Título: Después del Holocausto 4
Por Josephine78
Una mirada. Sola, sin esperanza, y con un vacío que parecía ser su único acompañante. Así encontró Madeline a Nikita, cuya mirada extraviada lograba en ocasiones despertar la escasa compasión que todavía habitaba en ella.
Pero en ese momento no necesitaba tales sentimientos. Tenía que sacudirla, hacer que de una buena vez reaccionara con algo más que el simple y llano vacío.
Estaba harta de verle todos los días con la misma actitud y se sentía impotente al no encontrar soluciones rápidas ante tanta pérdida de tiempo.
Nikita, por su parte, se encontraba frente a una gran ventana. La luz que por ella entraba iluminaba su rostro pero no lograba desaparecer la sombría expresión que le acompañaba a diario.
-- "Los últimos datos indican que la Sección se ha estabilizado exitosamente. Michael supo ser un digno sucesor de Paul, a diferencia tuya." – dijo Madeline, tratando de llamar la atención de la otra mujer.
Sin embargo, la mujer con la que hablaba se encontraba emocional y mentalmente muy lejos de ahí. Madeline volvió a intentarlo, colocándose delante de ella, bloqueando la ventana.
-- "Han pasado 6 meses. Debemos comenzar a actuar; y para eso necesitas dejar a un lado tus sentimientos"
Los ojos de su interlocutora se enfocaron por primera vez, las palabras de su compañera le hicieron volver a la realidad.
-- "Llevas 10 años pidiéndome que inhiba mis sentimientos Madeline. ¿No te has cansado de ello?"
-- "No. Al parecer es algo que todavía se apodera de ti. Algo que no controlas en absoluto. En el fondo sigues siendo la misma niña que vivía en las calles. Deberías de tomar el ejemplo de Michael. En estos meses ha vuelto a ser el mismo operativo implacable de siempre; o al menos eso indican los reportes"
-- "Si lo ha hecho es porque no tiene otra opción "
-- "¿Y la tienes tú?"
Nikita apartó la vista y caminó hacia el escritorio de madera pulida que se hallaba en medio de la habitación. Era grande y de diseño antiguo, el color caoba combinaba a la perfección con los tonos cálidos que decoraban el estudio.
Sentándose en la silla acojinada, Nikita volvió a quedarse pensativa. La paciencia se le terminaba a Madeline y el tiempo de acción se agotaba a cuenta gotas; la situación era preocupante. Debían actuar lo antes posible.
-- "Tienes un día para terminar de lamentarte, o de lo contrario me obligarás a tomar medidas drásticas."
Diciendo esto, Madeline salió de la habitación. No estaba dispuesta a perder todo lo que habían logrado por culpa del fantasma constante en el que se había convertido Nikita.
Era cierto que había perdido para siempre al hombre que amaba; nadie mejor que Madeline sabía lo difícil de ese duelo. Cuando se enteró que Paul había muerto asesinado por la Colectividad, su mundo se vino abajo, y tardó mucho tiempo en sobreponerse. Ahora dolía menos, o tal vez el mantenerse ocupada la mayor parte del tiempo evitaba que pensara en lo que ya no tenía a su lado.
Pero si una parte de ella comprendía el dolor de Nikita, otra parte ignoraba el abismo en el que se encuentra una mujer que se ve forzada a abandonar a su hija recién nacida. El impedimento de no poder tocarla, verla y que le llamara mamá algún día, era algo que la estaba consumiendo.
Desde los últimos meses, la única forma con la que había podido estar presente en la vida de su pequeña Theany, era gracias a las cámaras de vigilancia de la Sección, y a las cuales Nikita todavía tenía acceso.
Verla jugar, tomar un baño o simplemente dormir, era más que suficiente para esbozar una sonrisa en los labios de la orgullosa madre. Las primeras semanas, Nikita se había negado a ver los videos. Resultaba demasiado doloroso para ella.
Cuando por fin se decidió, la niña ya contaba con un mes de edad, y una vez que en el monitor apareció su hija dormida en los brazos de su padre, Nikita no pudo separar los ojos de la pantalla.
Se parecían tanto padre e hija que no pudo contener las lágrimas. Hubiera dado lo que fuera por compartir esos momentos con ellos, pero la vida le había enseñado que la felicidad no es una constante, y después de unos meses la esperanza había abandonado por completo sus pensamientos.
Nikita encendió la computadora. Debía terminar las estrategias que Madeline le exigía. Era tiempo de cerrar el círculo. Madeline tenía razón. Era tiempo de dejar las lágrimas a un lado y por primera vez luchar por el futuro. Luchar por recuperar a su familia.
-- "Michael" – dijo Jason – "Quinn te espera en la sala de armas. Walter también esta con ella."
Michael se percató del aviso de su brillante operativo y se dispuso a bajar hasta el citado punto de encuentro.
Poco antes de pasar junto a su antigua oficina, sintió como el pasado le acosaba de nuevo. ¿Cuántas veces había visto pasar a Operaciones y a Madeline a través de esa persiana? ¿En cuantas ocasiones Nikita se había sentado frente a su escritorio para contarle alguna nueva historia de injusticia cometida por la Sección?
Nikita. Siempre Nikita. De alguna u otra forma no cesaba de rondar sus pensamientos. Era como si le gritara que no la olvidara, que por favor la conservara presente en su memoria. ¿Por qué se empeñaba en permanecer en su memoria? ¿Por qué recordaba con tanta claridad el sonido de la máquina cuando fatalmente le advertía que la persona que más amaba había muerto?
La realidad era que Michael no quería recordar más. Ya no quería despertarse en las noches pensando que cuando abriera los ojos ella no estaría allí, a su lado. Los recuerdos cada vez eran más constantes y le impedían hacer su trabajo con la claridad necesaria.
-- "¿Por qué me sigues atormentando Nikita?" – se preguntó a sí mismo, antes de respirar profundamente y proseguir con su camino.
Al llegar a su destino, notó las lúgubres caras de sus operativos. Quinn estaba pálida y Walter reflejaba una preocupación evidente. Era extraño verlos así. Aunque Walter solía preocuparse por todo antes de la muerte de Nikita, en la actualidad no le importaba gran cosa lo que sucediera a su alrededor y que no tuviera que ver con sus armas de una forma directa. La muerte de ella le había afectado impresionantemente.
Pero Quinn era la que más intrigaba a Michael. Durante su tiempo en la Sección había demostrado ser fría y nunca había notado en su rostro algo que le indicara su estado de ánimo. Sin embargo, ahora era diferente. La frente la tenía contraída y su tez palidecía cada vez más. Eran malas noticias de seguro.
-- "¿Qué sucede?" – preguntó Michael a sus dos consternados operativos. Ninguno parecía tener la intención de informarle lo que pasaba. ¿Acaso tenían miedo de su reacción? Michael era una persona implacable, pero nunca injusta, así que no entendía de dónde provenía el miedo.
Después de unos instantes Walter tomó la palabra.
-- "Es algo delicado, Michael"
-- "¿De qué se trata?" – Michael miró detenidamente a los dos esperando su respuesta. En esta ocasión Quinn se armó de valor y fue la que contestó.
-- "Hace tres meses que una subestación fue destruida ¿recuerdas? – Michael asintió con la cabeza, Quinn prosiguió –- "Después de que eso sucedió, tres semanas más tarde lo mismo pasó con la Sección 4, y hace tan sólo una semana sucedió con la subestación 8"
Michael comenzaba a ver las cosas con más claridad. Estaba tan ensimismado con otras misiones que la destrucción que sufrieron de una estación menor hace más de tres meses no le había llamado la atención. Además, la salud de Adam había vuelto a decaer y los cuidados eran extremos para evitar sorpresas. Tampoco ayudaba que Theany dependiera totalmente de él.
Michael rara vez dejaba que alguien más cuidara a su hija. Si él no estaba con ella, le daba unas horas libres a Walter para que él se hiciera cargo de su pequeña. Para Michael sólo en Walter, Jason y Jazmín podía confiar la vida de su hija.
-- "¿Es un patrón?" – preguntó Operaciones.
-- "Es peor que eso Michael... descubrí su forma de actuar y al examinar unos archivos que se encontraron quemados en la última misión, todo indica que lo que planean es terminar con todas las secciones"-– dijo Quinn
-- "Cuánto tiempo tenemos antes de que vuelvan a destruir una más?"
Quinn titubeó, las noticias no eran muy alentadoras...
-- Dos días, Michael.
¿Dos días? Era tan poco tiempo. No sabían de dónde atacaban y mucho menos quiénes eran y qué querían. Era increíble que Red Cell y la Colectividad se quedaran cortas a comparación de la destrucción que estaba logrando este nuevo enemigo. Parecía como si conocieran la forma de actuar de la Sección.
Michael se alejó sin decir palabra y reunió a todos los operativos en el centro de la Sección. Desde arriba explicó su plan de ataque y exigió respuestas lo antes posible. Tenían que descubrir quiénes eran y cuál era su meta. Ningún grupo los había atacado de manera tan personal.
La mayoría de los grupos terroristas respondían a un ataque de la Sección. Era su mecanismo de defensa y también de venganza. Pero si la Sección no se metía en sus asuntos, los ataques a la organización no llegaban a más que al envío de comunicados llenos de amenazas de no interferencia.
Ahora era diferente, era claro que la Sección no los había atacado antes. Era evidente que quién los atacaba estaba tratando de hacer un exterminio, de borrar del planeta cualquier indicio de que la Sección existía.
Después de dar sus ordenes, Michael se sentó. Todo sería distinto si Nikita estuviera aquí. Al menos ella podría escapar con Adam y Theany. Así no estarían en riesgo. Era difícil pensar en la seguridad de sus hijos y en la masacre de la que estaban siendo objeto.
Se dirigió a enfermería y pidió a las enfermeras que lo dejaran a solas con Adam. Se veía tan frágil, tan inocente. Adam nació con la inocencia que Elena tenía en la mirada, con la ternura que ella emanaba a cualquier lado que iba. Incluso Nikita llegó a tenerle aprecio. Elena era una gran mujer. Era una lástima que hubiera vivido engañada todo el tiempo. Ella merecía más.
Michael tomó la mano de Adam y mientras la acariciaba éste se despertó.
-- "Papá" – dijo con voz casi inaudible, pero con los ojos llenos de alegría. Hacía días que lo mantenían sedado y no había visto a su padre.
Michael se apresuró a callarlo. Le dijo que no se agotara y que guardara todas las fuerzas necesarias porque tal vez tendría que viajar.
-- "¿A dónde vamos?" – preguntó con inocencia. Michael no sabía cómo explicarle a su hijo que llegado el momento los únicos que se irían lejos de ahí eran él y su hermanita. ¿Cómo hacerle eso a un niño que perdió a su verdadera madre en un accidente? ¿Cómo hacerle entender que no puede ir con él después de que lo consoló durante horas cuando murió Nikita? Los pensamientos comenzaban a abrumar a Michael. Después de todo él era responsable de sus hijos pero además era responsable de cientos de vidas que trabajaban para él y que confiaban en sobrevivir gracias a el buen juicio de su jefe.
Michael se alejó unos centímetros de la cama. Trató de encontrar las palabras adecuadas para hacerle saber a su hijo que la posibilidad de que viajaran juntos era casi imposible. Una noticia así alteraría a Adam y en esos momentos tan delicados en su salud, no era conveniente tomar riesgos.
Para su suerte, el momento fue interrumpido por la activación de una alarma estruendosa que para quién no la conocía parecía alertar el inicio de un incendio. Michael, en cambio, sabía perfectamente de qué se trataba. Otra subestación había sido destruida.
Sin decir nada más a la pequeña forma en la cama que esperaba respuesta a su pregunta, Michael dejó a un lado la faceta de padre amoroso y se apresuró al área de comunicaciones. Cuando llegó era un caos. Las personas corrían de un lugar a otro y Jason escribía apresurado en el teclado de su computadora.
Miles de gráficas aparecían sin cesar. Un mapa de color verde se encontraba proyectado en el centro de comunicaciones en una gran pantalla de plasma; varios puntos rojos estaban siendo encendidos y la alarma seguía sonando.
Operaciones no tenía que preguntar que sucedía. Podía verlo con sus propios ojos. Estaban siendo atacadas todas las demás secciones a la vez. La subestación 3 parpadeaba en llamas en el mapa junto con las Secciones 5 y 6. Otros 5 puntos importantes estaban siendo atacados y la resistencia pronto iba a ceder.
-- "No entiendo que sucede" –- dijo Quinn mientras trataba de estabilizar los sistemas y ponerse en contacto con alguna de las estaciones que ardían en la pantalla. La posibilidad de encontrar a alguien con vida era casi nula. – "Tratamos de avisarte cuando comenzó la destrucción de la primera, pero en ese momento comenzó una reacción en cadena que no esperábamos"
-- "Saben cada uno de nuestros pasos, por eso faltando dos días para su próximo atentado, decidieron adelantarlo y destruir a todas las secciones de golpe" – dijo Jason. Dejó de teclear y volteó hacia el lugar donde se encontraba parado Operaciones. Éste estaba absorto en lo que estaba sucediendo.
Después de unos momentos, Jason decidió preguntar lo obvio a su jefe:
-- "¿Por qué no nos han destruido?... Tal parece que lo que les importaba era exterminar todas las ramas de la organización pero no acabar con el núcleo. Al menos no aún. ¿Por qué?
Michael no dijo nada. Su rostro se encontraba más frío que nunca. ¿Cómo era posible que tantas personas murieran en tan poco tiempo? Todo parecía ser planeado así pero aún no le quedaba claro el motivo. Subió sin decir una palabra a su oficina. El loft de Operaciones era el único lugar en el que podía pensar sin interrupciones. Después de 5 minutos le ordenó a Jason que llamara a cada operativo. No importaba si era un operativo de campo o estratega. Si pertenecía al área médica o a la de armas. Necesitaba que todos estuvieran ahí.
Una vez reunidos, Michael les hizo un anuncio muy importante.
-- "Debido a los ataques de los que hemos sido objeto en los últimos momentos, el 90 de la organización se encuentra destruida. Los únicos puntos que no han sido tocados aún somos nosotros, Sección Uno; Oversith y Center." – hizo una pausa debido a las exclamaciones de consternación que sus operativos hacían con respecto a las noticias. La alarma y el miedo estaba evidente en cada rostro frente a él. –-"Por el momento no hemos podido establecer avances para encontrar al enemigo, y es por eso que tendremos que evacuar. Se dispersarán alrededor del hemisferio y aguardaran hasta nuevo aviso... Gracias por todo. Tienen 1 hora para recoger lo indispensable y salvar los datos de las últimas misiones. Se incinerará sin importar los que todavía queden adentro"
Dicho esto, los operativos se apresuraron a recoger los archivos y las armas que podían llevar consigo. Los técnicos en informática parecían ratas de laboratorio chocando unos contra otros, asustados. Sabían que si las otras secciones fueron destruidas sin previo aviso, nada les garantizaba que faltara una hora para evacuar. Estaban a merced del enemigo y a éste se le podía antojar destruirlos antes de ese lapso. ¿Por qué no lo habían hecho ya? ¿Por qué no habían sido destruidos como el resto?
Michael dejó de contemplar la escena ante sí, y llamó a 4 personas muy importantes. Cuando Walter, Jason, Steven y Jazmín llegaron lo encontraron ensimismado en sus pensamientos. Luego de unos momentos dijo:
-- "Son libres de ir con el resto de los operativos, pero me gustaría que permaneciéramos juntos"
Las miradas de asombro eran esperadas por Michael. Nunca había hecho una petición tan personal a alguien y para él los cuatro eran muy cercanos. Además, si en determinado momento debía atacar o realizar alguna investigación, iba a necesitar a los más talentosos en las diferentes áreas.
Mientras aguardaba la respuesta, los pensamientos y las dudas asaltaban a los operativos cuestionados. Walter no tenía dudas al respecto. ¿A dónde iba a ir que valiera más la pena? No sólo prefería morir con Michael, sino que de esa forma estaría más cerca de Theany. Se lo debía a Nikita.
Jason, por un lado no quería ir porque sabía que según la información reciente, lo más probable era que no quedara nadie vivo que supiera de la Sección, así que el escapar y volver a la normalidad era mucho más accesible que antes. Nadie se preguntaría por un operativo que faltase, lo darían por muerto y se acabaría el asunto. Pero por otro lado recordaba a Birkoff, y el saber que su hermano prefirió dar la vida antes que escapar cuando se le presentó la oportunidad, era un peso muy grande. Birkoff nunca fue muy valiente, pero al final eligió terminar con su vida si eso significaba que sus amigos vivirían. Jason había sido amigo de Walter desde casi recién llegado, y Jazmín era su confidente de vez en cuando. Steven era una hombre muy serio y duro pero una excelente persona, y aunque no conocía mucho a Michael la confianza que le hacía sentir era la misma que irradiaba Nikita. Ojalá ella estuviera aquí.
Jazmín por su lado, al igual que Walter, tampoco tenía dudas. A pesar de que al principio se rebelaba contra la Sección, al final ésta terminó siendo su familia. A ella no le tocó vivir la era de represión y muerte que impusieron Madeline y Paul. A ella le tocó el afortunado accidente de que Nikita fuera nombrada operaciones y la vida dentro de la organización era más una vida de la que la que tenía en la calle. Afuera nunca había confiado en nadie lo suficiente porque siempre la herían, y en cambio aquí, Nikita le dio su primera oportunidad de tener libertad. Todavía recuerda cuando la eligió para ser la conejillo de indias en el experimento de cortar vigilancia a los operativos y darles un poco de libertad; estaba tan agradecida con Nikita por eso. Cuando Nikita murió fue muy duro para ella, la había considerado como una hermana mayor, y los ojos de la niña le recordaban tanto a ella. De seguro Nikita lucía así de niña, con la excepción del cabello castaño y ensortijado. Theany era igual a su madre en las expresiones del rostro.
Por su parte, Steven era un hombre dedicado a su trabajo y aunque no era muy cariñoso con las personas, les tenía gran a precio a los que ahí se encontraban. Admiraba mucho a Michael porque cualquiera hubiera decaído si la mujer que ama y madre de su hija muere al nacer ésta. Si a él le hubiera pasado no habría sido capaz de sobreponerse a su dolor. Todavía le parecía increíble que la mujer con la que había trabajado durante casi tres años, ahora fuera sólo un dulce recuerdo.
Cuando Michael volvió a ver sus rostros la decisión de cada uno de ellos estaba escrita ahí, y aunque Jason titubeó un poco, al final comprendió que en la vida lo importante no es ser libre físicamente ... sino ser libre de la mente.
Una vez que supo sus respuestas y aliviado de que todos aceptaran venir con él, cada uno prosiguió con sus actividades de evacuación y Michael se dirigió a la enfermería para que un médico de su confianza los acompañara en el viaje. Adam podría empeorar en cualquier momento.
Subió a la Torre y tomando algunos objetos personales, se dirigió a la cuna de Theany y la abrazó. Era increíble que estuviera a punto de perder todo de nuevo. Adam podría morir en el viaje y Theany podría morir si son de nuevo atacados. A veces sentía que una extraña sensación le invadía. Era como si temiera descubrir quién estaba detrás de tal destrucción.
Cuarenta minutos después, Sección Uno fue destruida. Michael recordó la ocasión en la que él y Operaciones tuvieron que hacer lo mismo hace unos años atrás. En esa época a penas comenzaría una relación seria con Nikita, y ahora no tenía ninguna esperanza de ver su sonrisa, de escuchar su voz.
Al final, sólo le quedaban unos cuantos amigos, sus dos hermosos hijos y un vacío enorme en el corazón.
Madeline entró en la habitación y observó unos momentos a la hermosa mujer que tenía enfrente. Su mirada estaba fijada en una enorme pantalla y no hizo el mayor movimiento que indicara que se enteró de su presencia. Estaba acostumbrada a que Nikita hiciera eso cuando estaba deprimida, pero ésta vez parecía que la ignoraba a propósito.
-- "Han evacuado, Michael lleva consigo a todas las personas que pensamos que llevaría. El único no previsto es un médico de buena reputación y no tiene antecedentes" – dijo la recién llegada.
Nikita levantó la vista y con su mirada logró que Madeline perdiera un poco de la confianza que tenía. Después de todo Nikita había llegado a ser Operaciones durante casi tres años y el que Madeline la confrontara no le asustaba ya de ningún modo. Había aprendido de la manera más dura, pero le había servido de mucho.
-- "¿Te das cuenta que nunca consideramos a Adam en todo esto, Madeline? Si llegan a complicarse las cosas y Adam muere, Michael nunca me lo perdonará. Yo sería responsable de su fallecimiento y eso es algo que nos marcaría aún más que todas las intrigas que tú y Paul nos inventaron en el pasado."
-- "Te equivocas Nikita, hay algo más que tiene la misma importancia... Michael es un hombre de principios y aunque en un momento le alegrará enormemente de que estés viva, la traición y lo que hemos hecho pesará sobre ustedes" –- y diciendo esto salió de la habitación.
Nikita sabía que tenía razón. No sólo la muerte de Adam lograría apartarla de Michael. Había matado a sangre fría a todas las Secciones, estaba aniquilando sin que él lo supiera a cada miembro de Oversith y de Center. Las cosas habían cambiado y ahora ella era la enemiga de Michael. Madeline tenía de nuevo mucha razón.
Nikita odiaba a esa mujer. ¿En qué momento decidió unírsele? Ahhh sí, todavía recuerda cómo su padre habló con ella antes de que fueran al puente. Todavía recuerda cuando le expuso sus planes y le reveló que Madeline estaba viva e iba a formar parte del asunto... todavía recuerda muchas cosas. Pero sobre todo... todavía recuerda cuando caminaba al lado de Michael antes de llegar al puente... con la conciencia de que lo iba a traicionar y hacer creer la muerte de su padre. Sabiendo desde un principio que iban a sufrir con la separación, planeando cada una de sus traiciones con detalles. Planeando incluso la separación de su hermosa hija... Planeando perder al hombre que ama.
Dos semanas después...
Necesitaba descansar. Sólo había dormido escasas horas desde que todo sucedió. Era increíble que el mundo que conocía como la Sección Uno ya no existiera más; se había esfumado rápidamente y no sabía que hacer. Jamás se había sentido tan impotente.
Michael se levantó del asiento en el que se encontraba y se recostó en la cama. Era una habitación pequeña y sin ventanas pues la seguridad de sus hijos era más importante que el espacio y las comodidades. Tenían ya dos semanas en esa pequeña casa, y los niños comenzaban a impacientarse.
Adam por estar enfermo no podía salir aunque quisiera. Lo que lo desesperaba más era ver todo el día sólo una pared color melón, y cuya pintura estaba ya muy dañada por los años y el abandono. Walter trataba constantemente de alegrarlo y distraerlo, pero al ver que el niño tampoco resistía mucho tiempo despierto cuando le suministraban la medicina, decidió mejor lidiar con Theany.
Por alguna extraña razón, la niña parecía inquieta. Sólo Michael podía calmarla cuando comenzaba a llorar. Su padre tenía una forma tan cariñosa de cargarla que aún después de verlos durante dos semanas completas, Walter no se acostumbraba. Y qué decir del resto del equipo, tanto Jazmín como Jason y Steven quedaban asombrados cuando en plena madrugada la pequeña Theany comenzaba a llorar e inmediatamente después escuchaban a Michael mientras susurraba palabras en francés a la pequeña.
Walter que a diferencia del resto del equipo sabía francés, sonreía cuando escuchaba a Michael platicar con Theany. El cariño que expresaba era evidente y siempre le hablaba a la niña de su madre. En algunas ocasiones, Michael relataba en forma de cuento el cómo conoció a Nikita.
Con sorpresa se dio cuenta de que el duro operativo había aprendido de Nikita el sentido del humor. Cuando narraba la historia siempre ponía a Nikita como la más hermosa y deslumbrante protagonista, pero a Madeline y a Operaciones siempre les correspondía un papel menos agraciado y que la niña con el paso de los años llegaría a detestar.
Pero lo que más le sorprendía a Walter era la situación tan bizarra que estaban viviendo. Ya no tenían nada. El lugar del que siempre quisieron salir ya no existía, y por las recientes informaciones que habían podido recabar, ya no quedaba en el planeta ninguna rama de las Secciones. Y por si esto fuera poco, los diez miembros del comité de Center y Oversith habían desaparecido. Siete de ellos fueron encontrados muertos en diferentes zonas del hemisferio norte, se creía que el resto se ocultaba en algún refugio especial... o al menos eso querían creer, de lo contrario significaba que eran los únicos vivos.
Es extraño, Walter siempre pensó que le iba alegrar ser libre, pero no. Después de tantas años encerrado en ese lugar, la dependencia a lo conocido era fundamental y la sola idea de poder hacer lo que se le viniera en gana le asustaba. Es curioso como en realidad el hombre es sólo un animal de costumbres.
Mientras pensaba esto, Walter se recostó en la cama lateral a la de Michael y lo observó un momento. ¿Qué sentiría en esos momentos? ¿Le dolería el saber que aún siendo Operaciones no pudo hacer nada para detener esta reacción en cadena? o tal vez sólo su orgullo se vio herido al ver el fracaso de una organización que esperó gobernar durante más de una década.?
--- "Michael" – preguntó Walter en voz baja para no despertar al resto de los que se encontraban dormidos. – "¿Qué vamos a hacer ahora que no hay nadie a quién tengamos que responder?"
El hombre acostado en la próxima cama abrió los ojos. La oscuridad cubría casi todo su rostro y Walter sólo alcanzaba a ver el destello de sus ojos. Era una mirada extraña, de sorpresa y aprehensión. De zozobra y miedo. Porque si bien era cierto que Michael normalmente nunca mostraba sus verdaderas emociones, también era cierto que las circunstancias ya no encajaban en el concepto de normal, y con la responsabilidad que tenía sobre sus hombros por ser Operaciones y a la vez ser el responsable de cuidar a sus dos hijos, Michael estaba en todo su derecho de expresar su angustia como mejor le pareciera.
En lugar de responder la pregunta, Michael se levantó de la cama y se dirigió a su computadora. Trataba de aferrarse a algo pero nada le indicaba el camino. Cuando quiso hacer el intento de irse a descansar de nuevo, su intención fue interrumpida por un sonido. Un mensaje estaba llegando a su servidor. ¿Pero qué a caso no habían muerto todos?
Con rapidez se dirigió a la bandeja de entrada de su correo electrónico, y aunque el mensaje no tenía título ni algo que indicara que fuera de la Sección, lo abrió inmediatamente. Tal vez era el enemigo solicitando una audiencia y esta era su oportunidad de saber al menos porqué han sido aniquilados de esa forma.
Para su sorpresa sólo había una hora y un lugar, por lo cual supuso que se entrevistaría con alguien. Pero era curioso tanto uno como el otro. La hora era a plena luz del día y el lugar consistía en un parque dentro de los suburbios que por más que quiso recordar Michael, no pudo ubicarlo.
¿Sería el enemigo?... Era lo más probable. Aún no salía de su sorpresa cuando escuchó a Walter exclamar desde su cama.
-- "Son ellos, ¿verdad?"
-- "Así parece. De ser uno de nosotros nos hubiera contactado a través del PDA, y no por medio de un correo electrónico." – hizo una pausa y pensativo dijo: -- "Deben tener a alguien muy bueno en sistemas, lograron no dejar rastro de la dirección IP. No podemos rastrear de dónde proviene."
Walter permaneció callado por largo rato. Los dos hombres analizaban todas las posibilidades ante tan repentino mensaje. Cuando volteó hacia donde Michael estaba sentado, éste ya se había parado y tenía a Theany en los brazos. ¿Qué pasaría si algo más pasara? Lo más seguro es que el enemigo estuviese enterado de la existencia de los niños y no le importase matarlos a sangre fría. El tan sólo pensar esto le estremecía.
Por su lado Michael estaba contemplando a su hija. No lloraba, sólo le sujetaba el dedo a su padre, sus pequeñas manos jugaban alegremente y una sonrisa se esbozaba con frecuencia. Finalmente el juego entre padre e hija fue interrumpido.
-- "Michael ... ¿asistirás a la cita?
-- "¿Asistirías tú si estuvieras en mi lugar?"
-- "Es distinto" – dijo levantándose de la cama y caminando hasta él. – "Yo no tengo dos hijos que sólo dependen de mí. ¿Qué crees que Nikita opinaría de todo esto?
Walter estaba preocupado, de cualquier forma quería evitar que su amigo fuera a esa reunión. Era mortal y lo sabía. Y sí, Walter consideraba a Michael como su amigo. Nunca habían salido a tomarse una cerveza, pero durante años se han guardado respeto y admiración mutua; e incluso a él le tocó ver llegar a su amigo a la Sección.
Walter presenció todas las etapas de Michael, había visto la cara de terror con la que entró por primera vez al lugar que lo cambiaría para siempre. Michael no era un chico malo, al contrario, era alguien lleno de entusiasmo y deseaba siempre ayudar a los demás. Así fue como se hizo amigo de Simone, a quién conoció gracias a que en una misión ella fue herida y él corrió en su auxilio. No la había abandonado como el resto de sus compañeros y eso a ella la sorprendió.
A partir de ese momento, Simone y Michael eran inseparables. Iban a todos lados juntos cuando estaban de descanso y se les fue viendo muy enamorados. Pero era un enamoramiento juvenil, lleno de rebeldía ante sus jefes y dadas las circunstancias de encierro en las que se encontraban, lo lógico era que surgiera algo a qué aferrarse.
Y Michael necesitaba aferrarse a algo que lo mantuviera a flote. Desde que entró a la Sección se le conocía como un chico rebelde y poco enfocado, Operaciones lo tenía en la mira y cuando se dio cuenta de que Simone lo motivaba, permitió que pasara. Él se volvió más como ella; enfocado, algo frío, y dedicado a su trabajo. Ella le había dado el sentido a su vida cuando más lo necesitaba, porque el Michael rebelde y joven que había llegado no soportaría mucho tiempo ahí, y por consiguiente lo cancelarían tarde o temprano.
Pero después de un tiempo decidieron casarse, y aunque a Operaciones y Madeline esta situación no les gustaba mucho, lo permitieron. Simone y Michael se mudaron juntos y siguieron siendo unos excelentes operativos. Cuando Simone murió, Michael sufrió mucho, pero no por el gran amor que le tenía, sino porque se sentía culpable de su muerte. Habían discutido esa semana, al parecer las cosas no funcionaban y Michael se dio cuenta de que si estaba con ella era por gratitud. Por ser la única que quiso enseñarle a hacer las cosas y no a ordenarle todo el tiempo como si fuera un animal sin raciocinio.
Es por eso que discutían todo el tiempo y cuando llegó el día de la misión, Michael no la escuchó cuando pidió refuerzos, no quiso consentirla en sus peticiones. Lamentablemente él no sabía que gracias a eso ella moriría.
Pero tiempo después, la culpa desapareció cuando la encontraron viva. Se enteró que Operaciones lo supo todo el tiempo, y esto le hacía darse cuanta que cualquier relación entre operativos que se pudiera dar era mal vista por sus superiores. En el caso de necesitarlo, se deshacían de uno de ellos o de ambos.
Por esa razón, cuando llegó Nikita a su vida, Michael trató de no enamorarse. Sabía que sólo obligaría a sus jefes a hacer lo mismo que con Simone. Pero esta vez era distinto, lo que sentía se convirtió rápidamente en algo poco común.
Walter recuerda que a Simone no la miraba así. La miraba con mucho cariño, pero nunca como a Nikita. Cuando Walter los observaba de lejos, Michael tenía una mirada llena de cariño, admiración, anhelación y de nuevas sensaciones que el viejo operativo no había detectado con anterioridad en el joven estratega.
Pero precisamente cuando Michael comenzó a percatarse de sus sentimientos, y comprender que eran mucho más profundos de lo que antes había sentido por Simone, decidió poner su barrera con Nikita. En numerosas ocasiones Walter había sido testigo de los desplantes que Michael le hacía, ella muchas ocasiones terminaba herida al descubrir que sólo la utilizaba para conseguir los fines que la Sección deseaba.
Pero a pesar de todo, Michael nunca pudo ser discreto sobre su amor. Para Walter que lo conocía de mucho tiempo atrás eran obvios sus gestos y miradas, los cuales serían fríos y sin sentimiento alguno para cualquier operativo de la Sección que no conociera bien a Michael.
Con ella, Michael comenzó a saber lo que eran los celos cuando Gray entró en la vida de Nikita. Y sintió un enorme dolor, más grande que cuando perdió a Simone, cuando pensó que Nikita había muerto en la misión suicida. Los celos y el dolor de la traición volvieron con más fuerza cuando Jurgen hizo acto de presencia; y el anhelar decirle la verdad sobre su matrimonio con Elena y no poder hacerlo por estrictas ordenes, hacían que para él fuera casi imposible tener una relación con la mujer que amaba.
Pero después de que separaron a Michael de su hijo, Walter comenzó a ver con sus propios ojos cómo el operativo iba quedando a un lado para caer inevitablemente ante los pies de su querida 'Sugar'. Era increíble ver como un ser tan frío como él, tomaba la decisión de ir contra viento y marea para tener una relación formal con ella; porque Michael no sólo la quería para la cama en una sola noche de pasión. No. Él deseaba ser parte de ella y sentir que era su dueño por completo.
Desafortunadamente el que sus jefes inmediatos se percataran de la influencia que tenía Nikita sobre su niño consentido, logró hacerles notar cuán enamorado estaba Michael, y lo negativo que era esto para sus planes de convertirlo en el sucesor de Operaciones. Habían trabajado mucho para pulirlo y no podían permitir que él deseara más una vida con ella que el llegar a conseguir dicho puesto dentro de la organización.
El desafío que Michael hizo descaradamente al enterarse del proceso Gelman, fue algo espectacular. Algo que Walter no olvidará jamás, porque fue la primera vez que Michael se reveló en contra de todos sin importarle que el resto de sus compañeros se enteraran de sus sentimientos.
Todavía recuerda cuando hace un tiempo Nikita le confesó que al volver a encontrarse con él después de enterarse que Jones era su padre, Michael le pidió que se fueran juntos, e incluso le habló de tener hijos. Era sorprenderte el hecho que no haya sido ella la que habló del tema; pues el que Michael fuera el que lo expresó primero, indicaba claramente que siempre había considerado a Nikita como el amor de su vida, madre de sus hijos y constante en su futuro.
La desgracia había caído llena de dolor cuando ella ni siquiera conoció a su hija. El sueño de los dos se vio frustrado con su nacimiento. La niña había sido tan esperada y a la vez la causa del dolor más grande para su propio padre.
Walter decidió poner fin a sus recuerdos. Nikita dolía mucho todavía, y no pretendía hacérsela recordar a su amigo. Después de un largo rato, y al ver que Michael no contestaba a sus preguntas, se levantó y fingió ir al baño; debía hablar con Jason y si el oído no le fallaba, hace unos instantes lo había escuchado en el cuarto de baño.
Tenía que encontrar la forma de que Michael no fuera tan desprotegido a la entrevista; debía hallar la forma en la que se le siguiera sin levantar sospechas. Tenía que cuidarlo, Adam y Theany ya eran huérfanos de madre, primero Elena y luego Nikita... No podía permitir que ahora les faltara su único padre.
La lluvia parecía una caricia. Era tenue y lograba que la ciudad se cubriera con un frío más intenso. Casi no había gente por la calle y el parque hubiera estado desolado de no ser por una señora que aparentaba tener poco más de cincuenta años de edad.
La mujer se encontraba sentada en una pequeña banca bajo los árboles y miraba de una forma peculiar el caer de la lluvia; era como si recordara algo maravilloso de su vida; como si deseara revivirlo de nuevo.
Michael la observaba con sutileza. Era evidente que no se trataba de un operativo o parte del enemigo. Por un momento la envidiaba. Ella podía darse el lujo de contemplar la vida a su paso sin preguntarse si ese día le darían un tiro en la nuca.
El que hasta hace poco fuera Operaciones en la organización antiterrorista más importante del mundo, volteó a ver su reloj. Faltaban cinco minutos para la entrevista que le solicitaron y a la cual había decidido ir solo, para no arriesgar al resto de su equipo. De esta forma sus hijos todavía tendrían alguien a su lado si hoy decidían ejecutarlo.
Después de un par de minutos, comenzó a impacientarse. Se preguntaba constantemente quién sería su rival y porque razón quiso entrevistarse con él. Lo más fácil era ubicarlo y matar a los pocos que quedaban. La Sección ya no existía y los altos ejecutivos que podían reclutar a personas nuevas y comenzar una nueva era, habían sido asesinados uno tras otro por un francotirador. Como perros, sin piedad.
Si Nikita estuviera aquí, pensó Michael, se estremecería ante tal situación. La sangre que había corrido esos días por las diversas partes del mundo la impactaría. La masacre que éste grupo ha logrado es enorme, y Nikita se sentiría culpable de no poder hacer algo para remediarlo.
Caminó sobre una banca del parque y tomó asiento. Decidió que si lo iban a matar era mejor relajarse. La muerte viene sola y sin aviso, así que para qué preocuparse tanto por algo que siempre llega. Algunas veces tarda, otras se apresura... pero siempre llega. Si de algo se puede estar seguro en esta vida... es de la muerte.
Mientras Michael se encontraba pensativo, una figura ubicada a unos 10 metros, le observaba. Era Steven, que hasta hace unos instantes había decidido seguir a Michael después de que Walter y los demás acordaron en protegerlo. Sabía que posiblemente iba a derramarse sangre en ese lugar, y es por eso que portaba una de sus armas, y en caso necesario una pequeña bomba de bajo impacto.
Pero ni Michael ni Steven se dieron cuenta que otra persona los observaba. Un automóvil negro se detuvo en la esquina derecha del parque, justo donde la vista periférica de Steven no alcanzaba a registrar algún movimiento. Del auto descendió una mujer vestida de negro, las gafas obscuras que portaba no podían esconder que se trataba de alguien alrededor de los cuarenta y tres o cuarenta y cinco años.
Caminó hasta el punto de encuentro, provocando que quién la esperaba se levantara rápidamente de la banca. Michael estaba helado, se esperaba a cualquier persona, a cualquier enemigo pasado u operativo reprendido, pero nunca cruzó por su mente que hoy se vería cara a cara con una mujer que creía muerta desde hace mucho tiempo. Madeline siempre había sido astuta, pero nunca le había conocido una jugada tan limpia y bien planeada como esa.
-- "Hola Michael" – dijo Madeline mientras se quitaba las gafas. Sus ojos escanearon instantáneamente a su interlocutor, era sorprendente lo guapo que lo encontraba a pesar del tiempo transcurrido y de las circunstancias. – "Veo que convertirte en Operaciones no te ha sentado mal. Paul estaría orgulloso, haz hecho un buen trabajo."
Michael no sabía que decir, una rabia lo invadió de repente y lo único que le venía a la cabeza era estrangularla. Matarla como ella mató a cientos y miles de operativos que no tenían culpa alguna de estar metidos en sus planes. Finalmente trató de calmarse y recuperar su sentido. La miró a los ojos y dijo:
-- "Así que has sido tú todo el tiempo. No debería sorprenderme."
-- Es verdad. Después de todo tu entrenamiento en la Sección ya deberías de saber que no todo es como parece ser. Una muerte es muy fácil de fingir. Es bueno saber que al final terminé ganando.
-- "Esto aún no ha acabado" – dijo con desafío.
Una risa escapó de los labios de Madeline. Era sorprendente que ante las circunstancias Michael aún creyera que tenía la solución en sus manos.
-- "Te equivocas y lo sabes. Esto se acabó hace ya mucho tiempo." – lo miraba con una aire de reto y soberbia. – " Pero dejemos eso a un lado, he venido a hablar de negocios y eso es lo que espero que hagamos."
-- "¿Negocios? Sabes bien que no tenemos nada que tú quieras. Has destruido todo. No tenemos recursos, ni operativos. Estamos acabados. Haz ganado."
Michael ardía en rabia, pero su inteligencia le decía que algo ocurría. ¿Por qué alguien que ya ha ganado quiere hablar de negocios con el enemigo al que ya destruyó y no tiene nada que ofrecer?
-- "Tal vez tengas razón, pero aún dejamos vivos a los mejores. Walter es un experto en armas. Jason en un genio en la computación. Jazmín es excelente estratega y Steven, quién por cierto te siguió hasta aquí por si no te habías dado cuenta, es perfecto para las operaciones de campo."
-- "Aún no entiendo tus planes." – Michael sabía que si Madeline estaba al tanto de quiénes estaban con él, también sabría de sus hijos y eso le inquietaba.
Madeline que aún recordaba todos los años que trabajó con Michael, pudo notar la preocupación en sus ojos. Sólo duró un instante pero eso le bastó para saber que aún no perdía la habilidad de leer entre líneas.
-- "No te preocupes Michael, todo te será explicado a su debido tiempo. Por lo pronto debes acompañarme. Tenemos que hablar y debemos explicarte muchas cosas que tal vez te alteren un poco. No creo que este sea el lugar adecuado para eso."
-- "¿debemos?
-- "Vamos Michael, no crearás que estaría sola en esto, ¿o sí?
Después de un minuto de silencio, Michael asintió con la cabeza y juntos caminaron hasta el auto. Antes de subirse en él, volteó a sus espaldas y le hizo una seña a Steven. No era necesario que lo siguiera, prefería que se quedaran juntos los pocos que eran y no que fueran a luchar contra alguien tan despiadado como ella.
Una vez arriba del auto, éste arrancó a toda velocidad y Steven se apresuró a informar a los demás. Conocía a Madeline y esa noticia iba a impactar a todos sus compañeros. Michael estaba en peligro pero no comprendía cual era el plan a seguir. Sólo le quedaba esperar o huir. Y ninguna de las dos opciones lograba que se calmara.
Desde su consola, Nikita observó la conversación. Michael se veía vencido, lleno de rabia y de impotencia. Madeline no había ocultado lo superior que se sentía en ese momento y se lo había restregado en la cara. ¡Dios! Si tan sólo las cosas pudieran ser diferentes.
La puerta del despacho donde Nikita se encontraba se abrió de repente. Un joven entró y la observó un momento. El la quería mucho y lamentaba verla así, tan herida y en una situación en la que nadie ganaría. Al contrario, ella era la que más perdía de todos.
Nikita levantó la cabeza y vio al chico que entraba. Era curioso como después de tanto tiempo podía seguir siendo temeroso cuando estaba frente a ella. Finalmente dijo:
-- "Te felicito. Tú trabajo demuestra que eres el mejor en lo que haces. Las computadoras y tú nacieron juntos" – Nikita trató de esbozar una sonrisa.
-- "Aún falta lo más difícil... ¿estás lista para ver a Michael en persona y decirle la verdad?"
-- "No lo sé... pero no importa si estoy lista o no. Es hora de cerrar el círculo y eso no puedo cambiarlo."
-- "¿Qué pasará si Michael no acepta el trato? ¿Lo dejarás ir?"
-- "Si no acepta, tengo la palabra de mi padre de que lo dejará en libertad para criar a Adam y Theany, pero es una posibilidad que me asusta."
Nikita sabía que aunque su padre cumpliría su promesa, ella no sería feliz. Significaría que ella permanecería fuera de sus vidas, y que su pequeña nunca la conocería. La decisión de Michael ante las circunstancias era decisiva.
-- "¿Haz visto a mi padre?"
-- "El Sr. Jones salió desde temprano, pero dijo que estaría aquí para hablar personalmente con Michael. No ha de tardar. "
Nikita de nuevo estaba pensativa, se acercaba la hora de la verdad y sentía una mezcla de sentimientos. Por una parte la atemorizaba y por otra sentía que se liberaba de un peso muy grande sobre sí.
Su compañero la miraba preocupado, pero debían seguir trabajando si querían que todo saliera como planeado. Tenían que recoger al resto del equipo de Michael y a los niños en el lugar que estaban escondidos. Usarían tranquilizantes para todos, no querían herirlos, sólo traerlos ahí.
Cuando vio que Nikita no iba a decir otra cosa, el joven dio la media vuelta y se dirigió a la puerta. Antes de abrirla, fue interrumpido por ella.
-- "Gracias por preocuparte... eres el único que no ha cambiado en todo esto... gracias Birkoff".
Brikoff sonrió. Sabía que cuando aceptó fingir su muerte iba a formar parte de un plan mayor, pero lo que más le importaba era que iba a estar de su lado. Del lado de Nikita.
Madeline y Jones habían planeado su muerte. Él iba a ser el primero en morir para que no resultara tan obvio lo que querían hacer. Después sería Madeline a consecuencia de la traición de Nikita, y por último Jones.
Nikita nunca supo que estaba vivo porque se enteró del plan poco antes de que su padre y ella llegaran al puente. Cuando lo vio por primera vez corrió a abrazarlo; para ella era como un hermano y su muerte le había afectado mucho. Saber que Birkoff estaba con vida era lo mejor que le había pasado en mucho tiempo.
-- "¿Vas a estar bien?" – preguntó Birkoff.
-- "Sí ... o al menos voy a estarlo hasta que llegue él. Ni siquiera puedo imaginarme su mirada. Nunca me imaginé que lo perdería gracias a mis propios actos, Birkoff. Siempre quise pensar que otras personas nos separarían, pero el saber que he sido yo... es algo que tendré que aceptar."
Birkoff permaneció callado ante tal comentario, no podía agregar algo que la confortara. Tenía razón. Michael y ella habían peleado contra Madeline, Operaciones, contra la Sección completa e inclusive contra su propio padre. Nunca se imaginaron que la persona que los separaría sería ella misma, de una forma irrefutable, inhumana, fría y calculadora.
El joven salió de la habitación dejándola sola con sus pensamientos. Tal vez después de que todo acabe la solución se vea más clara, pero por el momento todo conducía a un camino negro. Lleno de dolor y pérdida. Lleno de traición y desafío. Si ella pudo sobrevivir a todo lo anterior, Birkoff no estaba muy seguro de que ahora lo consiguiera. Las cartas estaban echadas sobre la mesa... sólo quedaba esperar a que Michael y Madeline llegaran. El juego había terminado.
La casa era enorme y las ventanas de la sala se podían ver desde el vestíbulo; la elegancia de su decoración llamó la atención de Michael, que por primera vez se encontraba en ese lugar.
La sorpresa de que Madeline estuviera viva no era tan grande, después de todo él no la vio morir con sus propios ojos. Las maquinaciones de la Sección lo habían entrenado al respecto. Cualquier muerte se puede fingir sin dejar escapar el menor detalle. En cambio Nikita murió frente a él. Presenció como su vida se iba apagando cuando nació Theany... Pero basta de recordar ese día, ahora tenía que estar calmado para todo lo que se venía.
Madeline caminaba delante de él mientras entregaba su abrigo a un anciano que portaba un elegante uniforme. El mayordomo parecía un hombre sereno y acostumbrado a que Madeline ni siquiera lo saludara con la mirada, mucho menos con palabras.
Una vez que Michael entregó su abrigo, Madeline le pidió que esperara en la sala y le advirtió que no fuera a hacer algo estúpido pues la vida de su equipo estaba en peligro si lo hacia.
Cuando Michael quedó solo una sensación extraña lo invadió. Era raro lo que sentía, su corazón comenzaba a latir aprisa y un miedo se apoderaba de él. Michael no era una persona que sintiera miedo, pero al analizar las palabras de Madeline no podía sentir otra cosa más que eso. Era obvio que para poder amenazarlo así, ella necesitaba saber dónde se encontraba el resto del equipo, significaba que siempre lo había sabido, que todo el tiempo habían estado en sus manos. A su merced.
Tomó asiento en un pequeño taburete de la esquina de la sala y aguardó a que la mujer regresara. Contempló dos pinturas de Monet . El impresionismo no era su preferido, era el de Nikita. A ella siempre le habían gustado las cosas extrañas para la decoración de una casa, Michael solía pensar que a ella le encantaría Picasso, pero cuando visitaban un museo ella no paraba de hablar de Monet. A veces parecía una niña.
¿Por qué pensar ahora en Nikita, se preguntaba. ¿Acaso no era suficiente con todos los problemas que tenía en el momento como para todavía recordar algo tan doloroso?. Apartó los ojos de las paredes y prefirió concentrarse en una pequeña mesa que estaba a su lado.
Su mirada recorrió rápidamente los objetos que ahí se encontraban. Una lámpara antigua, unos cuantos libros con cobertura de piel, y un par de anteojos. Era extraño, juraría haber visto antes esos anteojos, pero por más que su mente buscaba respuestas no lograba ubicar una cara conocida con esos anteojos puestos.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por Madeline haciéndole saber que podía pasar al despacho.
-- "Ahí estaremos más cómodos" – dijo la mujer que sin mirarlo a los ojos le mostró el camino. Michael le acompañó, preparado para lo que fuera. Si con alguien tenía que negociar, entonces negociaría.
Cuando entró a la habitación, lo primero que captó su vista fue la radiante luz que entraba por el ventanal a su derecha. Era un despacho espacioso y le proyectaba una sensación de tranquilidad aunque su corazón estuviera en caos absoluto.
Una vez que se acostumbraron sus ojos a la luz, y decidido a enfrentar a quién fuera su enemigo, Michael recorrió la habitación con la mirada. Su corazón se contrajo. Era una sensación que comenzaba a recorrerle todo el cuerpo. No podía ser cierto... sin embargo ahí estaba ella, sentada en el escritorio que estaba a unos pasos de él. No... estaba alucinando. Tal vez su miedo se había transformado en locura. Sí, era eso. Locura. Pero parecía tan real... tan cerca de sus manos. Casi podía oler su aroma. Era su perfume... era su cabello rubio que caí sobre sus hombros.
-- "Hola, Michael. Toma asiento." – dijo Nikita, mirándolo a los ojos y percatándose del shock que había causado en él.
Michael la miraba, no podía saciar sus ojos de su imagen. Había soñado tantas veces con verla, con tocarla, con escuchar su risa y sentir sus besos. Pero ¿qué estaba pasando?
Madeline al ver que Michael no reaccionaba lo tomó ligeramente del brazo y le indicó un asiento frente al escritorio, ella después salió de la habitación. Tenía cosas que hacer. Michael después de haberse sentado y al ver de cerca a la mujer que amaba, su mundo comenzó a desmoronarse.
Estaba viva. Siempre lo había estado. La mujer de la cual se despidió hace unos meses nunca había sido enterrada. Ahí estaba, sentada frente a él, mirándole con frialdad. Como él solía mirar hace unos años. Pero no podía ser... él tomó su mano fría antes de que cerraran el féretro. Había llorado tanto por ella... había deseado tanto verla cargar a su hija y que ésta le llamase mamá.
No entendía. Su mente buscaba con rapidez explicaciones que no encontraba. La única más apropiada era la traición. Sí, eso debería de ser. TRAICIÓN. ¿Cuántas veces lo había traicionado ya? Estaba consciente de que él mismo la había traicionado algunas veces, pero desde de que decidió tener una relación con ella nunca le había mentido. Al contrario, la rescató el proceso Gelman, la complació cuando ella solicitó que Helmut viviera y la esperó el tiempo suficiente cuando se encontraba confundida con sus sentimiento después de la boda.
Y ella en cambio ¿qué había hecho?... aahh sí, ella lo había traicionado más de una vez. Primero le mintió durante tres años sobre su alianza con Jones, que en aquel tiempo pensaban que se trataba de Mick Stoppell. Luego ella misma lo mandó a cancelar y lo salvó al mismo tiempo. Después le dice las palabras más dolorosas que jamás había escuchado... "No te amo. Nunca lo hice"... Dios, cómo lo había herido.
El enterarse después de que eran mentira esas palabras, no lo reconfortaba. El dolor que le había causado estaba latente. Pero él le amaba tanto que decidió poner a un lado su resentimiento y amarla de nuevo, sólo para ser separados por su padre y una promesa absurda de convertirse en Operaciones.
Pero ese no fue el final de sus traiciones y mentiras, pues cuando pasó todo y él quedó en libertad, sólo regresó a ella para encontrarse con que lo había olvidado y mantenía una relación con Nelson, un operativo del que después supo también era una farsa y una misión para atrapar a un espía dentro de la organización.
Y ahora esto... una mentira más. Un golpe bajo que lo dejaba sin aliento. Sin ganas de volver a mirarla a los ojos. ¿En qué momento la alumna superó al maestro? Él solía ser el hombre que nunca decía la verdad y ella era la inocencia absoluta.
Nikita no sólo le abandonó a él y a Adam, el niño que ya la consideraba como madre, sino que abandonó también a su hija. Ni siquiera la sostuvo en sus brazos. ¿Y por qué? ¿Qué puede ser más importante que un hijo? ¿En qué momento ella se convirtió en un moustro y él en un enamorado idiota que le creía una y otra vez a pesar de lo que sus instintos le indicaban?
Así se sentía. Idiota, impotente, engañado, herido. Si le hubieran dado a elegir en ese momento, elegiría una bala en la cien. Rápido y seguro. De repente su amor y añoranza se esfumaron, ya no quería verla, ya no quería tenerla cerca. Dolía demasiado.
Se le vinieron a la mente los miles de operativos que había sido masacrados. Había sido ella, todo el tiempo había sido ella la que apretara el botón de la destrucción, la que condujo la masacre y planeó cada detalle de la muerte de tantos amigos y compañeros de trabajo. Ella, la mujer que amó un día y ya no conocía.
La habitación de repente parecía muy grande. Los sonidos habían desaparecido y su vista se nublaba. Michael comenzó a sentir un sudor frío. Mientras más analizaba la situación más nauseas le daba. Se asqueaba de ella y de él mismo por quererla tanto.
Nikita comenzaba a ver en los ojos de Michael cómo el hombre enamorado y feliz de verla viva se iba diluyendo para dar paso a un hombre lleno de rabia, que no entendía porque tanto sufrimiento se le había regalado sin él pedirlo. Contempló como esquivaba su mirada. No quería verla y eso le dolía. Lo amaba más que a su propia vida pero siempre supo que después de esa traición él cambiaría por completo.
-- "Gustas algo de tomar, Michael." – preguntó Madeline, tratando interceder antes de que alguno de los dos explotara.
-- "No" – fue su simple respuesta. En esos momentos sólo quería estar muerto. La soledad de la muerte se veía como una fiel amiga en comparación de lo que estaba sintiendo. Deseaba abrazar a sus hijos, llevárselos lejos para que ella no los tocara con su mentiras y manipulaciones. De repente su corazón deseaba borrarla. Pretender que nunca la conoció, que nunca la hizo suya. Que no la amaba como la amaba. La frialdad de la Sección de pronto era muy pequeña ante la traición de Nikita.
-- "¿Por qué estoy aquí?" – Michael sabía que estaba ahí para negociar algo, de lo contrario hubiera sido aniquilado como el resto de las secciones; pero aún así necesitaba saberlo. Requería escucharlo de su propia boca.
-- "Creo que mereces una explicación y aunque mi padre no me lo ha autorizado, te la daré. Te preguntarás cómo es que estoy viva." – Nikita hizo una pausa, sabía que la explicación no sería fácil, sobre todo no para ella. Michael tenía la mirada distante, como si ya no le importara lo que tuviera que decirle. – "Poco antes de ir al puente para salvar la vida de Adam, mi padre y Madeline hablaron conmigo. No tengo que decirte lo difícil que fue ver a Madeline con vida, pero una vez que superé la sorpresa decidí escuchar sus planes."
Nikita recordaba esa tarde. Tenía sentimientos mezclados al saber de los planes de su padre. Sabía que lo que decidiera ese día iba a cambiar su vida vertiginosamente, lanzándola contra un pavimento duro y sin amortiguar la caída.
-- "Verás Michael, mi padre no sólo es miembro de Center. Mi padre en compañía de George y Adrian fundaron las Secciones. En un principio tenían metas definidas, controlarían el terrorismo pero reclutarían gente que por libre albedrío realizara el trabajo. Sabían que la única forma en la que podría funcionar una empresa tan peligrosa era si sus operativos estaban dispuestos a morir por sus creencias y el amor a lo que hacían, no por amenazas de cancelación e incertidumbre. Nadie es leal bajo presión. La lealtad se entrega o no."
Michael esbozó una diminuta sonrisa. Era curioso que ella hablara de lealtad después de tanta traición de por medio. En cambio él le fue leal en todo momento. Desde que decidió que fueran pareja se había entregado sin reservas. Había bajado sus defensas y ese fue su primer error.
Nikita observaba a Michael, sabía que no quería hablar y entonces prosiguió con la historia.
-- "Cuando Paul se convirtió en Operaciones, mi padre se dio cuenta de su sed de poder y comenzó a tener más cuidado con él. Adrian también lo había notado así que juntos idearon un plan de contingencia en caso de que Paul los llevara a los extremos. Desafortunadamente George fue cancelado por Operaciones y Adrian murió por las secuelas que el proceso Gelman le dejó en su memoria. Mi padre comprendió después de éstos hechos que el momento había llegado y decidió actuar." – Nikita hizo una pausa de nuevo, pero Michael no dio indicación alguna de emitir palabra. Sus ojos mostraban por momentos mucha tristeza, pero en otras ocasiones una ráfaga de rabia y odio se apoderaban de su mirada.
-- "Madeline fue contratada desde el inicio. Su cercanía con Paul beneficiaba a mi padre. Ella era nuestro contacto más cercano o al menos es lo que ellos me han explicado. Paul nunca sospechó de ella"
-- "¿Y el proceso Gelman?" – dijo por fin Michael, en un tono de incredulidad.
-- "No tuvo más remedio que practicar ese procedimiento conmigo. Sabía que Paul se daría cuanta de que era un agente encubierta si siempre me protegía, así que debía actuar acorde a los parámetros de la misión."
-- "Eso quiere decir que nunca estuviste en peligro" – su voz estaba contenida, era casi un susurro.
-- "No, nunca estuve en peligro total. Pero yo nunca me enteré hasta tiempo después, todo lo que pasó durante esos momentos fue verdad, Michael." – Nikita necesitaba que le creyera, era injusto que pensara tan mal de ella cuando fueron las circunstancias las que la orillaron a conocer la verdad. – "Una vez que mi padre puso en marcha su plan, no había vuelta atrás. Los aliados de Paul estaban distribuidos en cada una de las ramas de la Sección, debían ser todas destruidas, y el hecho de que Paul muriera había provocado crisis entre ellos mismos. Estaban dispuestos a convertirse en un grupo terrorista a escala mundial... no había otra opción, debíamos actuar rápido."
En esos instantes la puerta del despacho fue abierta y el Sr. Jones entraba. Había tenido una junta y no pudo llegar antes, le hubiera gustado que su hija no enfrentara esto sola, pero era demasiado tarde. Podía ver la mirada de odio del hombre sentado en la silla, y la mirada llena de arrepentimiento de Nikita. No había sido el mejor de los padres pero no le gustaba verla así.
Cuando Michael se percató que alguien más había entrado en la habitación, no se apresuró para averiguar de quién se trataba. Unos pasos más y lo sabría. Y en efecto, contempló impasible al hombre de edad avanzada que se acercó al lado de Nikita.
-- "Hola Michael. Disculpa la tardanza, no se pudo evitar. Ya veo que Nikita te esta poniendo al tanto de la situación.
Michael no se inmutó, al principio ese hombre le desagradaba por que había hecho pasar a su hija por innumerables catástrofes sin que interfiriera ni una sola vez. Pero en esos momentos le era insoportable su presencia, al fin y al cabo él era la cabeza de toda esa gran mentira.
Nikita se levantó de su silla y le cedió el lugar a su padre. Caminó alrededor del escritorio y se sentó en la silla acomodada junto a Michael. Sin querer cuando pasaba le rozó el brazo derecho y una electricidad enorme le recorrió el cuerpo. Deseaba tanto tocarlo y besarlo que casi podía escuchar los gritos de desesperación que se reproducían una y otra vez dentro de su cabeza.
Michael por su parte seguía controlando muy bien sus emociones, pues en su mirada y rostro no se notaba la perturbación que le había causado ese ligero roce. Escenas de ella y él haciendo el amor vinieron a su memoria. Cuerpos enlazados, gemidos constantes, y el grito desesperado que Nikita emitía cada vez que la penetraba por primera vez; hacían que su juicio se nublara. ¡Basta!... no podía permitirse seguir pensando en eso.
Una vez que estaban acomodados en su lugar, el Sr. Jones prosiguió la explicación de Nikita.
-- "Creo que Nikita ya te explicó porqué comenzamos nuestros planes, pero sospecho que no te ha dicho es el porqué estas vivo aún...¿o me equivoco?"
-- "No, pero supongo que necesitan algo de mí."
-- "Verás Michael, siempre has sido muy astuto. En esta ocasión Nikita tuvo que serlo más que tú porque de otra manera te hubieras negado a nuestros planes."
-- "Aún no comprendo porque ordenaron tal masacre" – dijo Michael, su voz mostraba una rabia contenida.
-- "Por su puesto que no, porque no te han dado todos los datos que debes saber. Verás, los aliados de Paul no eran un grupo reducido de personas; al contrario, en cada Sección había más de 20 personas en altos niveles de mandato que deseaban formar parte de sus planes. Esas 20 personas a su vez eran seguidas por todos los operativos a su cargo, que aunque inocentes hubieran cumplido las ordenes que les indicaran sin pensarlo dos veces. Y eso era tan sólo en una de las Secciones. Imagínate el resto." – hizo una pausa para que Michael asimilara la información. –- "Los planes de Paul eran crear su propia organización, en la que fuera el único jefe y en la cual sólo él decidiera la vida y muerte de todas las personas a su cargo. Así que una vez que su líder murió, la rabia que los unía por fin explotó y decidieron comenzar a moverse. Rápidamente se estaban convirtiendo un grupo poderoso, y sus planes fueron cambiando de curso. Ya no querían convertirse en una agencia antiterrorista a gran escala, al contrario, deseaban comenzar ataques aéreos y terrestres en cada uno de los países más importantes de cada continente."
Al ver que su padre volteaba a verla, Nikita tomó su turno para hablar.
--"Como verás Michael, no teníamos otra alternativa. Teníamos que actuar rápido y sin levantar la menor sospecha de que estábamos al tanto de sus planes. La muerte de Birkoff fue el primer paso a seguir, necesitábamos al mejor en el área de comunicaciones y requeríamos extraerlo completamente para que se dedicara sólo a seguir el rastro del enemigo sin tener que dedicar parte de su tiempo a otras cosas."
-- ¿"Birkoff esta vivo? – preguntó Michael. El había visto como su frágil cuerpo se electrocutaba. Era obvio que ya no podía confiar ni en sus propios sentidos.
Nikita escuchaba en la voz de Michael el reproche que silenciosamente le hacía. Sus ojos ni siquiera la miraban, estaban fijos a un costado de ella, como si no existiera en la habitación, como si le hablara a la pared.
--"Sí, Birkoff vive."
-- "Entonces tus lágrimas cuando el murió y corriste a abrazarlo también fueron mentira... felicidades, eres una estupenda actriz. Madeline te entrenó bien."
El señor Jones, que presenciaba el intercambio de palabras y que veía el dolor que su hija estaba sufriendo, se apresuró a decir:
-- "Te equivocas, Michael. Nikita se enteró de su muerte cuando llegó por primera vez a esta casa, y supo de nuestros planes poco antes de intercambiar a Adam por mí en el puente"
-- "Ya te lo había explicado, Michael" – dijo Nikita en voz baja.
-- "Disculpa si decido no creer más en lo que dices o haces" -- su rabia era tanta que no podía dejar de herirla con sus palabras. Necesitaba que le doliera su traición tanto como a él. Quería verla abatida, dolida, desesperada; tal y como él había estado el día que la enterró.
El corazón de Nikita estaba despedazándose, tenía ganas de gritarle que lo amaba pero temía que en la situación actual él sólo se limitara a reírse irónicamente de ella. El amor que siempre le profesó ahora estaba convertido en resentimiento puro, y sus palabras la herían profundamente. Había perdido su confianza absoluta y lo sabía.
Recordaba como hace tiempo el le decía: "No me falles Nikita, eres la única persona en el mundo en quién confío". Esas palabras que le había dicho poco antes de la misión Bergomi, mientras Michael tomaba el lugar de Operaciones por unos días, se le habían quedado impresas en la memoria. Que Michael aceptara en voz alta que sólo en ella confiaba era algo que Nikita había aprendido a valorar con el paso del tiempo. Saber que ahora ni siquiera creía en lo que le decía era algo que le quemaba por dentro.
-- "Una vez que el plan comenzó a llevarse acabo no podíamos detenernos. Tu reacción ante la muerte de Nikita tenía que ser real, de lo contrario el enemigo se daría cuenta de que estábamos al tanto de la situación y estaría sobre aviso. La intención de Nikita nunca fue dañarte, fueron sólo las circunstancias. Hizo lo que tenía que hacer."
Michael estaba harto de escuchar excusas. No necesitaba que nadie abogara por Nikita, para él estaba mejor muerta que sentada ahí a su lado. No sabía que dolor era más grande, el saberla muerta o el saber que le traicionó a él y a su propia hija.
-- "Aún no me han dicho que hago aquí."
--"Verás Michael, para nosotros era importante rescatar a los agentes más valiosos. Birkoff es el mejor en lo que hace, Madeline es la mejor consultora y analista que la Sección ha tenido. Las personas que estaban escondidas contigo también son las mejores en sus ramas. Además, alrededor del mundo sobrevivieron las personas clave que necesitamos para la siguiente etapa."
Michael sintió una punzada en el pecho. 'Las personas que estaban escondidas contigo...' había dicho... eso quería decir que ya no estaban escondidas y ahora estaban ahí también. ¿Estarían bien Theany y Adam?
-- "A ti, Michael, hemos decidido dejarte con vida para planes mayores." –- El señor Jones hizo una pausa y continuó – "Deseamos que te unas a nosotros. El plan ahora es construir de nuevo una organización que respete los principios que Adrian, George y yo quisimos desde un principio. Los que se unan a nosotros lo harán por libre albedrío y los que no deseen hacerlo no serán cancelados. Ninguna represalia será tomada en su contra. Queremos construir una Sección que este fortalecida por lazos más fuertes que el miedo a ser cancelados. La convicción de hacer lo correcto era el principio básico antes de que Paul fuera Operaciones, desafortunadamente Adrian y George se dieron cuenta demasiado tarde y perdieron sus vidas en ello."
--"¿Y si no acepto el trato?" – preguntó Michael, haciendo un esfuerzo por ver la situación de otro modo, de una manera más objetiva.
--"Serás libre de la Sección y podrás irte tan lejos como quieras. Por supuesto tus hijos irían contigo" – contestó el señor Jones volteando a ver la cara de tristeza de su hija. Sabía que si Michael elegía la última opción, esa decisión la destrozaría.
Madeline en ese momento entró a la habitación. La tensión que estaba en el aire era palpable y había tratado por 15 minutos de no interrumpir , pero era necesario que el señor Jones fuera informado.
-- "Han llegado. ¿Los instalo en la habitación que acordamos o cerca de Nikita?"
Jones volteó a verla, y con el rabillo del ojo alcazó a ver la reacción de Michael a esas palabras. El hombre sabía que hablaba de sus hijos y eso le preocupaba.
--"Ponlos en la habitación contigua a la de Nikita. Supongo que quiere verlos." – dijo, mirando a su hija que sentada a un lado de Michael no había dicho palabra desde hace rato.
--"No" –- interrumpió Michael – "Para ellos esta muerta. Prefiero que eso siga así hasta que decida lo que voy a hacer."
--"Muy bien Michael, como tú digas." – Jones sabía que eso iba a dolerle a Nikita pero no podía forzar las cosas ahora.
Y en efecto, la puñalada que Nikita sentía era muy honda. Tenía tan cerca de sí a sus niños. Adam era tan tierno con ella, y a Theany no la había visto personalmente desde que nació. Deseaba tanto cargarla, besarla y mecerla en sus brazos. Pero se daba cuenta de que ahora Michael era el tutor responsable de ellos, y el obligarlo a que la dejara verlos sólo empeoraría las cosas.
--"Madeline" – dijo Jones – "Instala a Michael en una habitación grande donde pueda estar con sus hijos y que sea en el ala este de la casa. Nikita esta en el ala oeste, no estará cerca de ustedes si así lo deseas."
--"Así lo deseo" – dijo Michael, mientras Nikita cerraba los ojos para poder controlar el grito desesperado que tenía en la garganta.
--"Muy bien, llamaremos a los demás para hacerles saber nuestros planes y dejarlos decidir su futuro, mientras tanto puedes retirarte a tu habitación, es tarde y supongo que estas cansado del viaje en coche. Ve y descansa, en un par de días hablaremos. Puedes hacer uso de la casa e ir a donde quieras. Los guardias no son para evitarte la salida, sino para bloquear la entrada de algún posible intruso."
Michael se levantó de su asiento y se dirigió a la puerta, seguido de Madeline. Cuando salieron a la sala, una enorme escalera se encontraba al final de un pasillo. En la parte de arriba se dividía en dos secciones, el ala este y la oeste. La casa era muy grande y uno fácilmente podía perderse ahí.
Nikita permaneció un momento sentada, su padre la contemplaba preocupado.
--"¿Estás consciente de que si no acepta nunca volverás a ver a tus hijos?"
--"Lo sé." – Nikita se encontraba desolada. Cuando estaba ejecutando cada uno de los planes había pensado en volver a ver a sus hijos, más nunca se permitió pensar en el día en que los sacaría para siempre de su vida. Para ella Adam era su hijo, no importaba que hubiera nacido de Elena, y todavía tenía la ilusión de que algún día Theany le dijera mamá. Si Michael la odiaba tanto y no aceptaba el trato, saldrían los tres de su vida mucho antes de que pudiera hacerse a la idea.
Nikita salió del despacho con la intención de subir a su habitación, pero cuando llegó a la división de la escalera, se armó de valor y se apresuró en llegar a la de Michael. Éste a penas iba caminando por el pasillo junto a Madeline, así que fue rápido alcanzarlos. Madeline intuyó que era Nikita la que producía los pasos que escuchaba tras de sí, y decidió darle la llave de la recamara a Michael y señalarle cual era. Sólo faltaban dos puertas y llegaría.
Michael también escuchaba los pasos apresurados en el pasillo, así que tomó la llave, le dio las gracias a Madeline y avanzó hacia la puerta. No quería verla, no quería que estuvieran solos, tenía miedo de lo que iba a pasar si ella lograba alcanzarlo.
-- "Michael"—gritó, pero él no se detuvo. Insertó la llave en el cerrojo y la giró. Nikita llegó sin aliento a su lado y lo tomó del brazo.
--"Michael, por favor...necesitamos hablar... no podemos ignorar lo que ha pasado. Lo que decidas mañana no sólo tiene que ver conmigo. Necesito explicarte muchas cosas. Nada de lo que siento es mentira. A pesar de lo sucedido, no tienes idea de lo que ha sido para mí no verte, saber que sufres por una muerte inventada y que mi hija crece cada día sin que me conozca. Tienes que escucharme..."
Michael volteó a verla a los ojos y pudo detectar la desesperación de la mujer que amaba. Una parte quería besar esos labios que tantas veces le juraron amor, sentir su cuerpo desnudo estremecerse y ver el sudor de ambos deslizarse en su pecho. Deseaba tomarla de la cara y acariciarla de la manera que sólo él conocía. La amaba tanto que su cuerpo le gritaba que la escuchara, que no le diera la espalda.
Pero no, no podía. Su corazón estaba destrozado. Las mentiras finalmente acabaron con lo poco de humanidad que le quedaba. Era absurdo pero siempre tuvo razón al pensar que no debía volver a enamorarse después de Simone. Sus instintos presentían lo que se avecinaba y su propio ego le advertía que si se enamoraba sólo conseguiría hundirse más en la miseria.
Sabía que cualquier respuesta que decidiera iba a afectarla. Sabía que podía hacerle pagar cada una de sus infamias. Estaba conciente que lo que veía ahí reflejado era amor y angustia en extremo. Deseaba tanto herirla que un golpe hubiera quedado corto si se comparaba con el dolor que él llevaba dentro. Necesitaba destruirla, borrarla de su vida, hacerla sentir tan idiota como él llegó a sentirse por su traición.
Michael tomó la mano que tenía en el brazo y con mucha delicadeza la quitó. Sus ojos no mostraban más que frialdad. Nikita se estremeció al ver en su mirada cómo la luz se iba apagando. Le asustó tanto el verlo así, ese no era el hombre entregado que ella había amado tanto tiempo... no... ese hombre se estaba muriendo dentro de él. Estaba siendo aniquilado y ella había hundido la daga que le diera la muerte.
--"Lo que yo decida no te importa. Si me quedo es porque creo en lo que esta organización lograría en un par de años. No me quedaría por algo más. Para mí sigues muerta. Aún quedándome no permitiría que vieras a los niños, les harías daño."-– hizo una pausa para ver la reacción que provocaba en ella. La pena que se reflejaba en el rostro de Nikita le daba cierto placer. Estaba disfrutando hacerle daño. – "Por otra parte tal vez sea mejor irme lejos, llevármelos a otro continente. Sería la única forma de que fueran libres y crecieran como cualquier niño. Tal vez hasta yo quiera rehacer mi vida con alguien más... Pero quiero que sepas que sea lo que sea que decida hacer... no tiene nada que ver contigo. Para mí... tú ya no existe. La Nikita que amé fue la que dio la vida por mi hija, fue a la que enterré con una rosa en el pecho ese día lluvioso de hace unos meses. La mujer que esta parada frente a mí ahora es otra mujer diferente, una mujer que me da asco y que ya no conozco."
Con esas palabras entró a la habitación y cerró la puerta, dejando a Nikita sumida en un abismo de soledad y llanto. Sus manos temblaban, las lágrimas corrían por sus mejillas y las palabras se ahogaban en su garganta.
Con todas las fuerzas que pudo reunir llegó a su habitación, se recostó en la cama y en seguida tomó una almohada y la abrazó, colocándose en posición fetal. Y lloró por todo lo que había perdido. Lloró por todo lo que ya no tenía y por lo que estando tan cerca no podía tocar.
Era una hermosa mañana, el jardín estaba lleno de flores y los pájaros daban los buenos días con su trino matutino. El rocío de la noche se resbalaba graciosamente por los pétalos de cada rosa, era hermoso ver ese espectáculo desde las habitaciones de la casa. La esperanza que trae consigo cada mañana era esperada con ansias por Nikita.
No podía dejar de pensar en las palabras de Michael, al contrario, se reproducían en su cabeza sin que pudiera detenerlas. Dolía profundamente, pero en el fondo sabía que cada uno de sus desplantes eran justificados. Estaba conciente del daño que le había hecho, casi podía palpar su dolor cuando se dio cuenta de la traición de la que había sido objeto.
Él le amaba, de eso no tenía duda. Pero el daño era tan profundo que los maravillosos momentos vividos eran fácilmente empañados con la rabia y la sed de venganza que había visto en sus ojos verdes.
Nikita se alejó de la ventana de su habitación y tomó una ducha. El agua tibia recorría su cuerpo como una fiel aliada. Cerró los ojos y casi podía imaginarse las manos de Michael sobre su pecho erguido. Deseaba tanto que la tocara de nuevo, pero sabía que eso era casi imposible.
Deslizó una mano entre sus piernas. Ahí, donde tantas veces él la había tocado. Un gemido escapó de sus labios y podía sentir lo caliente que estaba dentro de sí. Esperándola, húmeda, cálida. Añorando que la volviera a tomar sin reservas.
Sentía que una sensación conocida se apoderaba de ella. Era esa pasión que sentía cada vez que pensaba en Michael. ¡Dios! Cómo deseaba que fuera él el que la estuviera tocando.
Después de unos instantes la sensación era agobiante, el corazón palpitaba aprisa y tres de sus dedos fueron sumergidos en su centro. Un grito escapó de sus labios, sus piernas casi no la sostenían. Toda su piel se estremecía con las caricias que ella misma se proporcionaba.
Pero justo cuando su respiración era más corta y agitada, escuchó que alguien golpeaba la puerta de su habitación. Sin terminar de bañarse, todavía enjabonada y envuelta torpemente en una toalla blanca, corrió a abrirla. Debía ser su padre que desesperado porque no bajaba al desayuno, venía para apurarla.
-- "Pensé que ya estabas vestida. Te espero abajo. Trae contigo la agenda de lo que debemos hacer este día. – dijo el hombre con el que se topó al abrir la puerta, y que tal y como ella lo había pensado, era su padre.
-- "Sí, lo tengo listo. Bajaré en 10 minutos." – dijo algo apenada por su retraso.
Jones asintió y se retiró. Nikita se quedó pensativa y no se percató que la puerta aún permanecía abierta. En esos momentos sintió una mirada, alguien la observaba y podía casi apostar quién era. Y en efecto, la persona que pensaba estaba frente a ella. Al parecer iba camino al comedor e inevitablemente la vio con la puerta abierta... Pero momento, eso no podía ser. Su habitación quedaba en el otro lado de la casa. La escalera ni siquiera estaba hacia el rumbo que se dirigía. ¿Lo hizo a propósito? ¿Quería Michael hablar con ella pero no lo hizo al ver que su padre toco antes a su puerta?
Ambos permanecieron ahí. Nikita sosteniendo la puerta de su habitación mientras seguía envuelta sólo en una toalla; y Michael observándola sin apartar la vista. Durante el transcurso de la noche su rabia había disminuido. Seguí sumamente enojado, pero el asimilar la idea de que la mujer que amaba se encontraba VIVA era algo que su corazón no podía pasar por alto. Su dolor le había hecho dejar ese detalle a un lado.
Siempre había sido un hombre racional, pero con Nikita parecía que nunca podía lograrlo. Al contrario, siempre sucumbía ante ella. Sin embargo, cuando supo de su traición, Michael dejó que el resentimiento se apoderara de él, nunca había sentido tantos deseos de venganza como esa noche. Quería verla destrozada y humillada, que pagara por utilizarlo de esa forma.
Fue precisamente por eso que le había dicho las palabras más hirientes que pudo encontrar. En ese instante su cabeza era la que hablaba, no su corazón; pero una vez que dejó de verla y abrazó a sus dos hijos, comprendió que había sido demasiado duro con ella. Después de todo, ella se había enterado poco antes de que el engaño comenzara, y también comprendía que en la Sección nunca tienes muchas opciones. U obedeces o matan a tus seres queridos.
Una vez que estuvo recostado en su cama, Michael comenzó sentirse inquieto. Al principio quería ir a su habitación y gritarle. Reclamarle tantos engaños, tantas traiciones. Pero una vez que su rabia se iba atenuando, una increíble necesidad de abrazarla y besarla le invadió de nuevo. La extrañaba, habían sido muchos meses sin sentirla, sin besarla, sin escucharla gemir de placer mientras le hacía el amor.
Por momentos quiso ir a verla, pero de nuevo el orgullo se interponía entre ellos. Quería que al menos esa noche Nikita se la pasara mal. Que al menos por unas horas pensara que era la peor de las mujeres. Necesitaba dejarle claro lo mucho que lo había herido.
Así que ahí estaba, contemplándola. Inventando que tenía que ir a ese lado de la casa aunque las escaleras que llevaban al comedor estuvieran totalmente hacía otra dirección. Todavía no sabía que iba a decirle, pero necesitaba verla. Toda la noche se mantuvo en vela porque su cuerpo seguía en su memoria.
Parecía una eternidad mientras se mantuvieron ahí parados. Ninguno daba el primer paso. Nikita comprendió que si él estaba en esa zona de la casa era por una razón, y que si no se atrevía a ser el primero en hablar, estaba en todo su derecho. Pero ella no estaba dispuesta a dejar pasar esa oportunidad.
-- "Buenos días, Michael. ¿Te puedo ayudar en algo? – dijo con voz baja. Casi
como pidiendo permiso de hablar.
Michael no podía hablar, su mente estaba ocupada en otra cosa. La toalla de baño rodeaba su figura, se veía tan hermosa. Estaba desnuda debajo de ese delgado material, casi podía imaginarse cada parte de ella. La extrañaba tanto.
Trató de mantener su mirada fría, y volteándola a verle logró por fin pronunciar palabra:
-- "Necesitaba hablar contigo. Aún hay cosas que no me han quedado claras."
--"Si quieres puedes pasar en lo que me termino de bañar" – la voz de Nikita sonaba a invitación, y en realidad eso era. Michael sabía perfectamente que si aceptaba entrar sus sentimientos no iban a permanecer mucho tiempo bajo la superficie. No podía darse el lujo de perdonarla tan fácilmente. Estaba consciente de que su corazón gritaba por estar con ella de nuevo, por sentirla y decirle cuánto la amaba. Pero lo cierto era que una gran parte de él ya no le creía. Esa parte que estaba llena de la confianza que habían ganado a través del tiempo, se había roto y los pedazos aun yacían en el suelo.
Temía tanto volver a creerle, el ser vulnerable había sido su peor equivocación. Nunca debió dejar de ser el hombre frío y calculador al que le importaba más la Sección que ella.
-- "No. Hablaremos después." – y diciendo esto dio la media vuelta y se alejó de ella. Nikita lo siguió con la mirada y a lo lejos pudo ver cómo comenzaba a bajar las escaleras hasta que su silueta desapareció, al igual que sus esperanzas de reconquistarlo.
Pero a pesar de las palabras tan hirientes que le había dicho anoche, Nikita podía ver una luz. La había visto en los ojos de Michael. Había algo que le indicaba que ya no estaba tan molesto. Sí, todavía era obvio que seguía muy enojado y que no iba a ser fácil lograr su perdón, mucho menos que las cosas volvieran a ser como antes. Pero el sólo hecho de pensar que tenía una oportunidad era algo que ella atesoraba.
Después de todo, así era Michael. Explosivo, frío y calculador cuando debía serlo; pero un niño enamorado cuando de ella se trataba y Nikita lo sabía, estaba al tanto de la magnitud de su amor por ella, y eso era lo único a lo que le apostaba.
La mesa estaba puesta. Un jarra enorme de jugo de naranja se encontraba en medio de ésta, siendo el principal foco de atención. Con la mirada se podían ver cada uno de los demás aperitivos: Una canasta de pan fresco, mantequilla, mermelada de fresa, una jarra de leche fría y una tetera llena de café humeante; y cuyo aroma despertaba incluso a los más dormidos de la casa.
El primero en llegar fue Walter. Su apetito no se había reducido ni un ápice y hambriento se abalanzó sobre los panecillos y la mantequilla. El café resultaba reconfortante para Walter, quién desde hace varios días no había podido probar ni un sólo trago del dichoso líquido, y para quién era vital tomar al menos dos tazas de café al día para mantenerse en pleno funcionamiento.
Por su parte Jason se aproximó a la mesa casi dormido. En cuestiones de levantarse temprano, Jason era igual que su hermano. Según Walter le había contado, Birkoff nunca se levantaba temprano al menos que fuera rotundamente necesario. Como le hubiera gustado conocer más a su hermano, pensó; pero lamentablemente la muerte se les adelantó, negándoles la oportunidad de convivir por más tiempo.
Unos minutos y tres panecillo después, los dos amigos sorbían con calma una taza de café, cuando hizo acto de presencia Madeline, Jones y Birkoff. La sorpresa que sufrieron el día anterior al ver a Madeline y Jones vivos, no se comparaba con ver caminar a Seymour.
A Walter se le llenaron los ojos de lágrimas. Su pequeño cibernético estaba vivo. ¡Vivo! Su pensamiento se vio envuelto en una ligera confusión, pero la alegría de verlo frente a él era más fuerte.
Sin pensarlo dos veces, Walter corrió hacia Birkoff y lo tomó en sus brazos. ¡Dios! Como le había dolido su muerte, para él representaba el hijo que nunca tuvo y estrecharlo de nuevo era sorprendente.
Birkoff por su parte correspondió al abrazo con fuerza. Lamentaba haber hecho pasar a sus amigos por semejante pena al creerlo muerto pero era algo que no pudo evitar. Las reacciones de dolor debían ser convincentes y la única forma de lograrlo era apelando a sensaciones de verdad, y no a una actuación mediocre.
Después de unos momentos, mientras Madeline y Jones tomaron asiento en la mesa, Jason se levantó de su lugar acercándose a su hermano. Ambos se contemplaron y finalmente se fundieron en un abrazo que combinaba sentimientos y lágrimas. Jason nunca había sido muy sentimental, pero el saber que ya no estaba solo en ese mundo frío de la Sección, le hizo sucumbir a lo que sentía en ese momento.
Una vez que estuvieron colocados a la mesa, Jazmín y Steven tomaron asiento y comenzaron a degustar del desayuno. Un sirviente entró trayendo consigo una bandeja de fruta de temporada y otra de huevos revueltos recién hechos. Cada quién podía servirse lo que gustara.
Era extraño, nadie hablaba pero todos se sentían normales. La noche anterior, poco después de hablar con Michael, el señor Jones habló con los otros visitantes y les había hecho saber de sus planes de crear una nueva organización. Walter había aceptado inmediatamente, ¿a dónde iría si no era cerca de sus armas y de su querida Nikita? En efecto se había sentido engañado al saberla viva pero su cariño por ella pudo más que mil mentiras.
Jason, Steven y Jázmin pensaban casi igual, con diferencia que ellos irían a donde Michael decidiera. Estaban concientes de que empezar una organización era algo duro los primeros años, pero también sabían que esta situación les traía ventajas en su calidad de vida. Después de todo no era lo mismo ser un operativo más, que ser uno de los fundadores. Michael aún no había expresado su decisión pero esperaban que recapacitara y perdonara las traiciones de las que fue objeto.
Cuando Michael entró al comedor, se percató inmediatamente de los lugares que quedaban vacíos. Jones estaba sentado en la cabecera frente a la ventana, a su lado izquierdo Madeline y a su derecha Birkoff. Después seguían Walter y Jason y frente a ellos Jazmín y Steven. La cabecera del extremo opuesto a Jones estaba desocupada y los dos asientos a su lado también se encontraban vacíos. Eso no significaba otra cosa más que el deseo de Jones de sentarlo a él y a Nikita juntos.
Michael avanzó hasta la mesa y tomó lugar al lado de la cabecera. Si alguien debía tomar el lugar principal con el señor Jones, esa debía ser Nikita y no él. ¿Por qué hasta en esos simples detalles seguía preocupándose por ella?
Después de 5 minutos apareció Nikita. Vestía un hermoso traje color hueso, su cabello mojado estaba amarrado en una cola de caballo y su rostro se veía fresco y renovado. Las ojeras que habían dejado su marca después de una mala noche, estaban cubiertas por un inmaculado maquillaje. Sus labios tenían un ligero brillo color rosa y Michael de repente se encontró perdido en ellos.
Se veía hermosa, pensó. El traje le caía con mucha elegancia y su porte era el de una princesa. Su corazón de repente le gritaba que la perdonara, que todo sería más fácil, y que al hacerle el amor de nuevo todo se borraría.
Nikita también podía sentir la mirada de Michael sobre ella. Tomó asiento en la cabecera quedando frente a su padre para tomar el desayuno. Hacía tiempo que no veía la mayoría de los ahí presentes y recorrió la mesa con la mirada.
Walter le guiñó un ojo mientras le sonreía, Birkoff le daba una mirada de apoyo al ver que tenía que sentarse junto a Michael. Jason volteó a verla con una mirada pícara, se veía preciosa y no podía dejar pasar la oportunidad de decírselo. Y por su parte, Jazmín y Steven le devolvieron una mirada de admiración y respeto, después de todo ella había sido la entrenadora de la primera y la jefa inmediata del segundo.
Una vez sentada en la mesa y después de saludarlos con la mirada, todos aguardaron a que Michael y Nikita comenzaran a desayunar, o al menos se dirigieran la palabra. Al ver que hasta su padre y Madeline habían dejado de comer para observar lo que pasaba entre ellos; Nikita no pudo contener una pequeña sonrisa. Por extraño que pareciese, se sentía en familia y eso era algo que ella siempre anheló.
Michael comenzó con una taza de café, y antes de que pudiera volver a poner la tetera en la mesa, Nikita acercó su taza y le pidió que por favor le sirviese una a ella.
Momentáneamente dudo en servir o no la taza que ella pedía, pero después de un ligero momento tomó la taza de las manos de Nikita y comenzó a servirle café. Este gesto fue la señal para que todos siguieran desayunando. El que Michael decidiera hacer algo tan pequeño por Nikita indicaba que su rabia había disminuido.
-- "Gracias" – dijo Nikita, tomando de nuevo la taza y rozando a propósito las manos de Michael, lo cual logró que éste volteara a verla y sus ojos se clavaron instantáneamente en los de ella.
Había tanto que querían decirse, tantas palabras que tenían guardadas en el pecho. Ambos deseaban alejarse de ahí y olvidarse de todo lo que había sucedido. Ser otros, comenzar de nuevo. Michael casi deseaba volver a verla indefensa como cuando la conoció. Quería verla despertar de nuevo con esa cara de miedo y furia contenida que tanto le atrajo de ella al saber que iba a ser su entrenador.
El encanto fue roto por Madeline, la mujer estaba consciente de que la reconciliación entre Michael y Nikita estaba cerca, pero también debían comenzar a planear algunas estrategias.
-- "Hemos auditado las cuentas de la Sección, e inclusive algunas reservas con las cuales se contaba. Actualmente tenemos el triple de lo que necesitamos para comenzar de nuevo. Los fondos de respaldo no los hemos tocado, tenemos que decidir en qué lugar del mundo será la sede de la organización para comenzar la construcción."
Michael y Nikita fijaron su atención en la mujer que hablaba, los demás miembros del grupo esperaban que Jones dijera su opinión. Madeline siempre tan oportuna, pensaba Nikita.
-- "Creo que se someterá a votación, pero antes de tomar esa decisión, es necesario que Michael nos de la suya. Tres de tus operativos aguardan a conocerla para saber que decidir. Te apoyan incondicionalmente."
-- "Lo sé" – dijo Michael. –- "¿Puedo darle mi resolución el día de mañana?"
-- "Por su puesto, no corremos con prisa. Después de todo, nuestros propios enemigos están sorprendidos de que haya desaparecido Sección Uno. Creen que es un enemigo nuevo y más poderoso que ellos, así que tienen miedo de intentar cualquier ataque que ponga en aviso al misterioso oponente y los destruya también para probar que es el mejor."
Una vez que continuaron desayunando, todo parecía estar en la más absoluta calma. Nikita comía pequeños trozos de fruta, mientras que Michael degustaba su café. Ambos estaban concientes de la presencia tan cercana del otro, pero ninguno hizo el intento de platicar.
Cuando terminaron, Jones se levantó y se disculpó con los invitados pues debía asistir a una junta del consejo y regresaría hasta muy tarde. Madeline le acompañaría a la reunión y dejaría al frente de la casa a su hija.
Una vez que se retiraron las dos personas que tenían compromisos, Walter se levantó y fue hasta el lugar de Nikita.
-- "¿No vas a darle un abrazo a este viejo, sugar? – dijo mientras se paraba a su lado con los brazos abiertos.
Los ojos de Nikita se llenaron de lágrimas, quería mucho a Walter y el ver lo bien que había tomado la noticia, la conmovía.
-- "Por supuesto que sí, Walter"—dijo ella mientras se levantaba y estrechaba a su amigo. Para ella Walter representaba más a la figura paterna en su vida que su propio padre. Lo había extrañado mucho.
Todos observaban el intercambio de abrazos, y pronto Jason se acercó por los mismos motivos. Por su parte, Jazmín y Steven se pusieron a sus ordenes y le expresaron lo alegres que estaban de volver a verla con vida.
Sólo una persona permaneció sentada en la mesa. Michael. Quién observaba los gestos de Nikita al escuchar a cada uno de los que la rodeaban. Era hermosa, y su felicidad por verlos era genuina. ¿Debía a caso volver a confiar en ella?... Su orgullo volvió a interponerse a su corazón, y en un repentino movimiento se levantó de la mesa y salió del comedor. Todos le observaban al ver lo enojado que seguía, y cuando regresaron las miradas a Nikita, una lágrima estaba a punto de caer.
La mañana pasó rápidamente, la tranquilidad era algo que habían aprendido a valorar. Por la tarde Jason y Walter estaban ensimismados en un juego de ajedrez, Jazmín leía un libro sobre los orígenes de la guerra en Asia, y Steven decidió tomar una siesta.
Mientras todos parecían estar haciendo algo de provecho, Nikita y Birkoff seguían trabajando en algunos perfiles para la nueva organización. Una vez harta de tanto trabajo, decidió dejar a su amigo en la computadora y optó por pasear un rato en el jardín; después de todo la tarde era preciosa y el jardín era un enorme lugar donde si lo deseabas podías perderte por un momento para meditar.
Mientras caminaba entre los árboles, Nikita pensaba en todo lo que había ocurrido, en lo difícil que sería comenzar de nuevo, y en la esperanza de mejorar las cosas que éste mismo hecho implicaba.
Una vez que pasó la escalinata de árboles, giró a su derecha donde solía refugiarse cuando quería pensar. Ahí se encontraba una pequeña banca de madera y una fuente enorme de estilo colonial. Pero para su sorpresa, en esa ocasión no estaba sola como otras tantas veces.
Michael contemplaba a sus hijos. Adam jugaba con el agua de la fuente mientras que Theany no paraba de torcer un osito de felpa que desde que nació la acompañaba a todos lados. Comenzaba a gatear pero Michael siempre temía que se encontrara con objetos filosos en el piso y por esa razón siempre jugaba con ella sentándola en su regazo.
Al ver de reojo que una persona se acercaba, Michael apartó la vista de los ojos azules de su hija y se fijó en unos todavía más azules y expresivos. Era ella. Era inevitable que viera a los niños. Su cara reflejaba angustia y anhelo por conocer a Theany, así que Michael no tuvo corazón para levantarse e impedirle que se les acercara.
Adam se percató de la presencia de Nikita y corrió a ella. Estaba tan feliz de verla:
-- ¡Nikitaaaa! – dijo el niño, abalanzándose a los brazos de la mujer que se agachó para poder cargarlo.
Después de que permanecieron abrazados un tiempo, Adam no quería dejarla ir. Se aferraba a su cuello como si no la fuera a volver a ver. Nikita le aseguró que todo estaba bien ahora y que no debía preocuparse más.
Una vez que Adam se descolgó de ella, Nikita volvió su mirada a Theany. Estaba tan cerca. No era lo mismo contemplarla por los videos de vigilancia que en persona. Era tan hermosa, tan inocente. Tan ajena a la presencia de su madre.
Nikita caminó hacia la banca y se sentó junto a Michael. Él comprendió el dolor que como padre se puede sentir al estar lejos de tu sangre por tanto tiempo y decidió compartir en esos momentos a la niña con ella. Después de todo era su madre, y a pesar de sus errores siempre lo sería.
Michael colocó a Theany en los brazos de Nikita. Para ella era una persona nueva y ajena a su mundo, así que se asustó y comenzó a llorar. Nikita trataba de calmarla y Michael decidió ayudarla. Comenzó a decirle cosas en francés a la niña y momentáneamente las lágrimas dejaron de salir de sus ojos.
-- "Siempre le susurras esas palabras. ¿Qué significan?" – preguntó la nueva mamá.
-- "Es algo entre ella y yo. Un juego que inventé desde que nació." – contestó Michael, conciente de que Nikita había dicho la palabra "Siempre", y eso significaba que los había tenido vigilados todo el tiempo.
-- "¿Los videos te han quitado la culpa?" – preguntó de repente con un tono frío y áspero.
Nikita sabía que no trataba de herirla, era simplemente el cometario más común que podía hacer dada la situación.
--"Nada podrá quitarme la culpa, Michael. La lleve 9 meses dentro de mí y lo único que alcancé a escuchar fue su llanto a lo lejos. No sabes cuantas veces he soñado con ese día." – dijo por fin, volteando a verlo a los ojos.
Sin embargo él no estaba dispuesto a verla, una cosa era permitirle ver a los niños y otra muy distinta era dejarse convencer por ella una vez más. No estaba dispuesto a dejar ir su coraje.
-- "Al menos ella no te conoce... no tiene de qué decepcionarse"
Nikita cerró los ojos, las palabras de Michael se clavaban en sus oídos y en su pecho. Deseaba desaparecer para no sentir. Después de un largo momento de silencio, Nikita rompió la tranquilidad:
-- "¿Me odias?" – era algo que necesitaba saber. No podía seguir así, en la incertidumbre total. Era inhumano estar esperando a que le expresara sus sentimientos. Tenía que saber si en verdad la odiaba, porque si era así y el amor se había sustituido por odio, entonces todo estaba perdido.
-- "¿Crees que no debería?" – contestó.
-- "Por favor, Michael, contéstame con una respuesta real. No con otra pregunta. Necesito saberlo. ¿Me odias?" – mientras decía esto Nikita sujetaba con fuerza a su hija. El saberla ahí con ella era algo que le daba fuerza. Sentir su cuerpecito pegado a su pecho mientras jugaba con el cabello de su madre, era algo que siempre quiso experimentar.
Michael permaneció callado. La pregunta era muy importante y lo sabía. Decirle que sí, era como clavar un puñal a la mujer que más amaba. Sabía que con esa simple palabra la vida de los dos acabaría y cada quién tomaría su rumbo. Por un lado quería que ella desapareciera de su vida, pero su corazón no se atrevía a desterrarla tan fácilmente.
En cambio, decirle que no también implicaba consecuencias. Implicaba perdonarla, darle esperanzas, comenzar a creerle de nuevo. No podía darse el lujo de abrir su corazón de nuevo. Nikita había sido la única en el mundo con la que decidió dejar caer sus barreras y ser sincero, y ¿qué había logrado?... ah sí, una traición y un golpe del que todavía no se recuperaba.
Nikita vio las dudas de Michael y comprendía cada una de sus emociones. Sabía que la respuesta no le iba gustar. Estaba dispuesta a tragarse sus lágrimas hasta que le escuchara decir la fatal verdad de sus sentimientos. Finalmente, él volteó a verla.
-- "Theany debe descansar" – dijo, tomándola de los brazos de Nikita y poniéndose de pie. – "Adam, vamos a dentro".
Adam corrió hasta la casa a través del sendero de árboles, Michael comenzó a avanzar detrás de él. Pero Nikita no estaba dispuesta a dejar la plática así. Necesitaba saber, requería conocer la verdad y no estaba dispuesta a esperar más. Con rapidez, se colocó delante de Michael, que cargaba a Theany sobre su pecho, y le dijo:
--"Sólo te estoy haciendo una simple pregunta, Michael."
--"¿Y realmente quieres saber la respuesta?" – su mirada era fría, impasible, mientras la de Nikita se nublaba más por las lágrimas conforme lo escuchaba.
--"Por favor... necesito saber si me odias, si algún día encontraré tu perdón. Si algún día volveremos a estar juntos"
Escuchar esas palabras era demasiado. Michael sentía ganas de refugiarse en su hija y no escucharla; pero al mismo tiempo deseaba creer que esa desesperación que escuchaba en su voz era genuina. Que no era una más de sus tretas. Deseaba creer que todo sería como antes.
-- "A la pregunta de si te odio sólo puedo contestar que no lo sé. Me has hecho demasiado daño como para distinguir algo que no sea resentimiento y rabia. En cuanto a si algún día te perdonaré... por mí estás perdonada. Tu conciencia se encargará de hacerte pagar todo lo que has hecho, yo no soy quién para condenarte. Y cuando preguntas si todo volverá a ser como antes... la respuesta es NUNCA. Antes me engañaste, Nikita, ahora no creo que pueda volver a mirarte a los ojos sin que sienta lástima por ti." – diciendo esto, se alejó de ella. Su corazón latía con fuerza, todavía no podía creer lo que había hecho. Le había dicho adiós a la mujer que más amaba y por la que aún después de las traiciones estaba dispuesto a dar la vida. Michael acarició a su hija, que adormilada en su pecho balbuceaba.
Por su parte, Nikita se había quedado helada. Era como si su cuerpo ya no sintiera nada. Ya no había aire en su pulmones, ni sangre en su venas. Había muerto. Había cesado de existir. Nunca imaginó que dolieran tanto sus palabras. Sus ojos se nublaron, sus rodillas no podían más, su cuerpo se desplomó contra el césped perdiendo el conocimiento. Así era como quería estar, sola, en silencio... fuera de este mundo.
Pocos minutos después de que regresó a la casa, Michael se dio cuenta de que comenzaba a llover. Era extraño que en una tarde tan hermosa, las nubes hubieran empezado a cubrirla. Volteó hacia la puerta que conducía al jardín y no veía a Nikita. Estaba preocupado, después de todo la amaba; aunque no pudiera decírselo en persona.
Trató de calmarse, sabía que no estaba lejos de la casa y además Walter salió a caminar al jardín cuando él regresó. Adam había subido a su habitación para jugar videojuegos, y Theany estaba en su cuna profundamente dormida. Michael había regresado a la sala para esperar a que Jones volviera.
De repente, mientras miraba al jardín, Michael pudo ver la silueta de Walter. Traía algo consigo. Era algo que estaba cargando... era ella. Era Nikita. La sangre comenzó a bullirle por el cuerpo, y sin pensarlo dos veces salió de la casa para alcanzarlos. Walter era un hombre de edad que difícilmente soportaba el peso de ella, y menos si el lugar donde caminaba era lodoso y la lluvia constante.
Cuando llegó hasta donde estaban, Walter dejó que Michael cargara a Nikita pues sabía que llegarían más pronto si le cedía el lugar a él. Michael corrió con Nikita en los brazos y una vez en la casa la colocó en uno de los muebles de la sala. Estaba empapada, pálida y sin sentido. ¡Dios, que había hecho. Nunca midió las consecuencias de sus palabras y ahora estaba parado ante una mujer que solía ser fuerte, que solía enfrentar lo que viniera, pero que claramente estaba acabada, deshecha.
Pidió a la servidumbre que trajeran toallas y comenzó a secarla. Los demás comenzaron a acercarse para prestarle ayuda. Jazmín y Steven no parecían reaccionar, mientras Jason y Birkoff trataban de poner alcohol en sus brazos y cerca de su nariz para que reaccionara. Walter estaba exhausto y sólo contemplaba angustiado la escena.
Después de unos instantes, Nikita comenzó a despertar. Todos se acercaron para tratar de verla, pero Michael les gritó que se alejaran, que necesitaba tener aire suficiente para respirar. Cuando finalmente sus ojos se abrieron, Nikita no sabía donde estaba. Al voltear a ver los rostros de sus amigos, comprendió rápidamente que algo le había sucedido y las palabras de Michael retumbaron de nuevo en sus oídos.
-- "¿Estás bien.?" – preguntó Michael. Estaba sumamente preocupado y se sentía culpable.
--"No me he muerto. Lamento decepcionarte, Michael." – dijo mientras trataba de incorporarse. – "Sólo perdí el conocimiento un rato, estoy bien. Creo que iré a mi habitación."
Michael estaba herido. ¿Cómo podía pensar que deseaba su muerte? Le había hecho daño pero nunca desearía verla muerta por segunda vez. El dolor de verla en una caja era demasiado grande como para volverlo a sentir. Pero después de meditarlo, sabía que estaba en su derecho de creer eso de él. La había herido hace tan sólo unos instantes, le había destrozado las esperanzas y con eso sus ganas de vivir.
-- "Debes cambiarte"—dijo preocupado mientras Nikita se dirigía a la escalera. Todos los observaban pero nadie intervenía, sabían que era un asunto entre ellos dos y no debían entrometerse. – "Si no lo haces puedes enfermarte, el clima aquí es muy frío y estas empapada"
-- "No te preocupes, Michael. Si me pasa algo de todas maneras mi hija cree que estoy muerta. Ni siquiera me recordará" – y diciendo esto. Nikita subió las largas escaleras, dejando a un grupo de espectadores preocupados y a un Michael lleno de sentimientos encontrados.
CONTINUA----
