¡Hola otra vez! ¿qué tal habéis pasado el fin de semana? Espero que os hayáis divertido jejejejeje

Esto… todos los personajes que utilizo son propiedad de JK Rowling, la Warner y de cualquiera que haya pagado los derechos (me estoy cansando de escribir siempre lo mismo…)

¡Muchas gracias por los reviews que me habéis mandado! Espero que os siga gustando este capítulo y que no os decepcione… ¡Abracitos para todos!

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Un nuevo día comenzaba en el colegio, los doxys aleteaban buscando una compañera, el único excreguto que le quedó a Hagrid buscaba alimento desesperadamente, el calamar gigante ya estaba echando aguadillas a algunos alumnos y el resto bajaba despacio al comedor intentando abrir los ojos. Según se avanzaba por los pasillos se oían murmullos, bromas y risas contenidas; todos estaban alegres porque sólo les quedaban dos días para la graduación o para la finalización de un año más. O casi todos. Exactamente una joven castaña de Gryffindor estaba sentada en el sofá de su sala común comiéndose las uñas hasta casi llegar a los dedos. ¿Qué cuál era el motivo? Simplemente que se le acababa el plazo y la determinación que tomó el día anterior era más fácil en la teoría que en la práctica.

Vale, ¿dónde encuentro yo a un chico con el que darle celos a Harry en menos de media hora? – estaba totalmente desesperada – Que yo sepa no hay nadie por ahí a quien yo le atraiga... bueno, no hace falta que esté totalmente colgado por mí... basta con que le haga gracia ¿no? – se mordía el labio inferior con saña hasta casi hacerse una herida – Alguien... ¿qué tal Ron? – entrecerró los ojos imaginándose el panorama – seguro que si salgo con él Harry nos felicita y comienza a preparar la boda... – comentó desilusionada - ¿y entonces quién? ¿Seamus? No, está con Lavender ¿Dean? Imposible, está con Rosanna ¿Neville? Mmmm Ginny me arrancaría la cabeza... ¿Quién podría...? ¡Un momento! ¡Claro! – se levantó del sillón alegre – Draco se ha estado portando muy raro... tal vez le atraiga un poco ¿no? Tengo que averiguarlo... – estaba dispuesta a salir por la puerta cuando una voz la detuvo.

¿Hoy no nos vas a acompañar a desayunar? Es el penúltimo día... – había aparecido el chico causante de sus constantes dolores de cabeza a los pies de las escaleras. Parecía bastante... desilusionado.

¿Eh? – se volvió de golpe – no... no es eso... lo que pasa es que como tardabais tanto he pensado que ya estabais en el comedor – se disculpó con una sonrisa.

¿Seguro? – alzó una ceja – te he oído hablando sola – se acercó a ella.

Me has oído hablando sola... – repitió tontamente – me has oído hablando sola – ahora estaba procesando lentamente la frase - ¡me has oído hablando sola! – abrió mucho los ojos temiendo lo peor.

Sí – ahora se encontraba a menos de dos centímetros de ella.

¿Sabes que no es de buena educación escuchar las conversaciones privadas? – la mejor defensa un buen ataque.

Lo siento yo... – comenzó a disculparse - ¡espera! Yo estaba bajando por las escaleras y tú te pusiste a hablar sola como una loca...

¿Loca? ¿cómo una loca? No sabía que pensabas eso de mí – se dio la vuelta e intentó salir de la sala con la poca dignidad que le podía quedar intacta.

Espera – le cogió por el brazo - ¿Qué es eso de Draco? – la miró con desconfianza.

¿Draco? – está bien, era el momento de empezar con el asunto de los celos – pues... que ha estado actuando muy raro conmigo y creo que puedo... interesarle

¿Y él te interesa? – la miró fijamente a los ojos.

¿Qué si me interesa? – si seguía mirándola de esa forma acabaría diciéndole la verdad así que, sacando fuerzas de donde no tenía, respiró hondo y le encaró – lo estoy considerando – la frase hizo eco en la sala vacía.

¿Lo estás considerando? – casi gritó – Estamos hablando de Draco Malfoy – intentó hacerla entrar en razón – De Draco-odio-a-todos-los-sangre-sucias-y-muggles-que-me-encuentre-por-el-camino.

Sí ¿y? – respondió sosegadamente.

¿y no te importa?

No, le encuentro muy... interesante y atractivo – intentó poner cara soñadora para darle más énfasis a lo que acababa de decir y, aunque le costó, lo consiguió.

¿Interesante y atractivo? ¿esa serpiente? ¡por favor Hermione! Tú te mereces a alguien mejor.

¿Ah sí? ¿y quién? ¿se puede saber? – empezaban a enfadarse y sus voces casi podían haberse oído en la mazmorra de pociones.

¡Pues cualquier chico!

¿Cualquiera? ¡Mentira!

Hombre... digo yo que habrá alguno ¿no?

Serás... – se marchaba.

¡Espera! – le volvió a agarrar casi abrazándola – no me refiero a eso... tú no lo sabes pero hay muchos chicos que quieren salir contigo

Sí, claaaaro... tú tampoco lo sabes pero cada vez que paso por un pasillo no hacen más que silbarme – a irónica no le ganaba nadie.

¡Es cierto!

Dame un nombre

No...

¿Ves?

Me refiero a que prefiere que no lo sepas.

¡Ah! ¿le conoces? – seguro que cualquiera que fuese ese chico era mejor opción que Draco Malfoy... tenía que saberlo – Dime su nombre

No...

Seguro que te lo estás inventando – la mejor forma de que su amigo se lo confesase era presionarle hasta que lo soltase.

Que no me lo estoy inventando...

Pues dime cómo se llama

Por ahora prefiere que no lo sepas...

¿A qué está esperando? ¿a la graduación? ¿o a que tengamos ciento cincuenta años?

Lo ves muy fácil ¿no?

Ya le explicaré lo que es fácil o no tranquilo... Sólo dime su nombre y ya está…

Que no…

¿Ves como tenía razón? Ningún chico quiere salir conmigo… - desanimada se sentó en uno de los sillones; seguramente su amigo sólo le había dicho que algún chico estaba interesado en ella para que no se encontrase tan mal.

Ya te he dicho que por lo menos hay uno

Y no me quieres decir su nombre porque es muy tímido ¿no?

¡Exacto! Me alegro de que lo entiendas por fin…

¡Pues dile de mi parte que le espero entre los brazos de Draco! – se levantó como un vendaval y salió de la sala común.

¿Draco Malfoy? ¿se va con Draco Malfoy? – Ron acababa de llegar a la sala común.

Sí… eso parece… - Harry se había quedado totalmente estático en el sitio y con la cara blanca.

Tú tranquilo – le dio un par de golpecitos en el hombro – seguro que él no quiere nada con ella y así tú podrás consolarla ¿no?

¡Pero qué manía te ha entrado con que yo esté con ella! – gritó mientras se quitaba de encima la mano de su amigo – Si Hermione prefiere estar con… - tragó saliva ruidosamente – Draco me-encanta-torturar-a-cualquiera ¡que se quede con él! – salió de la sala muy enfadado; si la puerta no tuviese vida propia y se hubiese apartado a tiempo, el ruido del portazo se hubiese oído a kilómetros.

Celos… - susurró el pelirrojo dirigiéndose al Gran Comedor.

Vamos a ver… ¿por dónde andará esa serpiente asquerosa? – la castaña le buscaba por todos los sitios posibles – seguro que estará por ahí torturando a alguien – masculló – No espera… recuerda que te gusta ¿vale? – se paró en el sitio para poder convencerse mejor – Draco Malfoy es guapo, inteligente y bastante poderoso – suspiró – que bajo he caído – siguió buscándole.

¿Buscas a alguien Hermione? – Neville salía del Gran Comedor después de desayunar - ¿A Harry?

No, no estoy buscando a Harry – seguía mirando a todos los lados esperando ver un escudo verde con una serpiente.

Esto… si buscas a Ron está desayunando – en su cara se veía un esbozo de sonrisa.

Gracias – entró directamente mirando sin disimulo a la mesa más apartada del comedor – ahí está… - susurró. Cuando Draco subió la mirada y la conectó con la de ella, Hermione le guiñó el ojo. Si esto desconcertó al rubio lo disimuló muy bien porque le correspondió de inmediato – genial… sólo le gusto a un chico en todo el colegio y tenía que ser este… - le sonrió y se dirigió a su mesa.

¿Le acabas de guiñar un ojo a Draco Malfoy? – le preguntó incrédulo Ron después de que ella se sentase al lado de Harry.

Sí – se sirvió bastante zumo; tenía que hacer desaparecer ese nudo de la garganta - ¿pasa algo?

Pero… te ha estado tratando fatal durante todos estos años – siguió el pelirrojo mientras que Harry esperaba impaciente la respuesta de su amiga mientras, por debajo de la mesa, apretaba los puños.

Del odio al amor hay un paso – contestó distraídamente. Por mucho que intentaba pasar el líquido por su garganta no había manera.

Así que para que un chico te guste te tiene que estar torturando unos siete años ¿no?

Más o menos sí – ahora el estómago se le contraía… como no terminase pronto esta ridícula prueba acabaría enferma.

Muy bien entonces… ¡eres una asquerosa sangre sucia! – le gritó Ron en medio del comedor. Todas las mesas se quedaron contemplando la escena. Hermione, que hasta el momento se estaba sirviendo zumo en un vaso, le miró incrédula mientras el líquido rebosaba y manchaba toda la mesa. Harry parecía a punto de levantarse y arrearle un puñetazo a su mejor amigo por lo que había dicho y el resto de la mesa parecía a punto de ayudar al moreno – Prefiero que te encapriches conmigo que con ese gusano

Ronald… - las lágrimas le escocían. No quería llorar por lo que le había llamado su amigo si no porque no había sido Harry el que se había levantado y gritado eso – eres muy amable pero no voy a cambiar de opinión… parece que es el único chico interesado en mí y creo que me merezco intentarlo ¿vale? – se levantó del banco para huir lo antes posible de ahí.

¿Qué es el único que está interesado en ella? – murmuró el pelirrojo – Harry ¿por qué no has dicho nada? – le reclamó.

Ya te lo he dicho… si él le gusta…

Sí claro… a Hermione le gusta Draco y a mí me gustas tú – parecía totalmente exasperado - ¿a qué demonios estás esperando? – se levantó y se marchó del comedor no sin antes haber recogido un bollo para el camino.

Es cierto… ¿a qué estoy esperando? – inspiró profundamente y se levantó del banco dispuesto a encontrar a su "amiga".

¡Por Merlín! A este paso no voy a conseguir nada de nada – estaba en el puente intentando pensar con tranquilidad – lo que no entiendo es porqué ahora Draco está tan… amable por decirlo de alguna forma – comenzó a caminar – seguro que es una trampa o alguna apuesta… da igual, lo utilizaré y después me encargaré de él… eso ha sonado fatal… ¡Argggg! No puedo creer que vaya a utilizar a alguien para darle celos – alzó las manos al cielo intentando pensar con claridad – Me estoy volviendo loca ¡pero es que sólo me queda un día! Mejor dicho – miró al reloj de la torre – me quedan catorce horas…

Así que estás aquí… - Draco se acercaba lentamente hasta la castaña – me preocupé cuando saliste así del comedor. Nunca pensé que el pobretón te dijese algo semejante…

Sí, para eso estás tú ¿verdad? – le sonrió irónicamente.

Pero Granger… ¿cómo puedes pensar eso de mí? – puso cara de perrito degollado.

Déjame pensar… ¿puede ser por qué siempre me llamas lo mismo y me has hecho la vida imposible durante siete años? – alzó las cejas

La gente se confunde… - intentó conciliarse con ella.

Ahora me dirás que era tu padre el que te decía que insultases a cualquiera que no fuese como tú ¿verdad?

Él me inculcó las ideas Granger… - estaba a medio metro de ella.

Fíjate tú… entonces estás perdonado – puso sus brazos en jarras.

Granger, Granger – puso ambos brazos a los lados de su cabeza dejándola contra una pared – me encanta cuando te enfadas conmigo…

Entonces estarás encantado durante toda tu vida – le sonrió desafiante.

Me encantan tus labios… me preguntó qué tal sabrán… - se humedeció los suyos instintivamente.

Pruébalos – le miró fijamente a los ojos.

Hecho – se acercó a ella lentamente.

No es posible – susurró un chico moreno totalmente derrotado. Había llegado justo en el momento que ella, la chica que tanto le gustaba, aceptaba que aquel asqueroso degustase el sabor de sus labios. Estaba tan impresionado que ni siquiera había notado la peligrosidad en el tono que empleó ella. Estaba tan sumido en los pensamientos negativos que tampoco notó cómo ella levantaba disimuladamente la rodilla derecha. Estaba tan enfadado consigo mismo y tan corroído por los celos que no pudo evitar hacer explotar una de las armaduras que "protegían" la entrada al puente. Estaba tan asfixiado por el nuevo descubrimiento que se fue corriendo de allí sin ver el final.

Prepárate Granger… - susurró el rubio. Cuando sus labios estaban a escasos milímetros, la rodilla de la castaña impactó con fuerza en el cuerpo del integrante de la casa de las serpientes.

¿Estás bien Draco? – le preguntó con fingido interés mientras que él se retorcía en el suelo del dolor - ¿sigues encontrándome encantadora?

Eres una asquerosa sangre sucia; te acordarás de esto – le amenazó.

Te diré un secreto – se agachó hasta estar a su misma altura – no me das miedo y ahora… - dio un golpe en sus rodillas con las dos manos para ponerse en pie – supongo que no te importará que me valla ¿no?

¡Vete al infierno! – gritó con rabia.

Los estúpidos primero Malfoy – se alejó despacio - ¡Ah! – se dio la vuelta – siento mucho que no hayas ganado la apuesta…

¿Cómo sabías eso? – preguntó sorprendido desde el suelo.

En realidad no lo sabía pero… era muy extraño que de repente te portaras tan bien conmigo ¿no? Hay que aprender a actuar mejor huroncillo – le sonrió para perderse por los pasillos – Nada me sale bien – se sentó derrotada en el sillón más cercano a la chimenea.

¿Cómo es que no estás con tu amiguito? – Hermione dio un salto al ver a sus dos amigos jugando medio escondidos al ajedrez.

Casi me matáis del susto – se llevó una mano al pecho - ¿De qué amigo hablas Ron?

Pues del estúpido hurón ¿de quién va a ser? – respondió fastidiado.

Esto… pues no salió bien – se encogió de hombros mirando a las escaleras. Lo que no vio fue cómo Harry sonreía – Tengo que subir a la habitación a terminar el discurso de mañana… nos vemos en la cena ¿vale?

Vale – dijeron los dos a coro.

Ahora me concentraré en el discurso de despedida y después intentaré pensar en algo para poder pasar la estúpida prueba de las narices – sacó un pergamino y la pluma - ¡Listo! – ya eran las diez de la noche y tenía que bajar a cenar – Me quedan dos horas… estoy perdida – susurró derrotada – Hola chicos – se encontró a sus dos amigos en la sala común – ¿vamos a cenar?

¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan triste? – le preguntó preocupado Harry.

Porque mañana es el último día que estaremos en el colegio y seguro que lo echaré de menos – mintió al menos en una parte.

Por lo menos nosotros tres seguiremos juntos – sonrió Ron - ¡y ahora a degustar la cena!

Ya son casi las doce de la noche… será mejor que me vaya a descansar para mañana – sonrió Ginny mientras se desperezaba – Hasta mañana chicos – sonrió a Harry y a su hermano – Hermione… ¿puedo preguntarte una cosa?

¿Eh? – estaba tan resignada que ya no se daba cuenta ni siquiera de dónde estaba – Claro… - susurró y dejó que la pelirroja la llevase a una esquina apartada de sus dos amigos.

¿Lo has conseguido al final? – preguntó esperanzada.

No – respondió tristemente.

¿Cómo que no? ¿Ni cuando fuimos al pueblo? – ella negó con la cabeza - ¿Cuándo te cambiaste de imagen? – volvió a negar - ¿cuándo jugaste con nosotros al Quidditch? – negó por tercera vez - ¿Cómo es posible?

Lo que pasa es que yo no le gusto a Harry – ahora que lo había dicho de palabra se sentía aún peor.

¿Y eso qué tiene que ver? – preguntó totalmente desorientada la pelirroja.

Hombre… digo yo que para que un chico me bese tendré que gustarle aunque sea un poquito ¿no?

¿Qué? – a Ginny casi le da un ataque de risa.

¿De qué te ríes eh? – preguntó totalmente ofendida.

Creo que entendiste mal lo que te dije Hermione – siguió cuando pudo dejar de reírse.

¿Qué lo entendí mal? ¿a qué te refieres?

Muy sencillo. Verás… yo te dije que tenías que salir con Harry sí… pero no dije que tenías que salir SÓLO con él. Es decir, que podías haber salido con todo el colegio en una excursión y hubieses salido con él ¿entiendes?

Creo que sí – se hubiese pegado una bofetada por tonta si no le hubiese asaltado otra pregunta - ¿y el beso?

Eso también lo entendiste mal… Nunca dije que tendría que ser un beso romántico… bastaba con el beso de buenas noches que te da en la mejilla – sonrió.

A ver si me aclaro… ¿me estás diciendo que bastaba con salir con Ron y Harry como siempre y dejar que el me diese un beso en la mejilla de buenas noches como casi todos los días?

Exactamente ¿no ha pasado eso?

¡No! – gritó recordando todo lo que había hecho en los días anteriores. Ella se había despedido de él con un beso en la mejilla pero no dejó que él hiciese lo mismo – mierda… - masculló - ¿qué hora es? – preguntó esperanzada.

Son menos cinco… ¡aún te da tiempo!

¿Vale que me acompañe al puente?

Sí, claro – sonrió - ¡suerte! – subió las escaleras.

¡Harry! – del grito su amigo moreno casi se cae de la silla.

¿Qué pasa?

¡Ven conmigo! – sin dejarle tiempo a reaccionar le cogió del brazo y se lo llevó a rastras hasta el puente - ¿qué hora es? – preguntó entre jadeos por la carrera.

Falta un minuto para las doce ¿qué pasa?

¡Buenas noches! – se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla.

Buenas noches – la miró como si estuviese totalmente loca.

¡He dicho buenas noches Harry! – se volvió a poner de puntillas y volvió a besarle.

Buenas noches Hermione – seguía sin saber qué es lo que quería su amiga.

¡Pero bueno! – puso sus brazos en jarra - ¡Buenas noches Harry! – repitió despacio, se levantó y suavemente le besó en la mejilla.

Buenas noches Hermione – tartamudeó nervioso - ¿te pasa algo?

¡Argggg! ¡tienes que darme un beso en la mejilla Harry! ¡cómo siempre que te despides! – parecía a punto de saltarle al cuello.

Vale, vale – levantó sus manos en señal de rendición – Buenas noches Hermione – se agachó y depositó un suave beso en la mejilla de la castaña. Se desvió lentamente a su cuello cuando ella dio un pequeño bote.

¿Qué hora es?

Las doce

¿Exactas? – preguntó esperanzada.

Pues no… son las doce y tres minutos – respondió desconcertado

¿Y tres minutos? – por tres cochinos minutos no lo había conseguido… mañana tendría que contárselo a todo el mundo – Entiendo – se marchó con la cabeza gacha a su habitación.

¿Qué le pasará? – susurró Harry mientras con su mano rozaba el lugar en el que su amiga había depositado aquellos besos y sonreía tontamente.

Será posible… - se derrumbó en su cama – mañana tendré que contarle a todo el mundo mi secreto… - hundió la cara en la almohada.