¡Hola! Lo primero es… ¡FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO! Jejejejejeje el espíritu navideño… :-) Aquí os traigo el último capítulo del año ¡espero que os siga gustando!

Ah… todo esto pertenece a JK Rowling, La Warner y a cualquiera que haya pagado los derechos (es una de las cosas que pedí… seguramente no he sido muy buena este año…)

¡Gracias a todos los que me mandáis reviews! Sois geniales ¡en serio! Así da gusto escribir jejejejejejeje Gracias a Wonderwood, brendapottergranger, FrancisHHr, LadyAmatista, Diey, Ivy91, Uchiha Ezy, marta, pottergirl2491, VeroGranger85, Vangie McDermott y Sagh ¡Feliz año!

Bueno… parecen sencillos de conseguir – Hermione apuntaba los ingredientes en un trozo de pergamino - ¿excremento de doxy? ¡qué asco! Menos mal que yo no lo tengo que ingerir – sonrió – sólo una cucharada… - murmuró mientras subrayaba aquellas tres palabras – aquí pone que es la parte más importante… - se encogió de hombros – Este ingrediente es conocido por su acidez; así como la fama puede ser "desagradable" este es el único componente que puede separar la popularidad de la histeria pública – tragó saliva – Vamos, que si me paso de medición puedo acabar acribillada por mis fans… ¡genial! – suspiró – pero si la recompensa es la que yo me sé… ¡vale la pena probar!

¡Hermione cuidado! – gritó Ron.

¿Cuidado con qué? – alzó la vista justo a tiempo para ver cómo una de esas bluggers se acercaba como un cohete a su cara - ¡Ah! – fue lo único que pudo articular antes de taparse la cara con las manos. Era la reacción típica… a su cerebro no le dio tiempo de enviar el mensaje de agacharse.

¿Estás bien? – esa era la voz de Harry. Una vez dejado un tiempo prudencial, digamos tres minutos escondida detrás del parapeto de sus manos, decidió deshacerse de la coraza para levantar la vista.

Eh… sí – recorrió su cara con las manos – perfectamente – sonrió.

Menos mal que Colin llegó a tiempo para despejarla que si no… - Ron hizo una mueca - ¡Ahora mismo serías la hermana gemela de Filch! – todo el equipo, excepto Harry que estaba realizando una comprobación visual de la cara de Hermione, se rió del comentario.

Ja ja ja – la castaña le miró fijamente – sigue diciendo tonterías y acabarás con la misma cara que Snape – en ese instante las carcajadas de intensificaron. Específicamente las de cualquier miembro que no se apellidase Weasly… Ginny había ido a por hielo a los vestuarios.

¿Necesitáis hielo? – la pelirroja acababa de llegar apurada - ¿qué hace Ron en medio del campo y a esa altura? ¿se está entrenando de buscador? – arrugó el entrecejo.

Más bien huye de Hermione – contestó Harry intentando controlar las risotadas.

Estoy bien… no necesito hielo, gracias

Tal vez deberías ir a la enfermería… - sugirió el moreno mientras recogía el libro de pociones que se le había caído al suelo – igual te ha dado y no lo has sentido.

Hombre… a esa velocidad digo yo que sí lo hubiese sentido – respondió Ginny – mira el banco donde ha aterrizado el golpe de Colin – unos metros a la derecha se encontraba un boquete bastante profundo en uno de los bancos.

Pero eso ha sido por la inercia del golpe Ginny – trató de razonar Harry.

¡Sólo la ha rozado con el bate! – alzó las manos.

Creo que Harry tiene razón – interrumpió Hermione – iré a la enfermería por si acaso.

¿Te acompaño? – el moreno dejó a un lado su preciada escoba y le ofreció la mano para ayudarla a levantarse.

No hace falta – le sonrió – iré sola… vosotros tenéis que seguir con el entrenamiento… ¡a nadie le apetece que las serpientes ganen! Excepto a ellas claro…

Es que… - Harry no estaba dispuesto a dejarla ir sola.

Ni es que ni nada – Ginny empujaba a su capitán – ya ha dicho que no necesita que la acompañemos así que… ¡monta en la escoba!

Pero… - seguía reacio.

Harry James Potter – le gritó mientras cogía la escoba – monta ahora mismo y dirige el entrenamiento.

Psssss – susurró derrotado – está bien… ¿seguro que puedes ir sola Hermione?

¿eh? – la aludida intentaba escaquearse del campo – sí… seguro – sonrió - ¡Haced un buen entrenamiento! – se despidió con una mano. Sin que ella lo notase Harry casi se lanza al vacío sin escoba por andar vigilándola. – Muy bien y ahora… ¡vamos a Supermercados Snape! Abierto veinticuatro horas al día – sonrió – cuando llegó la puerta, como siempre, estaba totalmente cerrada – Lo suponía… si no, ¿dónde estaría el reto? – sacó su varita y pronunció alto y claro – Dracos – la puerta se abrió inmediatamente. Debido a su puesto de prefecta y a varias incursiones a estos mismos almacenes, se sabía la contraseña al dedillo. ¿Qué por qué había puesto esa contraseña? Se le ocurrían varias respuestas, pero todas le daban arcadas así que dejó de pensarlo – Veamos… sí – uno a uno fue recogiendo los ingredientes que había apuntado - ¿dónde estará el excremento de doxy? ¿Estará en la d? – pasó su vista por el estante – No, no está aquí… ¿en la e? – siguió buscando y tampoco lo encontró – No me fastidies que no hay… - buscó con la mirada por todos los estantes y ni rastro del ingrediente - ¡Por Merlín! No puedo creer que el gran profesor de pociones no tenga excremento de doxy – de repente un chillido a su espalda la sobresaltó - ¿qué ha sido eso? – en un rincón había una jaula y dentro un espécimen bastante conocido por ella - ¡Una doxy! – exclamó – este Snape… - miró al suelo de la jaula que estaba cubierto por la reciente edición del Profeta - ¿ahora tengo que recogerla del suelo? – arrugó los labios en una mueca de asco – aggggg – con un palito cogió una "muestra de tan maravilloso ingrediente" – Y ahora al baño de Myrtle – se encaminó segura después de dejar todo como estaba y de encoger los ingredientes para que no se notase.

¿Otra vez haciendo de las tuyas? – una voz tremendamente familiar la sobresaltó.

¿Tú qué crees? – sin mirar siquiera al fantasma siguió con la elaboración de la poción. Desde que había entrado en el baño no había dejado de molestarla.

¿Magia negra? – el fantasma se situó frente a ella - ¿o estás haciendo una poción para quitarme a Harry?

¿Una poción? - ¿hasta los fantasmas iban detrás de él? Ahora sí que veía negro el futuro de su plan - ¿qué te hace pensar eso? – leía atentamente las instrucciones.

No sé… creo que el caldero, los ingredientes, el libro de pociones… cosillas sin importancia – aunque llevase varios años muerta seguía conservando el sentido irónico.

Son sólo deberes – la tranquilizó – es un… trabajo de grupo.

¿De grupo? ¿estás en el mismo grupo que Harry? – se emocionó.

Claro – le sonrió.

¿Y va a venir él? – se alisó el uniforme.

Ahora mismo no… luego viene – la miró.

¿En serio? – en su rostro apareció una gran sonrisa y desapareció por uno de los retretes.

No me lo puedo creer – suspiró resignada - ¿Por qué no me habré enamorado de Ron? – miró al techo - ¡Ah sí! Seguramente porque acabaríamos matándonos… o Luna acabaría ahogándome… - echó el penúltimo ingrediente – Ahora sólo me falta el excremento – cogió una palita para echar la cantidad exacta.

¡Hermione estás ahí! – la susodicha había dado un pequeño salto por el susto; Ron estaba aporreando la puerta y llamándola a gritos - ¿Hermione?

¡Sí! ¡estoy aquí! – respondió fastidiada.

¿Vas a tardar mucho? – volvió a gritar el pelirrojo - ¿Puedo entrar?

¡Por supuesto que no! – se levantó como un resorte – necesito intimidad ¿sabes?

Ah… - pareció comprenderlo - ¿vas a tardar mucho?

No ¿por qué? – se volvió a sentar más tranquila.

Harry y yo te esperamos en la sala común ¿vale? – gritó otra vez.

Vale… ¡ahora voy!

¡Hasta ahora! – se despidió.

Sí, seguramente primero acabaríamos matándonos… - cogió otra vez la palita y echó el excremento en la mezcla – Ahora sólo falta dejarlo reposar durante una hora – lo que no sabía era que, del susto propinado por cierto personaje, había echado el doble de la cantidad recomendada.

¿Ya estás aquí? ¡qué rápido! – nada más entrar se encontró a sus dos amigos leyendo frente a la chimenea.

Sí ¿verdad? – se acercó a ellos – Ron ¿estás leyendo? – se llevó una mano al pecho – estoy impresionada…

¡Qué gracia! – refunfuñó subiendo un poco más el libro.

¡Ah! Es de Quidditch… ya decía yo… - se sentó al lado de Harry - ¿y tú qué lees?

¿Yo? Nada… - dejó el libro inmediatamente a su lado - ¿Ya has ido a la enfermería?

¿Eh?

Que si has ido a la enfermería… ya sabes… el golpe… - el moreno subió ambas cejas.

¡Ah! ¡La enfermería! Sí claro… he ido – sonrió.

¿Y bien? – Harry movió la mano derecha para animarla a continuar.

¿Y bien qué?

Déjala Harry… seguramente le dio y perdió todas sus neuronas – interrumpió Ron sin levantar la vista del libro.

Muy gracioso Ronald… - la castaña entrecerró los ojos – me han dicho que no ha pasado nada…

Si tú lo dices – se encogió de hombros y pasó tranquilamente la página.

Será posible – farfulló Hermione – estúpido pelirrojo… como un día te coja te vas a enterar…

Eh… - Harry no sabía cómo calmar a su amiga - ¿quieres leer un libro? Ayer cogí una nueva versión de Historia de Hogwart – La Leyenda – le sonrió.

¡Claro! – casi se lo arranca de las manos - ¡Muchas gracias!

De nada… - se quedó mirándola alelado durante varios minutos viendo cómo arrugaba la nariz cada vez que leía algo conocido por ella. Lo que él no notó fue cómo unos ojos azules le miraban intentando contener la risa. Pasados unos cincuenta y cinco minutos en silencio Harry tuvo la imperiosa necesidad de poner su mano sobre el hombro derecho de su amiga. Estuvo pensando la mejor forma de hacerlo y en su mente apareció la imagen de una vieja película que había visto. Está bien… sólo pudo ver un poco porque su tío le descubrió escondido tras el sofá y no recordaba muy bien lo que había pasado pero… siempre recordaría esa escena. Estaba el chico, que era muy tímido, en el cine con la chica que le gustaba e intentaba acercarse a ella. Como último recurso realizó el "acercamiento bostezo". Consistía en bostezar estirando los brazos e irlos bajando poco a poco hasta colocarlo en su hombro. Al chico le resultó bien y al final pues… no supo lo que pasó porque tuvo que huir como alma que lleva el diablo pero… se supone que en la pelis el héroe siempre se queda con la heroína ¿no? Así que, ni corto ni perezoso, comenzó la maniobra. Cuando ya estaba a punto de lograrlo un pequeño ruido arruinó sus planes. La alarma del reloj de su amiga sonó haciendo que ella se levantase automáticamente y desapareciese por la puerta. Esto dejó inmóvil a Harry además de formar un pequeño dolor en su costado; al levantarse con tanta fuerza le había dado un codazo en las costillas.

¿Estás bien hermano? – Ron se acercó a él – deberías decírselo… si no vas a acabar totalmente lisiado.

¿Decirle qué a quién? – le miró extrañado Harry.

Nada, nada… - negó el pelirrojo con la cabeza.

¡Ya está! ¡Ya está! – contenta vertió parte de la solución en una botellita y el resto lo hizo desaparecer – sólo tengo que echarlo en la comida… ¡ah! Se me olvidaba – volvió rápidamente al baño – tengo que realizar la poción para cortarlo cuanto antes… no me gustaría ser popular toda la vida – sonrió. Tuvo tanta suerte que las sobras de los ingredientes eran suficientes para realizarla – Menuda suerte… seguro que esta vez lo consigo – salió contenta del baño - ¿Y cómo lo hago? – dio un pequeño paseo por los terrenos - ¡Dobby! – se acercó corriendo a las cocinas y, después de estar casi una hora hablando sobre "la especia que daba un nuevo sabor maravilloso a cualquier comida", consiguió que el elfo la vertiese sobre toda la comida. Bueno… sobre toda no. Antes de irse le contó, con gran "pesar" claro, que ella era totalmente alérgica y que si comía un poquito se hincharía como un globo. Como respuesta recibió un par de grititos asustados de Dobby y casi un juramento de que aquella "especia" no tocaría ni de lejos nada de su comida. Satisfecha corrió al Gran Comedor completamente segura de que sus amigos estaban allí esperándola.

¡Menos mal que ya has llegado! – como siempre Ron la saludaba con la boca llena – si llegas a tardar un poco más no ves ni los huesos – cuando vio que su amiga se sentaba dedicó toda su atención al plato que tenía en frente.

¿Qué tal está hoy la cena chicos? – les sonrió a sus amigos.

Está… diferente – le contestó Harry – sabe… casi… - saboreó aún más la comida – amarga… - concluyó.

¿En serio? – ver cómo los demás degustaban la comida hizo que su propio estómago se revolviese. De repente se le quitaron las ganas de cenar. Tal vez durante un par de días no probase bocado.

¿No cenas? Esto está buenísimo – dijo Ron entre bocado y bocado – estos elfos se van superando día a día.

No… la verdad es que no tengo mucha hambre – retiró su plato y al instante la comida desapareció. – Me voy a dormir… hasta mañana – le dio un beso en la mejilla a cada uno de sus amigos.

Mira que no querer comer… si esto está muy bueno – Ron volvió a repetir.

¿Está despierta ya? – había amanecido un nuevo día y dos chicas estaban sentadas en la cama de la tercera ocupante de la habitación.

Creo que todavía sigue dormida…

¿Y cuándo se va a despertar?

No lo sé Lavender…

¿Y si la movemos un poco?

¿No se enfadará?

Qué cosas tienes Parvati… ¿cómo se va a enfadar? Ella es preciosa, inteligente, paciente, generosa… ¡me encantaría ser como ella!

¡Es cierto! – ambas unieron sus manos totalmente emocionadas - ¡Despertémosla! – comenzaron a mover, primero lentamente para después comenzar a hacerlo frenéticamente, la cama de esa tercera chica.

¿Qué es lo que pasa? – una figura marrón totalmente enmarañada emergía, como cada mañana, entre las sábanas.

¡Estás despierta!

Normal… no habéis parado de mover la cama – se irguió - ¿os pasa algo? – se frotaba el ojo derecho mientras con el izquierdo evaluaba a sus dos compañeras de habitación.

¡Siempre preocupándose por los demás! – susurró Lavender.

¿Estáis bien? – las miró con cara de preocupación - ¿no tendréis fiebre verdad? – entrecerró los ojos - ¿no habréis bebido?

¡No! ¡Nunca desobedeceríamos las reglas! – ambas llevaron sus manos al pecho.

Estáis bebidas – confirmó mientras intentaba levantarse.

Déjanos ayudarte por favor – Parvati le acercó las zapatillas mientras que Lavender le ponía la bata en los hombros.

No pienso hacer vuestros deberes… - se dirigió al baño. Abrió la llave del agua caliente y se preparó para tomar una relajante ducha. Cuando estaba mojándose el pelo y buscando el champú una figura apareció detrás de las cortinas… en un momento le pareció estar viviendo en la película de Psicosis.

Te traigo el champú – le informó Parvati mientras descorría la cortina.

¡Pero bueno! – Hermione se tapó como pudo - ¡que todavía estoy yo!

¡Te dije que Hermione Jane Granger era totalmente perfecta! – gritó con euforia Lavender.

¡Fuera de aquí! – la castaña volvió a correr la cortina enfadada.

¿Quieres que te llevemos los libros? – se ofreció Parvati.

No

¿Seguro? Pesan mucho para que tú los lleves – insistió Lavender.

Que no

¿Segura?

No necesito que me llevéis los libros – casi deletreó cada palabra.

Está bien… ¡un momento! – Hermione estaba a punto de bajar por las escaleras cuando el grito de uno de sus mejores amigos hizo que se quedase totalmente estática con el pie en alto – no puedes pisar esos escalones grises y fríos…. – al instante apareció una alfombra roja dejando a la chica totalmente anonadada - ¡Así está mejor!

Ron… no hacía falta…

¡Me ha llamado por mi nombre! – el pelirrojo daba saltitos a su alrededor.

Siempre te he llamado así…

Pero en tus labios suena mejor – sonrió - ¿puedo acompañarte a desayunar?

Eh… - ¡ahora se daba cuenta de lo que estaba pasando! ¡era popular! Seguramente aparecería Harry de un momento a otro y la pediría salir con él – siempre desayunamos juntos…

¡Y se acuerda! – dio palmaditas.

Esto… Ron – su actitud comenzaba a ser cargante - ¿y Harry? ¿no baja a desayunar?

Todavía está durmiendo… es tan vago… debería estar despierto desde las cinco de la mañana esperando a que bajaras por estas escaleras.

¿Te has levantado a las cinco de la mañana? – preguntó asombrada.

¡Por supuesto! No podía dejar que tus pies se ensuciasen con estos escalones llenos de polvo – le sonrió.

Ah… - ¡genial! Esto estaba empezando a rayar la histeria… ¡el excremento! Seguro que había puesto de más… - será mejor que bajemos a desayunar y esperamos allí a Harry ¿vale? – tendría que aguantar un poco más si quería comprobar si su plan iba a funcionar.

¡Sí! – le ofreció su brazo que ella aceptó – Hermione Jane Granger va a desayunar conmigo… ¡y se apoya en mi brazo! Es un honor… - el pelirrojo empezaba a ser cargante; el sería el primero en beber el antídoto. Por el pasillo cada alumno que se encontraba casi se postraba a sus pies. Le pedían autógrafos, querían hacerse fotos con ella, algunos incluso le enseñaban los apuntes que ella misma les había dejado enmarcados. Esto empezaba a ser peligroso. ¡Y Harry seguía sin aparecer! Como pudo terminó el desayuno entre halagos, reverencias (los elfos habían bajado para entregarle personalmente su desayuno), guiños de ojos (de todas las mesas, incluido cierto rubio) y gritos de exclamación y júbilo cuando hablaba.

¿Qué clase toca ahora? – preguntó desanimada.

¡Pociones! – respondió Ron - ¿puedo… sentarme a tu lado? – rogó como un cachorrillo.

Claro - ¡menos mal! Sabía que, por mucha poción que hubiese ingerido, Snape nunca la reverenciaría.

¡Ya hemos llegado! ¡Hermione se sentará a mi lado! – anunció Ron mientras apartaba a cualquiera que quisiese tocarla.

¡Muy bien! – Snape entró, como siempre, levantando una ventolera y cerrando de un portazo – Hoy os entregaré los exámenes de la semana pasada – anunció – Como siempre no servirían ni para dar de comer a un excreguto pero hay uno excepcional – Hermione miró de reojo con fastidio a Draco que le lanzó un beso - ¡el impecable trabajo de la señorita Hermione Jane Granger! – la aludida casi se cae de la silla ¡no era posible! ¡Snape no por favor! – por cierto… ha conseguido cincuenta puntos para su casa – le sonrió mientras dejaba su impoluto examen sobre la mesa.

Eh… gracias profesor – él aumentó su sonrisa y se dirigió hasta la pizarra. Hermione buscó con la mirada a Harry y lo encontró medio escondido en un rincón. Intentó levantarse para hablar con él pero media docena de estudiantes le bloqueaba el paso - ¡Harry! – le llamó por encima de la gente - ¡Harry!

¿Hermione? – el moreno se paró en medio del pasillo para esperarla. A pesar de que la distancia que les separaban no era mayor de un metro, ella tardó casi media hora en llegar - ¿quieres hablar conmigo? – preguntó extrañado.

Claro… eres mi mejor amigo – a su alrededor se oyeron varios quejidos de disgusto.

Pensé… pensé que ya no me necesitabas… con tanta gente… pensé que ya no era importante para ti… - susurró mirando directamente a sus zapatos.

¡No digas tonterías! – le dio un leve golpe en el hombro – Además… ¿no notas como que te gusto más? – le susurró; de todas formas no iba a recordar nada de esto así que…

¿Qué? No… yo… - parecía que le costaba bastante responder - ¡no me gustan las chicas populares! – y echó a correr.

¿Qué? – Hermione se quedó petrificada en el mismo sitio ¿Cómo que no le gustaban? Si Cho y Ginny eran populares… bueno, quizás no tanto como ella ahora mismo. Totalmente derrotada se encaminó a las cocinas. Allí hizo que Dobby volviese a verter "la especia" sobre toda la comida; no le costó mucho porque todos se inclinaban al verla. Desde la comida todo volvió a ser igual; nadie la avasallaba por los pasillos y Snape le descontó diez puntos a su casa porque se había parado en una esquina a atarse el zapato estorbando a todos los demás estudiantes – Está bien… eso pudo ser lo que hizo que no se replantease volver a salir con ellas… - estaba en su habitación pensando en voz alta – veamos… ¿qué más tienen en común? ¡Ah sí! ¡Que las dos juegan al Quidditch! Así que… ¡desde mañana habrá una integrante más en el equipo! – alzó los brazos contenta mientras se dejaba caer en la cama – Un momento… ¿cómo se jugaba? – sacó un libro de su estantería - ¡y tengo que volar en escoba! Socorro….