HECHICEROS Y PILOTOS
CAPÍTULO 2: El hechicero negro
- Vamos Trowa! – gritaba Duo desde la piscina mirando a su amigo que estaba en el trampolín. – Crees que puedas superar al salto de Heero? -
El muchacho de ojos verdes pareció no escucharlo, aunque segundos después se arrojó al agua luego de dar algunas vueltas y acrobacias mientras caía. El salto fue simplemente perfecto y espectacular.
- Ah, vaya... olvidé lo del circo... – acotó Duo.
Trowa enseguida salió del agua y Heero comenzó a subir al trampolín una vez más.
- Oigan compañeros... – dijo Duo guiñando un ojo. – Hoy es un precioso día, hagamos algo divertido! – Como era de esperar, sus dos colegas no mostraron ni el más mínimo entusiasmo en sus rostros. – Por casualidad recuerdan el momento en que se convirtieron en dos cubos de hielo? – bromeó el chico de cabello largo justo cuando se percató de que Wufei se encontraba a un borde de la piscina tomando sol. Enseguida esbozó una sonrisa malvadosa y rápidamente empezó a echarle agua, empapándolo sin importarle las consecuencias que significaba hacerlo enojar.
- Maldita sea, Maxwell! – gritó Wufei más enfadado de lo que Duo habría imaginado.
- Si te quedabas ahí más tiempo el sol comenzaría a hacerte daño! – el piloto de Deathscythe comenzó a reírse a carcajadas mientras continuaba salpicándolo.
Wufei estaba a punto de tirarse al agua para golpear a Duo cuando llegó Quatre junto a dos jóvenes extraños.
Todos se detuvieron frente a su presencia. Heero los observó desde la punta del trampolín, Trowa les echó un vistazo tras sus anteojos de sol y Wufei se volteó a ver olvidándose de Duo.
- Ah, hola! – los saludó "Shinigami" moviendo una de sus manos. – Quiénes son ellos, Quatre? -
- Son viajeros, están algo cansados y los invité a quedarse aquí por un tiempo. -
Duo salió de la piscina y se acercó a ellos. – Mucho gusto, mi nombre es Duo Maxwell. –
- Soy Orphen, hechicero negro, y él es mi aprendiz, Majik. – respondió el muchacho más alto.
- Vaya que son extraños! -
Orphen miró sobre el hombro de Duo y observó a los otros tres muchachos que estaban cerca de la piscina. – Son tus amigos? –
- Oh, sí! Déjenme presentárselos. – comenzó Duo con un dejo de picardía en su mirada. – Aquel muchacho de cabello y ojos negros es Wufei Chang. Tiene el carácter bastante fuerte y no soporta a los débiles. Se enoja con mucha facilidad así que yo les recomendaría que sean precavidos con él. -
Orphen y Majik miraron algo sorprendidos a Wufei.
- Aquel de cabello marrón con el pelo sobre la cara es Trowa Barton. Es tranquilo y habla muy poco, así que no creo que tengan problemas. -
Las miradas del hechicero y su alumno se voltearon hacia Trowa.
- Y por último aquel chico de mirada tan fría es Heero Yuy. – Duo cerró los ojos y se encogió de hombros. – Es antipático, antisocial y le gusta hacer todo por sí solo. – el muchacho se les acercó más y les habló casi susurrando. – Sabían que él mismo se acomoda sus huesos si se fractura? Agh! De sólo pensarlo me da náuseas! -
- Entonces no somos los únicos extraños, ne? – dijo Orphen.
- Bueno, si dijiste que eras hechicero no estaría mal que nos muestres algunos trucos después de la cena, eh? – Duo se alejó sonriendo sin obtener una respuesta. – See ya! -
Quatre invitó a Majik y a Orphen a sentarse un momento en la mesa que estaba en el porche para conversar.
- En verdad eres un hechicero? – comenzó Quatre. – Puedes utilizar magia? -
- Acaso piensas que estoy mintiendo? – contestó Orphen con una leve sonrisa en sus labios.
- Oh, no, sólo se me hace algo difícil de creer. -
- A mí se me hace difícil de creer que hayan dejado a un chico de tu edad al mando de esta lujosa mansión y todos esos hombres... -
- Lo siento, no quise... -
- No tienes que disculparte, fuiste muy amable al invitarnos aquí. Además es muy sencillo demostrarte que sí soy un verdadero hechicero... A propósito, que edad tienes? -
- Tengo 15 años. -
- Apenas un año más que tú, Majik! – exclamó Orphen sorprendido.
- Lo ve, Maestro? – dijo su alumno sonriendo ampliamente. – La edad no es lo im... -
Quatre vio asombrado como el muchacho de cabello oscuro golpeaba a su aprendiz en la cabeza.
- Bueno... – dijo el heredero de la familia Winner con una sonrisa afectada. – Vengan conmigo, les diré cuales serán sus habitaciones. -
- No comeremos cerebros de monos, verdad? – bromeó Duo cuando todos estuvieron sentados a la mesa para la cena.
- Por supuesto que no. – respondió Quatre sonriendo. – Pensé que una comida occidental les gustaría a todos. -
- Bueno... – Duo encogió sus hombros mientras cerraba los ojos y sonreía. – A mi gusto personal habría preferido unas hamburguesas con papas fritas o bien una pizza, pero... -
Luego de que Wufei le pidiera de malas maneras que se callara comenzaron a comer.
Durante la comida sólo Quatre y Duo conversaron con Orphen y Majik, los demás se mantuvieron callados.
- Maestro, ahora que terminamos de cenar... – dijo Majik – No va mostrarles alguno de sus conjuros? -
- Oh, bueno... – Orphen dudó un poco. – La mayoría de los hechizos de magia negra son algo peligrosos... déjame pensar... Alguien tiene algún objeto valioso por ahí? -
- Mm... – Duo se mostró pensativo por un instante y luego se levantó de la mesa. – Ya sé que podría ser! Espérenme un segundo! – el muchacho corrió hasta el living y regresó rápidamente portando algo.
- Oye... eso es...! – Heero apoyó violentamente ambas manos en la mesa y se levantó enojado.
- Crees que te sirva la computadora portátil de Heero? – sonrió Duo alcanzándosela al hechicero.
- Sí, supongo que está bien. – Orphen se puso de pie, se alejó un poco de la mesa para que todos lo vean y arrojó la computadora con todas sus fuerzas al piso. Ésta se abrió con el fuerte impacto y varios pedazos de cristal saltaron de la pantalla.
- Omae o...! – Heero comenzó su típica frase pero no sabía si golpear a Duo o a Orphen.
- Tranquilo, muchacho. – dijo el hechicero esbozando una sonrisa mientras apuntaba sus palmas hacia el suelo donde estaba la deshecha laptop. – Rayo de luz regeneradora! – Una brillante luz púrpura iluminó el lugar y como si fuera una película rebobinada la computadora regresó a las manos de Orphen en una pieza.
- Sugoi! – exclamó Quatre tan impresionado como los demás. Incluso Trowa mostró asombro en su rostro.
- Y bien? Supongo que ya están convencidos de que soy un verdadero hechicero, ne? – Orphen sonrió en tanto Heero le quitaba la computadora y se iba al living luego de dirigirle una ruda mirada.
- Tú también puedes hacer eso, Majik? – le preguntó Quatre.
- Bueno... yo... – respondió el chico con una mano detrás de la cabeza – Aún soy un aprendiz. -
- Bueno, si me disculpan voy a ver un poco de televisión al living. – Duo se puso de pie y comenzó a alejarse – Si es que Heero no tiene problema, claro! -
Segundos después Wufei también se levantó diciendo que se iba a dormir.
- Bien Majik, será mejor que también nosotros aprovechemos para descansar. – dijo Orphen.
- Hai Ousho-sama! -
Los dos se fueron a sus habitaciones luego de darle las gracias a Quatre.
- También te irás a dormir? – Trowa sorprendió a Quatre con la pregunta.
- Eso me gustaría... pero tengo algunas cosas que hacer. -
Ya era casi medianoche. Trowa se había quedado con Duo mirando televisión. Apenas un momento atrás Heero había dejado de teclear en su computadora para irse a dormir.
- Nunca te preguntaste qué es lo que hace todo el tiempo con esa laptop? – preguntó Duo apagando el televisor.
- Preparar informes, conseguir información confidencial, arreglar ciertos detalles... No creo que sea otra cosa. – Trowa respondió seriamente. Con el tono cómplice con el que su colega había hecho la pregunta seguramente no era la respuesta que esperaba. – Acaso tú pensabas en otra cosa? -
- Ja, ja, ja! No me hagas caso! – Duo dio un bostezo y se desperezó estirando los brazos hacia arriba. – Qué sueño tengo... Hasta mañana! -
Trowa permaneció unos instantes solo en el living cuando Duo se fue. Un rato después comenzó a subir las escaleras para ir a su cuarto, pero cuando caminaba lentamente por el pasillo de las habitaciones una puerta entreabierta llamó su atención.
El joven de ojos verdes entró y caminó unos pasos. El sitio estaba algo oscuro pero aún así vio a Quatre dormido sobre el escritorio, con su computadora aún encendida.
Trowa pensó que habría de estar muy cansado como para dormirse en una posición tan incómoda, aunque por otro lado no le parecía extraño ya que había visto a Quatre bastante ocupado los últimos días.
- Amo Quatre? – Rashid entró imprevistamente haciendo que Trowa levantara la vista y dejara de mirar al chico rubio.
- Debió estar muy cansado como para dormirse aquí. – el piloto de Heavyarms le dijo lo que había estado pensando segundos atrás. También se le cruzó por la cabeza preguntarle al capitán de los Maganacs cómo era posible que Quatre estuviera tan agotado teniendo a cuarenta hombres a su servicio, pero no quiso sonar suspicaz.
- Ya es muy tarde. – dijo Rashid – Lo llevaré a su habitación. -
- Descuida. – repuso Trowa – Yo me ocuparé. -
