Disclaimer los personajes no son míos, pertenecen a J.K. Rowling y la Warner... solo hago esto para divertirme y no gano nada.
SPOLIERS LIBRO SEIS
Laura bajó aquella mañana con tres frascos al desayuno. Los chicos estaban extrañamente silenciosos y se notaba la falta del bullicioso Ron, siempre dispuesto a poner una nota de color y alegría en sus vidas. No hablaron mucho, con las cabezas semiagachadas intentaban asimilar los acontecimientos del fin de semana anterior.
- Tomad, cada uno tiene un frasco. La ropa que le corresponde a cada una de vuestras nuevas personalidades os la darán los elfos domésticos a lo largo de la mañana. – les explicaba Laura- Tomad la mitad justo después de comer, y guardad la otra para una hora después y eso nos dará tiempo a asistir a todo el funeral.
- Esto... ¿la poción multijugos no es ilegal?- preguntó Hermione que jugaba con su bote.
- Si lo es, el ministerio estaría encantado de enviarnos a Azkaban si se entera pero... – Laura suspiró- No tenemos otro modo.
Harry le sonrió comprensivamente mientras Hermione un poco más reticente guardaba su frasco.
Ninguno tuvo las ganas suficientes para bajar a comer al salón, y sin haberlo planeado e antemano, los tres solicitaron a los elfos domésticos que les llevaran la comida a sus respectivos dormitorios. Poco antes de que el reloj de la casa diera las cuatro de la tarde, dos hombres y una mujer abandonaban la inmensa mansión Snape. Cerraron la enorme puerta de hierro que flanqueaba la finca y tomándose de la mano, Laura agarró fuertemente el trasladador que los llevó hasta las afueras de un gran cementerio.
A lo lejos se oía el rumor de la gente y los sollozos angustiados de familiares y amigos. Los dos jóvenes gryffindors ahogaron sus ganas de llorar y reuniendo un valor que no tenían siguieron a Laura. Esta llegó junto a la desconsolada madre, que la abrazó mecánicamente sin reconocerla. Laura la estrechó entre sus brazos y le susurró algo al oído, la Sra. Weasly abrió entonces los ojos y la miró fijamente, posando después su mirada en el joven y la joven que la acompañaban. Los abrazó a todos pacientemente y continuó recibiendo pésames. Laura había usado un pelo de su hermano James, mientras que Harry y Hermione se habían convertido en una pareja de mellizos, rubios y con los ojos azules. Su siguiente pésame fue a los hermanos, parándose en todos y cada uno de ellos. Harry y Hermione se detuvieron un poco más con Ginny, que al igual que su madre se sorprendió se encontrarlos allí. Ron por su parte, los abrazó nerviosamente, mientras comentó con su habitual sentido del humor que encontraba a Hermione y a Harry mucho más slytherins con su nueva personalidad.
Laura miró entonces a su alrededor, y comprobó como Carlos y Fernando la habían reconocido, y con una leve inclinación de cabeza le indicaron que todo marchaba correctamente. Sus pasos la llevaron ahora hacia el Sr. Weasly. El nuevo ministro se veía totalmente perdido, y unas gruesas lágrimas amenazaban con caer fuertemente.
- Nos engañó a todos con su actitud beligerante- empezó Laura- Y aunque hoy no te sirva de nada, supongo que a la larga el orgullo de su muerte te ayude a paliar el dolor que te causa.
Arthur se giró hacia el hombre que le hablaba, y lo miró varias veces intentando recordar quien era.
- Soy Laura, Arthur- dijo lo suficientemente bajo para ser oída solo por el ministro- Poción multijugos.
- Y me lo dices a mí el ministro- sonrío Arthur recordando la ilegalidad de la misma.
Ambos "hombres" se fundieron en un largo abrazo, y posteriormente el Sr. Weasly recibió el pésame de Harry y Hermione. Laura les indicó con un gesto que se colocaron cerca de Carlos y Fernando y ella se demoró con el nuevo ministro.
- ¿Cómo va todo?- le preguntó sutilmente.
- Hubo muchas bajas, en todos los sitios, y un sentimiento de terror se ha vuelto a establecer sobre la gente.- le explicaba el Sr. Weasly.- Necesito hablar contigo, es urgente.
Laura lo miró sorprendida.
- Escucha, ven al ministerio cuando puedas. Te recibiré inmediatamente. Hay algo que no encaja.- le siguió explicando.
Laura asintió, no sólo la urgencia en la voz de Arthur la preocupó sino también el miedo en sus ojos. La joven lo miró nuevamente y abrazándolo se despidió de él.
Se alejó de la cola, que mostraba sus respectos a los Weasly y se desplazó a un lateral del cementerio donde tenía plena visibilidad del mismo. Observó a Carlos y Fernando que seguían meticulosamente los movimientos de todos los presentes y Hermione y Harry que visiblemente tensos intentaban pasar desapercibidos.
De repente su vista se fijó en un joven que se dirigía hacia ella. Laura se tensó, y su mano se deslizó bajo su capa aferrando fuertemente su varita.
- No esperaba encontrar a mi cuñado muggle en el entierro de un Weasly- dijo una voz que a Laura le sonaba muy extraña.
- Profesor Snape- susurró Laura sorprendida y comprobando que no habían llamado la atención.
Severus se colocó entonces al lado de Laura y como si de dos buenos amigos se tratase comenzaron una distendida conversación.
-Debe estar muy desesperado Voldemort para enviarte a ti al medio de una reunión del cuerpo ministerial- le dijo Laura- O ¿no querrá deshacerse de ti?
- Él no me envió, pero supuse que tú si vendrías- le dijo Severus mirándola fijamente ahora- Te dije que no te metieras en problemas.
- Y no me he metido en problemas, simplemente voy a asistir a un funeral- le contestó la joven fríamente.
- La poción multijugos es un problema, podrías acabar por ello en Azakaban- la voz de Severus sonaba ahora extrañamente preocupada.
- Pues igual nos encontramos allí- le respondió Laura restándole importancia al asunto.
Severus bufó por lo bajo, esa mujer tenía la mala costumbre de sacarlo de sus casillas. La conocía lo suficiente para saber que ya había tomado sus propias decisiones y que nada ni nadie la movería de ella.
- El Señor Oscuro aún no sabe que el espejo ha sido robado- dijo entonces su marido- Pero debéis hacer con él lo que sea necesario pronto. ¿Qué contiene ese espejo?
Laura ignoró directamente la pregunta de su todavía esposo.
- ¿Se nos acaba el tiempo?´- preguntó Laura.
-No que yo sepa, su misión ahora es extender un nuevo reinado de terror, que mine no solo el número de combatientes del lado de la luz sino también vuestra voluntad.- le explicaba Severus
- "Vuestra voluntad"- repitió Laura- Es importante saber a que bando pertenece cada uno.
- Laura...- susurró Severus acariciando su mejilla con su mano.
Laura suspiró quedamente. Y en sus ojos asomaron unas lágrimas.
-No creo que sobrevivamos a esta guerra- dijo de pronto extrañamente seria- Espero que alguien nos recuerde.
- Debes sobrevivir, Laura, me oyes debes sobrevivir- le dijo Severus ahora agarrándola fuertemente por los brazos.
Laura asintió levemente y se separó de su contacto. Quería abrazarlo de nuevo, como unos días antes, volver a sentirlo cerca de ella, cerrar los ojos y pensar que todo lo malo que estaba pasando era un sueño, un mal sueño. Severus la miró nuevamente.
- Debo irme. – le dijo por lo bajo- Escucha, esto es cada vez más peligroso, para mi, para ti, para todos, si no te volviera a ver quiero que sepas...
Laura puso entonces su mano sobre los labios de su esposo.
-Me lo dirás después de la guerra.
Severus la miró fijamente, asombrándose como aún debajo del cuerpo de James era capaz de apreciar a su esposa. Sin importarle el que dirán se acercó a ella y la besó, recordando la calidez de su cuerpo, de sus besos. Se separó lentamente de ella.
-Laura, cuida de mi madre por favor.- dijo Severus antes de desaparecer.
Laura se quedó mirando fijamente el lugar donde un momento antes se encontraba su esposo, mientras su mente se movía a una velocidad de vértigo, sólo una idea cruzaba la misma. La madre de Severus llevaba años muerta.
La idea llegó y se fue precipitadamente de su mente, el funeral acababa de comenzar. Los Weasly visiblemente rotos por el dolor, asentía tristemente a las palabras del oficiante. Las miradas de todos puestas en la madre, que desconsoladamente lloraba en los brazos de su esposo con la vista fija en la última morada de su hijo. Los gemelos extrañamente serios, abrazaban a Ron y Ginny que lloraban desconsoladamente. Fleur consolaba a su marido, Bill.
Charlie, subía ahora al estrado, fue elegido el portavoz de la familia, y entre palabras de agradecimiento, elogió la figura de su hermano, el hombre que siempre quiso destacar y cumplir cada norma a rajatabla. Recordó su severo paso como prefecto de Hogwarts y se enorgulleció de su muerte, que para la familia resultaba excesivamente dolorosa.
EL oficiante no quiso postergar más el dolor de la familia y con unas últimas palabras asintió levemente para que sus colaboradores hundieran el ataúd en la tierra. El descenso le pareció a Laura más lento de lo que debería y por un momento su mente regresó al funeral de Albus, a la misma tarde en que fue enterrado. Revivió cada momento de su perdida y su dolor se acrecentó, cerró los ojos fuertemente y rompió a llorar.
Pocas horas después, Laura llegaba a la Mansión Snape acompañada de Harry y Hermione.
-¿Ron no va a venir esta noche?- preguntó Harry.
- No, en principio se quedará un par de días con sus padres y hermanos- le explicó Laura-Dentro de dos días Carlos y Fernando lo acompañaran de vuelta.
Los miró a ambos que sonrieron tímidamente.
-Ahora subid a vuestros cuartos y cambiaros esas ridículas ropas, os espero en media hora en el comedor para cenar.
Los gryffindors asintieron débilmente y aún ligeramente aturdidos subieron las escaleras de la mansión.
Los dos días siguientes se hicieron eternos para los habitantes de la mansión, los chicos añoraban constantemente al pelirrojo y Laura se paseaba nerviosa por la biblioteca intentando discernir que podía ser tan importante como para que el ministro la reclamara en su despacho.
Carlos y Fernando llegaron dos días después acompañando a un triste Ron. Este saludó afectuosamente a Laura y tras disculparse levemente se dirigió al encuentro de sus dos amigos que lo esperaban ansiosos. Laura habló durante un rato con Fernando y Carlos, la situación de los Weasly, los rumores de nuevos ataques... Le comunicó que debía salir a hacer unos recados, y aunque supo que ellos la creyeron a medias se puso rápidamente su capa y abandonó la mansión rumbo al ministerio.
Laura llegó poco después de media mañana al ministerio. Este se encontraba prácticamente recuperado del ataque del Lord, pero una sensación de miedo e incertidumbre reinaba en el ambiente. Se dirigió al mostrador principal donde una joven visiblemente nerviosa la miraba atemorizada. Laura recordó entonces su capa negra y descubriéndose lentamente le sonrío.
-Buenos días- saludó Laura.
-Buenos días- le respondió la joven visiblemente más tranquila- ¿En que la puedo ayudar¿ Srta...?
- Soy la Sra. Snape- empezó Laura.
-¿Laura Snape?- preguntó la joven sorprendida.
-Si.
- El ministro la espera, pase, pase.
Laura vio entonces como otro de los jóvenes aurores aparecía tras una puerta y tras intercambiar unas palabras con la joven, le indicaba que lo siguiera. Laura acompañó al auror hasta las amplias puertas del ascensor, estas se abrieron poco después y aún preguntándose que era lo que Arthur tenía que decirle el ascensor comenzó a descender.
-El despacho del ministro se encuentra situado en la planta inferior- le explicó el joven que la acompañaba- Cuestiones de seguridad.
- Gracias.
Ninguno de los dos extendió más la conversación, Laura perdida en sus pensamientos y el joven auror deseoso de cumplir su misión correctamente. Laura lo seguía como un autómata, sin prestar atención a lo que había alrededor. De repente ambos se pararon delante de una gran puerta de nogal, el joven petó ligeramente y ante la contestación del interior se dispuso a entrar.
-Buenos días Sr.Ministro- saludó cortésmente con una ligera inclinación de cabeza.- La Sra. Snape está aquí.
Arthur se levantó del asiento y le indicó al joven que se apartara de la puerta. Laura lo observó mirarla fijamente y se sorprendió de lo viejo y agotado que se veía el Sr. Weasly.
- Déjanos solos y que nadie nos moleste- le dijo al joven.
Este asintió levemente y tras despedirse de Laura abandonó el despacho. Laura tomó asiento ante la señal del ministro y se preguntó porque este estaba tan nervioso.
-Arthur ¿qué sucede? – preguntó Laura olvidando que estaba delante del ministro.
- No lo sé, nada tiene sentido- le dijo Arthur dejándose caer derrotado en su sillón- Le he dado mil vueltas y no sé que está sucediendo.
-Arthur, no te entiendo- le respondió Laura intentando encontrar una explicación al comportamiento del ministro.
- ¿Recuerdas la lechuza que me enviaste para que fuera a ver a Minerva?- le preguntó de pronto.
Laura asintió, también recordaba la premura y el estado de excitación de la directora pero se lo había achacado a su estado.
- La fui a ver aquel mismo día. Minerva no es una mujer dada a prisas, así que tu lechuza no dejo menos que sorprenderme- le explicaba el ministro- Minerva estaba nerviosa, sé que su estado no era el adecuado, pero estaba muy nerviosa. Me habló de ella, del miedo que tenía a morir, de su juventud y de la muerte de Albus.
Laura lo escuchaba sorprendida, no sabía que decir, no sabía que pensar. Hasta ahora no había nada raro en el comportamiento de Minerva.
-Laura, Albus y Minerva tienen un hijo- le dijo de repente el ministro.
Laura se quedó mirando al ministro, como si en ese momento este se hubiera convertido en un unicornio, y de repente como si de un flash fuera unas palabras volvieron a su mente "Laura, cuida de mi madre por favor". Sus labios se cerraron con el nombre de su esposo en ellos, pero no demostró ningún tipo de reacción ante Arthur. Explicarle como sabía eso sería demasiado complicado.
-Laura, Severus Snape es hijo de Albus y Minerva- siguió el ministro- Ya lo sé, yo también me sorprendí. No quiero saber los detalles, y ella no me los dijo. Sólo que la muerte de Albus disparó algo dentro de ella y ahora tenía miedo de morir sin que nadie supiera realmente quien era Severus Snape.
- Arthur¿lo comprobaste?- le preguntó Laura visiblemente nerviosa.
- Si, traje su autorización para rastrear la huella mágica del profesor Snape y es cierto.
Laura se quedó callada, asimilando también las palabras del ministro, los sucesos se repitieron en su mente, la voz de Severus, la confianza de Albus, la muerte de Albus.
-Arthur¿me estás diciendo que mi marido mató a su propio padre?- dijo Laura.
- Laura, conocía a Albus y Severus, para mí era difícil creer que Severus pudiera matar a Albus, ahora lo veo casi imposible- se sinceró el ministro
- Pero... podía estar vengándose por abandonarlo- intentó explicar Laura aunque poco convincentemente, ella también creía la inocencia de su marido.- Porque, eso fue lo que hizo abandonarlo.
-En todo caso se vengaría de Minerva- le dijo.
Laura lo miró interrogante.
- Un ministro tiene acceso a ciertos datos confidenciales- dijo Arthur.
- Y una mujer tiene derecho a sabe con quien está casada- le respondió Laura beligerante.
Arthur la miró sonriendo, sabiendo que ella no se rendiría hasta saber la verdad.
-No sé los detalles. Lo único que te puedo decir es que Albus se casó en el mismo día que nació Severus- dijo sacando unos papeles de uno de sus cajones-Pero no con Minerva como supondrás, sino con su prometida de toda la vida Atenea Black.
Laura miró entonces unos recortes de periódico que le acercaba Arthur, en ellos se podía ver a un muy joven Albus sonriendo a la cámara mientras una joven extraordinariamente bella besaba tímidamente a su esposo.
-Black.-repitió Laura tristemente- Es tan parecida a Narcisa Malfoy.
- Realmente es su tía-abuela- le respondió el ministro- El periódico no trae nada más relevante, dos jóvenes de la alta sociedad, guapos y ricos, los padres orgullosos con la boda y demás...
- ¿Matrimonio acordado?- le dijo Laura- eran dos jóvenes de alta alcurnia.
- Puede ser, pero no está confirmado. El caso es que pocas horas después de su boda Minerva se ponía de parto en San Mungo, por lo que pude comprobar fue un parto adelantado. Minerva estaba de siete meses- le dijo Arthur- Entró embarazada y salió soltera y sin compromiso.
- Lo dio en adopción- concluyó Laura.
- De aquellas trabaja en San Mungo la madre de Poppy y conocía a Minerva de la escuela, así que la ayudó encantada.
- Pero... no es el estilo de Albus, ni de Minerva- dijo Laura.
- El de Albus desde luego no, pero me temo que Minerva no le dijo nada. Creo que Minerva tenía miedo.
- Pudo enterarse del compromiso y asustada huyó, dio a su hijo en adopción y dejó que Albus continuara con la vida que tenía para él.- pensó en alto Laura.
- Y quizás hubiera sido así.- le contestó Arthur sonriendo traviesamente- Albus era profesor de transformaciones, y su mujer vivía con él allí, en Hogwarts. No sé muy bien lo que pasó pero ella murió poco después de una extraña enfermedad. Hay varios recortes de periódicos que hablan de su afición por las artes oscuras y que realmente fueron estas las que acabaron con ella.
- Siendo una Black no sería raro- le dijo Laura.
-Si supongo que es muy posible, pero no hay nada fiable en esos rumores.- continuó el ministro.- Ese mismo año murió Dippet y Albus consiguió el puesto de director, creo que ya te imaginas quien regresó para ocupar la plaza de transformaciones.
- El pasado nunca se puede dejar atrás- contestó Laura.- Y Minerva...
- No lo sé, hay si que serían especulaciones, no sé cuando le dijo a Albus que Severus era hijo de ambos, ni si se lo dijo- concluyó Arthur derrotado.
-Y Severus... ¿sabrá realmente quien es su familia?- le preguntó Laura.
- Minerva me confirmó que si.
El silencio se instaló entre ellos, la implicación de todos estos sucesos era impredecible. Por un momento por la mente de Laura pasó la posibilidad de que el propio Voldemort se enterara y un pequeño estremecimiento recorrió su cuerpo. Miró de nuevo al ministro, mucho más delgado y pálido de lo que normalmente solía estar el Sr. Weasly y tomando su capa se dispuso a abandonar el despacho.
-Hay algo más- la frenó la voz de Arthur.
Laura lo miró interrogante, creía haber tenido ya suficientes sorpresas por este día.
- El anuncio de Minerva modifica el estatus social de tu marido y por lo tanto esa información debe ser incluida en el contrato matrimonial que ambos firmasteis.-comenzó a explicarse el ministro.- Me sorprendió comprobar que en el ministerio no sólo se encontraba nuestra copia del contrato matrimonial, sino que también estaba la tuya.
Laura lo miró extrañada intentando averiguar de qué estaba hablando exactamente.
-Albus me representó en ese momento, yo era mayor de edad, pero no estaba preparada para asumir lo que me estaba sucediendo- le dijo Laura.- Realmente no sabía que tenía derecho a una copia de mi contrato.
- Pues me parece entonces que esto te pertenece- le respondió entregándole un dosier lleno de papeles.
Laura lo miró brevemente, discerniendo su firma, la de Severus, algunas cláusulas que ella no había leído y demás. Al final una hoja más nueva que las demás, añadía la nueva ascendencia de su marido. Laura suspiró pesadamente y lo guardó bajo su capa.
- Gracias Arthur- le dijo levantándose de la silla- Es bueno saber que tengo suegra.
Arthur sonrió ante el comentario de Laura.
- Si sé algo más te aviso- le dijo estrechándole la mano- Cuida de los chicos, y...si necesitas algo ya sabes donde estoy.
Laura le devolvió el saludo y aún impresionada por lo que acababa de saber salió por la puerta del ministerio.
No tenía fuerzas para volver a casa y enfrentarse a un escrutinio por parte de los chicos y de Fernando y Carlos. Su cabeza todavía daba vueltas sobre todo lo que Arthur le acababa de contar, su relación con sus suegros durante todos estos años y sobre todo sobre el contrato matrimonial que Albus no le había entregado cuando se casó.
Sus pasos la llevaron fuera del ministerio, y sin querer se encontró caminando de regreso al Londres muggle. Se quitó la capa y con un ligero movimiento de varita la ocultó en una pequeña mochila que hizo aparecer de la nada. Se colocó perfectamente los jeans y el jersey de lana que llevaban y colgando la mochila a la espalda se dirigió a la primera cabina telefónica que encontró.
- Buenas días- saludó educadamente una operadora.- Willians y asociados.¿Le puedo ayudar en algo?
- Buenos días. ¿Podría ponerme con la extensión 328?- solicitó Laura educadamente.
- Un momento por favor.
Una música de fondo empezó a sonar entonces al otro lado del auricular.
- ¿Dígame?- preguntó una fuerte voz de varón.
- ¿James? soy Laura- le dijo su hermana.
- Laura¿sucede algo?- preguntó su hermano visiblemente preocupado.
- No es solo que quería comer contigo. ¿Podemos vernos en el lugar de siempre?
- En una hora estoy allí.
Laura no se despidió simplemente colgó el teléfono y moviéndose como un autómata se dirigió hacia "Casa Azzurro" el restaurante italiano preferido de los hermanos McGrant.
Laura llegó temprano al restaurante, donde el Chef, un italiano ya entrado en años que la conocía de sobra le proporcionó una mesa lo suficientemente alejada del ajetreo normal. Laura pidió un refresco y se recreó en la lectura de las cláusulas matrimoniales que ella misma había firmado sin saberlo. Sus ojos leían asombrados sucesiones continuas de palabras de las que ella no tenía ni idea, derechos y deberes de los cónyuges... Se preguntó mil y una veces como Albus pudo ocultarle algunas de las cláusulas allí especificadas. Las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos, y cuando James llegó se encontró a su hermana en un estado semejante al de un shock.
- Laura¿estás bien?- le preguntó abrazándola fuertemente.
- Si tranquilo- le dijo Laura devolviéndole el abrazo.
Los dos comieron sosegados hablando de las banalidades típicas de dos personas que pierden el tiempo intentando evitar una conversación demasiado trascendental. Laura pidió los postres de costumbre y tras ellos unos chupitos, la joven miró entonces a su hermano que la observaba interrogante.
- ¿Nunca te preguntaste porque abandoné a Snape?- le preguntó Laura sin preámbulos.
- Dijiste que no te amaba, que te había dejado de amar. Recuerdo que me hablaste de la caducidad del amor, y cosas por el estilo.- le respondió James recordando su conversación seis años antes- No te creí entonces como no te creo ahora. Laura amabas o mejor dicho amas a ese hombre y él estaba claro, por lo menos en aquel momento que te amaba.
- Yo no lo tenía tan claro- Laura sacó entonces un recorte de periódico que pasó a su hermano.
- ¿Quienes son?- le preguntó su hermano mientras observaba una antigua foto de los Malfoy.
- Los Malfoy una famosa familia de magos. Son amigos de Severus- resumió Laura evitando molestas explicaciones- Es bonita ¿verdad?
- Si, parece una rubia interesante- le dijo James- Yo... prefiero las morenas.
- A Severus le gustan las rubias- le contestó bruscamente Laura.
-Laura no te sigo.
- Ella es o era la amante de Severus.
James miró de nuevo la foto y sonrió.
-Laura, pero... vamos a ver este tal Lucius y Severus no se supone que son amigos- la interrogó James.
- Es un poco largo de explicar.- le dijo Laura- Pero sé que ellos estaban juntos.
- Mira Laura eres mi hermana y acepté tu huida cuando lo hiciste, pero no creí que estuvieras tomando la decisión adecuada.- le sonrió su hermano mientras tomaba las manos de Laura entre las suyas- Siempre pensé que Severus estaba muy enamorado de ti, que te amaba de una manera casi reverencial.
Laura lloraba intensamente, sin importarle que su hermano la viera así destrozada, hundida.
- Pasaba la vida en las mazmorras con él. Cuando había cenas en su casa, ella se levantaba al acabar y abandonaba la sala en compañía de mi marido- le dijo Laura escupiendo las palabras- Se paseaban por Hogwarts inmunes a las miradas de los demás.
- Me cuesta creerte. Pero...¿siempre fue así?- le dijo James- Parecíais tan felices y nunca te quejaste.
- No, fue al final, los últimos meses hasta que no pude más y me fui- Laura había conseguido controlar su llanto a estas alturas.
- No lo sé, es demasiado complicado - le repitió James- Los hombres podemos llegar a tener una peculiar forma de sentir y el hecho de que estuviera con ella no significa que no te amara.
- James, la fidelidad es primordial en un matrimonio- le dijo a su hermano- Y además él parecía ser feliz conmigo... o lo fingía. Pero de repente, ella empezó a aparecer en su vida como si de su niñera se tratara.
- Me estás diciendo que Severus estaba fenomenal contigo y de repente le aparece lo que tú crees que es una amante- dijo James extrañado- Además una amante a la que conocía hacía años... No tiene sentido. Es como si ella fuera una excusa, una forma de librarse de ti.
- Librarse de mí -pensó Laura en alto.
La mente de Laura volvió entonces a sus últimos meses en el colegio, el creciente miedo que volvía a sentir el profesorado. Potter entraría en el colegio poco después y todos sabían de algún modo que eso sería un momento a tener en cuenta. Se hablaba de reuniones entre antiguos mortifagos, de absurdas desapariciones... Y Laura, Laura notaba un clima distinto en las cenas, incluso Lucius se mostraba extrañamente intranquilo.
-Laura, no sé con quien has hablado de esto- la sacó de sus pensamientos su hermano- pero creo que no soy la persona adecuada, carezco de la información necesaria para evaluar un juicio acertado, tu mundo es para mí absolutamente extraño e incomprensible. Pero hay algo que no podemos negar, mamá cree que Severus es el mejor yerno que se puede tener, y nunca en estos años ha hablado mal de él.
Laura asintió levemente a su hermano y le apretó la mano firmemente en señal de agradecimiento.
-James, te quiero- le dijo.
-Yo también- le sonrió su hermano- ¿Vuelves a tu casa?
- No, Sr. McGrant, recuerde que como todas las tardes tengo una cita ineludible- le respondió sonriendo levemente.
- Ineludible de verdad.
Ambos hermanos abandonaron el local charlando animadamente. Laura se sentía mejor, su hermano siempre la ayudaba a centrar sus ideas. Sólo una pequeña duda revoloteaba por su cerebro, molestándola profundamente pero sabía que eso debía ser respondido más tarde.
Laura llegó poco antes de cenar a casa, observó como todos la esperaban en el comedor, y no fue inmune a las miradas interrogantes que recibió de los habitantes de la casa. Pero esta vez Laura no quería hablar, se sentía totalmente perdida. Había demasiadas implicaciones en lo que Arthur había compartido con ella aquella tarde y sabía que debía ser prudente en divulgar una información que podía dañar a más gente.
Sus compañeros de cena no dijeron nada, y tan acostumbrados como estaban a los silencios de la gryffindor permitieron que fuera ella misma quien lidiara con sus fantasmas. Laura cenó alegremente, e incluso bromeó junto con el joven Weasly que intentaba recuperarse de la muerte de su hermano.
La noche la encontró sentada en su dormitorio, hojeando de nuevo el dossier con su contrato matrimonial... leyendo una y otra vez las cláusulas que Albus no le había ni siquiera mencionado. Su mente intentaba encontrar respuestas aunque sabía que el cansancio de estos días la limitaba. Cerró la carpeta y la guardó en uno de sus cajones, quizás algún día encontraría las respuestas.
Flash Back
Laura se sentía a gusto dentro de su matrimonio, nunca ni en sus mejores sueños llegó ni siquiera a imaginar que todo pudiera ser tan perfecto. Había aprendido a amar a Severus, o mejor dicho Severus le había mostrado una parte de él que sólo deseaba ser amada. Laura era feliz en su matrimonio, no podía negarlo y creía que Severus también lo era. Sabía que amaba a su marido, que aunque no hubiera sido ella quien lo hubiera elegido el destino no se había confundido al poner a Snape en su camino. No tenía tan claros los sentimientos del duro profesor de pociones por ella, sabía que la deseaba que la quería incluso pero no sabía si ese amor iba más allá.
Severus entró en su cuarto aquella tarde, había pasado tres horrorosas horas intentando explicar a sus alumnos el maravilloso arte de las pociones. Murmuraba por lo bajo, escondido tras un elevado número de trabajos por corregir. Su vista se posó entonces en su esposa que ataviada con unos pantalones vaqueros y un jersey negro de cuello vuelto miraba distraídamente por la ventana.
- Pensé que llegarías más tarde- le dijo Severus, aludiendo a la visita que iba a realizar esa tarde a sus padres.
- Si- fue la breve respuesta de Laura.
Severus la miró nuevamente, notando que algo no iba bien.
- Laura¿estás bien?- le preguntó acercándose a ella- ¿Ha pasado algo?
- No... – le dijo meneando la cabeza.
Severus la abrazó tiernamente, le encantaba tenerla entre sus brazos, sentirla cerca muy cerca. Laura rehuyó el abrazo y se separó de él.
-Laura no me digas que no pasa nada porque pasa algo-le dijo Severus acercándose de nuevo a ella- No soy adivino, pero si lo fuera la incompetente de Trelawery no daría clases en este colegio.
- Ah! No, pero tienes la extraña habilidad de meterte en la mente de los demás- le dijo su esposa agresivamente- ¿Por qué no pruebas?
Severus bajó los brazos derrotado, tenía la sensación de que Laura tenía ganas de discutir. Se giró lentamente, hoy no era su día y no estaba dispuesto a enfrentarse a su esposa.
- Mis padres se aman- dijo Laura de repente- Mi padre le recuerda a mi madre que la ama.
Severus la miró intentando discernir la línea de pensamiento que llevaba su mujer.
- Laura, es normal son un matrimonio- le dijo Severus.
- Entonces¿por qué tú nunca me dices lo que sientes por mí?- le soltó de golpe.- Tan poco me quieres que no eres capaz ni de decírmelo.
Severus sonrío tristemente entendiendo perfectamente lo que le pedía su mujer. Laura sólo quería sentir lo miso que sentía el, sentir como el corazón late más fuerte cuando escuchas esas simples palabras.
Snape se acercó lentamente a su mujer y levantó su rostro. Laura lloraba quedamente mientras unas brillantes lágrimas surcaban su rostro. Severus posó sus labios sobre sus mejillas y secó la tristeza de las mismas con sus besos. Su rostro se dirigió entonces hacia el cuello de su esposa y disfrutó escuchando el leve sonido de satisfacción que salió de esta cuando agarró entres sus dientes el lóbulo de su oreja.
-Te amo, Laura, Te amo, Te amo- susurró a su esposa.
Esta se estremeció y se aferró aún más al cuerpo de su esposo.
- Demuéstramelo- le dijo aún entre susurros.
Severus miró por última vez aquella tarde los trabajos pendientes sobre el escritorio y tomando a su mujer en brazos se dispuso a amarla como nunca lo había hecho.
Fin Flash Back
- Y ¿cuando dejaste de hacerlo profesor¡Cuando!- preguntó Laura en alto.
Reviews:
Amsp14: Me alegra mucho que te guste mi fic, la verdad esa era mi intención cuando lo escribí. Sobre Severus y Laura no te puedo decir mucho, su relación no fue fácil en un principio ni lo será después.
ophelia dakker: Severus nos sorprende a todos... te puedo asegurar que a mi a veces también lo hace...
Kalid: Severus quiere a Laura y parece que Laura quiere o quería en su momento a Severus, a veces los motivos por los que dos personas que se quieren se separan son totalmente imprevisibles.
MaluSnapeRickman: Siento lo de Percy... pero en todas las guerras hay pérdidas.
Khye: Intento subir un capítulo cada semana pero a veces el trabajo es el trabajo... me alegro que te guste.
Replika: Me alegra que te haya gustado la aparición de Severus en el presente... entre tu y yo no se lo digas a nadie pero aparecerá más veces.
Primero decir que siento para los que soys fieles seguidores de la saga cambiar la historia, aunque supongo que por algo son fanfics cada uno escribe un poco lo que siente o lo que le gustaría que pasara realmente.
Bueno... me alegro que me sigais leyendo y muchas gracias por vuestros reviews son la mejor recompensa. Os deseo de todo corazón Feliz NAvidad y un muy próspero año nuevo.
