DISCLAIMER: Yo tengo... una estratosférica cantidad cercana a nada de cosas... pero entre ellas nos figuran los derechos de ManKin, así que... no me demanden.
RADIO SHOW
Capítulo 3: Tienda de Antigüedades
En la oficina no se oía ni un murmullo: gente corriendo de acá para allá, sin tiempo de hablar sobre cómo estaba el tiempo, ni de qué había ocurrido recientemente en la vida de cada quien. Otras personas se las veía con la cabeza baja, redactando informes en sus escritorios acompañados por grandes volúmenes de libros o moviendo sus sillas entre los papeles que revisaban y los archivos de la computadora. Otros tantos sólo miraban a sus colegas trabajar incansablemente por la justicia desde la máquina de café, observándolos con la mirada perdida.
"¿Anna- san?" le preguntó una voz a su lado
"¿Uhm?" preguntó esta sin siquiera devolverle la mirada.
"¿Terminaste lo que te pedí? El jefe quiere ver cómo sigue tu caso" preguntó Jun mirando intensamente a su amiga... o a lo que alguna vez había sido su amiga; desde hace dos semanas Anna estaba completamente cambiada, su mirada siempre fría y su cara sin emoción alguna. Jun sabía que la chica nunca había sido de esas que estuviese sonriente todo el tiempo, pero al menos antes... "¿Anna?"
"Están en mi escritorio" dijo mientras terminaba su café y se dirigía a su mesa para enfrascarse nuevamente en su trabajo.
Su trabajo.
Era lo único que había podido anestesiar la realidad en la que vivía Anna. Era el único rincón donde su mente podía dejar de divagar y cerrarse al mundo, abstraerse y sólo pensar en maneras de ganar el caso que cayera en sus manos. Era lo único que podía acallar el vacío que sentía por dentro.
Anna pasó las hojas del expediente y se obligó a pensar solamente en trabajo y en posibles fallos que presentaba la defensa de su contrincante, pero la suerte no estaba hoy de su lado. Anna contuvo una exclamación cuando sintió el filo de la hoja cortar a través de su piel "Demonios".
Eran ya dos semanas desde que su vida dio el giro de 180°. Dos semanas en las cuales no lo había visto, no había sabido nada de él. Dos semanas en las que, al regresar del trabajo, lo único que la recibía en su casa era el silencio y luego las noticias en la televisión. Nada más.
Basta, no necesitas pensar en lo que no se puede arreglar, así que por amor a Kami ¡deja de autocompadecerte!, se regañó Anna mientras llevaba su dedo a su boca y fruncía el ceño. Y levántate de una vez, que ya aquí no vas a hacer más nada. Obedeciéndose a sí misma, Anna reacomodó todos los papeles de su escritorio y metió unos cuantos en su maletín antes de pasar por el escritorio de Jun y avisarle que hoy saldría temprano y, sin esperar a que Jun formulara lo que iba a decir salió por la puerta lo más rápido que le daba su pensamiento ydesapareció del lugar.
"Odio hacer esto" decía una voz por en uno de los largos pasillos del supermercado mientras le daba largas miradas a las filas de víveres que tenía al frente "¡Todo esto es un robo! Nada de vitaminas, todo es azúcar procesado ¿y piden todo este dinero por esta basura de comida?" exclamó al fin Anna viendo al vendedor más cercano con una de sus mejores miradas asesinas.
Era cierto. Si algún defecto tenía Anna Kyouyama es que ella y el mercado JAMÁS harían buena pareja. Detestaba el lugar con todo su ser y toda su alma.
Por algo había sido siempre Hao, o en su defecto, algún vecino, quien había hecho las compras por lo general.
Tomando dos cajas de cereales de los estantes y luego alargando su brazo hacia tres paquetes de ramen, Anna soltó un bufido y, tirando todo a la cesta que traía consigo como si contuvieran gérmenes, se dio la vuelta para pelearse con la gente que tenía a su alrededor y lograr salir del endemoniado pasillo.
¿Qué nadie entiende que no estoy de humor para aguantar este tumulto de seres idiotas?, Se preguntó mientras asestaba uno que otro codazo al avanzar. Nadie se metía con ella NI le cerraba el paso. Todos tenía que ceder ante la presencia de Anna Kyouyama.
Todos excepto...
Anna sacudió levemente su cabeza mientras doblaba una esquina para dirigirse al pasillo de las bebidas. No servía de nada pensar en las excepciones a la regla. Frunciendo el ceño al ver que se había equivocado de lugar, la chica terminó de perder la paciencia.
Si yo debo perder tan miserablemente mi tiempo aquí... alguien más ha de sufrir conmigo. Pensó mientras agarraba por el cuello de la camisa a uno de los empleados que pasaba por allí con una caja vacía en las manos "Tú" le dijo mientras clavaba sus ojos en los de él y le tendía la cesta y una lista de víveres aún por comprar "Me falta esto, te espero en las cajas registradoras, tienes cinco minutos ¿oíste bien? Sólo cinco minutos para llevar todo esto"
"Pero señorita, aquí... no ofrecemos ése servicio" le dijo el muchacho con una gran sonrisa
"Ah... ¿con que no?" murmuró Anna levantando una ceja y estaba vez arrojándole la cesta "Pues de ahora en adelante sí que lo van a ofrecer" y comenzó a caminar, no sin antes comentar por encima de su hombro, ante la atónita mirada del dependiente "Cuatro minutos, te descuento uno por todo el tiempo que me has hecho perder aquí, y como no lo hagas, ten por seguro que NO vuelves a trabajar"
Viendo que la chica no estaba de broma, el dependiente corrió lo más rápido que el encerado del piso le permitía.
"Tienes quince segundos de atraso" dijo Anna mientras consultaba su reloj y miraba al dependiente que se hallaba tratando de recuperar el aire "Eso puede mejorar¿verdad?" El chico asintió "Muy bien, para la próxima vez que venga serán cuatro segundo EXACTOS ¿me comprendes?"
"S... Sí señorita"
Anna lo miró y luego se separó de la pared en la que estaba apoyada y comenzó su camino hasta las cajas registradoras, haciendo un ademán para que el chico le trajera la cesta.
No has perdido tu toque. Se dijo mientras llegaba a una de las cajas, sacaba su tarjeta de crédito y pagaba, su mente y sus ojos más allá de la nerviosa cajera que la atendía, en un pequeño papel que estaba pegado a la puerta del mercado.
"¿Artesanías y Antigüedades?" preguntó sin quererlo en voz alta
"Eh... sí, exactamente. Es una tienda de artesanías que... que queda a cuatro cuadras de aquí..." le dijo la muchacha mientras metía las compras apresuradamente en las bolsas
"¿Qué tipo de artesanías?"
"No... no estoy segura" Anna arqueó una ceja¿cómo podía ser posible que existieran personas tan ignorantes¿le hacían propaganda a algo sin siquiera saber qué era ése 'algo', Habrase visto gente más inútil. "Aquí tiene, gracias por su compra"
"¡Señores! El tráfico cerca del parque está imposible, así que ni siquiera intenten ir por allí, parece que hay problemas con el semáforo y todos los automóviles de la zona están peleándose por ver quién pasa primero¿no Hiroyoshi?" Anna soltó un bufido de impaciencia mientras escuchaba las noticias que ella sabía de sobra: ella era una de las idiotas peleándose porque la dejaran pasar. "No quieres que nada me salga bien ¿verdad?" preguntó a nadie en particular mientras intentaba colarse entre dos automovilistas que habían decidido echar a la suerte con una moneda quién le tocaría pasar por el semáforo, "Hay quien dice que la gente estúpida es necesaria... pero esos obviamente son igual de estúpidos..." se dijo mientras llegaba al límite de su paciencia y colocaba la palanca en reversa y arremetía contra todos los carros que estaban detrás de ella en fila, daba una vuelta en 'U' ante los improperios de todo el que la veía y salía del embotellamiento.
Bueno, allí se fueron las posibilidades de llegar a mi casa, se dijo mientras trazaba un plan de emergencia para ver qué hacía con su vida mientras el tráfico se aliviaba, pero ninguno parecía lo suficientemente bueno: tenía hambre, estaba molesta y sumamente frustrada. No era fan del cine, y prefería morir dentro de su carro antes que hacer lo que su amiga Jun llamaba 'Una terapia en las tiendas del centro comercial' ¿qué encontraba ella de relajante en un lugar lleno de ruino y con tanta gente que costaba respirar, eso eludía a su lógica.
"Bien Anna, perfecto" se dijo mientras encontraba un puesto vacío en una de las calles y aparcaba en él, apagaba el vehículo, se inclinaba en el volante y recostaba su cabeza en él, mientras fruncía el ceño.
Desde hacía dos semanas su vida era un completo infierno. La noche en que Hao había salido de su departamento y de su vida, Anna se había dado cuenta cuan dependiente de él ella se había vuelto: de cómo había aprendido a través de tiempo a asociar su felicidad con la de él. Y de cómo esa noche ella se había jurado que nunca más daría lo que quedaba de su corazón a nadie más.
"Necesito conseguirme una vida. De nada me sirve estar aquí histérica por un hecho que es historia: se supone que tengo algo de orgullo" se dijo mientras recobraba su posición en el asiento y veía en el espejo retrovisor que su reflejo le devolvía una mirada indescifrable.
Era mejor así. De este modo no se daba la oportunidad a ella misma de saber qué sentía en realidad.
Tenía que hacer algo mientras el tráfico mejoraba, cualquier cosa para no estar 'meditando'. Alargó la mano hacia la parte posterior del vehículo y buscó su maletín en un afán de acallar sus 'voces internas' en el trabajo, pero las bolsas de mercado insistían en estar en el camino. Respirando hondo varias veces para no terminar destrozando las bolsas, Anna se volteó, las levantó y cuando las iba a poner encima del asiento trasero una idea le llegó, como si se tratara de una inspiración divina; poniendo en marcha el auto, hizo memoria y se dirigió a la tienda de antigüedades que había visto anunciada en el panfleto del mercado.
Anna salió de su auto lo más rápido posible, su maletín cubriéndola de la lluvia que había comenzado repentinamente. ¿Qué acaso hoy es 13 y nadie se dignó a avisarme?, pensó molesta mientras veía que la tienda aún estaba abierta. Secando lo más posible su maletín con la manga del abrigo y recomponiendo su compostura, entró en la tienda.
Un fuerte olor a madera la invadió inmediatamente, un olor penetrante que la relajaba y le llevaba imágenes de épocas antiguas. Una hoguera al lado del mostrador hacía la escena aún más acogedora. Por las paredes colgaban variedad de artículos y piezas de cerámica y de madera, figuras disecadas de animales de los cuales nunca había oído existieran en Japón; instrumentos musicales variados, utensilios de cocina descansaban en repisas que tenían, según notó, un encantador toque de polvo. Perfecto para atraer clientes asmáticos, se dijo Anna con la sombra de una sonrisa en sus labios sintiendo como algo en el ambiente la hacía sentir relajada. En el piso se hallaban cantidad de alfombras de diversos entramados y estilos.
"EstoES una tienda de artesanías"
"Muchas gracias, por favor pase adelante y vea toda nuestra colección indígena americana; es nuestra especialidad" le habló una voz desde el mostrador.
Ocultando lo más rápido posible la sorpresa de su rostro, Anna volteó para ver al dependiente de la tienda: un hombre alto, de largo cabello negro y ojos de ávidos mientras miraban a su nuevo cliente, sus ropajes no eran los usuales, pues vestía anchos pantalones de cuero y su camisa blanca tenía bordados rojos. Su acento denotaba origen americano
"Muy interesante, pero no veo dónde quedan las antigüedades" dijo Anna mientras recorría la tienda con la vista. A esto, él sonrió.
"Por supuesto, están en la parte de atrás. En realidad son reliquias; tenemos vasos, monedas, floreros, joyas, estampas, discos y una gran variedad de sillas y libros. ¿Está buscando algo en específico?"
"No... solo voy a ver, ya te digo si quiero algo..."
"Silver" dijo con otra sonrisa "Estamos hoy un poco bajos de clientela, con este tráfico y la lluvia, pero estoy seguro de que encontrará algo de su interés" le dijo Silver mientras señalaba hacia los múltiples estantes
"Ya veremos, ahora, deja de sonreír tanto, no esperes que realmente te pague por todas ellas ¿no?" dijo Anna mientras comenzaba a vagar por entre las figuras, haciendo referencia a la sonrisa que había colgada al mostrador y que tenía una etiqueta de precio.
Decir que no estaba maravillada por la cantidad de cosas que tenía la tienda era mentir, con toda seguridad. Cuando llegó a un rincón de la tienda dedicado a una colección de llaveros africanos, japoneses y americanos Anna sintió que la última de sus preocupaciones quedaba relegada a un último plano cuando se dedicó de lleno a revisar las figuras una por una, comentando cuán detalladas eran, o sus magníficos acabados, la precisión con que habían sido pintados o lo increíble de los materiales.
Anna sonrió cuando llegó hasta un llavero en forma de esqueleto, mexicano, estaba casi segura de ello, hecho en plata. La maravilló la perfección con la que había sido hecho. De pronto sintió que alguien la veía fijamente. Lista para gritarle al Silver que se metiera en sus propios asuntos, Anna se volteó sólo para encontrar la estancia casi desierta, a excepción por Silver que se encontraba revisando las ganancias del día. Extrañada, se volteó para dirigirles una última mirada a las miniaturas antes de meterse por un estrecho pasillo rumbo al final de la tienda.
Y de una cosa estuvo segura.
Aquello eran sin duda alguna reliquias que venían con años de polvo en combo.
Tosiendo y sintiéndose cada vez más claustrofóbica a causa de todas las cosas amontonadas en el mínimo espacio, Anna se armó de valor y miró con su mejor ojo crítico todas las piezas que eran exhibidas en anchos mesones, o los muebles que estaban arrinconados unos arriba de otros. Al final, Anna se topó con la sección de discos en la que no se molestó en esconder su exclamación de sorpresa.
Una de las paredes estaba cubierta por completo por discos antiguos de acetato y casettes que llevaban escritos a mano el grupo y el nombre del disco. Largas filas de CD's recorrían la parte inferior de la pared mostrando rostros de cantantes que la memoria de Anna había fallado en registrar en su niñez y adolescencia y uno en especial llamó su atención: estaba en la parte más baja: el CD de Awaya Ringo, su cantante favorita de pequeña se hallaba rodeado por un cantante antiguo de reggae y por otro de baladas japonesas. Aficionados pensó mientras fruncía el ceño al ver a su ídolo y se agachaba para tomarlo entre sus manos.
Pero había algo terriblemente erróneo en la situación.
En el acto de recoger el CD Anna notó que una tercera mano se inclinaba junto a la suya, sólo que esta iba dirigida hacia el CD de al lado llamado 'Soul Bob' según pudo leer antes de que dicha mano intrusa se detuviera al rozar la suya
"Disculpa" le dijo una voz por encima mientras ella se apresuraba a tomar el CD de Awaya Ringo en una forma protectiva... pero algo seguía estando exageradamente mal en la ecuación, puesto que no podía ser lo que se le presentaba a sus ojos
"¿Hao?" Dijo en un susurro, sin confiar mucho en la firmeza de su voz, a lo que el extraño sonrió y se llevó una mano detrás de la cabeza.
"Me temo que no, hasta donde sé, mi nombre es Asakura. Asakura Yoh" se presentó el chico mientras le sonreía y le tendía su mano, mano que Anna no le dio.
Es igual, fue lo único que alcanzó a pensar mientras intentaba desesperadamente ocultar su vergüenza y decepción detrás de su mejor máscara de desinterés y pensar lógicamente al mismo tiempo. Pero no podía culparse de haberse equivocado: el extraño tenía la misma altura, el mismo color de ojos y de cabello, la misma complexión física y usaba un estilo de ropa muy parecido; el abrigo holgado y abierto mostrando una franela igual de holgada, haciéndole competencia a sus pantalones que tenían varios dobleces en el ruedo. Pero sus ojos... son diferentes a los de Hao, se dijo mientras terminaba de pasar revista al individuo que lo veía con curiosidad y sin borrar su sonrisa.
"¿Awaya Ringo? Siempre daba un buen espectáculo el día de año nuevo, aunque sus canciones siempre eran un poco tristes" le dijo Yoh mientras miraba el CD que ella apretaba contra su pecho "A mí me gusta más Bob" le dijo mostrándole el CD que había recogido segundos antes "sus canciones son muy relajantes para oírlas cuando es verano y hace mucho calor, bajo la sombra de un árbol"
"¿Te han dicho que hablas de más?" se oyó decir Anna antes de que pudiera cerrar su boca y tragarse sus pensamientos.
"Sí, un par de veces, pero es bueno compartir con alguien que acabas de conocer, así sabes si te cae bien o no" le dijo con otra sonrisa, ella ya se empezaba a preguntar si no era otro dependiente de la tienda "Y tú pareces una buena persona" dijo el chico mientras la veía discretamente y sonreía más abiertamente "... que sabe mucho de música" dijo por fin, prefiriendo cambiar un poco el comentario que pasó por su cabeza
"Sí, puede ser" dijo Anna mientras salía de sus pensamientos y dejaba el disco en su lugar "Me tengo que ir" agregó rápidamente ¿desde cuándo doy excusas de mi comportamiento a un completo extraño!
Yoh la vio salir del lugar y encogiéndose de hombros tomó sus nuevas pertenencias y la siguió a la salida "¿Sabes si aún llueve?" preguntó en un intento de hacerle conversación.
"No sé"
"... Bueno, supongo que comulgar con la naturaleza de vuelta a casa no hará daño a nadie" dijo mientras soltaba una risita que puso a Anna los nervios de punta
"¿Qué quieres decir con eso, caminar mojándote en la lluvia no es 'comulgar con la naturaleza' es 'castigarse con la naturaleza'" nuevamente, la chica había hablado sin consentimiento de la parte lógica de su cerebro¿de dónde rayos le había salido el sentimiento de preocupación por este chico, definitivamente tenía que salir de allí lo más pronto posible.
Termina de abrir la puerta, se ordenó a sí misma
"Ayuda a pensar" le respondió la voz de Yoh a sus espaldas al tiempo que oía como Silver daba las gracias a su cliente y le devolvía su dinero
"¿A pensar?" se halló preguntando Anna
"Sí" respondió Yoh mientras abría la puerta para Anna
T-e-r-m-i-n-a de salir de una buena vez. Se regañó y se colocó el maletín sobre su cabeza mientras veía como Yoh peleaba con el cierre de su abrigo y luego levantaba su cabeza para mirarla "¿Qué?"
"Uhm... no me has dicho tu nombre"
Anna dudó un momento y luego, mientras acomodaba su abrigo "Anna Kyouyama" dijo antes de correr hacia su auto, montarse y salir lo más rápido que le daba el motor.
"Es un bonito nombre"
19/07/05
Al fin!
Siento en verdad la tardanza en este capítulo, verán, tuve un problema grave con mi musa y me dejó de hablar por días... pero... aquí está! En verdad espero que haya sido de su agrado.
Minamo! Eres una amor de persona, lo sabías? Gracias por tus reviews y por tus palabras de ánimo! Además de por tu tip, jaja! Yo no sabía que se tenía que hacer eso! Qué haría yo sin ti, bueno, aquí ya apareció Yoh, y te di de bono a Silver! Yay, espero que te haya gustado este capítulo también! Un plus de Yoh- kun y muchas galletitas para ti!
NX! bueno, lo prometido es deuda, no? Aquí está el capítulo tres (redobles de tambor y música de fiesta) espero que te haya gustado y gracias por tu lindo review! Intentaré seguir así!
Una cosita más! Más de 90 hits! Me tienen asombrada! Ustedes son geniales! (o como diría una amiga mía: ustedes RULEAN!) gracias por haberse tomado el tiempo para leer esta locura mía!
Ja ne!
P.S.: Reviews! Díganme, está OOC? Fusilé a mi pobre primo Yoh- kun y a su prometida? Háganme saber su opinión! Besos!
