Cazadores

Advertencia – Shounen–ai (Amor entre chicos).

Capítulo dedicado a Cloy Ivanov Black y a ayanai, espero les guste

Petición: En caso de que usted, lector, encuentre ofensivo el contenido de esta historia, Hágamelo saber, y cambiaré su Rating; así como tomaré acciones correctivas. Gracias por su comprensión.

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Capitulo 2 – Tala

De pronto se sentó en la cama, estaba solo, tenía el pantalón que se había puesto la noche anterior, volteó a la ventana donde entraba la hermosa luz del día –"Recuerdo que anoche cerré la cortina de esa ventana" – pensó al notarla abierta. Volteó a un lado de la cama y notó que no había nadie, no estaba el pelirrojo – "¿Fue un sueño?" – pensó alarmado, volteó a ver sus pantalones y se dio cuenta de que su sueño le había causado un pequeño accidente, ya que lo tenía mojado.

– ohh genial, tengo sueños húmedos con un religioso – dijo sarcástica e irónicamente mientras se dejaba caer de nuevo en la cama – "Pero fue el sueño mas delicioso que he tenido, Yuriy juro que haré realidad ese sueño" – pensó satisfactoriamente mientras se dirigía al baño para volverse a bañar, ya que el sueño había sido demasiado real y había tenido consecuencias.

– Esta misión va a ser interesante – fue lo ultimo que se escuchó decir antes de entrar en el baño y cerrar la puerta.

Removió el pantalón mojado y lo lanzó al piso. Movió la pequeña tapa de madera para dejar correr el agua, y llenar la caja donde se bañaba con ella. Cuando se hubo llenado, volvió a tapar la salida de agua, y entro en ella.

"¿Cómo demonios mantienen cálida el agua?" – se preguntaba, además era muy ingeniosa la forma en la cual hacía llegar el agua al baño.

Después de su segundo baño, lavó el pantalón que había ensuciado, y se puso su ropa del día anterior, la cual, ya estaba seca. Y gracias a que las enjuagó la noche anterior, se encontraban también limpias.

Limpio, y bastante conforme por como se veía, salió de la habitación que le habían prestado, para investigar un poco los alrededores. Era temprano, y no tenía mucho tiempo que el sol había salido – "Dormí tan bien, que no me di cuenta de cuando dejó de llover" – pensaba, sintiéndose aun satisfecho con su sueño, y pensando en las mil y una formas que utilizaría para hacerlo realidad y no poner en riesgo su misión.

Bajó al primer piso de la iglesia, y caminó a la nave (Es el centro de la iglesia, donde se hacen las misas) Todo normal, como cualquier otra iglesia –"Pero aun así ¿Qué demonios hace una iglesia a mitad del bosque? Nadie ha de venir por aquí" – analizaba.

Continuó su camino, hasta que se encontró con el joven de su sueño. Ahí estaba el sacerdote, hincado frente a una gran cruz de madera, con los ojos cerrados y otra hermosa cruz entre sus manos. El rosario se notaba que era de oro y la cadena era delgada y un hermoso tono dorado. La cual estaba enredada entre los blancos y delicados dedos del pelirrojo.

Al parecer el joven se encontraba rezando, pues no hacía ningún movimiento, tampoco parecía haber notado la presencia de Kai en el lugar, él cual aprovechando la distracción del pelirrojo, decidió observarlo. Caminó a una de las bancas de la mitad de la nave, y tomó asiento, esperando a que el religioso terminara su oración.

"Te podría usar en esa posición para otras cosas" – pensaba pervertidamente el caza recompensas – "También podría hacer cosas que provocarían que te tuvieras que lavar la boca con agua bendita" – se lamió los labios pervertidamente, permaneciendo silencioso y disfrutando de la vista que tenía con ese sujeto hincado.

De pronto, una hermosa voz lo sacó de sus pensamientos. El sacerdote, sin moverse, abrir los ojos, y sin girar su rostro habló.

– Tyson, sal de ahí – ordenó el ojiazul. Kai se dio cuenta que el pelirrojo le hablaba a alguien más, y se sorprendió, pues él no había notado la presencia de nadie que no fuera él en ese lugar – "Probablemente me confundió" – pensó. Pues por más que miró a sus alrededores o intentó agudizar el oído, no había nada fuera de lo normal.

Del confesionario salió un muchacho, hermosa la criatura, de cabello azul como la noche, y ojos débilmente marrones, casi tocando su propio color rojizo.

Abrió mucho los ojos, sorprendido, pues el sacerdote había sido muy ágil al haberse dado cuenta que el joven peliazul había estado ahí escondido.

– Rayos Ta…. – empezó a decir el joven al cual el pelirrojo había llamado como Tyson. Pero se detuvo de pronto y se trago sus palabras, al notar al extraño sentado en las bancas – ehh Yuriy – corrigió, rezando para que nadie se hubiera dado cuenta de su mala elección de palabras ¿Cómo te diste cuenta que estaba ahí? – preguntó, haciendo puchero.

– Max… tú también, sal de ahí – volvió a hablar el sacerdote. Ahora provocando que Kai abriera la boca, sorprendido – "¿Hay otro mocoso escondido del cual no me di cuenta?" – pensaba.

– ¿Qué? Pero…. si no hice ningún ruido – apareció del mismo lugar donde había salido Tyson, otro joven, un hermoso rubio, de ojos azules, y cara de ángel, al cual, pudo identificar como Max.

– Con sus respiraciones es más que suficiente – regaño Yuriy – preparen el desayuno – ordenó.

– Oliver ya lo tiene listo – habló Tyson, poniendo sus manos sobre su nuca, de forma descuidada, sin apartar sus ojos de Kai y caminando hacía él – "Es guapo" – pensaba – "Y su mirada es tan fría como la de Yuriy" – comparaba, después, le regaló una linda sonrisa, la cual sólo causó que el desconocido cerrara sus ojos y ni se inmutara – "Nadie más que Yuriy es capaz de no hacerle caso a mi sonrisa" – se molestó con el visitante.

– Entonces, pongan la mesa, tenemos visitas – mencionó el pelirrojo, abriendo sus ojos, se levantó, y dio la vuelta, para encarar a Tyson, Max y Kai.

– Si, ya vimos – sonrió tiernamente Max – Hola, soy Max, él es Tyson… y creo que ya conoces a Yuriy – dijo felizmente presentando a sus amigos, y compañeros, mientras el sacerdote caminaba para quedar junto a los tres.

– ¿Cómo te llamas? – preguntó Tyson, aun molesto por la indiferencia del viajero.

– Hmmf – fue la respuesta que recibió de Kai, avivando más su molestia por el extraño.

– Dejen de molestar y vayan a cumplir sus labores – ordenó fríamente el sacerdote. Ambos, Tyson y Max, se retiraron con caras tristes… sólo se escuchó 'El sujeto es peor que Robert' mencionado por Tyson, antes de desaparecer por el pasillo de una de las alas de la iglesia.

– Buenos días – saludó el ojiazul a Kai – se levantó temprano – dijo educadamente, pero sin perder esa fría expresión que su rostro, la cual lo hacía ver aun más llamativo según el peliazul.

"Me levanté hace un gran rato… pero gracias a ti, me tuve que dar otro baño" – pensaba satisfactoriamente Kai – hn... ¿Quiénes son ellos? – preguntó, refiriéndose a Tyson y Max. Estando un poco molesto con los mocosos entrometidos.

– lamento que lo hayan molestado, ellos viven aquí – hizo una pausa – en realidad somos bastantes personas las que vivimos aquí – dijo sin perder de vista esos ojos rojizos que no perdían ningún detalle. ¿Gusta desayunar? – Preguntó, dando media vuelta, y caminando, dirigiéndose al mismo camino que tomaron los otros dos jóvenes – como ellos dijeron, el desayuno está listo – mencionó, sin voltear a ver atrás.

Kai se levantó de su lugar, y comenzó a seguir al sacerdote, disfrutando la luz solar para poder ver, analizar, y fantasear con la parte trasera del pelirrojo. – "¿Cuánto podrás aguantar?... ¿Serás virgen?" – pero entonces reaccionó y un pensamiento comenzó a rodar por su mente.

" 'El sujeto es peor que Robert' mencionó Tyson, antes de desaparecer por el pasillo de una de las alas de la iglesia."

– y… ¿Quién es Robert? – Preguntó curioso el de ojos rojos – "porque no quiero ningún tipo de competencia" –

Yuriy detuvo su andar, y volteó para ver de frente al viajero. Sorpresa y extrañeza reflejaba su semblante.

– ¿Disculpe? – preguntó, su mirada cambió, sus pupilas se contrajeron, dando una mirada aterradora.

Kai por unos momentos, se sintió intimidado, pero no lo hizo notar, cuando reaccionó, su mirada también se enfrió – "Aquí hay algo más" – después de unos momentos la mirada del pelirrojo volvió a ser la misma – ¿Quién es Robert? – volvió a preguntar el peliazul, sin perder detalle de los movimientos del sacerdote.

– No entiendo a quien se refiere, lo siento – fue la respuesta que recibió, se dio vuelta y continuó caminando – puede quedarse el tiempo que desee – dijo sin voltear a verlo.

"…¡Miente!… y se nota que aquí él es el que manipula todo y a todos… también me sorprende que se haya dado cuenta de las presencias de los mocosos y yo no, después de todo yo fui especialmente entrenado para que nada me sorprendiera" – pensaba analítico Hiwatari.

Lo siguió por una de las alas de la iglesia, después se dirigieron a un pasillo, era bastante notable que había sido construido para unir una parte que no pertenecía a la iglesia, con ella; sin tener que salir al exterior – "Muy ingenioso, todo aquí es muy ingenioso" – observaba todo – "Creo que voy a tener que vigilarlo, es demasiado extraño… además no me molestaría tener que espiarlo a cada rato, ya que me agrada observarlo" – pensaba, refiriéndose al pelirrojo.

Poco a poco se empezaban a escuchar voces, y una conversación comenzaba a ser clara…

– ¿Escucharon como llovía anoche? Me dio mucho miedo – decía un niño, de mucho menos edad que el resto de los presentes. Se encontraba sentado en la silla más lejana a la puerta de la pequeña cocina.

– yo NO me di cuenta de la lluvia Ian – dijo el que ya había sido identificado como Tyson.

– ¿Cómo te ibas a dar cuenta con esos gritos que tenías con Max? – preguntó con burla un chico rubio, guapo, cabello corto, complexión delgada, ojos un poco caídos, pero con facciones finas. Este joven se encontraba sentado a un lado del cocinero.

El cocinero era otro joven, cabello notablemente sedoso y de un hermoso tono verde, también bastante guapo, y con un toque un poco extranjero.

– pues cuando ustedes lo hacen, son más ruidosos que nosotros – defendió Max

– Acaban de aceptar que lo hicieron anoche – acusaba el niño que había sido llamado Ian y se empezó a reír. Max y Tyson no pudieron evitar un notorio color carmín en sus mejillas, causando carcajadas por parte del rubio y el peliverde.

Yuriy se aclaró la garganta para llamar la atención, en ese preciso momento todos guardaron silencio, callando sus risas y comentarios – "Al parecer lo respetan mucho" – se decía a su mismo Kai – "Eso, o le tiene miedo" – pensó divertido, recordando la mirada asesina que recibió momentos antes, por haber preguntado por 'Robert'

Ambos sin dirigir palabra alguna caminaron para tomar asiento. El sacerdote se sentó en el lugar del anfitrión, el más importante en la mesa, y Kai tomó un lugar a un lado del pelirrojo, pues estaba desocupado.

Inmediatamente el peliverde, el que Kai intuía era el cocinero, se acercó a ellos, con dos platones de comida en sus manos, tomando la oportunidad de presentarse con él.

– Buenos días, yo soy Oliver, a tu servicio – dijo educadamente, con una tierna sonrisa en su rostro.

– Y yo Enrique, mucho gusto – se presento el rubio, desde el lado contrario de la mesa – este pequeño es Ian – introdujo al niño.

– …¡Yo no soy pequeño! – reclamó Ian.

– Por supuesto enano, díselo a mi rodilla – dijo en forma de burla Enrique, haciendo reír a todos, con excepción de Ian, Yuriy y Kai.

Sin embargo el peliazul los miró divertido. De reojo pudo ver que el pelirrojo se encontraba tranquilamente, con los ojos cerrados, desayunando en completo silencio, sin poner atención a su alrededor. Un suspiro por parte de Ian lo hizo regresar su atención al pequeño.

– ¿Y tu cómo te llamas? – preguntó el pequeño.

– hmmf, Kai – contestó cortantemente.

– es igual de comunicativo que Yuriy – susurró Tyson a Max, pensando que nadie lo escucharía.

– Tyson – de nuevo hablaba el pelirrojo con esa hermosa voz. Pero para coraje de Kai, era para regañar de nuevo al bocón.

La piel de Tyson se erizó de inmediato, palideció y volteó a ver al sacerdote, en terror total.

– pe–perdón Ta…. Ehh Yuriy –

– Se terminó la leña, así que tu irás a buscarla el día de hoy, Tyson – sentenció el ojiazul.

– si, Yuriy – contestó resignado 'todo yo' murmuró muy, muy, muy bajo, de nuevo pensando que nadie lo escucharía.

– Hn, de acuerdo Tyson, no vayas por la leña – hablaba decepcionado el pelirrojo. Kai se extrañó, nunca se imaginó que el religioso fuera tan fácil de convencer – pero ya no habrá nada para calentar la comida, así que nos quedaremos sin comer – terminó con una sonrisa satisfecha el ojiazul.

La boca de Tyson se abrió a más no poder, casi chocando con la mesa, debido a su sorpresa, y su total pánico.

– NO, NO, NO, si quiero ir por la leña – dijo preocupado.

– Así me gusta – terminó Yuriy, Kai sonrió de forma maliciosa, pues se daba cuenta que el religioso era astuto, y sabía como hacer que le obedecieran, sin tener que pelear las cosas… Notó que el pelirrojo volvía a comer, con los ojos cerrados, y de nuevo cerrándose del exterior.

– Eso no va a ser difícil Tyson, anoche, cuando comenzó a llover, un relámpago tiró un árbol, sólo tienes que cortar las ramas y traerlas – dijo tranquilizadoramente Enrique. El comentario llamó la atención de Kai.

– ¿Cómo sabes? – preguntó Hiwatari, pues estaba seguro de que el rubio hablaba del árbol que casi le cae encima la noche anterior. En efecto un relámpago le cayó apenas había empezado a llover, y él no había visto a nadie más afuera, excepto por esos ojos plateados en lo alto de las copas de otros árboles.

Enrique se quedó callado, volteó a ver nerviosamente a Yuriy, quien lenta y despreocupadamente abrió los ojos, cruzó mirada con el rubio, notó su nerviosismo, al igual que Kai, y le sonrió cruelmente, preocupando mucho más al rubio.

– Amm, lo que pasa es que hace una hora, Enrique y yo salimos a caminar, y vimos el árbol en el piso, está levemente quemado por el relámpago – respondió Oliver, quien se estaba sentando a un lado del rubio, y lo abrazaba calmándolo un poco.

Se volvió a guardar silencio, debido al nerviosismo que se había formado… Kai no perdía detalle de nada, esos sujetos eran extraños, y en efecto le temían a Yuriy.

Finalmente Ian se atrevió a romper el silencio.

– cuéntanos Kai... ¿Qué te trae por aquí? – preguntó inocentemente.

Todos voltearon su atención a Kai, excepto el sacerdote, que ni se inmutaba y continuaba con su desayuno manteniendo los ojos cerrados.

– viajo, sin ningún destino al cual dirigirme – mintió, sabía que a los chiquillos no les importaba quien fuera ni que hiciera… menos aún que eran los principales sospechosos, sobretodo el rubio y el pelirrojo. – "El rubio no salió a caminar en la mañana, estuvo afuera anoche… Yuriy abrió la puerta de la iglesia, las habitaciones están en el segundo piso, no había manera que me escuchara tocar la puerta, a menos que haya estado por los alrededores, o apenas llegara también al lugar" – comenzaba a armar todo, había estado tan metido, fantaseando, que se había distraído un poco – "La de anoche era una mirada plateada la que me observaba, pudieron haber sido los azules ojos de Yuriy reflejando la luna, dándole esa sensación de plateado" – concluyó sorprendido, una voz lo sacó de sus cavilaciones.

– Pues no deberías viajar por estos bosques tu solo, es peligroso – advirtió Max.

Kai levantó una ceja, en modo de pregunta…

– Pues en el bosque pasan cosas raras… la gente… desaparece – dijo Tyson – es muuuuuuuuuuuuuuy peligroso –

El viajero se quedó mirando a Tyson, haciendo más preguntas mudas

– Nadie puede sólo… desaparecer – dijo intentando sacarles información a esas personas de forma discreta para poder cumplir con su misión.

– Bueno, en el pueblo que está bajando la colina, dicen que son demonios – dijo Max

Kai notó que este último comentario volvió a llamar la atención del pelirrojo, quien al parecer ya había terminado su desayuno.

– Pero también se rumora de cazadores – comentó Tyson, bajando su tono de voz.

– ¿Demonios y cazadores? – preguntó Kai. Yuriy se levantó de su lugar, tomó su plato vacío y lo colocó en un balde de agua.

– No deberían molestar a las personas con cuentos de ese tipo – dijo bastante molesto el pelirrojo, caminado a la salida – deberían saber mejor que nadie, que aquí no hay NADA – recriminó, y salió por la puerta. Bajo la mirada de todos los presentes.

– así que, demonios… – murmuró Kai – ¿Alguna vez han visto alguno?... ¿O sólo se basan por mitos, leyendas o rumores? – preguntó.

– ahh… mmm… – Tyson balbuceó un poco hasta que…

– Tyson, la leña – se escuchó la voz del pelirrojo, todos voltearon a la puerta, y lo vieron ahí, recargado en el marco, los brazos cruzados y una con otra mirada que decía 'Te voy a matar Tyson'. Cosa que asustó a más de uno en la cocina

– err… si, ya voy Yuriy – dijo Tyson, levantándose a toda velocidad, llevando su plato al mismo balde de agua en el que Yuriy dejó anteriormente su plato, y salió por una puerta trasera que había en la cocina.

Cuando la abrió, Kai pudo ver el bosque, lo que significaba que era otra entrada al lugar.

– MAAAAAX ¿Me ayudas? – gritó desde afuera el peliazul tormenta.

– Claro – respondió el pequeño Max, repitiendo la misma operación con su plato sucio para después salir corriendo atrás de Tyson.

"ese pelirrojo interrumpió la conversación a propósito" – pensó molesto Hiwatari, ya que Yuriy no había dado oportunidad a Tyson de terminar de contestar. ¿Por qué no lo dejaste contestar? – preguntó retador al ojiazul.

– ohh... ¿Los interrumpí? No me di cuenta – fue la respuesta sarcástica recibida.

Todos se quedaron callados, nunca habían visto a alguien hablarle así a Yuriy, Ian se levantó, puso su plato sucio en el balde de agua, y salió atrás de Max.

– Ian ¿A Dónde vas? – preguntó Enrique

– A ver que puede pasar con Tyson y el hacha – dijo, antes de salir corriendo.

– hey, no lo había pensando – se paró Enrique, y también salió.

– Enrique, no me dejes – llamó Oliver, dejando la cocina con Yuriy y Kai solos.

Pero cuando Kai volteó su rostro de nuevo a donde había estado parado el pelirrojo, ya no lo vio. – "pero que…. Se mueve rápido" – observó su plato, la mesa, alrededor de la cocina – ¿Y ahora? – Se preguntó, sin saber a donde dirigirse – "Sería buena idea comenzar preguntando en el pueblo que mencionaron estos sujetos" – se levantó también de su silla, y salió por la misma puerta que los demás.

Era temprano, no tenía mucho que el sol había salido, y solamente caminó bajando la colina, donde había escuchado había un pueblo.

El bosque de nuevo era silencioso, ni un pájaro, conejo, ciervo, nada… Bastante extraño, inusual, todo parecía tan… Muerto.

A lo lejos se escuchaba el río correr, pero no le dio importancia, después de todo no era al río al que se debía dirigir.

Cuando divisó el pueblo a lo lejos, el sol se encontraba en la parte más alta, lo que significaba que era medio día, entró al pueblo, y comenzó a caminar por el mercado.

Gente por aquí, y por allí vendiendo víveres, espadas, arcos, prostitutas a mitad de las calles con muy poca ropa, exhibiendo sus bien formados cuerpos, personas sentadas en pequeños bancos bebiendo alcohol hasta caerse ebrios, todo era como cualquier otro pueblo.

– Buen día joven – escuchó una voz llamarlo, volteó su atención a una anciana sentada tras una pequeña mesa, con una bola de cristal. – ¿Gusta que le adivine el futuro? – preguntó, colocando sus manos sobre la bola.

El peliazul la ignoró y continuó su camino.

– Hola guapo – gritaban las prostitutas – ¿No gustas divertirte conmigo? – preguntaban descaradamente.

– ¡No! Mejor conmigo – gritaba otra, haciendo a un lado a la primera mujer que le habló.

– ¿O a todas juntas? – preguntaba un a tercera, mostrando a sus compañeras, todas sonrientes de forma seductora y con poses muy llamativas.

De nuevo las ignoró, con algo de dificultad, habría que aceptarlo, pero él necesitaba buscar información, y largarse de ahí lo más pronto posible, después de todo, había tardado mucho en llegar al pueblo, y eso que solo había bajado la colina, si se tardaba mucho, no alcanzaría a regresar antes de oscurecer.

No era que temiera regresar de noche, pero había salido muy molesto del lugar, que no llevaba su katana consigo, lo cual era una desventaja.

– Por aquí joven – llamó un anciano – se nota que es extranjero... ¿Ya tiene lugar para pasar la noche? – Le preguntó el anciano – tenemos lugar en nuestra posada, para los viajeros – lo invitaba.

Kai de nuevo lo ignoró, e intentó pasar de largo – ¿Ya se está quedando en otra posada? – Preguntó el anciano, cerrándole el paso – yo se lo dejaré más barato de donde sea que se esté quedando – ofrecía.

– hmmf me quedo en la iglesia que está en el bosque – dijo, e intentó caminar de nuevo, pero el ver como el anciano perdía todo su color de la cara, y sus piernas comenzaron a temblar detuvo su andar.

– ¿Está bromeando, verdad? – preguntó el anciano, abriendo los ojos de par en par. Definitivamente el anciano tenía ahora TODA la atención del peliazul.

– ¿Algún problema? – preguntó, cruzando los brazos y levantando una ceja.

– ¿Entonces si ha pasado la noche ahí? – preguntó incrédulo el anciano, casi gritando, algunas personas escucharon y les dedicaron toda su atención. En poco tiempo tenían una pequeña multitud rodeándolos a ambos.

Empezó a escuchar murmullos de las personas…

'¿Será uno de ellos?' preguntaban temerosos unos.

'¿Sobrevivió al bosque en la noche?' se escuchaba venir de otros.

'¿Será el enviado de Dios que vino a defendernos?' hablaban otros.

– ¿Por… Por qué no pasa? – invitó el anciano, y prácticamente la multitud lo empujó adentro de un bar, al parecer todos estaban, asustados, sorprendidos, y muchos otros ilusionados.

– Tráiganle el mejor vino – gritaba uno, mientras los demás lo guiaron a una de las mejores mesas del lugar.

– ¿Qué demonios está pasando? – preguntó muy molesto, primero los locos de la iglesia, y ahora los locos del pueblo.

– verá… es… – comenzó a decir una mujer de la multitud.

– Son demonios, enviados por el diablo – gritó un niño, abrazando a su madre.

– solo traen desgracias al pueblo – gritaba otro hombre.

– ¿Eres el enviado de Dios? – preguntaba otro.

– SILENCIO – gritó Kai, todos enmudecieron, y otros salieron corriendo asustados. Volteó su atención al anciano – explíqueme – dijo seriamente, en el momento que una gran copa de vino era puesta frente a él.

– Si, disculpe – mencionó el anciano, tomó asiento a un lado de Kai, y otros extraños se sentaron en los otros lugares, muchos otros se quedaron parados alrededor de la mesa, y unos más se fueron a difundir la noticia. – Mire, en el bosque, las personas desaparecen, no se les vuelve a ver, se dicen que son demonios – explicaba el hombre.

– "Carajo, todos dicen lo mismo…. ¡..¿Qué nadie tiene nada nuevo que agregar?..!" – pensaba el peliazul. – ¿Alguna vez alguien ha visto a los demonios? – preguntó dirigiéndose a todos, estaba más que molesto, estaba furioso, y probablemente todos iban a decir que 'NO'. Suspiró cansado.

'Si'

'Yo también'

'Yo vi dos'

'Una vez vi como mataban a un hombre en un callejón'

'No son demonios, es un lunático'

'Claro que lo son, yo vi como desaparecía en la oscuridad'

'Mujer estás loca, nada desaparece en la oscuridad'

'¿Y que tal las victimas?'

'Es solamente un violador'

'Pero nunca aparecen los cuerpos'

– YA CALLENSE – gritó Kai, respiró agitadamente, tomó la copa de vino en sus manos, dio un trago bajo la mirada expectante de todos. Bajó su copa, aun teniéndola en las manos y preguntó – Alguien…. UNA PERSONA, NO TODOS A LA VEZ… podría decirme…. ¿Qué es lo que vio? – preguntó, haciendo especial énfasis en todas y cada una de sus palabras.

– una noche, iba caminando hacía mi hogar, y pasé por un oscuro callejón, en el cuál vi, extrañas sombras, cuando me asomé, había un extraño joven, sus ojos brillaban con la escasa luz de la luna, sus ropas eran negras como la noche, haciéndolo fácil de perderse entre las sombras, tenía una expresión de satisfacción, frente a él pude ver como la luz de la luna iluminaba el color carmín de la sangre en el piso, donde había el cuerpo inerte de una jovencita – relataba el pueblerino.

– Ves, es un simple asesino – dijo otro hombre.

– dije silencio – amenazó Kai, el joven que lo había contratado no había dado muchos detalles de su misión, solo le dijo que acabara con el causante de las desapariciones del bosque – "Había mencionado que habían demonios en estas zonas, pero aun así, me dijo que debía entregarle la cabeza de algo, y así lo haré, sean demonios, asesinos, ladrones o violadores" – pensaba Kai – ¿Cómo era el joven? – preguntó, necesitaba una descripción mejor que lo que le habían dado, pero al menos estaba progresando.

– No pude ver más – explicó el hombre.

– ¿Qué tiene que ver la iglesia del bosque con todo esto? – preguntó el peliazul, recordando que el alboroto comenzó cuando la mencionó en la calle.

– cuando la gente desaparece en el pueblo, es porque alguno de los chicos de esa iglesia se aparece por acá – explicó el anciano de la posada.

– ¿Me está diciendo que los asesinos son esos sujetos? – preguntó incrédulo, pues eran puros mocosos los habitantes de la iglesia.

– cuando se escuchan gritos, cuando se escuchan personas corriendo, cuando se encuentran jóvenes locos en la calle, es porque se vio al pelirrojo – dijo una mujer.

– Se los come, y los que quedan con vida y enteros quedan locos – dijo el niño.

– si, es un demonio del infierno, nos matan para comernos… nunca aparecen los cuerpos, solamente están los gritos y la sangre – decía el anciano.

– ¿El pelirrojo? – la copa de vino que tenía entre sus manos se reventó por la fuerza con la que la sujetó.

– Se llama Tala – le dijeron

"– Rayos Ta…. – empezó a decir el joven al cual el pelirrojo había llamado como Tyson. Pero se detuvo de pronto y se trago sus palabras, al notar al extraño sentado en las bancas – ehh Yuriy – corrigió, rezando para que nadie se hubiera dado cuenta de su mala elección de palabras"

– Tala – murmuró para si mismo, por supuesto, los sentidos agudos, la mirada frívola, el miedo en los demás habitantes de ese lugar, haber interrumpido a Tyson en el momento que lo hizo…

El hermoso pelirrojo, que tanto deseo había despertado en él, era el demonio que había venido a cazar desde lejos… – y no sólo eso, mis armas siguen en la iglesia – pensó en voz alta – "¿Cómo sería hacerlo con ese atractivo demonio?"

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