-Mocoso ¿Puedes oírme verdad?- la sonrisa diabolica brilló en la oscuridad. Naruto sintió un sudor frió recorrerle la espalda, pero no vacilo.

-¿Qué quieres estúpido zorro?- La sonrisa del kyubi no disminuyó, de hecho se volvió más amplia y aterradora.

-Crees que te has vuelto más fuerte ¿verdad?.. Jajaja…No te das cuenta que todo me lo debes a mí, solo a mí…

-¿Qué mierda quieres?- Dijo aparentado que se le acababa la paciencia, cuando lo que en realidad sentía era una mezcla de temor y aprensión. Debía acabar esa conversación cuanto antes.

-jajaja.- la risa del demonio retumbó macabra en la oscuridad.- Tienes agallas, eso me gusta.- Acercó su rostro a las rejas de su prisión disminuyendo la distancia con su portador.- El tiempo pasa lento cuando estas encerrado. El aburrimiento, veras, me pone un poco tenso, y eso me vuelve un poco mas agresivo de lo normal.

-¿De que estas hablando?- Contesto Naruto desafiante. El Kyubi sacó sus fauces por entremedio de los barrotes, haciendo que Naruto estuviera lo suficientemente cerca para oler su aliento.

-De que si sabes cuanto vas ha poder mantenerme encerrado en tu débil cuerpecito, pedazo de humano.

-De que estas hablando zorro de mierda. El Cuarto Hokage te venció y te encerró con un sello irrompible, súper poderoso, convirtiéndose así en el mejor ninja que ha existido. Y tú estas encerrado por toda tu puta existencia te guste o no.

-Realmente crees que unos simples garabatos van a poder contenerme. No tienes ni la más remota idea del alcance de mi poder.- Naruto miro de reojo el simple pedazo de pergamino que decía sello pegado sobre las rejas. Seguía en el mismo sitio donde recordaba que debía estar, solo que parecía mas amarillo, mas desgastado y mas débil de lo que recordaba, eso le hizo sentir un escalofrió ¿Y si realmente el sello estaba cediendo ante el poder del kyubi?

-¿Y que piensas hacer? ¿Matarme? Sabes perfectamente que si caigo tú te vas conmigo baka kitsune.

-Es cierto humano, realmente no me conviene que te mueras. Así que no me ha quedado otra opción que ayudarte. Pero, sin querer, parece mi chakra y tu cuerpo están desarrollando una relación especial…

-No lo entiendo.

-No me digas que eres tan tonto para no darte cuenta.

El portador aparto la mirada del demonio que llevaba en su interior. Sabía a que se refería, cada vez usaba más poder del kyubi para pelear, y este poder dañaba su cuerpo, por lo que su organismo extraía más chakra del demonio para sanar las heridas rápidamente. Se estaba volviendo dependiente de ese chakra infinito. Pero esa relación de retroalimentación de su cuerpo y el chakra del zorro no era en realidad lo que más lo preocupaba. Era que estaba perdiendo el control. De su cuerpo y de su mente. Entre más poder obtenía, más la ira lo embargaba y las ganas de devastarlo todo. Era algo útil contra un enemigo, pero ¿Y si había alguien querido cerca? no podía asegurar reconocerlo a tiempo antes de acabar con él.

Miro la sonrisa cínica del demonio. Necesitaba de toda su ayuda para poder rescatar a Sasuke de las sucias garras de Orochimaru. Pero si lograba hacerlo no estaba muy seguro de lo que sucedería a continuación, si perdía el control… quizás…

Hecho un vistazo nuevamente al sello, este realmente estaba tan amarillento y desgastado como le había parecido, realmente estaba más viejo que la ultima vez que lo había visto.

-Si esta es alguna patraña tuya para que no me des de tu chakra pues te vas a la mierda. Es la renta por vivir en mi cuerpo. Y si piensas que puedes escaparte del último sello hecho por el cuarto, eres un imbecil. Por algo era el mejor ninja que ha existido en toda la historia.

-¿En serio? Realmente tú sabes nada de él y nuestro encuentro.

-Lo único que necesito saber es que tu estas encerrado por él en mi cuerpo.

-Hay muchas cosas que no sabes mocoso.

-Ándate a la mierda.- Y diciendo esto Naruto se alejo de las rejas buscando desesperadamente la conciencia.-De saber que por espiar en esos baños iba a terminar inconciente hablando con el zorro me habría puesto un casco o algo.- pensó, mientras que la oscuridad poco a poco se volvía luz y la cara de Jiraiya se dibujaba contra el cielo.

-¿estas bien?- le pregunto el viejo.

-Mas o menos.

-Bueno creo que no podremos volver a ese pueblo en algún tiempo.- Dijo el sannin y se interno junto con el rubio en la tenue oscuridad de la noche, solo iluminados por la suave luz de la luna.