v Dedico este relato a todos los integrantes del Foro de Irene. En especial a Vane por animarme a seguir escribiendo y ser una persona muy importante para mi, además de ser mi consejera; a mi clon por demostrarme que la vida te da muchas sorpresas hermosas y ella se encuentra encabezando la lista; a Tarik por ser la primera en darme fuerzas en mi carrera como escritora además de convertirse en mi abu consentida; Orcy por siempre estar al tanto de mis avances y motivarme a seguir escribiendo; a Noa por ser una tutora ejemplar y amiga leal; y a Aikice por siempre darme su opinión sincera y apoyarme en mis locuras literarias. Ah y no podía faltar darle las gracias a mi colega Norette que siempre tiene un comentario atinado para mí. Muchas gracias a cada una de ustedes chicas, sin su ayuda no hubiera sido ésto posible.
Debo añadir que para poder entender esta parte de la historia deben haber leído ya la primera parte, sino no podrían alcanzar a tener un panorama amplio de las situaciones.
Para cualquier comentario diríjanse a getoverit31@hotmail.com, tengan por seguro que sabré apreciar los buenos y malos comentarios al respecto.
Título: Después del Holocausto II
Por Josephine78 (con la colaboración de mi bella Vane y mi queridísima Abu Tarik)
El aire se sentía más denso que de costumbre. El murmullo de la gente de pronto se dejó de oír y todo lo que invadía la habitación era una tensión creciente entre esas tres figuras paradas en una esquina del salón.
Nikita, quien se encontraba sumamente nerviosa, quiso ser la primera en romper el silencio para evitar que cualquier comentario de Michael la tomase desprevenida, como siempre solía hacerlo.
--- Has hecho un buen trabajo en la exposición Michael.
Michael sólo permaneció observándola. No podía salir de su asombro y las posibilidades del porqué estaba ella ahí volaban por su cabeza. Era una sensación extraña. Por un lado un miedo se apoderaba de él al pensar que tal vez Adam estaba en peligro; pero por otro, nada lo hacía más feliz que volver a posar sus ojos sobre ella. La mujer que había soñado volver a ver desde hace mucho tiempo.
No obstante, el silencio en la habitación no podía continuar; pero el turno de réplica de Michael fue tomado por su acompañante.
--- ¿Qué quieres aquí?... --- dijo Angélica con tono áspero --- ... ¿Buscas algo o sólo quieres molestar?
Michael en ese momento fue sacado de su mundo. Volteó la mirada a la mujer que hablaba y no comprendía por qué Angélica se dirigía a Nikita en tan cortante forma. De hecho, según sabía Michael, Angélica nunca había tenido la oportunidad de conocer a Nikita en el pasado y cada vez que le preguntaba el porqué de tantas fotografías en su casa, él se limitaba a decirle que era una larga historia y que otro día se la contaría.
Nikita por su parte, no mostraba ninguna reacción en su rostro, el entrenamiento que le había dado Michael hace varios años atrás seguía funcionando aunque por dentro era un tumulto de emociones las que sentía.
Entre miedo, alegría, amor, resentimiento; la emoción que más destacaba dentro de ella era la de dolor. Su pecho dolía como si algo la hubiera cortado lentamente y solo después de horas se hubiera dado cuenta.
Pero claro; ella sabía que tenía que ir preparada para cualquier situación que se presentase. Sin embargo, un ataque terrorista era lo que había estado esperando y no el ataque bastante inesperado que estaba teniendo con esta mujer.
--- Disculpa --- dijo Nikita de la manera más calmada y con la seguridad que la caracterizaba. --- ¿Nos conocemos? No creo haber hablado contigo antes. ¿Siempre eres así de amable cuando conoces a alguien?
Angélica rápidamente tomó con más fuerza el brazo de Michael , una furia gigantesca estaba atrapada dentro de sí, además del miedo de perderlo frente a lo que ella sabía era sólo parte de su pasado.
Sin embargo, a pesar de que Angélica sentía todo ésto, trato de serenarse un poco y comportarse a la altura de la mujer que estaba delante de ella. Por algún motivo, Angélica sentía admiración por esa mujer. Tenía porte y clase y lograba llamar la atención con apenas entrar a una habitación. De cierta forma le parecía muy similar a Michael; pues ambos se conducían entre la gente como si el mundo les perteneciera.
Al darse cuanta que su compañera no iba a contestar y a la vez para evitar una discusión mayor; Michael quiso poner en orden la situación. Y mirando profundamente a Nikita, pregunto lo que más le interesaba saber.
--- ¿Cómo has estado Nikita? --- dijo con el tono suave que ella tanto conocía.
En ese momento, Nikita sintió un tumulto de emociones en el cuerpo. Una desesperación por abrazarlo no dejaba que se concentrara en la misión. El verlo tan cerca después de 2 años era como un sueño y temía mucho que el encanto se rompiera.
Sus labios seguían siendo los mismos que la atraían como un imán gigantesco, deseaba tanto besarlo y fundirse en sus brazos; escucharlo decir su nombre de nuevo y el cuanto la amaba por segunda vez.
Pero no podía permitirse ese lujo. Estaba ahí por una situación de extremo peligro y requería concentrarse; así que tomando un trago de su copa contestó sin apartar la vista de él.
--- He estado ocupada, y ... necesito hablar contigo. --- volteó a ver por un momento a Angélica y dijo: --- ¿Nos disculpas?.
Diciendo ésto, Nikita tomó del brazo a Michael y lo apartó de Angélica. A lo cual ésta sólo consiguió asentar con la cabeza sin emitir sonido ni protesta alguna. Nikita la había tomado desprevenida y por un momento no supo como reaccionar.
¿Qué se suponía que le iba a impedir a esta mujer, si Michael era sólo su amigo y padre de uno de sus pacientes?
Pero Angélica no era la única sorprendida. Michael se encontraba sumamente confundido, no sólo por la aparición de Nikita en su vida, sino además por la mirada tan fría que ésta mantenía. Era como si se estuviera viendo a él mismo años atrás. Y de cierta forma, logró por fin entender lo que sentía ella cuando él le daba esa mirada casi todo el tiempo.
Michael se moría de ganas de besarla, de decirle cuanto la había extrañado y cuanta falta le hacía; pero los ojos de Nikita no demostraban ninguna de éstas emociones y de pronto parecía como si no la conociese más. Sin embargo ahí estaba ella, hermosa como siempre, con ese porte que Madeline muy bien le había enseñado y del cual ella siempre había sacado el mayor provecho.
Caminaron calladamente hasta el fondo del salón. Poca gente se encontraba ahí y lograron adquirir de esta manera un poco de privacidad para poder hablar con más libertad.
Cuando llegaron al lado de una escultura que representaba un molino de viento, Michael no pudo más reprimir la tentación y acarició ligeramente con su mano el brazo de Nikita. Ésta, no pudo evitar una reacción momentánea, sobresaltándose por un instante. De alguna manera Michael siempre había logrado tener ese efecto en ella, y muchas veces había soñado con que él volviera a posar sus manos en su cuerpo.
Su mano se sentía en su piel, cálida y conocida. Una sensación de alivio llenó su cuerpo y Nikita de repente sabía que había llegado a casa... a su hogar. Por un fragmento de segundo se permitió recordar sus besos y caricias; pero antes de que la situación se saliera de sus manos, decidió sumergir esos sentimientos donde él no pudiera notarlos.
--- Estás hermosa --- dijo Michael por primera vez desde que se encontraban solos.
Nikita, no contestó nada al respecto y sólo se limitó a apartar su brazo del suave roce de su mano.
Una vez que estuvo fuera de su alcance, se paró delante de él y mientras contemplaba la escultura, sin mirarlo a los ojos, dijo:
--- Hay problemas Michael. La Colectividad sabe donde localizarte y sólo es cuestión de tiempo para que mande a un equipo en tu búsqueda.
Nikita al terminar la frase, volvió la mirada a el hombre que estaba frente a ella y vio algo que no podía alcanzar a comprender. En sus bellos ojos verdes se veía reflejado algo. ¿Alivio? ¿Felicidad? ¿Acaso estaba feliz de tener que abandonar la vida normal que hasta la fecha llevaba?. Según ella, Michael debería estar sufriendo por dejar a un lado lo que tanto trabajo le costó lograr. Tenía que dejar todo lo que había conseguido por su hijo; más sin embargo permanecía sereno.
Mientras que para Nikita era algo incomprensible, para Michael era lo mejor que le pudiera haber pasado. Dentro de la Sección tendría oportunidad de trabajar en algo en lo que siempre fue bueno; podía cuidar mejor a su hijo de las ambiciones de antiguos terroristas con sed de venganza; y lo más importante de todo... volver a la Sección, significaba volver a ella. A Nikita. A su Nikita.
--- No parece importarte. --- dijo ella.
--- Me importa, pero no de la manera en que tu crees. ¿Estás aquí para llevarme?
--- Sí. Quise hacerlo lo antes posible. Por Adam no te preocupes, Jason se encargó de eso.
Por un instante, el silencio volvió a reinar entre ellos. ¿Qué más podían decirse? Querían decir tantas cosas el uno al otro que era casi imposible formar una oración completa sin que las emociones los asaltaran. De alguna forma tampoco hacía falta pronunciar palabra alguna porque sus ojos siempre conversaban sin necesidad de un intérprete.
Justo en ese momento, Angélica regresó para hacerles compañía. Nikita apartó la mirada de Michael, cuando éste era tomado de nuevo por su acompañante; y prefirió recorrer visualmente el salón para determinar su siguiente movimiento.
De repente, Nikita se puso tensa; Michael pudo notarlo y poco después la oyó decir:
--- Michael, creo que ha llegado el momento --- Al escuchar ésto de su boca, él pudo observar claramente a que se refería ella. Un hombre alto y bien vestido se encontraba parado en la puerta principal; y aunque ante los ojos de los demás parecía como un simple invitado de la exposición; no lo era.
--- ¿Momento?...¿momento para qué?. ¿Alguien quiere explicarme? --- dijo Angélica bastante alarmada pero no por estar al tanto del verdadero peligro; sino más bien por rabia de que la otra mujer ya tomara decisiones de lo que debían o no debían hacer.
--- No hay tiempo para explicar. Despídete Michael, te espero a fuera. ---y diciendo ésto, Nikita se apresuró a salir por la puerta trasera sin que el hombre la notara.
Angélica miraba a su compañero con ojos incrédulos, no podía creer que se iba a ir con ella y la iba a dejar en la exposición sola. ¿Por qué se va?, y ¿por qué no puede esperar hasta que acabe la exposición?. Simplemente estaba harta, ella no tenía porque ser tratada así. Y mucho menos por el hombre que ocupaba sus sueños día y noche. Más que enojo sentía un dolor y humillación enormes. Y era justo que al menos supiera el porqué de sus acciones.
--- ¿Quieres tener la decencia de explicarme que sucede?
--- Lo lamento, Angélica pero tengo que irme.
--- Sí, ... eso ya lo dejo claro esa mujer. --- dijo irónicamente ---Pero necesito que me expliques que sucede porque no entiendo nada. De repente una mujer que conocía sólo en fotos y que pensaba formaba parte de tu pasado, se aparece aquí, me trata como si yo no existiera y ahora te lleva con ella. ¡¡Por Dios Michael!!, pensé que estaba muerta o algo así y que por eso conservabas recuerdos de ella pero...
--- Nunca fue la intención de Nikita, o mía la de causarte algún daño. Lamento de verdad que esta velada haya acabado así. No te mereces pasártela mal esta noche. Eres una gran mujer.
--- Gracias, pero aún quiero escuchar la historia completa. Tal vez mañana podamos hablar durante el chequeo médico de Adam.
--- No iremos, a partir de ahora ya no tendremos consultas en ese hospital. --- dijo Michael impacientemente pues había observado que el agente de la colectividad se dirigía hacia donde se encontraban. --- De verdad Angélica, tengo que irme.
Michael dio la vuelta rumbo a la salida de la galería, pero una mano lo detuvo e hizo que girara bruscamente . Era Angélica de nuevo.
--- No estarás hablando en serio, ¿verdad? --- su rostro mostraba gran irritación --- Adam necesita seguir su tratamiento y lo sabes. Sin éste podría morir.
Michael no sabía que contestarle. No podía decirle a donde iba y sobre todo no podía explicarle que su hijo iba a estar excelentemente cuidado. Con avances médicos que ella todavía no conocía.
Sus pensamientos fueron rotos en el momento en que escuchó un disparo. El hombre avanzaba rápidamente hacia ellos y el resto de la gente, incluyendo a Angélica, estaba gritando y tirada al suelo.
Lo que pasó inmediatamente después; ante los ojos de Angélica; fue lo más peligroso y sorprendente que ella haya vivido. Desde la otra salida de la galería entró de nuevo Nikita y comenzó a dispararle al sujeto con el arma. Éste se escudó detrás de un pilar y cesó el fuego por un momento.
Una vez despejada el área Nikita avanzó hasta Michael, quien se encontraba también junto a un pilar, y le entregó un arma. El resto de la gente en este momento ya se encontraba corriendo fuera de la galería por la puerta principal, ubicada exactamente al otro lado de ellos.
Pero el silencio no duró mucho. El sujeto de traje comenzó de nuevo el fuego, provocando que Michael y Nikita contestaran instintivamente a sus ataques, intentando dar en el blanco y salir de una vez por todas del lugar.
La audacia con la que Nikita se desenvolvía era espectacular. Angélica observaba todo desde el piso, pues el miedo no la dejaba levantase para salir con los demás de la habitación. Además de que estaba demasiado cerca del sujeto que disparaba; pues en su intento por tirarse al suelo al oír el disparo, avanzó hacia su derecha y no hacia la izquierda, donde estaba Michael.
La distancia entre los dos bandos era pequeña; y el fuerte estruendo de los disparos casi provocaba sordera en ella. Miraba sorprendida la manera en la que Nikita reaccionaba ante cada disparo. No parecía darle miedo, ni mucho menos perdía concentración. Estaba 100% enfocada en lo que estaba haciendo y sus sentidos los mantenía alerta.
Angélica observo consternada como otro sujeto entró por la salida cercana a ellos y estaba dispuesto a disparar en contra de Nikita; sin embargo nunca comprendió como ésta pudo darse cuenta estando de espaldas. Porque en el instante en que el sujeto quería jalar el gatillo; un segundo después se encontraba muerto con una bala entre los ojos.
Pero la rapidez de esa mujer no era lo más sorprendente para ella; sino el ver a su amigo disparar con destreza a su oponente. Michael había logrado herirlo en la pierna y con inigualable exactitud y, si es que se le puede llamar así, armonía; avanzó hasta la ubicación del enemigo y disparó a quema ropa. No falta decir que ese sujeto ya estaba muerto antes de que se diera cuenta de que lo estaba.
--- ¿Estás bien? --- preguntó Michael mientras ayudaba a Angélica a ponerse de pie. Pero ésta sólo se limitó a contestar con la cabeza, sin decir nada. Sus nervios seguían todavía muy alterados y sus oídos comenzaban a doler un poco por el sonido de los disparos. --- Ven, no te puedes quedar aquí. Te llevaremos a tu casa.
Nikita que ya se había adelantado a la limosina en la que había llegado, alcanzó a ver con el rabillo del ojo cómo Angélica se aferraba con ambos brazos al cuerpo de Michael. Estaba aterrada y no era para menos, además de que el estar abrazada de él resultaba reconfortante para ella.
Justo cuando estaba apunto de entrar en la limosina, escuchó el click de un arma y volteó para ver de donde provenía.
Su cara palideció cuando observó como un hombre, que había salido de la nada; apuntaba una pistola a la cabeza de Michael. De pronto todo el mundo se detuvo para ella. La mirada de él mostraba cierta resignación y eso Nikita no podía soportarlo.
Angélica comenzó a gritar desesperada provocando que el sujeto le pegara con la cacha de la pistola para después desarmar rápidamente a Michael.
Una vez que él sujeto tenía la situación controlada. Nikita tiró el arma también y trató de negociar con él.
--- ¿Qué es lo que quiere?... Dígame, quizás yo pueda dárselo.
--- ¡Cállate! --- contestó el sujeto casi con un grito.
Sus ojos parecían de un de un hombre perturbado por el odio, un odio que no tenía rostro y que seguramente nunca iba a tenerlo. Nikita había visto esa mirada muchas veces y sabía que cualquier intento de su parte sólo iba a ocasionar que el sujeto jalara por inercia el gatillo.
Michael por su parte no tenía miedo, estaba pacientemente esperando que el sujeto se descuidara y para esto su conexión con Nikita siempre había servido. Al intercambiar unos momentos las miradas, Nikita sabía lo que Michael estaba pensando y sin pensarlo dos veces comenzó su actuación.
--- Esta bien --- dijo Nikita --- Haz lo que quieras con él, me quitarías un peso de encima. La Sección no sabe que vive así que sería más fácil si de verdad sucediera.
Diciendo esto, Nikita comenzó a caminar hacia la limosina de nuevo dando la espalda al sujeto que apuntaba a Michael. Angélica no podía creer la frialdad de esa mujer. ¿Cómo se atrevía a disponer de la vida de Michael como si fuera un objeto? ¿A caso no le importaba lo que sucediera con él?
Angélica de pronto sintió una gran rabia dentro de sí, y todo el temor que hace unos momentos había sentido se transformaron en un odio impresionante. Se levantó del piso, en donde se encontraba desde que el hombre le había pegado, y corrió bruscamente hacia Nikita.
Por supuesto eso era lo que Nikita quería; sabía que el hombre de la colectividad iba a distraerse si un arranque de furia pasaba entre ellas, así que dejó que todo tomara su curso.
En ese momento el puño de Angélica pegó fuertemente sobre la espalda de Nikita, y ésta no hizo nada por responder a las agresiones. Dejó que su oponente tomara la delantera en todo, lo cual sirvió exitosamente para distraer al agresor inicial.
El sujeto observaba atónitamente la escena entre las dos mujeres. ¿Qué clase de mujeres se ponían a pelear en un momento tan crucial como ese? No podía evitar pensar que todo lo que estaba pasando no se parecía a lo que había pensado sucedería.
La distracción momentánea de éste fue tomada como ventaja por Michael, quién lanzado un golpe con su codo a la cara del sujeto logró desorientarlo y quitarle el arma casi en un mismo movimiento.
Una vez desarmado el sujeto no tuvo más remedio que seguir las ordenes de Michael o iba a ser premiado con una bala entre los ojos. Conocía la reputación del que le apuntaba y sabía que no era alguien que se dejara intimidar y distraer tan fácilmente como él.
Mientras tanto Angélica seguía golpeando a Nikita, pero ésta al percatarse de que la situación ya estaba siendo controlada por Michael, decidió ponerle fin a la serie de golpes de los que estaba siendo objeto. Giró hacia su agresora y tomándola fuertemente de los brazos la detuvo, causando un grito de dolor por parte de Angélica.
Michael subió al sujeto a la cajuela de la limosina mientras las mujeres abordaban la parte delantera de la misma. Una vez que se encontraba el auto en movimiento Angélica rompió el silencio.
--- ¿Me quieren decir quienes son y a donde vamos? --- dijo indignada mirando directamente a Michael.
Nikita quien se encontraba sentada de frente a ellos, pudo observar la tristeza de Michael al darse cuanta de que su amiga había sido comprometida y la única forma de mantenerla a salvo era recluyéndola. Ambos compartieron una mirada momentánea antes de que él volviera los ojos hacia la mujer que lo cuestionaba.
--- Los siento... No te mereces esto, Angélica.
Su voz estaba llena de dolor, pero Angélica no lograba entender a que se debía tal comentario. ¿Se refería a la noche que acababan de pasar o había algo más que ella aún no sabía?.
--- Sólo llévame a mi casa y mañana hablamos Michael. No creo --- dijo mirando a Nikita ésta vez --- que tu amiga quiera escuchar nuestra plática.
Angélica esperaba una reacción por parte de alguno de los dos pero no obtuvo alguna. A cambio de sus comentarios sólo recibió silencio y una sensación de que algo estaba fuera de lugar. La tensión se palpaba en el aire y durante largo tiempo observó como Michael miraba anhelantemente a la otra mujer, pero ella sólo se limitaba a evadir su mirada y pretendía que no le afectaba su presencia.
Algo le decía a Angélica que la historia de éstos dos era más fuerte y difícil de lo que ella había pensado, y decidió no preguntar más hasta que llegaran a donde se supone se dirigían; lo cual se convirtió en horas de trayecto en auto y aproximadamente 3 horas en avión.
Todo el trayecto sus pensamientos la invadían irremediablemente y la hacían preguntarse: ¿Qué clase de persona era el hombre del cual ella estaba enamorada?. Algo le decía que pronto lo averiguaría, pero no estaba segura de que le fuera a gustar.
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Eran alrededor de las 3 de la madrugada cuando Walter todavía no conseguía cerrar los ojos. Odiaba la enfermería y después de mantener una ardua pelea con Nikita, ésta al fin accedió a dejarlo salir con la condición única de que guardara reposo total y permaneciera dentro de la Sección. Mismo que luego de tres semanas no había conseguido aún.
Desde que sufrió el punto de infarto Walter se sentía diferente y sus patrones de sueño se habían alterado. Ahora casi no podía dormir más de tres horas seguidas y siempre terminaba dando vueltas en la cama repetidamente.
Al principio era el dolor que su cuerpo mostraba lo que lograba que durmiera un poco más, pero un par de días después un pensamiento no dejaba que alcanzara su tan anhelado descanso.
Se estaba haciendo viejo... y no era precisamente que no lo hubiera notado antes, era sólo que nunca se había percatado de su edad hasta hace pocos días. A pesar de que se encontraba fuera de peligro, su cuerpo parecía más aletargado que de costumbre y no importaba lo que hiciera, siempre se sentía muy débil.
Walter se levantó de la cama en la que se encontraba y se dirigió a la puerta. Estaba harto de pasar horas sin conciliar el sueño mirando al techo de su habitación; y aunque lo agotara tenía planeado dar una vuelta por los pasillos de la Sección. Necesitaba aire fresco o se volvería loco.
Una vez que llegó al área de comunicaciones pudo observar que Jasón se había marchado ya, y los únicos que quedaban en sus puestos era el personal suplente. Según sabía Walter, hace pocos días otra misión fracasó y esto provocó que todo el personal trabajara más de 20 horas diarias. Ya era justo que Jasón descansara y se permitiera un tiempo para sí.
Levantó su mirada hacia el loft de Nikita; ella debía permanecer todavía trabajando porque la luz de la habitación todavía permanecía encendida. Walter no podía creer que a eso se había reducido su vida... sólo al trabajo.
Cuando Michael regresó, hace varios días ya, Walter tenía la esperanza de que todo iba a volver a la normalidad, que su Nikita iba a ser la misma que lo recibía con una sonrisa en el rostro y la cual le confiaba sus problemas con la finalidad de obtener un consejo. Pero nada de ésto sucedió, al contrario. Desde que Michael llegó, Nikita no había vuelto a cruzar palabra con él. Le ordenó que fuera a evaluación para recuperar sus destrezas y posteriormente reportarse con Jazmín para ser asignado a las próximas misiones.
Walter no comprendía ese necio comportamiento de Nikita. Por un lado algo le decía que ella todavía seguía amando a Michael, que no era posible que todo lo que vivieron juntos quedara sólo en el pasado. Pero por otro, los rumores de Nelson y ella ya circulaban desde hace semanas en la Sección. Walter recordaba que cuando los escuchó por primera vez no podía creerlo, pero después le dio alegría por ella. Tenía la leve esperanza de que esa nueva relación la ayudara a sobreponerse a la pérdida de Michael; pero ahora la situación era distinta y nada tenía ya sentido para Walter. Estaba en blanco, muchas cosas ya no estaban tan claras como antes.
Además esa nueva mujer que llegó con Michael había estado haciendo preguntas a algunos operativos sobre el pasado de Nikita. Claro que nadie le daba respuesta alguna pero el sólo hecho de que quisiera saber era ya un problema.
Walter subió hasta el loft de Nikita y la observó un momento antes de hacerse notar. Ella se encontraba escribiendo en su laptop apresuradamente. Su mirada estaba fija en la pantalla aunque el cansancio luchaba por apoderarse de ella. Tenía días que no dormía más de 4 horas completas y sus movimientos la delataban.
--- ¿Hasta cuando piensas seguir así? --- pregunto Walter en voz alta, sacando de sus tareas a la mujer cansada delante de él.
--- Walter ... pensé que estabas dormido ya. Deberías estar descansando.
--- Lo sé pero no puedo dormir, Sugar.... y creo que ya somos dos. ¿Por qué no descansas unas horas?. El enemigo siempre estará ahí cuando regreses.
Nikita bostezó y llevó la mano derecha a su cuello. Estaba cansada y todo su cuerpo dolía como si la hubieran golpeado el día anterior, pero no podía permitirse descansar. La Colectividad era peligrosa y debía detenerla cuanto antes.
Sin embargo también sabía que su amigo sólo se preocupaba por su bienestar y decidió hacerle caso en esta ocasión. Además, si permanecía por más tiempo sumergida entre tantos parámetros su cabeza iba a explotar tarde o temprano.
--- Te tomaré la palabra Walter. Creo que necesito descansar un poco.
Nikita bajó en compañía de Walter las escaleras de su loft y caminaron juntos a sus habitaciones. Walter se encontraba ubicado dentro del área de reposo para los operativos de la Sección, mientras que la recámara de Nikita se encontraba en la Torre; así que tenían diferentes caminos una vez que atravesaban comunicaciones y el área de municiones.
--- No quieres hablar con él ¿verdad? --- dijo Walter de repente provocando un ligero sobresalto en su acompañante.
Nikita sin mirarlo a los ojos y deteniéndose un momento al lado de su amigo dijo:
--- No tiene caso hacerlo.
¿No tiene caso hacerlo? , "por Dios" pensó Walter "¿de verdad lo cree?".
--- No puedes permanecer indiferente por mucho tiempo y lo sabes. Michael querrá hablar contigo tarde o temprano. Sabes que te ama.
Walter observó como por un momento Nikita cerró sus ojos. Es como si sus palabras hubieran tenido un peso enorme en sus párpados y no pudiera controlar un expansivo dolor. De repente Walter vio lo que había estado esperando desde hace mucho... una lágrima rodaba por las mejillas de Nikita. La Sugar que conocía por fin había vuelto, aún seguía ahí.
Nikita sintió como los brazos de su amigo la cubrían y con mucha delicadeza le tomó la mano y la encaminó a su recámara. Una vez que llegaron a la Torre, Walter sentó a Nikita sobre uno de los sillones color azul oscuro que se encontraban en la habitación y se sentó en la silla delante de ella.
--- ¿Me vas a decir por fin que sucede? O quieres que te obligue. Desde hace mucho te has comportado diferente y al principio pensé que era por la Sección, que el hacerte cargo de este lugar requería de ti el ser más fría pero nunca imaginé que la situación llegará a convertirse en lo que es hoy día.
Varias lágrimas rodaban por el rostro de Nikita. Las palabras de Walter de alguna manera le hacían estremecerse. Nunca planeó volverse tan fría y alejarse de su amigo, fue sólo que la estancia en la Sección aunado a la ausencia de Michael la había hecho cerrarse dentro de sí para no sufrir tanto.
--- Eres como la hija que nunca tuve Nikita. Y cuando me enteré de la relación que llevas con Nelson me sorprendió pero me alegré de que de nuevo tuvieras una ilusión. Pero he de confesarte que ahora no entiendo que es lo que sucede. --- Walter hizo una pausa para tomar el rostro de Nikita en sus manos obligándola a mirarlo a los ojos. --- Sé que todavía lo amas y no alcanzo a comprender porque razón no has hablado con él y sobre todo quién es esa mujer que llegó con ustedes.
Nikita no podía contener las lágrimas después de todo lo que había dicho Walter, que la considerara como una hija era lo más bello que alguien le había dicho antes, sobre todo porque ella lo quería como un verdadero padre... incluso más que a Mr. Jones.
Las razones por las que se comportaba de esa manera no eran claras ni siquiera para ella pero trataría de explicárselas a su amigo. Necesitaba desahogarse y él era el único en el podía confiar.
--- Si tu duda es porque he cambiado tanto... creo que han sido muchas cosas Walter. Por un lado la Sección, sabes que no puedo darme el lujo de ser como antes. Por otro lado la soledad. A veces siento que estoy encerrada aquí y el pensar que Michael hacía su vida sin estar yo incluida me dolía mucho y la mejor forma de enfrentarlo era no expresando mi dolor a los demás. Ni siquiera a ti.
Nikita hizo una pausa para tomar aire y secar sus lágrimas. Walter no la interrumpió con algún comentario, sólo espero a que ella continuara su relato.
--- Creo que el ver de nuevo a Michael me ha sacudido y temo mucho que si hablo con él o permanezco mucho tiempo a su lado, él pueda notarlo. Siempre fue el mejor en saber que me sucede y ésta no sería la excepción. En cuanto a Nelson, lo siento Walter pero sólo te puedo decirte que las apariencias engañan y que esta en juego el futuro de la Sección en esa relación.
Walter no dijo nada. Por un momento analizaba y digería las palabras que Nikita le había dicho. ¿A caso era un plan de la Sección? ¿Una misión quizás? Pero Walter antes de seguir con sus pensamientos preguntó una cosa más que deseaba saber.
--- ¿Por que llegó una mujer con Michael? ¿Quién es ella?
Nikita se estremeció momentáneamente. El pensar que los dos habían sido recluidos dentro de la Sección era algo doloroso para ella. Sabía que Michael la quería y ahora tenían la oportunidad de seguir juntos. Angélica era una mujer afortunada.
--- Ella esta aquí porque no se pudo evitar, Walter. Y en cuanto a quién es ella .... Sólo sé que es doctora de Adam y ... el nuevo amor de Michael.
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Uno... dos... tres...
Michael estaba continuamente golpeando el saco de box que estaba colocado en la esquina de la sala de entrenamiento. El sudor recorría su cuerpo y los golpes eran cada vez con más velocidad y fuerza. Llevaba cerca de 3 horas de estar ejercitándose ya que no tenía otra cosa que hacer, además le servía como desfogue.
Cuatro... cinco... seissssss
Pegó el último golpe contra el saco con una potencia total y se detuvo a recobrar el aire. Se sentó un momento a un lado y su cabeza nuevamente comenzaba a divagar como venía haciéndolo desde el momento en que llegó ahí.
Al principio pensó que Nikita lo iba a llamar a su oficina para hablar con él. Tenían dos años sin verse y todo lo que él quería hacer era abrazarla y fundirse en ella. Quería volver a sentir sus labios y su piel. Inhalar ese aroma para él tan conocido y preciado.
Sin embargo, eso nunca sucedió. Con una frialdad e indiferencia que nunca había visto en ella, salvo durante el proceso Gelman, Nikita le dio órdenes y se retiró a su oficina sin siquiera voltear a verlo. Michael pensó que después tendrían tiempo de hablar, que todo era para no ser tan obvia dentro de la Sección, pero conforme pasaban las semanas se daba cuenta de que ésto no era así.
Ciertos rumores, ahora más constantes, sobre un romance entre Nikita y un operativo circulaban por los pasillos de la Sección, y Michael no pudo permanecer absorto de ellos. Recordaba claramente cuando se dirigía a la consola de reclutamiento y escuchó como dos operativos de primer nivel hablaban acerca de ello.
--- Creo que todas las noches duermen juntos --- dijo el más joven de los operativos.
--- Y quién no, Operaciones es una de las mujeres más guapas que he conocido. Yo encantado le haría el favor si me lo ordenara. – dijo el otro para después reírse incontrolablemente.
Según recordaba ahora Michael, el nombre de su rival es Nelson y la relación parecía no haber empezado hace mucho. Tal vez sólo eran rumores y nada más. Después de todo, cuando Nikita y él estaban juntos en la Sección todos suponían que ellos eran amantes cuando eran todo lo contrario. Fue hasta después de varios años que llegaron a ser pareja.
Michael se dirigió a las regaderas del gimnasio y se dispuso a tomar una ducha. Colocó su ropa una sobre otra, y abrió la llave dejando caer el agua ligeramente tibia sobre su cuerpo. Estaba cansado de tanto ejercicio, pero lo que más agotado lo tenía era la situación de Adam. A veces parecía mejorar pero luego de unas horas recaía estrepitosamente. Era desgastante permanecer en tanta presión además de llevar a cabo todas las misiones que de el se requerían.
Cuando llegó a su habitación después del baño, se metió en la cama y trató de dormir un poco. Era tarde y al día siguiente tenía que madrugar. Jazmín lo había asignado a un equipo de reconocimiento en el oriente y probablemente iba a ser una larga semana antes de que volviera a la Sección.
Una semana. No, una semana más no podía soportar. Se levantó rápidamente y, poniéndose los primeros pantalones negros que encontró, salió de su habitación dirigiéndose a la de Nikita. Tenía que hablar con ella. Estaba cansado de esa situación del gato y el ratón. Simplemente no iba a permitir que eso siguiera sucediendo.
Después de tocar tres veces a su puerta sin obtener respuesta alguna, decidió entrar sin ser invitado. Recorrió con la vista la habitación y pudo notar que ella se encontraba dormida en uno de los sillones de la pequeña ante sala que precedía a la recámara.
Estaba hermosa. Dormía como si nada la perturbara y vestía un diminuto camisón de seda que dejaba ver ligeramente su silueta. Su cabello reposaba como abanico sobre el brazo del sillón y sus ojos, esos hermosos ojos, se encontraban cerrados al mundo.
Michael no pudo evitar acariciarla. Era casi necesario para él el tocarla y sentirla en su manos.
Acarició suavemente su mejilla y se aproximó para darle un beso breve en los labios. A pesar de que tenía ganas de platicar con ella, no quería despertarla. Tal vez mañana temprano, antes de la misión le sería posible hablar con ella.
Salió de la habitación con el mismo silencio con el que entró. Nikita, quién reposaba en el sillón todavía, abrió los ojos y una lágrima resbaló hasta sus labios. Él la seguía amando, eso lo sabía ahora pero desgraciadamente la Sección requería de ella el seguir aparentando una relación con Nelson y nada podía estropearlo ahora. Ni siquiera el gran amor por ese hombre que acababa de besarla.
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-- ¡¡Demonios!! – exclamó Angélica después de golpearse por accidente con una de las cajas de municiones que subían a la camioneta. A pesar de llevar ya varias semanas ahí, aun no se acostumbraba a los alrededores. Lo suyo era la medicina... no las armas y misiones.
Cuando la trajeron esa noche a la Sección, lo único que se le dijo fue que permaneciera por su bien en la habitación. Trató de hablar con Michael pero no le fue permitido. Horas después entró Nikita y le contó la historia más increíble que hubiera escuchado. De haber sido un día cualquiera se hubiera reído, pero dadas las circunstancias lo único que podía hacer era creerle.
Sección Uno era una agencia antiterrorista, eso lo entendía. Pero lo que no le quedaba claro era cómo Michael había sobrevivido tanto tiempo dentro de un lugar tan frío como ese. El hombre que ella conocía no era un operativo negligente que no mostraba emoción alguna. El súper agente Michael Samuelle que aparecía en los archivos no coincidía con el padre amoroso que tantas veladas conoció y vio reír con su hijo.
Esa mañana se había levantado temprano porque sabía que regresaba Michael después de casi una semana de ausencia. Tenía que hablar con él. Saber que se encontraba bien y sobre todo... saber si "esa" mujer ya había puesto sus manos en él. La extraña relación que había entre Michael y Nikita era algo que le intrigaba y no estaba dispuesta a permanecer con la duda.
Cuando Michael entró por la puerta de acceso se dio cuenta inmediatamente de su presencia y se detuvo cerca de ella para poder conversar sin ser escuchados. Cuando ella tomó suficiente confianza se decidió a hablar.
-- Necesito que me expliques muchas cosas. Creo que me debes al menos eso después de arruinar mi vida.
-- Lo lamento, nunca fue mi intención que esto sucediera.
-- Lamentarlo no basta y lo sabes Michael... quiero respuestas, y las quiero ahora.
Antes de que Michael pudiera contestar fueron interrumpidos por Jason, quién siempre encontraba el momento de ser oportuno cuando no debía, igual que su hermano. Casi parecía que había nacido específicamente para lograr que Michael no hablara. Definitivamente era digno hermano de Birkoff.
-- Michael, Jazmín quiere que te presentes en su oficina. Al parecer ha surgido algo que requiere tu experiencia.
Michael sólo asintió con la cabeza y con la mirada pidió disculpas a su previa interlocutora. Poco después se encontraba parado frente a la segunda al mando dentro de la Sección. Era una mujer joven y había dejado de ser esa niña que él y Nikita habían entrenado hace varios años atrás.
-- Que bueno que estás en mi oficina, Michael. Toma asiento.
-- Gracias. – dijo Michael haciendo lo que le pedían sin poner objeción alguna. Estaba demasiado cansado para poder protestar, y lo más importante para él en esos momentos era ver a su hijo.
-- Necesito urgentemente tu ayuda. .... Al parecer... --- Jazmín lo miró a los ojos y decidió continuar. Sabía que nadie más iba a poder ayudarla --- Al parecer Operaciones ha desaparecido. No hay rastro de ella. Pensamos que la Colectividad la ha capturado.
Michael no mostró reacción visible en su rostro, pero su corazón latía con una velocidad impresionante. Eso no podía estar pasando, Nikita... su Nikita no podía estar en manos de ellos. Si lo estuviera ya estaría muerta a esas horas.
-- No contesta su celular. Al parecer lo trae apagado y tampoco el rastreador que le colocamos hace un año. Al parecer ha sido desactivado y no tenemos su señal.
-- ¿Desde cuando no saben nada de ella?
-- Desde ayer por la tarde. Al principio me dijo que necesitaba un tiempo sola pero luego perdimos su señal y me preocupa esa situación.
-- ¿Alguien puede saber donde se encuentra?
Jazmín titubeo un momento. No sabía si decirlo o no pero decidió que lo mejor en esos momentos era ser franca con Michael. Al fin y al cabo toda la Sección sabía lo que estaba sucediendo de un tiempo para acá.
-- Sí. Creo que Nelson puede ayudar.
Michael sintió un leve dolor en el estómago. El escuchar que Nelson podía saber mejor el paradero de Nikita que él, lo enfurecía. Le daba cierto aire de pertenencia a Nelson sobre ella. Algo que desde luego antes sólo le pertenecía a Michael.
Una vez que la segunda al mando llamó a Nelson a su oficina, este se sentó en la silla colocada a un costado de Michael. La tensión era palpable en la habitación pero sólo Michael y Jazmín lo estaban, Nelson se encontraba más que relajado.
-- ¿Sabes donde se encuentra Nikita, Nelson? – preguntó la mujer.
-- Tal vez. Pero tú sabes que es algo que no puedo decirte. Son sus días libres, es lógico que quiera hacer con su tiempo lo que le plazca.
-- Eso quiere decir que si lo sabes. De acuerdo, no te preguntaré más pero espero le informes cuando la veas que nunca debe desconectar sus transmisores y teléfono. Es contra las reglas.
-- Por supuesto... se lo haré saber. ¿Algo más? – dijo Nelson volteando a ver a Michael. Sabía el pasado de Nikita y él, y disfrutaba el tener la oportunidad de hacer enojar a tan famoso operativo dentro de la Sección.
-- No, es todo. Puedes retirarte. – contestó Jazmín, advirtiendo que si toleraba que Nelson fuera muy obvio con Michael, dentro de poco tiempo llamaría a mantenimiento para recoger su cadáver.
Cuando la reunión terminó, Michael no quiso permanecer con la incertidumbre del paradero de Nikita. No podía tolerar que Nelson fuera el único dentro de la Sección que lo conocía.; así que se dirigió a el área de comunicaciones casi inmediatamente.
-- Necesito que rastrees a Nikita
-- No tiene caso, Michael. Los rastreadores implantados no responden. – dijo Quinn.
-- No los conocidos por la Sección.
Al decir ésto, Michael se inclinó frente a la consola principal y tecleo unos comandos que ante los ojos de la sorprendida Quinn, sólo él conocía.
Al instante aparecieron varios mapas en la pantalla y en fracción de segundos fue reducida la imagen a una bella iglesia de estilo gótico. El corazón de Michael sintió felicidad después de mucho tiempo. No todo estaba perdido. Ella estaba ahí... en el lugar en el que ellos siempre se habían reunido para hablar a solas desde que decidieron llevar una relación en la Sección.
Aún recordaba cuando en ese lugar había tenido que convencer a Nikita de aceptar la propuesta de matrimonio de Helmut. Había sido muy doloroso verla casada con otro pero era algo que él no podía evitar.
Ahora estaba ella ahí. Después de tanto tiempo y de todo lo que ha pasado, ella todavía se refugiaba en ese lugar que para los dos significaba tanto.
Con la misma rapidez con la que entró Michael a Comunicaciones, salió de la Sección y emprendió su camino hacia la Iglesia. Tenía que verla. Tenía tantas cosas que decirle, tantas anécdotas que contarle y tantas preguntas que hacerle, que no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de verla a solas y lejos del lugar que tanto daño le había causado a los dos.
De alguna forma presentía que ella también deseaba hablar con él, aunque no lo hubiera demostrado los últimos días. Michael sabía que ella no podía haberlo olvidado todo tan rápido. Cierto, habían pasado ya dos largos años y ambos habían cambiado mucho. Pero el amor que existía entre los dos simplemente no podía extinguirse tan rápido. No podía.
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Amor. Odio. Dolor. Muerte. Tristeza. Felicidad. Traición. Todos esos sentimientos eran ya parte del repertorio de Nikita. Conocía tan bien cada uno de ellos que ya no esperaba realmente nada de la vida. Había perdido todo y el único significado que encontraba ahora era el seguir haciendo bien su trabajo dentro de la Sección.
Se encontraba sentada en una de las bancas que la iglesia tenía hasta adelante. Sus ojos reflejaban una gran tristeza y su cabeza miraba hacia sus manos. Esas manos que algún día soñó portaran un anillo de bodas.
Cuando era niña, tenía los sueños que cualquier mujer a esa edad tendría. Se miraba entrando a la iglesia acompañada de sus padres para ser entregada en el altar al hombre que amaba y se convertiría en su esposo.
Pero desde muy pequeña esa ilusión había sido rota en pedazos. Su padre la abandonó a muy temprana edad y su madre era una alcohólica que sólo buscaba hombres para que le pagaran el vicio. Nikita había aprendido lo que era vivir con un alcohólico antes de que supiera a contar hasta el número diez; y los golpes que le propinaban los diferentes hombres de su madre era el pan de todos los días.
Pero de alguna forma la esperanza de llegar a encontrar al amor de su vida siempre persistió. Cuando conoció a Michael supo inmediatamente que su búsqueda había acabado, más nunca se imaginó que el camino a la felicidad estuviera hecho de espinas y vinagre.
Amar a ese hombre le había costado su libertad, su dignidad e inclusive su propia humanidad. Recordaba las muchas veces que Michael la había traicionado, recordaba todas las ocasiones en que rompió su corazón sin siquiera mirarla. Pero también los maravillosos recuerdos del tiempo que pasaron juntos llegaron a su cabeza.
Desde que Michael había decidido pelear por su amor, se había convertido en otro hombre. Un hombre que más de una vez le había demostrado que la vida entera era ella. Que el estar juntos también era su sueño. Que ella no era la única que soñaba con tener una familia a su lado.
Y es gracioso. Al final él resultó más soñador que ella. Tal vez porque las innumerables trampas de la Sección, lograron que pusiera los pies en la tierra. Ahora no era diferente. Sabía que amaba a Michael más que a su propia vida, pero también estaba conciente de que existía una misión que debía cumplir para vencer a la Colectividad. Ahora no sólo era un operativo sino el jefe principal, y no había excusas personales que valieran.
También estaba Angélica. Era una mujer buena y muy inteligente, además de que adoraba a Michael y Adam. Nikita sentía un dolor muy grande al imaginarla como el futuro de Michael pero sabía que no tenía derecho a arruinar esa relación. Michael merecía ser feliz.
-- ¿También recuerdas nuestros momentos aquí?
La suave voz masculina sacó de sus pensamientos a Nikita. Era Michael. Lo sabía. Un ligero temblor comenzó en sus manos y su cuerpo se estremecía tan sólo de escucharlo cerca.
Michael, quién se encontraba parado detrás de Nikita, mirándola con el amor impregnado en su rostro; avanzó y tomó asiento junto a ella. La tomó de las manos y la miró directamente a los ojos.
-- Por un momento pensé que ya no recordabas nuestra historia.
-- Siempre lo hago, Michael. Siempre. – contestó Nikita cuando al fin pudo sacar la voz de su garganta.
Permanecieron un momento en silencio. Era como si esperaran que las dudas se marcharan y el dolor de tanto tiempo se desvaneciera. Pero no resultó. Ambos sabían que la relación entre ellos nunca había sido tan sencilla.
-- ¿Por te has alejado desde que llegué?
Nikita permaneció callada. Sabía que no tenía una respuesta sencilla para él. Michael sintió la tensión en Nikita y apartó sus manos de las suyas.
-- Es Nelson, ¿verdad? Ahora lo amas a él.
Nikita cerró los ojos, no podía soportar las palabras de Michael. Sabía que si él ya creía como verdad la relación entre ella y Nelson, todo estaba perdido. Michael por su parte vio como Nikita sufría en silencio; podía ver el dolor escrito en su rostro y mal interpretó ese dolor.
-- No te preocupes Nikita. No hace falta que me tengas lástima. Todo me ha quedado claro.
Diciendo esto Michael se levantó y se dirigió a la puerta. El saber que ella amaba a otro era demasiado, si permanecía un minuto más a su lado iba a explotar.
-- No te vayas... por favor.
La voz de Nikita era algo temblorosa y sujetaba fuertemente el brazo de Michael. Se había parado y caminado tras él casi por instinto. Su corazón la había traicionado de nuevo.
Michael sintió su cálida mano deteniéndolo y se volvió a ella para saber que era lo que quería. ¿A caso no le bastaba con haber tirado a la basura su amor por él? Dolía demasiado pero tomo fuerzas para esperar que ella hablara.
Nikita lo miró de nuevo a los ojos. Esos hermosos ojos que siempre habían sido la fuente de su respiración, que podían lograr deshacerla con una mirada. De pronto un sentimiento avasallador se apoderó de ella. El hombre de su vida estaba parado por delante y sus suaves labios la atraían con tal intensidad que era imposible controlarse.
Ninguno de los dos supo explicar como pasó, pero sin pensarlo comenzaron a besarse apasionadamente. Al principio fue un beso pequeño y casi de reconocimiento, como si ambos temieran que eso lo fuera a cambiar todo; pero poco después se convirtió en un beso más intenso.
Todo el amor rezagado durante esos dos años fluyó por sus cuerpos. El estar en los brazos del otro era un sueño que siempre quisieron hacer realidad.
Aquí estaba ella, Nikita, la mujer que amaba con locura y con la cual estaba dispuesto a pasar el resto de su vida. No lo había dejado de amar... ahora le quedaba claro. Lo amaba tanto como él a ella.
Michael profundizó el beso, por un momento se olvidó de que estaban en una iglesia y se dejó llevar por la pasión. Nikita sintió como su boca era explorada por un amante experto, por el único hombre que sabía como le gustaba ser besada.
Una danza entre dos lenguas fue lo que terminó de sofocarlos. Necesitaban tomar aire o no podrían detenerse; y ambos recordaban ahora el lugar en el que se encontraban.
Después de separarse, permanecieron apoyados uno contra el otro. Sus frentes se tocaban casi casualmente tratando de recuperar la respiración, pero antes de que esto sucediera con éxito, Michael no pudo resistir la tentación.
Tomó a Nikita de la mano y la condujo a su auto. Ella al principio estaba sorprendida por la espontaneidad de Michael, pero ya había escuchado rumores de que todo ese tiempo fuera de la Sección había servido para volverlo más humano y menos máquina.
Según los reportes que leía de su vida con Adam, así como los comentarios que Walter le hacía sobre el nuevo Michael, daban a entender que el oscuro hombre que había conocido ya no existía. Ahora era un hombre compasivo, espontáneo la mayoría de las veces y que no temía expresar sus sentimientos. Era un mejor Michael, aunque sus capacidades como operativo no habían sido mermadas por eso.
Rápidamente llegaron a un hotel. No era muy elegante ni limpio pero para ellos era lo que bastaba en esos momentos. Nikita comenzó a sentir una necesidad incontrolable; requería tenerlo cerca, sentir sus labios recorrer todo su cuerpo y ser llevada hasta los límites que él imponga.
Michael por su parte, necesitaba acariciarla, besarla y amarla con todo lo que sentía dentro. Su más grande anhelo era sentir a Nikita estremecerse junto a él cuando los dos compartieran el clímax total.
Llegaron a una habitación en el primer piso, parecían una pareja de amantes que sólo venían a gozar de una horas robadas a la vida. Cuando quedaron solos, el mundo exterior desapareció para los dos.
Nikita se acercó a él y lentamente le abrió el abrigo y luego la camisa. Estaba buscando la piel, allí quería apoyar su boca y devorar cada centímetro. Se sentía llena de vida, la sangre le había comenzado a circular otra vez, se había vuelto mujer y hembra, sólo con desear todo lo que estaba viendo, su hambre de él se hizo insoportable.
Ahora se daba cuenta de que había estado muerta durante los últimos dos años y que acababa de nacer. Toda esa caricatura de vida en la Sección fueron solamente movimientos mecánicos emparentados con la muerte. La vida ahora estaba aquí, en su cuerpo renacido, en el latido de su sexualidad que pedía ser tomada, quería dar y recibir como nunca antes.
Nikita metió sus manos entre la camisa y la carne, acariciando todo con los ojos cerrados, la boca entreabierta. Recorrió la piel de su hombre lamiéndose los labios, sólo gozando en el tacto, recordando cada instante de esa primera vez, única y enloquecedora, ese contacto primero que la había marcado como hembra para el resto de su vida.
Era hembra en presencia de él, siempre lo era, para que engañarse. De nada servían ahora las tácticas y las manipulaciones de la sección, eran sólo sombras. La luz estaba en este hombre tan deseado, en ese camino de piel que ahora recorría su lengua.
Michael no se había movido ni un centímetro. La dejaba hacer, controlando apenas el impulso salvaje de tomarla así como estaba ... perdida y ardiendo, sacando afuera toda la mujer que había mantenido muerta durante años en la espera de este instante único.
Cuando se movió fue para levantarle el vestido hasta la cintura y adherir sus caderas a la de ella, para hacerla sentir en el centro de su feminidad cuanto la deseaba. Ella aún tenía puestas sus diminutas bragas y él todavía estaba vestido, pero las delgadas prendas no le impidieron tener un orgasmo que la dejó agotada.
Michael no pudo resistir la locura de ella y también perdió el control, ya era tarde para amarla en cámara lenta. Ahora necesitaba poseerla como fuera.
Besándose como salvajes cayeron en la cama. Las manos de él se deshicieron de las diminutas bragas y así entró en ella, reconociendo el terreno mojado y tibio. Hicieron el amor mirándose a los ojos, viéndose gozar y regocijados el uno en el otro.
Michael se puso de espaldas y la arrastro con él, le quitó el vestido para verla en toda su belleza mientras la tomaba, ella buscó sus labios para dejar sobre ellos un suave te amo que se mezcló con la respiración de los dos.
También él dijo te amo mientras la tomaba por segunda vez. Ella ya no podía hablar, había perdido el sentido de la realidad y lo único existente para ella era esta posesión salvaje de su cuerpo.
Afuera la noche se había convertido en un mar de estrellas. Dentro dos seres, que eran un mar de dolor, se amaban con locura olvidados del mundo. Dos seres que no le temían a la muerte, su único temor era no poder prolongar esta noche hasta el infinito.
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En las oficinas de la Colectividad Olsen caminaba de un lugar a otro sin nada que lograra calmarlo. La misión para aprehender a Michael Samuelle había sido abortada antes de siquiera llegar a él. Los últimos esfuerzos de su equipo fracasaron y su objetivo escapó.
Según Olsen, ya había transcurrido el suficiente tiempo como para poner en marcha su nueva táctica. Operaciones le había ganado en esa ocasión pero no estaba dispuesto a que se volviera a repetir. Todavía tenía a su espía en la Sección y le sacaría el mayor provecho.
Por fin logró calmarse un momento y contacto a través de su computador al espía. Al parecer Operaciones mantenía una relación con uno de sus operativos llamado Nelson. Sin lugar a dudas era una debilidad de ella que Olsen iba a saber aprovechar. Aunque la llegada a Samuelle a la Sección era una gran incógnita.
Olsen estaba al tanto de la antigua relación entre Michael y Nikita, y le parecía extraño que esa relación no se hubiera reanudado cuando se encontraron. Al parecer tenía que vigilarlos más de cerca. Mucho más de cerca.
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Nikita se encontraba enlazada aún en el cuerpo de Michael. Su cabeza permanecía recostada en su pecho y desde ahí podía escuchar su rítmica respiración.
Nunca lo había visto tan confiado mientras dormía. Antes Michael casi no descansaba, sólo cerraba los ojos y no permitía que el sueño profundo lo alcanzara.
Sin embargo ahora todo cambiaba. Tenían razón los reportes y Walter, se había convertido en un hombre más confiado, dispuesto a aceptar lo que la vida le diera, disfrutando al máximo sin censuras.
Hace unos momentos la había amado con todo lo que un hombre podía ofrecer. La había poseído sin dejarle tregua mientras repetía incansablemente cuanto la amaba. Era claro que ya no temía decir esa frase las veces que fuera necesario.
Amaba tanto a Michael que el sólo pensar en alejarlo de nuevo dolía. Había sido un gran error dormir con él; y sabía que la misión con Nelson se complicaría si se supiera que pasaron este maravilloso momento juntos. Pero es que no pudo contenerse... era una necesidad más allá que la sexual, ella requería sentirlo cerca y ya no bastaba con sólo verlo o besarlo.
En ese momento Nikita escuchó como su teléfono celular emitió dos sonidos. Ella conocía esa llamada y esperaba encontrar del otro lado la voz de Jasón para darle algún reporte de la Sección; pero se sorprendió cuando la voz que escuchó era de Nelson.
-- Nikita siento molestarte, sé que es tu día libre pero al parecer Brithney esta haciendo muchas preguntas sobre donde estas tú. Michael tampoco aparece y ... bueno ... yo pensé que no es apropiado que ella los relacione juntos. No ahora que estoy ganando su confianza y la misión va a ser un éxito.
Nikita se quedó muda por un momento. Comprendía la situación pero la solución al problema dolía más que cometer suicidio. Era morir lentamente en una agonía que sabía iba a destruirla... y destruir al hombre que amaba.
Colgó el teléfono luego de dar instrucciones a Nelson y se dirigió al baño. Ahí se cambió rápidamente y cuando se estaba peinando sucedió lo que había deseado no pasara. Michael estaba ahora despierto y mirándola desde la cama.
Su mirada era clara y transparente, era como un niño viendo a su madre preparar el almuerzo antes de irse a la escuela, pero inundada de un inmenso amor que se desbordaba en cada gesto.
Nikita no sabía como tomar valor para hacer lo que debía, pero no tenía otra alternativa y ya estaba decidida a llegar hasta el final. La colectividad debía ser detenida y si fallaba ahora muchas vidas seguirían perdiéndose sin motivo alguno.
-- Es extraño que te despiertes antes que yo. Generalmente siempre era yo el que primero me levantaba. A ti te gusta descansar por más tiempo.
Nikita lo miró a través del espejo. La imagen de ese hombre acostado en la cama, desnudo y vulnerable era muy tentadora. Tomo un momento para recolectar sus pensamientos y ordenar sus ideas y dejando el cepillo en el tocador se giró a él y dijo:
-- Debo irme. -- comenzó a caminar hacia la puerta. Michael la observaba sin poder comprender el porqué de su actitud. ¿Por qué huía ahora cuando le había demostrado lo mucho que lo necesitaba hace tan sólo unas horas?
-- No te vayas. Necesitamos hablar... hay muchas cosas que quiero contarte.
Nikita sintió una pulsada que recorría su pecho. Dolía pero era inevitable ya.
-- Lo siento pero debo volver a la Sección...Vístete y repórtate con Jazmín, saldrás en la próxima misión.
-- ¿No vamos juntos?
-- No confundas las cosas Michael. Lo que hubo entre nosotros hace mucho que terminó. No te aferres a algo que nunca pudo ser. Tú y yo no tenemos futuro, siempre lo hemos sabido.
Michael no podía alcanzar a comprender lo que sucedía. La mujer entregada y enamorada que conocía ya no estaba, había sido remplazada por este intento de máquina.
Se levantó de la cama y se dirigió hacia ella, quién ya se encontraba muy cerca de la puerta. Su desnudez la puso más nerviosa pero no lo demostró. Michael levantó su rostro con una mano y la miró a los ojos.
-- Sé que en realidad no piensas eso. Me amas y el estar juntos es por lo que debemos luchar en este momento.
-- No lo entiendes verdad... lo que pasó aquí esta noche fue sólo una reacción normal de dos personas que hace mucho no se ven, pero no hay amor. Al menos yo no lo sentí... sólo era pasión del uno por el otro. Deseo y nada más.
-- No puedes hablar en serio. – dijo Michael rogándole con la mirada que desmintiera sus palabras pero ella sólo permanecía ahí... fría e inmóvil.
-- Lo siento... de verdad, pero no creo que lleguemos a ninguna parte, pensé que iba a ser igual que antes pero no fue así. He conocido durante este tiempo a mejores amantes que tú. Gracias por el sexo pero no es suficiente.
Era demasiado. El gran dolor que en esos momentos sentía Michael fue transformado en una rabia incontrolable. La tomó fuertemente del brazo y le dijo:
-- Mientes. Sé que lo que pasó fue real. Nelson no puede significar más que yo en tu vida. Tú lo sabes y yo lo sé.
Nikita quería gritarle toda la razón que tenía. Que Nelson no significaba nada para ella. El brazo que sujetaba Michael comenzaba a doler pero ella lo único que quería era tomarlo de nuevo y amarlo hasta que ya no pudiera respirar correctamente. Desafortunadamente ya no había nada que hacer, la decisión estaba tomada.
-- Siento que creas cosas equivocadas Michael, pero ese no es mi problema. Vístete y repórtate con Jazmín. Y por favor... ya no sigas causando lástima Michael, suéltame el brazo y déjame ir que tengo muchas cosas que hacer.
El brazo fue soltado casi inmediatamente y Nikita salió de la habitación sin mirar atrás. Sus ojos se llenaron de lágrimas pero las secó en seguida durante el trayecto que conducía a la Sección.
Mientras tanto en la habitación del hotel ahora sólo había silencio y un hombre sentado en la cama con la mirada fija hacia la pared. El ángel de la muerte volvió a poner su careta. El dolor había ya sido reprimido de nuevo... el viejo Michael había regresado.
CONTINÚA . . .
