EL NIÑO, LA ADOLESCENTE, Y EL VIEJO

Estaba aquí, junto a mis instintos, ese sabor a sangre, el placer que mata el alma, tu carne desgarrada, tú, mi amor incierto. Ese lugar donde jamás podrían entrar mis pecados, tu cuerpo.

Era una joven linda, de cabellos largos y claros, con un cuerpo adecuado para sus cortos quince años y un par de ojos enamorados. Esa era ella, Wendy Darling, la hija mayor de la familia y también la única mujer a parte de su madre. Ella era aún la niña que alguna vez viajó a "Never Land".

Todo aquel mundo aun seguía siendo parte de ella (y de sus hermanos claro está). Por eso, a veces en las noches de Luna menguante, escribía cartas pequeñas que dejaba en el marco de la ventana, algunas veces con historias y otras con simples hecho como lo que había hecho durante el día. Lo importante era que a la mañana siguiente las cartas ya no estaban, ella dudaba de que Peter supiera leer, pero le alegraba de sobre manera que por lo menos se las llevara.

Una fría mañana de invierno se dirigió hacia la ventana, y cual fue su sorpresa al encontrar un trozo de hoja doblada en cuatro. Ella no dudó y tomó la carta rápidamente (como si el viento se que quisiera quitar), sintiendo como el corazón le brincaba. Luego la llevó hacia el escritorio y se dispuso a leerla.

"Para mi estimada señorita Wendy Darling" Fueron las primeras palabras que leyó con suma extrañeza … ¿Desde cuando Peter la saludaría así? Y esa caligrafía tan limpia y perfecta ¿Podría ser de un niño que hace mucho tiempo no va a la escuela?.

"Lamento de sobre manera haber espiado su correspondencia (En verdad no), pero e ahí el riesgo de no ponerle destinatario al sobre ¿No cree?. En fin, no tengo porqué darle explicaciones, aunque me imagino que en este minuto la deben de asaltar millones de preguntas, que responderé conforme avance la carta (o eso supongo). Aún así le informo que me alegra saber que está bien y aún se acuerda de nosotros, para quienes sería una alegría que aceptara aquella propuesta realizada años atrás mi querida Gill manos de masa.

Atentamente suyo
Capitán Garfio"

Y de repente sintió como un balde de agua fría le caía en la cabeza. ¿Garfio estaba vivo y le había escrito una nota ofreciéndole un puesto en su barco? … Podría ser una trampa, pero poco le importaba a nuestra adolescente que siempre se dejaba llevar por sus emociones. Y es que habían muchos pro y pocos contra, por el hecho de ver a su héroe sería capaz de abandonar a toda su vida "normal" y hasta olvidar a su familia …

A esas alturas de la vida Wendy ya tenía su propia habitación. Al cumplir los trece mudaron a sus hermanos (Si, también los niños perdidos) al cuarto de al lado, dejándola a ella sola en la actual. Por lo mismo no era de extrañarse que su familia no se enterara de aquellas noches en vela escribiendo, o de sus intentos de actuación frente a un público imaginario. Esa noche nos hería la excepción tampoco.

Y finalmente cayó la noche sobre la ciudad. Wendy se sentó en el escritorio y se dispuso a escribir una respuesta para el pirata, pero con suerte alcanzó a tomar un papel cuando sintió las ventanas abrirse de par en par. Miró en esa dirección y se encontró con un hombre con un pie en el piso del cuarto y el otro en el borde de la ventana, de ojos tan fríos como el hielo, cabellos oscuros y encima de estos un sombrero rojo que se sacó al momento de hacerle una reverencia. Claro, era Garfio.

"Señorita Darling ¿Ya pensó en mi propuesta?" Dijo tendiéndole la mano y sonriéndole de una manera extraña. Ella asintió nerviosa y se acercó a el "Sí, pero primero quiero saber por que estas vivo" dijo aceptando su mano, la cual el besó con sumo cuidado (¿Quién dice que los piratas son mal educados? xD).

"El veneno es un arma poderosa, mi estimada Gill, nunca lo olvide"

Garfio la ayudó a subir en el barco, y antes de subir el tiró un sobre que decía: Para mis padres. El barco seguía siendo igual a como lo recordaba, tal vez estaba un poco más limpio, pero eso no era de lo más importante. Los piratas eran los mismos, la única diferencia era la forma en que la miraban, aunque dejaron de hacerlo en el mismísimo momento en que a Garfio le cambió el color de ojos.

Durante la vuelta Wendy les contó una nueva historia, mientras sentía como el corazón le estallaba de emoción. Pero sin saber que unos ojos la miraban con deseo desde una de las esquinas del barco …

Continuará …