DISCLAIMER: Mankin no es, fue o será mío, pero mis ideas sí que lo son! Me costó todo un fic descubrirlo pero la imaginación es lo único que se posee!

RADIO SHOW

Epílogo: Flor

-o-o-o-

El atardecer pasa lentamente, con cuidado, acostándose en el horizonte. Sus rayos dorados y rosa, un suspiro temeroso de lo que el astro rey deja a su paso, vibran con intensidad, temeroso, cuando los trazos acarician el cielo, desdibujan las nubes sobre las que descansan los últimos anhelos del día.

Con cuidado, con ternura, los primeros trazos lila aparecen en la bóveda celeste, acercándose a la paleta de colores que comienza a consumirse, inexorablemente en la fina línea del fin del mundo. Lilas que toman el rosado, entrelazando sus dedos entre el dorado, deleitándose mientras el manto de la noche se derrama sobre ellos, cubriéndolos con el silencio de un vacío infinito, tragándose cada uno de las voces agitadas que lleva el viento.

Y la oscuridad lo cubre todo, lo consume todo, mientras una lluvia de estrellas esperan su momento para salir, cabalgando entre melancolías, canciones oprimidas en lo más profundo de la memoria, mientras la luna sube, más y más aprisa, a tomar su lugar en el cielo, haciendo que por un momento todo se quede en el éxtasis de la quietud y una vez más las cosas olvidan lo que es el día y descubren el mundo nocturno: maravilloso misterio de sombras que danzan en un infinito. Un silencio, una sonrisa de diamantes.

-o-o-o-

Anna cerró bruscamente su libro, haciendo un chasquido con la lengua mientras miraba de reojo a Yoh que, audífonos a todo volumen, seguía el ritmo de la música dando leves golpecito con el pie, imposibilitando cualquier intento de concentrarse en su lectura. Con un suspiro, la abogada miró por encima de su hombro a la pantalla de neón que seguía sin rastro de querer darle una respuesta.

Como dentro de cinco minutos... no, como no me de YA una respuesta... juro que entro y lo averiguo yo misma. Francamente, no sé para qué uno paga impuestos... pensó la chica, cruzándose de brazos y mirando nerviosa al incesante movimiento del pie del chico a su lado. Exasperada, se levantó y dejó el libro y su cartera encima de la silla, volteándose bruscamente para ver a Yoh, que la miraba desconcertado.

"¿Anna¿estás bien?... te ves nerviosa"

"¿En serio?" atajó la abogada, arqueando una ceja, sintiendo su sanidad escaparse al instante en que vio como Yoh le sonreía.

"Lo entiendo, yo también lo estoy, pero tranquilízate, todo va a salir bien" aseguró el chico, riendo levemente entre dientes y volviendo a su música y a su 'percusión' en el suelo.

Antes de poder ahorcarlo, Anna salió del recinto contando mentalmente hasta diez, una técnica que había aprendido a venerar en los tres meses de conocer al chico. Llegando a una intersección en el pasillo y sin tener una idea clara de a dónde ir, dejó que sus pies la guiaran por donde quisieran, su mente demasiado ocupada en otros pensamientos.

Seis meses.

Anna sonrió, una sonrisa leve, más sarcástica que otra cosa. Nunca supo en qué momento pasaron aquellos seis meses, el tiempo se le salió de las manos mientras vivía entre su trabajo y las sonrisas de Yoh, que tanto le había hecho educar su paciencia, aunque suponía que algo de aquella manera tan peculiar del chico había tenido que ver con el súbito correr del tiempo.

Era Yoh, después de todo.

Sacudiendo con la cabeza para evitar caer en uno de sus raros momentos contemplativos, Anna intentó suprimir un bostezo en vano, suspirando contentamente poco después.

Pasando sus ojos azabaches por las paredes tratando de saber en dónde estaba, su mirada se quedó pegada a los largos ventanales que recorrían de punta a punta el pasillo. Se acercó y ante la mirada extrañada de las personas que pasaban a su lado, Anna alargó la mano al seguro y lo descorrió abriendo de par en par los cristales corredizos y sacando su cabeza fuera del marco, sus cabellos agitándose con el viento. Observó con detalle las calles, las personas, los niños que miraban con ojos desorbitados el gran edificio blanco, tomándose instintivamente su brazo, escuchó sin mucha atención las charlas que llegaban a sus oídos en brazos del viento. Minuciosamente, prestó atención a la punta de los rascacielos y a los árboles que ensombrecían las avenidas. Una fuerte ráfaga de viento la hizo levantar su mano derecha para colocar dos mechones de cabello dorado en su sitio, al tiempo que notaba como dos pétalos volaban de forma perezosa hacia ella.

Anna lo vio, lo sintió: el mundo definitivamente giraba en la dirección correcta.

El invierno había dado paso a la primavera y, como se dio cuenta la abogada, no sólo era en el sentido realista de la palabra, sino de la forma más irónica y metafórica posible: su vida, congelada por tantos meses, en un invierno que parecía perpetuarse hasta la eternidad ahora era diferente, cada fibra de su ser parecía haber encontrado armonía, el calor de la primavera.

La poesía nunca había sido lo suyo, pero la vida daba sus vueltas.

Sin duda.

Se quedó unos momentos más allí, apoyada en el marco de la ventana, perdida en sus propios pensamientos, hasta asegurarse de haber conseguido la suficiente paz interior como para regresar y enfrentarse al hiperquinético en el que se había convertido Yoh. Volviendo sobre sus pasos, Anna entró en la estancia para encontrarse al chico caminando hacia ella, una sonrisa en su rostro y sus audífonos descansando en sus hombros, haciendo que varios mechones de cabello castaño cayeran desordenadamente sobre sus ojos.

"¿Lista?" preguntó en cuanto ella se hubo acercado lo suficiente para hablar sin levantar su tono de voz.

"¿Ya?" preguntó la chica, arqueando una ceja y sintiendo cómo un rubor comenzaba a trepar por su cuello hasta llegar a sus mejillas. Forzando su inquietud fuera de su rostro, asintió ligeramente con la cabeza, mientras seguía caminando y pasaba de largo a Yoh "Recoge todo lo que dejamos allí" ordenó en el tono más brusco del que era capaz.

Yoh se volteó, mirando la espalda de Anna, en sus ojos castaño el amor, su propio nerviosismo y la admiración entremezclándose hasta formar un brillo compacto mientras empujaba el bulto verde que tenía, cargado de antemano con el libro y la cartera que Anna había dejado atrás. Caminando lo más rápido posible, alcanzó a la abogada en unas cuantas zancadas, tomando su mano y estrechándola, al tiempo que los dedos de ambos buscaban entrelazarse.

El chico sonrió, sintiendo la mano pequeña y delicada de su compañera dentro de la suya propia. Lenta y cautelosamente, Yoh comenzó a trazar pequeños círculos en el dorso de la mano de Anna con su pulgar, el único intento de calmarla que podía hacer sin arriesgarse a quebrantar el orgullo de ella.

Su orgullo, era muy frágil, y había descubierto que era su tarea cuidarlo.

Yoh rió ligeramente al sentir la tensión de la chica disminuir al tiempo que en su campo de visión aparecía 'La Puerta', como él había insistido en llamarla todo el camino hasta allí. No tenía nada de especial: era blanca, del mismo blanco que poblaba hasta la última esquina del lugar, con el número '315' colgando orgulloso en números dorados de latón. Era una puerta común y corriente hasta que Yoh cometió el error de desviar su mirada al inocente cartel que custodiaba dicha puerta. Tragando en seco y riendo por nervios mientras llevaba su mano izquierda a su cabeza, ambos cruzaron una última mirada.

"Yoh no tienes..." comenzó a decir Anna, en el tono de negocios tan suyo, mientras sus ojos gritaban que no estaban de acuerdo con lo que iba a decir.

"¡Lo que usted diga!" dijo Yoh, en ese tono jovial que a su vez era tan suyo, antes de agitar despreocupadamente una mano en el aire, restándole importancia a lo que ella estaba por decir. Dando un leve empujón a la mano de Anna, la atrajo hacia sí y colocó su frente sobre la de ella "Nanto kanaru"

Anna sintió como un escalofrío de placer recorría su espalda mientras veía en las profundidades de los ojos de Yoh. Respirando hondo y apartándose rápidamente, empujó la puerta con su mano derecha y empujó a Yoh dentro, que trastabilló en el marco al ser tomado por sorpresa, el cartel de la entrada burlándose en silencio de ambos.

Dr. Johan Fausto

Pediatra

En cuanto entraron en el consultorio, Yoh se enderezó y Anna tuvo que cerrar momentáneamente los ojos ante el asalto de tantos colores pasteles: aunque el pequeño corredor era blanco y ofrecía el mínimo de carteles y posters, Anna jamás le habían gustado aquellos colores.

Al final del pasillo, la figura esbelta de una mujer de cabello largo y rubio, que ondeaba con su caminar lento y tranquilo, se dirigió a ellos, ofreciéndoles una sonrisa a ambos mientras observaba sus rostros "Bienvenidos" dijo, con su voz suave y melódica, mientras les indicaba con un gesto de su mano pálida que podían seguir.

Haciendo como se les indicaba, la pareja avanzó, Yoh ligeramente más atrás de Anna mientras inspeccionaba los carteles al pasar y haciendo conversación con Eliza. Al final, los esperaba Fausto con una sonrisa plácida, levantándose al instante cuando vislumbró a la abogada en el marco de la puerta "Anna, Yoh" dijo, su voz cargada de cansancio y de paciencia, su acento fuerte delatando su descendencia alemana "Un placer verlos aquí nuevamente"

"Sí..." Comenzó Anna insegura, dejando que su voz se perdiera a medida que se acercaba a una de las sillas que estaban frente al escritorio y se sentaba en ella.

"¿Noche difícil?" preguntó Yoh, sonriendo ante los círculos oscuros que rodeaban los ojos del doctor.

"Agitada" respondió él, dando rápidamente la vuelta al escritorio y dirigiéndose a unas estanterías "Comencemos entonces. No se deben preocupar" agregó mientras veía como Yoh también se dejaba caer en una silla al lado de Anna.

"Seguro" bufó la chica, cruzándose de brazo y frunciendo el ceño mientras miraba a Fausto "Esto no es nada de lo que preocuparse, es como ir al mercado y escoger las cosas que necesitas, después vas, pagas y listo ¿verdad?" dijo con sorna mientras oía como Yoh a su lado se reía levemente.

"Una buena metáfora" comentó Fausto, acostumbrado ahora al constante sarcasmo de Anna y a la risa impotente de Yoh. Sacando un archivo del estante y volteándose hacia ellos se apoyó contra este y les sonrió mientras agitaba dicha carpeta en el aire y veía divertido como dos pares de ojos seguían su trayectoria, expectantes "Bien, escojamos esos 'productos', entonces"

"¿Y bien? No pago para que usted se divierta a nuestra costa Fausto..." comenzó a decir Anna.

"¿Tenemos que adivinar verdad?" preguntó Yoh, sonriendo divertido ante lo que casi se podría llamar puchero adornaba el rostro de Anna al ser interrumpida y maltratada de ese modo.

"Exacto" dijo Eliza, caminando al lado de Fausto mientras veía por encima de su hombro a la carpeta "¿Qué dicen¿qué dice el instinto?"

La pareja se miró largamente, antes de que Yoh se encogiera de hombros y le indicaba a Anna que diera ella su opinión. Después de un momento de insultar coloridamente al médico y a su esposa por jugar con ellos y de pensarlo detenidamente, la abogada se llevó su mano a su vientre ligeramente abultado "Es un niño" dijo, con una seguridad que dejó pasmada a su audiencia.

"¿Lo crees?" preguntó Yoh.

"No lo creo Yoh Asakura: yo lo estoy cargando, no me vengan con eso de que tengo que 'adivinar'..." replicó ella.

Fausto la miró y sonrió, sabiendo que no podía esperar nada menos de Anna Kyouyama "Entonces, imagino que ya tienes pensado un nombre..."

Anna sintió todas las miradas sobre ella "Hana" dijo simplemente mientras apretaba fuertemente su mano derecha, en la que se escondía tres pétalos de Sakura(1).


AWW!

Dun Dun Duuuun! Chicos y chicas... este fic... llegó oficialmente a su fin! Yo sé... mal epílogo... pero en realidad me salió MUY diferente a lo que yo tenía pensado... lo único que mi inspiración del momento me dejó intacto según el borrador fueron los tres párrafos del principio... jojojojo! Verán: mi musa se voló todas estas semanas y sólo me regresó para eso. Era un proyecto que tenía hace mucho tiempo y que quería intentar hacer... para los que no tienen ni idea de qué tienen que ver con el fic... uhm... es un tributo en metáfora para todos aquellos que me pidieron hacer un lime/lemon la explicación se las dejo a ustedes chicos...

Uff! No puedo creer que Radio Show llegase a su final! Voy a extrañar este fic, no lo duden –-Patricia se les tira a todo su equipo de actores y se pone a llorar como desesperada-- nunca pensé que podría llegar a hacer una historia de veintiún capítulos, con un tema serio. Además, gracias a este proyecto pude conocer a muchas personas (yo! mis reviewers! Ustedes son RULEADORAS! HONTOO!) que ahora forman parte de mi vida, qué más puedo pedir!

Ne... y como es el último capítulo... pos allí va última nota de Radio Show

1) 'Sakura´ es el nombre que se le da en Japón a la flor del cerezo que florece siempre en los primeros meses de la primavera y es todo un espectáculo .-

Bien... solo me queda una cosa más que hacer ahora

A mi lectores: ustedes significaron un mundo para mi! Hayan o no me hayan dado un review el ir a mis stats y ver esos números al lado de cada capítulo me animaban a seguir escribiendo por y para ustedes. Este fic es tan suyo como mío (allí vamos otra vez con lo de que nada me pertenece... snif!) El hecho de que me hayan soportado hasta aquí me hace sentir súper especial, sin contar de que le han dado un boost a mi ego... que no tienen ni idea! Hontoo ni arigatoo! (significa 'en verdad gracias', en cristiano español ) espero seguir con ustedes!

Se despide con un 'hasta prontito' y muchos abrazos y chocolate (galletitas de naranja para aquellos a quién no le guste);

SayanP (a.k.a Patricia)

P.S.: Para aquellos que me preguntaron... CLARO! Seguiré escribiendo... total, escribir es lo que quiero hacer en un futuro . Pronto (eso se traduce a 'mañana' en realidad: WOHO!) publicaré mi colección de oneshots, uno por cada miembro de la familia Asakura que por ser cortitos saldrán cada semana, y estoy en planes de hacer otro fic de Mankin que es una idea que supongo 'novedosa'...

JA NA!