Unas semanas después de lo ocurrido, frecuenté bares, centros nocturnos y otros lugares donde pudiese distraerme. No para consumir alcohol y olvidar lo sucedido como si fuese una chiquilla inmadura sin una mejor medicina. Si no que buscaba al que me ayudaría en esta venganza.

Pero no hallaba al indicado. Y esto de ir a esos lugares ya parecía rutinario. Un chico (galán o fachoso…) se me acercaba, me invitaba una cerveza, o alguna otra bebida. La aceptaba, y no gustosa, solo charlaba con él para saber si convenía o no.

Y ya de tanto haber estado bebiendo por entretenerme un poco más con aquél desconocido parecía alcohólica. Bah, que más da.

No encuentro al chico perfecto. ¿Quién demonios dice que necesitas a un CHICO PERFECTO? De hecho, necesitas al más idiota que se deje manipular¿O no? Bueno… digamos que… ¡sigue siendo el PERFECTO IDIOTA que se puede MANIPULAR! Tiene sentido. Me encanta como pienso.

Y allí voy como cada viernes y sábado al mismo bar, a buscar, y buscar. Los mismos chicos de antes me buscaban, y yo simplemente me alejaba de ellos. Hoy cantaría no-sé-quién en el bar. Espero poder distraerme, y que esta ocasión atraiga a más estúpidos al lugar, para sacar provecho de ello.

Se apagan las luces. Dejan encendidas unas cuantas, contando las de un pequeño escenario. Aplausos. Piropos. Humo y olor de cigarro. Y mi vista se pierde mirando al cantante. Su voz me cautivó. Y seguí tomando. Y lo miré, lo miré y lo miré. ¿Cómo describirlo?... Rubio, ojos azules, tez blanca y una voz demasiado sensual como para no derretirse al oírla.

Al término de esto, el muchacho se puso a firmar autógrafos. Tomé mi cerveza y lo seguí con la mirada. Me volteó a ver y se acercó a mi mesa. Me preguntó si podía sentarse, y yo seriamente asentí.

Hola… Soy.. Matt Ishida – lo que dijo fue poco, pero dijo demás con su mirada. Mirada de interés. - ¿Cómo te llamas?

Sora Takenouchi – el nombre más común por acá… claro que no soy demasiado partido para él… Un chico muy atractivo. ¿Eh? Eso.. ¿Qué fue? Bah…

Mucho gusto. – Sonrió, y no pude evitar sentir una punzada en el corazón – Cuéntame de ti… - Mmmh¿Qué le digo¿La verdad? Por supuesto, él si me interesa. Podría ser mi idiota. No tan idiota, pues aspecto de idiota no tenía.

Estudiante de preparatoria. Trabajo de medio tiempo en una tienda departamental. Diecisiete años… - me quedé callada. Fue una extraña forma de presentarse y hablar de mi misma. El solo sonrió. Y de la misma forma me contestó.

También estudiante de preparatoria. Trabajo de medio tiempo en este bar. Diecisiete también. – Ya no dijo más con palabras. Si no con su mirada. Llamó al mesero con una mano y pidió dos cervezas. – Tienes muy bonitos ojos. ¿Te lo habían dicho ya?

Un par de personas. Simplemente no lo creo. Es un color común.

Pero hasta lo más común es lo más hermoso.

¿Ah? – Lo miré, pues se me quedó viendo, y era algo inquietante. Le hice una mirada con la cual se ruborizó pero trato de ocultarlo.

Y.. uhm… - Se puso una mano en el mentón. – Vienes muy seguido para ac�?

Cada viernes. Solo me distraigo.

¿Y eso que no vienes acompañada?

No tengo con quien venir. En verdad…

Que mal. Que desperdicio. – Guiñó un ojo. Y sentí algo. Tenía unos ojos tan profundos que nadie se podía resistir. – Y eh… ¿Tienes novio? – ¡Aj�! Eso quería que me preguntara justamente.

No… - le contesté fríamente. Y… faltaba algo en mi respuesta... así que agregué algo más. – Hace unos meses terminé con mi novio… me engañaba. Y además, tengo muy mala suerte con los hombres.

¿Y cual sería la reacción?

¿Tú mala suerte con los hombres? No, yo diría que los hombres tienen mala suerte con las chicas bonitas. – Y otra vez aquel cosquilleo. ¿Qué demonios me pasa? Ugh.

Gracias…

Entonces. – Hizo una pausa. Me imaginé lo que iba a decir. - ¿Quieres… salir algún día de estos? – ¡Bien! Era el siguiente paso. Es más fácil de lo que creía.

Uhm… - Me hice la pensativa, ya sabiendo que le iba a contestar. – Pues… si… tú decides el día.

¿Enserio? – Su rostro se iluminó. Y yo… no pude evitar sonreírle. – Que te parece… ¿Mañana?

Mañana mismo¿eh? – Solté una risilla estúpida. Ugh¡basta!. – Está bien. – Me sonrió nuevamente.

Nos quedamos tomando las cervezas, hablando de nosotros, del colegio, de los trabajos, de cómo quisiéramos que fuera nuestro futuro. En fin. De todo y nada. Me agradó. Aunque, supongo que no debería. Pues… simplemente voy a… jugar con él. Pero ya ni sé que hacer. No, no. Nada de confusión. Es mi juguete… eso es todo. Nada más. Espero que esto funcione.


Otro cortito. Lo siento… me había pasado algo con la pc entonces no podía terminar el fic xx…pero aquí está. Muchas gracias por los reviews . Sigan leyendo!

Lúthien.