Todos los personajes aquí presentes son del maestro Tolkien y los tomamos prestados para divertirlos.Por favor, no pierdan el tiempo en demandas.
Capítulo 8: Deliberación con Mandos.
Mientras se cumplía el plazo dado por Feanor, las puertas de Formenos no dejaban de sonar.Cada día montones de elfos desesperados acudían a palacio esperanzados y asustados a la vez por el solo hecho de tener que encontrarse cara a cara con alguno de los siete hermanos.
En ese preciso momento un grupo de Teleri se debatía entre ellos para ver quién iría a preguntar cómo avanzaba el asunto.
-¡Saqué piedra, eso le gana a la tijera¡Te toca ir, Lindor!- exclamó un Teleri.
El elfo llamado Lindor palideció y sintió muchas ganas de salir corriendo de ese lugar. Miró a su alrededor, buscando una vía de escape, pero los demás le cerraron el paso.
-Está bien ¡iré, pero si algo me pasa juro que la pagarán- los amenazó.
Tomando aire, se dirigió, muy lentamente, a las puertas de Formenos. Los restantes elfos se ocultaron tras unos arbustos. Lindor tomó la aldaba con determinación y golpeó. La puerta se abrió.
-¿QUÉ!- gritó Celegorm, harto de esas visitas. Era la vigésima vez en una hora que abría la puerta.
Lindor se cayó del susto. Sin embargo, se recuperó pronto y se puso en pie. Pero la mirada de Celegorm acobardaría a cualquiera.
-Este…eh…nosotros…digo yo…
-¡Deja de balbucear y habla claro!- se exasperó Celegorm.
-Queríasabersisuvenerablepadreyaencontrólacura-dijo Lindor, rapidísimo.
No obstante, el hijo de Feanor no pudo responder, porque Curufin, que salió intempestivamente, lo empujó y se lanzó sobre el otro elfo.
-¡Hermano Teleri¿Vienes a llevarme al Mar?- preguntó con la emoción dibujada en el rostro.
-¡Al Mar¡No!-respondió Lindor mientras huía.
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En las estancias de Mandos, Feanor trabajaba incansablemente, como siempre que se proponía algo.
-Si, tan solo un poco más de esto- decía mientras mezclaba diferentes sustancias en un recipiente de plata- Una pizca de esto y esto otro… ¡Está listo¡Ahora solo queda probarla en mis vástagos.
-¡Hey, Namo! Puedes avisar a mis hijos que ya acabé-
Un mensajero salió raudo y veloz para comunicar a los hijos de Feanor los deseos de su padre. El grupo de amigos no tardó para ponerse en camino y pronto llegaron a donde el hijo de Finwe.
-Atto ¿acaso es cierto que tienes el remedio?- inquirió Maedhros.
-Sí- afirmó su padre, mientras sostenía una pequeña botella entre sus dedos-Con un trago bastará.
-¿Qué contiene este brebaje? – preguntó Amrod, entretanto su padre le alargaba un vasito.
-No querrás saberlo- contestó maliciosamente Feanor.
Los diez elfos bebieron al mismo tiempo el remedio. En el acto todos cayeron desvanecidos al piso, ante la mirada de horror de Curufinwe.
-¡LOS MATÉ¡NOOO!-gritó -¿En qué fallé¿Sería que no agregué las raíces de pantano?
No obstante, el elfo dejo de gritar y una sonrisa se dibujó en su rostro.
-Al menos ahora tendré compañía-
Sin embargo, en seguida supo que no había fallado, porque los demás empezaron a reaccionar. Feanor empezó a saltar de un lado a otro, agarrándose la cabeza.
-Papá ¿qué te pasa?- preguntó Maglor con voz ronca. Luego se llevó las manos a la boca, y percatándose de que podía hablar, rompió a cantar.
-¡Mi amado cabello ha regresado!- exclamó Legolas-¡Señor Curufinwe, nunca dejaré de agradecerle!
Más allá, Caranthir y Celegorm se tocaban sus puntiagudas orejas, felices de tener el noble porte élfico otra vez. Al igual que ellos, los demás no dejaban de expresar su alegría. Todos se abalanzaron sobre Feanaro para darle un abrazo.
-¡Apártense, manada de locos!- gritó sin poder disimular una sonrisa. La verdad es que Feanor nunca se había acostumbrado a las muestras de cariño repentinas, a excepción de las que recibía de cierta elfa, hacía mucho tiempo.
-Mis amados niños-les habló cuando la algarabía hubo terminado-por ahora deben marcharse a sus hogares. Yo debo tener una pequeña charla con Mandos.
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- Bien Feanor, aquí me tienes. ¿De qué deseas hablar?-preguntó Mandos-Déjame recordarte que si es sobre la cuchara, no te la pienso devolver- añadió.
-¡Quédate con la estúpida cuchara!- se impacientó el elfo- Tengo otra vía de escape.
Mandos rió bastante divertido por lo que acababa de escuchar.
- Sabes que ni elfo, ni Vala (excepto yo, por supuesto), ni hombre, puede escapar de aquí.
- No estoy hablando de túneles, sino de salir airoso por la puerta grande- exclamó Feanor sospechoso.
-¡Ajá¿y cómo piensas hacer eso?- se burló el Vala.
-TÚ, mi querido Namo, me vas a liberar- respondió Feanor despreocupadamente.
-¿QUÉ? –
- No te exaltes. Primero te explicaré mis puntos- repuso Feanor-Primero, he estado aquí más del doble de tiempo que ese maldito traidor de Morgoth, segundo, los Sillmarils son causa perdida y…-pero Mandos lo interrumpió.
- Esos son buenos argumentos, pero…-esta vez Feanor lo interrumpió.
-Estoy muy arrepentido por lo que pasó en Alqualonde- dijo.
- Aún no me logras convencer- replicó Mandos, cruzándose de brazos.
- No quería llegar a esto, pero si no me dejas salir tendrás a las Tierras Imperecederas repletas de elfos locos, gordos, endrinos y calvos- replicó- Y nadie quiere eso ¿verdad?- preguntó con un dejo divertido en la voz, mientras arqueaba las cejas maliciosamente.
Mandos palideció y se quedó sin palabras.Se dejó caer en una silla. Feanor lo había puesto entre la espada y la pared.
-¿Es esto una especie de amenaza?-preguntó molesto a Feanor.
-No- contestó el interpelado- Pero puede... no sé… que de pronto se me olvidé como hice la cura.
Mandos lo fulminó con la mirada.
-Tendré que comentarlo con los demás Valar-dijo enojado, al verse vencido por el increíble ingenio que poseía el elfo.
-Olvidaba una cosa - dijo repentinamente Feanor.
Mandos palideció aún más.
-¿Qué más quieres?- preguntó reprimiendo la furia.
-Es mi deseo más profundo que la encargada de venir a recoger la cura y entregarla a los demás sea mi queridísima sobrina Galadriel-dijo sarcásticamente.
- Eres malvado ¿sabes?- le espetó Mandos, enfadado.
- Malvado no, inteligente- sonrió Feanor.
-Mañana te veo- se limitó a decir Mandos.
El hijo de Finwe abandonó la habitación, muy satisfecho de sí mismo.
