Estoy comenzando a escribir éste fic a las... 7:14 am. Se supone que debería estar estudiando para mi examen de las diez, pero el examen anterior fue con cuaderno abierto y jalé, así que¿para que me doy la molestia de estudiar ahora?

Como sea, ésta es la primera vez que escribo un fic. Resulta que mi personaje favorito es Kaiba, pero quiero, necesito, entrar más en sintonía con Jounochi, (o Joey, porque voy a usar los nombres de la traducción). El punto es, que aunque es la primera vez y no tengo mucho tiempo, no voy a pedir piedad. Todas las críticas son aceptadas y si me señalan mis errores me ayudaran mucho.

Disclaimer: Yu gi Oh! Y todos sus personajes son propiedad de Kazuki Takashi.

Oda a Mi Mejor Enemigo

Iera parte: De cuando hasta Joey tuvo que reconocer que tuvo un día de perros.

Joey Wheeler, era usualmente un chico de buen carácter. Optimista y siempre lleno de energía, las personas opinaban que era una persona amable y agradable. Pero también tenía un temperamento muy volátil. Por ejemplo ese día, un miércoles, después que sonó la campana finalizando el día de clases, Joey salió del salón azotando las puertas y lanzando maldiciones.

Estaba enojado. No, enojado era una palabra muy corta para lo que estaba sintiendo Joey. Quizás unas horas antes, cuando le anunciaron su castigo para después de clases había estado enojado; pero ahora estaba furioso. Hirviendo. Casi echando humo por la nariz.

Todo, pero todo le había salido mal ese día, y desde temprano.¿Qué al que madruga Dios lo ayuda?. JA! Saben que le pasó por madrugar? Qué cómo estaba medio dormido se confundió con los enchufes y paf! Corto circuito.

No había agua caliente para bañarse.

No había con qué preparar un buen desayuno.

Su padre se puso furioso y además se olvidó el dinero para el autobús por lo que llegó un poco tarde a la escuela, distrayéndose en su examen de matemáticas de la primera hora, en el cual además le preguntaron justo lo que no estudió.

Y como si todo eso no hubiese sido suficientemente malo, ocurrió un horrible desastre en la clase de arte, que era exactamente la razón por la que estaba castigado después de clases.

Pero a Joey nunca le duraba mucho el enojo, y sólo durante la caminata hasta el salón de arte Joey cambio de enojado a abatido. Muy abatido.

Hasta que llegó a la puerta del salón de arte y la abrió, y un trapo y una escoba le cayeron en la cara como bienvenida. "¿Qué demo...?"

–Llegas tarde.- Le espetó Kaiba haciéndole fruncir el ceño y apretar los dientes. ¡Ni siquiera había entrado del todo y ya estaba metiéndose con el¡Kaiba era un engreído, un estúpido, un... un...!

-¡Oye¿Por qué no te compras unos buenos modales, eh!- Replicó Joey con la cara roja de cólera. Era precisamente esa actitud de Kaiba la que le hacía dar ganas de golpearlo. ¡Como si no tuviera suficiente con qué lidiar!

-Mira Wheeler, soy yo el que tiene la llave para cerrar este lugar; así que mas te vale no hacernos demorar demasiado, porque no pienso perder mi tiempo por tu culpa.-

-¿A sí? Pues primero vas a tener que cortar esa actitud todopoderosa tuya, porque YO no pienso perder mi tiempo soportándote.-

Los dos se miraron fijamente y con cólera, los músculos completamente tensos y en guardia, listos para lanzarse al cuello del otro. ¿Y así pasarían por lo menos un par de horas, entre cuatro paredes... solos¿Acaso la profesora quería que se mataran el uno al otro para que ambos dejaran de ser una molestia?

-Sala de Profesores. Cinco horas antes.-

-¡Pudieron hacer explotar el salón de clases!- Gritaba la profesora de arte, roja, pero no de cólera. Bueno, en parte de cólera y en parte porque estaba cubierta de pies a cabeza con pintura roja, obra de Joey y Kaiba. -¿Qué tal si en lugar del Salón de Arte hubieran estado en el Laboratorio de Química, eh¡¡¿Se dan cuenta del desastre que pudieron causar¡¡¡Es que no se miden ustedes!- La profesora golpeó la mesa con los puños a cada pregunta y exclamación que hacía. Hasta que por último terminó respirando agitada pero clamada al parecer.

-Profesora...-

-¡No quiero oír ninguna clase de explicación Señor Wheeler¡¡¡No quiero oír ninguna!- Volvió a gritar la profesora que al parecer recuperó la cólera con aquella simple palabra de Joey. -¡Porque no podría haber absolutamente nada en éste mundo que pudiera justificar...!- Y la profesora siguió gritando, convencida de que así lograría meter algo de sentido común en sus cabezas.

Pero ellos no lo necesitaban. Había sido verdaderamente un accidente, pero había que admitir que si alguien había tenido la culpa había sido la profesora, por acercárseles silenciosamente mientras discutían intentando sorprenderles. Y también por ponerlos a trabajar juntos, cuando era sabido en todo Domino High que ambos se detestaban.

La pelea ni siquiera había sido gran cosa. Sólo los usuales "bastardo ricachón", "perro perdedor", Joey tratándole de lanzarse a Kaiba, Kaiba mirándolo con aire superior, Tristan conteniendo a Kaiba... Sólo que ésta vez, y por primera vez, Joey se safó del agarre de Tristan y aunque hasta él estuvo sorprendido y Kaiba lo esquivo fácilmente, no pudo evitar golpearse de cara contra uno de los estantes, que se tambaleó; y algunos frascos de pintura se volcaron... sobre la profesora.

Que finalmente dejó de gritar, tomó un gran respiro y comenzó a hablar de cosas importantes. –Ahora, sobre su castigo. Tendrán que limpiar el desastre que hicieron en el salón de arte por supuesto.- Dijo con un gesto de reprobación. –Pero obviamente, eso no será todo. El almacén con nuestros suplementos de arte está bastante desordenado y sucio. Justamente estábamos necesitando que se le haga una buena limpieza y que todos los materiales que tenemos sean devueltos a los estantes. Y por supuesto lo harán hoy después de clases, y...-

-Profesora Maho, lo siento pero no me es posible quedarme hoy después de clases.- Interrumpió Kaiba que hasta ahora estaba escuchando con expresión estoica y desinteresada. Hasta ahora.

La profesora, casi, no pudo creer que Kaiba se estuviera negando. –Oh, no Señor Kaiba. Usted no está en ninguna posición de rehusarse a cumplir su castigo.-

-No me estoy negando.-Respondió Kaiba, que como Joey pudo ver estaba completamente en modo de negocios. –Cumpliré su castigo, pero no puede ser hoy.-

La profesora volvió a parecer lista para lanzarse a otra andanada de gritos. –¿Se da cuenta de que eso es insubordinación?- El CEO de Kaiba Corp. alzó una ceja elegantemente. –¿Insubordinación profesora? Creo que debería revisar su diccionario profesora.-

Ahora si, Joey supo que otra ola de gritos venía en camino. -¡no pienso tolerar éste tipo de comportamientos Señor Kaiba¡¡¿Se da cuenta que...!- Joey suspiró para sus adentros. Confíen en Kaiba para ponerse a discutir con la profesora. El lo único que quería era salir rápido porque estaban usando su hora de almuerzo, y no er por nada, pero estaba muerto de hambre, luego del casi inexistente desayuno de esa mañana.

Una parte de la discusión entre Kaiba y la profesora sí llamó su atención. -¡Pero si todos los profesores están al tanto de que ustedes no se llevan bien, Señor Kaiba¡¡Y usted debería estar avergonzado por semenjante cosa¿Por qué cree que los puse juntos¡¡No hay otra manera de que aprendan a llevarse bien¡¡Pero lo que ustedes hicieron... podría expulsarlos¿me oye bien¡¡EXPULSARLOS, por esa clase de comportamiento!-

A Joey casi se le corta la respiración. ¿Expulsión? Si estaban dispuesto a expulsarlo, bien podrían quitarle su permiso para trabajar.

Aunque Kaiba estaba seguro que era imposible, porque se inclinó hacía adlante y dijo con firmeza. –¡No se puede expulsar al alumnado por algo tan absurdo!-

La profesora rió con falsa modestia. -¡O claro que se puede!–Está entre las reglas del colegio que los alumnos deben tratarse apropiadamente entre ellos, y usted no está por encima de las normas del colegio, señor Kaiba.-

Aunque por supuesto Kaiba se sabía muy por encima de las mentadas normas del colegio. Pero como no podía soltarle semejante verdad a una simple profesora se quedó callado.

Justo en ese momento sonó su celular. Kaiba se debatió un momento entre contestarlo o no, hasta que finalmente lo sacó ignorando la expresión indignada de la maestra.

Y al parecer era una llamada importante porque Kaiba prefirió disculparse y salir a contestar, lo que puso una enorme sonrisa en la cara de la maestra. –Bien, como decía; su castigo será HOY, después de clases¡o si no!... Y no se preocupe señor Wheeler, enviaré a alguien más a recordarle al señor Kaiba sobre su castigo.-

Joey sintió lástima por la pobre alma a la que le tocaría llevar a cabo tal misión.

-Regresando al castigo de Joey y Kaiba. Tiempo actual.-

Mientras Joey limpiaba, frotando con todas sus fuerzas, pensaba que recibir el castigo, y aún con todos los gritos de la profesora, no había la peor parte. Oh, no. La peor parte, y confirmando que ese día era el peor día de su vida, fueron las horas que siguieron a la de arte. Al parecer todos los profesores se unieron a la cruzada "Anti-Joey" porque todos le dieron sermones y castigos particulares.

¡Y sólo a él! A Kaiba no le alzaron ni una ceja, ni cuando su celular continuó sonando el resto del día interrumpiendo las clases, ni cuando salió a atenderlo. No que quisiera que castigaran de más a Kaiba. Si los profesores no le decían nada, bien por el, pero¿Por qué nadie ponía ninguna objeción a la hora de castigar a Joey? Joey acababa de enterarse que Kaiba no era el único que pensaba que era un don nadie.

"Por lo menos la profesora nos puso juntos a limpiar." Pensó con amargura, mientras terminaba con los últimos trazos de pintura. Se sintió culpable de inmediato. No, él no debería pensar una cosa así. Después de todo, el tipo tenía su propia dosis de cosas con que lidiar. Si lo analizaba bien, Kaiba también estaba más 'al borde' que lo usual. El siempre, era más controlado. Cualquiera podía pararse en su delante e insultarle y a Kaiba le rebotarían las palabras. Hoy en cambio, fue Kaiba el que empezó todo el asunto.

-Bueno, creo que esto ya está.- Declaró cuando vio que Kaiba ya había terminado también. Sus músculos estaban un poco dormidos e hizo el esfuerzo de estirarse lo más que pudo para despertarlos.

Bueno, limpiar la clase de arte no había sido tan difícil, se habían demorado menos de una hora. Ahora sólo quedaba el almacén.

-El almacén está en el otro edificio.- Fue lo único que dijo Kaiba, un poco entre dientes, antes de salir de la clase y esperar a que Joey saliera para poder cerrar.

Por momentos Joey quiso agradecerle el trato cortés. No era por nada, pero si Kaiba había estado más 'al borde' durante la hora de arte, ahora parecía que caminaba sobre agujas y alfileres.

"No es que yo esté mejor" Pensó Joey mientras cruzaban el pequeño patio que separaba los edificios.

Había que decir la verdad, Joey se sentía miserable. Y había que decir otra verdad; el motivo principal no era ni su súbita racha de mala suerte, ni el incidente de arte, ni Kaiba. Era la fecha.

25 de enero. Su cumpleaños. La misma fecha en que hacía diecisiete años había nacido, y ni siquiera su padre que había estado allí de testigo le había hecho el más mínimo comentario.

Finalmente llegaron al susodicho almacén, y Kaiba abrió la puerta y encendió la luz.

Joey tuvo ganas de gritar. Es más, estaba seguro que si miraba a Kaiba, vería en su cara la misma expresión de horror y desesperación que tenía en la suya. ¡El lugar era un desastre! Un D-E-S-A-S-T-R-E.

Era como si por años, la profesora hubiera tenido la costumbre de sacar las cosas de los estantes usarlas y luego al volver las tiraba al piso unas encima de otras. Y el lugar estaba muy sucio. Había por lo menos dos centímetros de mugre en cada piso de los estantes, lo que significaba que había mucho que limpiar, porque aquellos altos y pesados estantes metálicos cubrían de pared a pared la habitación y hasta el techo.

Tendrían suerte si salían de allí antes del anochecer.

-Será mejor que nos dividamos el cuarto.- Anunció, casi-ordenó Kaiba. –Tú limpiaras el lado de las ventanas y yo me ocuparé del resto.-

-Si, como sea.- Respondió Joey que nada más de mirar, ya se sentía lo suficientemente cansado como para no discutir.

"¡Por que a mi!" Se quejó Joey para sí mismo, mientras él y Kaiba tomaban cada uno un trapo y se ponían a limpiar. Usando la escalera de mano que había en la habitación para llegar al último nivel de los estantes.

Limpiaron, tosieron y se ignoraron.

Luego comenzaron a ver lo que había en la habitación para devolverlo a los estantes en el orden que les había encargado la profesora. Tratando de hacer espacio en los niveles que todavía tenían grandes y pesadas cajas. Incluso Joey se topó con algunos costales de mezclas de arcilla (¡En la parte alta del estante!) tan pesados que no pudo mover, así que los dejó ahí, aunque no era su lugar.

Con el trabajo el tiempo pasaba rápido; y también muy a pesar, los pensamientos de Joey volaban lejos de él.

Se preguntaba por ejemplo, qué estarían haciendo sus amigos en sus casas.

"No es que esté enojado con ellos", se decía a sí mismo ponía le quitaba el polvo a unas latas de pintura. Mas bien se sentía un poco dolido, aunque aún así, estaba seguro de que habría una razón para que sus amigos no recordaran.

Tampoco esperaba o deseaba que le dieran gran cosa. Simplemente un 'Felicidades' hubiera sido más que suficiente para hacerle sentir especial. Aún así, no iba a enojarse con sus amigos. Tal vez simplemente tenían cosas más graves en la cabeza. Eso sí, estaba enojado en general, porque no solo nadie había recordado que era su cumpleaños, sino que todo había confabulado para que ese día fuera el peor.

Y tener que limpiar estante por estante, no estaba haciendo nada, para mejorar su día, o su humor. Además el silencio estaba comenzando a afectarle.

Si Kaiba estuviera de mejor humor, es decir con su humor de siempre, Joey hasta hubiera intentado de hablarle. El tema no era importante, sólo quería hablar para romper el silencio. "Tal vez pueda cantar un poco." Se dijo mientras tomaba la caja con las latas de pintura y trataba de levantarla hasta el tercer nivel del estante, justo por encima de su cabeza. Deseo ser más alto y no estar tan cansado porque se le estaba haciendo difícil levantar la caja por encima de sus rodillas. "Es solo una caja" Se recordaba mientras apoyaba la caja sobre sus rodillas para poder levantarla. Lo logró, logró levantarla por encima de su cabeza. Pero al apoyarla en el metal, no pudo quitar su mano a tiempo.

Se apretó un dedo con la caja. Pegó un grito. Quitó la mano por reflejo. Soltó la caja. La caja se cayó, y aunque logró quitarse a tiempo para que no el cayera encima, la caja se vino al suelo y... las latas de pintura se abrieron derramándose la pintura por todo el suelo.

Recordemos que la mancha de pintura del salón de arte les tomo casi una hora limpiarla. Y ya era bastante tarde...

-¡Genial!- Exclamó Kaiba sorprendiendo a Joey con la mirada asesina que tenía. -¡GENIAL!- Volvió a repetir tirando el trapo que tenía al suelo y dándole un puñetazo al estante, con los puños apretados. –¡Confíen en el perro para mandar todo al demonio con su inutilidad!-

Dentro de todo Joey halló el espacio para pensar que algo andaba mal con Kaiba. –¡Oye, qué te pasa! No las tiré a propósito por si eso pensabas.-

Kaiba se adelantó hacía el prácticamente bufando hasta que quedaron frente a frente. –¿Cuánto tiempo crees que tomará limpiar tu desastre!-

Joey pudo sentir su cólera creciendo a la misma intensidad de la de Kaiba. ¿por qué Kaiba insistía en acusarlo SIEMPRE? -¡Pues si estás tan apurado por qué no terminas con lo tuyo y te largas¡No recuerdo haberte pedido que te quedaras a ayudarme!-

-¡JA! No puedo irme hasta que tu también termines ¿RECUERDAS? Yo tengo la llave.-

-¡No es muy difícil dármela ¿o sí!-

-¡Créeme, lo haría si pudiera!- Kaiba se detuvo a dar un respiro apretando los puños en un intento de calmarse. –Mira, ya no importa. Sólo apresúrate para que salgamos rápido de aquí. No voy a dejar que me retrases más.-

Y se dio la vuelta hacía su lado de la habitación. Pero Joey estaba temblando de ira. De pronto se sentía mandoneado y sumado al día de infiernos que había tenido... simplemente era demasiado y Joey explotó. Tomó otra de las latas de pintura la abrió y la esparció por el suelo hasta el lado de Kaiba.

La mirada que se ganó de Kaiba era mortal. -¿Qué demonios crees que haces!-

Joey sonrió aunque fue más un rictus que otra cosa. -¿qué sucede Kaiba¿Preocupado? No te preocupes, por supuesto que yo voy a limpiar 'mis desastres' después de todo, tengo tooodo el tiempo del mundo para limpiar. Por mi no hay apuro.-

Parecía que Kaiba tenía ganas de tirársele encima y ahorcarlo. –No juegues conmigo Wheeler.- siseó.

Joey perdió su sonrisa. –¡Pues entonces LARGATE si quieres! No es más ¡LARGATE de plano, porque yo no te soporto Seto Kaiba ¡Es mas¡Desearía que desaparecieras de la faz de la tierra!-

Ni bien terminó de decirlo cuando la tierra comenzó a temblar. Por un momento sólo hubo la sorpresa del temblor y ellos no dejaron de mirarse. Pero la tierra dio dos sacudones tan fuertes, que varias cosas se cayeron de los estantes.

No hubo tiempo de pensar, estaban frente a algo más fuerte y corrieron a la puerta. –¡Tenemos que salir de aquí!- En el siguiente segundo, el ruido del terremoto aumento, la tierra se sacudió de arriba hacia abajo y ninguno de los dos llegó a la puerta porque ambos se cayeron. Los objetos que caían los golpeaban. La tierra se movió de arriba hacia abajo aún más fuerte y ellos no pudieron pararse. Aunque Kaiba logró sujetarse de uno de los estantes y sobrepararse, y Joey le extendió la mano pidiendo ayuda silenciosamente.

Y Kaiba se la extendió; abriendo los ojos enormemente y gritando -¡CUIDADO!- Joey volteó. El estante detrás de él se le venía encima, escuchó el sonido ensordecedor de otro estante desmoronándose y no tuvo tiempo de hacer nada más que cubrirse la cabeza con los brazos y gritar, gritar con todas sus fuerzas porque el pesado estante se caía sobre él dispuesto a matarlo de un solo golpe...

Pero no murió.

De hecho cuando se dio cuenta que nada pasaba dejó de gritar.

-¿Wheeler?- La voz del CEO sonaba increíblemente calmada, lo que sorprendió a Joey, que finalmente bajó los brazos.

Mirando alrededor, todo estaba normal, los estantes estaban en su sitió, el ruido del temblor había pasado... todo estaba igual.

Excepto que él estaba en el suelo y Kaiba lo miraba desde arriba con una ceja levantada como si se preguntará si al rubio no se le hubiera zafado un tornillo.

-Pero que...-

-Sólo fue un temblor.- Le contestó Kaiba, comenzando a formar una de sus sonrisas malas. –No sabía que te asustabas tanto de ellos Wheeler.-

Joey estaba tan atónito que ni pensó en responderle siquiera. Mirando alrededor de nuevo, recién notó que mucho de lo que tanto les había costado ubicar estaba tirado y que varías cosas se habían manchado con la pintura derramada en el suelo. Incluso concientizó que le dolían varias partes del cuerpo sobretodo la cabeza, pero no le dio importancia a nada de esto.

Todavía sentía las rodillas de gelatina y el estómago comprimido ante la visión del estante cayendo sobre él y la seguridad de que iba a morir. Pero nada de eso había sucedido. ¿Abría sido un sueño¿Se lo habría imaginado? El temblor había ocurrido pero...

Pero todo estaba normal.

-Wheeler.-

-¿Eh?- Kaiba lo miraba con algo muy cercano a la preocupación. El rubio estaba muy extraño.

-Sólo fue un temblor.- Fue lo que dijo, casi como tratando de tranquilizarlo.

-Sí.-

Joey se levantó pesadamente y miró a Kaiba. Que estaba recogiendo lo que habían usado para limpiar y se ponía la chaqueta del uniforme que se habían quitado antes de ponerse a sacudir el polvo.

Se forzó a pensar en el ahora. –¿Oye que haces?-

Kaiba rodó los ojos. -¿Qué no es obvio? Nadie tiene porque enterarse que no terminamos antes de limpiar antes del temblor. Nos iremos de aquí ahora. Todo esto pudo haberlo causado el movimiento.- Explicó el CEO con voz molesta. –¿O acaso quieres quedarte a limpiar?- Joey miró alrededor, las latas tiradas, los pinceles tirados...

-Odio decirlo, pero creo que tienes razón.- Acto seguido se acercó a su chaqueta y se la puso.

Mientras recolectaba sus implementos de limpieza, algo cliqueó en su cabeza. ¿Acaso Seto Kaiba acababa de ofrecerle una salida fácil a su problema¿Acaso Seto Kaiba acababa de ofrecerle a él una salida fácil¿Acaso le acababa de ofrecer una salida fácil con él? Aquello prácticamente los convertía en cómplices y... ¡Oh Dios! Juraría que había visto a Kaiba preocupado por él hace unos minutos. De hecho el CEO no sonaba del todo como lo usual.

-¿Qué estás mirando?- le preguntó Kaiba rudamente y Joey se dio cuenta que se le había quedado mirando. Bueno, eso sí sonaba como el Kaiba de siempre. Excepto porque éste estaba esperando pacientemente con la puerta abierta a que Joey saliera.

Cuando estuvieron frente al closet de limpieza guardando las cosas, Joey no pudo resistirse el mirar muy, muy de cerca al CEO, entrecerrando los ojos, como esperando encontrar alguna marca que certificara que no era el verdadero.

-¿Se puede saber que pasa contigo?- Saltó Kaiba luego de un minuto de observación.

Joey levantó los brazos inocentemente. –Nada, no pasa nada. Bueno, supongo que te veré después.- Le dijo y comenzó a alejarse, sin esperar una respuesta que sabía que no llegaría. Le dio una última mirada a Kaiba mientras éste cerraba el closet de limpieza.

Tal vez simplemente Kaiba se había golpeado muy duro la cabeza. Sí, tal vez.

#´´´´´´#

Cuando Joey llegó a su departamento estaba drenado, física y emocionalmente. El día de su diecisieteavo cumpleaños podía resumirse en dos palabras: horrible pesadilla.

Le había pasado de todo, desde temblores extraños a peleas con dueños de compañías multimillonarias. Bueno, en realidad lo último no era tan extraño.

Como fuera, todo lo que quería era entrar a su departamento, ir a su cuarto y tumbarse a dormir hasta el día siguiente. Incluso, si se esforzaba lo suficiente, podría fingir que aquel día nunca había ocurrido en primer lugar.

Metió la llave, le dio la vuelta, abrió la puerta y...

–¡SORPRESA!- Pica pica le cayó encima, serpentinas y globos volaron por los aires y un gorrito de fiesta apareció sobre su cabeza rubia. -¿Muchachos?- Preguntó al recuperarse de la sorpresa.

-¡Feliz Cumpleaños Joey!- El rubio vio al pequeño Yugi acercársele con Tea y Tristan detrás cargando un enorme pastel con su nombre escrito en letras de chocolate.

-¿Me...me planearon una fiesta sorpresa?- Tartamudeó emocionado.

-¡Por supuesto!- Exclamó Tristan arreglándoles para pasarle un brazo sobre el hombro sin soltar el pastel. -¿No creerías que olvidaríamos tu cumpleaños, o si?- Joey paseó la vista por todos los que estaban en su sala, desde Yugi que lo atrapaba en un abrazo de oso, Mai que le guiñaba un ojo desde el otro lado de la habitación, hasta Rex Raptor y Weebel Underwood en la parte de atrás atracándose de comida. Incluso alguien mencionó que su padre llegaría pronto.

Y eso fue. Sintió algo escalando su garganta y sus ojos humedeciéndose, mientras todo el día atroz que había tenido se disipaba finalmente. La verdad, la única y solitaria verdad, era que había estado todo el día deprimido y sintiéndose abandonado porque creyó que sus amigos se habían olvidado de la fecha; y aunque gracias a su humor volátil se había ganado un castigado y un par de moretones, en segundos podía olvidarlo todo gracias a la presencia de sus amigos en ese momento.

Claro que ahora se sentía culpable por discutir así con Kaiba. Como fuera, y mientras Joey se la pasaba bien con sus amigos en su fiesta, comenzó a sentirse mal por haber peleado con el otro. Seguramente si le contaba a Yugi, su amigo se sentiría terriblemente decepcionado. Por eso, pensó que lo mejor sería disculparse con el otro al día siguiente aunque su orgullo se opusiera o al otro no le importara.

#´´´´´´#

Cuando llegó la mañana del 26 de enero, toda mala sombra del día anterior parecía haberse borrado, hasta su padre le había dado un fantástico regalo de cumpleaños y como todo había salido bien y habido pedazos de torta de más, Joey no había tenido que preocuparse por el desayuno.

Incluso, tenía dinero para el autobús y el chico rubio estaba llegando a la escuela con el tiempo necesario. Y como si eso fuera poco con todas los deberes hechos y empacados gracias a sus amigos.

Lo único malo, era que ahora tendría que buscar a Kaiba y pedirle perdón. Es decir se sentía mal por todo lo que había pasado, etcétera, pero hacerlo tampoco iba a ser un paseo por el parque.

Se encontró con Yugi en la puerta del salón.

-Buenos días Joey.- Saludo el chico alegremente.

-¡Hola Yugi!- Respondió entrando juntos al salón. Luego se puso un poco nervioso.

Yugi lo miró preocupado. –Pasa algo malo.-

Joey se sintió torpe. El no era bueno para esas cosas. –No , no pasa nada. Es que, bueno, yo te quería agradecer por lo de ayer. Quiero decir por organizar una fiesta para mi y...- Pero no necesitó decir más porque pronto Yugi ya estaba moviendo la cabeza con una sonrisa.

-De que hablas Joey. Somos amigos ¿no?- Joey sonrió luminosamente, entrando por fin al salón.

-Claro que los somos.- Dijo Joey abriendo la puerto mirando rápidamente el resto de la clase buscando a Kaiba.

Pero extrañamente el CEO no estaba allí, aún cuando ya casi sonaba la campana y Kaiba nunca llegaba tarde.

-Oye Yugi- Llamo antes que su amigo se sentara. -¿No has visto a Kaiba?- Yugi volteó con una expresión distraída.

-¿eh¿Quién es Kaiba?- En ese momento la campana sonó y varios alumnos entraron corriendo por los costados de Joey. El maestro entró también y Joey y Yugi dejaron la pregunta inconclusa.

"Tal vez Yugi no escuchó bien" Se dijo Joey a sí mismo ante la respuesta que le había dado Yugi. Sin embargo tenía una extraña sensación en el estomago. Tenía un muy mal presentimiento.

Kaiba no se presentó a clases ese día.

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