Los personajes de Michael, Nikita, Quinn, Jasón y Walter pertenecen a WBTV pero el resto de los personajes como Angélica, Steven, Nelson, Brithney, etc., etc., etc., me pertenecen a mí. A mí sola!!!!!! Ja, ja sé que exageré pero quería dejarlo claro para alguien que quiera demandarme ja, ja, ja.
Bueno, debo agradecer a cada miembro del foro de La Femme Nikita en Español y La Femme Nikita Hispano. Sin ustedes chicos no lo hubiera logrado.
Advierto también que para poder entender esta parte de la historia deben haber leído ya la primera y segunda parte, de lo contrario no podrían alcanzar a tener un panorama amplio de las situaciones. Si ya se les olvidaron detalles de la historia, les recomiendo vuelvan a leer las partes anteriores antes de comenzar a leer ésta, ya que personajes que definí anteriormente no volveré a hacerlo en la presente parte del fic.
Para cualquier comentario diríjanse a getoverit31@hotmail.com, tengan por seguro que sabré apreciar los buenos y malos comentarios al respecto.
Así que siéntense, relájense y disfrútenla. Aquí está.
Título: Después del Holocausto III
Por Josephine78
El tiempo pasó rápidamente. El primer mes después de su encuentro en el Hotel, tanto Michael como Nikita permanecieron sumamente ocupados gracias a la Colectividad. Las misiones incrementaban con cada ataque que se perpetraba, y el tiempo para descanso era casi nulo.
Al segundo mes, el poco tiempo libre que Michael tenía lo dedicaba a la atención y cuidado de Adam. El niño, inevitablemente, había empeorado las últimas semanas y su condición era cada vez más grave.
Varios programas experimentales habían sido probados en él, pero su cuerpo se debilitaba cada día que pasaba y los resultados de los últimos estudios no eran favorables.
Nikita había platicado con cada uno de los médicos a cargo y siempre terminaba igual que al principio... con muchas dudas y una gran esperanza de que su pequeño niño, como ella secretamente lo llamaba, lograra sobrevivir esa maldita enfermedad.
Nikita a pesar de tener el puesto de Operaciones no tenía acceso a la habitación del enfermo. Michael había dejado claro al personal que no quería que ella permaneciera ni un momento cerca de su hijo.
Sabía que como Operaciones ella podía visitarlo cuantas veces lo requiriera, pero no estaba dispuesta a enfrentar la actitud de Michael si lo hiciera. Era doloroso para ella ver como el hombre abierto que había regresado a la Sección, otra vez se había refugiado tras la máscara de la indiferencia. Los ojos que la miraron con tanto amor, ahora eran vacíos y con un ligero resentimiento.
Sabía que él todavía la amaba. De eso no le cabía la menor duda, el amor no acaba de la noche a la mañana. Pero el tener conocimiento de ésto sólo la hería más. Deseaba con toda el alma que Michael la odiara; tenía la esperanza de que llegara el día en que cuando la mirara ya no le importara si ella vivía o moría. El odio de Michael era mil veces preferible a verlo sufrir y convertirse en alguien que nunca debió ser desde un principio.
Mientras caminaba a su oficina, Nikita se detuvo un momento en la estación de Walter; quién tres días atrás se había empecinado en volver a su trabajo y renuentemente aceptó la ayuda de un discípulo de la Granja.
--- "Esto no se hace así... a ver.... déjame a mí hacerlo."
El chico de la Granja se apartó del aparato que estaba componiendo y dejó que Walter se hiciera cargo del asunto. Los últimos dos días, desde que había sido traído a la Sección, la había pasado de maravilla pero en algunas ocasiones Walter se molestaba con él por no ser más rápido y eficiente en su trabajo; y no es que no supiera desempeñarse sino que por obvias razones la teoría no supera a al práctica y la rapidez con la que Walter trabajaba era muy difícil de igualar por el nuevo integrante del equipo.
Su nombre era Carl y contaba aproximadamente con la misma edad que Jasón, según sabía Nikita. Para ella era curioso ver a su amigo enojado, rara vez había presenciado ese aspecto de Walter; sus facciones se tensaban y sus ojos mostraban claramente algo que decía "la juventud de ahora no sabe nada sobre armas".
Con una sonrisa en los labios, Nikita se acercó a saludarlos.
--- "Creo haberte dicho que descansaras y aprendieras a delegar responsabilidades, Walter."
El hombre al que se le hablaba volvió su mirada a ella y el ofuscamiento desapareció por completo de su rostro, esa expresión fue suplida por una gran dulzura y calidez.
--- "Sabes que si no hago yo las cosas no terminaríamos a tiempo para las misiones, Sugar." --- Después de su estadía en la enfermaría, Walter de nuevo se sentía a gusto llamándola así y Nikita lo permitía cuando no había mucha gente alrededor.
--- "Lo sé, Walter. Pero de seguir así lograrás que otro infarto te visite pronto... y en ese caso aunque me supliques, no volverás a trabajar." --- Nikita volvió a sonreírle a su amigo y dirigió su mirada a Carl, quién se encontraba observándola desde el momento en que llegó al área de Municiones. --- "¿Te sientes bien trabajando aquí, Carl?"
--- "¿Yo?... Claro. Creo que sí, un poco más estresante que la Granja pero más amistoso. Ahí nos acostumbraron a desconfiar siempre de todos y ahora es muy difícil quitarse esa costumbre."
--- "Excelente costumbre, Carl. Nunca trates de deshacerte de ella. Las cosas han cambiado pero siempre recuerda que estas dentro de la Sección, donde las manipulaciones y traiciones son comunes y hasta los verdaderos amigos en alguna ocasión se verán en la necesidad de traicionarte ya sea por su vida o por tu propio bien."
Carl permaneció callado, algunos compañeros inclusive Walter le habían dicho que no debería ser tan confiado pero ahora oyéndolo de Operaciones en persona el consejo ya había adquirido un carácter más importante a consideración.
--- "¿No te tocaba descaso, Sugar?"
--- "Las misiones han incrementado Walter, sabes que no puedo darme el lujo de descansar."
--- "Pero te ves cansada...¿estás bien?"
--- "Últimamente no he dormido bien, eso es todo. Duermo alrededor de tres horas diarias."
Su amigo la observó por unos momentos, su semblante no era bueno. Las sombras debajo de sus ojos mostraban su falta de sueño, pero había algo más...él podía sentirlo. Los ojos de su niña estaban apagados, no eran del azul cristalino que siempre contemplaba, eran más bien de un azul intenso pero con la mirada perdida y sin brillo. '¿Estaría enferma o serían los remordimientos de sus acciones lo que le causaba lucir así?', pensó Walter.
Sin embargo, a pesar de verse agotada siempre lucía impecable. Un traje completamente negro la acompañaba junto con un maquillaje suave y delicado. Nikita nunca había necesitado mucho de maquillaje para verse bien, además de que la ropa le ajustaba a la perfección en su cuerpo. Seguía conservando la silueta a pesar de ya no entrenar constantemente ni estar activa en el campo de batalla.
--- "Carl ve a buscar un rastreador de campo tipo B, y si no lo encuentras va a la bodega y búscalo."
Su joven ayudante asintió con la cabeza y salió de la sala, dirigiéndose al fondo de ella.
--- "Tengo la impresión de que no lo va a encontrar pronto, ¿verdad Walter?"
--- "Es que necesitaba charlar contigo--- dijo Walter con una leve sonrisa delatando su mentira al pobre Carl."
--- "Creo que ya sé lo que me vas a decir"
--- "Sabes que me preocupo por ti, Sugar. Michael ha vuelto a ser el mismo y mucho me temo que esa fue obra tuya. Eres la única en conseguir un cambio tan rápido en él."
---"¿Sabes donde está en estos momentos?"
--- "En la enfermería, no te has enterado?"
Nikita sintió un escalofrío que la recorría de pies a cabeza, su imaginación volaba y las posibilidades de que Adam volviera a recaer eras muchas. Sin embargo su amigo al ver la preocupación de su rostro se apresuró a corregir:
--- "No es lo que piensas, nena. Al parecer los médicos encontraron un nuevo tratamiento y hoy en la mañana comenzaron a mostrarse buenos resultados, Adam ya ha sido sacado de terapia intensiva y sus niveles de azúcar se han normalizado. Todavía no saben si ésto es permanente o volverá a recaer pero supongo que Michael querrá estar ahí con su hijo cuando abra los ojos."
---"Ojalá esto funcione, Walter. El cuerpo de Adam no resistiría otra recaída y corre peligro de entrar en estado de coma."
Walter dirigió una mirada de simpatía. Sabía que su preocupación por el niño era genuina, que ella veía al niño como el hijo del hombre que amaba y el cual ella nunca tendría.
--- "La última vez que lo vi... preguntó por ti."
--- "¿Michael?"
--- "No. Michael... bueno, el ni siquiera dice nada respecto a ti. Ha vuelto a su acostumbradas respuestas monosílabicas. El que ha preguntado por ti todo el tiempo es Adam. Desde que llegó no te ha visto y según me dijo te recuerda con mucho cariño, además de que piensa eres su única familiar con vida."
--- "Me encantaría verlo---dijo Nikita haciendo una pausa --- ¿Estás preparando el material para la próxima misión?"
--- "Si, ¿por qué?"
--- "¿Dónde esta Jazmín?"
--- "En su oficina, supongo."
Nikita sonrió ligeramente despidiéndose de su amigo y se dirigió a la oficina de su segunda al mando.
-- "¿Puedo pasar?"
Jazmín que estaba ensimismada en su trabajo fue tomada por sorpresa
--- "Por supuesto. Adelante. ¿Te puedo ayudar en algo?"
--- "¿Sabes si Michael saldrá en la misión a Bulgaria?"
--- "Si. Ya esta programado. Él y Steven dirigirán la táctica ¿por qué?"
--- "¿Cuanto tiempo tardará en regresar?"
--- "De 12 a 24 horas. Todo depende de que el ataque sea exitoso y el acceso a la base de datos sea rápida ¿por qué?"
--- "¿Estas segura que no regresará antes de ese tiempo?"
--- "Si, por supuesto. Estoy segura... ¿por qué?"
Esta vez jazmín enfatizó la pregunta con la esperanza que su jefa la respondiera. Se preguntaba donde había aprendido esa desquiciante costumbre de siempre contestar una pregunta con otra. Nikita sonrió, sabía lo que estaba pensando Jazmín, todavía recordaba cuando Michael hacía lo mismo con ella años atrás.
--- "Gracias, no te entretengo más" –dijo Nikita girándose y dirigiéndose a la puerta.
--- "No me has dicho porqué necesitabas saber todo eso, ¿hay algún problema?"
Nikita abrió la puerta, salió y antes de cerrarla de nuevo, sin voltear atrás dijo:
---"No, ninguno. Es sólo que tengo una cita en la enfermería."
*****************************************
El olor de la habitación era penetrante, invadía el lugar de una manera casi inhumana y entre el desinfectante, la frialdad de la habitación y el color blanco que predominaba en ella, Adam se estaba deprimiendo más.
Llevaba bastantes semanas ahí encerrado y cada vez que abría los ojos la intensa luz que colgaba de la techo le producía un fuerte dolor de cabeza. '¿por qué lo tenían ahí?'
Según su padre, ya no podían regresar a su casa porque los mismos hombres que lo habían secuestrado hace 2 años querían volverlo a hacer; y esta vez iban con intenciones de matar a quién se cruzara en su camino.
Adam al principio pensó que su padre le estaba contando un cuento más para que durmiese como cuando era más pequeño; pero al ver que su rostro mostraba una seriedad y dolor casi palpables comenzó a preocuparse, y posteriormente el miedo se apoderó de él.
Una semana después de su llegada, a lo que Adam conocía sólo como S.O., pues Michael no le había dicho el nombre verdadero de la organización, comenzó a sentirse mal. Sabía que no era el momento de preocupar a su padre, así que los primeros dos días trato de guardar el secreto pero al tercero ésto le fue imposible y una nueva crisis lo delató. Todavía recuerda la desesperación con la que su padre lo llevó a la enfermaría.
Pero la pregunta seguía en el aire ¿por qué lo tenían ahí? ¿qué acaso no existe en ese lugar un cuarto más cálido, con más color que el blanco?. Y sobre todo ¿a quién se le ocurrió comprar esas camas tan duras? Llevaba días sin que le permitiesen casi moverse y su espalda dolía ya demasiado.
Pero su inquietud no era del todo por la incomodidad sino por otras razones que últimamente giraban en su mente. En primer lugar su padre había cambiado, no con él claro, pero había cambiado.
Cuando estaba con él todo era normal, se comportaba como el mismo padre cariñoso que siempre había conocido, pero cuando alguien más entraba a la habitación era como si su papá saliera por esa misma puerta y se quedara alguien completamente desconocido para él. Su voz cambiaba, era más monótona y cortante; sus ojos dejaban de mirar un punto fijo y su cara se volvía totalmente inexpresiva. En ese momento para Adam su padre no estaba sentado a su lado sino un extraño que le atemorizaba.
Otra de las razones que provocaban en él no poder dormir en las noches era su doctora... Angélica. Ella le caía bien, pero había ocasiones en los que la veía platicar con su padre y últimamente no le agradaba mucho la idea de verlos juntos. Y realmente no terminaba de entender el porqué.
Adam siempre había querido una familia; que su padre se casara de nuevo y ser un niño normal, e incluso él había insistido en que Angélica y su padre salieran en una cita, pero por algún motivo aunque al principio Angélica se le hacía perfecta para su padre ahora su sonrisa le parecía demasiada falsa en algunas ocasiones. Tal vez era sólo su imaginación.
En cambio Nikita, a la que recordaba con mucho cariño, siempre le ofrecía una gran sonrisa franca. Cuando Adam se enteró por una plática que escuchó en los pasillos de que ella estaba ahí casi quiso salir corriendo a verla. Tenía tanto tiempo que no la veía, después de todo según sabía era su tía así que lo más normal es que fuera a saludarla; pero aunque preguntó a varias personas como encontrarla, solamente recibió miradas evasivas y ninguna respuesta en sí.
Mientras Adam trataba de taparse con la sábana la cara para que la intensa luz no le lastimara, escuchó que las puertas automáticas se abrían, bajó lentamente el pedazo de tela que cubría sus ojos y éstos aumentaron de tamaño al ver de quién se trataba.
--- "Nikita!!!! --- dijo casi bajándose de la cama. Quería correr a abrazarla."
--- "Hola cariño ¿cómo estás?" –dijo Nikita sentándose en la cama y abrazando fuertemente a Adam aunque no sabía quién estaba abrazando con más fuerza a quién; porque el niño se le colgaba del cuello con tal emoción que la conmovió mucho.
--- "Los doctores dicen que pronto estarás bien"
--- "Eso espero, ya me quiero ir; además extraño a Ruffi"
--- "¿Ruffi?"
--- "Mi perro ¿no sabías que tenemos un perro?"
--- "Sí, pero no que se llamara así."
--- "Pues sí, se llama Ruffi" —dijo el niño con orgullo mientras se acomodaba entusiastamente con las piernas cruzadas, sin soltarle las manos a su tía. --- "Mi papá me lo regaló la navidad pasada. Antes lo podía cargar pero ahora es muy grande y pesa mucho."
Nikita reía constantemente con la plática del niño. Era sorprendente ver como una criatura tan pequeña podía hacerte olvidar el infierno en el que has vivido tantos años. Ahora comprendía el cambio de Michael, aunque sólo haya durado hasta hace poco meses gracias a ella.
Llevaban cerca de una hora platicando de cuanto a Adam se le ocurriera. Le contó de sus amigos, de la escuela, de cómo en las noches su padre solía tocar el Chelo; describió también cómo era su casa y el enorme jardín, y como las fotos de ella abundaban en el estudio de su padre.
Saber que Michael no la había olvidado durante todo ese tiempo sólo le hacía lamentar más el encontrarse en esa situación ahora.
--- "Adam, corazón, debo rime. No puedo quedarme más tiempo" --- dijo ella después de que el niño le había pedido insistentemente que se quedara un rato más.
--- "Esta bien pero ¿vendrás mañana?"
--- "No lo creo, tengo muchas cosas que hacer mañana pero... ¿te gustaría que viniera?"
--- "Siiiiii"
--- "Entonces no se diga más, nos vemos mañana cariño."
Nikita se agachó para darle un beso en la cabeza y salió de la enfermería. El cómo iba a tomar Michael el verla ahí al otro día era algo que le incomodaba pero le había hecho una promesa y no estaba dispuesta a dejarla sin cumplir.
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Olsen llevaba una gran sonrisa en la boca. El espía se había comunicado de nuevo y por fin tenían las coordenadas de la Sección, casi podía saborear la victoria en sus labios.
Sus predecesores, Red Cell, no pudieron vencer a Sección Uno, pero ellos lo iban a lograr; La Colectividad vecería al grupo antiterrorista más fuerte de ambas latitudes del planeta.
Pero lo iban a lograr con calma, sin precipitarse.
--- "El ataque esta programado para mañana en la noche, ¿hablaste con nuestro informante?" – dijo uno de los hombres sentados frente a los monitores de la sala.
--- "Si, acaba de decirme los próximos planes de la Sección, todo saldrá como lo hemos venido planeando."
--- "¿Sospechan del espía?"
---"No lo sé, pero por el momento debemos anticiparnos a cualquier actividad que hagan. Esta vez mataré a Operaciones con mis propias manos, y el que sea la hija de Jones lo va hacer más placentero."
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Después de salir de la enfermería, Nikita por fin tomó los consejos de Walter y decidió olvidarse de la Sección y aprovechar su descanso. Hace años le hubiera relajado redecorar su apartamento , tirando una pared, pintándola o simplemente cambiando los muebles o colores de la decoración, pero hoy era distinto. Ya no vivía en ese lugar; y la torre la había redecorado recién se convirtió en Operaciones y el estar ubicada dentro de la Sección no era muy reconfortante.
Lo que ahora necesitaba era salir, recibir el aire fresco y tratar de olvidar por un momento sus problemas. El estar en la calle entre tantas personas le hacía sentir que ya no los tenía, aunque fuera por un momento.
Ser Operaciones la estaba matando. Tal vez no el sentido literal de la palabra pero sí en uno muy importante: el figurativo. Su vida se había convertido en un infierno y lo más desesperante de todo era que todavía no alcanzaba a comprender qué fue exactamente lo que sucedió.
Todo pasó tan rápido que no tuvo tiempo de objetar y mucho menos de pensar en las consecuencias que eso traería a su vida.
"No puedo ir sino aceptas, Nikita", fue lo que su padre le había dicho en aquella ocasión mientras estaban parados en el puente; y sin pensarlo antepuso a su felicidad la vida de Adam y por consecuencia la de Michael . En tan sólo unos años pasó de ser una simple y común chica de la calle a ser la voz absoluta de una organización que no sólo arrebataba la vida de los terroristas que erradicaba sino también la de sus propios aliados.
El esfuerzo constante por combatir los métodos de acción dentro de la Sección, la estaban agotando. Le agotaba levantarse diariamente con el sueño de algún día humanizarla y lograr que sus operativos no perdieran la vida en vano. Ingenuamente al principio tenía la esperanza de que al llegar a su meta, de nuevo tendría la oportunidad de tener un futuro al lado de los seres que amaba, pero al seguir pasando el tiempo se percató por fin de lo ingenua que siempre había sido y que todavía seguía siendo.
Nikita caminó hacia una pequeña cafetería que ya varias veces había frecuentado antes. Era un lugar pintoresco y acogedor. Pidió un capuchino saborizado con amaretto y mientras esperaba observó a los niños que jugaban alegremente y sin preocupaciones en el parque de enfrente. Tal vez por eso le gustaba relajarse en ese lugar; la imagen de la felicidad plasmada en cada rostro de las personas que veía era lo único que la mantenía en pie. Era su pretexto para seguir viviendo un día más en ese infierno.
Se encontraba tan absorta en sus propios pensamientos que no había notado la mirada constante de un hombre parado justo detrás de ella.
--- "Un dólar por tus pensamientos."
Nikita volteó instantáneamente y relajó sus facciones cuando se dio cuenta de quién se trataba.
--- "Nelson, pensé que seguías en la misión de Sudán."
--- "Regresamos hace una hora y decidí tomar un café antes de ir a casa. ¿Puedo hacerte compañía?"
Nikita sonrió y apartó su bolsa del asiento desocupado a su lado para cederle el lugar al operativo. Sorprendentemente platicaron durante 30 minutos sin que la Sección fuera mencionada. Arte, destinos, anécdotas e insignificantes bromas fueron las que conformaron la plática hasta que la mirada de ella volvió a perderse y Nelson se atrevió a preguntar:
--- "¿Alguna vez has pensado en irte?"
--- "¿Irme?, eso es imposible y lo sabes."
--- "Tal vez, pero eso no fue lo que pregunté."
Nikita sonrió momentáneamente.
--- "Sí. Lo he pensado."
--- "Yo no." --- dijo Nelson causando asombro en su compañera --- "Es curioso... pero creo que para pensar en irme necesitaría una razón más poderosa que el simple deseo de libertad."
--- "¿Qué otra cosa necesitarías?"--- preguntó interesada.
--- "Amor, amistad, esperanza e ilusión, supongo. Cualquiera de esas cosas."
Los ojos de Nelson mostraban algo, ella no podía adivinar con certeza de que se trataba pero lo más cercano era una tristeza enorme. Como si la Sección no fuera su infierno sino su pasado o él mismo. De alguna forma su semblante le recordaba a Michael, el deseo de vivir fuera de la Sección sólo ella se lo había dado ya que antes de conocerla nunca había tenido esa inquietud.
Antes de que pudiera Nikita seguir analizando el comportamiento de su acompañante, sus ojos captaron algo que la puso ligeramente nerviosa. Michael y Angélica acababan de entrar a la cafetería. Ésta platicaba animosamente mientras que él sólo se limitaba a asentar con la cabeza o hacer pequeños comentarios.
En escasas ocasiones se habían encontrado en los pasillos de la Sección desde lo ocurrido, y el estar ahora en esa situación donde cada uno estaba con una pareja diferente era algo incómodo para Nikita.
Pero ella no era la única que se sentía así. Michael por su parte, cuando se percató que Nikita estaba acompañada por Nelson, sintió el impulso de irse del lugar, de decirle a Angélica que ya no era una buena idea estar ahí; pero su orgullo no le permitía mostrar flaquezas de ese tipo y no permitiría que Nikita se diera cuanta de lo mucho que le afectaba verla con otro.
¿Pero qué pudo haber visto en ese sujeto?. Era astuto e inteligente, eso no lo podía negar; su trayectoria dentro de la Sección era muy parecida a la que él mismo había tenido años atrás. Michael ya se había encargado de investigar todo lo referente a Nelson y sabía de buena fuente que su porcentaje de éxito en las misiones era elevado en comparación con el resto de los operativos.
Pero a pesar de ésto, no entendía que fue exactamente lo que le atrajo a ella de Nelson. No podía comprender como un simple operativo había logrado lo que ni Madeline ni Paul pudieron conseguir: que Nikita dejara de amarlo.
Todavía escuchaba las palabras que pronunciadas hace dos meses por ella le causaron uno de los dolores más grandes de su vida: "Lo siento... de verdad, pero no creo que lleguemos a ninguna parte, pensé que iba a ser igual que antes pero no fue así. He conocido durante este tiempo a mejores amantes que tú. Gracias por el sexo pero no es suficiente".
La grieta se abrió en ese momento y desde entonces había tratado de cerrarla y volver a comenzar, pero por algún diabólico motivo no podía conseguirlo y cada vez que la veía muchas emociones encontradas le asaltaban. Quería amarla y odiarla, besarla y gritarle, descargar toda su furia guardada pero a la vez volver a sentir la miel de sus labios en los suyos.
Michael se odiaba por eso. Era inaudito que después de todas las veces que ha tratado de olvidarla no lo haya conseguido aún. 'Por favor, Michael' --- pensó --- 'olvídala de una buena vez, ella ama a otro, ¿qué no lo entiendes?'
Cerró los ojos momentáneamente mientras tomaba asiento. Tenía que controlar lo que sentía como siempre lo había hecho, sólo que ahora era más difícil conseguirlo. Adam lo había sensibilizado en esos dos años y fingir de nuevo ya no iba con él, pero la situación lo exigía. Tenía que aparentar que lo que ella hiciera con su vida ya no le importaba en lo más mínimo, aunque supiera que sin ella en su vida, estaría más vacío que cuando murió Simone.
El sólo hecho de imaginar a ese hombre tocándola como él la tocaba, y que ella respondiera a sus caricias con la misma pasión, lo enervaba.
--- "¡Piensas pasar tu día de descanso con Adam?"
--- "No lo sé. ¿Podré sacarlo de la enfermería unas horas?"
--- "Tal vez, lo revisaré cuando lleguemos y tendré el diagnóstico por la noche. Te lo diré mañana temprano."
Angélica lo miraba de una forma tan especial que Michael sentía ternura por ella, quizás con el tiempo lograría sentir algo más por esa mujer que siempre lo había apoyado y nunca lo había herido. Recordaba en esos momentos una frase que le dijo su padre alguna vez cuando era un adolescente, poco antes de que muriera: "A veces hijo, es mejor dejar que te amen más de lo que tú amas, porque así no resultas tan devastado si la ilusión se te rompe en las manos y la esperanza se ve forzada a esconderse detrás de un velo de realidad que te toma cruelmente por sorpresa". Cuanta razón tenía el consejo de su padre en aquel entonces, y hasta ahora iba a llevarlo a la práctica.
Michael se encontraba recordando a su padre cuando de repente Angélica lo tomó por sorpresa. Era evidente que no se iba a quedar con las ganas de desafiar a Nikita y que mejor momento que ese.
--- "Michael, mira quién esta en esa mesa... ¡¡Nikita!!..." --- dijo alegremente mientras levantaba la voz para que la otra pareja se percatara de su presencia.
Nikita volteó al escuchar su nombre y trató de sonreírle a la mujer efusiva que los saludaba desde la otra mesa, pero ésto sólo sirvió para que Angélica se levantara de su lugar y se dirigiera hacia la mesa, trayendo del brazo descaradamente a Michael.
--- "Buenas tardes, no esperábamos encontrarlos aquí, de seguro están en su descanso y nosotros interrumpiendo el romanticismo... ¿podemos hacerles compañía?" --- dijo la doctora con una gran sonrisa en los labios.
Nikita quería gritar que no, pero sabía que eso sólo le probaría a Michael que sus sentimientos por él nunca habían cambiado y no podía darse el lujo que por un arrebato se viniera abajo una misión de tanto tiempo.
--- "Por supuesto" --- dijo al fin aceptando en la mesa a la pareja recién llegada.
Al estar Nelson a un lado de Nikita, cuando la pareja tomó asiento ambas mujeres quedaron de frente al igual que los hombres. Y la tensión comenzó a intensificarse.
--- "¿Vienes muy seguido a esta cafetería Angélica?" --- dijo Nikita.
--- "No. Es la primera vez que estoy en este lugar, pero me agrada. Tiene un cierto aire romántico, ¿no lo crees así Michael?"
La mano de ella tocó cariñosamente su espalda y Nikita sólo tenía deseos de abofetearla. Angélica parecía una idiota enamorada, ¿que nunca iba a comprender esa mujer que Michael no la iba a amar como a ella?.
--- "Sí, lo es." --- dijo Michael mientras la acariciaba dulcemente las mejillas.
Este sólo gesto paró en seco el corazón de Nikita. Fuera o no un acto de venganza de Michael o una fachada, lo cierto es que dolía igual el verlo acariciándola. La estaba tocando como acostumbraba tocarla a ella, esa caricia le pertenecía a ella y no a Angélica.
--- "Sé que Adam está mejor" --- dijo Nikita dirigiéndose a Michael.
--- "Angélica ha cuidado bien de él."
--- "Sí, supongo que todo el mérito es de ella... después de todo es su doctora."
--- "Y amiga, Nikita. Ante todo soy amiga de Adam y de Michael, nunca lo olvides."
--- "No lo olvido Angélica. Dudo que algún día pueda olvidarlo contigo repitiéndolo en cada oportunidad que tienes. Gracias por el recordatorio." --- Nikita dijo esto mientras trataba de poner su mejor sonrisa y no dejarse intimidar por la otra mujer de la mesa.
--- "Mañana pensamos sacarlo a pasear un par de horas, creo que le caerá bien al niño salir de ese lugar y estar con las dos personas que más lo quieren y conocen." --- siguió insistiendo la doctora.
Nikita la observó detenidamente y después de un pequeño silencio preguntó repentinamente:
--- "¿Sabes cuáles son las fotografías favoritas de Adam?"
--- "Por supuesto... Son.... bueno, por supuesto que son en las que aparecen Michael y él juntos."
--- "Error. Sus preferidas son donde aparecen los tres: Elena, su madre; Michael y él... ¿Sabes cuál es su caricatura favorita?"
--- "Bueno es que no he convivido tanto con él y..."
--- "Ninguna. Adam odia las caricaturas y cualquier tipo de dibujos animados, por el contrario prefiere los juegos electrónicos y la práctica del karate."
--- "Eso no es posible, él adora cuando le pongo a Barney y pasan caricaturas en su programa de vez en cuando" --- dijo Angélica muy segura de sí misma.
--- "Te apuesto a que tú enciendes el televisor y eliges el canal, ¿cierto?"
--- "Sí, ¿eso que tiene que ver?"
--- "Nada supongo. Es sólo que por si no lo sabías, Adam detesta a Barney y la única razón por la que ve las caricaturas intermedias de ese programa es porque le evitan seguir viendo a ese ridículo dinosaurio morado que canta todo el tiempo y trata a los niños como idiotas."
Para ese entonces, Nikita ya estaba comenzando a salirse de control. El que esa mujer considerara a Adam como un niño manipulable y en cima de todo se jactara de conocerlo, la molestaba.
Por su parte, Michael escuchaba atentamente la plática entre las dos mujeres y le sorprendía mucho que Nikita supiera tantos detalles que sólo él creía conocer.
--- "Bueno, son cosas sin importancia..."
--- "Los gustos y preferencias de un niño nunca son 'sin importancia', Angélica. Pero supongo que eso tú debes de saberlo, porque conoces MUY BIEN a Adam."
--- "Lo conozco mejor que tú Nikita, y te apuesto que conozco mucho más a Michael."
--- "No apuestes, Angélica. No apuestes."
Nikita sonrió, y esta vez fue una sonrisa franca y transparente que le decía claramente a su rival que estaba equivocada.
En ese momento Michael se disculpó y se dirigió a la barra para pedir dos expresos. En la mesa sólo quedaron un Nelson muy callado y dos mujeres que se retaban con la mirada.
--- "Él te ha olvidado Nikita. Ya no significas nada para él, simplemente ya no formas parte de su vida así que no intentes volver a serlo." --- pero esta vez fue interrumpida por la persona que menos esperaba.
--- "Nikita nunca intenta nada, Angélica. A diferencia tuya... Nikita sólo es, sólo existe y nada más." --- dijo Nelson con una voz cálida y monótona que descontroló a la mujer por un momento.
Cuando Michael volvió con el café y tomó asiento; Nelson pudo notar la tensión en Nikita, así que decidió hacer pasar por lo mismo a Michael para que las cosas fueran más o menos al mismo nivel.
Con delicadeza tomó la mano de ella y la besó en la palma. Nikita no pudo evitar mirarlo con agradecimiento pero ante los ojos de otros espectadores parecía que en vez de agradecimiento era cariño. O quizás amor.
Ésto cambió ligeramente el semblante de Michael e hizo sentir a Nelson un poco mejor, después de todo no era justo que sólo Angélica hiciera sentir mal a la pobre de Nikita. Él no estaba muy al tanto de la exacta relación entre éste sujeto y su jefa, pero sospechaba que era larga y dolorosa.
El resto de la hora, las dos parejas conversaron de asuntos triviales. Angélica buscando cualquier pretexto para insinuar algo; Michael mirando detenidamente cada movimiento de Nelson sin prestar atención a su animada acompañante; Nelson tratando de que Nikita se tranquilizara y volviera a tomar la actitud inicial; y finalmente Nikita que trataba de no pensar más en lo que estaba sucediendo en su vida y deseando que esa tarde de café pronto acabara.
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--- "¿Verdad que ahora sí podremos salir papá?"
--- "Ya veremos Adam, ya veremos."
El niño hizo un gesto de inconformidad y volvió a taparse la cara con el pedazo de tela que tenía en las manos. En ese momento entró Angélica con los resultados de los análisis y por fin dio de alta al enfermo. Adam gritaba de alegría mientras su padre lo ayudaba a vestirse.
'Por fin podrá salir de ese lugar, y volver a ser un niño normal'. Éste último pensamiento desconcertó a Michael. Un niño nunca sería normal dentro de la Sección.
Angélica se disculpó por no poder acompañarlos al parque como había prometido, pues un paciente agravó y debía ser operado de emergencia, así que después de dar un beso a los dos a se retiró.
Cuando Michael caminaba hacia la salida de la habitación agarrando de la mano al niño; éste se soltó repentinamente y corrió hacia los brazos de Nikita, que llegaba en esos momentos.
Se veía hermosa. Ante los ojos de Michael el verla abrazar felizmente a su hijo era una imagen que siempre quiso ver, pero por obvias razones su cara no reflejaba lo que sentía.
--- "¿A dónde vas, cariño?"
--- "Ya me puedo ir. ¿No te parece grandioso?"
--- "Claro que sí. Debes estar muy contento, ¿quieres que sigamos platicando o te veo luego?"
--- "Ayer me prometiste venir hoy y jugar un rato."
--- "Sí pero veo que ya te vas y..."
--- "No, no , no. Papá y yo vamos a salir. ¿Quieres venir con nosotros? ¿Verdad que sí quieres? Papá dile que venga con nosotros."
Pero '¿quién le había dicho al niño que iban a salir?' Los planes de Michael eran llevarlo a la habitación que había sido preparada para él dentro de la Sección, ya que siendo parte de la organización no sueles salir a pasear con tus hijos cuando éstos quieran.
Michael miraba como su hijo adoraba a Nikita. Irónicamente padre e hijo compartían esa misma fascinación por ella, pero sólo el menor de los dos se podía dar el lujo de gritarlo a los cuatro vientos.
¿Invitar a Nikita? Para su hijo era primordial en esos momentos, pero para Michael resultaba doloroso e inquietante el tenerla tan cerca y compartir momentos familiares con Adam. La inocente cara de su hijo terminó por convencerlo.
--- "Si ella tiene tiempo vendrá, Adam. Si no será en otra ocasión."
--- "Claro que tienes tiempo, ¿verdad tía?"
Nikita fue tomada por sorpresa cuando escuchó el apelativo que Adam usaba para llamarla. Y devolviéndole un tierna sonrisa aceptó la invitación.
Durante el trayecto al parque todo era silencio de no ser por la plática entusiasta de Adam. Michael escuchaba pacientemente y trataba de no mirar por largo tiempo a la bella mujer a su lado, el aire parecía detenerse cuando lo hacía por más de un momento.
La inocencia de Adam fue lo que terminó con el intento que Michael y Nikita hacían para no cruzar palabra. Tomando de la mano a su padre con una mano y a Nikita con la otra, Adam se mecía alegremente mientras caminaba con las dos personas que más quería en esos momentos.
Nikita no pudo dejar de esbozar una sonrisa y decidió que cualquier cosa que pasara entre Michael y ella, no iba a afectar ese día tan especial para el niño. Iba a requerir de todo su esfuerzo, así como de la cooperación de Michael para lograr ese objetivo; pero valía el esfuerzo.
Cuando llegaron a un parque, Adam corrió hacia los juegos que estaban ubicados en medio de una glorieta. Su padre tomó asiento en una banca cerca de un gran árbol frondoso y Nikita al ver que el niño ya platicaba animadamente con un grupo de niños, no tuvo más remedio que sentarse y hacerle compañía.
El viento estaba tranquilo pero era ligeramente cálido. El sol de alguna forma había descendido y los colores de las flores ya no eran tan brillantes, sin embargo daba cierto toque melancólico y tranquilo al lugar. Nikita cerró sus ojos momentáneamente tratando de olvidar al hombre que estaba sentado a su lado y así evitar que sus sentimientos la volvieran a tomar por sorpresa.
'¿Por qué lo hiciste, Nikita?' --- pensaba Michael mientras volteó a observarla. La veía ahí con los ojos cerrados y la necesidad casi palpable de tocarla lo torturaba, pero todavía dolía demasiado y ella claramente le había dicho en el hotel que no diera 'lastima'. Y no estaba dispuesto a darla.
Durante toda su vida, si de algo Michael se podía jactar, era de siempre conservar su dignidad y no dejar que nadie, absolutamente nadie, pudiera decir que imploraba o rogaba ser amado. El operativo que siempre ha sido es muy parecido a su vida en realidad, el impulso de rogar simplemente no era parte de su personalidad. Pero por alguna razón esta vez quería hacerlo, deseaba ser amado, y no por cualquier persona. Deseaba ser amado por ella, volver a sentir que su alma seguía al unísono con la de ella y que de alguna forma se pertenecían.
Los pensamientos de Michael eran muy parecidos a los que ella estaba teniendo en ese momento. Casi podía sentir como Michael la acariciaba con la mirada, de alguna forma siempre presentía cuando él la observaba y le gustaba saber que después de tanto tiempo no había perdido esa habilidad.
Michael finalmente dejó de mirarla y volteando al lugar donde su hijo jugaba, dijo:
--- "No tenías que venir."
--- "Es lo que Adam quería, y no soy quién para negarle mi compañía. ¿Lo eres tú?" --- dijo ella contestando la pregunta y abriendo por fin los ojos para luego mirar hacia el mismo punto al que él se dirigía. Ambos evitando todo el tiempo que sus miradas se encontraran.
--- "Es mi hijo."
--- "Lo sé. Pero no tu propiedad, Michael."
--- "Es cierto. Olvidé que dentro de la Sección todos somos de tu propiedad."
--- "Nadie es de mi propiedad y lo sabes. Creo que me conoces bien para saber que no acostumbro a adueñarme de la vida de las personas que me rodean."
--- "¿Lo crees así?"
--- "¿Creer qué?"
--- "Que te conozco."
Nikita apartó su mirada del sonriente Adam que jugaba alegremente a unos cuantos pasos de ellos, y la dirigió a su acompañante al lado de la banca. Su voz fue un susurro pero él alcanzó a escucharla sin dificultad.
--- "El que ya no haya amor no borra nuestra historia Michael. Sabes que me conoces muy bien, así que no pretendamos pasar inadvertidos el uno del otro."
De nuevo el silencio reinó entre ellos y el aire comenzó a volverse un poco más violento. Las ramas de los árboles se movían constantemente en un vaivén repetitivo y colapsado.
--- "¿Él lo hace?" --- dijo Michael.
--- "¿Quién?"
--- "Nelson... ¿lo hace?"
--- "¿Hacer qué?"
--- "Conocerte."
--- "Me conoce lo suficiente como para hacerme feliz" --- dijo Nikita casi escuchando a su corazón decirle 'mentirosa'.
--- "Bien. Me alegro por ti."
Su corazón dolía, simplemente ser amigo de ella no era algo que soportara por mucho tiempo, así que se levantó y con la mano hizo una seña a su hijo para que viniera hacia él.
Adam se dirigió hasta su padre y comenzó a quejarse cuando éste le hizo saber que ya tenían que marcharse. Nikita lo reconfortó y le prometió llevarlo al cine la próxima semana, pero justamente cuando estaban convenciendo al renuente niño, el teléfono de Nikita sonó dos veces antes de ser contestado.
--- "¿Sí?... ¿cuál es el problema?" --- la cara de Nikita cambió de una sonrisa a una pálida expresión de preocupación, y posteriormente su mirada expresaba sólo una emoción: Terror. La noticia que Jason le estaba dando cambiaba cualquier plan que pudiera tener y las alternativas de acción al respecto eran escasas.
Después de cortar la llamada y tratar de esconder el miedo, Nikita miró profundamente a Michael y sin decirle palabra alguna le informó que algo andaba mal en la Sección y era muy grave.
Michael ordenó al niño que se despidiera de sus amigos. Cuando éste hizo caso sin protestar, se apresuró a decir:
--- "¿Qué es lo que sucede?"
--- "Saben nuestras coordenadas... Es cuestión de minutos para que lleguen al lugar, han comenzado a evacuar por órdenes de Center y me ordenaron esconderme hasta que la situación se normalice."
--- "Debe haber un espía entre nosotros." --- dijo Michael, notando a la vez la forma en la que Nikita esquivó su mirada y trató de cambiar de tema.
--- "Sólo hay recursos para salvar a algunos, los más importantes para la organización." --- la voz de ella notaba gran dolor al aceptar este futuro para sus operativos. Era aberrante pensar que la mayoría de los rostros que veía en los pasillos no iban ya a existir en menos de una hora.
Michael sentía la tristeza de Nikita. La conocía bien y aunque ya no eran pareja, eso no significaba que ella dejara su personalidad totalmente a un lado. Le doliera o no, Michael tenía que aceptar que Nikita seguía siendo la misma. Sólo que él ya no formaba parte de su vida.
--- "Debo irme."
--- "¿A dónde irás?"
--- "Sabes que mientras menos sepas será mejor." --- dijo mirándolo a los ojos, cuando en realidad quería decirle que la acompañara, que necesitaba sentirlo cerca en esos momentos. --- "Debo esconderme como Center me lo ordenó. Será mejor que lleves a Adam a un lugar seguro y no te separes de él."
Diciendo esto comenzó a caminar hacia su auto. A pesar de sobrevivir dos años enteros sin Michael, cuando estaba con él se sentía tan protegida que nada se le hacía imposible. Una seguridad extraña se apoderaba de ella cuando respiraban el mismo aire, pero en esos momentos el permanecer con él resultaría peligroso para Adam.
Estaba segura de que la Colectividad iría tras de ella, así que cuanto antes contactara a Nelson, mucho mejor. Era una buena oportunidad para que permaneciera al lado de Brithney y supiera más de ella.
Poco antes de llegar a su auto se detuvo un momento. Sacó su teléfono móvil e hizo la llamada. Una voz masculina algo agitada le contestó.
--- "¿Eres tú, Nikita?"
--- "Sí, soy yo. Necesito que permanezcas con Brithney."
---"Dios, Nikita!!!!. ¿No sabes como está la situación aquí? Todos están corriendo y no hay tiempo suficiente para salvar los archivos en la base de datos."
--- "¿Dónde esta Walter?"
--- "Ayudando a Jasón con la descarga de los componentes necesarios. Recibimos órdenes de evacuar, pero esa orden sólo se dirigía para los departamentos más importantes. ¿Sabes cuantos van a morir?" --- dijo lleno de pánico.
Nikita cerró los ojos y no contestó. No podía soportar esa idea. El trabajar en una organización que en caso de emergencia sólo salvaba cien vidas de ochocientas era difícil de aceptar. Si por ella fuera volvería a la Sección para salvar a cada uno de sus operativos, pero estaba conciente de que no había tiempo suficiente y de que las ordenes de Center eran destruir el lugar aunque ella ordenara lo contrario.
'¿Por qué dejé pasar todo esto?' – se preguntaba. Nikita sentía algo extraño, no sólo preocupación y pena por los que iban a morir sino otro sentimiento. Una emoción que de alguna forma no encajaba en ese esquema; pero no había tiempo de auto-psicoanalizarse y debía actuar rápido.
--- "Escúchame bien, Nelson. Nuestro plan por algún motivo no funcionó. O Brithney nos engañó respecto a su forma de ser y actuar, o tenemos otro espía entre nosotros."
--- "Eso no puede ser. Ambos sabemos que ella es del enemigo, todos los comunicados que hemos interceptado provenían de la Colectividad."
--- "Lo sé, pero si tú fueras el enemigo ¿no pensarías en tener a la vista un contacto obvio ante todos, y a otro como respaldo del que nadie sospecha?"
--- "¡Diablos! Se han reído en nuestra cara todo el tiempo. ¿tienes alguna idea de quién se trata?"
--- "No, aún no; pero necesito que permanezcas con Brithney. Si es un cordero para la Colectividad, como pensamos, jamás le informarían lo que el otro espía les comunicaba; así que ella todavía debe pensar que tú y yo tenemos una relación amorosa porque nadie le ha dicho lo contrario. Si sabe que todo es una fachada te será imposible sacarle información. Trata de averiguar algo más al respecto, hazle creer que ya no quieres seguir conmigo y quieres salir de la organización."
--- "De acuerdo, permaneceré con ella. ¿Qué harás tú?"
--- "No lo sé, pero supongo que esconderme un tiempo hasta que la situación se controle y se descubra al otro espía. No comentes con nadie lo que hablamos, ni si quiera cuando Center u Oversight te lo pregunten directamente. Sé que lo harán."
--- "¿Necesitas algo más?"
--- "Envíame a mi clave todos los expedientes de cada operativo que se salvó dentro de la Sección, ya sean de campo, mantenimiento, médicos o estrategas. Necesito esos datos lo antes posible."
--- "En seguida lo hago. Cuídate."
--- "Gracias, lo haré."
Nikita cortó la llamada y respiró profundamente. La situación en la que se encontraba era más grave que cuando Operaciones destruyó hace casi 4 años la Sección. Y en realidad ahora no sabía que hacer. No estaba dentro de sus planes el dejar morir a tanta gente, esconderse durante un tiempo, y en cima intentar descubrir al traidor. Se sentía prácticamente en la nada, sin respuestas ni capacidad de acción.
--- "¿Por qué no me lo dijiste?"
La voz de Michael se escuchó de repente. Nikita giró y lo vio parado a un par de metros de ella, agarrando a Adam de la mano. El niño miraba a los dos adultos sin poder entender que pasaba; la cara de su padre era inquisitiva, y la se de tía era una mezcla entre sorpresa y alivio.
--- "No sé a qué te refieres" – dijo ella tratando inútilmente de evitar esa conversación. Sabía que Michael ya había escuchado lo que habló con Nelson, y ahora estaba al tanto de la verdad.
--- "Adam sube al auto y ponte el cinturón de seguridad" --- dijo dulcemente a su hijo mientras soltaba su mano y acariciaba la cabeza del niño.
Adam obedeció casi al instante, abrió el automóvil de su padre y se subió en él sin decir una palabra. Michael caminó hasta Nikita y la miró profundamente a los ojos, sus rostros estaban ahora sólo separadas por unos cuantos centímetros.
Nikita casi podía ver el dolor que esos hermosos ojos verdes resguardaban.
--- "Lo... lo siento. Nunca fue mi intención herirte, Michael. Yo..."
--- "No hables." --- su voz era fuerte y decidida, lo cual acabó por desconcertarla.
Un vacío de nuevo se apoderó de ella. Estaba claro que la herida que había causado con sus mentiras era muy honda y comprendía que él ya no quisiera escucharla. Sin embargo lo que pasó después la desconcertó aún más.
De manera muy delicada y casi temerosamente, Michael acarició su cara en esa forma tan exquisita que sólo él sabía, y con la cual sus defensas caían al piso.
Su mano fue bajando y se detuvo entre su quijada y el comienzo de su cuello para casi inmediatamente besarla de la manera más dulce. De una forma añorante como si tuviera miedo de romperla al contacto, como si las sombras se fueran con ese beso.
Nikita respondió al instante. El sentir de nuevo esos labios era la gloria. Algo en su cuerpo se despertaba mientras toda la nostalgia se escondía, se difuminaba o se marchaba para siempre de su vida.
El beso en realidad duró muy poco, pero para ambos una eternidad se había presentado ante ellos.
--- "Necesitamos escondernos" --- dijo él finalmente.
--- "No. Yo necesito esconderme, tú lleva a Adam a un lugar seguro y no te separes de él."
--- "No vamos a discutir Nikita. Todo este lío lo causaron tus decisiones. Esta vez decido yo. Así que vienes conmigo."
--- "No, sabes que es peligroso para el niño. No me perdonaría si por mi culpa..."
--- "VIENES... CONMIGO." --- dijo con fuerza, marcando claramente cada palabra.
Nikita se apartó ligeramente de él y lo miró intensamente.
--- "No eres quién para darme ordenes y cuestionar mis decisiones, Michael. Soy Operaciones ahora, así que yo tengo la última palabra aquí. Ya no eres mi mentor, ni mi superior; entiéndelo de una buena vez."
--- "Quizá ya no lo seas, es cierto. Pero no permitiré que te vayas sola. Tú decides."
--- "¿Decidir qué?"
--- "Decidir si vienes por tu propio pie o te obligo."
--- "No es el momento de discutir, ni mucho menos de retos, Michael. Llévate a Adam de aquí."
--- "Me conoces Nikita, sabes que nunca discuto; así que decide."
Nikita se dio la media vuelta no importándole lo que Michael le decía y lo último que sintió fue un fuerte golpe en el cuello y unos brazos que la sujetaban mientras caía. Después todo obscureció.
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Todo estaba tranquilo, aunque fuera tan sólo por un tiempo. La Sección había sido destruida y los pocos sobrevivientes se diseminaron en grupos para no ser interceptados por el enemigo.
Walter, Birkoff, Angélica, Steven, Jazmín y Carl permanecieron juntos por órdenes de Michael. No entendían exactamente por que habían recibido una llamada de él de parte de Nikita pero estaban concientes de que desobedecerlo era lo último que hubieran deseado hacer. De alguna forma siempre sabía la solución de los problemas y ellos al estar a la deriva veían sus ordenes como la perfecta excusa para ya no sentir pánico.
Habían pasado ya tres días desde la explosión y no habían vuelto a saber nada de la Colectividad. La mayoría de los operativos habían muerto sin razón por las injustas órdenes de Center y lo único que podían hacer todos era esperar. Pero lo curioso era que no sabían exactamente qué era lo que esperaban; tal vez eran las nuevas órdenes de Michael o, la más probable de todas las posibilidades, una muerte segura.
Walter había tomado el puesto de vigía por las mañanas, ya que a su edad las noches se hacían más pesadas para su vista y su debilidad se presentaba de nuevo alrededor de las 5 de la tarde.
Jasón, por su parte, nunca podía mantenerse despierto para vigilar un par de horas. Estaba acostumbrado a hacer algo más productivo que el simple hecho de estar sentado esperando a que algo malo pase, así que entre todos decidieron que él durmiera más que los demás para que se dedicara por completo a actualizar la información que enviaba cada noche a Michael.
Los recursos eran escasos y la base de datos estaba muy dañada, pero Jasón a veces parecía hacer milagros.
El turno de Walter era suplido por Steven, que aunque de complexión robusta era una persona muy sensible y cuando escuchaba un ruido en el exterior, casi podían jurar los que le observaban que su corazón iba a sufrir un infarto. La expresión de su cara provocaba las pocas risas que aún podían compartir entre ellos.
A Jazmín le correspondía el turno de la noche. Comenzaba su vigilancia alrededor de las doce y terminaba temprano en la mañana. Ella al contrario de la mayoría, no sentía miedo. Estaba acostumbrada desde niña a pasar por momentos muy amargos y difíciles, y ahora la muerte parecía un premio en lugar de algo abominable.
Para mantenerse despierta había tomado la costumbre que Nikita hacía un tiempo le había dicho. Era un método infalible para no quedarse dormida y mantener tu mente alerta y trabajando. Era simplemente mantener en la boca una goma de mascar.
Extrañaba a Nikita, de alguna forma ella y Michael la habían entrenado y los dos años que había convivido de cerca con ella, la relación se había vuelto más estrecha.
Se preguntaba muchas veces si estaba bien escondida o si no corría peligro y ellos sin enterarse, pero debía serenarse para poder ser la única del grupo en tener los cinco sentidos alerta todo el tiempo. Los demás parecían ser útiles en algunas funciones pero en lo que a estrategia se refería, ella era la mejor en el lugar.
Walter era un experto en armas, Jasón en informática, Steven en la toma de decisiones y Jazmín en la estrategia y planificación de alto riesgo. Tal vez por eso Michael les había ordenado permanecer juntos. Separados era más posible que fueran débiles, mientras que unidos se convertían en una micro-Sección improvisada. Incluso tenían un médico entre ellos.
'¿De verdad es un médico?' --- pensaba Jazmín. Las pocas veces que había visto a Angélica por los pasillos de la Sección, le había dado la impresión de alguien fuerte y útil para la organización, pero en los tres días que llevaban escondidos esa imagen comenzó a derrumbarse.
Angélica se pasaba horas enteras hablando de Michael y de Adam. Nadie le podía parar la boca y por más que lo intentaban tampoco quería ayudar a custodiar. Algo le decía que esa mujer necesitaba mucho cariño, o no hablaría hasta por los codos de un hombre que ni siquiera preguntó por ella cuando llamó la última vez para reportarse.
Pero sus pláticas no era lo único que tenían que soportar. Como una cualidad más de su personalidad, Angélica era muy miedosa y entre los ruidos de noche y los gritos de ella, lograban poner al pobre de Steven mucho más nervioso. La primera noche era cómico escuchar casi al unísono las plegarias que hacía por su vida, pero después de la segunda noche ya era insoportable la situación.
Ya no sabían que hacer con ella. Walter quería pegarle un tiro entre los ojos. Steven quería darle un golpe en la cabeza para que quedara inconsciente y se callara de una buena vez y Jazmín ya no sabía si mantenerla atemorizada o dejarla que hablara continuamente.
La última vez que ellas platicaron sin ser interrumpidas por los demás, fue cuando, por algún motivo, la doctora comenzó a preguntar sobre Nikita y Michael. Al parecer quería saber un poco más de la relación pasada entre ellos y aunque Jazmín sabía que no tenía derecho de revelar información, sentía que era la única en el lugar que podía defender esa bella relación.
Cuando Michael y Nikita la entrenaron junto con Darwin, Clare y Trent; era notoria una relación entre ellos dos aunque claro, no era del conocimiento público. Después cuando Nikita la llamó para trabajar con ella recién tomó las riendas de la Sección, Jazmín no había resistido la curiosidad de buscar en los archivos confidenciales sobre el pasado de sus entrenadores.
Al principio le fue muy difícil dar con la información pues estaba en clave, pero después de varios intentos y una pequeña ayuda de Jasón, lo consiguió.
Estaba fascinada con esa historia de amor. Él había entrenado a Nikita, luego de perder en una misión a su esposa Simone. Desde el momento en el que se convirtió en su mentor, según los reportes hechos por Madeline, Michael había comenzado a proteger a Nikita.
Según palabras de Madeline, "el operativo ha vuelto a la vida sin que se haya dado cuenta". Era sorprendente como trabajaba la psique de esa mujer. Cómo podía analizar perfectamente a la gente y conocer más de su persona que ellos mismos.
Pero la historia de amor era lo más sorprenderte de todo. El que Nikita haya logrado que un hombre tan frío como Michael reaccionara ante la vida y se revelara a sus superiores con tal de defender su amor era digno de una película. Desgraciadamente aunque Jazmín estaba fascinada por esa gran pareja, las últimas líneas de los reportes que Nikita había hecho constataba que el destino no los quería juntos.
Jazmín disfrutó mucho contándole esta historia a Angélica. La cara de la otra mujer era de asombro y envidia. El darse cuenta que ella no significaba nada para Michael la enervaba y provocaba en Jazmín una risa interna que estaba disfrutando mucho.
Pero mientras que para la estratega era una diversión, para Angélica era veneno en pequeñas dosis. Saber el pasado de ese par era casi insoportable porque ahora le quedaba claro que difícilmente dejaría él de amar a Nikita. El amor y entrega que existía entre ellos era más fuerte que el destino y más duradera que el tiempo. Por fin le quedaba claro que Michael nunca sería de ella, y envidiaba plenamente a Nikita por ésto.
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Adam estaba dormido. El lugar se encontraba callado y el trinado de los pájaros se escuchaba en las afueras de la casa.
Michael había ido a la ciudad más cercana a comprar víveres para la cena; por ningún motivo quería que Nikita se arriesgara a ser descubierta por el enemigo. Pero ésto, aunque mantenía tranquilo a Michael, a ella le molestaba profundamente.
Llevaban días ahí y no la dejaba hacer nada. Él salía a comprar lo necesario, cocinaba, atendía al niño y por si fuera poco vigilaba la casa por las noches. Era como si quisiera protegerla de todo lo que no pudo protegerla durante esos dos años, pero a Nikita ya le estaba hartando esa situación.
Cuando despertó hace tres días, después de que Michael la obligara a ir con él, estaba furiosa. Lo primero que hizo fue mirar a su alrededor y percatarse de lo que había sucedido; posteriormente comenzó a acostumbrarse a sus alrededores antes de hacerle saber que estaba despierta.
Todavía recordaba el momento en que lo tomó por sorpresa. Acababa de terminar de preparar la cena cuando notó por primera vez que ella no estaba en la cama. Nikita se había escondido astutamente detrás de la puerta y antes de que Michael se diera cuenta, ella se le abalanzó logrando así que cayera sobre la cama.
Michael al principio se puso alerta y comenzó a forcejear; pero al percatarse de que no se trataba de un enemigo sino de una mujer enojada decidió dejar que descargara su furia hasta que se cansara.
Después de unos momentos, Nikita estaba exhausta y decidió poner fin a su asalto, pero lo que vio reflejado en el rostro de su oponente la volvió a sacar de quicio.
Michael tenía una leve sonrisa en los labios. Pocas veces lo había visto sonreír, cómo si cada sonrisa fuera un regalo que sólo a ella otorgaba. Lamentablemente aunque este gesto la conmovía, también la enfurecía más.
Pero el coraje duró muy poco. Como leyendo sus pensamientos, Michael se apresuró a besarla antes de que comenzara a protestar. Sentirla tan cerca de su piel siempre causaba en él un arranque de espontaneidad.
Durante años, en la Sección se auto-prohibió tener ese tipo de comportamiento, pero ya estaba harto de encerrarse siempre dentro de sí y la vida que llevó con Adam esos dos años le habían enseñado lo importante que era expresar lo que sentía sin culpabilidad alguna.
Sus labios devoraban astutamente los de Nikita, impidiéndole a ésta respirar con facilidad; pero logrando a su vez el objetivo primario: Hacerla olvidar su enfado.
Después de unos minutos, comenzaron a sentirse fuera de sí. Sus piernas se entrelazaban de una manera casi imposible, y con sus manos palpaban cada centímetro de piel que encontraban a su paso.
Adam estaba, en esa ocasión, jugando en la sala. Según recordaba ahora Nikita, el niño nunca escuchó los ruidos que ella y Michael provocaron. O al menos eso quería creer ella. Pero en esos momentos si a Michael no le importaba que su hijo los escuchara, mucho menos a ella.
Poco a poco los besos fueron adquiriendo más violencia. La necesidad que guardaban era muy grande como para amarse con delicadeza, y para ese entonces Nikita ya había olvidado reclamarle el que la trajera a la fuerza con ellos. Así que ambos comenzaron a hacer el amor de una manera casi salvaje.
Nikita se encontraba parada junto a la ventana de la casa esperando que Michael regresara. El recordar lo que sucedió las dos noches anteriores siempre la dejaba con ganas de él.
Ahora era ella la que tenía una sonrisa en los labios. El estar con Michael era un sueño del cual nunca se iba a cansar, aunque estaba conciente de que tarde o temprano la realidad volvería a reírse en su cara.
La casa era confortable y bien ubicada. La nieve cubría gran parte de los alrededores y no se veía otras casas cercanas. En cierta forma le recordaba a la cabaña que hace unos años compartieron cuando atraparon al traidor de Zelman.
Sin embargo, ella no sabía exactamente en donde estaban y aunque insistió varias veces para que Michael se lo dijera, él simplemente se negaba a contestar sus preguntas. 'Típico de Michael'--- pensó --- '¿Algún día dejará de ser un misterio ese hombre?'
Después de que pasaron dos horas y Michael no regresaba, decidió tomar un baño de agua caliente. La temperatura comenzaba a descender rápidamente después del ocaso y Nikita nunca había estado acostumbrada a estar en un clima tan helado y sin calefacción.
Se dirigió a la recamara y comenzó a quitarse la ropa. Después envolvió su cuerpo en una bata de baño y revisó que Adam permaneciera todavía dormido en la habitación contigua.
Cuando se dio cuanta de que todo estaba bajo control, llenó la tina del baño con agua extremadamente caliente y se introdujo en ella; agregando antes un poco de esencia de coco en el agua para suavizar su piel y relajarse por completo.
El aroma rápidamente penetró la habitación y Nikita cerró los ojos para dejar que las sensaciones y olores invadieran sus sentidos.
'¿Qué hacer ahora?' --- se preguntaba. Al parecer la Colectividad iba un paso delante de ellos y los informes que Nelson estaba enviando cada cinco horas eran de poca ayuda. Brithney no sabía nada del otro espía y era poca la información que tenía en su poder.
Lo que sí estaba funcionando era el hacer que pensara que Nelson estaba traicionando a la Sección para poder escapar. Brithney como toda mujer enamorada, se dejó atrapar por las palabras de amor de Nelson y le prometió ponerlo en contacto con sus jefes para que lo reclutaran y acabaran de una vez por todas con la organización.
'¿Y por qué no?'--- pensó Nikita. La Sección ya no existía como tal. Center estaba en caos por todas las reestructuraciones que estaba sufriendo estos días; así que resultaría muy fácil hacerse pasar por muerta y lograr así su libertad.
Pero no, en el fondo sabía que si elegía su libertad sin antes atrapar a la Colectividad, los inocentes pagarían su elección y la muerte de sus operativos serviría de nada.
'¿Por qué sigues pensando en los demás, Nikita?' --- se reprendía ella misma. '¿Por qué no eliges de una vez por todas el ser feliz?' Sabía que tarde o temprano tomaría una decisión, pero era algo que prefería postergar.
El leve sonido que la puerta del baño hacía al ser abierta fue lo que la sacó de sus pensamientos, y entre el vapor que flotaba frente a sus ojos pudo distinguir la silueta de Michael. Por fin había llegado.
--- "Tardaste. Pensé que sólo ibas por víveres."
--- "Así fue." --- dijo él mientras se acercaba a donde ella se encontraba.
--- "No mientas, Michael. Sé que además fuiste a comprar municiones y lo más seguro es que te hayas entrevistado con alguno de tus contactos."
Michael volvió a sonreír ligeramente. A veces olvidaba lo bien que ella lo conocía, era mejor la próxima decirle la verdad. Se ahorrarían tiempo y esfuerzo.
--- "¿Puedo hacerte compañía?"
--- "Estaba temiendo que nunca lo preguntaras" --- su mirada pícara se distinguía entre el vapor que flotaba y pudo ver el deseo escrito en la cara de Michael.
Sólo tomó un par de segundos el deshacerse de su ropa y entrar a la tina tomándola en sus brazos, mientras ella descansaba la cabeza contra su pecho. Había extrañado estos íntimos momentos con él y una especie de felicidad la llenaba en ese instante.
El agua seguía casi a la misma temperatura con la que la había preparado Nikita, y Michael sintió reconfortante el líquido sobre su cuerpo. Al cabo de unos cuantos minutos en silencio dijo:
--- "¿Por qué no huimos?"
Nikita, quién hasta el momento tenía los ojos cerrados y escuchaba ambas respiraciones, quedó helada ante tal pregunta. Parecía el mismo Michael que antes de partir con Adam. Ese hombre que en una cafetería le hablaba de tener hijos y hacer una vida con ella. Pero Nikita ya no soñaba. Era irónico que ahora fuera Michael el que lo hiciera por los dos.
--- "Dejemos las cosas así ¿quieres? Prefiero no hablar del asunto."
--- "¿Por qué?"
--- "Michael, sabes bien que es imposible y la prioridad ahora es vencer al enemigo, no huir de él."
--- "Ahora estás huyendo de mí."
--- "Michael, no huyo de ti" --- dijo volteándose para mirarlo a los ojos, de alguna manera el agua y el vapor hacían más difícil concentrarse en la plática. Necesitaba mirarlo a los ojos.
--- "Sí, lo haces. Conozco perfectamente esa forma de actuar Nikita. Yo la inventé."
--- "Basta." --- dijo ella tratando de salir de la bañera antes de que continuara presionándola.
--- "De acuerdo. Como tú quieras."
Nikita alcanzó a escuchar las últimas palabras de Michael mientras se colocaba de nuevo la bata de baño y salió rápidamente del lugar. No soportaba que Michael hablara de ser libres como si fuera tan fácil. Dolía, y ya no estaba dispuesta a hacerse ilusiones de la nada. La situación era otra, ella era ahora Operaciones y eso Michael tenía que entenderlo. Irónicamente ahora extrañaba al hombre frío que tenía bien plantados los pies en la realidad.
Después de cepillar su cabello, Nikita se dirigió a la cocina para comenzar a preparar la cena. Ya era tarde y Adam despertaría de su siesta de un momento a otro.
Lavó las verduras y vegetales cuidadosamente y colocó una olla con agua en la estufa. Rebanó en trozos pequeños la carne cruda y la marinó con un poco de ajo, sal y especias.
--- "¿Dónde está mi papá?" --- dijo un Adam casi dormido que bajaba las escaleras en ese momento.
Nikita volteó ligeramente hacia arriba y siguió con la mirada al niño y lo recibió con una sonrisa cuando éste llegó hasta donde ella se encontraba trabajando.
--- "Está bañándose. ¿Quieres algo de comer?"
--- "No tengo mucha hambre todavía. ¿Puedo quedarme un rato contigo?"
--- "Claro, cariño. Ven y siéntate aquí."
Diciendo ésto, Nikita acercó una silla de madera cerca del lavabo y aceptó la ayuda del niño cuando éste, una vez sentado, se ofreció a rayar el queso. Después de casi una hora completa, la comida estaba lista y el apetito de Adam ya se encontraba más que abierto.
Nikita comenzó a arreglar la mesa para que comieran mientras Adam le pasaba cada vaso y cubierto con delicadeza. Era la mesa mejor puesta que ella había visto en su vida, y no precisamente por la elegante presentación, sino por la incomparable labor que ambos, niño y mujer compartieron.
Cuando todo estuvo listo, Adam se sentó a la mesa y Nikita fue a avisarle a Michael que la cena ya estaba servida.
Curiosamente la habitación estaba casi a oscuras. El baño ya no estaba siendo utilizado así que supuso que lo encontraría recostado en la cama o sentado en ella. Pero no.
La silueta de Michael se alcanzaba a ver cerca de la ventana. Ahí estaba el solo y sus pensamientos. De alguna manera esta no era la forma en la que esperaba encontrarlo para decirle que bajara a cenar.
Nikita se acercó hasta su lado y dijo:
--- "La cena está lista, Michael. Adam ya está incluso sentado en la mesa esperándote."
--- "Dile que me disculpe, pero no bajaré a cenar esta noche. Cuando regrese a su cuarto le daré su beso de buenas noches."
--- "Michael, ¿es en serio?. Baja a cenar con nosotros y disfruta la cena, me quedó exquisita. Es la primera vez que cocino aquí pero supongo que no me salió tan mal."
Nikita estaba ligeramente asustada. ¿Qué sucedía? Michael seguía mirando hacia la ventana y parecía estar absorto en su propio mundo.
--- "Michael, ¿me escuchaste?"
--- "Te escuché, Nikita. ¿Me escuchaste tú a mí? No bajaré a cenar esta noche, no tengo hambre."
La voz de Michael reflejaba una calma más intensa que la normal. Era una tranquilidad que ella sólo había observado cuando creía que nunca más vería a su hijo. Cómo si hubiera perdido algo valioso en su vida y la resignación estuviera arribando.
El corazón de Nikita de pronto se detuvo. 'Oh, Dios'. --- pensó. De cierta forma algo le decía que esa actitud de inmensa tristeza pero resignación a la vez, era causa de la plática que sostuvieron momentos antes.
Nikita avanzó unos cuantos pasos y lo tomó del brazo obligándolo a voltear a verla. Al principio no pudo alcanzar a ver sus ojos por lo oscuridad de la habitación pero después de acostumbrarse su vista, logró divisar una mirada fría y ausente.
--- "Michael, no es tu elección. ¿Qué no lo comprendes?. No puedes decidir que me vaya contigo el día que te venga en gana. La situación es difícil y más de una vez hemos comprobado que nuestro sueño no esta destinado a ser."
--- "Lo sé, Nikita. Ahora lo comprendo. Cuando te vi hace poco más de dos años en esa cafetería, después de que revelaste que mentiste al decirme que no me amabas, pensé que al final todo sería posible." --- dijo haciendo una pausa y respirando profundamente antes de continuar. --- "Que de alguna forma lo que dijiste ese día realmente no lo pensabas. ¿Recuerdas? Me dijiste: 'Michael, no creo tener el coraje para seguir luchando por nuestro sueño'."
--- "No hagas esto, Michael. Por favor." --- la voz de ella era casi un balbuceo.
--- "Después llegamos y tú padre nos dio la noticia de que habían secuestrado a mi hijo. A pesar de que el destino nos separaba, nunca pensé que llegara a pasar ésto. Que tú nos separaras."
--- "Michael..."
--- "No, Nikita. No digas nada. Ahora lo comprendo, finalmente lo entiendo. Te has dado por vencida, eso es todo. No te preocupes, lo superaré. Después de todo sólo es un estúpido sueño."
En la garganta de Nikita se encontraban atrapadas todas las palabras que deseaba decirle pero el dolor evitaba que afloraran. Quería decirle a Michael la verdad. Que sigue queriendo hacer realidad ese sueño que alguna vez compartieron juntos, pero que de alguna manera fue guardado paulatinamente en una caja vieja en algún lado.
Tantas veces había postergado sus anhelos que la posibilidad de convertirlos en realidad era casi risible ahora. No estaba dispuesta a intentarlo, por el simple hecho de que cada vez dolía más la decepción al final. Simplemente ya no tenía el valor, como se lo dijo en aquella ocasión, de luchar por su sueño, de empeñar de nuevo su corazón para asfixiarse en esa agonía constante que no te deja ir aunque duermas.
Al ver que Michael no iba a ceder, y al sentir como su corazón cada vez se sumergía en un mar de dolor; Nikita salió de la habitación y bajó a cenar con Adam. En realidad no pudo comer nada esa noche, los pensamientos daban vueltas en su cabeza a la velocidad de la luz, y aunque Adam trataba de animarla, tampoco lo conseguía.
Cuando finalmente todos se fueron a la cama, Nikita no pudo dormir. La tensión que se sentía entre ellos era agónica y la cama en la cual se encontraban se había hecho de repente demasiado estrecha.
Michael por otro lado no estaba en una situación diferente a la de Nikita. El dolor que sentía iba más allá de un simple herida. Se daba cuenta de que el destino les había ganado, que los había vencido después de todo.
'¿Y por qué lamentarse ahora?'--- se preguntaba. Después de todo él había sido antes el que no creía en la posibilidad de formar una vida con ella fuera de la Sección. Tal vez era un castigo o jugarreta de la vida y era por eso que ahora ella viera el futuro tal y como él solía hacerlo.
Ambos cerraron los ojos, e intentaron dormir por enésima vez. Estaban algo casados de la vigilancia constante pero ninguno pudo descansar bien esa noche. Simplemente era demasiado el vacío que sentían.
A la mañana siguiente, poco antes de que el sol subiera totalmente al horizonte, Nikita despertó repentinamente. Sentía revuelto el estómago y la urgencia de correr al baño se apoderó de ella.
Una vez que vomitó parte de la cena en el retrete, tomó con sus manos un poco de agua fría de la llave del lavabo y la esparció por su rostro tratando de ahuyentar el impulso de volver a devolver lo poco que aún quedaba en su estómago.
Michael, quién había despertado instantáneamente al sentir que ella se levantaba, ahora se encontraba sentado en la orilla de la cama esperando a que ella saliera.
Cuando Nikita abrió por fin la puerta del baño, su cara era pálida y mostraba el cansancio por debajo de sus ojos. Michael se acercó a ella y la condujo hasta la cama para que tomara asiento.
--- "¿Desde cuando te sientes así?"
--- "No sé, un par de semanas cuando mucho. Debo estar enferma, Michael. No te preocupes."
Michael la miró detenidamente. Conocía esos síntomas, los había vivido paso a paso con Elena. Ahora entendía porqué la noche anterior, cuando estaban platicando en la tina, ella había cambiado tan rápido de humor. Pasó de estar contenta a un estado de negación y enojo involuntario y automático.
Cabía la posibilidad de que en efecto sólo estuviera enferma, pero muy dentro de él deseaba que no fuera cierto. Que lo que se imaginaba era el motivo de el malestar de Nikita, fuera nada más ni nada menos que una nueva vida.
--- "¿Quieres algo de comer?"
--- "Michael, acabo de vaciar mi estómago hace tan sólo unos minutos. ¿De verdad piensas que tengo ganas de comer algo?"
Él la miró por un momento y se dirigió a la cocina a preparar el desayuno. La casa estaba muy tranquila y ya no le preocupaba mucho que la Colectividad los encontrara. Sabía que nunca darían con su localización porque ni siquiera el espía la sabía y estaba muy lejana para que cualquier vecino sospechara que algo raro sucedía dentro de ella.
Adam fue el primero en bajar a la mesa, con sus manitas tallaba sus ojos constantemente para terminar de despertarse. Ayudó a su padre en lo que pudo y se sentó a la mesa. Jugo de naranja, pan integral y un omelet al grattin fue lo que había de desayuno.
Quince minutos después de servida la comida, Nikita bajó con ellos y se sentó al lado de Michael. A penas se sirvió un poco del omelet, comenzó a atragantarse con la comida. Estaba hambrienta. De alguna forma no alcanzaba a comprender cómo su cuerpo le pedía comida si poco antes estuvo indispuesta, pero en ese momento no importaba. La comida estaba exquisita.
Michael, a diferencia de ella, comía despacio y no apartaba la vista de la mujer que amaba. Una alegría gigantesca invadía su cuerpo. Sí, definitivamente era cierto. Nikita estaba embarazada.
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Olsen y McGregor caminaban apaciblemente por los pasillos de la subestación de la Colectividad. Habían recibido hace poco el último informe del espía y al parecer aún no tenía la ubicación de Operaciones.
--- "Tenemos poco tiempo. Si esta situación continúa correremos el riesgo de ser localizados y destruidos." --- dijo Olsen con ligera preocupación en su voz.
--- "Lo sé, pero no esta en nuestras manos el hacer algo en estos momentos."
--- "¿Crees que podrá averiguar más de lo que ya nos ha informado?"
--- "Por su propio bien espero que sí. Sería una lástima das de baja a uno más de nosotros en aras del triunfo."
--- "¿Compasivo ahora?"
--- "No. Es sólo que no soporto que uno de los nuestros muera por culpa de la Sección. Esa maldita organización parece tener vida propia. No basto con matar a Paul Wolfe y a Jones. Ahora tenemos que matar a la estúpida hija también."
--- "Ni tan estúpida, recuerda que ha logrado esquivarnos perfectamente."
McGregor volteó su mirada hacia el hombre que hablaba. De cierta forma, tenía razón. Nikita había logrado permanecer escondida ya casi una semana y el tiempo se agotaba con cada hora que pasaba. Finalmente dijo:
--- "Habla con nuestro contacto. Infórmale que de no conseguir información en menos de 24 horas, estará mañana en una fosa común."
--- "¿Crees que con eso la asustarás?"
--- "Si algo tiene Angélica es que es muy miedosa cuando le conviene. El miedo acelera su desempeño."
Ambos hombres sonrieron ampliamente y siguieron caminando. Sí, en eso estaban de acuerdo. Así era su Angélica.
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Un caballo. No. Una casa... tampoco. En realidad ¿a qué se parecía?. Nikita no podía encontrarle forma alguna. Por más que se esforzó, en lugar de dibujar una mesa terminó con una mancha deforme que nadie comprendía. Ni siquiera Adam, y eso que la imaginación de un niño resultaba amplia.
--- "¿Quieres volver a intentarlo?" --- dijo el niño compadeciéndose de su tía.
Nikita lo miró con una gran sonrisa y le acarició la cabeza con su mano derecha. Estaban sentados en la mesa del comedor tratando de entretenerse en algo productivo ya que las posibilidades de dar un paseo eran nulas dada la situación.
Michael estaba en la sala contactando a los pocos informantes que le quedaban, y su expresión también era ligeramente burlona al escuchar la pena que el niño sentía al ver que su tía no podía dibujar correctamente una simple mesa.
Amaba a esa mujer. Era su luz. De alguna forma parte de su sueño se estaba convirtiendo en realidad. Ahí estaban en una casa acogedora y lejos de la civilización; lejos del escudriño de la gente. En la mesa estaba la mujer que amaba y su hijo jugaba alegremente con ella.
Ante los ojos de Michael la escena era perfecta, al fin eran una familia pero sabía que el sentimiento no iba a durar mucho. Sin embargo el que ahora estuviera embarazada cambiaba en mucho las cosas.
Aún no había compartido sus sospechas con Nikita, realmente no sabía como hacerlo. Sabía que ese bebé era su hijo ya que después de aclarado lo de Nelson, no quedaba otro candidato en la lista para ser el orgulloso padre; pero comunicarle a ella ese tipo de noticia no era algo tan fácil de hacer.
La primera vez que fue padre, Elena se encargó de anunciarlo y las circunstancias eran distintas. Ahora debía ser él quién informara de la pequeña vida que crecía dentro de la persona que más amaba y estaba conciente que la situación iba a complicarse.
Nikita se levantó de la mesa y ayudó al niño a levantar cada uno de los colores que se encontraban regados sobre la mesa. Era curioso pero ese tipo de comunicación con Adam era algo que le hacía sentirse muy bien. Aceptada.
Cuando el niño subió a su habitación y Nikita comenzó a preparar la comida, Michael se acercó y permaneció observándola desde una esquina. Al principio no había notado su presencia pero la mirada constante hizo que volteara hacia su admirador.
--- "¿Pasa algo?"
--- "Nada."
--- "Me miras de una forma tan..."
--- "¿Tan qué?"
--- "No sé. Tan... extraña. ¿De verdad es nada?"
--- "Sólo eres hermosa, nada más."
Nikita se sonrojó notablemente. Era poco inusual que Michael la elogiara tan espontáneamente y podía observar claramente el amor y ternura que reflejaban sus ojos cuando la miraban.
--- "Lamento lo de ayer. No sé porque me ofusqué tanto y te dejé con la palabra en la boca, Michael. No es que me haya dado por vencida, es sólo que ya no creo tener las mismas fuerzas para luchar por lo que tú y yo alguna vez deseamos."
--- "¿Alguna vez?... ¿Ya no lo deseas?"
--- "Creo que no hay algo más fuerte en esta vida que desee, Michael. Pero es simplemente que durante los años lejos de ti pretendí que ya no tenía sueños y al cabo de un tiempo te acostumbras, ¿sabes?."
--- "Lo sé."
Michael no podía dejar de odiar a la Sección ni por un minuto. Primero les arrebataba la vida, luego los sueños y deseos, posteriormente les diluía el futuro y ahora estaba consumiendo a la única persona que lo hacía sentir vivo. Eso ni siquiera Adam o Simone pudieron lograr, sólo ella. Su Nikita.
Con una ternura poco antes vista, y una emoción casi palpable en su mirada; Michael se acercó y abrazó largamente a Nikita. Siempre resultaba reconfortante el tenerla entre sus brazos, hacia todo más fácil.
Pero saber que en esos momentos abrazaba a la madre de su futuro hijo era algo que lo emocionaba mucho. Amaba a Nikita con toda su alma y ahora el saber que ambos crearon una vida perfecta era lo más maravilloso que podía ocurrirle.
--- "Michael, dime que sucede. Algo pasa, puedo sentirlo."
--- "Ven, vamos a sentarnos un momento."
Diciendo esto, la guió a la sala llevándola de la mano y después de que ella tomó asiento en uno de los sillones frente a la chimenea, él se colocó frente a ella ocupando la pequeña mesa de centro como una silla.
Estaban de frente, era el momento de decirle la noticia pero no sabía como iba a tomar semejante acontecimiento. Conociendo a Nikita, primero una felicidad se notaría en su mirada, pero poco después el pensar en la Sección traería una discusión larga y dolorosa.
Nikita podía ver claramente cada pensamiento de Michael, sabía que algo ocurría y él no se atrevía a decirlo así que para ahorrar tiempo respiró profundamente y dijo:
--- "¿Qué vamos a hacer?"
--- "¿Lo sabías?" --- dijo Michael casi atónito.
--- "Es mi cuerpo, Michael. Lo conozco, sé cuando algo no anda bien y un embarazo difícilmente pasa desapercibido."
La voz de Nikita era casi un suspiro, Michael difícilmente podía escucharla así que se inclinó para poder hablar con ella de una manera más privada, más intima. Nikita miraba como se entrelazaban sus manos.
--- "Tenía miedo de cómo ibas a reaccionar."
--- "¿Miedo?"
--- "Contigo siempre tengo miedo, Nikita. De alguna u otra forma siempre es así."
--- "No puedo creer que esto este pasando ahora, Michael. Un bebé es algo nuevo para mí y la Sección no es lugar para que crezca."
--- "Ya pensaremos en algo."
Nikita levantó la mirada y una ligera indignación estaba escrita en su rostro.
--- "¿Pensar? Michael, la Sección pensará por nosotros y lo sabes. El sólo recordar a Terry debería bastarnos. Nunca supimos que sucedió con ella."
--- "Nikita eso no sucederá contigo."
--- "¿Por qué estás tan seguro? Es cierto, soy Operaciones ahora y no me pueden cancelar tan fácilmente pero aún así las opciones que tenemos son sólo dos. O me obligarán a tener un aborto, o cuando nazca lo darán en adopción. Ninguna de las dos posibilidades son aceptables para mí, Michael."
--- "Tal vez exista una tercera."
Ella comprendió a que se refería y Michael la tomó con más fuerza de las manos.
--- "Podemos irnos, Nikita. Dejar todo atrás. Adam, tú, yo y este bebé que viene en camino conformaremos una familia fuera de ese infierno."
--- "No puedo irme y lo sabes, nunca me perdonaría que más personas inocentes murieran por mi culpa."
--- "Entonces esa pequeña vida que llevas adentro no te importa."
--- "Michael, este bebé es lo más hermoso que pudo haberme pasado. Es nuestro, y el saber que el amor que nos tenemos pudo crearlo es maravilloso; pero..."
--- "Pero no estas dispuesta a luchar conmigo, prefieres abortar o darlo en adopción."
--- "Por supuesto que no. Amo a este bebé desde que tuve el presentimiento de estar embarazada y lo menos que se me ocurre es hacer válidas esas dos opciones, pero tampoco puedo salir corriendo y dejar a tantas personas a merced de la Colectividad."
Nikita estaba llorando en estos momentos. Sabía que Michael estaba dispuesto a escapar junto con ella y Adam pero los fantasmas de los mártires no la dejarían en paz. Tenía que regresar a la Sección y vencer a la Colectividad.
Cansado de esa discusión, y al ver que no servía de nada el tratar de convencerla, Michael se levantó y tomó su teléfono móvil.
--- "¿A quién llamas? Todavía no es hora de que nos entreguen el reporte."
--- "A Angélica."
--- "¿Qué?"
--- "Debe examinarte cuanto antes. Para poder enfrentar a la Sección cuando regresemos primero debemos saber que tú embarazo es 100% seguro, y que tú y el bebé se encuentran en óptimas condiciones."
--- "¿Y tú piensas que me voy a dejar examinar por esa mujer?"
--- "No, no lo pienso. Pero es la única opción que tenemos, los demás médicos de la Sección están en otras países en este momento. Ella es la más cercana."
Renuentemente Nikita aceptó. No tenía humor como para ver a esa mujer pero sabía que no le quedaba otra alternativa.
Una vez que Michael hizo contacto con Angélica, y le pidió que examinara a Nikita, sólo esperaron un par de horas para que ésta llegara. En el fondo estaban realmente muy cerca, pero claro, esto antes no lo sabía la doctora.
Después de tomar muestras de sangre y de orina a Nikita, Angélica comenzó a mezclar los químicos necesarios para poder darles una respuesta positiva o negativa. En poco más de 1 hora supieron los resultados definitivos.
Michael y Nikita sentían una gran alegría a pesar de que la sombra de la Sección los acompañaba a todas partes, pero al contrario de ellos Angélica comenzó a sentir un odio profundo por la futura madre.
Un bebé. Nikita y Michael iban a ser padres. Era como una pesadilla o una descarada carcajada del destino. Angélica estaba furiosa aunque ocultaba muy bien sus obscuros sentimientos, después de todo Nikita no iba a permanecer viva para ver salir el próximo sol.
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--- "Walter, ¿cuánto falta para que enviemos el informe a Michael?"
--- "Un par de minutos ¿Por qué?"
Jasón se quedó extrañado viendo la pantalla de su lap-top. El mensaje que aparecía como archivo oculto era reciente y no sabía qué sucedía.
--- "¡Jazmín!"--- gritó Jasón con tal de que la mujer al otro lado de la habitación lo escuchara.
--- "No tienes que alzar la voz, J. ¿Qué pasa?"
--- "¿Has enviado algo recientemente?"
--- "¿Yo? No, ¿por qué?"
--- "Oh... oh"
--- "¿Oh-oh... estamos en problemas, oh-oh algo salió mal o, oh-oh cometí un error y ahora no sé como resolverlo? ¿A cual tipo de 'Oh-oh' te refieres, J?"
--- "Al tipo de 'Oh-oh' que tiene que ver con esas tres opciones, Jaz. Al parecer cometí el error de dejar mi lap conectada con las coordenadas de Michael y Nikita, y ahora un mensaje oculto y en clave aparece al final de mi pantalla."
Walter se levantó del lugar en el que se encontraba sentado y se acercó a Jason. Jazmín dejó de hacer lo que estaba haciendo e hizo lo mismo.
--- "No puedo creer que la tuvimos a nuestro alcance y nunca nos dimos cuenta."
--- "Con esa cara de mustia quién se lo hubiera imaginado" --- aclaró Walter ante lo dicho por Jazmín.
Michael, Nikita y Adam estaban en peligro y la única solución era avisar a Center lo más pronto posible. Jasón comenzó a establecer contacto con la mesa directiva mientras Walter revisaba el inventario de armas con las que contaban y Jazmín diseñaba una táctica de ataque.
El ingenuo de Steven que llegaba en esos momentos con la comida, fue recibido por tres pares de ojos que expresaban angustia y miedo. Algo andaba mal.
--- "¿Qué sucede?"
--- "Caperucita roja se comió al lobo." --- dijo Walter.
--- "¿Qué?"
--- "Angélica es la espía. Ha enviado a la Colectividad la ubicación exacta de Operaciones y es cuestión de tiempo para que lleguen a ella. Ahora estamos informando a Center para esperar sus órdenes." --- dijo Jazmín sin perder de vista la estrategia que estaba configurando en su computador.
Steven dejó los paquetes sobre la mesa y trató de hacer algo mientras Center enviaba su respuesta. Pero no tuvo que esperar mucho para que ésto sucediera. Tres minutos más tarde ya tenían escrita una palabra: GUERRA.
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Nikita se había sentido un poco mareada esa tarde, así que para cuando la noche arribó sus ánimos no estaban como para permanecer despierta mucho tiempo. Desde hacía un par de horas descansaba apaciblemente en su habitación mientras que Adam armaba un juego de destreza en su habitación y Michael platicaba con Angélica en la cocina.
--- "Así que siempre la has amado." --- dijo ella con obvio tono de reproche.
--- "Creo que siempre lo has sabido, Angélica."
--- "Lo suponía, pero nunca pensé que llegara hasta tal punto esa relación. Pensé que hace años lo de ustedes había acabado."
Michael permanecía recargado sobre la pared de la cocina, sus brazos estaban cruzados y en su rostro tenía una expresión serena, ligeramente feliz. La noticia de su futura paternidad era algo con lo que se sentía muy bien y se permitía disfrutar de ese sentimiento.
El escuchar a Angélica, sin embargo, le hacía sentirse un poco culpable. La relación entre ellos nunca pasó de la amistad pero de alguna forma sus actos siempre le habían enviado señales equivocadas a la mujer; era natural ahora que se sintiera herida.
--- "¿A dónde irá ahora? No puede quedarse en la Sección si va a ser madre."
La pregunta de Angélica y su repentina preocupación por el futuro de Nikita y el bebé lo desconcertaron. Según Michael sabía, pocas mujeres heridas tienen ese cambio tan repentino.
--- "No lo sabemos aún. Tal vez lo pensemos después de que todo esto pase."
--- "¿Piensas entonces abandonar la Sección con ella?" --- dijo sin obtener respuesta de Michael. --- "Podrías sacarla del país o del continente. Tal vez podrías llevarla a París. Jamás sospecharían de ese lugar, supongo. Tú no tienes que ir con ella."
Algo no andaba bien. Podía sentirlo. Era algo que flotaba en el aire y Michael todavía no podía poner su dedo en él. 'Jamás sospecharían de ese lugar', eso había dicho ella. ¿Por qué nunca sospecharían?
--- "Iré a la recámara a descansar, quieres algo más antes de que me vaya."
--- "No, gracias Angélica. Descansa."
Cuando ella estaba subiendo los primeros escalones, de repente la razón le llegó a Michael. ¿Por qué no sospecharían? ... Por la simple razón de que alguien que quisiera escapar de la Sección nunca se escondería en el lugar donde la antigua Sección estaba ubicada.
Esa información sólo la conocían Walter, Nikita y Michael. Ni siquiera Jasón o Jazmín habían arribado cuando eso sucedió. Y el resto de los operativos fueron asignados a subestaciones para que sólo personal nuevo se trasladara a la nueva Sección.
La única forma por la que una mujer que hace poco más de dos meses supiera todo eso era lógicamente el espionaje. Angélica siempre lo había engañado muy bien, ella había jugado muy bien sus barajas y ganó.
Casi inmediatamente después de que sus pensamientos fluyeran en su mente, giró sobre su propio eje y abrió la primera puerta del gabinete de la cocina. Ahí pudo ver claramente resguardada, junto a los vasos de cristal, una pistola cargada y lista para ser utilizada. En silencio dio gracias por primera vez a Nikita y sus manía de esconder una pistola en esos lugares.
Al llegar a la mitad de la escalera, Angélica escuchó un 'clic' detrás de ella. Su corazón casi se detuvo cuando se dio cuanta de qué se trataba. Michael estaba justo detrás de ella y la pistola estaba recargada en su nuca.
El frío del arma calaba los huesos y un escalofrío recorrió su cuerpo incontrolablemente. Era un miedo gigantesco el que la invadió de pronto, pero cuando pensó que iba a morir una ráfaga de balas hizo su aparición.
La ventana de la sala estaba siento acribillada y los cristales caían al piso como si se tratara de un puño de sal. Michael la tomó del brazo y la arrastró hasta la planta alta de la casa. Nikita para éste entonces ya había despertado, estaba sentada en la cama y tenía a Adam en sus brazos. El niño estaba llorando continuamente y se aferraba a ella casi dolorosamente.
Cuando se percató de que Michael traía a la mujer a punta de pistola, Nikita comprendió todo. Se levantó de su lugar y se acercó a ella.
--- "Siempre supe que eras basura." --- le dijo.
--- "Pronto lo serás más tú que yo, Nikita."
La sonrisa burlona de Angélica, fue borrada por un fuerte golpe que Nikita le propinó en la quijada. Seguramente se había quebrado ésta, ya que la mujer se retorcía de dolor en el piso.
Las balas seguían escuchándose a lo lejos y ambos sabían que pronto llegarían hasta la habitación donde se encontraban, así que se apresuró a proteger a Nikita y Adam.
--- "Ve a la recámara de Adam ahí encontrarás un una pequeña portezuela en el piso, justo debajo de su cama. A simple vista no se puede ver, pero si pasas tu mano sobre la superficie podrás notar el desnivel. Llévate a Adam contigo y no salgas aunque ya no escuches ruido."
--- "Michael sabes que también estoy calificada para pelear, puedo poner al niño ahí y regresar para ayudarte."
--- "No. No estás en condición para ayudarme, Nikita."
--- "¿Sólo porque estoy embarazada?"
--- "No es sólo eso. Estamos rodeados, comprende que nunca saldrías viva de aquí. Te quieren a matar lo antes posible. Eres su presa, y no se rendirán hasta conseguirlo."
--- "¿Qué hay de ti? ¿Vienes con nosotros?"
Cuando Michael no contestó, Nikita obtuvo su respuesta. La sola idea de pensar en dejarlo a la merced de es gente era algo inconcebible para ella. Si no permitía morir a sus operativos tan fácilmente en las misiones, mucho iba a dejar morir al hombre de su vida y padre de su futuro hijo.
--- "No me iré sin ti y lo sabes."
--- "Lo sé. Pero lo harás por nuestro bebé y por Adam. Uno de nosotros debe sobrevivir."
Los ojos de Nikita comenzaban a nublarse. Las lágrimas caían libremente ya y no podía creer que esos eran los últimos momentos con Michael. Hubiera preferido mil veces nunca volverlo a ver y que se casara con otra mujer, a verlo acabar así. Acribillado por unos asesinos que sólo la buscaban a ella.
¿Qué se supone que le iba a decir a su bebé cuando naciera? La idea ardía en su mente como si fuera materia incandescente y el angustia se apoderaba de ella a tal grado que comenzó a temblar ligeramente mientras sujetaba del brazo a Michael.
--- "No me pidas que haga esto, Michael." --- su voz era una suplica a su razón.
Michael cerró los ojos y apartó lentamente la mano que lo retenía, el pánico de perderla ante la muerte era peor que abandonarla en ese momento y morir en su lugar. Así que tomó la mano de Adam y luego del brazo izquierdo a Nikita.
--- "Cuida a Adam por mi" --- dijo mientras los guiaba con rapidez hasta a la puerta del la recámara contigua.
--- "Nooooo!!!. Michael no, por favor..."
--- "Es la única manera y lo sabes, Nikita. Lo siento."
Diciendo esto, la tomó en sus brazos y la besó ardientemente. Su boca se sentía tan bien en sus labios, no quería dejar de sentirla nunca, quería poder sumergirse en su alma y permanecer resguardado ahí todo el tiempo.
--- "Michael..." --- murmuró ella implorantemente mientras lo besaba y ambos saboreaban la sal de cada una de las lágrimas que rodaban por sus mejillas. En este punto, todas las barreras cayeron. Ambos estaban llorando.
Cuando escuchó un ruido fuerte en la planta baja, Michael rompió el beso y empujó a Nikita dentro de la habitación de Adam. Cerró la puerta con llave y lo único que alcanzó a escuchar de ella fueron los gritos desgarradores que una vez cerrada la puerta comenzó a emitir. El dolor de Nikita estaba impregnado en cada alarido que le pedía no la dejara sola.
Michael decidió encerrar el dolor que sentía y corrió a la habitación donde se encontraba la traidora de Angélica. La mujer seguía retorciéndose de dolor y ésto a él claramente no le importaba.
Tomó una caja guardada dentro del armario y sacó un par de granadas de mano. Se dirigió hacia la ventana de la habitación y aunque en ese momento también entraban balas de varios calibres, alcanzó a observar los alrededores.
Al parecer no eran muchos. Pudo contar de ese lado de la casa, cinco agentes con armas de cartucho grande y tres con armas pequeñas. Imaginaba que del otro lado de la casa también encontraría una cantidad similar de enemigos. Así que decidió tenderles una trampa.
Se escondió arriba de las escaleras, donde la visibilidad de la sala era amplia, y aguardó hasta que la mayoría de los hombres entraran a la estancia principal. Cuando contó alrededor de cinco operativos, lanzó las granadas y corrió lo más rápido que pudo a resguardarse tras un mueble que se ubicaba en el pasillo de la segunda planta.
Las granadas surtieron efecto y mataron a los cinco operativos más uno más que entraba por la puerta principal en ese momento. Según los cálculos de Michael, había acabado con la mitad del equipo y tenía más oportunidades de sobrevivir.
Justo cuando trataba de levantarse para perseguir a los restantes, una bala cruzó su pierna derecha. El dolor era tan grande que un grito casi animal escapó de él. Había cometido un gran error al no matar a Angélica cuando tuvo la oportunidad.
Mientras Michael trataba de avanzar hasta la pistola que había dejado caer cuando recibió el disparo, Angélica propinó otra bala a su cuerpo, logrando así darle un uno de sus brazos. Otro grito se apoderó de él y no pudo alcanzar la pistola que ahora estaba tan cerca.
Angélica no hablaba, el dolor en su mandíbula era demasiado fuerte como para gesticular en lo más mínimo; pero sus ojos expresaban un gran odio y rencor por el hombre que yacía tirado a sus pies.
De repente, Michael pudo observar la determinación en la mirada de la que antes fuera su 'amiga'; la decisión estaba tomada y la pistola apuntaba ahora directamente a su cabeza.
Cerró los ojos y la imagen de la mujer que amaba se le presentó al instante. Después el sonido lejano de un arma que disparaba y retumbaba en sus oídos y posteriormente la nada.
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Una semana después...
Jasón caminaba relajadamente hasta la enfermería. Había conocido una chica muy interesante cuando volvieron a instalarse en la nueva Sección y no iba a dejar la oportunidad de pasar a saludarla ahora que tenía un poco de tiempo libre.
Empujó ligeramente la puerta de la primera sala de Medlab y avanzó hata la mujer para junto a la mesa de metal más grande de la habitación. Annie, quién se había percatado ya de su presencia, sonrió ligeramente y lo saludó haciendo un movimiento rápido con su mano.
--- "Hola, hermosa. ¿Lista para la cena de ésta noche?"
--- "Jasón, no creo poder salir hasta dentro de tres o cuatro horas. Operaciones me pidió un reporte de los últimos días y además desea que se dé de alta a un operativo hoy mismo."
--- "¿Te refieres a Michael?"
--- "Sí, a él. Sus heridas ya han cerrado y al parecer Operaciones lo quiere fuera de aquí lo antes posible. Creo que no vamos a poder salir esta noche al menos que quieras cenar hasta la media noche."
--- "¿Quién dijo que tenía hambre?" --- dijo Jasón con una sonrisa maliciosa y una mirada juguetona.
Annie devolvió la sonrisa y caminó hasta la puerta que conducía al pasillo de quirófanos.
--- "¿Entonces cenamos?"
--- "Cuenta con ello, nena."
Después de hacer un guiño con el ojo, Jasón se retiró tan pacíficamente como había entrado. La única diferencia era que ahora estaba silbando. Todo marchaba bien para él, no podía pedirle más a la vida.
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Una taza de café. Eso era lo que necesitaba Nikita en ese preciso momento. La angustia que sentía llegaba al punto tal que sus manos temblaban ligeramente. Sabía que por su embarazo no debía tomar café, pero en esos momento casi podía sentir al relajante líquido recorrer su garganta.
Cuando Michael le dijo adiós, un par de semanas atrás, mientras las detonaciones se escuchaban estruendosamente sin cesar, Nikita pensó que nunca más iba a sentir una angustia como esa en su vida, pero se había equivocado. Lo que sentía ahora sobrepasaba cualquier terror que hubiera podido experimentar en el pasado.
Todavía recordaba aliviada la forma en la que los reportes de Jazmín explicaban lo que había sucedido ese fatídico día. Al parecer los refuerzos de Center habían llegado justo antes de que Angélica disparara por primera vez a Michael, y después de liquidar a los agentes enemigos que permanecían en la zona, evitaron que la enloquecida mujer jalara el gatillo por tercera vez al herirla de muerte en el pecho.
La vida de Michael de alguna forma era una casualidad, y el que ahora estuvieran todavía juntos era un milagro que ella siempre agradecería a la vida. Pero su ansiedad empañaba la felicidad que pudiera sentir en la última semana después del ataque. La realidad se burlaba de nuevo.
Center había llamado dos días atrás pidiéndole que ella y Michael fueran a las oficinas principales. Al parecer los miembros de la mesa directiva deseban hablar con ellos y Nikita presentía que no era para nada bueno.
Después de respirar profundamente por décima vez en menos de 3 minutos, trató de calmarse y se levantó de la silla en la que se encontraba sentada. Su oficina estaba prácticamente a oscuras y el silencio la ponía más nerviosa.
Bajó las escaleras calmadamente, como si nunca quisiera llegar a su destino y se encontró con Michael en la entrada principal. Un operativo de enfermería era el que empujaba la silla de ruedas; era casi gracioso el ver la expresión de Michael en esos momentos. Odiaba sentirse inútil y mucho más que un desconocido le hiciera favores de eso tipo.
--- "Yo lo llevaré de aquí en adelante gracias." --- dijo Nikita al notar la cara de alivio que su amado le dio cuando apareció a su lado. Después de que el operativo se marchó, Michael se relajó un instante tomándola de la mano. Ambos permanecieron callados por varios minutos, sólo reconfortándose el uno al otro.
Después de un momento, Nikita comenzó a empujar la silla de ruedas saliendo por la rampa de acceso. Subieron a una camioneta que tenía entrada para la silla y en silencio comenzaron su viaje. Ambos deseando nunca llegar a su destino.
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La mesa era redonda. Muy parecida a la que Michael había visto en Oversight cuando tomó el puesto de operaciones años atrás, pero la diferencia estaba en que ahora el no tenía voz ni voto. Nikita y él estaban desprotegidos.
Sentados se encontraban tres hombres y una mujer, todos variaban entre los 45 y 60 años. Nikita se encontraba sentada a la derecha de la mujer y Michael permanecía parado detrás de ella. No había asiento para él y nadie le pidió que se sentara.
Después de 10 minutos de hablar sobre la reestructuración de la nueva Sección, por fin la mujer junto a Nikita comenzó a informarles el porqué habían sido llamados.
--- "Sabemos que estás embarazada y queremos tomar medidas."
Nikita sintió que el mundo se abría. ¿Medidas? Era fácil adivinar que clase de medidas tomarían pero cualquier posibilidad la atemorizaba; Michael al presentir su angustia puso una mano sobre su hombro izquierdo dejándoles saber que estaría con ella pasara lo que pasara.
--- "Según los datos médicos que nos proporcionó la Dra. Angélica antes de morir" --- continúo diciendo sin provocar reacción alguna en los futuros padres; al fin y al cabo no esperaban una venganza más sutil por parte de esa mujer que ahora gracias a Dios ya estaba muerta. --- "tienes poco más de dos meses de embarazo, casi tres en estos días. Así que la decisión deberá ser tomada ahora antes de que éste continué."
--- "¿A qué decisión han llegado?" --- preguntó crudamente Nikita, y Michael podía jurar que en el fondo ella no quería escuchar esa resolución.
--- "Llegará a termino tu embarazo. Michael será de ahora en adelante tu segundo al mando, los reportes se entregarán consecutivamente a cualquiera de nosotros y cuando nazca el producto lo entregarás a la Granja."
Nikita se encontraba atónita. La mujer a su lado hablaba fríamente del futuro de una vida que todavía no nacía, al parecer ella era la que tenía más poder de los ahí presentes. El resto de los hombres se limitaban sólo a dar testimonio cuando se les ordenaba que lo hicieran.
Al no obtener comentario alguno por parte de los padres, la mujer al cargo continuó.
--- "Cuando llegue a la edad adecuada será entrenado como operativo, pero si en el transcurso se identifican aptitudes superiores será internado en la Sección 4."
En ligero gemido escapó de los labios de Nikita. Era abominable el futuro de su bebé, en esos momentos el abortarlo o darlo en adopción parecía mejor opción que las que estaban siendo decididas.
Al ver los ojos de alarma de Nikita, uno de los hombres sentados en la mesa se apresuró a decir:
--- "Por supuesto que serás vigilada las 24 horas para que no intentes abortar y en caso de que esto no sea suficiente y logres deshacerte del producto, serás cancelada junto con el Sr. Sammuel aquí presente."
Michael no temía por su vida, pero sí por la de Nikita. Sabía que se volvería loca el día que fuera separada de su bebé y prepararla para ese momento resultaría la tarea más difícil que Michael tuviera que hacer.
Pero ¿cómo prepararla para renunciar a una criatura que fue creada con todo el amor y que es adorada desde que se sabe de su existencia? Lo cierto era que la separación resultaría difícil para cualquiera de los dos. Michael amaba a ese bebé y sabía que entregarlo a la Granja o, peor aún, a la Sección 4, los destruiría.
Todavía recordaba a Jerome, y estaba seguro que Nikita también. Ese niño llegó a sus vidas años atrás para recordarles lo cruel que puede ser la Sección. Era un niño con poderes mentales, eso era cierto, pero lo más deprimente y aberrante era ver la inocencia perdida y la forma en la que creció; totalmente solo, sin afecto y a veces encerrado en cajas de cristal como un animal peligroso.
Tanto Michael como Nikita no podían emitir palabra alguna. La decisión había sido tomada y la vida de su bebé ya había sido escrita.
Cuando la reunión terminó, Nikita esperó que todos salieran de la habitación para levantarse de su asiento, pero al intentar ponerse de pie un fuerte mareo casi logra que perdiera el equilibrio. Michael la tomó de la cintura y ayudo para que salieran de ahí sin que los demás notaran lo mucho que la reunión le había afectado a Nikita.
Durante el camino de regreso, ella casi no lloró, más bien estaba atónita mirando constantemente hacia un punto fijo pero Michael sabía que en cualquier momento iba a explotar, que sólo era cuestión de tiempo.
Él sólo esperaba que cuando eso sucediera, pudiera tener las fuerzas necesarias para ayudarla a superar ese diabólico suceso, pero no estaba seguro de encontrarse en mejor estado de ánimo que el de ella. Era simplemente la peor pesadilla que pudieran estar viviendo y por más que lo intentaban no podían despertar de ella.
*****************************************
El embarazo de Nikita avanzaba sin problemas, y conforme pasaba el tiempo Center les concedía pequeñas dosis de recompensa. Michael, Nikita y Adam fueron autorizados para vivir juntos fuera de la Sección como una pequeña familia, siempre y cuando su rendimiento no fuera afectado por eso.
El futuro de Adam todavía pendía de un hilo, carecía de aptitudes para ir a Sección 4 y a la vez no podía ser operativo debido a que cualquier miembro del enemigo podría averiguar fácilmente de quién se trataba y volver a empezar una guerra. El nieto de Salla Vacek e hijo del mejor operativo de la Sección, era un peligro que por el momento Center prefería evitar y por ésto permanecía al lado de si padre
La casa donde vivían no era muy grande pero sí muy acogedora. Nikita quiso decorarla con colores cálidos que dieran un toque de hogar al ambiente. Los muebles que decoraban el lugar habían sido elegidos por Michael ya que su gusto por muebles antiguos siempre había sido exquisito.
Entre los tres intentaron formar un hogar que les permitiera olvidar por un tiempo que sus vidas estaban sumergidas en un infierno. Una vez que Michael y Nikita llegaban a casa era como si la Sección se quedara afuera y no pudiera entrar.
Después de que los mareos ya no la frecuentaban, su vientre comenzó a expandirse con cada semana que pasaba y los pequeños antojos que lo acompañan invadieron sus días.
En ocasiones a la media noche, Michael despertaba al no sentir a Nikita junto de él en la cama, para luego encontrarla frente al refrigerador en busca de algo que comer, o preparándose un emparedado gigante con los ingredientes más raros que se pudiera imaginar. Michael sabía que el embarazo provocaba antojos extraños pero Nikita terminó por comprobárselo.
Lo que más comía Nikita era algo que ella llamaba 'delicia desconocida'. Consistía en dos rebanadas de pan blanco, mermelada de fresa, trozos de chocolate y crema batida. Era una combinación extraña que a Nikita volvía loca desde su embarazo y al no saber como llamar a su invento culinario, decidió ponerle ese nombre.
Habían establecido un horario en el que los tres se sentaban junto a la chimenea y platicaban como una familia normal. Esas pláticas eran lo único que evitaba que Nikita se volviera loca pensando en lo que sabía iba a ocurrir una vez que naciera el bebé.
Solía ser la última en sentarse a la hora de la plática. Adam y Michael la esperaban pacientemente mientras ella se preparaba su dotación de las 'delicias desconocidas' que requería cada noche.
Una vez que llegaba con todo lo necesario, Michael le ayudaba a tomar asiento entre sus brazos y Adam reía cada vez que notaba como su padre ya no alcanzaba a bordear por completo el vientre de Nikita.
Para Adam el ver feliz a su padre junto a su tía era sensacional. De hecho ante los ojos del niño, Nikita ya no era más su tía aunque todavía la seguía llamando así; para él se había convertido en su madre y a veces tenía ganas de llamarla de esa forma, pero no estaba seguro de que a ella le pareciera correcto.
Una noche, cuando se encontraban los tres sentados junto al fuego y Nikita se comía apresuradamente el segundo postre en los brazos de Michael, Adam dijo repentinamente:
--- "¿Voy a tener hermanito o hermanita?"
La cara de sorpresa de ambos adultos era casi de fotografía, pero una vez que se recuperaron de su asombro contestaron. Nikita tomó la palabra primero.
--- "¿Qué te gustaría más?"
--- "Mmmm... creo que me gustaría un niño para poder jugar con él, pero... también me encantaría que fuera una niña para que se pareciera a ti."
La contestación del niño esbozó una gran sonrisa en el rostro de los dos adultos, el que Adam aceptara los cambios que la vida le imponía era realmente sorprendente.
--- "Creo que podríamos decirle que será" --- dijo Michael mirando a Nikita, quién tenía su cabeza recostada sobre su pecho.
--- "Creo que sí" --- sonrió ella.
--- "¿Ya lo saben?" --- preguntó el niño emocionadamente.
--- "Sí, Adam. Durante meses tratamos de no enterarnos del sexo del bebé pero ahora decidimos saberlo." --- Nikita hizo una pausa. En realidad no lo habían averiguado antes porque para ellos era mejor no saberlo. La Sección iba a separarlos y el no conocer nada del bebé les ayudaría a superar la situación. Pero cuando Center les avisó que se les concedería el ponerle un nombre al bebé, no pudieron dejar pasar la oportunidad de vivir ese maravilloso momento.
Nikita recordó cuando Michael y ella observaban perplejos la pantalla del ultrasonido. El bebé se movía como se les avisara que estaba ahí, que era de ellos, que tenía vida y pensamientos propios. Ella lloró casi inmediatamente y Michael quedó mudo por largas horas, hasta que en la noche la abrazó largamente, le dijo cuanto la amaba y una pequeña lagrima escapó de sus ojos. Ahora era turno de comunicarle a Adam el descubrimiento que habían hecho hace un par de días.
--- "Es niña, Adam." --- dijo el orgulloso padre.
La felicidad invadió al niño, y corriendo se abalanzó hacia Nikita y su padre.
--- "Bravo, que bueno. Va a ser una niña como tú, mamá."
Esa pequeña palabra hizo que se detuviera el mundo para Nikita. El escuchar a Adam llamarla mamá de tan espontánea forma la conmovía, pero a la vez le recordaba que nunca escucharía esa palabra en boca de su hija. Jamás la abrazaría como estaba en esos momentos abrazando a Adam.
Cuando las lágrimas comenzaron a salir de los ojos de Nikita, Adam se alarmó y retrocedió.
--- "Lo siento, no quise abrazarte tan fuerte. ¿Te lastimé?"
--- "No, cariño por supuesto que no. Me has hecho muy feliz esta noche al darme algo que tal vez nunca tenga." --- la voz de Nikita estaba cargada con emoción y Michael sólo pudo abrazarla más fuerte al comprender a qué se refería.
--- "¿Yo hice eso?"
--- "Sí, y te lo agradezco Adam."
El niño no comprendía exactamente a qué se refería pero estaba demasiado contento como para volver a preguntar cosas tan triviales, a él lo que le importaba era su hermana.
--- "¿Cómo se va a llamar?"
--- "Bueno,"--- contestó Michael al ver que Nikita se encontraba todavía sin palabras. --- "hemos estado pensando en nombres pero todavía no hemos decidido uno en especial."
--- "¿Por qué no le ponen como tú, papá?"
--- "Creo que no serviría mi nombre para una niña, Adam."
--- "Mmmm, y ¿por qué no le ponen el nombre de mi mamá?"
Michael y Nikita observaron al niño sin decidirse a contestar su pregunta. Después de lo que había expresado con anterioridad, no sabían si se refería a Nikita o a Elena.
El niño, al notar la cara de preocupación de los dos adultos, se apresuró a decir:
--- "Mi mamá ahora es Nikita. Mi mamá Elena siempre será parte de mí y cuando quiera verla sólo tengo que cerrar mis ojos y ahí la encontraré. Pero ahora estás tú. ¿Puedo llamarte así, Nikita?"
--- "Por supuesto que sí, cariño. Desde hace mucho te siento como mi hijo." --- dijo con los ojos llorosos y un nudo en la garganta. Elena estaría orgullosa de Adam si pudiera verlo, no había crecido traumado por todo lo que había vivido. --- "Y creo que tampoco mi nombre sería correcto para tu hermana. Mejor ayúdanos a pensar en uno mejor ¿de acuerdo?"
--- "De acuerdo."
Esa noche, después de repasar casi todos nombres que conocían, todavía no lograban dar con alguno que les acabara de gustar. Michael había recitado una lista impresionante de nombres franceses. Adam había dicho los pocos nombres que conocía y Nikita expresaba sólo los que le gustaban.
Los nombres raros o poco comunes surgieron escasamente durante la plática pero esto no evitó que los tres rieran incontrolablemente cuando eso sucedía. Después de un par de horas en plena deliberación, optaron por seguir otro día en la búsqueda del nombre ya que Nikita comenzaba a sentirse muy incómoda al permanecer sentada mucho tiempo.
Nikita se dio cuenta por primera vez que su vientre estaba creciendo aceleradamente cuando intentó probarse un vestido que ella adoraba. Era una noche especial y Michael la llevaría a cenar, pero desafortunadamente cuando él llegó a la casa la encontró vestida sólo con su ropa interior y sentada sobre la cama.
Esa noche ya no quiso salir a ninguna parte, estaba muy susceptible por el embarazo, y el que el vestido que más adoraba no le quedara le hacía sentir la mujer más miserable en esos momentos.
Michael se sentó junto a ella durante una hora completa y la abrazó hasta que Nikita dejó de sollozar, él sabía que en el fondo ese llanto no sólo era por el vestido o el embarazo, sino por todo lo que no pudo llorar el día en el que Center decidió el futuro de su bebé.
Ahora Nikita tenía ya casi 7 meses de embarazo y difícilmente podía sentarse en una silla que tuviera brazos, simplemente era imposible que su redondez la dejara acomodarse en un lugar tan reducido.
A veces era frustrante para ella verse al espejo pues siempre se encontraba más obesa cada día. En cambio para Michael se veía hermosa; sus mejillas se encontraban ligeramente sonrojadas todo el tiempo y el brillo de sus ojos era más intenso. Para él era simplemente la madre se su futura hija y la mujer que amaba.
Y es que en realidad Nikita no se encontraba tan pasada de peso como pensaba. Había sólo subido los kilos requeridos por los médicos y todavía conservaba la mayor parte de la silueta. Los brazos, muslos y demás partes del cuerpo no habían aumentado su tamaño, eran sólo el vientre y el busto los que habían crecido; para cualquier persona que la viera en la calle era un milagro que estuviera tan delgada y en cima esperando un bebé.
Cierto día, Nikita se encontraba sola en casa. Adam había salido con su tutor y Michael permanecía en la Sección debido a una misión defectuosa. Desde que ella había cumplido los siete meses, Center delegó la responsabilidad completa a Michael y a ella la envió a descansar.
Como no tenía nada que hacer comenzó a hojear una revista, pero pronto se encontró más aburrida que al principio. Estaba acostumbrada a tener actividad constante y el ahora no mover un dedo la desesperaba, así que decidió arreglar la ropa para la niña que Walter le había comprado.
Subió a su habitación y del armario bajó una pequeña caja redonda; en ella guardaba celosamente cada prenda que tenía para la llegada de su hija.
Tomó asiento en la cama y comenzó a ordenarla; lo había hecho cientos de veces pero nunca se cansaba de hacerlo, de cierta forma le hacían sentir más apegada a su bebé.
Walter le había regalado un par de blusitas con un monito diminuto en cada ojal de los botones de ésta. Michael había comprado un mameluco blanco con amarillo muy bello y Adam con sus ahorros había conseguido un par de zapatitos que le hacían juego.
En realidad no había mucho que acomodar, ninguno tuvo el valor para hacerse ilusiones con la llegada de la niña porque después la separación resultaría sumamente insoportable, sino es que ya lo era.
Cuando Nikita terminó de admirar la ropita y todavía se encontraba aburrida, decidió tomar un paseo. Tal vez el aire fresco y caminar un poco le haría bien.
Comenzó a caminar sin rumbo en realidad, lo único que le importaba era hacer algo para quitarse la tristeza y desolación que sentía. El pensar tanto en la tragedia en la que vivía le había provocado un fuerte dolor de cabeza y tal vez caminando se le pasaría, después de todo no podía tomar ningún medicamento por miedo a afectar a su hija.
Después de 30 minutos aproximadamente, una pequeña capilla ubicada en la esquina llamó su atención, era de estilo barroco y el nombre lo tenía en pequeñas letras cursivas: 'Capilla del silencio'. El nombre le pareció muy curioso y decidió entrar por un momento. Hacía años que no entraba en una iglesia y se sentía muy extraña al hacerlo.
Mientras se encontraba sentada en una de las bancas, pudo observar con claridad cada detalle de la decoración de la capilla. El arte barroco siempre le había fascinado aunque ahora prefiriera el ornato moderno.
--- "Bienvenida." --- dijo una suave voz femenina.
--- "Oh... gracias. No sabía que había alguien."
--- "Siempre esta Dios."
--- "Sí, bueno... no soy muy creyente."
--- "No importa."
--- "¿No?"
--- "No. Porqué Dios sí cree en ti, y con eso basta."
Nikita observó a la mujer que estaba parada a su lado, su expresión era dulce y su voz melancólica. De pronto sin conocerla se sintió en total confianza, los hábitos obscuros que vestía la tranquilizaban.
--- "¿Cuántos meses tienes?"
--- "Poco más de siete. Siento que voy a explotar."
--- "No te preocupes, no lo harás" --- una pequeña sonrisa le fue otorgada a Nikita.
Después de un par de minutos en silencio, la mujer dijo:
--- "Todo estará bien."
--- "¿Lo cree así?... usted no conoce mi vida."
--- "No necesito saberla, porque de alguna forma sé que vas a estar bien."
--- "Tal vez" --- dijo Nikita bajando la mirada, las lágrimas caían de nuevo al querer creer desesperadamente en lo que su acompañante le decía.
--- "No llores, lucha. No sufras, vive. No esperes, actúa." --- con esto, la mujer se levantó y comenzó a retirarse. Nikita la detuvo de un brazo.
--- "No me ha dicho su nombre."
--- "Theany Marie"
--- "Es un bello nombre"
--- "Gracias, el tuyo también."
--- "Yo no le he dicho mi nombre."
--- "Pero lo sé. Hasta luego, Nikita."
Theany Marie continúo caminando con la parsimonia con la que había llegado antes, dejando a Nikita sumamente confundida. Su vida de espía le había enseñado que nadie sabe tu nombre al menos que quiera averiguarlo, y el que esa religiosa lo conociera la ponía nerviosa.
Cuando Nikita regresó a la casa Adam estaba jugando monopolio sobre la mesa. La cena ya estaba lista gracias a las instrucciones que Michael había dado, pero nuevamente él no se encontraba para compartirla con ellos.
Cuando se acercó a la mesa para ayudar a Adam a guardar el juego y así poder disponerse a cenar, Nikita comenzó a sentir como las piernas le temblaban incontrolablemente.
La respiración comenzó a acelerarse y una pequeña opresión en el pecho evitaba que hablara. Por más esfuerzos que Nikita hacía no conseguía emitir sonido alguno y el dolor de cabeza que tenía desde hace rato comenzó a intensificarse a pasos agigantados.
Adam notó inmediatamente la palidez de su madre y comenzó a gritarle a los operativos que cuidaban la entrada. Para cuando éstos llegaron, Nikita se encontraba en el piso totalmente inconsciente y la llamada a Medlab no se hizo esperar.
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'Tiene que estar bien'... 'Tiene que estar bien'... era lo que Michael se repetía una y otra vez desde que fue avisado de la situación. El pensar que podían complicarse las cosas era algo que no se permitía imaginar, pero lo cierto era que Nikita sólo tenía siete meses de embarazo y las cosas ya estaban más que complicadas.
Llevaba alrededor de 40 minutos esperando alguna respuesta por parte del médico, Nikita había sido internada de emergencia y al parecer los signos vitales del bebé estaban acelerándose constantemente.
Walter también se encontraba en la sala de espera, cuando le pidió a Michael estar presente éste estaba tan aturdido por la preocupación que no le contestó, así que se tomó asiento y esperó impacientemente el diagnostico de su Sugar.
La situación de ambos hombres era difícil de describir, para ellos se estaba jugando allá adentro la vida de la persona que más amaban y el mundo salía sobrando.
Michael no podía dejar de pensar en Nikita, el pensar en las posibilidades de que algo saliera mal lo atemorizaban y por primera vez en su vida se daba el lujo de permitir que otras personas lo vieran así. Atemorizado.
No le importaba la Sección, ni las misiones, ni Center ni lo que pasara después; simplemente quería saber que todo estaba bajo control y los médicos estaban haciendo hasta lo imposible por que así fuera.
Pero '¿Por qué no salía alguien a decirles como estaba Nikita? Desde que llegó al lugar, ningún médico había salido a informarle las condiciones en las que se encontraban ella y su hija. Un par de enfermeras entraban y salían pero le decían absolutamente nada.
De repente la puerta derecha, perteneciente a los quirófanos, se abrió y un hombre delgado y lentes vestido con una larga bata blanca salió. Sus ropas estaban salpicadas de sangre y expresión de sus ojos era de una gran angustia.
Michael caminó rápidamente y se dirigió al médico:
--- "¿Cómo esta Nikita?... ¿y mi hija?" --- a estas alturas a Michael ya no le importaba que lo tacharan de sentimental o de no saber comportarse debidamente, por él la Sección entera y su protocolo podían decir lo que quisieran, ahora sólo importaban ellas.
Walter observaba detenidamente y decidió acercarse al darse cuanta que el médico no respondía lo que se le preguntaba.
--- "¿Qué pasa doctor? ... Ellas están bien, ¿verdad?" --- dijo el fiel amigo de Nikita.
--- "Conteste." --- la voz de Michael ahora era amenazante.
El hombre los miró detenidamente como tomando una decisión y comenzó a decir:
--- "Lo siento mucho, pero desgraciadamente la situación se ha vuelto critica. No sé qué lo causó o cómo sucedió pero por más que hemos intentado que de a luz de forma natural, no podemos hacerlo. Su vida está en riesgo."
--- "¿A qué se refiere con riesgo? ... Explíquese."
Michael sentía que las piernas no podían soportar más su peso, la sensación que recorría su cuerpo era casi insoportable, como si poco a poco se hubieran desgarrado todos sus músculos y por dentro sólo hubiera una angustia que lo consumía sin tregua.
--- "Es una situación que sólo ocurre en un 8% de las embarazadas y no contábamos con que Nikita estuviera dentro de ese porcentaje. Se llama Preclamsia. Es una extraña enfermedad que se presenta muchas veces al termino del parto o por el contrario provoca que la madre de a luz antes. La presión arterial aumenta a tal extremo que puede causar la muerte de la madre y del feto debido al malfuncionamiento de los órganos."
Michael ya no escuchaba, todo de repente se había ido y lo único que sentía era dolor. Su alma estaba siendo arrancada y no sabía siquiera como articular palabra alguna.
Walter se encontraba en la misma situación. No podía creer que a penas la semana pasada había hablado con ella, y ahora tal vez no la volviera a ver nunca. Estaba tan radiante, tan bella como siempre y lo menos que se esperaba era esta sorpresa.
El médico miraba a los hombres devastados que tenía en frente y comprendía que en esos casos nunca era fácil tomar una decisión.
--- "¿Cuál vida desea que salve, Señor?" --- dijo por fin el médico dirigiéndose a Michael.
--- "¿Vida? ..." --- esto no podía estar pasando, no sólo podía perder a Nikita y a su hija sino que encima de todo tenía que elegir cual de las dos tenía prioridad para él. --- "Tiene que salvarlas a las dos, ¿me escucha?. Si alguna de las dos muere no saldrá usted vivo de aquí tampoco."
--- "Lo siento de verdad... pero no es cuestión médica. La situación se complica y no podemos hacer más. Tiene que tomar una decisión ahora."
Michael tomó con una mano del cuello al doctor y lo lanzó contra la pared, utilizando su propio cuerpo como escudo y presión. El hombre comenzó a perder el oxígeno y con la boca trataba de obtenerlo sin conseguirlo.
Walter rápidamente los separó y tomó fuertemente del brazo a Michael. Nunca lo había sujetado de esa forma tan agresiva pero las cosas sólo iban a complicarse si Michael mataba al médico de Nikita.
--- "Michael tranquilízate, piensa que Nikita necesita que estés calmado. Qué utilices tu razón más que nunca." --- dijo Walter. El médico para este entonces había recobrado el aire y Michael trataba de serenarse.
Trató de ocultar momentáneamente sus sentimientos y miró de nuevo fijamente al doctor.
--- "Sálvelas a las dos."
--- "Me temo que..."
--- "Dije... SÁLVELAS a las dos. Haga lo que sea necesario pero deben sobrevivir madre e hija. ¿Fui lo suficientemente claro?"
El médico podía ver la furia y desesperación del hombre que tenía en frente así que se prefirió no seguir discutiendo.
--- "Sí, está claro."
Después de que el hombre regresó a internarse dentro del quirófano, Michael se acercó a la ventana circular de la puerta que lo separaba de Nikita y pudo observar como trabajaban en ella. Su cara estaba pálida, como muerta, y los signos vitales que mostraban las máquinas eran diferentes. Los del bebé estaban más estables, pero los de Nikita se encontraban a una velocidad impresionante.
El tiempo para Michael pasaba lenta y dolorosamente, la impotencia de no poder hacer nada al respecto lo estaba matando. Siempre había protegido a Nikita de los principales peligros de la Sección, y ahora le costaba mucho trabajo dejarle esa responsabilidad a la naturaleza.
De pronto, un sonido estruendoso hizo que de nuevo volviera a mirar por la ventana. El aparato que contenía el conteo de los latidos de Nikita se había disparado, mostrando ahora un estrepitoso cambio de números.
Desesperado, puso su mano sobre el cristal de la puerta, como si de alguna forma pudiera alcanzarla y tomarla en sus brazos. El médico en ese momento cargaba a la niña que había nacido y por primera vez el llanto de su hija fue escuchado por Michael.
Walter se acercó junto a Michael y ambos pudieron observar como la niña era colocada en la mesa más pequeña y atendida por una de las enfermeras. Lo que sucedió después acabó con el hermoso cuadro en el que Michael estaba absorto.
Los médicos se movían apresurada mente por la sala y los latidos de Nikita se aceleraban a mil por hora. Michael quería entrar para poder hacer algo y no permanecer sólo como observador pero el brazo fuerte de Walter lo detuvo.
Aunque él también estuviera sufriendo en ese momento no se comparaba con lo que el joven operativo estaba sintiendo y tenía que ser el que permaneciera con su juicio claro y despejado para evitar que el otro cometiera una locura. Dejarlo entrar ahí sólo empeoraría las cosas.
Después de un par de minutos escuchando la inestabilidad de los signos vitales de Nikita, ésta fue suplida por el sonido que nunca hubieran deseado escuchar. Un zumbido constante y lineal.
En este momento, Michael entró a la sala. Los médicos preparaban la máquina de RCP a 200 volteos y obligaban a todos a retroceder para que la descarga no afectara a los que estuvieran demasiado cerca.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas abandonando totalmente al hombre frío y calculador que años atrás había conocido Nikita. La agonía era tan intensa que difícilmente podía controlarse para no correr a ella, para no tomarla en sus brazos y decirle que no se fuera, que no lo abandonara a él y a su hija.
Quería decirle que la amó desde el primer momento y que cada vez que la rechazaba o manipulaba era para no resultar herido. Ese estúpido temor que la Sección se había encargado de proveer con el paso de los años y que sólo el amarla fue mitigando.
Pero ahí estaba él, parado en medio de la sala de operaciones viendo una y otra vez como aplicaban las descargas directamente sobre el pecho de Nikita. Y ella... ella lánguida y sin vida se convulsionaba cada vez que esto sucedía. Su cuerpo pegaba contra la mesa de metal donde estaba colocada y hacía más agonizante la espera.
Después todo se quedó en calma. Los doctores se fueron, las luces se apagaron y el llanto de niña se escuchaba al unísono con la constante línea que indicaba la peor de sus pesadillas.
--- "¿Hora de la muerte?" --- dijo el doctor.
--- "8:55 PM" --- contestó la enfermera.
Las palabras retumbaron en sus oídos. La cara de Nikita se veía fría... apacible... y el llanto de su hija decía el adiós a su madre.
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Dos meses después...
Sus ojos eran exactamente iguales a los de ella, tan azules y cristalinos como los de su madre; y su cabello, ligeramente ensortijado, era del mismo color que el de su padre. Tal vez no igual de callada que él y tal vez no tan rebelde como ella pero el parecido a sus progenitores era soberbio.
Su hija se había convertido en la luz de sus días y de alguna manera le ayudaba a superar el dolor de la muerte de Nikita. Pero nada podía hacer que dejara de doler.
Después de que Michael presenció su muerte, entró en lo que Walter llamaba estado de 'shock'. No hablaba, no lloraba, casi no parpadeaba, miraba a un punto fijo y no comía.
Cuando llegó a su casa, donde Adam era cuidado por uno de los elementos de seguridad, tampoco respondía a las preguntas del niño y se fue directamente a la cama. Ésta todavía guardaba el calor de Nikita, la almohada contenía el dulzón olor a durazno que emanaba su cabello.
Michael permaneció por horas en posición fetal, aferrado a las almohadas y sábanas como si se tratara de ella, como cuando la sujetaba en las noches para que pudiera conciliar el sueño poco antes de que se levantara por un antojo a la cocina.
Cuando cargo por primera vez a su hija ya habían pasado 72 horas del trágico acontecimiento, fue hasta entonces que tuvo el valor de sostenerla en sus brazos.
Ahora la niña tenía 2 meses de edad y sonreía constantemente, era de cierta forma como verla a ella a través de su sonrisa... a ella, la mujer que amaba y ya no existía.
Durante años había pensado que la Sección los separaría o que la muerte lo tomaría a él antes que a ella, pero no; la oscuridad había terminado por llamarla dejándolo en una soledad y vacíos absolutos.
En ocasiones cuando la niña dormía y él tenía que ir a la Sección a resolver algunos problemas a media noche, esperaba que al regresar la encontrara sentada en la sala dormida con su hija en brazos; pero esta imagen era cruelmente remplazada por una sala vacía y una niña pacíficamente dormida.
Cuando murió Simone, de alguna forma Michael se había encerrado en sí mismo para no sufrir. Ahora, parecía muerto en vida, un fantasma quizá. Sus ojos no mostraban algún destello que indicara la existencia de alma dentro de él.
La única razón por la que continuaba con vida eran sus hijos, Adam y Theany. Cuando leyó los reportes médicos de la operación y muerte de Nikita, supo que en una ocasión regresó de la inconsciencia y la única palabra que escapó dos veces de su boca era esa, un nombre. Theany.
Michael no sabía porque Nikita había dicho ese nombre, tal vez en su desesperación por dejar algo que recordar a su hija le había puesto nombre. Ël así lo creía y lo hizo realidad llamándola así.
Todavía recordaba la furia que sintió cuando después de enterrarla, Center lo llamó para decirle que sentían mucho lo sucedido y que en recompensa por el servicio que Nikita y él habían prestado durante años a la organización, la niña permanecería con él.
La primera vez que escuchó esto, Michael se sintió más vació que nunca. No sólo había muerto ella, sino que ahora él solo iba a poder vivir con su hija... un sueño que deberían haber compartido juntos. Un sueño que se rompió antes de intentar soñarse.
Michael se encontraba absorto pensando en Nikita, como hasta la fecha era su costumbre, cuando su teléfono móvil sonó dos veces. Tomándolo rápidamente, fue informado de que la nueva misión a Budapest comenzaba en menos de dos horas.
Se dirigió al cuarto de sus hijos y permaneció un momento en la puerta. Adam y Theany dormían sin que algo perturbara su sueño y Michael lo supo en ese momento.
Ahora él era Operaciones y requería ser implacable. La dureza con la que enfrentara cada día debía de superar a la de años atrás. Ahora su alma ya no podía conservar lo que en los últimos meses había recuperado y a Nikita tanto le gustaba: la humanidad.
Si quería sobre vivir con éxito su muerte y proteger la vida de las únicas dos personas que le importaban en el mundo debía regresar completamente a su forma de ser anterior y no permitir que nunca más alguien empañara su futuro; pero de alguna forma sabía que el futuro se había ido con ella y su alma terminó por morir el día que la vio dentro de esa caja. La oscuridad la resguardaba ahora y él sólo esperaba algún día hacerle compañía.
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El mar estaba tranquilo, las olas rompían apaciblemente en el acantilado principal y el cielo mostraba un hermoso tono naranja que anunciaba el calor que haría ese día.
El Sr. Álvarez se encontraba haciendo las escrituras de la hermosa casa en la playa que desde hace un año quería vender y no había podido. Eran las siete de la mañana y pronto arribaría el nuevo dueño del lugar.
Tomó el bolígrafo que estaba a en uno de los cajones de su escritorio y comenzó a llenar los espacios de la forma original. Al cabo de 10 minutos había acabado y un automóvil blanco se estacionaba justo en la entrada de su despacho.
Una mujer alta entró vestida de azul celeste, era bella y caminaba con garbo. El Sr. Álvarez casi deja caer el bolígrafo al ver semejante belleza caminando hacia él.
--- "¿Ya están listos los papeles de compra y venta?"
--- "Sí... claro."
--- "Bien, entonces dejémonos de preámbulos y vayamos a lo que nos interesa. Tengo prisa."
--- "De acuerdo." --- dijo el hombre volteando al mismo tiempo los papeles para que ella pudiera firmar en los espacios requeridos.
Después de la firma y el sello, el encargado del negocio dijo:
--- "¿A nombre de quién pongo la propiedad?"
--- "Susan. Susan Green."
--- "Entonces eso será todo, señorita. Que tenga un buen día."
--- "Gracias."
La mujer salió del despacho del Sr. Álvarez y subió a su auto por la puerta del copiloto. Al volante una mujer de cabellos castaños la esperaba.
--- "¿Todo salió bien?"
--- "Sí. No hubo ningún retraso."
--- "¿Estás segura de continuar con esto, Nikita?"
--- "Estoy segura, Madeline."
Madeline encendió el auto y rápidamente se alejaron del lugar, una etapa había terminado en la vida de las dos pero otra apenas comenzaba. Mientras tanto en el horizonte las gaviotas volaban dándole la bienvenida plena al sol, como si de alguna forma esto simbolizara el nacimiento de una nueva era... o quizás un nuevo reto.
CONTINÚA...
NOTA: Chicas cualquier comentario pueden hacerlo aquí. Pero por favor, además de sus comentarios al respecto (y sé que algunas me van a matar) requiero de ustedes que me digan si continúo la historia o la dejo así, porque ya con esta parte más las anteriores me sale casi un libro completo jajajaja. Tan sólo de esta parte son 48 hojas :(
Bueno, besitos a todas.
