Hola de nuevo, como prometí ha pasado una semana y aquí pongo un nuevo capítulo.
Shadir: Quiero pedir disculpa por las faltas, no doy más de mi mismo en cuestión de ortografía, es mi asignatura pendiente desde hace mucho tiempo, pero trataré de mejorar. Por otro lado, todos los Santos tienen secretos que se deben reservar.
Aurora: Hola amiga, pues si Mascara Mortal es un completo misterio. Y tu que has leído la continuación de esta historia no desveles acontecimientos futuros, jejeje, que todo quede en suspense, jejeje. Muchos saludos!
Nadesiko: Lo de los EI es invención propia, como muchas otras cosas que veras en la historia, como las nuevas técnicas de Milo y de algunos compañeros, ya las iras viendo.
Por otro lado no te puedo decir donde están mis otras historia, pues aparte de que es una continuación de esta, consta de 43 capítulos y aun esta sin terminar, es preferible que esperes a que la publique por aquí, para que no te satures, jejeje.
Solo una última cosa, no voy a describir las armaduras de los nuevos personajes que vallan apareciendo, serán de libre imaginación, perdería mucho tiempo narrándolas.
Capítulo 3.
La noche y las bajas temperaturas envolvían aquella cordillera convirtiéndolas en un lugar inhóspito para los que no estuvieran acostumbrados al clima de alta montaña. Una luna llena brillaba en el cielo completamente despejado iluminando dulcemente la aldea. Pese a hacer bastante frío, el viento permanecía apaciguado; parecía que las corrientes de aire que deberían estar erosionando la orografía estaba escondido por temor a lo que se avecinaba.
El pequeño pueblo que se situaba en un altiplano en mitad de un paso de montaña. Era un lugar insólito para el siglo XXI, sus casas, todas unifamiliares, parecían estar ancladas en el pasado. El nivel económico del lugar no era precisamente óptimo, por ello la miseria y el hambre estaba muy presente en las vidas diarias de sus habitantes.
Pese a todo, lo que no se había perdido era la dignidad de sus residentes que sobrellevaban como podían la difícil situación tratando de prosperar lentamente pero sin pausa.
La calle principal, una humilde vía que solo tenía dos carriles de tierra apisonada, transitaba de punta a punta la entrada y salida del pueblo. A aquellas horas solo circulaban por ahí algunas personas fuertemente abrigadas que parecían estar custodiando la seguridad del lugar. Pero sobretodo rondaban la zona de la iglesia, que era la edificación más alta que había en el lugar; su campanario se podía ver desde cualquier punto.
Pese a que poca gente se aventuraba a cruzar por esa zona, resultó muy extraño que un camión llegara a esas horas de la noche. El trasto provocaba un sonido de motor bastante molesto, y algunos vigías se aventuraron a detenerlo y preguntar el motivo de pasar por ahí a esas horas.
Un hombre vestido con un abrigo y gorro de pelaje, lo detuvo con autoridad, haciendo para al conductor. Tras esto se acercó a hablar con él mientras algunos otros inspeccionaban la parte donde llevaba la carga, sin ser concientes de las posibles sorpresas que se podían llevar.
Mientras ambos hombres dialogaban, uno se subió a la parte trasera y empezó a mover los cachivaches que allí había sin notar nada raro, con lo cual se bajó y le indicó al vigía que no llevaba nada extraño. Tras dos golpes, indicadores de que continuara, en la puerta del conductor, lo dejaron atravesar el paso.
Mirando como se alejaba el camión, se volvieron a separar sin sospechar que la mortal carga que llevaba aquel trasto se había bajado bastante antes de entrar en el pueblo.
Dos jóvenes peliazules que se asentaban a unos doscientos metros de la entrada del paso, se agazapaban entre los árboles y maleza para evitar ser vistos antes de tiempo. El de pelo largo separaba las ramas para poder analizar la situación, mientras el pelicorto se situaba sobre una gran rama para poder ver desde lo alto.
"No parece que hayan percibido nuestra presencia. Esperemos a que sea un poco más tarde para entrar.", decía Milo muy bajo a su compañero que estaba en lo alto. "Esperaras tu si quieres, mis garras necesitan sangre pronto" le respondía mientras se ponía en pie sobre la rama y se llevaba las manos hasta su frente cerrando los ojos le dijo "Te diré ahora mismo como esta la situación en el interior.". Aquellas palabras dejaron expectante al Santo del Escorpión que miraba que iba a hacer su peculiar compañero.
Mascara Mortal, abrió los parpados y sus ojos se habían tornado completamente negros. Parecía como si el manto tenebroso de la muerte se hubiera apoderado del color de sus ojos. "Visión Necrófaga", fue lo que dijo antes de que su vista se proyectara como un potente rastreador al interior del pueblo.
Parecía estar dentro de un viaje astral pues con total precisión podía percibir cualquier lugar. Su visión, que atravesaba roca y carne, estaba escudriñando los secretos de la aldea, entrando en cada casa y mirando con letales deseos como la gran mayoría de los ciudadanos dormían placidamente. En el lugar donde se encontraba su cuerpo, una sonrisa macabra se dibujaba en su cara, mientras Milo no tenía ni idea de lo que estaba viendo para sonreír de esa manera.
Al investigar la calle, su visión se elevó por encima de la iglesia, descubriendo que tras ella había un gran cementerio. Pero seguidamente volvió a descender y, tras pasar en medio de los vigías, iba con toda al intención adentrarse en la capilla. Pero para su sorpresa al transitar al lado de uno de los hombres que salían de ella, sintió que este miró al lugar donde se encontraba su visión, en señal de haberlo detectado, con lo cual se alejó rápidamente hasta colocarse a una distancia de seguridad de aquel personaje que lo casi lo descubre.
Al imaginarse el lugar a donde probablemente se encontraran su objetivo, como si fuera arrastrado violentamente, volvió a su cuerpo a las afueras del pueblo.
· MM: Hay Santos Traidores dentro del pueblo. – le dijo saltando al lado de su compañero, el cual estaba un poco cansado de esperar. – Tienen que tener gran nivel para poder detectar mi "Visión Necrófaga". Esto se va a poner interesante.
· Milo: Procuremos eliminarlos sin que nadie se entere, para que no cunda el pánico entre la población. – se preparaba para salir de entre los matorrales y acercarse sigilosamente. – No me apetece mancharme las manos con la sangre de inocentes.
· MM: Tu has lo que te plazca, yo por mi parte haré lo que quiera…. – tras él aparecía una densa bruma que los cubría completamente y seguía su camino en dirección al pueblo. – Dentro de mi "Bruma Mortal" soy invisible, desgarraré la garganta a todo aquel que se cruce en mi camino. – su presencia se empezaba a entremezclar con la niebla haciéndole desaparecer ante los ojos de los mortales, pero no ante los de su compañero que lo sujetó fuertemente por el hombro antes de que se fuera para dedicarle unas últimas palabras.
· Milo: Procura que no desgarres la garganta de todo aquel que se cruce en tu camino intentando ponerse a salvo. Si matas a alguna mujer o niño, tendrás otro problema al tratar de salvarte de mis ataques… ¿entendido?
· MM: ¿No me veras capaz de hacerle daño a un niño verdad? – le dijo con un tono entre serio y sádico. – Que esos pequeños querubines se mantengan en sus casas mientras la justicia en persona se presenta en las calles de su pueblo. – se liberaba del agarre del escorpión y se marchaba. – Te daré un consejito, procura no activar tu EI si no quieres que todo traidor descubra nuestra presencia, el destelló que producen nos delataría inmediatamente.
La espesa niebla se había apoderado de todo el paso en cuestión de minutos sin que nadie pudiera sospechar que escondida dentro de ella había un mortífero verdugo. Por su parte Milo, se había acercado hasta la entrada y de un potente salto se posaba, insonoro, sobre la azotea de una de las casas y avanzara entre ellas con cautela analizando lo que hacía los guardias del pueblo.
Los vigías habían actuado rápidamente ante la aparición de la niebla encendiendo antorchas y prendiendo las farolas que funcionaban con combustible para iluminar todo lo que pudieran los caminos. El hombre que tenía la tarea de encender los faros se apresuraba a encender todos los fogones, sin darse cuenta que una perturbación traslucida le seguía. Milo, desde lo alto, podía detectar como su compañero sujetó a aquel personaje, tapándole la boca le agarró el cuello girándoselo completamente, acabando con su vida sin producir el más mínimo sonido y haciendo que su cadáver desapareciera misteriosamente entre unas ondas blancas.
Milo se había marcado como objetivo llegar hasta el campanario. Pero desde lo alto descubrió como MM se acercaba hacia tres guardias que caminaban en formación. Se alongó al bordillo para ver como solucionaba aquella situación.
El pelicorto dentro de su perfecto camuflaje se acercaba por la espalda de uno de ellos con sus garras preparadas. Pero para su desconcierto dio un paso en falso provocando un ruido, y delatando su posición a los tres hombres que intentaron dar la voz de alarma, pero para sorpresa del Santo de Cáncer, habían quedado paralizados suspendidos en el aire sin saber como. El único sonido que pudieron producir fue el de la espeluznante fractura de todos sus huesos al morir. MM miró hacia lo alto detectando como su compañero había acabado con aquellos tres con una técnica bastante interesante.
Nuevamente se separaron y mientras Cáncer acababa con todo aquel que caminara por la calle, Milo se dirigía a la iglesia. Pero por el lugar parecía que los guardias se habían puesto en alerta por la desaparición de sus compañeros, pero las alarmas aun no habían sonado.
Cuando el pelilargo estaba justo en lo alto de la azotea de una vieja casa que daba a la plaza de la iglesia, aprovechando la niebla de su compañero él también podría pasar inadvertido hasta la entrada, mas no pudo saltar pues sintió una presencia se acercaba tras él. Sus ojos aun miraban al frente y pensaba en la posibilidad de utilizar la proyección de su espectro, pero no opto por esa salida y levantándose lentamente se puso en pie dándose la vuelta descubriendo a una chica rubia alta, de pelo largo muy atractiva, de unos veintitrés años, la cual estaba completamente abrigada por un abrigo de pieles que le llegaba hasta los tobillos.
· Milo: Me has descubierto…. – le dijo aun muy bajito, preparado para acabar con su vida a la más mínima señal de delatarle. – Te preguntaras que hago yo aquí, ¿no es así?
· Chica: ¿Por qué vigilas la entrada de la iglesia? – se acercaba sin temor hasta su lado. – No hay nada interesante que robar en su interior, este es un pueblo muy pobre.
· Milo: No pretendo robar. – estaban frente a frente, y miraron al campanario. – Estoy buscando a una persona, tal vez la conozcas… su nombre es Enoc.
· Chica: Enoc…, se marchó hace unos días, paso aquí al menos dos noches, después se fue sin decir a donde. – la joven sin temor alguno se acercaba muy cerca de Milo. - ¿Quién eres tu que vienes en busca de tan buena persona?
· Milo: Mi nombre es Milo y si no te importa te rogaría que volvieras a tu casa, si Enoc no esta aquí tratare de impedir que sucedan cosas malas esta noche. – de repente las campanas de la capilla sonaron bruscamente dando la alarma. Los hombres que en la plaza había fueron corriendo por las calles hacia donde se producía el sonido de la batalla. – MM se ha descubierto, me imaginaba que no iba a mantenerse oculto tanto tiempo. – se daba la vuelta y se marchaba en esa dirección. – Ponte a salvo ahora que puedes. – le dijo a la chica mientras corría.
· Chica: ¿Por qué tendría que hacer eso? – la chica estaba estática mirando como el pelilargo se paró en seco antes de saltar a la azotea colindante. – Te crees que no se que eres un asesino enviado desde el Santuario.
La joven sujetó su abrigo y se lo quitó elegantemente dejándolo caer al suelo. Bajo ello estaba vestida con unos ropajes muy ajustados de color blanco y un medallón colgaba de su cuello. "Elena de la Osa Menor, es mi nombre. Soy caballero de Plata de la orden de Atenea, y seré tu combatiente.". Milo se dio la vuelta nuevamente y se preparó para enfrentarla, "Yo soy el Santo Dorado del signo de Escorpio, y vengo en busca de los traidores de Atenea".
La chica sujetó su EI en milésimas de segundo, el cual brilló en su puño con una luz plateada; al levantar su mano la luz la envolvió en un destello y seguidamente estaba equipada con la armadura de la Osa Menor.
El chico no reaccionó equipándose la suya, prefería esperar a ver como se desarrollaría el combate. Pero lo que si hizo fue invitarla con un gesto de su cabeza a bajar a la plaza; ambos de un poderoso salto descendieron quedando semiarrodillados mientras se miraban el uno al otro estudiándose, la niebla les camuflaba a los dos que estaban solos delante de la torre de la campana que no paraba de sonar. "Si no te equipas tu armadura cometes una temeraria imprudencia al subestimarme, en la rebelión derrote a cinco caballeros de mi rango a la vez, no me infravalores por ser de un nivel inferior al tuyo.", le aconsejo sin recibir una respuesta clara. "Tenía entendido que los caballero mujeres estaban obligadas a llevar mascaras, pero tu no llevas ninguna", le comentó al ver que llevaba el rostro al descubierto, pero esta no se dignó a responder a su pregunta, con lo cual se quedaron esperando a que alguno iniciara la contienda.
En otro lugar del pueblo el pelicorto caminaba sin esconder su presencia, se había cansado de permanecer oculto y también quería provocar un poco el pánico entre la población para que salieran espantados y se pusieran al alcance de sus ataques. Como si fuera un poseso, golpeaba brutalmente a todo personaje que le atacaba armados con hoces. Con sus potentes garras atravesaba el abdomen de un valiente y sujetaba su columna vertebral desde el interior, zarandeándolo lo estrellaba contra sus compañeros una y otra vez sin importarle los terribles alaridos que emitía su presa ante semejante dolor.
Un grupo de unos seis hombres corría a su encuentro mientras su verdugo los veía acercase. Soltó al pobre chico moribundo, contra ellos pero todos lo esquivaron y continuaron a por el intruso. El peliazul, con un solo dedo alzado al cielo, su energía se expandía, y seguidamente señalándoles gritó fuertemente, "Ráfaga Cadavérica", una estela de energía violeta avanzaba vertiginosamente en forma de espiral hacia lo hombres, haciéndoles desaparecer en la nada misteriosamente. Pero toda aquella energía se vio reprimida en las manos de un nuevo personaje que apareció de una esquina y la contuvo hasta disiparla.
El hombre, que casualmente fue el que casi lo detecta cuando investigaba el pueblo en la distancia, se quitó sus abrigos descubriendo a un chico de unos veinte años, moreno, de casi dos metros de alto y de potentes rasgos físicos, vestido con una ropa deportiva y una medalla colgada al cuello. Ambos personajes parecían conocerse desde hacía tiempo, "Mascara Mortal, ¿te divierte matar a quienes son más débiles que tu?", le dijo con una voz potente mientras no paraba de acercarse, "Ya es hora de que alguien te haga frente como es debido, y yo te enseñará a respetar la vida de los demás.". Escuchando aquellas palabras el pelicorto, a su vez, se acercaba sin pensárselo mucho sujetando su EI en su puño, el cual brilló con una luz dorada, "Teseo de la Osa Mayor, ya me preguntaba si nuestros caminos no coincidirían nuevamente, es hora de que alguien te haga pagar por tus pecados al levantarte en armas contra la diosa Atenea", al levantar su mano la luz dorada lo envolvió rápidamente y seguidamente ya estaba equipado con la coraza de Cáncer.
"Eres un completo cobarde. Tú que conoces el código de los caballeros, sabes perfectamente que no te puedes equipar la armadura ante un enemigo de menor rango, si antes no se la equipa tu rival.", el Santo de Plata se quitó su EI e invocó su armadura y una vez vestido con su defensa le señaló directamente. "Pero que se puede esperar de ti, el autentico traidor…. Conoces perfectamente que la diosa Atenea no esta en el Santuario y que el Patriarca esta manipulando para hacerse con el control del mundo.", pero recibiendo una mirada sádica como respuesta, "Un nuevo orden se levantará una vez todo este preparado, pero… ¿dónde esta tu hermana Elena, cuando termine contigo iré a por ella y me entretendré un rato antes de matarla también."
Ambos corriendo como proyectiles estrellándose violentamente. Pero MM fue sujetado por la cintura y catapultado a lo alto por la tremenda fuerza del chico; pero al posarse en el suelo lo hizo suavemente por su propia cosmo-energía. Con un movimiento de sus dos brazos acariciando la niebla gritó, "Bruma Letal" y una bruma de color violeta aun más espesa que la gris que los envolvía, aparecía de repente sin elevarse unos veinte centímetros del suelo. Al alcanzar al alto joven sintió como si de repente le sujetaran las piernas; al mirar al piso parecía estar sobre las puertas del infierno pues un gran número de espectros cadavéricos aparecía de la nada sujetándole y tratando de escapar del infierno escalando su cuerpo. Todos aquellos espectros le frenaban y volvía al chico vulnerable a los ataques del pelicorto que se reía a gusto al ver como trataba de quitarse aquellos entes de encima.
El peliazul corría hacia el pobre inutilizado con sus garras listas, tras soltarle dos ganchos, que le hubieran desgarrado la cara si no fuera por la protección del casco, le dio una patada en el estomago apoyándose en él y dando una voltereta hacia tras, sorprendiéndose del aguante del alto, que seguía intentando defenderse. Tras lanzarle otros cuatro golpes en el estomago consecutivos, lo dejó arrodillado y listo para recibir su "Ráfaga Cadavérica". Levantó su mano con un dedo señalándolo le dijo: "No te preocupes, no estarás solo mucho tiempo en el averno, tu hermana te hará una pronta visita."
Tras decir aquellas palabras que enfurecieron al Oso Mayor, un gélido ambiente surgió del Santo de Plata que neutralizó los efectos de la bruma. "Te voy a matar MM, serás tu el que se vaya al averno a pagar por todos los pecados que has hecho"
Como un cohete, Teseo se dirigió hasta MM golpeándolo con todas sus fuerzas a la vez que gritaba, "Glaciación". Con un potente gancho impactó de lleno en la barbilla, lanzándolo hacia lo alto pero no muy lejos pues quedó congelado a medio metro del suelo y estático dentro de un cono gélido.
Al acercarse a comprobar si había muerto, se sobresaltó al ver como el Santo abría los ojos desde el interior de aquella prisión. Una potente cosmo-energía dorada surgió reventando el hielo en una explosión que lanzó muy lejos al pelinegro.
En la plaza de la iglesia Milo se empezaba a impacientar ante la falta de iniciativa de su rival. Pero repentinamente la chica en un vertiginoso movimiento se posicionó hasta él atacándole con una vigorosa patada, pero que resultó inútil pues como si de un espectro se tratara lo atravesó como si fuera aire. Quedando desconcertada, se giró comprobando que su enemigo estaba a su espalda, "¿Sorprendida, mi "Doble Espectral" es una técnica de despiste ante mis enemigos; por mi elevada velocidad creo una imagen de mi mismo que deja vulnerables a los que se me oponen.". Después de dedicarle aquellas palabras se puso en posición ofensiva y la invitó nuevamente a atacarle elegantemente.
La chica encendía su cosmo-energía de color blanca mientras el frío lo envolvía todo, "Sigues subestimándome al haber dejado tan buena ocasión para matarme. Veamos como te las arreglas corriendo sobre un el piso completamente helado.", tras decirle aquello dio un salto y con sus dos manos unidas lanzó un poderoso rayo blanco al piso que lo congeló en todas direcciones, inclusive las piernas del dorado que quedó inmovilizado. Como si fuera una patinadora profesional, se dirigía hacia el chico avanzando sobre aquella pista de hielo.
El pelilargo trato de invocar su "Restricción", pero no surgió efecto sobre aquella enemiga. "Las técnicas de inmovilización por ondas no funcionan contra los caballeros de los hielos; el gélido ambiente neutraliza tus ataques psíquicos", le dijo la chica antes de soltarle un golpe en el estomago que lo dejó medio congelado, pero aun inmovilizado. La chica seguía patinando a su alrededor mirando como el Santo no podía liberarse de su ataque, y se dirigió a golpearlo nuevamente, pero esta vez la que se vio atónita fue ella, al surgir de repente unas corrientes de aire que le impedían acercarse y la alejaban del chico.
Milo tenía los ojos completamente blancos mientras provocaba una nueva técnica. Unas estelas cegadoras doradas surgían entre aquella ventolera que se tornaba huracanada, impidiendo la percepción de la chica, que solo escuchaba la voz de Milo, "El "Aire Santo" es otro de mis movimientos psíquicos que no has podido neutralizar con tu frío, ahora la ventaja que tenías con el piso helado se ha tornado en tu contra.". Arrastrada sin poder sujetarse era llevada de un lado a otro sin poder detenerse, mientras había perdido la visión de su enemigo por las estelas. De repente se encontró sujetada por la espalda y quedó neutralizada por los brazos del Escorpión.
· Milo: ¿Dijiste enserio que Enoc no estaba en este pueblo? – la mantenía fuertemente atrapada, mientras esta no intentaba liberarse.
· Elena: ¿Quieres ver a Enoc de Orión, el no es como los otros caballeros de Plata. – seguía sin intentar liberarse de Milo, parecía estar tranquila entre sus brazos. – Su nivel es mucho más alto que los dorados, tuvo un gran maestro que no le limitó su aprendizaje al rango que le correspondía.
· Milo: Me da igual, no puedo volver al Santuario si no es con el Emblema de la constelación de Orión. – de repente ambos sintieron una perturbación que provenía del interior del pueblo. – El enemigo de MM esta en las últimas, solo lo conozco un poco pero supongo que lo estará despellejando.
· Elena: Ese enemigo es mi hermano y es muy fuerte, pero ante los abusadores de los caballeros dorados esta en desventaja. – le decía mientras se preocupaba por el estado de su familiar. – Pues si lo que quieres es ver al Santo de Orión…. – como si fuera una gata se liberaba elegantemente y en una milésima de segundo de su captor. Dándose la vuelta, con toda su cosmo-energía, le lanzó una poderosa ráfaga de energía que le dio directamente en todo el estomago del Escorpión, despidiéndolo por los aires propulsado directo contra el campanario de la iglesia. – Está de camino y en breve te encontraras con él. Yo en cambio iré a ayudar a mi hermano contra ese asesino de MM.
Milo, imposibilitado ante aquella tremenda fuerza que lo propulsaba, se hizo un ovillo para protegerse viendo que se acercaba directo contra el campanario atravesándolo de un lado al otro; tras su paso, la torre cayó destrozado en mitad de la plaza, mientras el iba derecho a precipitarse en mitad del enorme cementerio que tras la iglesia había.
Continuará….
