Título: La Hoja del Gran Bosque Verde I: El Dorado Príncipe
Autora: Annariel
E-mail: La mayoría de los personajes pertenece a Tolkien.
Nota de la Autora: Mi primer fic y Slash. Review son muy bienvenidos.
Advertencia: Slash
Parte 4Alegres tintineos de pequeñas campanillas llenaron el aire. Congregados elfos silvanos observaron curiosos, blancos, grises, y negros corceles comenzando a inundar el vasto claro, que con un amplio puente alcanzaba las enormes puertas del Rey Elfo del Bosque Negro. Plateados cabellos y musicales voces, bellos rostros élficos pintados con curiosidad, chispeantes ojos mirando intrigados a sus alrededores y sobresaliendo por encima de todo, un majestuoso señor elfo de cabello como puro mithril y ojos como dos soles tan firme era su mirada. Celeborn, Señor de Lothlorien, cabalgaba a la cabeza de los Galadhrim, los elfos silvanos del Bosque de oro.
Poderoso entre los elfos y pariente a Thranduil, el señor Celeborn era de alta estatura y levemente muscular complexión. Su bello rostro no había cambiado mucho desde el día que por primera vez había visto a su amada Galadriel, más sus ojos hablaban de profunda sabiduría y penas vividas.
Era la primera vez que el plateado señor visitaba la morada del Rey Elfo al norte del Bosque. Distanciados por los peligros de Dol Guldur, y más aún por la animosidad manifestada desde la Última Alianza por parte del monarca silvano, fue con sorpresa que el señor elfo recibió la invitación para la mayoría de edad del joven príncipe. Su señora, ansiosa por asistir, estimó sabio permanecer en la bella Lorien; porque aunque invitada también a las festividades, nadie podía garantizar el resultado del encuentro entre dos poderosas personalidades, y, si en realidad toda amargura había recedido de tan voluntarioso corazón como era el del hijo de Oropher. "Ve a probar las aguas", le había dicho su juiciosa Dama.
Ansioso, observó a la familia real parada ante las puertas del palacio subterráneo, observando el rostro de cada elfo tratando de evaluar el estado de ánimo, y así cuan cálida recepción recibiría su gente.
El rostro de Thranduil era impasible. Hermoso todavía como Celeborn lo recordaba de sus jóvenes días, el semblante del rey Elfo ahora mostraba también una constante melancolía en su expresión y leve rigidez en su postura que rayaba en arrogancia. Grandes pesares se revelaban antes los ojos de un agudo observador.
El señor de Lorien suprimió una leve sonrisa que amenazaba jalar sus labios. Ahí, a la derecha de Thranduil, se paraba su más joven versión. La belleza del rey antes de que sea levemente opacada por penas acaecidas, y el noble y altivo aire de la línea de Oropher, definían al Príncipe Heredero. Su despejada frente reflejaba inteligencia y su ligeramente elevado mentón, sagacidad. Centellantes ojos de un verde furioso atraparon los suyos por unos momentos, y en ellos, Celeborn vislumbró cortamente un espíritu de vigoroso temple. Thranduil es sus jóvenes días, en verdad. , suspiró inaudiblemente el plateado señor.
Su mirada al fin se posó sobre el motivo de su presencia en el Bosque Negro, el más joven hijo de Thranduil. La postura del joven principito, aunque más suelta, mantenía una regia pose ante la aproximante comitiva de Lorien, aunque cualquiera que observara sus ojos veía claramente chispeando de ellos su emoción por la llegada de los elfos foráneos. Adorable pensó con admiración. Y aún tiene mucho por crecer .
Cuentos de la hermosura de la Dorada Reina del Bosque Negro habían alcanzado Lothlorien, sobre su bondad y su comunión con el Gran Bosque, y la tristeza de su gente y la desesperación de Thranduil sobre su deceso; no le fue difícil concluir, que las facciones que observaba sobre el rostro del principito eran los de su madre y esperó que hubiera heredado también su gentil disposición. Por la gracia de Elbereth puntualizó con esperanza.
Un zumbante secreteo interrumpió su estudio de la familia real, y disimuladamente miró de soslayo a su izquierda y un poco atrás, alcanzando a percibir a sus dos más jóvenes guardias murmurando entre ellos, a claras vistas teniendo como punto focal, dicha familia real en cuestión.
Hasta ahora no podía encontrar la razón por la cual fue convencido de dejarlos formar parte de su séquito, ya que eran impetuosos y traviesos como elfitos, aunque dentro de su mayoría ya muchos, muchos años, salvo que ambos le eran muy queridos a él y a su Dama y también eran hermanos de su preciado y confiado capitán.
Levemente irritado, no queriendo tener que reprenderlos él mismo, ojeó a su derecha para advertir a Haldir sobre la falta de reserva de sus hermanos, más lo que vio lo dejó más exasperado aún.
El capitán de Lothlorien, por todos sus años, era un elfo muy discreto, y por su reservada naturaleza era estimado altivo y orgulloso por muchos, aún en la misma Lorien. De total confianza a su señor y su señora, era amado por ambos como un hijo, ya que su padre fue un muy querido amigo de Celeborn, que pereció peleando a su lado en la batalla de la Última Alianza. El señor de Lorien y su Dama lo tomaron sobre ellos mismos ver sobre los hermanos, y aunque Haldir había pasado su mayoría ya varios años, sus dos hermanos eran niños muy pequeños para su sola responsabilidad; y así los tres hermanos pasaron al cuidado de los regidores de Lorien. La madre de los hermanos partió para los puertos no pudiendo soportar la pena de perder a su compañero.
Más alto que la mayoría de los elfos, Haldir poseía una aplastante belleza y él lo sabía. Favorito entre las doncellas y los elfos del bosque de oro, a pesar de su vivo temperamento, era reconocido como un experto amante, y no era conocido aún un elfo que hubiera rechazado sus atenciones; y una vez conocidas dichas atenciones no haya vuelto por más. Su cabello de pura plata y con ojos color avellana, de maciza constitución y formidable con las armas, el capitán de la guardia de Lothlorien era uno de los más buscados por los elfos que aún no se habían unido a un compañero de por vida, más parecía que el plateado capitán aún no estaba dispuesto a dejar su larga serie de amantes para asentarse por uno solo.
Y dicho capitán estaba mirando fijamente, casi sin pestañear a cierto elfito que recién iba a cumplir su mayoría. Asfixiando a duras penas un gemido de frustración, el señor de Lorien aclaró su garganta ruidosamente, para atraer la atención de los hermanos. Si sus tres más confiados guardianes estaban comportándose tan inapropiadamente¡No quería voltear para ver como el resto de su comitiva estaba actuando!
Llegando a un alto a unos pocos metros de Thranduil y sus hijos, Celeborn, amado de Galadriel, doncella que había visto la luz de los Dos Árboles en la Tierra Bendecida, incómodamente descendió de su caballo, y con embarazo se acercó a la comitiva de bienvenida, rogando a Eru que el Rey Elfo no haya advertido la descortesía de su gente; y así arruinar el comienzo de las relaciones de los dos reinos élficos largo tiempo distanciados.
"Mae Govannen, Celeborn de Lothlorien." La firme y potente voz de Thranduil resonó por sobre el murmullo del río del bosque. "Se bienvenido, tú y tu gente a mi humilde reino. Espero que tu viaje haya sido libre de incidentes".
"Mae Govannen Rey Thranduil de los Elfos del Bosque. Un viaje tranquilo fue el nuestro, a pesar de los tiempos en que vivimos. Y estoy alegre de estar aquí, y de ver a un pariente largo tiempo extrañado."
Los ojos de Thranduil chispearon muy levemente ante las lisonjeras palabras, casi inadvertido sino fuera por la leve sonrisa que pronto siguió. "Son días de fiesta para los elfos del bosque a pesar del frío de la estación. Y también estamos contentos de ver a nuestros parientes del bosque de oro". Girando levemente a su lado el rey presentó a sus hijos al señor de Lorien, y a su jefe de consejeros Sirion y a su capitán Sadorell.
Graciosamente los príncipes dieron la bienvenida a la comitiva de Lorien, y respetuosamente el consejero y el capitán ofrecieron sus saludos. Sirvientes atendieron a los cansados caballos élficos y descanso y comida fueron ofrecidos a los recién llegados.
"Te guiaré personalmente a tu habitación. Relájate y descansa el cansancio del viaje. Hay festín y baile esta noche y muchas noches por venir." Con una amable sonrisa el rey del bosque retomó. Antes de que un curioso elfito atisbara su plateada lengua.
"Señor Celeborn, dicen que la Dama de la Luz es la más hermosa doncella élfica que mora en la Tierra Media¿Por qué no vino a agraciar con su belleza este bosque ansioso de radiante luz en estos oscuros tiempos?"
Thranduil y el príncipe heredero, impactados, observaron inmóviles el atrevimiento del Dorado Príncipe, al dirigirse a tan alto señor elfo de manera tan abierta, y la ofensa a tan directa aproximación.
Con un leve sacudimiento de su cabeza, Tathrenlas salió de su sobrecogimiento. "Legolas, cuida tu lengua." Siseó en advertencia. Empezando ya una disculpa al plateado señor del bosque de oro.
Más a la gente de Lorien calentaron los corazones las palabras del elfito, y su orgullo se encendió ante la alabanza a su señora, y Celeborn, su amado señor, lo expresó en forma de argentina y alegre risa que elevó los ánimos de la gente silvana. "Ella manda sus disculpas por no haber podido asistir, dulce príncipe." Expresó con júbilo. "Pero radiante luz tu bosque posee, Legolas Thranduilion. La veo claramente fluir de tus bellos ojos y los árboles y tu gente disfrutan del calor que esa luz les brinda diariamente."
Con otra más leve risita, el señor elfo de Lorien dejó a un sonrojado principito detrás para seguir a un imponente rey al interior del palacio subterráneo donde pasaría los próximos días.
TBC
Mithril – plata pura, más preciada que el oro.
Mae Govannen – Buen encuentro
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princesselvenfromhell: Me alegro que te guste, y como por Legolas, el elfito ya casi esta en su mayoría, por tanto ansioso de saber "más" , y creeme Annael no será el único que todo a nestro querido príncipe ;)
