Capítulo XIV
Tráeme a la vida
La miraba absorto de cuanto sucedía a su alrededor, los habían servido gratamente, un restaurante fino, pero reservado, sin demasiado publico, agradable, una mesa alejada los había cobijado, las miradas que se daban y las caricias intensas en las manos, les hablaban de pasión, probablemente la cena debió quedar para después, pensaron de seguro cada uno por su parte, Kagome vestida con un traje azul con un delicado escote que había mantenido gran parte del tiempo a InuYasha imaginando como podría quitárselo, primero imaginó que lo destrozaba, pero luego volvía el hombre correcto y paciente y solo deslizaba la cremallera con cuidado, en tanto Kagome, observaba las manos del hombre a cada gesto que hacían elucubrando en su mente el modo en que podrían tomarla, se ruborizo varias veces ente las ideas que poblaban su mente.
Mientras que Kagome jugaba con el helado en su copa, InuYasha tomó una de sus manos y acarició con el pulgar la pálida y suave piel, desprovista de joyas, limpia y lozana.
-¿Quieres que vayamos a bailar luego?...- consultó tentando a su suerte, había reservado una habitación en un hermoso hotel a unas calles de ahí, aún no sabía si la "amenaza" de Kagome iba enserio, no quería parecer desesperado, aunque lo estuviera.
-¿A bailar?...- preguntó casi incrédula, claro que quería bailar… danzar entre las sabanas con ese hombre eso es lo que deseaba… ¿acaso jugaba con ella?... InuYasha notó el fulgor extraño que se apoderó de los ojos castaños de la muchacha.
-¿A bailar no?...- insistió, notando como Kagome negaba con suavidad, y él se sonrió, se sentía inquieto como un adolescente que va a hacer el amor con su novia por primera vez – si te dijera que muero por hacerte el amor… ¿te enfadarías?...- interrogó sintiéndose mas absurdo aún por la pregunta, pero ya estaba lanzada.
-No…- negó son una sonrisa, acariciando con los dedos la mejilla de InuYasha…- por que también lo deseo…- le tembló la voz al decirlo y un nudo se acomodó en su estomago… pero era lo real… amarlo hasta que la luz del día llegara…
La mantenía tomada de la mano mientras que ponía el seguro a la puerta, la luz era baja y grata a la vista, perfecta para amarse como pudo notar, se giró hacía Kagome, y tirando de ella la acercó a sus cuerpo, estaba inquieto no podía negárselo a sí mismo, hacía mucho que no estaba con una mujer en estas circunstancias y habían tantas cosas de Kagome que no sabía aún, quién habría sido su primer novio, quién habría sido su primer hombre, grandes amores, amores equivocados… prefirió ahorrarse el sufrimiento de saberla en otros brazos, y de ese modo quizás ahorrarse igualmente el hablar de su propio pasado… ese que le dolía recordar, ese que esta noche deseaba dejar tras la puerta que acababa de cerrar. Sus brazos la cercaron y rozo sus labios con suavidad, no había prisa, tenían mucho tiempo, una noche completa para amarse…
-Te necesito tanto pequeña…- le susurró perdiéndose por el cuello femenino, dándole un doble sentido a sus palabras, las que ella no lograría comprender aún.
-Y yo InuYasha… oh… InuYasha…- dijo enlazando ambas manos en el cabello oscuro y suave del hombre que escuchaba su nombre en los labios de ella, y le parecía una exquisita melodía que encendía sus sentidos con cada letra pronunciada.
-Quiero amarte… amarte tanto que no exista razón más que mi nombre para ti…- musitó antes de besar el lóbulo de la oreja, atrapando con los labios el arete que pequeño colgaba de él, escuchándola respirar agitada, y la piel de los brazos y de la espalda que ahora tocaba se erizaban con el simple y húmedo roce.
Solo la escuchaba suspirar mientras que continuaba besándola, las manos aún apresando solo la cintura, en un agarre suave, Kagome solo se sostenía de su cuello como si su vida dependiera de ello, estaba nerviosa, no podía negarlo, pero deseaba tanto este momento, probablemente desde el primero instante en que la besó… tal vez antes…
Las manos de InuYasha buscaron en la espalda la cremallera de aquel vestido oscuro que esculpía tan bien la figura de Kagome, tanto que lo había dejado sin aliento cuando la vio descender las escaleras del templo horas antes. Tomó el carril y comenzó a deslizarlo con delicadeza. la frente de Kagome estaba apoyada en su hombro, como escondida y pudo escuchar apenas el aliento de ella que parecía intentar contener cada momento sin respirar siquiera para no perderse nada, se sonrió al notarlo, una vez que la cremallera llegó a su final, la espalda de Kagome estaba ya desprovista de ropa, abrió el vestido para permitir que sus manos acariciaran la piel pálida de su espalda erizándola, mientras que los brazos de la muchacha parecían no poder sostenerse, descendiendo hasta los de él y agarrándose de las mangas de la chaqueta que aún vestía.
Se liberó lo suficiente para quitarse la chaqueta y luego la abrazó con fuerza y la alzó así, despegándola del piso lo suficiente para caminar con ella en andas, Kagome sostenía su rostro entre las manos y besaba con fervor los labios del hombre que tomaba rumbo a una cama de un hermoso tono marfil, se inclina sobre ella para dejar a Kagome y entonces observa a la mujer tendida sobre la cama, con el cabello azabache abierto sobre la colcha clara, y al aliento se le corta al notar que es Kikyo… cierra los ojos con fuerza volviendo a enfocarse y ver los castaños y vivaces ojos de Kagome, la besa con algo más de desesperación y ella lo rodea con sus brazos.
-Eres tú pequeña…- susurra, más para sí, al reconocer el sabor de los besos de Kagome, se apoya en el lecho en sus rodillas, con los labios pegados a los de la muchacha, y comienza a buscar la desnudez de las piernas femeninas, con la yema de los dedos roza la piel, escuchando a Kagome quejarse con suavidad ante el tacto.
Levanta un poco la cabeza y mira hacía abajo, notando como las extremidades pálidas y largas de Kagome, parecían luchar levemente con algo imaginario ante el roce de sus dedos que ascendían poco a poco por los costados de sus piernas, llegando a los muslos y extendiéndose hasta el borde de la ropa intima, entonces la sintió jadear, y se volvió a enfocar en su rostro, encontrándose nuevamente con la imagen de su esposa muerta…¿qué estaba sucediendo?... gruño con la voz ronca, y hundió la cabeza en el estomago de ella, respirando agitado, lo que a Kagome la excitó más, pensando que aquello era producto de la pasión que estaban compartiendo.
-Oh, InuYasha… ven acá… bésame…- le pedía con un hilo de voz, mientras que sus dedos se oprimían contra los hombros de él, y era su voz, la dulce voz de Kagome, tragó con algo de dificultad, y aún con los ojos cerrados comenzó a subir hasta su boca, aspirando el aroma a flor de cerezos que ella emanaba, y entonces luego de rozar a penas sus labios, la miró.
-Pequeña… - susurró al encontrarse con la mirada impaciente de Kagome, y el aliento de ella se le metía en la boca, como una muestra candente de su excitación.
Comenzó a deslizar los tirantes del vestido azul, con manos temblorosas, la mandíbula se le había endurecido e intentaba no perder de vista los ojos y el rostro de Kagome, parecía como si se hubiese prohibido hasta pestañear, estaba inquieto, incluso parecía asustado.
How can you see into my eyes like open doors
Como puedes
ver en mis ojos como puertas abiertas
Leading you down
into my core
Conduciéndote
hacia abajo de mi base
Where I´ve become so numb
Without a soul
Donde he
estado retenido sin un alma
My
spirit´s sleeping somewhere cold
Mi
espiritu está durmiendo en algún lugar frío
Until
you find it there and lead it back home
Hasta que tu lo encontraste y lo llevaste de vuelta a casa
-¿Tiemblas?...- consultó Kagome algo confundida, él la miró algo inquieto, no quería que notara su turbación y solo le sonrió.
Los dedos de InuYasha descendían por su brazos, llevando consigo parte del vestido a fin de liberarla, sintió como el vestido poco a poco se resbalaba en su pecho, rozando el borde de el, sus pezones, un suspiro se le escapó y anhelaba sentir nuevamente la boca de InuYasha en ellos, pero esta vez directamente, pero él parecía fijo en su rostro, y se estaba desesperando, en tanto él sintiéndose inquieto y excitado, sabía por los movimientos de l tela y lo que de reojo podía notar, que la pálida piel del pecho de Kagome estaba desnuda, se humedeció los labios con ansias de besos, pero temía perderse en aquellas extrañas imágenes que lo estaban abordando de improviso… y de pronto, sintió los dedos de Kagome deshacer uno a uno el enganche de los botones de su camisa, y el aire parecía negarse a salir de sus pulmones, miraba los brillantes ojos castaños de ella, que permanecían fijos su mirada dorada, como tantas otras veces leyendo algo que incluso él mismo desconocía, las manos delgadas se deslizaron por su pecho varonil, que se movía agitado, notó como Kagome recorría en él, arrancándole un gemido ronco cuando toco sus pezones pequeños y ahora endurecidos, obligándolo a cerrar los ojos, y entonces su boca frenética busco los de ella, masajeando con la lengua en la piel que se robustecía ante sus roces, notando como el aire llenaba los pulmones de Kagome, y la abandonaba con igual fuerza, ella intentaba deslizar la camisa de los hombros fuertes, acariciándolos, el cabello de InuYasha se le enredaba en los dedos a tirar de la prenda, y aquello la desesperaba más, él comenzó a llevar junto con sus manos, la tela del vestido de Kagome hacía arriba, despojándola de ella, permitiendo que los rizos azabaches se resbalaran sobre su cabeza, formando un nido hermoso y brillante, erguido y apoyado solo en sus rodillas se quitó la camisa por completo, comenzando a liberar la hebilla del cinturón que vestía, la miró entonces, ahí reposando sobre la colcha marfil, cubierta solo por la pequeña ropa intima que escondía un tesoro para él, con los ojos brillantes, los labios entreabiertos, sonrosados por los besos, el pecho agitado por la excitación y las manos descansando a cada lado de su cabeza, en una actitud tan mansa y dispuesta que sintió que su deseo por ella, se desbordaba, sus temores se disipaban poco a poco, acalorando sus pensamientos de mil formas para amarla.
-Eres tan hermosa pequeña…- le susurró, acariciando con los dedos de su mano derecha el espacio entre sus senos, deslizándose lentamente por su estomago, haciendo un circulo en su ombligo, notando como Kagome hundía en vientre ante el contacto y cerraba los ojos moviéndose en el lugar – ¿te gusta?...- le preguntó y notó en la mirada extrañamente suplicante d Kagome, que no sabía que responder – te desespera…- afirmó y ella asintió igualmente llevándose los dedos a la boca cuando él continuó bajando.
La mano masculina de dedos delgados y perfilados, rozó el borde de la ropa íntima, Kagome ahogó un gemido atrapándolo con el dorso de su mano, InuYasha la miró entonces y las mejillas arreboladas de ella lo sedujeron como tantas otras veces, se sentía extasiado con la imagen de ella, tan limpia, tan suya… quiso explorar un poco más, rozando el escaso vello que encontró bajo la prenda, cuando los dedos pálidos de Kagome lo detuvieron, tirando de su mano hacía ella, se dejó arrastrar por sus ojos suplicantes y le ardió la piel cuando su pecho se rozó con la piel suave y calida de los senos de Kagome, sintiendo en la fricción las aréolas firmes.
-Tómame InuYasha…- pidió con un quejido agonizante al sentir la erección excitante de él en su ingle, notando como se presionaba contra ella.
Las manos de Kagome comenzaron a buscar con ahínco la cremallera de aquel pantalón oscuro que InuYasha vestía, necesitaba sentir que ese fuego que la quemaba se apaciguaba al tenerlo, al sentirlo finalmente, él comprendió ayudando a sus temblorosos dedos a llegar, guiando lentamente la mano de ella, que se rozaba con su miembro, arrancándole jadeos placenteros… se liberó de sus ropas, y despojó a Kagome de la última prenda… cuando sus cuerpos al fin se tocaron en la plenitud de su desnudez, ambos sintieron que la pasión los consumía, los brazos y las piernas encontraron el lugar exacto, como si se reconocieran. InuYasha dejó que el vello de su pierna, se friccionara en la entrepierna de Kagome, humedeciéndose con el roce, ascendiendo y descendiendo en el movimiento, haciendo que este le arrancara gemidos ansiosos a la muchacha, y jadeos roncos y angustiantes a él… la besó y su lengua se hundió en la boca femenina, caliente y hambrienta como la suya, entregando caricias desesperadas. Se acomodó entre las piernas de ella, y presionó su miembro de modo superficial, simulando una entrada que a Kagome la dejó sin aliento, se incorporó un poco, apoyado en sus brazos extendido y observó el rostro febril y femenino, de castaños ojos, suplicantes, sus labios rojos por la excitación y humedecidos esperando por su intromisión de su lengua, tal como debía de estar su intimidad en espera de su erección.
-Hace mucho que no hago esto…- susurró con la respiración entrecortada, el pecho oscilante y el dorado de los ojos prendidos en pasión.
-Yo no le hecho nunca…- confesó ella, sonriendo con suavidad al notar la sorpresa en él. Lo vio inclinarse de nuevo sobre su cuerpo, y ella empujaba sus caderas hacía él, inquieta y deseosa.
-Oh pequeña…- musitó junto a su oído, con ardor y dulzura… amor quizás, pensó ella… - te prometo que seré delicado…- intentó tranquilizarla, moviéndose con suavidad para acomodar su miembro en la entrada virginal.
-Por favor no lo seas…- pidió Kagome al borde de la desesperación, posando una mano en la parte baja de la espalda de él, incitándolo a empujar.
Entonces InuYasha la abrazó bajo los brazos y se sostuvo de sus hombros, entrando en ella con cautela pero con decisión, notando como el interior de Kagome lo cercaba, abriendo poco a poco el paso, por un camino nunca antes recorrido, contrayéndose sin dejarle entrar más, la escuchó gemir una suplica.
-No…- le pareció escuchar y las manos de ella se posaron en su pecho reteniéndolo con energía.
Los ojos cerrados y apretados, no le permitían vislumbrar su castaño, parecía sufrir cuando la miró, y aquello inevitablemente lo volvió a turbar, trayendo hasta su mente el recuerdo de una situación similar, y le pareció ver vividamente el rostro comprimido de Kikyo, la primera vez que hicieron el amor, contraída y dolorosa, y él besando sus mejillas humedecidas por lagrimas que más parecían de un sufrimiento del alma que del cuerpo… cerró lo ojos y sacudió su cabeza con violencia, no quería esas imágenes ahora… se sintió agobiado, angustiado, desesperado, pero entonces apreció el movimiento del cuerpo caliente bajo él, que se aferraba a su espalda, sintiendo la presión de los muslos suaves contra sus caderas aprisionándolas, enredando los pies entre sus muslos tensos y varoniles, intentando impulsarse hacía él... quitó su propio cabello del rostro de ella, y pudo ver el brillo excitante de sus ojos vivaces… solo suyos…
(Wake me up) Wake me up inside
Despiértame
(Despiértame adentro)
(I can´t wake up) Wake
me up inside
(No
puedo despertarme) Despiértame adentro
(Save me)
Call my name and save me from the dark
(Sálvame)
Di mi nombre y sálvame de la oscuridad
(Wake me up)
Bid my blood to run
(Despiértame) Siento como corre mi sangre
-InuYasha… ¿Qué no ves que te necesito?…- le suplico y aquello le dio el valor de continuar, sintiendo como era aceptado sin reservas, sintiendo como los músculos internos de ella lo abrazaban, quemándolo…
-Estas ardiendo…- confesó sorprendido, rozando apenas los labios de ella, con tentativas de besos que se ahogaban antes de entregarse.
-Oh… sí… me quemas… - susurró más para sí misma, oprimiendo sus dedos contra la espalda de él, logrando que sus uñas blanquearan ante el agarre.
Se comenzó a mecer con suavidad, sintiendo que algo en su interior se iba liberando con cada empuje, algo más que físico, mientras que los jadeos y gemidos aumentaban, su erección le dolía incluso, sin creer que podía llegar a ser tan tortuoso y gratificante… la premura le quemaba las entrañas y las uñas de Kagome la espalda, apretó los dientes cuando el dolor se hizo presente, pero no le molesto, se movía con ahínco y sentía la frente perlarse por el sudor, el ritmo de sus movimientos se aceleraba, y el aire parecía escaso, Kagome lo liberaba de sus piernas, empujando con sus talones sobre el colchón en busca de sensaciones… la miró con el rostro de medio lado, y los labios aprisionados por sus dientes, se acercó a su oído.
-¿Qué sientes pequeña?...- le susurró casi sin respiración, manteniendo el ritmo.
Kagome, liberó el aire de una sola exhalación cuando sintió el aliento caliente de InuYasha en su oído, extendió los brazos cerrando sus dedos en las colchas, impulsándose para apenas rozar los labios de InuYasha, el cabello humedecido en las raíces por el esfuerzo.
-Agonía…- le respondió en un jadeo, que representaba perfectamente su definición.
La abrazó con seguridad y se giró sobre la cama con ella, que se aferro a los hombros masculinos con algo de vértigo, recuperando con dificultad el aire cuando noto que habían cambiado los papeles. Kagome comenzó a moverse, erguida sobre él, tal como la había imaginado, la tomo de las caderas y la ayudó a encontrar el punto de placer que buscaba, deslizando sus dedos delgados por la pálida piel, conteniendo los gemidos ante los contoneos de ella cada vez más adecuados, hasta tomar de lleno sus senos uno en cada mano, deleitando su vista con el vaivén de ellos, ante la luz suave de la habitación, los rizos azabaches desordenados formando una cascada sobre uno de ellos, la vio dejarse caer en sus manos, deteniendo con angustia en el rostro el movimiento.
-¿Qué pasa?...- consultó, algo inquieto y frustrado, notando como ella se contoneaba levemente, sin querer romper el contacto.
-No puedo… me desespera…- susurró sin mirarlo, atemorizada por las sensaciones que parecían querer estallar de ella, ¿así debía sentirse?... se preguntaba… con la necesidad imperiosa de continuar, pero asustada.
-Ahh…- suspiró InuYasha al sentir los músculos de ella apresar su erección en su interior, sabiendo que Kagome solo temía a las nuevas sensaciones, la abrazó y sostuvo pegada a su cuerpo, sintiendo como los brazos de ella se aferraban a él, el rostro hundido en su hombro, el aroma de su cabello embriagándolo.
-Tranquila… tú solo siente…- le murmuró en el oído sintiéndola, gemir.
Flexionó las rodillas y dejó que sus talones lo apoyarán aferrando a Kagome, con un brazo desde la nuca, y con la otra mano desde la parte baja de su espalda, y se empujó contra su intimidad con fuerza, jadeando con la voz profunda al hacerlo, ella gimió con fuerza al sentirlo luchando por escapar, pero besando igualmente su cuello, y su hombro, una segunda embestida vino y ella aferró las uñas a los hombros, InuYasha se quejó, sintiendo una oleada de deseo llenarlo, se empujó una vez más con algo más de fuerza, presionando el cuerpo de Kagome contra sí, sintiendo como el interior de ella lo abrazaba, estrechando más la entrada.
-Me gusta…- le susurró muy bajito dejando que el vaho caliente le rozara el oído.
-¿Mucho?…- le preguntó con la voz casi ida por la pasión, sosteniéndola con energía.
-Mmjj…- susurró afirmativa.
Y ya no se detuvo, empujándose contra ella, casi con violencia, sintiendo la rigidez del interior de Kagome, y los labios humedeciendo su hombro, los jadeos constantes y cada vez más fuertes, que le indicaban lo que ella iba sintiendo, de un modo tan intimo que de mezclaba su deseo de culminación, con sus ansias de no dejarlo jamás, la sangre de latía en las sienes, y el aire le faltaba, los gemidos femeninos se adentraban en su ser como el combustible para sus movimientos, cada vez más certeros e inquietantes, escuchando como Kagome comenzaba a musitar su nombre cada vez con más fuerza, desesperada y asfixiada, la rigidez de su miembro le indicaba que no le faltaba demasiado, sentía como se le electrizaba la piel, notando como los pezones de ella se erectaban más contra su pecho, la piel de Kagome se erizaba mientras que ella luchaba empujándose ahora contra él, ayudándolo en la labor.
-Vamos pequeña…- le susurraba, percibiendo como ella se movía inquieta.
-InuYasha… Inu… Yasha…- suplicaba casi, con solo su nombre en los labios.
-Siente, mi amor…- le pidió, controlando apenas su culminación, sintiendo el calor asfixiante de la intimidad de Kagome en su carne, endureciéndola más ante el tacto del líquido hirviente que emanaba de ella, mientras que las convulsiones la obligaban a gemir de forma inconstante, desordenada y loca - …siénteme...- le pidió en un hilo de voz, arqueando su espalda con los dedos aferrados con fuerza a la cabeza de Kagome, y la palma abierta en la parte baja de la espalda femenina, la sostenían mientras que sentía como su semilla se esparcía en ella, mezclando los fluidos que se desbordaban de la unión, humedeciendo el vello oscuro combinado ahora, fusionando los aromas de ambos, impregnando el aire de ellos, liberándose de tristezas, dogmas y prejuicios… comprometiéndolos en un acto innegable de entrega…
Now that I know what I´m without
Ahora que sé
de lo que carezco
You can´t just leave me
No puedes tan
sólo dejarme
Breathe into me and make me real
Exhala en mi y
hazme real
Bring me to life
Tráeme a la vida
Permanecían los cuerpos extendido en la cama, como si hubiesen sido abatidos por una gran tormenta que los golpeo sin aviso, la respiración de InuYasha era aún agitada, pero comenzaba a recuperarse, comenzó a deslizar el cabello que cubría el rostro de Kagome que no se había movido ni un ápice luego de la barbarie de sus sensaciones, el rostro naturalmente pálido, ahora mantenía un encendido tono rojizo, comenzó a soplar con suavidad la mejilla femenina, entregándole algo de aire a la mujer que permanecía oculta., hasta que su rostro aún encendido le miró y sonrió, con suavidad.
-¿Me amas InuYasha?...- susurró con la voz delicada y dócil.
-¿Lo dudas?...- le preguntó tomando una de las manos de ella que ahora reposaba sobre su pecho, para besarla con delicadeza, mientras que la otra hurgaba sus desordenados rizos.
-¿Tanto como a tu esposa?…
Continuará…
Espero que el capítulo les haya gustado…. Era el famoso y tan esperado…"momento de pasión"… lo cierto es que hay algunas cosillas que se me complico un poco poner, pero creo que eran un momento de transición necesario dentro de la historia, veremos que va a pasar más adelante, por que lejos de estar por terminar esta historia esta recién calentando….jejeej "calentando", como que muy de acuerdo con el cap.
Esperando que haya sido del agrado de todos… y como siempre, gracias por leer y por la permanencia…
Siempre en amor…
Anyara
P.D.: quise poner este tema de Evanescence, "Bring me to life", me gusta mucho y es una canción de gran fuerza interpretativa… se siente la canción… en fin…
