--Tragedia--
-No, todavía no.
-Pero por qué? por qué no me puedo quedar?
-No es el momento.
-Pero es que... - insisto, negándome a aceptar su decisión. Se está tan bien aquí, hay tanta paz...
-Nada de peros. Vas de regreso.
-Por favor, déjeme quedarme. Siento que estoy a salvo, que no hay nada de qué preocuparse.
Es como estar en casa, nunca antes me había sentido así.
-Hay gente que te espera. Además, todavía no es hora, no. Aún queda algo que debes hacer.
-Algo que debo hacer?
-No recuerdas? tienes un par de asuntos pendientes... - señala con una sonrisa.
-Sí, siento que había algo... muy importante. Algo que yo quería más que nada.
-De acuerdo, deja de molestarme entonces y vete - no muy seguro, doy media vuelta y me encamino hacia una especie de agujero. Tengo la impresión de que fuera todo está sumido en un caos, que al apartarme de aquél lugar tan tranquilo me lanzo al abismo.
-Volveré algún día? - pregunto por último, sin mirar hacia atrás.
-Eso ni yo mismo lo sé. Todo depende de ti... Kurama.
Kurama...Kurama!
-Mm, sí sólo una vez más... verle - pronuncio las palabras lentamente, casi sin darme cuenta, cuando al abrir los ojos casi me da un infarto.
-Hi...Hiei! kof, kof, kof - exclamo, con los ojos muy abiertos en señal de sorpresa. Allí sigue el youkai de fuego, contemplándome inexpresivamente. Nuestros rostros están tan cerca... que siento cómo mi corazón late con fuerza.
-Eres un tonto, Kurama - susurra con la voz un poco ronca. De golpe, recuerdo todo lo que ha sucedido, cómo es que llegué a ese lugar y el porqué me duele todo el cuerpo. Pero Hiei no parece enfadado, ni siquiera frío. Al contrario, hay cierto alivio en su voz; entonces percibo que una de sus manos sostiene suavemente mi cabeza, mientras que la otra rodea mi espalda. Al darse cuenta de mi sorpresa, el joven demonio desvía la vista, con el rostro ligeramente teñido de carmín.
-Kurama yo...
-Hey! ya despertó!
-Kurama, gracias al cielo que estás bien! - ambos demonios volvemos la vista hacia nuestros compañeros, que se acercan apresuradamente hacia donde estamos. Atrapado, Hiei deja caer no muy amablemente mi cráneo, que golpea contra el pavimento.
-Auch! eso no era necesario - le reprocho, descubriendo, al tratar de alcanzar la zona del golpe, que mi brazo está roto.
-Kurama, estás bien! - inquiere alarmado Kuwabara, quien es el primero en llegar hasta nosotros. Para entonces, Hiei ya se encuentra a una prudente y depecionante distancia, cruzado de brazos contra la pared.
-Pues qué no lo estás viendo? - pregunta molesto nuestro amigo.
-Cállate! yo sólo...
-Kurama, por un instante creí que te habíamos perdido! - exclama Yusuke, ayudándome a incorporarme.
-Gracias, Yusu...ahh! - involuntariamente llevo una mano hasta mi costado, al sentir un fuerte dolor en esa zona.
-Pe-perdón! creo que necesitaremos una camilla - se disculpa presurosamente el tantei (detective).
-No te preocupes... no me siento tan mal - miento hábilmente, ya que seguramente no me encontraría mejor si me hubiese arrollado un auto de 20 toneladas.
-Este lugar es un desastre - advierte el más alto de nosotros, mirando las ruinas calcinadas donde estamos parados; mismas que antes solían formar un edificio. "Esa técnica es más poderosa de lo que imaginé" me digo, observando las devastadoras consecuencias. Qué habría sido de aquél youkai murciélago? seguramente había sido desintegrado, si no por la explosión, al menos por la brillante luz del día.
-Katy! - exclamo de improviso, reuniendo todas mis fuerzas para caminar algunos pasos, en dirección de las ruinas. Repentinamente las piernas me fallan y tropiezo.
-Qué crees que haces? - refunfuña Hiei en mi oído, habiéndome atrapado hábilmente.
-No! Hiei tú no entiendes, Katy! dónde está ella? - pregunto desesperado, al no percibir su presencia en ningún sitio.
-Kurama, nosotros creímos... acaso no acabó esa explosión con todos? - pregunta apesadumbrado nuestro líder.
-Claro que no. Yo jamás habría usado ese poder si supiera que mataría a alguien inocente - explico indignado - la planta que utilicé tiene el poder de sólo atacar youkais, dejando intactos a humanos y otros seres.
Los 3 me miran sorprendidos.
-Se supone que ella se salvaría, que sólo acabaría con el otro demonio y...
-Contigo - finaliza Hiei, entiéndolo todo. Me dirige una mirada llena de enfado, que me llena de tristeza.
-Compréndeme, Hiei - susurro en voz baja - qué más podía hacer? no hubieras arriesgado tú también la vida para salvar a tu hermana?
-Hmm. Es diferente - rebate furioso el pequeño youkai - en qué demonios estabas pensando!
-Sí, en qué pensabas Kurama? - se unen Yusuke y Kuwabara a la discusión - qué pasaría con el cuarteto tantei sin ti?
"Pues que sería un trío" me digo mentalmente, con ironía. Pero entiendo lo que quieren decir, sí, el equipo necesitaba una niñera, verdad?
-Además, qué le habríamos dicho a tu madre? - recriminó Yusuke con dureza - primero su hijo secuestrado, y después muerto!
-Por favor, ya no sigan - suplico, dolido al reconocer la verdad de sus palabras. Yo todo eso ya lo había pensado, desde luego, al idear mi estrategia hace unos días, sólo como último recurso. Había consultado varios libros sobre plantas en el palacio de Yomi, y había pasado varias horas explorando el Makai en busca de aquélla planta, pues no era fácil de encontrar. Cuando la accioné, estaba consciente de las consecuencias. Sabía que no volvería a ver mi madre, ni a mi familia, ni a mis amigos. Sabía que jamás podría ver a Hiei de nuevo, o a comer otro helado junto con él, disfrutando de su embeleso infantil, o compartir otra cálida noche de verano en mi habitación, jugándole bromas.
El precio era casi insoportable. Pero lo había aceptado. A pesar de todo, lo principal era salvar a Katsushiko; si ella sobrevivía, lo demás no importaba. Qué derecho tenía yo de ser feliz, después de todo, tras todo el mal que había hecho? y qué obligación tenía ella de morir, siendo tan joven e inocente, con tantos sueños por delante? Así pues, la respuesta estaba clara. Era mi responsabilidad, al fin y al cabo, gracias a los malditos Sueños de Muerte.
-Pueden reprenderme todo lo que quieran más tarde, pero ahora ayúdenme a encontrar a Katy - resignados, los 3 asienten a la vez, exhalando un fuerte suspiro. Al fin y al cabo, quién era capaz de resistirse ante una carita suplicante como la mía? Lo tomé como que estaba perdonado, y sonreí agradecido.
-Muy bien. Entonces... debería estar cerca de aquí. Yo no puedo percibir su presencia en este estado, me encuentro muy débil, pero... Hiei tú eres capaz de rastrearla,
verdad? - pregunto amigablemente, con una sonrisa.
-Hmm - asiente el youkai de fuego, malhumorado. A regañadientes, retira la cinta blanca de su frente, revelando su ojo maldito, el Jagan. Cierra ambos ojos carmesíes, concentrando su energía en el de la frente. Finalmente, se coloca la cinta una vez más.
-Y bien? - pregunto esperanzado.
-Está en su casa - señala Hiei con calma. Esto me sorprende mucho, pues estaba seguro que se encontraba en la fábrica, ella sola no podría haber ido tan lejos, o sí? cuánto tiempo había estado inconsciente?
-Ah... pues andando entonces - sugiero, girándome hacia la salida.
-Hmm - gruñe el demonio, estorbando mi paso con su brazo.
-Hiei? - parpadeo intrigado, luego advierto la forma en que deliberadamente observa mis heridas, para después mirarme a los ojos significativamente.
-Él tiene razón Kurama - asiente Yusuke - tú tienes que ir al hospital, los chicos y yo iremos por ella.
-Pero... es que... - protesto, cuando un ataque de tos invade mi garganta. Debilitado, los miro uno a uno, comprendiendo que su decisión es irrevocable - muy bien. Pero tengan cuidado, no sabemos si hay más enemigos.
Todos sonríen al darles la razón, y no puedo evitar sonreír también, derrotado.
-Genial! entonces démonos prisa! - incita nuestro enérgico compañero, levantando el puño. Yusuke y Hiei se me acercan a la vez, al parecer con la misma idea, cuando de pronto se detienen y se enfrentan en silencio.
-Ajem... Hiei? - llama el chico ningen, aclarándose la garganta - quieres...?
-Mmm. Llévalo tú - interrumpe el aludido, dándonos la espalda. Un poco decepcionado, paso mi brazo en torno al cuello de nuestro amigo, agradeciendo su ayuda.
Supongo que era demasiado para ambos, ne? cruzar el cielo en brazos de Hiei a toda velocidad... jeje, no sé si mi corazón resistiría tanta dicha.
Unos minutos más tarde, llegamos al hospital, lo cual agradezco a pesar de todo, pues mi visión comienza a volverse borrosa. Creo que nuevamente estoy al borde de la inconsciencia, mientras que vagamente percibo que me colocan en una camilla. Las enfermeras se ven un poco histéricas, gritándose unas a otras... jejeje, de pronto todo parece gracioso... las sillas, el techo... será ésto a lo que llaman delirio? Mis amigos se acercan corriendo a la camilla para alcanzarla, mientras me dan ánimos. "Todo saldrá bien..." "No te preocupes, encontraremos a Katy..." "Volveremos pronto".
-Por favor... ayúdenla! - exclamo de improviso, tomando al más cercano de ellos (mi dulce Hiei) por la muñeca. Incluso yo estoy algo impresionado, pero era algo que tenía que decir. De alguna forma, tengo un mal presentimiento... me recorre un ligero escalofrío.
-Tú sólo preocúpate por salir de ésta, Kurama - me tranquiliza con suavidad, apretando mi mano.
Cerrando mis ojos con lentitud, la visión de su angelical rostro sonriendo me acompaña hasta las profundidades del subconsciente.
"Por favor, digan sus juramentos"
"Qué? yo no puedo casarme..."
"Hola Suichi"
"Pero Katy...! no puede ser, es el sueño!"
"Ayúdame Suichi! ..."
-No, otra vez no! - grito en voz alta, abriendo los ojos. Estoy en un hospital, con vendas en todas las partes visibles de mi cuerpo. Agitado, comprendo que acabo de pasar una vez más por el aterrador sueño, y aunque sólo recuerdo fragmentos, siento que había algo más urgente que en los anteriores. Ayúdame! recuerdo... ayúdame! escucho, y es casi como si lo gritaran en mi oído.
-Algo le pasó a Katy - comprendo de súbito, apresurándome a salir de la cama y vestirme con mis ropas, que están dobladas en una silla cercana. Haciendo caso omiso del dolor que acompaña mis acciones, me encamino a la puerta, observando mi pálido rostro en el espejo. Estoy por abrirla, cuando la perilla comienza a girar por su cuenta.
-Seguro que ésta es la sala?
-Sí, eso dijo la encargada! - la puerta se abre de pronto, revelando a mis compañeros de batalla. Los 3 me miran tan sorprendidos como yo a ellos, enfrentándonos en silencio un momento. Reponiéndose de la impresión, todos fruncen el ceño, casi al mismo tiempo. Algo me dicen que están enfadados, y en efecto, no tardan en expresarlo.
-Kurama! qué rayos crees que haces?
-Tú debes estar en cama! - exclama Yusuke, tratando de hacerme regresar.
-Yusuke! Katy, qué le pasó a Katy? - pregunto, sujetándole por los hombros.
-Tranquilo, ella está bien - asegura Kuwabara - hace poco fuimos a su casa, y uno de sus amigos la está cuidando.
-Uno de sus amigos...? - inquiero un poco más calmado, pero hay algo muy sospechoso en esto...
-Un humano con uniforme estúpido - explica Hiei, mirándome como diciendo: Por qué no has regresado a la cama?
-Ah, debe ser el chico que vimos en el café... - sugiero, buscando aceptación en los ojos de Yusuke.
-Hai, ése era - me tranquiliza el tantei, forzándome por los hombros a tomar asiento.
-Pero... cómo es que llegó a casa? - inquiero con desconfianza, sigue habiendo algo que no cuadra...
-Calma paranoico! el sujeto nos lo explicó todo. Al parecer unas personas fueron atraídas por el ruido de la explosión, la encontraron sana y salva y llamaron a su lugar de trabajo, pues llevaba su identificación del café - explicó el pelirrojo.
-Después su jefe, es decir ése encargado, fue a recogerla, y la llevó a casa... parece que está bien, tan solo se desmayó - retoma nuestro líder de pelo negro. Al no verme totalmente convencido, ambos chicos sonríen.
-Tranquilo Kurama, ella está descansando. Y tú deberías hacer lo mismo.
A pesar de mi mal corazonada, estoy por darles la razón y dormir un rato, cuando un pensamiento asalta mi mente.
-Chicos... qué día es hoy? - pregunto, pasando una mano por mi demacrado rostro. Qué le diré a Shiori cuando llegue...?
-Mm... déjame ver, un segundo - dice Kuwabara, al tiempo que mira su moderno reloj - domingo 16...
-Ya veo - respondo, apoyando la barbilla sobre mi mano, pensativamente. Cuánto tiempo había estado en ése cuartillo?
-Dijiste que es domingo! - exclamo repentinamente, tanto que hasta Hiei da un salto involuntario.
-S-sí, pasa algo?
-El chico del café... dijo que le habían llamado pero... hoy es domingo! ése lugar no abre los domingos!
-Qué! - exclaman todos.
-Kurama estás...? - comienza Yusuke, pero ya es demasiado tarde. Antes que termine la frase yo ya he salido por la puerta, corriendo hacia la salida.
"Maldición!" digo para mis adentros, mientras esquivo a una u otra enfermera, quienes se me quedan viendo escandalizadas. Luego de casi patinar en una vuelta, al fin vislumbro la puerta.
-Señor! espere, no puede irse todavía! - reclama una de las señoritas, tratando de interponerse entre la salida y yo.
-Lo lamento, pero esto es importante! - grito sobre mi hombro, una vez que la hube esquivado a toda velocidad; al tiempo que voy saltando de techo en techo, como suelo hacer siempre que tengo prisa, me sorprendo a mí mismo al notar que ya no siento el dolor de las heridas. "Quizá es sólo que mi mente está tan concentrada que no tiene tiempo para sentir el dolor" me digo con una sonrisa, lo cual probablemente sea cierto, pues ni siquiera yo sano tan deprisa.
-"Tú me conoces, yo siempre mantengo la calma!" - murmuro furioso, repitiendo las palabras del baka kitsune e imitando su voz, mientras encabezo al trío que persigue al tonto zorro por la ciudad - maldición!
-Pobre Kurama, se veía al borde de una crisis nerviosa.
-No es para menos - respondió el tonto zanahorio - yo estaría igual si tuviera que soportar tanta presión.
-Cierto. Ya ni siquiera puede dormir bien - dice el tantei con un suspiro, mirándome de reojo.
-Hm - replico - ése no es motivo para perder la cabeza, se está volviendo muy ningen - añado, girando la cabeza hacia el frente. "Sólo espero que esté bien..."
Agitado, por fin llego de un salto a la entrada de su casa. Esta vez, salto el enrrejado sin más preámbulos, ansioso por verla detrás de esa puerta.
quizá gritándome por haber entrado así... de una patada destrozo la puerta, y corro hacia el interior.
-Katy! Katsushiko! Dios, dónde estás?
-Kurama - me recibe una voz grave y calmada, en contraste con mis chillidos. La conozco, sí, pero no es la que esperaba oír...
-Quién eres? - exclamo con súbito terror, pues ya sé la respuesta.
-Vaya, no creí que me hubieras olvidado tan pronto... o será que pensaste que de verdad me habías vencido? - señala, saliendo de las sombras.
-No puede ser... - ante mí está aquél empleado nervioso que trabaja en el café, pero su voz es idéntica a la de...
Suelta una espantosa y ronca risotada, que hace trizas mis dudas.
-Maldito... tú eres el youkai murciélago! - lo acuso, señalándole con el índice.
-Cielos, lo has adivinado muy rápido - admite él, mientras la carne de su rostro comienza a derretirse - ahora sé por qué todos tus enemigos te tienen tanto miedo - agrega, con una corta risa.
-Todavía no sabes lo que es el miedo - aseguro, blandiendo firmemente mi látigo.
Me detengo de repente, ocasionando que los otros 2 ningen choquen contra mí.
-Auch! óyeme, pedazo de... qué te pasa? - haciendo caso omiso de la molesta voz del pelirrojo, huelo el aire a nuestro alrededor, sintiendo un conocido y detestable aroma.
-A esto olía el lugar donde encontramos al kitsune.
-Qué significa eso, Hiei? - pregunta Yusuke con cierta preocupación.
-Que debemos darnos prisa - replico, volviendo a la carrera. "El kitsune tiene problemas."
Ambos respiramos agitadamente, enfrentándonos en silencio.
-Confiesa, qué le has hecho a Katsushiko? - pregunto, volviendo al ataque.
-Nada - asegura con una risita ahogada, esquivando hábilmente mi ataque.
-Mientes. Si no, cómo es que la rosa se volvió de color negro?
-Ah. Pues ése es un pequeño secreto, entre ella y yo.
-Vas a morir - respondo, atacándole con toda la furia que siento.
-Señor Koenma! aquí están los papeles que solicitó.
-Dame acá! - exclama el irritable señor del Reikai, tomando los papeles y leyéndolos con avidez.
-No, no puede ser!
-Pasa algo, señor?
-Kurama tiene que saber esto! pronto, tengo que llegar al Ningenkai!
De un salto, todos aterrizamos en la entrada de la casa de esa ningen. El inconfundible aroma de la sangre llena mi nariz, al tiempo que me precipito dentro.
-Kurama! - exclamo, sonando más desesperado de lo que desearía.
-Kurama! - me acompañan Yusuke y el idiota, apartando a manotazos la espesa nube de humo y escombros que rodea la habitación. De pronto, mis ojos detectan una figura justo en el centro de la estancia, y desenvaino mi espada, llamando la atención de los otros hacia mí.
-Qué pasa? - inquiere el líder, alarmado.
-Hay alguien ahí - explico lacónicamente, avanzando. Pronto cubro los 2m que me separaban de la oscura silueta, la cual resulta ser...
-Kitsune! - exclamo, sintiendo que se me cae el alma a los pies. El pelirrojo está cubierto de sangre, tirado con el rostro hacia el piso, su brazo extendido hacia el frente, como tratando de alcanzar algo, y todas sus heridas abiertas.
-Demonios, Kurama qué has hecho? - murmuro asustado, palpando frenéticamente su mano, en busca de su pulso.
-Está...? - pregunta Kuwabara en tono cauteloso.
-Tonto! pues claro que está vivo! - le reprende el tantei moreno, para luego volverse hacia mí - está muy grave, Hiei?
-Hi...ei? - repite débilmente el pelirrojo junto a mí.
-Kurama! - exclamamos todos a la vez, hincándonos a su lado.
-Estás horrible Kurama.
-Dinos quién te hizo esto para poder... - comienza Yusuke golpeando el puño contra la palma abierta de su mano.
-Hiei - le interrumpe el kitsune, en un murmullo tan bajo que casi no alcanzo notar cómo se quiebra su voz.
-Quién te hizo esto, Kurama? - pregunto nuevamente, tratando de parecer calmado aún cuando la sangre me hierve de ira.
-Ella... Katy, Hiei... cómo iba a saberlo? quién podría haberlo sabido... - susurra el delirante pelirrojo, sin prestar atención a mis preguntas.
-No hay tiempo para esto, tenemos que llevarle al hospital Hiei! - urge Yusuke - mira nada más sus heridas!
-No. Ya no tiene caso, porque... es un sueño. Tiene que ser el sueño...
-Qué pasa con la humana, kitsune? dónde está? - decido seguirle la corriente, tal vez así se tranquilice y nos deje curarlo. Éste se limita a hacer un vago gesto hacia un rincón, a donde apuntaba su mano cuando lo encontramos. Ambos ningen se apresuran hacia el lugar, abriéndose paso entre los escombros.
-Es la chica! - exclama de improviso Kuwabara, atrayendo mi atención. El pelirrojo se limita a mirar la escena con ojos extraviados.
-Estamos tan lejos, sí - replica el kitsune con voz apagada.
-Veamos cómo está. No siento su... - propone Yusuke, tocando la mano de la chica. Un silencio mortal cae pesadamente sobre el grupo, cuando al fin un rayo solar ilumina el blanco rostro de la chica, y todos comprendemos en un horroroso segundo de claridad lo ocurrido.
-Fría... - susurra Urameshi palideciendo terriblemente. Con mano temblorosa toca el rostro de la mujer, cerrando sus ojos suavemente. Él y el zanahorio agachan la mirada, guardando un ceremonial minuto de silencio. Ambos le dirigen una mirada afligida y cautelosa a Kurama, quien ahora mantiene los ojos cerrados.
-Kurama... - le llamo tentativamente, no muy seguro de lo que debería hacer o decir... terriblemente sorprendido, descubro que tiene la mirada fija en mí, ya no aquélla nebulosa, sino la despierta y atenta de costumbre... con los chispeantes ojos verdes llenos de lágrimas.
-Está muerta, Hiei - me dice finalmente, con la expresión más trágica que pueda imaginarse. Su voz es escalofriantemente firme y realista - no pude salvarla.
-Kitsune, yo...
-Le fallé. No pude salvarla... - repite, al tiempo que dos solitarias lágrimas resbalan por sus mejillas. No sabiendo qué más hacer, lo rodeo con mis brazos silenciosamente, tratando torpemente de consolarlo. Sé que las palabras no son necesarias. Te quiero. Estoy contigo. No te abandonaré.
-Está bien, kitsune - aseguro, palmeando su espalda - todo irá bien... de una forma u otra, ella es feliz ahora.
Fin del cap. 7
Gomen! mil disculpas x la tardanza! ya sé que no quieren excusas así q me limitaré a decir que lo siento mucho U.U
jejeje, el final quedó un poco al aventón, lo sé ¬¬ mm, culpemos a mi entrenador chupa tiempo x ello.
En fin un millón de gracias x sus reviews! Y... q es lo q pasó verdaderamente? muajajajaja, muchos secretos revelados
en el sig. cap. Está x demás decir q será nostálgico XD
Gracias x haber leído Shinigami Dreams!
I will be a otaku forever! Happy Sagara
