Disclaimer: El mundo de Harry Potter pertenece a J.k. Rowling. Yo los uso sin fines de lucro.
Letra en cursiva son recuerdos.
Letra entre comillas pensamientos.
Capítulo 15: Oscuridad.
El día comenzó con el Sol brillando en todo su esplendor, Samantha se removió en las sábanas, abrió los ojos y los talló para mirar el techo, las palabras de Arianna habían permanecido en su cabeza. Lo que buscaba estaba cerca ¿Cómo no lo había visto antes? Se levantó de la cama para dirigirse a la ventana y dejar entrar el aire matinal, cuando la puerta de su habitación se abrió.
-¡Bonjour, belle durmiente!- Exclamó Arianna con una sonrisa.
-¿Qué hora es? - Preguntó Samantha al ver a la joven.
-Las doce del mediodía -contesto resueltamente mientras cerraba la puerta.
-¡QUE!-
-IL est plaisanterie -contesto con una sonrisa en los labios.
Samantha le miro fulminante y la joven se encogió de hombros. La castaña soltó una pequeña carcajada, la joven de hermosos ojos negros frunció el ceño.
-¿Qué es lo gracioso?-
-Pues tu cara-
-¿Mi cara te parece graciosa?- preguntó Arianna con enfado.
-No, tus gestos, esos si que son graciosos, ahora puedes decirme la hora -inquirió con una sonrisita.
-Las 9 de la mañana y estoy pensando en preparar algo para el desayuno-
-Me daré un baño y mejor salimos a desayunar algo ¿Qué te parece?- musitó la castaña, la joven de cabellos negros asintió.
-Esta bien, te espero entonces- Samantha asintió mientras la joven salía de nuevo, fijando sus negros ojos sobre la mesilla.
-¿No has leído la correspondencia de Draco?- preguntó al abrir la puerta.
-No -Dejó escapar un suspiro mientras volvía a mirar por la ventana -Y no quiero leerla- contestó antes de que la joven le preguntará cualquier cosa, se volvió para verla directamente mientras Arianna negaba con la cabeza.
-No te tardes, que muero de hambre- la castaña solo asintió.
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Draco abrió los ojos al sentir los rayos del sol sobre su rostro, fijó sus orbes grises a la figura que yacía frente a él.
-¿Qué tal te fue hijo?- musitó su madre con una media sonrisa -Supe que Pansy vino a verte -la mujer se sentó frente a él.
-Si lo hizo… y sabes a que vino, porque tengo entendido que has estado viéndote con ella -musitó con cierto enfado -Creí que era tu hijo y querías lo mejor para mí-
-Draco esto es lo mejor… tú y Pansy serán una familia poderosa, tan solo con el apellido… - la mujer se calló al ver la mirada penetrante de su hijo. Sin embargó Draco se levantó con brusquedad del sofá donde había quedado dormido, le miró con enfado.
-Deberías saber una cosa madre, antes de que vuelvas a hacer las cosas a mis espaldas- Narcisa frunció el ceño.
-¿Qué es lo que debo saber?-
-Que nada de lo que tú hagas ó Parkinson me va a obligar a casarme- espetó mientras caminaba hacia su habitación.
-¡No pienso perder esta casa Draco!- exclamó su madre levantándose. Draco se detuvo.
-Pues creo madre que esta casa ahora viene siendo mía- sonrió mientras giraba un poco la cabeza -Y yo puedo hacer con ella lo que quiera, aunque será mejor que te enteres de una vez y corras a casa de Parkinson-
-¿Que quieres decir?-
-Esta casa ya no es más Malfoy ni el dinero, digamos que hice un pequeño cambio en Francia- arqueó una sonrisa -Lui conviens par mère- murmuró y la dejó ahí, aunque escuchará llamarlo con insistencia, necesitaba darse un baño y salir. Necesitaba despejarse, una vez que llego a su habitación, miró por la ventana.
Un suspiró salió de sus labios y arqueó una sonrisa triste al no ver correspondencia tampoco ese día, se acercó al buró y lo abrió sacando unos pergaminos, algunos cayeron y los tomo, fijó su mirada gris en los pequeños datos que ahí había escrito y una verdad cayó sobre sus hombros.
-IL est imposible- murmuró mientras sus manos comenzaban a temblar -Como pude olvidarlo-
En Francia.
Samantha salió del departamento junto a su amiga, sin notar siquiera que dos pares de ojos la seguían, se sentía realmente bien caminar por aquellas calles que tanto a transitado incluso sabe el camino aún con los ojos cerrados, la joven a su lado platica animadamente sobre la noche que paso a lado de Albert, el chico francés del que su amiga se ha enamorado, sin duda, es una extraña maldición que circula por el trabajo, casi las parejas terminan enamoradas o peor terminan por separarse, aunque para ella el estar con Draco ha significado las dos cosas.
-¿Me estas escuchando?- pregunta molesta Arianna mientras se detiene.
-Lo siento¿Qué decías?-
-Eres un caso totalmente perdido Samy ¿Lo sabías?- la joven dibuja una sonrisita burlona en sus labios.
La castaña solo asiente con una mueca, han llegado al lugar y se sientan en la primera mesa desocupada, un joven no tarde en acercarles la carta y ofrecerles algo para tomar.
-Pensé en lo que me dijiste anoche Aris- la aludida le mira.
-Acerca de que buscaras en algún lugar cercano-
-Sí, debo de regresar de nuevo- aquella revelación hace que su compañera frunza ligeramente el ceño.
-¿Te refieres a…?-la castaña asiente. -Te acompaño, no deberías ir sola no ha ese lugar-
-No, prefiero que te quedes-
-¡Ese tema no se discute! Iré contigo te guste o no -reprocha la joven dando un sorbo a la taza de té que le fue puesta.
Sin embargo la castaña tiene un mal presentimiento acerca de regresar de nuevo, porque sabe que los recuerdos azotarán su memoria cruelmente y no quiere eso, pero a pesar de todo Arianna tiene razón, debe ir con alguien que le ayude y sin duda la necesita.
-Esta bien, pero necesitaré a alguien más- inquiere mientras da un sorbo a la taza de café.
-¿Lo vas a llamar?-
-Si -
Londres.
Harry abrió los ojos al escuchar el suave crujir de las ramas de los árboles, un viento suave mece las copas y algo le estremece. Se levanta de la cama y se dirige al cuarto de baño, abriendo el grifo y acunando las manos para enjuagar su rostro, mira su reflejo en el espejo y ve como este le devuelve la mirada un poco extrañado, lleva su mano inconcientemente a sus cabellos revolviéndolos más.
Cuando sale de la habitación mira la escena que esta frente a él, Hermione lee atentamente un libro y al escucharlo le mira y le sonríe, le devuelve el gesto sintiéndose estupido y miserable por no poder ayudar a la joven que ama. Pero una esperanza esta latente en su corazón y sabe que pronto encontrará la cura y que ambos se confesaran aquello que han sentido tal vez desde hace algún tiempo. Aunque muy dentro de él se siente realmente extraño y ha comenzado a sentir una extraña picazón en su frente, pero sobre todo en la cicatriz.
-Buenos días- le saluda acercándose a ella.
-Hola- responde la joven con la sonrisa más dulce que ha visto -Ginny aún no se levanta y pensé en leer un libro, espero no te moleste- inquiere al ver su mirada esmeralda.
-No, no me molesta ¿Cómo te has sentido Jane?- pregunta sentándose a su lado.
-Creo… que siempre me he sentido bien, es solo que a veces quisiera poder recordar algo- la joven cierra el libro de sus manos.
-Yo también quisiera que recordarás- murmura Harry pero la joven le mira.
-Usted… - le mira con intensidad esperando que el le diga algo.
-James… -contesta Harry con una triste sonrisa.
-James, dime tú sabes algo, tú debes saber lo que me paso-
-Lo sé, pero si te lo digo solo pondré en peligro…- acerca su mano a la mejilla de la joven y la acaricia, viéndole fijamente a esos ojos color castaño.
No sabe porque pero el simple contacto con él le causa un estremecimiento que no sabe describir y casi puede ver una imagen borrosa en su memoria, pero no recuerda nada, nada de lo que ha hecho en su vida. Se levanta del sofá y le mira.
-Lo siento James, creo que voy a despertar a Ginny- Harry se levanta y se acerca a ella.
"Quisiera recuperarte Hermione" piensa mientras besa la mejilla de la joven y se va de nuevo a su habitación.
En un lugar un poco apartado de la civilización yace una cabaña con un aspecto deplorable, adentro unos leños crujen al ser devorados por las llamas del fuego, los restos de lo que fue hace tiempo un hombre yacen sobre el mullido sillón en medio de la recamara y su mirada puesta en el fulgor de las llamas reflejado en sus pupilas escarlatas, una enorme serpiente duerme sobre sus pies y un hombre se encuentra agazapado en la oscuridad.
-¿Ha habido señales Colagusano?- pregunta mientras mueve la huesuda mano blanca.
-No mi señor- jadeo el hombre temblando de miedo.
-¿Y entonces que estas esperando para llamarlo?- el hombre se estremece y sale rápidamente de la recamara.
-Oh sí, ha llegado el día en que Lord Voldemort regrese al poder- sisea mientras una sonrisa se curva en los delgados labios que posee.
Peter sale de la cabaña jadeando y gimiendo de terror, sabe que a pesar de todo el tiempo ha tenido que soportar los maltratos que el señor oscuro le daba y se siente realmente mal al recordar que hace exactamente ya muchos años sufrió igual, no hubiese querido traicionar a sus amigos pero era estar con vida a ser asesinado ¡Que equivocado estaba! Caminó a paso lento por la llanura del lugar, se transformó en rata y abordó un camión que en ese momento pasaba por la carretera desolada.
El camino le fue de lo más incomodo pero ha llegado a la ciudad y con su aspecto camina por entre las calles pasando desapercibido por los transeúntes y metiéndose entre los callejones, por fin y después de un largo camino llega a una pequeña pero al parecer grande mansión, entra por los barrotes y se transforma al llegar a la puerta.
La puerta se abre dejando ver a un hombre de aspecto malvado, le ve a los ojos y se estremece al ver tanta oscuridad en ellos, pero el hombre le ha dado el paso y una vez dentro de la mansión le es guiado por un pasillo hasta llegar a lo que parece un estudio, el crujir de la puerta le sobresalta y entra por ella.
-¿Qué te ha traído?- pregunta una voz detrás de un escritorio.
-Mi señor quiere verte… él esta impaciente- gimotea mientras se restriega la mano.
La figura que yace sentada dándole la espalda gira para verlo a la cara y una enorme sonrisa cruza sus labios.
-Vaya que el señor es impaciente… reúne a los mortífagos y diles que esperen mis ordenes rata- masculla mientras sale del lugar dejándolo ahí.
Peter aprieta los nudillos y asiente al verlo salir, saca su varita y la pone sobre una marca que ha llevado por años y le tacha de traidor y murmura unas palabras que hacen escocerle la carne bajo su brazo y parece que en cualquier momento va a incendiársele, porque sabe que el señor le ha enseñado a reunirlos y sabe también que es por la falta de poder que el señor oscuro le ha entregado esa capacidad.
There's a hero, if you look inside
your heart.
You don't have to be afraid of what you are.
There's an answer, if you reach into your soul,
And the sorrow that you know will melt away
Sus ojos dorados se posan sobre aquel lugar que tantos recuerdos le trae y casi puede sentir algo líquido mojar sus mejillas, acerca su mano para limpiarse el resto de lágrimas que han traicionado la decisión de quedarse donde están y es entonces donde todos los recuerdos le llegan como si hubiese sido ayer el último día en que platicaron bajo aquella chimenea con Harry.
Aquel día en que el leía atentamente un periódico en la cocina y Sirius alimentaba a Buckbeak en el piso de arriba, aún recuerda la charla después de que Harry les dejó.
-¿Sabes?-pregunto Sirius al licántropo.
-¿Qué pasa Sirius?-
-Quisiera… quisiera volver en el tiempo Remus y salvar a James y Lily-responde con una triste sonrisa adornando sus labios. En un acto involuntario Remus le rodea con los brazos.
-Y yo quisiera poder concedértelo Sirius y es por eso que desearía ser yo el que hubiese ido a Azkaban y el que… -Sirius le calla separándose de él.
-No digas tonterías Moony –Sirius sonríe – Yo agradezco que confiarás en mí de nuevo.
-Tenía que hacerlo, vi a esa rata en el mapa… y –
-¿Y?-preguntó el hombre de profundo mirar.
-Me alegre mucho el saber que estabas de nuevo en Hogwarts ¡Maldita sea la luna!-maldice mientras Sirius coloca una mano en su hombro.
-Vamos Moony, no te culpes, después de todo Harry me liberó de nuevo y fue exactamente el año pasado que te busque y ahora venos aquí-
-Gracias Sirius-
-¿Gracias? –pregunta el hombre con la ceja levantada.
-Por estar siempre conmigo en el colegio, por ser mí amigo-
-¡Oh Vamos Moony! No te pongas sentimental-Sirius sonríe mientras asiente con la cabeza. -Iré a ver a Buckbeak debe de haber terminado con la comida-Remus asiente mientras le dedica una sonrisa. Y Sirius se dirige hacia la puerta, pero se detiene en el marco.
-¿Remus?-
-¿Sí?-responde el licántropo.
-Gracias a ti-
-¿Estas bien Remus?- pregunta una voz, el asiente mientras gira hacia la persona.
-¿Cómo te ha ido Tonks?- inquiere al ver a la mujer con el cabello rubio y ojos azules.
-No me quejo, Harry ha tenido al departamento en poco movimiento pero… ¿Sabes porque nosotros regresamos a aquí?- el hombre niega con la cabeza.
-Me supongo que Dumbledore quiere reunir a la Orden-
-Eso parece pero… me parece extraño que nos haya citado solo a nosotros ¿No crees?-
Remus asiente mientras murmura un "12 de Grimmauld Place" y ante ellos aparece una puerta, Remus la abre dejando pasar a la rubia, las luces de la entrada yacen prendidas y una mujer gordita y de cabellos pelirrojos les saluda.
-¡Hola Molly! -exclama Tonks a la mujer que la estrecha en un abrazo y mira al licántropo.
-La reunión va a empezar en unos minutos- Remus asiente con la cabeza inundado de recuerdos que siguen atormentándolo.
Minutos más tarde en el salón principal todos se encontraban reunidos alrededor de la mesa, en la esquina se encontraba el director del colegio de Hogwarts. Su mirada a través de esos lentes de media luna se encontraba turbada e incluso las facciones de su cara le parecían estar tensas. Todos miraban expectantes.
-Les he llamado por lo que se aproxima, gran oscuridad se va a cernir sobre el mundo mágico, Voldemort está a punto de levantarse y aunque aún no sabemos porque medio lo va a ser, debemos estar preparados, algunos ya han peleado en la primera guerra y sabrán bien que esta batalla que se aproxima es mucho más difícil- los murmullos se hacen presentes y entre todos su voz resuena.
-¿Por qué nos llamo a nosotros?- pregunta Lupin y varios voltean a verlo y asienten dirigiendo la mirada al hombre.
-Porque ustedes serán el primer batallón contra la fuerza de Voldemort, junto a los demás, ustedes tienen más experiencia y porque aún no es el momento de decirle esto a Harry y a los demás- muchas miradas se encuentran averiguando que es lo que piensa el profesor y es entonces donde vuelve a llamar la atención.
-No lo entiendo Dumbledore, nos dice que Harry y los demás no están preparados, pero ¿A que se refiere con eso? No encuentro sentido a esta charla, sin Harry que ya ha vencido a Voldemort- se escucha murmullos en la sala.
-Digamos que aún no es el momento, Remus-
-¿Momento para que?- preguntó el licántropo poniéndose de pie.
-Lo sabrás muy pronto- inquiere el hombre dejando a Remus más confuso que minutos antes. Se encoge de hombros y ve salir a todos murmurando, a decir verdad Remus no esta seguro porque solo reunió a los "mas" viejos en esta absurda platica que no revelo nada, aunque algo dentro de él se remueve. ¿Tendría que ver con esa chica? Y por el extraño encantamiento que esta sufriendo Hermione. El caso es que sumido en sus pensamientos no ha visto la sombra que se acerca al profesor y le murmura algunas cosas, pero el reconoce esa voz.
-¿Como te va Severus?- el hombre carraspea ante la pregunta y fija sus ojos negros en él.
-Bien Lupin, trabajando- Remus asiente mientras se pone en pie y sale, sentándose en el -primer sillón de la sala y acurrucándose. Se siente cansado y no sabe exactamente por que, pero no puede dejar de sentir que el cansancio esta venciendo sus párpados y que Morfeo lo llama con insistencia.
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Un tumulto de hombres encapuchados se encuentran en la sala de la mansión, todos murmurando con frías voces los planes y maldiciones que tiene planeado utilizar contra los aurores, unos ríen y comentan los planes de sus familias y el dinero que obtienen torturando magos, ella esta entre la multitud y prefiere salir a tomar un poco de aire, no sabe porque razón ha caído en el juego del mal ni porque acepto arruinar a Harry. El caso es que no puede renunciar, sus manos le tiemblan y a pesar de todo no pensó que fuera a sentir algo así por él.
Por donde vayas
iré
con una venda en los ojos
lo que decidas haré
el amor cuando es verdad es uno solo
Lo conoció hace 3 años, ya una vez lo había visto y en ese entonces ella lo había visto como un intruso en el colegio, como un jugador, como un hombre inalcanzable y sin pensarlo, había terminado en el juego del amor.
-¿Qué haces aquí?- la voz le sacó de sus pensamientos y se da cuenta que ha caminado un largo pasillo.
-Estaba pensando- murmuró casi para ella, quitó la capucha dejando ver sus ojos rasgados y sus cabellos negros.
-Sabes que es peligroso que te vean, no… -
-No debería, pero sin embargo soy parte de esto ¿o no?- Agacha la mirada y un súbito mareo le hace tambalear, siente como el la toma por la cintura.
-¿Qué te pasa?- pregunta caminando con ella hacia una habitación cercana.
-Nada, es solo un malestar-
-Quédate aquí, ya hablaremos- asiente con la cabeza mientras se acerca a la cama y se recuesta.
-No puedo seguir con esto- aprieta los ojos mientras dos lágrimas recorren sus mejillas.
No me preguntes
por qué
he sido bueno contigo
sólo sé que eres mi religión
que me importa si lo llaman fanatismo
Algo le dice que Cho no esta bien y que por muy frío e inexpresivo que es, siente algo especial por ella, tres años de estar compartiendo no solo misiones, sino también la cama le han hecho pensar que Cho es una chica que le pertenece y de alguna forma siente algo por ella, pero el no puede amar ni tampoco quisiera hacerlo, el será el próximo señor oscuro y amar es un sentimiento que no tiene permitido sentir, que amar es volverle débil.
Cubrió su rostro y entro en la habitación, los mortífagos cesaron la charla, sonrió por debajo de la tela.
-Estamos reunidos porque el Señor a decidido dar el primer golpe- todos escuchaban atentos -El primer golpe se dará hoy en la noche y será en un centro muggle, debemos capturar y matar a todo aquel que se oponga- miró a los hombres pudo al menos contar unos 50, sonrió al ver a colagusano temblar.
-¿Mi señor¿Cuántos iremos?-
-Solo irán 20 de ustedes, Colagusano les dirá quien tendrá la fortuna de acompañarme- los murmullos se hicieron presentes. –Prepárense- salió del salón y se quito la tela, camino hacia la habitación y se sorprendió al no encontrarla. –Maldición- masculló mientras cerraba la puerta.
Draco salió de su casa con unos pantalones negros y una camisa azul, la túnica que llevaba era de un verde oscuro. Su mano iba centrada en su bolsillo, en el se encontraba su varita, su madre le había hecho pensar algunas cosas que no quería, la primera era que si Pansy había tenido el valor para enfrentarlo era porque lo estaban vigilando y porque aquella vez en que se enfrento a unos de sus viejos "amigos" estaba planeado. Y lo segundo fue que había charlado con Potter y olvido esas pequeñas anotaciones que pasó desapercibido y que eran importantes.
-¿A dónde vas Malfoy?- preguntó una voz que reconoció.
-Goyle, viejo amigo- sacó la varita pero alguien más le gano el hechizo.
-No querrás que te llevemos muerto ¿O sí Malfoy?- arqueó una ceja con infinita incredulidad. Mientras su varita paraba a manos de Goyle.
-Vaya no pueden solos- siseó mordazmente el rubio.
-Desmaius- El cuerpo de Draco cayó sobre el suelo.
En Francia.
Samantha caminaba junto a Arianna, iban a pedirle a Albert que las acompañará y estaba segura que el muchacho no se negaría, tocaron el timbre del apartamento mientras Arianna acomodaba sus cabellos negros.
-¿Cómo me veo?- preguntó.
-Te ves bien- contestó mientras sonreía, la puerta del lugar se abrió dejando ver a un joven alto, de piel blanca, cabellos cafés y ojos del mismo color.
-Bonjour, mesdemoiselles ils passent à cette maison humble- saludó y beso las mejillas de las chicas. Ambas entraron.
-Merci- contestó Arianna cuando fueron guiadas hacia la sala.
-Albert, venía a pedirte que me acompañaras a mí y a Arianna aún lugar, ya que Aris se niega a dejarme ir sola-
-¿Un lugar¿Qué lugar?- preguntó mientras se sentaba frente a ellas.
Samantha aspiró una pequeña bocanada de aire, mientras escogía las palabras.
-Se que tú estas a cargo del departamento de Aurores, cuando Draco regrese será él el jefe, si es que regresa claro… -
-Excuse, Cela qu'il doit ici voir- interrumpió
-¿Estas bien Samy?- preguntó Arianna.
-Voy a ir a la mansión Lavat- susurró mientras Albert fruncía ligeramente el ceño.
El camino hacia la mansión Lavat era el mismo desde que recordaba. El largo corredor empedrado que llevaba a la casa antes estaba implacable, ahora las hojas de los árboles lo cubrían, la mansión lucía sin vida y parecía que pronto desaparecía entre la maraña de arbustos que la rodeaban, incluso le parece un buen escondite pero también un callejón sin salida, los pasos de Arianna y Albert le sacan de sus pensamientos.
-¿Ocurre algo?- pregunta Albert situándose a su lado. Ella niega con la cabeza.
-Entonces vamos, que esto me esta dando miedo- inquirió Arianna, acercándose a Albert. El chico le mira y le esboza una sonrisa, Samantha puede ver claramente que las mejillas de Aris se han coloreado y sonríe.
Los pasos parecen retumbarle en los oídos y algo le estremece, no es tanto la ventisca que ha comenzado, sino ver las ventanas llenas de polvo, se sobresalta al ver una figura, pero sabe que solo es producto de su imaginación, esta nerviosa, aún recuerda aquel día en que llegó con los ojos llenos de lágrimas, un hombre esperando en la puerta con un maletín y con una triste sonrisa. Las últimas palabras retumbando lentamente en sus oídos.
"Ella esta muerta y es tu culpa"
Se sobresalto al llegar a la puerta, la mirada de temor en Arianna le infunde nervios, mira los ojos castaños de Albert, mientras saca su varita, seguida de sus dos acompañantes, apunta su varita hacia la cerradura mientras murmura con voz firme.
-Je suis en maison- un haz de luz blanca muy tenue atraviesa la cerradura, el chirrido de la puerta le estremece, Arianna da un salto y se abraza de Albert, puede notar que el chico se sonroja, pero Arianna no ha reparado en lo cerca que esta de él que cuando lo hace agacha la mirada.
-Perdón, perdón-murmura mientras Albert esboza una tímida sonrisa.
-Preparados-inquiere la castaña mientras pasa el umbral de la casa, ambos jóvenes llevan sus varitas en alto y entran seguidos de la castaña, el ambiente es tétrico, a pesar de ser de día parece ser de noche dentro.
-¡Lumos!-dicen ambos mientras Samantha aspira una bocanada de aire.
-¡Encendidos!-Aris frunce el ceño, pero rápidamente la casa adquiere luz.
-Sabes nos hubieras dicho…-
-Shhh- él acalla a la chica situándose frente a las dos –Algo se movió.
-Sí, una elfa… -
-¿Qué? Has tenido una elfa en esta casa ¿Por qué?-preguntó Aris con el ceño ligeramente fruncido mientras agitaba su varita.
-Por que no quería recuerdos, además… ella no habría abandonado la casa, quería mucho a mi tía-
Unos ojos resplandecieron y se llenaron de lágrimas, algo pequeño atravesó la estancia y quedo a los pies de Samantha, era una elfina doméstica, llevaba unas ropas viejas, sus ojos eran verdosos.
-¡Ama!-exclamó la elfina restregándose los grandes ojos –Linny sabía que volvería a casa ¡Ella lo sabía! Y limpiaba la casa para cuando la ama volviera-chilló.
-Sí gracias Lin –
-Linny irá a preparar bocadillos- la elfina desapareció y Aris hecho una carcajada.
-¿Qué es lo gracioso?- Albert que había visto todo solo tenía el entrecejo fruncido. -¡De que te ríes!-
La joven tomó una bocanada de aire y se calmó lentamente.
-¿Linny¿Por Merlín quien escogió ese nombre?-Samantha enrojeció.
-Bueno… mi tía quería que le diera un nombre y no se me ocurrió nada así que fue lo primero que salió de mi boca-
-¿Exactamente que hacemos aquí?-Albert había cambiado el semblante y ahora miraba la casa –Dijiste que venías a buscar algo-
-Sí, pero ustedes pueden buscar ahí –dijo señalando unas grande puertas –Lin ¡No te rías Aris!... Lin y yo iremos arriba-
-Pero tenemos solo 30 minutos ¿Recuerdas?-
-Lo sé, pero se me hace imposible buscar lo que sea que mi tía me haya dejado en esta mansión- Albert y Aris la vieron.
-No entiendo porque no me dicen que buscan ¡Que se supone que debo encontrar!-gruñó el muchacho.
-Que Arianna te explique- Albert fijo su mirada en la chica y esta le sonrió.
-Yo te explicaré, pero debemos darnos prisa- Samantha asintió, ambos se perdieron entre las grandes puertas de roble, ahí parada se encontraba en el recibidor de la mansión, giró su cabeza para ver hacia la sala, cuantos recuerdos tenía aquella casa, todos alegres y otros no tanto, el baile, aquella tarde en que Draco y ella habían pensado descansar un poco en su casa. Su tía aún no enfermaba, nunca supo que tenía, pero al parecer era grave.
-¿Estas segura que podemos estar en tu casa?-preguntó el chico de rubios cabellos.
-¡Ya te dije que sí!- la joven entrelazo su mano con la de él. Ambos se abrazaron mientras caminaban por el largo corredor, cuando llegaron a la puerta, Samantha salió hacia su habitación mientras el le esperaba en la sala.
Cuando bajó escuchó a su tía hablar con él.
-¿Así que te llamas Draco?- asomó su vista por entre la pared para verlo asentir.
-Si señora, Draco Malfoy Black-
Su tía, sonrió y se acercó a él tomando su mano y girándola para leer su palma.
-Veo… un futuro incierto… oscuro- Draco apartó la mano. La mujer echo una risotada. – No te asustes, Draco Malfoy, tú apellido es conocido aquí… tú padre Lucius era un hombre… -
-Mi padre fue un hombre que no merece ser mencionado-la mujer frunció el ceño. Giro suavemente su rostro, Samantha se estremeció y se oculto de nuevo, estaba segura que su tía la había visto.
-¿Me harías una promesa Draco Malfoy?- el joven frunció el ceño.
-Por supuesto señora-musitó con sus ojos grises.
-Cuídala, promete que la cuidaras- Samantha cerró sus ojos y aspiro un poco de aire.
-Lo prometo-
-¡Vamos Samy! Este muchacho apuesto espera por ti-la mujer le guiño un ojo a su sobrina cuando entró a la habitación.
-¿Ama?-Samantha giró sus ojos cafés en la elfina.
-¿Qué pasa Lin?-
-Mi ama, su tía… ella le dijo a Lin que cuando usted regresará viera su habitación- la joven le miro con sorpresa.
-¿Mi tía sabía que volvería¿Pero?-la elfina señalo las escaleras, Samantha siguió su mirada hacia el segundo piso, aún estaba oscuro, un frío recorrió su espalda erizando los pelos de su nuca.
-En su habitación ama –y la elfina desapareció, la joven asintió, cuando emprendió camino hacia las escaleras, la elfina chasqueó los dedos cerca de las puertas de roble cerrándolas.
Su corazón comenzó a latir con rapidez, lo que estaba buscando siempre estuvo a unos metros de ella, las velas de las escaleras comenzaron a encenderse, vio hacia abajo había subido por lo menos ya unos 15 escalones y conforme avanzaba algo extraño comenzaba a removerse dentro de ella, una sensación de miedo y de vacío que no creyó sentir nunca, quería regresar sobre sus pasos y pedirle a Arianna que la acompañará pero sus pies se negaban a detenerse.
Afuera varios hombres rodeaban la casa, todos de ellos encapuchados.
-¿Están adentro?-preguntó una voz gruesa.
-Sí, el señor estará contento por ver los cuerpos y de la auror-
-15 minutos para el ataque-la voz gruesa alzó su mano, una lechuza negra se posó en ella, ató una pequeña nota que sacó de su bolsillo –Entrégaselo al señor- el ave ululó ferozmente y emprendió el vuelo.
Samantha terminó de subir las escaleras, sus ojos se cerraron de pronto sintiéndose mareada, cuando volvió a caminar la luz de la habitación se encontraba encendida, cerró y abrió los ojos comprobando que no era producto de su imaginación pera la luz seguía igual.
-¿Lin?-murmuró pero no consiguió respuesta. La luz le atraía y comenzó a caminar hacia la habitación, conforme caminaba aquel vacío se hacia más fuerte, que comenzó a dolerle, dos lágrimas escaparon de sus ojos y cayó de rodillas en la alfombra café del pasillo. -¿Qué hay ahí?- preguntó, su voz resonó por el pasillo, la luz brilló más fuerte, se incorporó llevando su mano hacia su estomago, la luz se apagó cuando se situó frente a la puerta, tocó la perilla y la giró pero no pasó nada.
-¡Maldición! –exclamó, el vacío había desaparecido.
-Draco Malfoy… un futuro incierto… oscuro… lo prometes… te amo… deberías saber que no eras la única que sufre… ¿Por qué Samantha?… dime la verdad… ¡No me evites!... una sangre sucia como tú… lo siento… deberías saber Samy que tus padres estarían orgullosos de ti… tú madre te amaba… -
Se tapó los oídos, las palabras parecían resonar en el pasillo, se aferró la cabeza con fuerza, la voz de Draco y de su tía parecían revivir los recuerdos que tenía guardados muy profundamente…
-¡Basta¡Ya basta! Solo quiero saber que es lo que está pasando- la luz que antes había sido apagada se encendió, giró la perilla y la puerta se abrió con un rechinido, sus ojos se abrieron desmesuradamente. -¿Tú?- dio unos pasos hacia el frente y la puerta se cerró.
-Es hora de tu destino… -
Cerró los ojos mientras la luz parecía envolverla.
-¿Estoy preocupada?-Albert quitó unos libros y vio a la chica.
-¿Por qué?-preguntó.
-¿No te parece demasiado callado esto? La elfina no ha traído lo que nos dijo que iba a traer y… -la joven se acercó a las puertas y las trato de abrir –Parece que nos encerraron.
El joven dejó el libro y se acercó a ella tirando de la puerta.
-¡SAMANTHA¡ABRE LA PUERTA!-gritó.
-Sí claro ¿Crees que ella nos encerraría?... –el chico negó –Esto no esta bien, yo sabia que no era bueno venir, llevamos solo 10 minutos y estoy empezando a dudar de esa elfina-
-¿Estas insinuando que la elfina ya lo tenía planeado?-
-Quiero apostar que sabe algo ¿Podemos usar magia?-preguntó sacando su varita -¡Lumos!-no salió nada de su varita, con un chasquido la elfina apareció en el lugar.
-La ama tiene solo 10 minutos para descubrir el secreto, sola, cuando termine Lin los sacará, hay hombres afuera –y desapareció, Arianna y Albert comenzaron a empujar la puerta.
Londres.
Cho se encontraba en el ministerio, había mejor decidido salir de esa casa, de su tormento, entró a la habitación y se sentó frente al escritorio, un sobre reposaba sobre unos papeles, los tomó con nerviosismo mientras abría el sobre, saco la carta y leyó con rapidez mientras una sonrisa surcaba su rostro. La puerta se abrió dejando ver a un chico de ojos verdes.
-¿Por fin regresaste?-se sobresaltó doblando la carta y metiéndola en un cajón.
-¡Harry¿A que se debe tu visita?-preguntó surcando una falsa sonrisa.
-No te molestes Cho, vengo hacerte unas preguntas-la joven frunció el ceño.
-¿Preguntas? Sobre que… ¿Oh esto es un arresto?-preguntó.
-No, pero puede serlo, quería información de la lista de invitados, la de la fiesta del ministerio –Cho le miró con sorpresa.
-¿Qué? Pe… pero, no se si la tenga, digo hace meses que fue, debí haberla tirado-inquirió con nerviosismo.
-No me vengas con tonterías Cho, debes de tenerla archivada y la necesito ahora, es más te doy 30 minutos para que la lleves a mi oficina-dicho esto el joven se puso en pie y se detuvo en la puerta –Y sino la tienes creo que entrarás a prisión- salió dejando a Cho.
"Estoy en problemas" se levanto del asiento y camino hacia un estante donde sacó un libro negro, lo hojeó y se detuvo por la mitad, en la hoja con una fina caligrafía aparecía una larga lista de invitados, en los que aparecía su nombre, cortó las hojas y rápido regresó a su lugar, agito su varita y la pluma se levantó.
-Lista de Invitados a la fiesta del ministerio- la pluma comenzó a escribir.
Cuando Harry dobló hacia la oficina, Remus le esperaba en la puerta.
-¿Pasó algo?-preguntó al licántropo mientras este negaba.
-Solo una reunión-
-Te ves cansado, como si la luna llena hubiese sido ayer- Remus esbozó una sonrisa.
-Si así me siento –ambos hombres entraron y cerraron la oficina, Harry se acercó a la cafetera y puso café –Y tengo algo importante que comentarte-
-Te escuchó- Remus miró su reloj, la tarde pronto acabaría y no había avisado a Belem que haría una parada en la oficina de Harry. Suspiró mientras la habitación se impregnada al aroma del café.
-Hoy Dumbledore nos citó… -
Belem miró por la ventana, el sol pronto se ocultaría. Sirius jugueteaba con la escoba que su padrino le había regalo, suspiró con cierto cansancio, no notó que su pequeño se había acercado y le miraba.
-¿Pasa algo pequeño?-se acercó a él para cargarlo. El niño negó –Sabes deberías de ir a hacer unas compras ¿Qué te parece?- preguntó con una sonrisa.
-y me vas a complar cocolate- Belem le esbozo una sonrisa mientras depositaba un beso en su mejilla.
-Todo el que quieras –el niño sonrió mientras su madre lo bajaba, buscó su bolso y las llaves, se detuvo en la puerta. "Le dejaré una nota" pensó, regresó sobre sus pasos y tomó un pedazo de hoja y escribía a Remus.
"Fuimos a comprar, no tardamos" vio su reloj y luego al pequeño que le espera impaciente en la puerta, se acercó a él y juntos salieron, el centro comercial quedaba a unas 4 cuadras, Sirius jugueteaba corriendo por la acera, Belem le miraba con una sonrisa, desde que había pasado todo lo del secuestro unos meses atrás se había puesto a la defensiva, incluso había olvidado mencionarle a Remus lo del anillo, aquella extraña sortija que había recibido, no le había tomado importancia porque ella había preferido pasar más días con ellos dos, Remus entraría en unas semanas al colegio y no le vería. Aunque sabía que algo estaba por empezar, esa guerra de la que Remus le ha escuchado comentar.
Se detuvo y llamo al niño, tomó de su mano y cruzaron una avenida, las luces del centro hicieron que el pequeño se soltará de su madre y señalará.
-¡Dutes! –exclamó el pequeño sonriéndole a su madre.
-¡Sirius no corras!- Belem le tomó de la mano para que el pequeño no se cayera, cuando entraron por las puertas corredizas, tomó un carrito y cargo al pequeño –Bien le haremos una cena rica a papá-el niño sonrió.
Entre los largos pasillos Sirius tomaba lo que su madre le daba y lo dejaba en la parte trasera del carrito, había algunas latas de comida y unas bolsas, entre ella destacaban unos panecillos de chocolate que Sirius y Remus adoraban, una sonrisa cruzó por sus labios, amaba tanto a Remus que a no le importó esa condición.
Cuando se detuvo frente a las carnes frías, un recuerdo sumergió.
-¿Por qué te niegas en decirme la verdad?-preguntó con el ceño fruncido.
-¿Cuál verdad?- inquirió el hombre de ojos dorados.
-¡Pues la verdad! No sé porque te niegas en abrirte a mí-
-No lo vas a entender- murmuró.
-Lo que no entiendo es como puedes alejarte de mí… cuando ¡Te Necesitamos!- el hombre le miró.
-¿A que te refieres?- las mejillas de Belem se sonrojaron.
-Yo… es…estoy embarazada- los ojos de Remus se abrieron desmesuradamente.
-¿Qué?- Remus se acercó a ella, el semblante no era el que ella esperaba.
-¿Por qué me ves así¡No trates de pedirme algo de lo que no quiero!- Remus suspiró.
-Soy un licántropo- ella sabía que había escuchado aquella palabra –Es por eso que no quería decirte, no quería perderte… yo te amo y aceptaré la decisión de… -
-De tenerlo- le dibujo una sonrisa –Quiero tenerlo y quiero estar contigo –no le dio tiempo para responderle pues le había abrazado y unido sus labios.
-¿Mami?-preguntó el niño, Belem miró a Sirius, cuanto amaba a su hijo, desde que lo tuvo sabía que no necesitaba nada más ella estaba completa, tenía un hombre que amaba y de ese amor un retoño al que adoraba con todas sus fuerzas.
-¿Qué pasa?-el semblante del pequeño cambió.
-Tengo miedo- Belem lo cargó y frunció ligeramente el ceño.
-¿A que le tienes miedo?- preguntó mirando a todos lados, una ráfaga de viento pareció pasar por ella, sus brazos se pusieron tensos, el sonido sordo de una explosión, gente gritando, apretó a su pequeño contra su pecho. Algo que alguna vez había sentido parecía nacer de su pecho, tenía miedo de perderlo, sus piernas se quedaron inmóviles, unas lágrimas escaparon de sus ojos, una voz le erizó los cabellos de la nuca.
-¡Dame al niño!- giró lentamente su cabeza hacia la voz, frente a ella un hombre encapuchado con varita en alto.
-NO-dijo firmemente, el hombre soltó una carcajada.
-¡Estupida! Entonces muere- la varita se levantó hacia su pecho, Sirius se abrazó con fuerza de ella, sintió un agudo dolor por la espalda, haciéndola caer de rodillas, sus manos soltaron la fuerza con la que sujetaba al pequeño, en un brusco movimiento le arrebataron una parte de su vida, aquello de lo que ella vivía, los llantos del niño resonaban en su cabeza, apretó sus ojos al ver una haz de luz verde salir de su varita.
Su cuerpo cayó en el piso, el pequeño se quedo sin voz al ver el cuerpo de su madre caer, el hombre que le sujetaba apretaba sus pulmones, las lágrimas comenzaron a salir, un débil "mamá" salió de sus labios.
-¡Idiota! Ahora tendremos que quemar el lugar, llévate al niño- el hombre caminó hacia la salida. El hombre se acercó al cuerpo de la mujer y negó con la cabeza, se alejó y agitó su varita, el lugar pronto comenzó a arder.
Cho entro a la oficina de Harry y le tendió el papel.
-Bien aquí esta lo que me pediste-dijo con desdén. Harry tomo el papel y lo colocó en el escritorio -¿Alguna otra cosa Harry?-preguntó, el muchacho negó, ella asintió y salió del lugar.
-¿Qué es eso?- preguntó, Harry le miró.
-La lista de invitados de la fiesta… ¿Remus te pasa algo?- el hombre sintió un dolor recorrerle, apretó los ojos y dejó caer la taza al suelo, el ruido al romperse sobresaltó a Harry que se acercó a él. -¡Remus!- pero el hombre cerró sus ojos.
Francia.
Cuando Samantha abrió los ojos se encontraba en la habitación de su tía y en sus manos un pequeño collar. Aspiró una bocanada de aire y salió del lugar con rumbo hacia la habitación donde sus amigos estaban encerrados, cuando la abrió, Arianna y Albert le miraron.
-¿Samantha?-preguntó Aris acercándose a ella.
-No hay tiempo, la guerra ha empezado- la elfina doméstica apareció a su lado.
-Por aquí ama- Samantha asintió.
-Tenemos que salir de aquí –
Continuara…
Notas de autora:
Siento mucho haber tardado una eternidad, pero las ideas no más no venían y cuando quería hacerlo simplemente me trababa en algunas escenas. A partir de aquí la guerra empieza, Voldemort y su resurgimiento, el capítulo que sigue no lo he escrito pero ahora comenzaré a escribirlo. Es un poco más sencillo por se llama Momentos 2 Con otro título.
-La canción es Credo de Tiziano y Pepe Aguilar.
-El segundo Fragmento es de Hero de Mariah Carey.
Las palabras en francés las traduje en Word y abajo están sus significados por el orden en que aparecieron. Solo espero que les guste. Me costo trabajo sacarlo.
Respondería a sus reviews, pero S ahorita no tengo tiempo y la ¬¬ regla de la página que dice que ya no pongamos contestación… bah!.
En fin. Como quiero muchas gracias a los que me dejaron Review.
Gracias a Arissita, Ana María, David, Lara Chan, Mi Sis Bonita por leer todos los capítulos.
1. Buenos días, bella durmiente.
2. Es broma
3. Lo siento madre
4. Es imposible
5. Buenos días, Señoritas pasen a esta humilde casa
6. Gracias
7. Disculpa, eso que tiene que ver aquí
8. Estoy en casa
