CAPÍTULO # 4 EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS
"Bueno…", piensa el recatado Yuzo Morisaki al ver a la loca que se aleja, dándole la espalda . "Supongo que entre los amigos de mi hermano ésa es la señal para decir ´Ven… tendré que seguirla entonces, así de paso arreglo todo este embrollo".
La loca de pelo rojo no camina, se (casi) escapa de Yuzo dando zancadas furiosas dirigidas a un bar de mala muerte… "¿Limpiarán el baño ahí?". Más bien el rojo del pelo de la chica resalta en el ambiente oscuro de la calle, así no la pierde y le da una buena explicación.
"Ni modo… ¿no podrá tener mi hermano amigos menos extravagantes y únicos en su especie?", se pregunta Yuzo. "¿No podrá esa chica coser un poco esa manga? Le debe entrar el frío por ese agujero…"
¡Eh¡Chica de pelo rojo!
"Ahora el tarado de Morisaki va a empezar a usar sus típicos adjetivos". – Noriko da la vuelta - ¡No puedes decir mi nombre? –le grita a Yuzo, más enojada. "Odio sus arranques literarios… siempre le da por no decir mi muy simple nombre…"
Yuzo tiene que apurar el paso y, contra todas sus intenciones, entrar al antro que refugia a su hermano y sus amigos casi todo el tiempo. Lo primero que le incomoda es la casi palpable cortina de humo por la que se tiene que pasar, proveniente en gran parte de un tipo extraño, con púas en vez de pelo (ahora ya sabe de quién copió el estilo su hermano) detrás de la barra del ¿bar?.
¡Eh¿Volviste tan rápido?
El tipo lo saluda con una familiaridad extraña, por lo visto su hermano ya había estado ahí.
¿Qué le pasó a tu pelo¿Peleaste con tu hermano?
Sí, definitivamente se nota la influencia… Quiere hablar, pero está acongojado por la gran cantidad de cuadros y pósters que cubren las paredes, las velas encendidas en algunas mesas, la pintura oscura, el escenario pequeño, otro chico de más o menos su edad que ayuda a formar la cortina de humo y el ahora inmóvil pelo rojo de su presa. Sólo observa todo con atención, es como meterse un poquito en la cabeza de su hermano.
¿Y? Ya perdimos mucho tiempo esperándote y buscándote, y ahora te quedas como tonto parado ahí... –la chica no deja de regañar a Yuzo. Se acerca, se para frente a él, frunce el ceño –Estás totalmente raro, estás denso… - levanta una mano y le golpea la frente, entre las cejas, con el índice - ¿Vas a tocar o no? – Pone las manos en la cintura, exasperada, y habla con el Púa – Vas a tener que hablar tú con este tarado, yo me voy.
Bu… bueno… es… - Yuzo por fin se anima a hablar.
¡Pero qué bien¡El señor por fin comienza a hablar¿Me puedes explicar por qué tenemos que aguantar tus imbecilidades siempre?
Es que, sabes… yo…
¡YUZO MORISAKI¡¿TIENES QUE CAMINAR SIEMPRE TAN RÁPIDO! – es oportunamente interrumpido por los gritos de Kenta, que son como un alivio para él, por primera vez. Ahora no tendrá que dar más explicaciones.
La chica de pelo rojo se queda parada, por ahí el humo de lo que fuma El Púa la está afectando… Kenta se acerca a Yuzo, lo abraza y le revuelve el pelo, como siempre, y le desabotona un poco el uniforme, como raras veces hace.
Fui hasta tu cole para no encontrarte… tus amigos me confundieron y casi hago que pierdan un partido en tu práctica… un tipito bastante molesto, Tsobeso creo, insistía en darme ánimos y me hablaba acerca de su mejor amigo, el balón, y de cómo no iba a lastimarme… ¿estás seguro de que no está en drogas? Digo, creer que una pelota es una amistad… tal vez se sienta muy solo¿tiene novia? – Kenta habla atropelladamente y casi sin respirar, su hermano tiene que saber todos los detalles de su emocionante pequeña aventura.
Mientras tanto, frente a ellos, una cara empieza a teñirse casi del color de su pelo, Noriko entiende cada vez mejor la situación y sólo atina a ver la escena familiar de cerca, procesando todavía la idea y tratando de ocultar la vergüenza. Kenta sigue emocionado, contándole todo a su hermano.
Entonces, Yuzo, aunque me divertía, tuve que decepcionarlos con la verdad... – pone cara de depresión –... porque cuando el chico con cara de simio me estaba jalando a los vestidores para cambiarme, la cosa me pareció demasiado liberal, y no es que yo tenga problema con la desnudez... - hace un signo de negación con la cabeza, y pone la cara muy seria – pero frente a chicos que no conozco, noooooo… y eso que parecían buenas gentes, pero no, especialmente cuando el tipo en drogas empezó a hablar solo o con su alter ego, Roberto, murmurando –pone cara de víctima – "Roberto, te juro que ganaré el campeonato para volver a verte y convertirme en un profesional"… fuera de ese incidente, Yuzo, tus amigos están bien.
El Púa se muere de risa en la barra, se dio cuenta de todo antes, y no le dijo nada a Noriko para poder disfrutar este tremendo papelón. Kenta se calla de repente al ver que su hermano no responde, y lo mira, sigue la dirección que apuntan sus ojos y recién se da cuenta de que su bajista está tras ellos, con cara de circunstancia y asombrada a más no poder. Mira al Púa, mira de nuevo a Noriko, y decide unirse al coro de risas del boliche, ya que el otro tipo que fumaba empezó a reírse también cuando Kenta terminó su relato. La nueva cara de Noriko es de ira.
¿Y tú, hermano imbécil de Morisaki, NO PODÍAS DECIR NADA AL RESPECTO?
Ah no, amiga loca de Morisaki, a mí no me digas nada porque yo intenté decir algo desde que llegué¡¡¡pero eres tan histérica que ni siquiera me dejaste abrir la boca!
El gemelo rockero está sorprendido… Yuzo, el pacífico, había gritado, y es más, está enojado. Realmente la roja puede sacar de quicio a cualquiera.
¡Chicos! No se pelen... – Kenta pasa el brazo por los hombros de Yuzo.– Ven, te voy a presentar a algunos integrantes de mi banda.
Los dos se acercan más a la muchacha, que ahora tiene rojo-pelo, rojo-vergüenza y rojo-ira en la cabeza. El Púa sabe que la diversión a costa de estos tres inocentes había acabado y busca más entretenimiento limpiando el mesón con un trapo histórico. El otro fumador se acerca a la barra a pedir un trago, le pasa al dueño otro cigarro con sus largos dedos, no les dan más importancia y se ponen a charlar.
Ella es Noriko Ishikawa, la bajista del grupo.
Yuzo le ofrece la mano, Noriko la estrecha un poco recelosa.
Él es mi hermano, Yuzo Morisaki.
Obvio que apellida igual que tú, Morisaki, no soy tan tonta. Y ahora que ya estamos y sólo falta uno, creo que deberíamos empezar, así que, Yuzo, si nos disculpas…
No, todavía no… mi hermano nunca vino acá, así que vas a tener que esperar a que le muestre toda la Cueva – Kenta se lleva a Yuzo a dar una vuelta por el lugar, describiendo cada metro cuadrado. Noriko se da la vuelta, furiosa, y se pone a recoger sus cosas, la actitud del guitarrista le enferma. Todavía puede escuchar su voz, de fondo.
Él es Zenshiro Uchiyama, el tecladista... – apretón de manos – ...y él es El Púa... – otro apretón más.
Pedazo de imbécil, no es posible que tengamos que aguantar sus idioteces todo el tiempo, y encima el baterista y su queridísima abuela. – Noriko reniega por lo bajo, no puede evitarlo – Rebelde sin causa, ja, ya quisiera que su abuelita sepa lo que él dice de ella y su perro, so hipócrita…
Los hermanos pasean por toda La Cueva, abrazados, conociendo al resto de los parroquianos. Noriko se queda viéndolos, realmente son idénticos… pero ¿cómo salió tan nabo el hermano de Kenta? Porque sabía que sus papás son raros, pero este chico es muy normal para lo que ella conocía de la familia Morisaki… Se tira en una silla, apoya la cabeza en el respaldar y fija la vista en el techo…
"¿Cómo estará mi mamá? Odio tener que haberla encontrado yo… estaba amenazando con hacer eso tanto tiempo, no la tomé en serio… pero¿ yo qué haría sin ella? Es mi mamá, aunque esté tan loca…" – se pone a ver detenidamente sus zapatos, tratando de encontrarles algún detalle poco conocido o algún escondite secreto.
El Púa se da cuenta de que Noriko no se fue, y que es más, se sentó a esperar la santa gana de Kenta en una mesa del rincón, como ocultando su espera. Sonríe, deja de limpiar y ordenar las botellas, se acerca a la barra y la ve, es extraña, pero sigue siendo una niña, nada para sorprender a un hombre viejo, pero sí tal vez a otro chico de su edad.
Eh¡Ishikawa!
Noriko escucha la ronca voz del Púa llamándola desde el otro extremo del lugar. Deja de ver sus zapatos y lo mira, desganada, tratando de no mostrar ninguna emoción, ni siquiera la rabia que ahora sentía por el par de idiotas que examinaba un póster recién llegado de España, de algún grupo extraño de rock. Le hace un gesto con la cabeza, como diciendo "¿Qué?"
¿Por qué no te fuiste? – el Púa sonríe sarcásticamente - ¿Algún Morisaki llamó tu atención?
Obviamente, cuando dijo esto el bar hizo un muy preciso silencio general, así que todos escucharon la apreciación objetiva del Púa. Noriko puede matar a distancia con la ira que le sale de los ojos… El buen viejo se da cuenta y se oculta en la barra, fingiendo recoger un lapicero que se le "cayó" ayudado por un mal disimulado codazo suyo.
¿Por qué te enojas, linda? Si todo está normaaaaaaal… - se escuchó la voz del tecladista Uchiyama, que a falta de algo que hacer, curioseaba la escena sentado en un taburete algo, con algo que parecía cerveza y un infaltable cigarro largo y delgado.
Noriko y sus zancadas otra vez. Estaba a punto de sacrificar la mejor bebida embotellada del púa, cuando Shuichi Tamura, el baterista, hizo una entrada triunfal, corriendo, con las baquetas saliendo de su mochila y los platillos en la mano. El tipo estaba lleno de pelo de perro, oliendo a perro y con cara de perro, porque el maldito se le había escapado y tuvo que correr cuadras para atraparlo. Por fin, después de las presentaciones pertinentes, Tamura dice las palabras mágicas:
Y… chicos¿vamos a ensayar?
Claro, claro que sí, si no, para qué vinimos¿no? – responden Kenta y el Zenshiro al unísono, como un buen coro.
¡Pero si yo les estoy diciendo eso desde hace horas! Pedazos de machistas…
Nadie toma en serio los insultos, les gustaba verla renegar, así se distrae un poco de la presión que significa vivir con una madre tan inestable. Noriko descarga su rabia, tristeza, frustración con ellos, y jugando, hay que aceptar, al final, que la banda es un alivio. Kenta por fin le quita su mochila a Yuzo, saca la guitarra del bolso y un montón de cables, comienza a conectarlos y se para en el escenario. Noriko ve atenta todos sus movimientos, Yuzo se da cuenta de esto, ya tiene material para molestar a su hermano, pero de lo que no se da cuenta es que, cuando va a recoger su mochila para irse a lo que pueda alcanzar de entrenamiento, Noriko empieza a verlo también, detenidamente. ¿Los compara¿Reconoce a Kenta en Yuzo? Por fin se la escucha a alguien hablar:
Pero Yuzito, ya acabó tu práctica, no seas tan fanático y falta una vez… - dice el Morisaki rockero, usando el apodo familiar y tierno que tanta vergüenza le da a Yuzo.
Pero…
Es cierto, hermano lento de Morisaki... – apoya Noriko. –Seguro te hice perder el entrenamiento… además necesitamos una opinión nueva, porque según el Púa somos los mejores… así que mejor siéntate y escúchanos.
Sí, y de paso ves de vez en cuando el perro. – dice el baterista, tranquilo –Lo dejé amarrado en el poste de la entrada de la disquera, por ahí se escapa.
¡Con ese perro ahí los de la disquera me van a odiar! – el Púa sale corriendo de la barra, gritando. -¡Cómo puedes ser tan torpe, Tamura¡Si se dan cuenta me van a denunciar!
Risas generales. Yuzo se sienta, alguien le pasa un refresco con una no muy confiable bombilla café-extraño, la banda empieza a tocar un tema de "L'arc en ciel"; no puede dejar de ver a un par de sus integrantes en especial… ¿Habrá algo entre esos dos? Y si sí… ¿qué tendrá esta chica de especial?
Hola a todos. Muchísimas gracias a los que dejaron comentarios, hacen que Vicky y yo querramos escribir más y hacer de este un fic excelente, pero, como un reproche a los que no lo leen, o lo leen y por tímidos/vagos no dejan mensajes… "Qué barbaridad". Espero que le den una oportunidad a este fic, porque Vicky y yo nos estamos esforzando mucho por escribirlo y que salga bien, así que dejen sus mensajes y opiniones, ya saben que nos gusta mucho leerlos.
Hasta un próximo capítulo.
ADRIANA
(Sietesoles)
