Cazadores

Advertencia – Yaoi (relación chico–chico), Lemon.

Nota: Aproximadamente calcúlenles unos 20 años.

Petición: En caso de que usted, lector, encuentre ofensivo el contenido de esta historia, Hágamelo saber, y cambiaré su Rating; así como tomaré acciones correctivas. Gracias por su comprensión.

ζ Cazadores ζ Cazadores ζ Cazadores ζ Cazadores ζ Cazadores ζ Cazadores ζ

Capitulo 1 – Caza Recompensas

Corría, nunca había sentido el temor que sintió en ese momento. Era como si lo estuvieran observando, asechando, juraría que vio un par de ojos plateados observándolo, ojos que reflejaban la luna. Cuando los vio un escalofrío recorrió su cuerpo, sentía que no tenía armas para defenderse, decidió correr, buscar un techo que lo pudiera cubrir del manto de la noche, y a lo lejos la divisó, una pequeña iglesia, se veía su campanario a lo alto, si llegaba ahí estaría a salvo, solo buscaba refugiarse una noche, buscar las armas adecuadas, y salir a cazar a ese demonio que lo asechaba.

No iba a esperar a que el demonio lo atacase primero, no era tan tonto, y no es que le tuviera miedo, él no le temía a nada, pero sabía cuando era mejor retroceder, y cuando era mejor atacar, y este no era el momento de enfrentarse a nada.

Empezaba a creer que había sido una mala idea escapar de casa, nunca debió abandonar esa jaula de oro, tal vez no era amado, pero tenía protección, techo, comida y agua, lo necesario, pero, de que te sirve tenerlo todo si te falta lo que toda persona anhela, tu libertad.

Buscaba aventuras, buscaba ser libre, buscaba vivir como una persona normal, estaba entrenado y pensó que podría usar las tantas habilidades que había aprendido bajo la tutela de su abuelo, se convirtió en un caza recompensas, había logrado sobrevivir haciendo trabajos a veces sucios, a veces extraños, pero este último trabajo se estaba volviendo un sufrimiento, tenía que buscar, destruir y llevar las cabezas de esos demonios, pero ¿Cómo sabe la gente que son demonios? Si nunca nadie ha visto nada.

Creen que son demonios solo porque la gente desaparece y después aparecen sus cuerpos, podría ser cualquier animal, incluso un homicida sicótico ¿Por qué lo primero que se imaginan son demonios?

Lo peor de todo, es que después de ver esos ojos, a lo alto de un árbol, esa mirada, esa sombra, empezaba a creer en los demonios. En ese momento cuando lo vio, supo que ni su katana, ballesta o kusarigama (1) eran las armas adecuadas para ese ser.

Así que corrió tenía a la vista esa pequeña iglesia, pero aún así estaba alejada. Un estruendo se escuchó en el bosque, haciendo la tierra vibrar, gritar, se detuvo en seco, a unos metros de él un árbol envuelto en llamas caía, presa de un muy luminoso relámpago que cayó del cielo, iluminando todo a su alrededor por unos segundos.

– Eso estuvo cerca – murmuró, viendo como el árbol ardía en el pasto, probablemente ese había sido el primer trueno de una muy buena tormenta.

Y justo como se lo imaginó, minutos después la lluvia caía, apenas podía mantener los ojos abiertos, de tan agresivas que eran las gotas con sus ojos, pero no podía detenerse ahora, solo tenía que llegar a esa iglesia, ya no faltaba mucho, solo unos cuantos metros más.

Caían más relámpagos, dejando en absoluto silencio el bosque, atacándolo con su escandaloso grito, asustando a todo ser vivo que anduviese por ahí.

"¿Seres vivos?" – pensó, dándose cuenta de algo. Volvió a detener su andar, observando sus alrededores, los cuales eran humedecidos con un mar de gotas cayendo del cielo – "Desde que entré a este bosque no he visto ni siquiera UN animal……no puede haber bosques sin animales ¿cierto?"– se preguntaba, un bosque sin vida ¿Y se tenía que dar cuenta de ello ya que estaba muy adentrado en el bosque? Ya no había manera de volver atrás, además si querría seguir viviendo en la libertad, necesitaba el dinero de la recompensa.

Decidido, volvió a correr, minutos después, llegó a la pequeña iglesia.

"Si no hay animales, ni seres vivos en los alrededores, entonces no habrá nadie en la iglesia" – pensó, pero por seguridad tocaba las grandes puertas, la desesperación lo carcomía, nunca se había sentido tan indefenso, no podía creer que esos ojos plateados lo hubieran alterado tanto, se sintió tan débil cuando lo vio…

Volvió a tocar, estaba a punto de intentar derribar la puerta cuando escuchó ruidos de adentro. Se quedó quieto, esperando a que abrieran la puerta, estaba alerta, apuntando con su ballesta, no se podía arriesgar a que fuera otro de esos demonios, no se podía volver a distraer.

La puerta se abrió lentamente y unos ojos azules brillantes lo recibieron.

– Buenas noches – susurró la persona que abrió la puerta, guardó silencio y bajó la ballesta, observando esos ojos azules brillar, nunca había visto algo similar, eran increíbles esos ojos, tan fríos, azul ártico. En sus manos cargaba un apequeña vela, no alumbraba mucho, así que no podía ver el resto de sus facciones, solo esos hermosos ojos. Y esa voz con la que lo saludo era hermosa…

El joven de ojos azules movió su mano frente a él, haciéndolo despertar de su ensoñación, sacudió un poco la cabeza y también saludó.

– Buenas...Buenas Noches – dijo, no tartamudeó por nerviosismo, sino por frío, estaba helado, estaba mojado.

– Te vas a enfermar con esas ropas, adelante – lo invitó a pasar el ojiazul, guiándolo aun con la pequeña vela, iluminando apenas el camino que recorrieron. Llegaron a una pequeña habitación en el segundo piso.

– Puedes descansar aquí viajero, hay ropas secas en ese armario, le recomiendo un baño de agua caliente para evitar que se enferme, imagino que está cansado y con frío, así que me retiro, nos vemos en la mañana, buenas noches – le dijo el ojiazul dando media vuelta y caminando hacia la puerta para salir.

El viajero lo detuvo, tomándolo de la mano, sorprendido el ojiazul se dio la vuelta.

– Así de fácil me aceptas ¿No te da miedo que sea un asesino? No preguntaste nada ¿Me das ropa, y un lugar donde dormir, sin importar quien sea? – preguntó confundido.

– Este lugar fue construido para darle cobijo a los viajeros, y eso es lo que estoy haciendo – explicó el ojiazul.

– ¿Quién eres? – preguntó curioso, aún cautivado por esos ojos árticos.

– soy el Sacerdote Yuriy, lo que desees solo dímelo – ofreció gustoso el religioso.

– ehh…gracias…creo…..yo soy Kai – dijo confundido el viajero, aun tenía la curiosidad de saber más de ese chico, no parecía ser mayor que él, pero aun no lo podía distinguir bien por la oscuridad.

Otro relámpago cruzó el cielo, dando unos segundos de luz, en los cuales Kai pudo apreciar que el otro joven tenía un increíble cabello rojizo. Llamándole más la atención, y despertando aún más su curiosidad.

– Mucho gusto – dijo Yuriy – te dejo para que descanses – se despidió y salió de la habitación.

"¿Por qué me interesó saber quien era? Creo que……necesito un buen baño" – pensó Kai, tomando algunas ropas del armario, para dirigirse al baño.

Entrando al pequeño baño se observo en el espejo, su cabello azul caía pesadamente debido al agua, se mezclaba con la parte más oscura de su cabello, dándole un azul más fuerte. Tenía una bufanda blanca, la cual estaba algo sucia, y pesaba debido a la humedad, sus pantalones azules se pegaban a las piernas, dejando nada a la imaginación, se le delineaba perfectamente cada curva, cada músculo, sus muslos. En el caso de su pecho, el chaleco lo cubría, ya que su playera estaba igual de mojada y pegada a su piel, de cierta forma se sentía desnudo, pues se le pegaba tanto su ropa, que parecía piel. Pero no le dio importancia.

Con dificultad pudo remover sus ropas y las acomodó extendidas esperaba que al día siguiente estuvieran secas para volvérselas a poner.

Era increíble como una pequeña iglesia a mitad de bosque contara con aguas tan deliciosamente tibias, disfrutó mucho su baño, después de eso, se puso un pantalón que había encontrado y se dirigió a la cama.

Se acostó sobre ella, mirando el techo, recordando esos ojos plateados, nunca había visto a alguien con ojos plateados, y la luna no se reflejaba de esa manera en los ojos ¿verdad? O era posible…… No, no podía ser.

Después estaban esos ojos árticos – "Yuriy" – si, ese era su nombre, fácil de pronunciar.

– Yuriy – susurró, le gustaba como se escuchaba ese nombre en sus labios – "¿Como se escuchara mi nombre en los labios de, Yuriy?" – pensó, sonrió, no podía creer sus pensamientos, estaba pensando en tonterías, pero… Esos ojos, con el cabello rojizo, su piel blanca, probablemente era la piel más sedosa de todas, sus labios, bien delineados, esas facciones que no pudo distinguir bien, pero que apostaba a que eran delicadas. Su esbelta figura… – "Que rayos estoy pensando… ya duérmete Hiwatari" – se regañó a si mismo. Cerró los ojos, pero no se podía dormir.

Así duró un rato hasta, la noche seguía su curso, todo estaba oscuro, a veces relámpagos lo iluminaban todo, se levantó y cerró las cortinas de la ventana, esas luces llegaba a ser tan molestas…

Se volvió a recostar en su cama… – "¿Dónde dormirá el Sacerdote?" – se preguntó, de nuevo pensando en Yuriy.

– ¿En que piensas? – una voz interrumpió sus pensamientos, levantó un poco el rostro para ver de nuevo a ese sujeto, a Yuriy, parado a los pies de la cama, observándolo, con un rostro que mostraba algo que no pudo identificar…

Era extraño, se preguntaba porque anteriormente no lo había podido ver bien, y ahora que estaba todo en suma oscuridad lo veía perfectamente.

Era más hermoso de lo que se imaginó, su cabello era de un color rojo fuego, rojo pasión, su nariz perfecta, delicada, su rostro el de un ángel, tenía un atuendo negro, que lo cubría por completo, el traje tenía cuello de tortuga, por lo que no pudo admirar su cuello. En el cuello del atuendo había dos cinturones rojos de hebilla dorada, se veía encantador, se veía irresistible.

¿En realidad era un Sacerdote?... ¿De esos con votos de castidad? Lo dudaba, ya que ese sujeto estaba subiéndose a la cama, gateando hacía él, de forma gatunamente sensual, se veía irresistible, se acomodó sobre Kai, manteniendo su peso en sus manos y rodillas, acercando su cara al rostro de Kai, causando que sus alientos chocaran, descontrolando increíblemente su respiración.

Levantó su rostro para atrapar esos labios que lo invitaban a probarlos. Sabían delicioso, sabían a pecado, sabían a algo que nunca antes había probado. Y había probado demasiadas bocas, demasiados cuerpos, tanto de hombres como mujeres, pero algo le decía que ese sujeto iba a ser diferente.

Sin meditarlo más, levantó sus brazos para tocar a esa persona que se vino a ofrecer a si misma. Acarició su cintura por arriba de su traje, para después rodearla y jalar al hermoso joven hacia él. Ambos pechos hicieron contacto, pero le molestaba la maldita tela del traje del pelirrojo, pues estorbaba con todo lo que tenía pensado hacerle.

Metió la otra mano bajo la túnica del religioso, buscando hacer contacto con su piel, sintió como bajo la túnica tenía un pantalón negro, pero mas arriba, no tenía otra playera, lo que le dio la libertad de recorrer con su mano ese pecho. Poco a poco le fue removiendo la túnica negra.

Lo alejó un poco para observarlo. Lo tenía hincado sobre él, solo con un pantalón negro cubriendo su cuerpo, jadeando un poco. Tenía un pecho increíble, músculos bien marcados, nunca se lo habría imaginado. Era un pecho perfecto, mejor que cualquier otro que haya podido acariciar o probar.

Con un movimiento ágil y experto, tomó al pelirrojo, lo jaló y se giró, dejando al religioso bajo su cuerpo, recostado en la cama. Se notaba un poco sorprendido por el movimiento, probablemente no se lo esperaba, pero no le molestó. Kai estaba entre sus piernas, seguía observándolo, era hermoso.

El peliazul bajó su cabeza para envolver uno de los pezones de su nueva presa. Lamiéndolos lentamente, causando hermosos suspiros salir de la boca del ojiazul, quien cerró los ojos y los apretó, disfrutando de las caricias que le regalaba la boca del viajero.

Succionaba esos tiernos y rozados botones, disfrutando tanto de ese cuerpo pecaminoso, como de esos lindos sonidos que emitía. Su mano derecha se encargaba de recorrer el resto de ese blanco pecho, y su mano izquierda se dirigía sin pudor a los pantalones negros.

Frotó sobre los pantalones negros, sintiendo la gran excitación del Sacerdote haciéndolo gemir más fuerte.

Pero entonces Kai reaccionó. Sin dejar de acariciar esa deliciosa piel, levantó su rostro para ponerlo frente a Yuriy y por primera vez en su encuentro habló. Con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

– ¿Qué hace aquí Padre? – pregunto.

– Ya te dije, lo que desees solo dímelo – respondió el pelirrojo.

– Te deseo – dijo Kai volviendo a atrapar esos labios entre los suyos, en un beso mas salvaje, mas apasionado. El beso se rompió y Kai dirigió su boca a ese tierno cuello que lo llamaba, lo lamió, mordió y succionó, disfrutándolo lo mayor posible.

– Pues aquí me tienes – le dijo el ojiazul entre jadeos, removiendo la mano de Kai de su erección para después levantar sus caderas, y causar fricción entre los pantalones de ambos, haciendo gemir irremediablemente a Kai.

Kai alejó su rostro de ese tierno cuello, para lanzar su cabeza hacía atrás y seguir gimiendo, disfrutando de lo que le hacía el hermoso cuerpo del Sacerdote. Yuriy aprovechando que el peliazul bajó su guardia, hizo el mismo movimiento que Kai hace unos momentos y volvió a quedar arriba. Solo se escuchó un breve gruñido de protesta. Pero no le hizo caso, rápidamente el pelirrojo dirigió sus manos al pantalón del viajero, abriéndolo.

Con cuidado, pero con desesperación removió el pantalón de ese musculoso y apetitoso cuerpo, encontrándose con el gran miembro de Kai. El cual estaba más que despierto y gritando por atención.

Acercó su rostro a la excitación de Kai, haciendo suspirar al de ojos rojizos. Dejó que su aliento chocara con el miembro del peliazul, volviendo loco de desesperación al viajero.

Kai se recargó en sus codos, para poder ver todo lo que el pelirrojo hacía. Yuriy sensualmente sacó su lengua, ante la mirada expectante de Kai, rozando levemente su rosada lengua con el miembro, torturando deliciosamente esos ojos rojizos que lo veían con atención. Ambos cruzaban mirada, para Kai era de los momentos más excitantes, nunca había visto unos ojos tan hermosos, que expresaran frialdad y erotismo al mismo tiempo, y ese ojiazul lo hacía.

Sin perder el contacto visual lamió la cabeza del miembro del viajero presionando con la punta de su lengua, Kai se dejó caer en la cama acomodando su cabeza en la almohada gimiendo fuertemente, pues era una sensación deliciosa, e incomparable.

Con sus manos tomó la cabeza de Yuriy, suplicando de forma muda y agresiva, que envolviera su miembro en esa deliciosa boca. El religioso aun no le iba a dar ese placer, así que separo su cara de la excitación de Kai, masajeándola con sus manos, frotando el dedo gordo en la cabeza, desesperando y enloqueciendo a Kai.

Vaya que el Sacerdote sabía torturar sexualmente a alguien, analizaba Kai, quien pensaba seriamente en vengarse por el trato que le estaban dando.

Rápidamente, volvió a cambiar las posiciones, dejando a un loco pelirrojo abajo, impresionado por el nuevo cambio, pero no dijo nada. Kai decidido a tomar el cuerpo del Padre desabrochó y se deshizo de los pantalones negros.

Masajeó el miembro del ojiazul mientras volvía a tomar posesión de su boca, haciendo gemir al pelirrojo, gemido que se perdió en el beso. Minutos después Kai rompió el beso y separó su mano de la excitación del Sacerdote.

Sin meditarlo más, el peliazul se colocó entre esas delgadas, pero bien formadas piernas. Tomó la pierna izquierda de Yuriy y la colocó sobre su hombro. Con su mano acomodó la punta de su miembro en la entrada del Sacerdote y lenta, pero firmemente empezó a introducirla.

Yuriy tomó fuertemente las sabanas entre sus manos, apretándolas, ya que sentía un gran dolor al ser penetrado tan pronto, pero no se negó, sabía que pronto vendría el placer y lo iba a disfrutar. Cerró y apretó fuertemente sus ojos.

Kai notó el dolor que le estaba causando al pelirrojo, se inclinó un poco, y volvió a atrapar esa boca entre la suya, regalando un beso mas tranquilo, mas delicado, mientras que su mano empezaba a masajear nuevamente ese miembro que lo llamaba. La caricia volvió a hacer gemir a Yuriy, envolviéndolo de nuevo en el placer, olvidándose del dolor al ser invadido sin preparación alguna.

Poco a poco el miembro de Kai entró en el religioso, donde permaneció por unos minutos dando oportunidad a su compañero de acostumbrarse a la invasión. Cuando creyó adecuado comenzó con un lento y rítmico movimiento enloqueciendo completamente al ojiazul, causando que arqueara su espalda, pues inmediatamente Kai había encontrado ese punto especial que mandaba corrientes eléctricas a todo su cuerpo.

Cada minuto las embestidas eran a mayor velocidad, Yuriy levantó su pierna derecha, y con ella rodeó la cintura del viajero, causando que cada envestida llegara más profundo dentro de sus ser, disfrutando de esa loca noche de pasión y placer.

Kai debido a su experiencia decidió cambiar el ritmo de sus movimientos, intercalándolos entre una embestida rápida y una lenta, una hasta lo más profundo posible y otra un poco menos.

Vengándose de esta manera por la tortura recibida anteriormente. El Padre al sentir los movimientos eran tan disparejos sentía placer y frustración al mismo tiempo y lo peor es que parecía saber el porque era torturado en un momento tan salvaje, así que para no darle el placer a Kai de gritar y gemir como deseaba, prefirió morder su labio intentando tragarse la mayor cantidad de gemidos. Pero era imposible, ese sujeto era demasiado bueno en lo que hacía y el momento se acercaba.

– Grita mi nombre – ordenó Kai, queriendo escuchar su nombre salir de esa hermosa boca, queriendo escuchar su nombre en un gemido, queriendo escuchar su nombre en el momento del clímax.

– Ahh Kai – gritó el pelirrojo, no pudiendo negar la orden que le fue dada. Para Kai ese fue el sonido más encantador y enloquecedor que había escuchado, haciéndolo perder el control, y embistiendo lo más rápido y profundo posible.

– KAI – volvió a decir el pelirrojo, se acercaba al final, e iba a ser el más delicioso final que algunas ves experimentó.

– ahh siiii……. Yuriy – gimió Kai no aguantando más y dio una última y profunda embestida derramándose dentro del religioso. Su clímax fue tan fuerte que causó el mismo efecto en el ojiazul, quien bajó su pierna izquierda del hombro de Kai y lo rodeó en la cintura como lo había hecho con su otra pierna, abrazándolo con fuerza, tanto de piernas y brazos, apretando los ojos lo más fuerte posible, gritando.

Kai se recostó sobre Yuriy, quedando ahí unos momentos mientras recuperaba en aliento, los fuertes brazos del Padre lo rodeaban en un apasionado abrazo, ambos jadeantes y llenos de sudor se recuperaban. Había sido una noche muy loca para Kai, pues nunca se imaginó que en una de sus misiones, a mitad del bosque tendría sexo con un ardiente y religioso pelirrojo. Sin mencionar que había sido delicioso y perfecto el contacto, mejor que algún otro que haya tenido.

Cuando tenía el control de sus respiraciones se levantó para ver de frente a ese hermoso sujeto, y con delicadeza salió de su cuerpo, causando un jadeo más por parte del ojiazul. Se recostó a un lado de él y siguió admirándolo, era simplemente hermoso, su cuerpo perfecto, su mirada imponente, absolutamente capaz de enloquecer a cualquier hombre o mujer que se le atravesara.

Lo vio mover su boca, como si estuviera diciendo algo, pero ningún sonido salió de él. Se extrañó mucho.

– ¿mmm? – preguntó, no entendiendo que sucedía

– Que tienes que despertar – repitió el pelirrojo

De pronto se sentó en la cama, estaba solo, tenía el pantalón que se había puesto la noche anterior, volteó a la ventana donde entraba la hermosa luz del día –"Recuerdo que anoche cerré la cortina de esa ventana" – pensó al notar la cortina abierta. Volteó a un lado de la cama y notó que no había nadie, no estaba el pelirrojo – "¿Fue un sueño?" – pensó alarmado, volteó a ver sus pantalones y se dio cuenta de que su sueño le había causado un pequeño accidente, ya que lo tenía mojado.

– ohh genial, tengo sueños húmedos con un religioso – dijo sarcástica e irónicamente mientras se dejaba caer de nuevo en la cama – "Pero fue el sueño mas delicioso que he tenido, Yuriy juro que haré realidad ese sueño" – pensó satisfactoriamente mientras se dirigía al baño para volverse a bañar, ya que el sueño había sido demasiado real y había tenido consecuencias.

– Esta misión va a ser interesante – fue lo ultimo que se escuchó decir antes de entrar en el baño y cerrar la puerta…

ζ Cazadores ζ Cazadores ζ Continuará… ζ Cazadores ζ Cazadores ζ

www.beybladeyaoi.es.mn

Para la palabra rara:

(1) El Kusarigama es un arma formada por un kama (hoz) y una larga cadena (Kusari) terminada con un peso metálico que nos ayuda a envolver las extremidades y/o las armas del adversario. En pocas palabras una pequeña hoz amarrada a una cadena, la hoz es lanzada, y la puedes hacer regresar jalando la cadena y volver a tomar la hoz en tus manos.