¡Hola! ¿qué tal habéis empezado el año? Espero que estupendamente y también que los Reyes os hayan dejado montones de regalos jejejejejejeje.
¡Casi se me olvida! Todos los personajes que he utilizado en esta historia son propiedad de JK Rowling, la Warner y cualquiera que haya pagado los derechos (nada… que este año no me he portado muy bien ¡qué le vamos a hacer!)
¡Muchas gracias a todos por los reviews! Pensé que en estas fechas no iba a recibir muchos pero ya veo que sois tan majos que me habéis dejado varios jejejejejeje. Espero que este capítulo también os guste ¡Nos vemos en el siguiente!
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Vale, más o menos he comprendido las reglas básicas – caminaba de un lado a otro de la habitación antes de bajar y reunirse con sus amigos – y ahora tengo más claro que antes que… ¡odio este juego! ¿Por qué Harry no podía aficionarse al ajedrez como Ron? Sería más fácil… - se sentó en la cama – lo más gracioso van a ser las caras de los dos cuando les diga que quiero formar parte del equipo… se les va a quedar cara de tontos…
¡Hermione! – Parvati acababa de entrar a la habitación sin llamar y como un vendaval; el resultado fue que la castaña se había caído de la cama - ¿qué haces en el suelo? – preguntó aguantando como pudo las carcajadas.
Que graciosa… ¿tu madre no te enseñó a llamar a la puerta antes de entrar en las habitaciones?
Sólo a las que no eran de mi propiedad – la ayudó a levantarse – y que yo sepa también duermo aquí ¿no?
Está bien, está bien – internamente se debatía entre darle dos bofetadas y huir de ahí o dejarlo pasar; para suerte de su compañera eligió la segunda - ¿qué querías?
¿A qué te refieres?
Hombre… has entrado de repente y gritando mi nombre… digo yo que algo querrás ¿no?
¡Ah sí! Venía a decirte que Harry y Ron te están esperando abajo para ir a desayunar…
Como siempre... no entiendo porqué tienes que entrar así en la habitación.
Bueno – metió sus manos en los bolsillos de la túnica – he venido a avisarte porque Ron amenazaba con entrar aquí a la fuerza y llevarte aunque sea a rastras. Dice que ya llegas cinco minutos tarde y que como se acabe la tarta… – hizo un gesto con el dedo índice pasándolo por su cuello. Era oficial; si se le ocurría dejarle sin tarta él tomaría represalias… no muy buenas por lo visto.
¿Qué Ronald Weasly se atreve a amenazarme? – las mejillas comenzaban a volverse rojizas… esta vez no por vergüenza si no por ira homicida.
¿Vas a bajar? – le preguntó su compañera dando dos pasos hacia atrás y agradeciendo internamente no ser el pelirrojo.
Claro que voy a bajar… por supuesto que lo voy a hacer – apretó sus puños mientras se dirigía a la puerta - ¿quién se ha creído que es ese? – murmuraba con los dientes muy apretados – amenazarme… ¡a mí! Le voy a lanzar tantos hechizos que cuando termine con él no le va a reconocer ni su madre… mira que llega a ser… como le pille… arggggg – bajaba de una en una las escaleras soltando varios tipos de barbaridades – que si se queda sin tarta me va a matar… ¡le voy a convertir en una! Seguro que sería divertido… igual se come a si mismo….
Creo que ya baja – informó Ron mientras se levantaba del sofá.
No parece de buen humor… - Harry esperaba a su amiga a los pies de la escalera – tal vez no debiste decirle a Parvati que no se le olvidase el gesto de advertencia…
¿Se lo habrá tomado a mal? – el pelirrojo se acercaba despacio a su amigo.
Tú dirás… está murmurando y apretando los puños…
Ronald – canturreó - ¿qué tal estás amigo? ¿preparado para ir a desayunar? – en su rostro se formó una sonrisa que ríete tú del rostro de Voldemort en cuarto – espero no haber tardado demasiado… - casi arrastraba los pies
Socorro – susurró conteniendo el aliento mientras se escondía detrás de Harry.
Esto… - el moreno estaba entre sus dos amigos – Buenos días Hermione.
Buenos días Harry – le sonrió con ternura; estaba enfadada con Ron pero eso no iba a hacer que respondiese mal al moreno - ¿qué tal has dormido? – por un momento pareció olvidar el incidente de la mañana.
Bien, gracias – le respondió con una sonrisa - ¿y tú? – debido a este diálogo de besugos el pelirrojo huyó del escenario rogando internamente que no se dieran cuenta de que se había ido.
Perfectamente – le miró a los ojos y adelantó un pequeño paso. La mano derecha del moreno se apoyó en la pared a escasos milímetros del rostro de ella dejándola muy poco espacio para una retirada - ¿has tenido frío? – pegó su cuerpo a la pared.
No – ahora era él el que se acercaba y apoyó su mano izquierda al otro lado de la cabeza de ella - ¿tú? – sus rostros comenzaban a acortar distancias.
¿Dónde está Ron? – Ginny bajaba las escaleras rápidamente sin percatarse si quiera en la situación en la que se encontraban sus dos amigos – Se ha dejado los libros…
¿Dónde está Ron? – repitió Harry aturdido después de separarse bruscamente de Hermione como si hubiese estallado un volcán entre ellos.
Exacto – respondió despacio la pelirroja - ¿habéis visto a mi hermano?
A Ron… - las neuronas de la castaña comenzaban a funcionar segundos después – seguro que estará en el Gran Comedor – sus dientes comenzaban a rechinar nuevamente – si quieres decirle o darle algo será mejor que lo hagas ahora Ginny… por que dentro de poco no va a quedar ni polvo para analizar – acto seguido estaba corriendo.
¡Espera Hermione! – Harry le gritó antes de desaparecer por la puerta tras ella.
¡Ronald Billius Weasly! – había llegado como un cohete al comedor - ¿serías tan amable de acompañarme fuera? – preguntó con voz fría… extremadamente fría.
Estoy… desayunando… - tartamudeó el pelirrojo intentando tragar un trozo de bollo que aún estaba en su garganta.
Tranquilo… puedo esperar – se quedó apoyada en el marco de la puerta. En ese mismo momento llegó Harry que no calculó muy bien la distancia de frenada y ambos se cayeron al suelo.
Perdona… no me había fijado – no se sabía cómo pero el moreno había caído debajo de ella amortiguándole el golpe.
No importa – se levantó muy despacio - ¿estás bien?
Sí – cogió su mano para ayudarse a levantarse – perfectamente – sonrió con las mejillas coloradas - ¿a ti no te ha pasado nada verdad? – hizo un examen visual.
No me ha pasado nada… tranquilo – contestó temblorosa después de ver que él la recorría con la mirada – será mejor que desayunemos para empezar las clases ¿verdad? – sonrió tímidamente y ambos se dirigieron a los bancos para comenzar con su desayuno.
Menos mal que no hemos llegado tarde a transformaciones ¿Verdad? – interrumpió el pelirrojo que ya se había librado de la ira de la castaña; después del incidente ella no se volvió a dar cuenta siquiera de que estaba con ellos.
Sí – contestó Hermione entrando al aula.
¿Te importa si me siento contigo? – preguntó Harry.
Claro que no – le sonrió haciendo que él sintiese unas cosquillas muy raras en el estómago – Esto… ¿puedo pedirte un favor?
Por supuesto… lo que quieras.
¿Podría ir hoy a los entrenamientos?
¿Y eso es una pregunta? Por supuesto que puedes venir… como siempre ¿no?
Eh… no me refería a eso… quería decir que si puedo participar en el entrenamiento…
¿Quieres jugar al Quidditch con nosotros? – preguntó extrañado.
Sí, es que… sólo vamos a estar unos días aquí y después cada uno se irá por su lado y…
¡Nosotros no! – gritó en medio del aula sobresaltando a todos que miraron a los dos chicos con curiosidad – quiero decir – bajó la voz – que nosotros vamos a estudiar juntos para aurores así que no nos vamos a separar.
No me refería a nosotros Harry – susurró – quería decir que no iba a volver a muchos de clase y bueno… me gustaría saber qué es lo que encontráis tan interesante en ese juego, si no te importa claro.
¿Importarme a mí que tú juegues con nosotros? – la miró con extrañeza - ¡por supuesto que no! – sonrió – cuando terminen las clases iremos al campo ¿vale?
Gracias – instintivamente le agarró suavemente el brazo derecho – perdón – lo retiró rápidamente cuando ambos se dieron cuenta – me he emocionado – rió.
No importa…
¿Vas a jugar con nosotros? – Harry había informado a Ron de la petición de su amiga - ¿A Quidditch? ¿sabes que tienes que volar verdad? – preguntó totalmente extrañado.
¿Qué es lo que me intentas decir Ronald? – se paró frente a él.
Nada, nada – levantó sus manos en señal de rendición – sólo me parece raro… eso es todo.
Entonces… ¿me dejas ir o no?
Yo no soy el capitán…
Ronald…
Está bien, está bien… - sonrió – sólo quería hacerte rabiar… ¡claro que quiero ver cómo vuelas en una escoba!
Muy bien, pues esta tarde os espero a las seis en la sala ¿vale? – desapareció rumbo al aula de runas.
Se está volviendo más rara por momentos… primero el pelo, luego el Quidditch… ¿crees que le gustará algún chico del equipo? – preguntó Ron intentando no reírse de la expresión su amigo; los celos parecían leerse en cada poro de la piel.
No creo… yo pienso que la razón es que no quiere quedarse sin probar nada en el colegio…
¿Sin probar nada? Seguro… - se tapó la boca.
¿Listos? – Hermione apareció en la sala común con ropa de deporte a la hora convenida.
¿Vas a entrenar con eso? – preguntó Ron.
¿Qué tiene de malo? Es ropa de deporte…
No es el uniforme convencional…
No sé si lo habrás notado pero… durante siete años no he asistido a ningún partido como jugadora y por tanto sería muy raro encontrarme un equipo en el armario ¿no?
No puedes jugar sin equipo – interrumpió Harry muy serio.
¿Qué? Bueno pues – pensó durante unos segundos - ¡esperadme una media hora que voy a comprarme uno! – se dirigió a los escalones para subir a su habitación.
¡Hermione espera! – la aludida se paró a medio camino – Yo te presto el mío – sonrió Harry acercándole un equipo completo.
¿Y tú cómo vas a entrenar?
Desnudo – respondió de repente Ron que había estado mirando la conversación.
¿Des… nudo? – Hermione sintió cómo todo el calor que sentía en ese momento subía y se instalaba en sus mejillas mientras en su cerebro comenzaban a aparecer pequeños flashes nada inocentes de la sesión de entrenamiento.
¡No digas tonterías Ron! – curiosamente Harry lucía igual que ella – Esta es la túnica que usaba antes… yo tengo una que me queda bien – explicó muy nervioso.
¡Qué era una broma tampoco había que ponerse así! – soltó una carcajada; las caras de sus dos amigos eran un poema – ahora sólo te falta la escoba, puedes cogerla del cajetín ¿vale? – durante el camino Hermione se mantuvo a una distancia prudencial de su amigo de ojos verdes y Ron hacía esfuerzos sobrehumanos para no caerse en el suelo y desternillarse de risa. – Ahí están las escobas – señaló cuando entraron en el campo – elige la que más te guste.
Que elija la que más me guste – abrió la puerta y unas cuantas escobas cayeron al suelo - ¡Y yo qué narices sé! Pues esta misma ¿no? – recogió una del suelo y acomodó las restantes.
Muy bien equipo – Harry habló a todos – el entrenamiento de hoy es el último así que… ¡a pasarlo bien! Después de todo os lo merecéis – sonrió - ¡ah! – soltó cuando vio a Hermione dirigirse al centro con ellos – Hoy ella entrenará un rato con nosotros ¿vale? – todos asintieron en silencio mientras se empezaban a oír unas risitas cómplices.
¿Y en qué posición juego? – preguntó Hermione una vez se subió en la escoba.
Jugarás de buscadora como yo… así puedo ayudarte mejor ¿te parece bien?
Eh - ¿parecerle bien estar todo el tiempo con el chico que le gusta codo con codo aunque sea en el cielo? No qué va… - me parece bien – dio una pequeña patadita en el suelo y su escoba se alzó como medio metro en el aire.
Creo que tendrás que subir más
Vale, vale… no me agobies – lentamente comenzó a ganar altura. Un metro, dos, tres, tres y medio… - Creo que ya está bien ¿no? – se había elevado cuatro metros del suelo.
Hermione – Harry bajó a su nivel – si no subes más no podrás jugar.
¿Y no hay Quidditch para niños? Seguro que juegan aquí abajo.
Hasta los niños suben más alto miedica – Ron también bajó a su altura.
No me llames miedica…
No lo seas…
Soy más valiente que tú…
Demuéstralo
Ya lo hice
Muy bien, como tú digas – se encogió de hombros y despareció para ocupar su puesto. Por la discusión Hermione se había elevado unos veinticinco metros más o menos.
¡Por Merlín me voy a matar! – al ver la distancia que la separaba del suelo la castaña comenzó a moverse muy nerviosa.
¡Para te vas a caer! – gritaba Harry al acercarse a ella.
Vale, vale… ya me tranquilizo, ya me tranquilizo… si sigo así acabaré siendo primera plana en el Profeta… - dejó de dar baldazos – todo consiste en estarse quieta y no mirar al suelo… eso puedo hacerlo – se quedó completamente inmóvil en medio del campo.
¿Estás bien? – preguntó el moreno en cuanto estuvo a su lado.
Perfectamente – respondió totalmente concentrada en no moverse un solo milímetro.
Pensé que te ibas a caer – suspiró.
Claro que no – tenía la vista fija en uno de los aros – sólo me sorprendí un poco nada más – estaba totalmente erguida.
Será mejor que te relajes – sonrió – ahora tienes que ayudarme a encontrar la snitch.
¿Qué te ayude a encontrar qué? – movió lentamente su cuello hasta conectar su mirada con la de él – prefiero ver cómo lo hacéis vosotros ¿vale?
Pero… dijiste que querías jugar
He cambiado de idea, mejor dicho, la imagen de una papilla con mi cara ha hecho que cambie de idea.
¡Venga! Sabes que no es peligroso…
Sí, claro… no es peligroso… los jugadores acaban lesionados o peor lisiados en San Mungo pero esto no es peligroso…
Más de lo que pasamos cada año te puedo asegurar que no – le sonrió.
Creo que me bajo – intentó bajar con su escoba pero la mano de Harry sobre la suya no se lo permitió.
Si no quieres montar sola... ¡montarás conmigo! – la agarró de la cintura y la atrajo a su escoba mientras ella intentaba deshacerse del abrazo; más por el miedo a las alturas que por ella misma – si no dejas de moverte vamos a acabar los dos en el suelo – sonrió.
He dicho que no quiero montar – siguió protestando pero, al final, dejó que él la montase en la escoba delante de él.
Mira, voy a dejarla libre y después iremos a por ella ¿vale?
Eh… creo que es mejor esto otro: tú me dejas en el suelo y yo te aplaudo cuando lo consigas ¿a que es mejor?
Lo que tú digas Hermione – sin que ella lo viese soltó la pequeña pelota dorada - ¡pero ya es tarde! – voló en picado para perseguirla.
Aaaaaahhhhhhh – fue lo único que salió de su garganta durante los tres primeros segundos de bajada. Después sintió cómo toda su boca se secaba y aparecía un conocido nudo en el estómago. Veía tan cerca el suelo que toda su vida comenzó a pasar delante de ella igual que en las películas cuando el protagonista va a morir. Agarró con fuerza la escoba y comenzó a rezar a todos los santos que conocía. Cada vez se iban acercando más y, sin darse cuenta, se pegó más a Harry soltando la escoba y asiéndose casi desesperadamente a sus brazos.
Tranquila – le susurró al oído con voz dulce intentando calmarla. Estaba tan cerca de ella que podría haberla besado… sí, en esos momentos no podía ni quería pensar en ese deporte que tanto le gustaba. Con sus "imposibles rizos" rozándole la punta de la nariz y su preciosa oreja tan cerca su mente sólo podía procesar una palabra "bésala".
¡Harry! – el grito de Hermione le despertó y, casi al ras del suelo, levantó su escoba para poder mantenerse otra vez en el aire sin riesgo de quedar hechos puré – Baja por favor – al instante estaban ambos en el suelo.
Lo siento – el moreno bajó la cabeza, tanto para disculparse como para esconder la rojez de sus mejillas.
No importa, me ha gustado jugar un rato pero ya me tengo que ir… debo preparar el discurso del sábado – le sonrió alejándose casi dos metros de cualquier escoba.
Claro, nos vemos en la cena ¿vale? – le despidió con la mano.
Sí eso… en la cena
Pensé que tendría que recoger vuestros pedacitos – Ron bajó también al ver cómo Hermione desaparecía del campo corriendo como una condenada.
Me distraje…
¿Y eso?
Ehhh… es que… Hermione no dejaba de moverse y me ponía nervioso… - Harry le dio una patada al suelo y se elevó.
Ya claro… ella se movía… lo que tú digas – Ron imitó a su amigo
Me da igual que se enamorara de ellas porque jugaban al Quidditch ¡no pienso acercarme a otra escoba a menos de cincuenta metros de distancia! – la castaña había llegado a su habitación - ¿dónde está ese maldito pergamino? – cogió la lista que había realizado y tachó cinco veces "su deporte favorito" - ¿Y ahora qué hago? Sólo me queda un día… ya no me queda tiempo y creo que tampoco coincidencias… ¡Por Merlín! Voy a tener que decir delante de todo el mundo que estoy enamorada de él… no creo que pueda soportarlo… - se quedó dormida en su cama.
¿Hermione?
¿Harry?
¿Tengo cara de Harry? – Lavender se había agachado para despertarla.
¿Eh? – abrió los ojos perezosamente.
Oye que si prefieres que él te despierte… - sonrió con picardía.
Estaba soñando con el troll que me atacó en primero – se levantó - ¿Qué pasa?
Es hora de cenar… te has quedado dormida
Ah… gracias ahora voy
Será mejor que te duches y te cambies de ropa – salió de la habitación.
¿Qué me cambie de ropa? – aún llevaba puesto el uniforme de Harry. Quince minutos después estaba en la puerta del comedor – ahí están – sonrió.
Granger, Granger… pensé que te habías caído de la escoba y que no volvería a verte… - Draco Malfoy se puso frente a ella.
Malfoy, Malfoy… pensé que habías ido a visitar a tu padre y te habías quedado con él…
Muy graciosa sangre sucia
Más que tú te aseguro que sí
Piérdete
Piérdete tú, estúpido – le atajó para poder pasar.
Por ti – le agarró de la mano y se la besó. Hermione se soltó y se dirigió hasta donde estaban sus amigos.
Será guarro – farfulló sin que nadie le oyese y se frotó el dorso de su mano en la túnica disimuladamente - ¿Qué tal chicos? – miró a sus dos amigos que parecían dispuestos a morder la yugular a alguien en especial - ¿os pasa algo?
Malfoy te ha besado – contestó Harry entre dientes.
Exacto – corroboró Ron mientras agarraba con fuerza un tenedor.
Pasad de él – comenzó a comer. Mientras que el pelirrojo comía casi a desgana, el moreno le lanzaba miradas de profundo odio a cierto rubio que casi se atragantaba con tanta carcajada.
Será posible que… - murmuró Hermione completamente concentrada en su lista – podría intentar los… celos – sonrió – lo único… ¿con quién lo pruebo?
Sólo quedaba un día y ninguna de sus compañeras habían completado con éxito su cometido… ¿lo lograrían todas mañana?
