Imagina que eres un demonio marcado de nuevo.
Que lo que te costó tanto quitarte de encima ha vuelto. La lacra que te marcó durante tanto tiempo adorna tu espalda de nuevo.
Imagina que lo has hecho por ella. Pero que, cuando despiertas, cubierto de sangre y heridas, solo piensas en la masacre que has perpetrado.
Imagina que tienes miedo.
Que tiemblas de rabia.
Imagina que ahora puedes hacer lo que querías, pero no te atreves.
Imagina que, después de diez años, has estado a punto de llorar.
En líneas generales, mi vida después de esa fatídica noche.
Sé porqué lo he hecho. Lo sé bastante bien. Por odio. Por venganza.
Si no puedo matar a mi padre, me desahogo con alguien que también quiera hacerme daño. Y ya está.
Estoy hecho una mierda.
Pero tengo que llegar a Japón o esto no habrá merecido la pena. He matado a cinco personas. Sus vidas han de servir para algo… ¿o no?
Abrir los ojos una vez más.
Para despertar en un lugar que no conoces, mientras todo el cuerpo te duele, con las heridas aún abiertas y un fajo de dólares americanos en el bolsillo; sin saber cuánto tiempo ha pasado, sin saber cómo he llegado ahí, pero estando seguro de que ahora solo hay dos caminos, para bien o para mal. O seguir adelante, o el suicidio.
Y escojo el primero
Por Anna.
Como no. Porque si por ella he hecho todo esto, no tengo motivos para creer que cuando llegue a Japón no conseguiré salvarla. Pase lo que pase después.
Debería odiarla. Por todo lo que me ha hecho hacer. Pero cada vez la necesito más.
Una sensación fría por todo mi cuerpo, las agujetas que calan mis huesos. El crujido de todas las articulaciones aunque mueva tan solo un dedo.
Pero debo hacerlo. Para concluir con mi estupidez. Para que todo no haya sido en vano.
Vaya. Al parecer aún tengo conciencia. Sería más fácil de la otra manera, pero tampoco me voy a quejar. Nadie puede amar a un monstruo.
¿Porqué aún tengo la esperanza que me llegue a amar?
No sé. Simplemente, me incorporo. Me saco una astilla que continuaba clavada en mi hombro.
-Señorito…
La voz de Bason suena distorsionada.
-No podemos llegar al aeropuerto así.
Sigo sin contestarle. Pero me conoce lo suficientemente bien como para no insistirme.
Si fuera un humano normal, podría renegar de Dios. Pero mi lacra es ser un shaman. Al entender la muerte, la vida se basa en los objetivos que te marcas tú mismo. En tu propia inmortalidad. Por eso, la mayoría de las veces somos unos ego maníacos prepotentes a los que un mortal corriente no soporta. Claro que hay excepciones, Yoh es el mejor ejemplo. Pero en mi caso, no soy diferente.
Soy más fuerte que nadie.
En esa creencia se basa tu existencia. Tú mismo te apoyas en ella. Cuando se tambalea, dudas. Y cuando dudas, eres débil.
Y ahora tengo miedo.
Pero sé exactamente lo que tengo que hacer. Y cómo lo voy a hacer.
Tengo miedo.
Pero eso es normal. No soy un monstruo. Soy el que va a salvar a Anna Kyoyama; a pesar de todo. Miedo de fallar. Es normal. Pero lo conseguiré. Por todo el sufrimiento que me he tragado. Para vengarme de mi padre.
Frustrar sus planes es la mejor y más dulce de las venganzas. Hacerle ver que no es todopoderoso. Es lo que más le duele. Ahí voy a atacarle.
Porque cuando eres shaman, sabes que la muerte no cura nada; no soluciona nada. Mi padre me haría la vida imposible si le matara. No es por falta de ganas, créeme. Si sirviera de algo, ya lo habría hecho hace mucho.
Pero no.
Empieza a llover.
Torrencialmente. Y eso es bueno, porque así quedo limpio, y apenas hay gente por la calle.
Puedo pensar. Las gotas lamen mi cara. Purifican mi ser. Soy alguien nuevo.
Chorreando, entro en un gran centro comercial.
Compro ropa. Me cambio en el baño de una cafetería.
Y a pesar de que todos me miran extrañados, no importa, no pasa nada.
Porque ahora solo me queda una cosa por hacer.
Regreso al bar de la noche anterior. Está anocheciendo. Las puertas están cerradas, acordonadas por la policía. Miro a la gente que permanece por los alrededores. Y los reconozco. No porque recuerde sus caras, sino por sus miradas huidizas. Y uno de los hombres ricos se asusta más que los otros, y se da la vuelta, y se va.
Perfecto. Él será mi llave.
Le sigo. Él se inquieta, y trata de despistarme. Pero es tan torpe… en realidad, esto me divierte, así que sigo un rato. Y cuando cree que me ha perdido metiéndose en un callejón más oscuro que los demás, salgo de entre las sombras y le pongo la punta de la espada en el cuello.
Le explico lo que tiene que hacer, y no parece tonto, porque lo comprende a la primera.
Cogemos un taxi hasta el aeropuerto, observo como saca los billetes para el primer vuelo que sale a Londres.
El avión de British airways es un gigante cansado que reposa en la pista lluviosa. Pero antes, envío a casa de Anna mi espada, por correo urgente. Espero que llegue antes que yo, porque me he dejado un buen puñado de dólares ahí.
El hombre está más que asustado, y sabe que sin arma soy igual de peligroso. Creo que presiente al diablo que hay escondido en mi interior. Que entiende que no soy solo un criajo con tendencias psicópatas.
Y en Londres, de nuevo otros dos billetes para Tokio.
Y otra vez ese gigante adormilado de British airways. Y ya he perdido dos días en llegar a Tokio. Es decir. Cuatro en total.
Pero mi padre no es todopoderoso. Y no creo que le haya sacado la dirección a Jun antes de ayer. Es decir. Que tengo que correr.
Estoy ansioso. Mi estómago es una bola consumida por los nervios. No puedo aguantar más. ¿Y si llego tarde¿Y si todo esto no ha servido para nada?
Odio y miedo.
Funbari. Ese barrio de casitas cuidadas e idénticas.
Esos muros repetidos hasta la saciedad.
Odio.
Estoy perdiendo el aliento. Hasta Bason se ha cansado de verme a mí. El hombre gordo se ha quedado Dios sabe dónde. Ni me importa. Estoy en Japón, y estoy muy cabreado. Todo lo que llevo días acumulando va a descargarse sobre aquel que le toque un solo pelo a Anna.
Miedo.
Puedo fallar, bien lo sé. Pero no son más que dudas. La mentalidad se basa en: lo voy a conseguir. Sin dudas.
Sé que este capítulo es decepcionante, que en relación a los anteriores es para pegarse cabezazos contra la pared, pero necesito pasar por aquí para llegar más adelante. Bueno, no prometo que los siguientes capítulos igualen a los anteriores, porque de esos estaba MUY inspirada y las cosas salieron así de bien (estoy muy orgullosa de ellos).
Con respecto a las reviews… muchísimas gracias a todos. Y he decidido que voy a acabar de publicar la historia me sigan o no. Por amor al arte, como me han dicho. Y porque me falta solo un capítulo por escribir. De todos modos, pediría que siguierais dejándolos.
Espero que os guste.
