Disclaimer los personajes no son míos, los he tomado prestados y no gano nada con esto, lo hago para divertirme y divertir a los que me leen.

CONTIENE SPOLIERS SEXTO LIBRO


Ninguno de los chicos, ni de los adultos quisieron volver a hablar de lo que se les venía encima. Para ellos todo lo que estaba sucediendo fuera de aquella casa, todos los ataques de mortífagos y el conocimiento de que el tiempo se acababa era como si realmente no existieran. Intentaban fingir un ambiente de normalidad, un ambiente que ninguno de los que estaban allí creían. Todos omitían la sensación de desilusión, y tristeza que los embargaba, el nerviosismo que creaban las noticias que llegaban del ministerio y que les hacían preguntarse si el verdadero final no habría comenzado ya. Laura dormía muchas noches en la biblioteca esperando una llamada de Arthur Weasly, una llamada que sabía que no tardaría en llegar. Fernando y Carlos se ausentaban ahora con más frecuencia, y los jóvenes observaron como los adultos evitaban por cualquier medio posible dejarlos solos en la casa.

El verano por su parte seguía su curso, y la belleza del iluminado jardín contrastaba con la situación que se vivía en el interior. Los jóvenes sabían al igual que los mayores que el tiempo se acababa y muchos días al despertar se preguntaban si sería el último día que pasarían juntos.

Julio ya tocaba a su fin y Hermione y Ron se entretuvieron en preparar un cumpleaños para Harry. Querían que tuviera una feliz llegada a lo que Hermione decía que era la mayoría de edad para un muggle. Y aunque Ron no entendía que los muggles esperaran hasta los 18 años para celebrar la mayoría de edad no flaqueó en ningún momento en los preparativos. Laura los miraba tristemente e intentaba mostrar algún entusiasmo cuando era preguntada por algún tipo de comida o regalo.

Los dejó en el comedor discutiendo encarnecidamente por el postre que se debía servir ese día y se dirigió a la biblioteca. La puerta se abrió y el joven Potter entró por la misma.

- Están preparando mi cumpleaños- le comentó sonriendo- Creen que no me doy cuenta de los esfuerzos que hacen por preparar todo perfectamente.

- Lo hacen por ti- le explicó Laura señalándole un sillón donde el joven tomó asiento- Quieren que te sientas feliz y que olvides todo por lo que estás pasando.

- Sabes tan bien como yo que no lo voy a celebrar- le dijo muy serio a Laura- Todo empieza y termina casi del mismo modo. Empezó un 31 de julio y 18 años después todo finalizará, no sé de que modo, pero finalizará.

Laura no respondió a las aseveraciones de Harry, ella también creía lo mismo que él, y sabía que Harry lo sabía. Simplemente lo miró fijamente asombrándose de lo que había madurado ese joven en este tiempo. Recordó la época en que ella tenía 18 años, y se maravilló de cómo las circunstancias la habían hecho madurar, como su matrimonio con Severus la había hecho madurar. Aún así, era rebelde y le costaba asumir sus responsabilidades. Harry, por el contrario, había asumido su destino, se había convertido en un hombre que hablaba abiertamente del final que le esperaba.

- Mañana puede ser nuestro último amanecer- dijo de pronto Harry-Pero aún así sé que seré libre, que por fin seré libre.

Esas palabras bloquearon a Laura y supo que también podía ser su último día, sabía que aún le quedaba algo por hacer. Se acercó a él y ambos se abrazaron.

- Harry, tengo que irme. Debo…

La joven dejó la frase sin acabar, por una parte quería sincerarse con Harry decirle toda la verdad, contarle el porque de sus ausencias aquellas tardes, pero supo que no sería capaz, supo que para todos, para ellos, para el resultado de la guerra sería más conveniente que su secreto quedara escondido. Harry asintió diciéndole que entendía.

Laura le sonrió una vez más y vertiendo polvos flu en la chimenea desapareció. No vino a cenar aquella noche y cuando Harry la oyó llegar ya de madrugada observó su entristecido rostro y sus ojos hinchados del llanto. Ambos se miraron un momento, y Harry leyó en su rostro lo difícil que había sido para ella aquella tarde. Supuso que había ido a despedirse de alguien, de la misma persona a la que tarde tras tarde visitaba sin desaliento. Y se preguntó si la otra persona sabría la verdad, si sabría que podían no volverse a ver. Intentó desechar todos estos negros pensamientos pero sabía que el final era inevitable.

- Deberías estar en la cama- le dijo Laura.

- Sabes que no dormiría- le contestó Harry.

- Lo sé. Bueno Sr. Potter me complace Felicitarle por su cumpleaños- le dijo mientras se acercaba a él- Feliz cumpleaños Harry.

Laura lo abrazó fuertemente y se sorprendió de observar como Harry temblaba visiblemente. Un ruido en la puerta los sobresaltó y ambos se separaron bruscamente. Harry y Hermione los observaban desde la puerta.

- Veníamos a felicitar a Harry- empezó Hermione tímidamente.

- Pues pasad- les respondió Laura intentando sonreír.

Los gryffindor se acercaron a Harry y los sumergieron pronto en un fuerte abrazo. Laura leyó el miedo en el rostro de la joven prefecta y supo que al igual que ellos había sabido leer las líneas del destino, había sabido intuir que aquella noche era diferente. Fernando y Carlos se personaron también la biblioteca y los seis se sentaron todo lo alegremente que pudieron en torno a la chimenea. Los elfos siempre dispuestos a cumplir fervorosamente las órdenes de su ama prepararon un improvisado cumpleaños, un cumpleaños que Harry agradeció enormemente. Quizás, pensó Laura por un momento, todos olvidemos a lo que nos enfrentamos. Las risas acompañaron a los seis amigos, y las anécdotas de los seis años anteriores de los jóvenes en Hogwarts se mezclaron con las de Fernando y Laura e incluso con las del propio Carlos. Todos recordaban aquellos años con alegría y aunque en algún momento llegaron a tener malos momentos, los seis no dudaron en afirmar que habían sido los mejores años de sus vidas. El amanecer los encontró mirando a través de la ventana, fijando cada uno de sus ojos en el precioso color del cielo al ser iluminado por el sol que alegraba un nuevo día.

La chimenea relampagueó y los seis se giraron lentamente para observar el rostro de Arthur Weasly en el medio de la misma.

- Todo ha empezado- dijo velozmente- Esto es una locura.

Su imagen desapareció tan rápidamente como había aparecido. Se quedaron inmóviles, mirando fijamente el hueco donde el ministro había aparecido sólo unos segundos antes. Laura fue la primera en reaccionar y se dirigió hacia la puerta.

- En cinco minutos en el Hall. Que nadie salga aún de esta casa - dijo mientras ya salía por la puerta.

Cinco minutos después los seis se encontraban el la entrada de la casa. Los jóvenes vestidos con la ropa que Laura les había suministrado para este momento, una ropa tan negra como sus propios sentimientos. Laura, Fernando y Carlos llevaban la misma ropa que un año antes le había valido para engañar a Beatrix y llevarse a Harry delante de sus propias narices. Ninguno hizo ningún comentario, sabían que entre ellos no valían las despedidas, aunque los gryffindors adivinaron que los seis no partirían juntos. Laura sacó su varita y la cruzó con la de Fernando y Carlos. Los tres se miraron fijamente, y los jóvenes supieron que a su modo se estaba despidiendo. Fernando y Carlos besaron a la joven en la frente, se giraron lentamente y mirando a los jóvenes inclinaron levemente la cabeza, inclinación que los jóvenes respondieron. Miraron una vez más hacia atrás y cubriéndose la cabeza con la capucha negra de su capa se perdieron en el camino que llevaba al pueblo.

Laura miró entonces a los jóvenes.

- Tomad el trasladador- les dijo acercándoles una simple jarra de cocina- Nos apareceremos en el Ministerio.

Laura no pudo decir nada más, en ese momento los cuatro notaron el tirón típico de las traslaciones y se vieron arrastrados hacia un futuro que habían estado evitando. No necesitaron ponerse en pie para percibir la magnitud de lo que estaba sucediendo, el ruido de la batalla llegaba hasta allí, hasta el despacho del mismo ministro de magia. Arthur con la varita en la mano los miraba fijamente. Ron no pudo evitar abrazar a su padre y perderse en un momento en la sensación de sentirse protegido de nuevo entre sus brazos. Padre e hijo se separaron y Arthur luchó por evitar llorar aquella noche. Miró de nuevo a los recién llegados y abrazó también fuertemente a Harry.

- He estado esperando por vosotros- les dijo.

- Es hora de empezar.- dijo Laura escuetamente.

Los cuatro abandonaron el despacho de Arthur percibiendo a cada paso que daban la magnitud de lo que estaba sucediendo. Los gritos eran desgarradores, y se confundían con las voces que susurraban hechizos y contrahechizos e incluso con los propios gritos de compañeros pidiendo ayuda, una ayuda que era difícil de conseguir. Laura se mantuvo delante de los jóvenes y saludando a Arthur se despidió del mismo cuando este se perdió por uno de los pasillos laterales.

- No os separéis de mi- fue lo único que les dijo.

Los jóvenes visiblemente asustados blandían su varita en la mano y sólo atinaron a asentir levemente. Laura los miró una vez más y se preguntó si tendrían el valor de enfrentar lo que les esperaba. Se dirigieron a grandes pasos hacia la puerta del ministerio, o para ser concretos a los restos de la misma. La imagen en la calle era espeluznante, magos y brujas se enfrentaban en una lucha sin piedad. Los mortifagos perseguían a todo aquel que se ponía en su camino y sin ningún tipo de sentimentalismos torturaban y mataban sin dudar en usar en muchos momentos maldiciones imperdonables y riéndose antes las destrucción que estaban causando.

Laura intentó evadirse del sufrimiento y desesperación que se extendía a su alrededor sabía que su misión en aquella guerra era otra y no podía detenerse en sentimentalismos innecesarios. Buscó una calle lateral y empujó a los jóvenes hacia la misma debían evitar la lucha en la medida de los posible.

Zabini, padre e hijo les cortaron el paso.

- Vaya, vaya- dijo el ex – alumno de Slytherin- Creo padre que el Sr. Potter está intentando huir.

Su risa se unió a la de su padre y a la de un grupo más de mortifagos que se había reunido alrededor, alertados por la frase de Zabini. Laura observó la ira que cruzó el rostro de Harry y penetrando en su mente intentó calmarlo.

- Entrégate- le dijo otro mortifago- El Señor Oscuro sólo te quiere a ti, si te entregas nada les pasará a tus amigos.

Harry volvió a tensarse, su mente estaba siendo violada de nuevo pero esta vez sabía que no era Laura la que estaba contactando con él. Una voz totalmente desconocida para él se rió dentro de su propia cabeza.

- En la antigua casa de tus padres, allí te espera. Si te entregas no morirá más gente esta noche.

El contacto fue rápido y preciso, a pesar de lo cual el rostro de Harry se contorsionó. Laura observó el cambió en el rostro de Harry e intuyó lo que había pasado. Miró fijamente al niño que vivió, mientras colocaba su varita estratégicamente para sacarla tan pronto como fuese posible. Supo que debía evitar la lucha, que estaba en minoría, los dos prefectos de gryffindor, ella y el niño que vivió para enfrentar a un grupo de mortifagos perfectamente preparados, pero también sabía que esto no sería posible. Los mortifagos sabían que en estos momentos Potter estaba en desventaja y lo aprovecharían. Miró de nuevo a Hermione y Ron y supo que podrían ser los sacrificados aquella noche, ella no podía proteger a los tres jóvenes de todos los mortifagos que los miraban ahora con claras muecas de desprecio. Laura sacó la varita de debajo de su capa, sabía que no se iría de allí sin luchar y no quería perder unos segundo preciosos en colocarse al ataque cuando sabía que la lucha estaba servida.

Buscó una vez más con la mirada a Carlos y Fernando pero intuyó que ellos estaban lidiando otra guerra distinta, Hogwarts era su responsabilidad y morirían por defenderlo.

Nadie supo realmente quien lanzó el primer ataque, pero en menos de unos segundos Laura se encontraba sumergida en una cruel lucha. Acribillada por cruciatus tuvo que morderse la lengua para no gritar ante el dolor que la embargaba. Cayó varias veces al suelo y se levantó cada vez más débil y dolorida. Los mortifagos desde su posición de poder decidían hacer sufrir a todos y cada uno de los compañeros del niño que vivió, mientras este, ileso de los ataques de los seguidores de Voldemort observaba como sus amigos y Laura eran torturados.

Ron acertó a dar a uno de los mortifagos mientras Hermione contenía un hechizo lanzado hacía ella. De repente todo volvió a cambiar, y Laura se vio a si misma repeliendo hechizos, devolviendo maldiciones e intentando proteger a Harry con su vida si era necesario. Supo que había algo que no estaba allí antes, algo que no encajaba.

- Traidor- oyó una voz a sus espaldas.

- Siempre supe que estabas en el bando del viejo y loco director de la escuela- escupió otra voz llena de odio.

Laura no tenía tiempo de pararse a pensar que estaba sucediendo, o mejor dicho quien los estaba ayudando. Harry había levantado también su varita y Ron hombro con hombro con su compañero de escuela se defendía de los ataques de Zabini y varios jóvenes más. Laura buscó entonces a Hermione con la mirada y observó como la prefecta se defendía de dos mortifagos adultos que la acorralaban contra la pared. Dio un nuevo paso atrás y se tambaleó al tropezar con una caja tirada en la acera. Cayó al suelo lentamente mientras su varita rodaba unos metros más atrás. Alzó la vista enfocando a sus atacantes. Laura empezó entonces a moverse hacia ella, buscando un hechizo para desarmar a los dos mortifagos que la atacaban, el primero recibió un hechizo congelador y cayó al suelo. Laura notó entonces un golpe en sus costillas, un mortifago la atacaba desde su izquierda y sin ni siquiera pensarlo le lanzó una bola de fuego que lo mató al instante, pero había perdido unos segundos preciosos. Un rayo verde salía ahora de la varita de Zabini. Laura contuvo el aliento, observando como una figura negra se interponía entre la joven y la maldición imperdonable. Laura levantó entonces también su varita y ató mágicamente al mortifago al que lanzó varios metros más atrás donde unos segundo antes se había consumido en el fuego uno de sus compañeros. Corrió hacia la joven que ahora lloraba copiosamente, Ron llegó también corriendo.

- ¿Estás bien?- preguntó Laura.

Hermione asintió levemente mientras intentaba recuperar su varita.

- ¿Y Harry?- preguntó a Ron al no ver al niño que vivió en la calle.

- Ha desaparecido, un mortifago le dijo algo y le tendió un objeto- relató Ron intentando aguantar su llanto- Después desapareció.

- Un trasladador-susurró Laura enfadada- ¿Oíste algo?

-Sólo algo de la antigua casa de sus padres- le respondió Ron visiblemente afectado- No pude hacer nada.

Laura movió entonces el mortifago que había salvado a la joven prefecta, no le hacía falta sacarle la máscara para saber quien se escondía tras aquel malvado rostro ficticio. Su pelo lo delataba, una lágrima escapó de los ojos de Laura. Limpió su rostro de la sangre de varios hechizos y colocó de nuevo su melena como si fuera él mismo quien lo estuviera haciendo con ese gesto tan peculiar en él.

- Lucius- susurró.

Laura sacó entonces un objeto de debajo de su túnica, una pequeña botella con un tapón de plata.

- Escuchadme los dos- les dijo- Esto es un trasladador, se activará 30 segundos después de que quitéis el tapón, apareceréis en Hogwarts, o así me lo dijo Albus cuando me concedió este y otro que yo conservaré para volver con Harry. Tomad el cuerpo de Lucius.

- Ya está muerto- le dijo Hermione.

- Lo sé, pero no merece ser enterrado como un mortifago.-les respondió.

Tanto Ron como Hermione asintieron levemente.

- Avisad de donde voy y ayudad a Carlos y Fernando que deben estar protegiendo la escuela.

Laura los miró una vez más, sabían que sobraban las despedidas. Observó como Hermione destapaba el tapón y agarraba el frasco fuertemente entre su mano la otra agarraba la mano inerte de Lucius. Ron abrazaba a la joven. Ahora el espacio estaba vacío y Laura se preguntó si serían de los pocos en sobrevivir aquella noche.

Miró a su alrededor la destrucción que se había causado. Oyó a lo lejos los gritos de más luchas. Cerró sus ojos y con unas fuerzas que ya empezaban a flanquear se apareció en las cercanías de la antigua casa de los Potter.

Laura no estaba preparada para el recibimiento que le esperaba a su llegada a la antigua casa de los Potter. Los mortifagos se enfrentaban a los jóvenes aurores de los cuales había echado mano el ministerio ante la evidente falta de recursos. El mismísimo ministro de magia enarbolaba su varita en el medio de la cruel batalla, olvidando por un momento quien era, olvidando por un momento que había dejado de ser un simple funcionario del ministerio para ser el Ministro. Por su mente pasaban millones de imágenes distintas, las imágenes de su familia, de sus hijos, la primera vez que lo llamaron papa, sus primeros pasos. Sus ojos se nublaron un momento ante el hijo perdido, y el recuerdo de Percy se fue haciendo más real en su corazón. Sonrió entre las lágrimas que amenazaban por salir y aferró aún más fuerte su varita.

Laura se acercó a él, Arthur la vio llegar e intentó sonreír.

- Arthur- lo saludó Laura- Harry ha desaparecido, creo que se encuentra aquí.

- No lo sé, los mortifagos nos están manteniendo a raya, intentan evitar por todos los medios que os acerquemos a la casa- le respondió Arthur conjurando alrededor de ambos un hechizo protector.

- Debo entrar ahí. – dijo la joven- ¿Cómo supisteis que la lucha discurriría aquí?

- Alguien nos avisó. Creo que era Severus. Escucha Laura, es peligroso, están llegando más mortifagos. – intentó convencerla el ministro.

- Arthur, lo más probable es que Harry esté ahí dentro, enfrentándose no solo a Voldemort sino también a los más fieles mortifagos que lo acompañan- razonó con él Laura-Debo entrar.

Arthur sabía que ella estaba intentando ser concisa en sus explicaciones pero también sabía que dentro del corazón de la joven sabía que había razones más poderosas que las que decía. Le sonrió tan tiernamente como solía hacerlo con sus hijos, y mostrándole el mismo orgullo que mostraba por ellos, le apretó los hombros inclinando levemente la cabeza en señal de asentimiento.

Laura sonrió y volvió sobre sus pasos, debía encontrar una forma de entrar en la casa, una forma de llegar hasta Harry. Caminó a oscuras por el pequeño que bosque que rodeaba la casa, cuidadosamente de no hacer más ruido del necesario. Una pequeña explosión la sobresaltó, a su izquierda recortado contra la claridad tímida de una luna creciente se veía la silueta del licántropo más famoso del mundo mágico, Remus Lupin. - Moony- susurró Laura intentando no sobresaltarlo-.

- Laura¿eres tú?- se sorprendió Remus- Cuando Hermione y Ron nos lo contaron creíamos que no podía ser verdad.

- Siempre estuve allí- le respondió moviendo lentamente la mano para indicar que la historia era demasiado larga para contarla allí- Entonces¿Hermione y Ron llegaron bien?

- Si, lo hicieron ellos nos dijeron que te encontrabas aquí, y trajeron el cuerpo de Lucius- Remus se sobresaltó ante los gritos que venían del claro que había sido en su momento el alegre jardín de los Potter

- Harry debe estar dentro, necesito que ayudes a Arthur, se ha erigido como líder de los aurores y tengo miedo que su osadía y sus ansias de venganza por cobrarse a Percy le pasen factura- le explicó Laura brevemente sabiendo que cada minuto allí podía ser un minuto de oro en la vida del joven Potter- ¿Hogwarts está a salvo?

- Si lo está, pero… - Remus se puso muy serio en ese momento

Laura lo miró intuyendo que había malas noticias.

- Han muerto varios profesores de la escuela. Madame Hooch, y la profesora Sprout defendieron a los más jóvenes pagando con su vida por ello- continuó Lupin- Minerva está herida pero aguantarán, y los demás más o menos. Fernando y Carlos, han sobrevivido pero también están heridos. Sólo pude venir yo, los demás son necesarios para defender el colegio en caso de que vuelva a haber un ataque.

- Pero¿aguantará el colegio?- preguntó visiblemente preocupada.

- Si, quedan suficientes fuerzas para mantenerlo seguro-le dijo el licántropo- Han desaparecido dos alumnos, según llegaron Hermione y Ron contando donde estabais desaparecieron.

- ¿Quiénes son?- le preguntó Laura sorprendida ante la osadía de los jóvenes.

- Neville Longbottom y Luna Lovegood

- Longbottom, supongo que querrá cobrarse su cuenta- fue la escueta respuesta de la joven.

Se arrebujó si cabe más en su capa e inclinó la cabeza en señal de reconocimiento ante Remus. Se miraron una vez más como queriendo comprobar que todo aquello era cierto. Remus sacó su varita y se encaminó con paso decidido hacia el campo de batalla. Laura por el contrario siguió ocultándose en la oscuridad del bosque buscando en su rodeo de la casa una forma de entrar.

Llegó a la parte de atrás, fijándose en al tenue luz que parecía venir de lo que había sido una antigua habitación ahora sin techo ni parte de sus paredes. Oyó unos sollozos quedos que venían del interior y con el mayor sigilo posible se acercó a una de las paredes. Los Lestrange sonreían abiertamente, acorralando contra la pared a dos jóvenes a los que Laura reconoció enseguida como Luna y Neville. El último se encontraba en el suelo sometido a la maldición cruciatus, bajo la acción de la varita de Beatrix.

- Por lo menos le podrás hacer compañía a tus padres- coreó con una cruel risa.

Laura observó también una figura escondida en una de las esquinas, visiblemente asustada, lloraba copiosamente mientras se agarraba el vientre susurrando continuamente. Tras ella un joven miraba con odio la imagen que transcurría delante de él. Draco había admirado siempre a su tía ahora era consciente de los errores de sus decisiones.

- No lo hagas Beatrix, no lo hagas, déjalos marchar.

Beatrix no pudo aguantar más el interminable sollozo de su hermana y apartando por un momento su varita del maltrecho Longbottom, la apuntó directamente a ella. Un spelliarmus recorrió a Narcisa de arriba abajo y cayó bruscamente contra la pared en la que se apoyaba. Fue entonces cuando Laura supo porque se agarraba su bajo vientre, Narcisa mostraba un avanzado embarazo. Un dolor acerado como el de una espada cruzó el cuerpo de Laura, pero esta no pudo pensar mucho más porque en ese momento Neville había aprovechado la distracción de Beatrix para desarmarla y ahora la apuntaba en el suelo mirándola fijamente a los ojos. Laura salió de su escondite, y congeló a Rodolphus, el sangriento marido de Beatrix, liberando así a Luna de una muerte segura. Miró fijamente a ambos cónyuges y se preguntó como podía correr tanto odio por sus venas.

Neville levantó la varita y lanzó a Beatrix contra una de las paredes que quedaban en pie en la casa. Beatrix cayó al suelo, sin despegar en ningún momento su rostro del joven de los Longbottom. Draco levantó entonces la varita y conjuró una lluvia de cristales sobre el cuerpo de su tía, Beatrix se curvó en una extraña posición y poco a poco fue inclinando la cabeza perdiendo más y más sangre y con ella más y más vida. Al mismo tiempo, Narcisa levemente recuperada levantó su varita y con una frialdad impropia de una futura madre asesinó a su cuñado sin pestañear si quiera con la maldición imperdonable.

Laura los miró sorprendida y horrorizada. Pero eso era lo que era, una Guerra y aquí sólo sobrevivía el más fuerte. Un grito desgarrador de la Señora Malfoy los volvió a todos a la realidad. Laura corrió hacia ella observando al llegar que tanta acción le estaba pasando factura y en estos mismos momentos se encontraba de parto. Draco observó a Laura con miedo, mientras esta apretaba una de sus manos en señal de reconocimiento. Luna y un Neville visiblemente asustados se acercaron.

- Debéis volver a Hogwarts- les dijo Laura apuradamente sin explicar si quiera quien era- Narcisa está de parto.

La señora Malfoy la miró asustada, e intentó sonreírle en señal de reconocimiento. Abrió sus labios intentado hablar pero Laura se lo impidió, no quería oír disculpas, no quería saber que había pasado, no quería ni siquiera pensar que si Severus sobrevivía Narcisa lo estaría esperando con el hijo de ambos. Metió su mano de nuevo en su capa y sacó otro frasco idéntico al que unos minutos antes le había entregado a Ron y Hermione. Lo miró fijamente sabiendo que entregando ese frasco entregaba con él su última vía de escape. Un nuevo gemido por parte de la rubia slytherin la sacó de sus pensamientos. Entregó el frasco a Luna y le explicó brevemente como funcionaba. Volvió a observar el hueco vacío poco después y un tremendo sentimiento de soledad se apoderó de ella.

Continuó su recorrido por la casa, acercándose a lo que supuso que había sido la habitación del bebé Harry. En la pared todavía podía apreciarse el leve tono azulado del papel decorado con bellas estrellas y lunas. Laura contuvo el aliento, sentía un frío aterrador. Escuchó la voz de Harry aunque no fue capaz de distinguir que dijo, poco después la voz del mismísimo Lord se clavó en sus oídos dolorosamente. Fijó su vista una vez más en el campo de batalla, solo a unos pocos metros de donde ella se encontraba y creyó ver por un momento la estela de un fénix que cruzaba el cielo. Sacudió su cabeza intentando sacar de su mente vagas esperanzas que no lo conducían a ningún lado.

Susurró unas pocas palabras y su cuerpo comenzó a transformarse. Laura se había convertido en una pequeña serpiente, un áspid que esperaba pasara inadvertido para Voldemort y compañía. Avanzó sigilosamente hacia la habitación ocultándose entre la maleza que había crecido durante todos estos años. Laura se paró en la primera pared. Voldemort se mostraba altivo y rejuvenecido en el medio de la habitación flanqueado por el profesor Snape en uno de los lados y por Nagini en el otro. Severus acusaba un leve cansancio en su cuerpo y Laura lo conocía lo suficiente para saber que también estaba herido.

Harry por su parte no flaqueaba en su intento de vencer a Lord y mostrando un valor que Laura dudaba que poseyera erguía la cabeza sin intentar ni siquiera disimular el odio avinagrado que corría por sus venas hacia los dos hombres allí presentes. Voldemort rió con una risa cruel e insensible, mostrando su profundo desprecio por el joven allí presente.

- Sabes que morirás esta noche- le dijo fríamente.

- Eso habrá que verlo- respondió Harry.

- Tan insensato como su padre- rió el Lord acompañado de la risa de Severus.

- ¿A quién odias más?- le preguntó el Lord buscando excitar el odio de Harry- A mí que te he convertido en lo que eres, o a ¿Severus? Que se ha encargado de eliminar al viejo chiflado y permitir que estés aquí solo.

Harry intentó mantener su odio a raya pero no fue capaz y una mueca de dolor cruzó su rostro. Laura observó entonces como Nagini fijaba su vista en ella, siseó con su lengua y ascendiendo por el brazo del Lord hacia su oído le susurró algo. Voldemort miró entonces hacia la zona donde se encontraba Laura que intentó cerrar su mente y le sonrió abiertamente a su serpiente que dejando a ambos hombres enfrentando a Harry se dirigió hacia Laura. Esta maldijo en voz baja, mientras se preguntaba como podría librarse de la sangrienta serpiente del Lord sin llamar la atención. Buscó a su alrededor y observó una leve hendidura en la piedra donde se ocultó, esperando que su pequeño tamaño le concediera ventaja contra Nagini. Esta llegó a donde creía estaba su presa y se sorprendió de no encontrarla allí pero tan insistente como su dueño comenzó a rastrear la zona.

Harry por su parte, oyó a la serpiente de Voldemort susurrar algo a su amo al oído, intentó oír parte de la conversación pero no pudo. Supo que Nagini había encontrado algo pero no podía centrarse en nada más que lo que tenía en mente, por un momento suplicó que no fuera ninguno de sus amigos o Laura los que estuvieran allí pero tan rápido lo pensó tan rápido lo desecho de su mente.

Miró de nuevo al Lord que lo observaba con una mueca de burla en su rostro y un dolor acerado atravesó su cicatriz.

- Severus encárgate de él un rato, voy a ver que le pasa a Beatrix, me gustaría que estuviera presente en el momento de la caída del héroe mágico- rió cruelmente- Se lo debo por su inimitable fidelidad.

Voldemort abandonó la antigua habitación de Harry dejando a Severus y el joven gryffindor enfrentados frente a frente. Laura desde su escondite pudo ver el odio que traspasó el cuerpo de Harry y como este levantaba la varita, Nagini asomó entonces por el hueco donde estaba escondida siseando.

-Tú no eres una serpiente común.

Laura utilizó entonces su pequeño tamaño y su velocidad y se escabulló de Nagini sabiendo que ahora su lucha se centraría en no permitir que la gran serpiente del Lord descubriera a su amo su engaño.

Harry apuntó a Severus con su varita. El profesor no intentó defenderse.

- Cobarde- le susurró a Severus.

- No me llames cobarde- le contestó su ex-profesor- Debes cerrar tu mente si quieres vencer Potter.

Severus se mostraba tan frío e implacable con el que había sido su alumno.

- Era tu padre bastardo- continuó Harry ahora llorando.- Lo has matado... espero que te pudras en el infierno.

Severus acusó el golpe de las acusaciones de Harry y por un momento el joven gryffindor pudo observar como la máscara de frialdad del cretino profesor se venia abajo mostrando una infinidad de emociones indescriptibles. Un grito ahogado del Lord devolvió a Snape su habitual aspecto de frialdad.

- Debes cerrar tu mente, por lo que más quieras Harry, debes cerrar tu mente- repitió sin ni siquiera levantar la varita.- Deja tu odio conmigo a un lado, y cierra tu mente.

Harry levantó entonces la suya y miró a Snape, cara a cara como dos hombres.

- Morirás por lo que has hecho.- le dijo fríamente.

Sus labios comenzaron a conjurar un hechizo, mientras la varita apuntaba al estoico profesor. Laura observó la fuerza mágica que rodeaba a Harry en ese momento y si alguna vez tuvo alguna duda de si era el elegido o no ahora lo tenía claro. Nagini se cruzó entonces de nuevo delante de ella e intentó atacarla. Perdió la visión de la lucha central pero su vida corría peligro.

Laura era de sobra más ágil que Nagini y más astuta que la serpiente del Lord. Reptó por una pared semiderruida y esperó pacientemente a que Nagini intentara seguirla. No pudo mirar hacia Harry, sabía que si veía a su marido en el suelo no sería capaz de continuar. Nagini no dudo en acudir al reto que la pequeña áspid le había presentado y ascendió por la pared. Laura la observó reptar lentamente por los salientes empedrados y cuando supo que estaba a la distancia adecuada saltó sobre ella clavando sus preciosos dientes envenenados en el cuello de su compañera que se defendió golpeando a Laura con su cola.

Laura cayó al suelo, cansada y levemente herida. Observó como Nagini se quedó tiesa y un minuto después caía bruscamente. Laura conjuró las pocas fuerzas que le quedaban y se convirtió en la misma joven de siempre. Su costado le dolía desde el ataque del mortifago en la calle y sus fuerzas estaban visiblemente agotadas. Pudo percibir todavía el rumor de la batalla a lo lejos y se preguntó cuando acabaría esta pesadilla. Su vista enfocó entonces a Harry que con la varita en alto mantenía su última batalla con el mismísimo Lord Voldemort. No quiso preguntarse que había pasado en el medio, pero intuyó que el grito de rabia que el Lord había lanzado fue consecuencia de encontrarse a su querida Beatrix muerta.

Laura observó como la lucha de ambos magos estaba siendo pareja, ambas varitas elevadas, apuntando al rival y conectadas de manera indivisible. Laura intuyó que las fuerzas de ambos combatientes se iba debilitando lentamente, mostrando en ambos hombres señales claras de fatiga.

La joven sacó su varita, sabía que sería peligroso, sus propias fuerzas estaban próximas a abandonarla, pero sabía que llegados a este punto ya sus vidas era lo de menos. Alzó la varita y conjuró un hechizo de magia oscura, notó como la poca magia que conservaba en esos momentos la abandonaba y fluía hacia Harry. El lord también lo notó, puesto que despegó su vista por un momento de su némesis y recorrió el campo de batalla buscando el origen de aquella fuerza. Abrió los ojos asustado pero poco más podía hacer, sus más fieles mortifagos estaban muertos y Nagini suponía que también. Voldemort maldijo con ira la presencia de otra mujer de nuevo y su mente viajó a 18 años antes cuando Lily salvó con su sacrificio a su hijo, la imagen de aquella mujer gritando en su agonía llegó también hasta Harry que hirvió en ese momento de odio. Quería sacar a Voldemort de su mente pero la unión de sus varitas se estaba extendiendo también al resto de su cuerpo, repasó entonces en su mente la búsqueda de los horcrux y la destrucción de los mismos. El lord recibió las imágenes en su mente y acusó el golpe. Harry avanzó entonces hacia Tom, tropezando con una capa a sus pies, el cuerpo del profesor Snape estaba tendido en el suelo entre el Lord y él mismo, recordó entonces las clases de oclumancia, y sus últimas palabras: Debes cerrar tu mente.

Harry inclinó la cabeza como si el propio Snape estuviera delante de él hablándole y con una fuerza desconocida cerró su mente. Su último ataque fue certero y notó como el Lord empezaba a flaquear. Una luz verde cubrió entonces a ambos y Harry se desplomó sin más fuerzas para luchar. Laura se desplomó también y se arrastró hasta donde se encontraba el joven. Observaron como el Lord se consumía lentamente, y donde había estado minutos antes sólo quedaba una ceniza ardiente.

Harry la miró fijamente e intentó sofreír entre lágrimas.

- No está muerto- le dijo.

- Si lo está Harry, esta vez si lo está- le respondió Laura.

Harry intentó hablar pero Laura no se lo permitió.

-No tienes fuerzas, debes descansar. Abre tu mente Harry intentaré ralentizar tus funciones vitales y las mías para que podamos sobrevivir hasta que alguien venga en nuestra ayuda- le explicó Laura.

Harry asintió levemente, se encontraba muy cansado.

- Un fénix, creo que vi un fénix- le dijo antes de cerrar los ojos.

Laura sonrió y cerró también sus ojos. Invocó el hechizo y notó como la respiración de Harry se hacía más lenta, después lo invocó para ella también. Tenía miedo de no volver a despertar, tenía miedo, lo tenía.


Reviews:


Benevolentsnape:
La verdad es que entre este capítulo y el siguiente se resuelve todo, después solo queda un epílogo. Pero no te preocupes ando con una historia a vueltas y como no el protagonista es nuestro querido profesor, así que a lo mejor ves de nuevo otra obra mia.

Khye: Lo de los horcruxes pasa como con muchas otras cosas los autores de fanfiction nos inventamos algo, o mejor dicho nos tomamos licencias literarias (si hasta parece algo importante) y hacemos un poco la historia a nuestra medida.

AngelSusyMalfoy: Nunca molesta, la verdad es que un review es lo que más agradece siempre un escritor.

Winter: Gracias por los elogios, sobre la versión española no voy a hacer comentarios porque después de ver el título me quedé sin palabras.

Amsp14: No te preocupes, creo que de mis teorías la mitad son menos ciertas que poco, pero cuando escribes uno, y después te imaginas otro siempre cambias algo y al final creas una historia que solo conserva los personajes de la historia original.

MaluSnape Rickman: Prometo escribir más después... el horcrux se lo cargué a Albus como si se lo cargo a Ron, la verdad no tengo ni idea de quien va a ser.

Kalid: Ron es como es, y nos ha quedado claro que su animadversión por Severus llegó a ser incluso mayor que la del propio Harry aunque después del sexto creo que eso ha cambiado.

Galilea: No te puedo decir porque Laura desaparece todas las tardes, pero te aseguro que no te queda mucho para averiguarlo. Ahora una pista, después de todas las posibilidades que me habeis dado, alguno ha acertado.

Nareniel: Yo tampoco creo que Severus sea tan malo como lo pintan pero... a lo mejor Rowling nos sorprende para bien o para mal pero nos sorprende. Me alegro que te guste la historia.

Replika: Ya me extrañaba a mi no tener ningún review tuyo, pero no te preocupes que yo que lidio todos los días con los ordenadores te puedo asegurar que es lo más impresivibles que existen.

Gracias de nuevo a todos los que me estais leyendo... gracias