura estaba tensa, había algo que no iba bien.
Sus palabras se perdieron en la habitación con un lejano eco en la chimenea que caldearía la misma en las noches de invierno. El silencio les trajo otro sonido, tan conocido como estremecedor, un débil siseo y el continuo reptar de un animal por el suelo. Laura miró entonces a la ventana semiabierta asombrándose de ver como una serpiente intentaba colarse por la misma. La imagen le pareció tan irreal como cómica, su propio ardid para espiar a Potter lo estaban usando para encontrarlos a ellos.
- Nagini.
El susurró de Harry llegó a sus oídos, su cuerpo se tensó y su mente reconoció al instante el nombre. La voz de Harry contándole a Albus muchas veces sus sueños con la serpiente de Voldemort le parecieron ahora una cruel burla del destino.
Se giró rápidamente y posó el medallón sobre las manos de Harry.
- Busca a los otros y salid de esta casa, ya- Laura hablaba entrecortadamente.
- Pero... .- la voz de Harry intentaba encontrar el valor que le faltaba.
- No hay peros que valgan, sal con ellos.
Harry vio la determinación en los ojos de la joven y girando hacia la puerta se dispuso a salir. La puerta se estaba cerrando tras él cuando la voz de Laura le llegó clara y desafiante.
"Hola Nagini, me alegra de conocer a tan mítica serpiente"
Laura hablaba pársel fue el último pensamiento que tuvo Harry antes de salir huyendo en busca de los otros.
Su llegada a la casa fue mucho más agitada que su salida unas horas antes. Los chicos estaban visiblemente asustados, y ni la calidez del hogar les proporcionó el sosiego que ahora mismo necesitaban. Encararon a Carlos y Fernando que parecían levemente nerviosos.
- ¿Qué va a pasar con ella?- fue la fría pregunta de Harry.
- No lo sé- le respondió sinceramente Carlos- Ella nos mandó salir de allí, y eso es lo que hicimos.
- La hemos dejado a merced de los mortifagos-le gritó Hermione.
- Probablemente sí, pero ella se convirtió así misma en una cabeza de turco esta noche- Carlos intentaba explicarles a los chicos lo que ni él mismo entendía- Ahora nuestra prioridad es el medallón.
- No, nuestra prioridad es salvarla a ella- dijo Harry sacando su varita.
-Escucha Potter, no sabemos donde está, y por la facilidad de nuestra huida creo que los mortifagos se han llevado una presa esta noche- Fernando intentaba calmar a los jóvenes-Ella es lo suficientemente buena para saber lo que debe hacer. Escucha Harry no hagas que su sacrificio sea en balde.
Hermione posó entonces su mano sobre el brazo del joven gryffindor. Había leído entre líneas los sentimientos de Carlos y Fernando, las arrugas alrededor de su frente marcaban la clara preocupación que los embargaba. Sus modales normalmente calmados eran ahora tensos y nerviosos. Harry bajó la varita y entregó el medallón a Carlos que ocultando por un momento las lágrimas que un gryffindor no podía permitirse verter abandonó la entrada para dirigirse a la biblioteca.
Fernando miró a los chicos.
- Cenad algo esta noche, los elfos os atenderán gustosos.- dijo mientras se apretaba de nuevo su capa en torno al cuello- E intentad dormir.
Los chicos asintieron levemente, y sin decir palabra observaron como Fernando se disponía a abandonar de nuevo la casa. La lágrimas los asaltaron entonces, por primera vez en meses se sintieron solos y desprotegidos, una frialdad los inundaba y un silencio triste se instaló entre ellos.
Los tres gryffindors se habían dormido en el salón, acunados por la tibieza de la chimenea. Ninguno quería regresar a sus habitaciones y lidiar aquella noche con absurdos fantasmas. Habían asumido su situación en esta guerra, habían asumido que se ganaba y se perdía continuamente pero ahora... ahora no querían o no podían perderla a ella. Un ruido en la puerta los despertó bruscamente, ya sumamente entrenados para la lucha, salieron al pasillo varita en mano.
Laura se apoyaba contra el marco de la puerta, casi irreconocible, su rostro visiblemente amoratado de golpes, cojeaba ligeramente y su mano se apoyaba sobre su costado como queriendo contener el dolor de alguna costilla rota. Harry y Ron la tomaron por debajo del brazo, notando como la capa estaba ligeramente húmeda, no sabía si de sangre o sudor. Sus músculos estaban tensos y le costaba avanzar. Carlos se asomó a la parte superior de las escaleras, se lanzó escaleras abajo. Sacó su varita y tras lanzar un hechizo levitador Laura estaba suspendida sobre el suelo.
Carlos la llevó hasta su habitación mientras llamaba a voces a todos los elfos domésticos de la casa. Los jóvenes los seguían entre asustados y nerviosos. Carlos abrió la puerta del dormitorio.
- Hermione¿si me pudieras ayudar?- pregunto dulcemente a la joven que asintió en el acto.- Vosotros esperad por Fernando que no debería tardar en llegar y decirle que Laura ha vuelto.
Harry y Ron estaban demasiado asustados para contestar y dando media vuelta se dirigieron al salón. La puerta se abrió poco después y dejó paso a un Fernando visiblemente cansado. Se sorprendió de verlos levantados, pero no pudo ni pronunciar palabra. Dos minutos después el joven slytherin corría por las escaleras rumbo a la habitación de Laura.
La mañana encontró a los gryffindors de nuevo dormidos en el salón, la noche anterior ninguno había querido volver a su cama. Harry abrió los ojos para encontrar los castaños ojos de Laura mirándolo fijamente.
-Buenos días dormilón- dijo Laura intentando sonreír.
Harry se levantó de golpe y abriendo los brazos intentó abrazar a la joven. Una fuerza invisible lo frenó.
- ¡Carlos!- gruñó Laura- son por mis costillas rotas.
Ron se despertó gruñendo como cada mañana y se frotó varias veces los ojos ante la visión de Laura allí de pie. Esta le sonrió abiertamente y le señaló el desayuno ya preparado.
- ¿Qué pasó?-preguntó Harry.
- Eso queremos saber todos Harry- respondió Carlos con un ligero malestar en su voz.
- No pensaríais que iba a repetir una y otra vez la misma historia- respondió Laura sentándose en la mesa no sin cierta dificultad.
Los demás la siguieron sentándose a su vez en la mesa. Laura se sirvió su desayuno lentamente observando como tanto los jóvenes como sus adultos amigos la miraban expectantes. Sonrío pícaramente y posando el vaso de zumo que estaba bebiendo los miró fijamente.
- Supongo que queréis sabe que pasó- dijo inocentemente.
Carlos no pudo evitar un bufido ante la frase de Laura, mientras Fernando meneaba ligeramente la cabeza riendo por lo bajo.
- Supongo que Harry os habrá contado nuestra búsqueda en la habitación de Regulus, como encontramos el medallón y como descubrimos que teníamos visita- empezó Laura.
Los allí reunidos asintieron afirmativamente.
-Nagini- susurró Harry.
- Si, la serpiente de Voldemort.- Laura esta más seria que de costumbre- Estaba vigilando a las hermanas Black, o mejor dicho a la Señora Malfoy y la Señora Lestrange. Parece ser que su amo ha perdido la credibilidad con algunos de sus mortifagos.
- Eso no es nuevo- la interrumpió Carlos- Sabemos que nuestra intervención la noche que Potter debía ser capturado y el fallo de Draco... no les ayudó a mantener su posición.
- Si, pero están dispuestas a recuperarla, o mejor dicho Beatrix está dispuesta a recuperarla, y arrastra con ella a su hermana- les explicó Laura.
- Narcissa nunca fue Beatrix- dijo Carlos pensativo.
- Eso debes saberlo mejor que el resto, al fin y al cabo tú eres un gran amigo de mi marido- la acidez y la frialdad de las palabras de Laura impresionaban a los jóvenes- Y tengo entendido que él y Cissa son muy buenos amigos.
Carlos no respondió al ataque de Laura, simplemente lo dejó pasar. Laura lo miró una vez más pero no queriendo tensar más la situación continuó con su explicación.
- Necesitabais tiempo, Nagini les daría la señal de alarma y pensé que podían dar con vosotros- dijo Laura muy tensa- Así que literalmente me entregué.
- ¿Te enfrentaste a ellas?- preguntó sorprendido Harry.
- Básicamente si. Sé quien es Beatrix, y conozco lo suficiente a Narcissa como para saber que su buena posición en el círculo de privilegio del Lord no se debe a su habilidad con la varita- respondió la joven ligeramente entristecida-Sólo estaban ellas. Voldemort pensó que eras lo suficientemente inteligente para no volverte a acercar a esa casa, así que creía que el interés de Beatrix por vigilar la casa respondía más a un propio interés personal que a otra cosa.
- Y no lo hubiera hecho si no hubiera sido por el medallón- le confirmó Harry.
- No hay mucho más que contar, Beatrix es quien es porque es una de las mejores. Narcissa se limitó a protegerse. – Laura se movía lentamente en la silla mientras hablaba- Nada que no haya probado antes, algunos cruciatus, maldiciones oscuras y nada más.
- ¿Nunca usa la maldición imperdonable con alguien?- preguntó Hermione.
- Si, pero Beatrix ama el dolor. Le gusta ver sufrir a la gente bajo su poder, una cualidad que comparte con su amo- la risa de Laura se tornó sarcástica
- Y al final lograste escapar- dijo Ron.
- No soy tan mala como para no poder luchar contra Beatrix, a lo demás está extrañamente débil, Voldemort no debió ser muy benévolo con ella cuando te perdió aquella noche- dijo Laura.
Un silencio tenso se posó entonces entre ellos, Carlos no había vuelto a hablar desde la dura contestación de Laura. Conocía a Laura desde hacía muchos años y sabía que había cosas que le dolían, y que no podía ocultar. Nunca le importó que Carlos y Severus fueran amigos, o todo lo amigos que una serpiente puede ser de un león.
Harry por su parte, quería preguntarle todo aquello que le daba vueltas en su cabeza desde aquella noche, pero por algún motivo que no llegaba a entender prefería estar a solas con ella. Carlos y Fernando se levantaron, excusándose tras haber desayunado. Los tres gryffindors y Laura quedaron solos en el comedor.
- ¿Qué sucede Harry?- preguntó Laura que había notado la turbación del joven,
- ¿Me has leído la mente?- le preguntó Harry.
- No, has aprendido a cerrarla, por lo menos a una intrusión más o menos pacífica, pero te he notado serio, cambiado.
- Hablas parsel- afirmó Harry bruscamente.
- Si, lo hago.- Laura miraba ahora fijamente al niño que vivió.
- ¿Por qué no lo dijiste?- preguntó el gryffindor.
Laura permaneció un rato en silencio. Ron y Hermione observaban la escena preocupados, sabían lo que Harry les había contado de aquella tarde, y sabían también que a su amigo le turbaba sobremanera este hecho.
- Supongo que un conocedor de la lengua como eres tú, sabe que no es una habilidad común – dijo Laura- y menos de la que se pueda presumir.
- Pero lo hablas por algún motivo- intentó razonar Harry- Lo que no entiendo es porque fuiste a Gryffindor, el sombrero a mi me quiso mandar a slytherin.
- Porque yo no hablaba parsel hasta hace cinco años.
La afirmación cayó como un jarro de agua fría sobre los jóvenes.
- Tú hablas parsel Harry porque Voldemort te pasó parte de sus cualidades aquella noche- Laura intentaba justificarse- Y yo hablo parsel porque un buen día me convertí en serpiente.
- Eso no tiene sentido- dijo Hermione.
- No realmente si lo tiene. Hay casos registrados en el ministerio de animagos que llegaron a adquirir características de los animales en los cuales se convertían- dijo Laura llevándose las manos a la cabeza en señal de desesperación- Dicen que todos adquieren ciertas características de ellos, pero depende de la capacidad del mago puede adquirir más de la cuenta. De todos modos mi habilidad es bastante limitada, según Albus mejoraría si pasara tiempo con una serpiente.
- Eso es impresionante.- dijo Ron con la boca abierta.
- Eso pensé yo en su momento¿sabéis lo que sentí cuando en un zoo muggle en compañía de mi familia descubrí que entendía a las serpientes?- Laura se mostraba asustada- Pero curiosamente Albus no se sorprendió.
- Ya lo sabría- concluyó Hermione.
- Si, supongo que un mago como él estaba al tanto de esas cosas. Espié a Minerva, y os puedo asegurar que sus movimientos son más felinos que los de una bruja normal- continuó Laura
- Eso le proporciona a un mago características poco habituales- dijo Hermione.
- Y puede que importantes- Laura se mostró mucho más seria que de costumbre- ¿Recordáis la tarde que os mandé buscar algo sobre los fénix?- le preguntó a Harry y Ron.
- Si, pero no hay nada importante- respondió Ron apuradamente mirando a Harry- No encontramos nada relevante.
- Son pájaros especiales, su única característica importante es que renacen de sus cenizas- respondió Harry.
- Si, eso era lo que tenía entendido- dijo Laura mostrándose ausente.
- ¿Crees que Albus era un fenix?- preguntó Hermione.
Laura sonrió ante la perspicacia de la joven.
- Casi lo aseguraría.- le respondió Laura- Su forma de hablar sobre ellos, de explicarme una y otra vez la leyenda de los mismos.
- Pero aunque fuera un fenix¿podría resucitar después?- preguntó Harry.
- No lo sé Harry, a lo mejor es solo la necesidad de buscar una explicación a la ausencia de Albus- Laura lo miraba- Y aunque lo fuese¿por qué se murió¿qué sentido tenía matarlo?
- Porque estaba débil- respondió Ron- Lo leí en uno de los libros, el fenix cuando está débil se deja morir precipitadamente para renacer con más fuerza.
- Y Albus estaba muy débil- dijo Harry recordando sus últimas semanas con él.- Pero aún así, Snape lo mató.
- Y Albus lo sabía- respondió Laura
Los tres la miraron sorprendidos.
- El destino me obliga a recordar en sueños una y otra vez esa noche. – les explicó mientras agachaba la cabeza- Había algo que no encajaba, no en todo lo que pasó esa noche, Albus entretiene a Draco como esperando la llegada de alguien.
La voz de Laura se estaba haciendo más entrecortada, no había hablado con nadie de ello desde entonces. Harry sabía por lo que estaba pasando y posó su mano sobre el hombro de la joven. Esta lo miró fijamente a sus maravillosos ojos verdes y trató de esbozar una leve sonrisa.
- Albus le dijo que pensaba morir esa noche, pero que no sería él quien lo matase.- concluyó Laura.
- Piensas que estaba todo planeado- le dijo Hermione.
- Creo que hay algo que no sabemos, pero por alguna extraña razón creo que Severus mató a Albus porque este le obligó a hacerlo.
El silencio se instaló entonces en el comedor. Ninguno tenía ganas de hablar sobre ello, todos necesitaban tiempo. Harry se levantó de la mesa y tras besar a Laura en la mejilla y decirle que se alegraba de que estuviera bien abandonó la sala. Los otros dos jóvenes también saludaron a la gryffindor y se dirigieron al jardín. Laura se quedó sola en aquel comedor, sintiendo todo el dolor de la lucha del día anterior. Recordó el rostro de Beatrix mirándola con un odio no disimulado y detrás la preciosa y única Narcissa Malfoy. Sus increíbles ojos grises la taladraron y aunque fue capaz de vislumbrar en ellos un ápice de miedo no sintió pena por esa mujer.
Miró el reloj, eran poco más de las once, y debía hablar con Carlos, debía disculparse. Sacando fuerzas de flaqueza avanzó hacia la biblioteca. Abrió la puerta de la misma y como de costumbre Carlos se encontraba sentado en su sillón favorito, moviendo entre sus manos el medallón de Slytherin.
- El alma de Voldemort ya no se encuentra en él- le dijo Carlos sin ni siquiera molestarse en mirarla- Si alguna vez estuvo aquí, Regulus se encargó de que este fuera eliminada.
- Eso es una buena noticia- respondió Laura sin mucho interés- Carlos, lo siento
Ahora el hombre levantó la vista para enfrentar a Laura.
- Carlos, lo siento, pero…- Laura no sabía ni por donde empezar
Se dirigió lentamente hacia la ventana y perdió su vista en el paisaje.
- No puedo evitarlo, es tan doloroso- la joven temblaba ligeramente.
- Nunca te engañé en esto- le dijo Carlos abrazándola por detrás- Supiste siempre que Severus y yo éramos amigos.
La giró dulcemente y la llevó cuidadosamente hacia un sofá. Laura todavía acusaba las lesiones del día anterior. Carlos la miró fijamente, y suspirando acusadamente insonorizó la sala.
- Hogwarts no fue fácil para mí. Nunca supe porque pero no encajaba allí, no es que me llevara mal con mis compañeros, pero no era uno de ellos- Carlos comenzó a sincerarse lentamente- Siempre me pregunté si el sombrero se habría equivocado de casa cuando me juntó con los leones.
- Eres un gryffindor- le dijo Laura sonriéndole- estoy segura.
- Y yo también, ahora yo también- Carlos agarraba entre sus manos las manos de Laura- Mi segundo año no fue mejor, y la entrada de los merodeadores en el colegio no ayudó. Dispuestos a buscar camorra con todas las serpientes posibles restauraron el antiguo odio entre casas. Mi vida era la biblioteca y así conocí a Severus.
- Carlos no tienes porque seguir si no quieres- le dijo Laura- es tu vida.
- No, te voy a contar toda la verdad. Severus es un año más joven que yo, pero eso no nos impidió trabar una buena amistad- le siguió explicando Carlos- Y así conocí también a Cissa. Ellos eran inseparables, y los tres juntos pasamos buenos momentos en la escuela. No te creas que era el único gryffindor que andaba con ellos, pero sí uno de los pocos que lo reconocía abiertamente.
- No es fácil que los leones y las serpientes se mezclen sin problemas- Laura recordaba su propia amistad con Fernando.
- Las cosas fuera tampoco eran fáciles y los rumores sobre un oscuro personaje que pretendía extender un reinado de terror eran habituales- Carlos estaba perdido en sus recuerdos- Lucius no tardó en dejarse ver con nosotros. Era Hogwarts y cada uno elige sus amistades como quiere o como puede.
Laura sabía que Carlos tenía razón y que muchas veces encontrar a alguien en quien confiar era extrañamente complicado. Le sonrío abiertamente y esto animó a Carlos a seguir su relato.
- No te puedo decir si Severus y Cissa tuvieron algo más que una bonita amistad, porque no lo sé.- Carlos meneaba la cabeza tristemente- Hubo muchos rumores, pero que esperaban si pasaban todo el tiempo juntos. No lo sé, ellos ya se conocían antes de venir a Hogwarts. Por lo menos los rumores se encargaron de eliminar cualquier avance de posibles pretendientes de Cissa. Era una mujer muy bella.
- Es una mujer muy bella- le respondió Laura bruscamente.
- Si lo es. Lucius la cuida bien. Anunciaron su compromiso cuando Severus y Cissa estaban en quinto y Lucius y yo en sexto. Nada cambió y Cissa siguió pasando un tiempo considerable con Severus, aunque ahora lo repartía también son su futuro esposo.
- Lucius no debe tener mucho interés en sus propiedades- añadió Laura.
- No lo sé, pero si sé que Severus es el padrino de Draco.- Carlos miró fijamente a Laura- Escúchame, Lucius es orgulloso y nunca permitiría que su esposa compartiera la cama de otro, de eso estoy seguro. Si tuviera la mínima sospecha de una relación entre ellos creo que no lo aguantaría.
Laura no quería que nadie la convenciera e nuevo, que nadie la volviera hacer creer de nuevo en Severus, en su amor. Había logrado sobrevivir a todos estos años de dolor y soledad, y ahora no podía, no quería volver a tener esperanzas, no en Severus.
- Siento no creerte Carlos, pero todo fue demasiado doloroso- le dijo Laura levantándose del sillón.
- Lo sé, Laura nunca hemos hablado de esto, nunca supe porque tú y Severus acabasteis como acabasteis- le dijo Carlos- Pensé que era una locura vuestro matrimonio pero después, todo cambió, nunca en todos los años que había pasado con Severus nunca lo vi tan feliz. Laura tú lo cambiaste.
- Y todo se acabó como si nada. Carlos, Severus es un buen actor, y durante tres años representó su mejor obra.- Laura estaba cansada de discutir.
- No, Laura, conozco a Severus. Él te amaba, él te ama- dijo muy serio Carlos- No sé porque os separasteis pero para Severus sigues siendo su mujer.
- Su mujer porque nuestro contrato matrimonial impide nuestra separación- le respondió Laura.
Carlos no dijo nada más, sabía que esa discusión estaba perdida. Pero necesitaba decírselo, necesitaba que ella supiera la verdad.
- ¿Lo has seguido viendo?- le preguntó Laura.
- Si, hasta este último año- Carlos veía la espalda de Laura que temblaba ligeramente por el llanto- Siempre me preguntaba por ti, si estabas bien, si eras feliz.
- ¿Le has hablado de mi?- ahora Laura encaraba a Carlos furiosa.
- No, sólo le he dado lo que me pedía, sólo quería saber si estabas bien.
Laura meneó tristemente la cabeza y se sentó en el sillón con las piernas encogidas mirando el fuego. Carlos la observó perdida en sus pensamientos y besándola dulcemente en la frente abandonó la sala. A Laura todavía le dolía, era como si la herida nunca hubiera cicatrizado y siguiera sangrando abundantemente... Y sólo, sólo porque se había enamorado de él.
Flash Back
Laura llevaba varios días muy silenciosa. Severus lo había notado pero no queriendo entrometerse en su intimidad no la había presionado. Hoy era sábado, y los alumnos debían estar en Hogsmeade. Severus no había ido, tenía trabajo por hacer y alguien debía de vigilar a los jóvenes alumnos.
Paseaba por el castillo rumbo a sus aposentos, sabía que tenía algunas horas de tranquilidad. La voz de Flich lo sacó de sus pensamientos.
- Profesor Snape.- le saludó educadamente- Veo que usted tampoco ha ido al pueblo.
- ¿Perdón?- preguntó Severus extrañado.
- Su esposa, profesor, la acabo de ver camino de una de las torres.- le respondió Flich señalando unas de las empinadas escaleras del colegio.
Severus no se despidió ni siquiera del conserje. Sabía que su mujer disfrutaba de esas salidas al pueblo y pocas cosas podían provocar que se las perdiera. El silencio de Laura a lo largo de estos días se hizo también un camino en la mente del profesor y con grandes zancadas llegó a una de las torres.
Laura estaba sentada en el alfeizar de la ventana de un aula en desuso. Severus la miró durante un rato maravillándose de la belleza y dulzura de su esposa.
- Laura- llamó dulcemente.
- Severus- se sorprendió la aludida- ¿qué haces aquí?
- Flich me ha dicho que no habías ido al pueblo y que venías hasta esta torre.
Severus se acercó lentamente a ella y la obligó a mirarlo.
- ¿Qué te sucede Laura? Llevas varios días demasiado silenciosa, está más taciturna que de costumbre.
- No me sucede nada, Severus.- le dijo Laura retirando su mirada de la de su marido.
- Estás mintiendo- le respondió Severus dulcemente – Laura soy tu marido, sé sincera conmigo.
Laura lo miró fijamente, recreando en su mente cada centímetro del rostro de su marido.
- Esto no está bien- dijo de repente.
- ¿Lo que no está bien?- le preguntó Severus sin saber a que ser refería Laura.
- Esto, el matrimonio, nuestra vida- Laura intentaba explicarse.
- No te entiendo- dijo Severus asustándose de las palabras de su esposa.
- Nos casamos por obligación y hemos intentado que funcionara- Laura pasaba ahora por la habitación nerviosa- Pero…
- Pero no funciona- concluyó Severus.
- No, funciona mejor de lo que yo esperaba- se sinceró Laura.
- Y yo. Laura y yo. He intentado hacerte feliz, compensar lo peor de nuestro matrimonio- Severus miraba a su esposa queriendo entender lo que esta trataba de decirle- Te han obligado a casarte con un hombre mayor, no muy agraciado, y un mortifago.
- No Severus, tú no eres un mortifago- le dijo Laura acercándose a él y abrazándolo.
- Si lo soy.- dijo mientras le mostraba la marca de su brazo.
- No, ese es tu pasado, pero no tu presente- le respondió su mujer- Severus confiaría en ti mi propia vida.
Severus la miró a los ojos, descubriendo en ellos una gran cantidad de emociones reflejadas.
- Laura, sé que las cosas no son como esperabas- le dijo su marido- pero no puedo hacer más por mejorarlas.
- Lo sé, y te estoy agradecida por todo lo que haces- le respondió mirándolo dulcemente.
- Si crees que no puede más, podemos separarnos Laura. Puedo alejarme de ti, dejar que te vayas- le dijo Severus con una voz apagada y triste.
- Severus- Laura buscó los ojos de su marido- no quiero irme, no quiero que te vayas de mi lado.
- No te entiendo Laura- ahora era el ex-mortifago el que estaba totalmente perdido.
- Severus- Laura lo miraba ahora asustada por lo que iba a decir- Mi único problema es que me he enamorado de ti.
La afirmación tan clara y contundente abrumó al estoico profesor. Nadie le había confesado nunca su amor, nadie lo había amado de ese modo. Miró a Laura fijamente, él también quería confesarle su amor, su necesidad de ella, de tenerla cerca, pero su corazón no podía abrirse, no podía enfrentarse a sus propios sentimientos.
Sacó la varita de debajo de la túnica y susurró unas breves palabras. La puerta se cerró lentamente y un hechizo insonorizador se estableció en el aula. Severus se giró entonces hacia su esposa, y la miró con un deseo mal contenido. Ese era el único método de decirle que la amaba.
Se acercó a ella lentamente, y la besó tiernamente en los labios, unos labios gustosos que se le ofrecían anhelantes. Laura no tardó en responder al beso, no ya con su inicial timidez sino con la habilidad aprendida tras largas noches con su esposo. Sus manos comenzaron entonces ha desabotonar la túnica de su esposo, maldiciendo como siempre hacia todos y cada uno de los botones que la componían. Severus rió por lo bajo mientras sus manos se deslizaban bajo la fina tela de la blusa escolar y percibía en ellas el suave tacto de la piel de Laura.
Esta se arqueó ante el contacto de las manos de Severus en su cuerpo y entrecerró los ojos disfrutando de las inmensas sensaciones que su marido extraía de su cuerpo. Los botones de la blusa se abrieron por arte de magia y sin dar tiempo si quiera a su esposa a pensar en como lo había hecho el slytherin acometió contra los pechos de la misma. Sus pezones erectos recibieron gustosos la boca de Severus, y Laura no pudo evitar un gemido de satisfacción.
El estoico profesor disfrutaba de la visión de Laura retorciéndose bajo sus halagos. La joven, abrió los ojos y lo miró fijamente con una picardía nada usual en ella. Se deslizó de la mesa en la que estaba apoyada y con una seguridad inusitada se dirigió a la entrepierna de Severus. Este gimió ante la sola sensación de lo que iba a hacer Laura y cuando notó como su miembro era liberado de su prisión para ser succionado por la boca de su esposa se apoyó ligeramente sobre la pared temiendo no poder aguantar la cantidad de sensaciones que lo atravesaban. Su respiración se hizo más agitada y sus gemidos animaron a Laura a continuar su afanoso trabajo. Su lengua recorría cada centímetro del miembro de su marido, saboreándolo, masajeándolo, se paraba en la punta para trazar pequeños círculos, y después continuar a lo largo del mismo. Sus manos ahora insólitamente hábiles masajeaban a la vez los testículos. Severus notó como se excitaba hasta el límite y sabía que si no paraba ahora se acabaría viniendo en la boca de Laura. La tomó de las muñecas y la alzó bruscamente, mirándola con un deseo imperioso. Puso su cuerpo sobre la mesa y tirando de ella hacia él la penetró. Laura no protestó simplemente se dejó hacer, respondiendo a las embestidas cada vez más salvajes de su marido, gritando suavemente en el oído del mismo más. Severus no razonaba, simplemente necesitaba tenerla, necesitaba enterrarse más y más en ella. Notó como Laura también se excitaba, y con un grito de satisfacción llegaba al orgasmo. Severus la miró, su cara de satisfacción, la estrechez que lo envolvió en ese momento, y sin poder evitarlo alcanzó el suyo propio.
Se retiró de ella lentamente y sin decir ni una palabra más ambos se vistieron. Laura se dirigió a la puerta esperando que su marido sacara el hechizo. Severus así lo hizo, y se giró para ponerse su capa. Su instinto le decía que Laura no había salido. Volteó lentamente abrochando los botones. Laura lo miraba fijamente. Se acercó a él y poniéndose de puntillas lo besó en los labios.
- Yo también te quiero- le dijo al oído a Severus.
Miró una vez más atrás e intentando alisar su falda se perdió en los pasillos de Hogwarts.
Fin Flash Back
Laura continuaba sentada en el mismo sofá, ahora gruesas lágrimas recorrían su rostro, su mente daba mil y una vueltas y siempre la misma pregunta¿porqué la vida había cambiado tanto para ella?
Reviews:
NessaSnape5: Irás
descubriendo a lo largo de la historia porque Laura dejó a Snape... y sobre la
casa, creo que no tienen más remedio que entrar aunque prometo ser benévola con
los personajes.
Winter: El pasado es muchas veces el que marca nuestro futuro, Snape saldrá como no, tendrá su protagonismo en este fic... él explicará muchas de las decisiones que tomó pero también dejará muchos misterios sin resolver.
MaluSnapeRickman: Sobre el número de capítulos no estoy segura es que a veces alguno se alarga más de lo debido por la necesidad de aclarar puntos que no quiero que queden oscuros. Laura sale todas las tardes, tiene un motivo muy importante para hacerlo, un motivo que ni Albus conocía.
Amsp14: Hermione es perspicaz por naturaleza, ella misma intenta compensar su ascendencia no mágica intentando ser la mejor en todo. ¿Snape atemporal? No lo había visto así, pero habrá un Snape temporal, tan real como el propio Voldemort.
Kalid: Dicen que el amor se gasta de tanto usarlo, puede ser verdad o puede que no. Piensa que los flash back pueden sucederse con intervalos de tiempo bastante grandes entre ellos, Laura recuerda, pero recuerda cuando algo le obliga a hacerlo.
Replika: Siento no poder responderte a ninguna pregunta, el fic y el tiempo te responderá a ellas. No sólo son tuyas las dudas, los chicos también las tienen y Laura en su momento también jugará con preguntas sin respuesta.
Este capítulo es más de lo mismo, Laura busca respuestas que no encuentra y se encierra en el pasado intentando discernir en sus recuerdos algo que le explique porque todo cambió drásticamente para ella.
Es más de transición aunque ayuda a seguir la trama, revelando algún dato interesante.
Gracias por seguirme leyendo
