"Descendí del tren con fastidio. Había tenido que aguantar a Lucius todo el camino, y por si fuera poco, pretendía quedarse mientras me cambiaba. Ve tu a conocer a alguien más pervertido. No había parado de hablarme de matrimonios ventajosos entre familias ricas y poderosas, pero sobretodo sangrelimpias...por supuesto, sabía que se refería la magnífica unión que los Black ansiaban tener con los Malfoy...o Con los Lestrange o con los Parkinson, la verdad es que no importaba con quien te casaras y si había amor en esa relación, el factor determinante era la pureza de la sangre y el ingreso mensual de más de 10 mil galeones.

Busqué a Sirius con la mirada : ni rastro de una cabeza azulada. Suspiré y avancé hacia un gigante que gritaba : "¡ Primero! ¡Los de primero por aquí! ". De repente, sentí que una mano jalaba de mi túnica; me volteé con ansiedad, esperando que fuera Sirius y...

-Aylwin.- suspiré. Los hermosos ojos celestes de la Malfoy se clavaron en mí y con un movimiento se retiró el cabello negro detrás de la oreja. Sonrió y dijo :

-Bellatrix...necesito compañera para subirme al bote...

-¿ Y ? Seguro habrá muchas personas que se mueran por ir contigo...

-Supongo. Pero yo quiero ir con mi amiga.- respondió, con un deje de ironía en la voz.

-Eso es interesante Aylwin..¿desde cuándo exactamente somos amigas?- dije en tono frío.

Aylwin se echó a reír. Tenía una risa hermosa, casi parecía alguien dulce e inocente...pero sólo era una màscara.

-Deja esa falsa cordialidad y se tú misma por una vez.

La miré sorprendida. Era obvio que ella sufría lo mismo que todos los hijos de sangre pura sufríamos : la mentira e hipocresía. Esta vez, fui yo la que me eché a reír.

-Cómo si tu lo fueras alguna vez.

-No, pero es más interesante ser así.

Nos miramos. Teníamos mucho en común. Sonreímos y antes de subirme a un bote, miré alrededor,

buscando a Sirius: ni su sombra. Me enfadé terriblemente y con amargura me subí al bote, dónde Aylwin me esperaba.

Llegamos al inmenso castillo, dónde una profesora de rictus severo nos esperaba: al pasar por el lago, muchos alumnos exclamaban "Ahhhh...!" y luego "Ohhhh..." pero ni yo ni Aylwin dábamos muestras de sorpresa, no porque no fuera impresionante el maravilloso espectáculo, sino porque nos habían educado para no mostrar nunca ningún tipo de sentimiento. Pero yo, por lo menos, experimentaba un sentimiento de pequeñez y respeto a ese majestuoso y acogedor castillo...solo algo ensombrecía ese sentimiento: Sirius no aparecía...

-Póngase en fila. De a dos. Muy bien- dijo una vez que todo el mundo se calló. Hizo una pausa, examinando a todos por encima de sus gafas cuadradas, que le daban un increíble aspecto de gato.- Bienvenidos a Hogwarts, Colegio de Magia y Hechicería. Antes de empezar clases, serán asignados a sus respectivas casas, las cuales son : Gryffindor, Ravenclaw, Hifflepuff y... Slytherin. Serán seleccionados, ahora mismo.- terminó, y cogiendo un viejo sombrero y un tamburete, se dirigió hacia unas inmensas puertas.

-Siganme.

Seguimos a la anciana (McGonagall) por la puerta, y entramos a un maravilloso comedor; 4 largas mesas se distribuían por el salón y al frente de todas estas se erguía la mesa de los profesores, donde vi un hombre de barba plateada conversando con el mismo gigante que nos había recibido . El techo estaba encantado para que reflejara el cielo.

-Abbot Marge.- gritó la profesora, y una niña d largo cabello rubio subió timidamente y se sentó en el tamburete. Silencio.

-HUFFLEPUF!

Con que esa era la manera de seleccionar. Que tontería.

-Black Bellatrix..- escuché.Subí los pequeños escalones con elegancia y me senté en el tamburete.

Pasó un largo rato en el cual no se oía nada.

"Mmm...una Black, no es así? Tojurs Pour me imagino. Y claro, bella cómo solo las mujeres de esta casa pueden serlo...qué más? Ah, claro, tratas de impedir que vea dentro de tu cabeza no? Oclumancia, que extraordinario...a sólo once años! Qué serás capaz de realizar cuando seas mayor...pero bueno, lo que importa ahora no es el futuro, verdad? Es tratar de decidir en qué casa te pondré. Serías una espléndida Ravenclaw...muy inteligente...quizás demasiado. Mmm...Huflepuff? No, no es por ir en contra de ellos, pero son demasiado tontos para que te les asocies. Gryffindor, quizás? Sí, creo que sí. Sí...te pondré en Gryffindor..."

-"No me colocarás en Gryffindor"

-"Por fin te decidiste a hablar! Bueno, bueno por qué no Gryffindor?"

-"Por qué mi familia no lo aprobaría" pensé, pero en seguida cambié ese pensamiento por "Por qué

no quiero"

-"Oh...claro, claro...poder de decisión...si...entonces tu los has decidido...espero no te arrepientas..."

-"No lo haré"

-"Eso espero Lestrange...eso espero"

-"Lestrange...?"

-SLYTHERIN!

Bajé del tamburete algo confundida. Lestrange? Me dirigí a la mesa de Slytherin entre vítores por parte de su nueva casa. Lucius me recibió entusiasta.

-Así que Bellatrix nos honrará con su presencia?

-Desafortunadamente.- dijo de repente un chico, sin mirarlos. Me fijé en él y me di cuenta de lo increiblemnte guapo que era: ojos grises fríos, cabello castaño...rasgos de un sangre pura.

-Oh, Rodoulphus, cállate tu no conoces a Bella como yo.

Rodoulphus no replicó. Tras unos segundos dijo:

-Si voy a tener que compartir la casa con esta chiquilla, haría bien en presentarse.

Yo iba a responderle con palabras fuertes: no me podía decir que hiciera o dejara de hacer, y si no se me daba mi gana de presentarme, no lo haría. Pero Lucius tomó la palabra:

-Rodoulphus , Bellatrix Black. Bella , Rodoulphus Lestrange.

El chico me dio la mano y volvió en seguida a mirar un punto fijo en el techo. Con que ese era Lestrange...

-Black Sirius!- dejé mis pensamientos para más tárdela oír ese nombre: Sirius! Ví como subía los peldaños y se sentaba con el sombrero calado hasta las orejas. Pasaron unos minutos, en los cuales yo pensaba ya como lo iba a recibir a la mesa de Slytherin, una mezcla de reproche y felicidad...

-GRYFFINDOR!

Sirius se levantó del tamburete y se dirigió a la mesa de los leones, donde un chico de pelo azabache revuelto y ojos chocolate lo recibía. Empezaron a reír.

Me quedé helada. Sirius...en Gryffindor? Un Black…no importaba. Pero Sirius...una rabia incontrolable se fue apoderando de mi...hasta que se desvaneció para dejar paso a la impotencia: impotencia de no poder hacer nada al ver una chica hermosa de pelo rojo y ojos verdes caminando hacia la mesa de Gryffindor y sentándose junto a Sirius.

Pasé el resto de la cena en silencio. Sabía que si abría la boca iba a llorar.Y no me podía permitir ese lujo, ni siquiera por Sirius.

Por fin terminó el banquete y nos pudimos retirar a nuestras habitaciones. Los prefectos nos condujeron por unos pasillos interminables, unas escaleras que se movían y al final por una mazmorra fría y lúgubre.

-"Semper Crescis"- y la gárgola se movió, dejando un espacio lo suficientemente amplio para que pudieramos pasar.

La Sala Común era algo impersonal : muebles de cuero arrimados junto al fuego, mesas de piedra distribuidas por el amplio espacio. Sí, definitivamente estaba hecho para sangres puras.

Subí por dónde me había indicado una prefecta. Giré la llave y me encontré ante una habitación de paredes lisas, piso de piedras frías, una cama de dosel verde, escritorio de madera caoba en el cual se depositaban tinteros, hojas...un tocador donde podía encontrar todo lo que había en la mesita de mi madre...mi madre...tenía ella el derecho de que yo la llamara así..?

Me senté en la orilla de la cama; todo estaba muy bien, muy parecido a mi casa...quizás demasiado. Había ido a Hogwarts precisamente para cambiar, para que no se tomara en cuenta mi apellido...para ser simplemente Bellatrix.

Simplemente Bellatrix.

Repentinamente la ventana se abrió. Una ventisca de aire frío inundó el cuarto, pero no me moví para cerrarla. Ya no podía sentir nada.

La traición de Sirius me dolía en alguna parte del alma...él me había prometido que estaría siempre conmigo. Y no. Ahora no lo estaría. Decidí bajar...no tenía idea por dónde, pero no quería quedarme en ese cuarto.

Llegué, no preguntes cómo, a orillas del lago. Me senté a orillas de un sauce y observé el bosque : era imponente, majestuoso, al igual que el castillo. Si tan solo Sirius hubiese estado conmigo...

-"Hola Bella"

Volteé mi cabeza, describiendo un arco en el aire con mi cabello: ahí estaba, hermoso en su túnica negra...estaba por abrazarlo, pero la furia pudo más que el amor que le tenía. Lo miré de arriba abajo, y volví a observar el lago.

-"Bella..."

-"Lo prometiste".- fue lo único que pude soltar. Me parece, aún hoy, que eso lo desconcertó

bastante.

-"Yo no controlo al sombrero"

-"Lo prometiste"

-"Sabes mejor que nadie que me hubiera gustado estar contigo!"

-"Lo prometiste"

-"Bella...háblame...deja de decir que lo prometí..."

-"Lo prometiste"

-"Es verdad, lo prometí...pero ya te dije...no controlo al sombrero..."

-"Lo Prometiste..."

-"Bella..."

-"Lo prometiste...lo prometiste..."

-"Bellatrix...cállate...dime otra cosa...la que sea..."

-"Lo prometiste..."

-"Bella..."

-"LO PROMETISTE! LO PROMETISTE! LO PROMETISTE!"

-"BELLATRIX!"

Me había parado, y lo había empezado a golpear fuertemente. No me importaba donde cayesen los golpes...solo quería que se sintiera tan mal como yo me sentía. Él primero forcejeó conmigo, luego tan solo se limitó a abrazarme. Yo seguía moviéndome en sus brazos, cómo una anguila. Empezó a besarme la cabeza, mientras yo trataba de zafarme para seguir golpeándolo. Al final cedí, y los dos caímos al piso, rendidos.

Me sentía tan bien así: mi cabeza apoyada en su pecho, su boca en mi nuca...hasta que poco a poco fui levantando la cabeza...y él bajando la suya...

Nuestras bocas se fundieron en una sola...hasta que el beso fue dejando de ser tierno, para ser más apasionado...

Pude detenerme a tiempo, antes de que ese beso fuera subiendo más de lo que ya había subido. Me zafé bruscamente de ese abrazo que sigo anhelando hasta el día de hoy. Sirus hizo el intento de abrazarme de nuevo, pero lo empujé violentamente. Me incorporé como pude del pasto, y empecé a caminar, cuando de repente una mano agarró mi muñeca.

-"No te vayas"

-"Suéltame..." –dije.

-"Por favor, escúchame..."

-"Para qué? Eres como todos ellos...un traidor. Y por si fuera poco...un gryffindor."

Zafé mi muñeca de su mano, y corrí hacia mi sala común. No pude dormir en toda la noche.

A la mañana siguiente, durante el desayuno, cuando Sirius no volteó siquiera para mirarme, supe que lo había perdido para siempre.

Y Lestrange no dejaba de mirarme"

Firmado

Bellatrix Lestrange