Un anillo
Capítulo 7: El canto del Caradhras
Caminé furiosa hasta el lugar en que se encontraban los demás, para mi sorpresa, Gandalf y compañía habían regresado
"Con un poco de suerte este será el último tramo que recorramos de noche"- me indicó con una sonrisa cómplice, satisfecho- "ocurre algo?"
"No es nada- comenté intentando controlarme- comencemos de una vez, o no llegaremos nunca"
"Aún no llegó Legolas"- me indicó Pip con su radiante e inocente sonrisa
"Disculpen la demora, pero me distraje con algo"- murmuró detrás de mí la voz conocida
"Ya te estábamos dejando elfo"- rió Gimly con sarcasmo, yo no era la única que se llevaba mal con el principito, y para mal de males él tenía la estúpida manía de besarme ¿quién se había creído? Además, ¿por qué me trataba como si yo fuera la culpable? Yo no tenía la culpa de que él fuera un sexopata, era él quien me besaba a mí, no al revés, y que bien lo hacía, me pellizqué mentalmente, como podía estar pensando aquello?
Recogimos los bolsos y marchamos en silencio, como lo hacíamos casi siempre en las interminables noches, pero mil ideas se amontonaban en mi mente ¿qué quería ese elfo conmigo? No le permitiría jugar conmigo como lo había hecho con tantas otras, eso era seguro, pero por más que intentara negarlo una parte de mí había disfrutado sentir esos suaves labios sobre los míos nuevamente, era la primera vez que un elfo mostraba tal interés en mí, que me veía como elfa y no como la pequeña protegida de Gandalf, era una sensación extraña, pero a la vez agradable, saber que podría interesarle alguien.
"Ocurre algo Dama Isilwen?"- preguntó tan galante como siempre Boromir a mi lado-"se la ve algo preocupada"
"No estoy en el mejor de mis días"- contesté con sequedad, por qué me molestaba tanto entonces la cercanía de el gondoriano que era todo un caballero? No tenía idea
"En Gondor tenemos una cura para los malos días, y es una buena fiesta con amigos"- me contó intentando entablar una conversación
"Es una pena que estemos en medio de la nada, en un viaje desesperado, si no tendría en cuenta tu consejo"- susurré palmeándole la espalda antes de alcanzar a Gandalf y Aragorn que guiaban la marcha
"No podremos avanzar más por hoy"- susurró el montaraz cuando llegué a su lado
"Es peligroso aventurarnos en las montañas con esta oscuridad, lo mejor será recuperar fuerzas y mañana en la mañana continuar a la luz del día"
"Eso significa lo que creo?- pregunté curiosa, mientras me miraban sorprendidos, al parecer no habían notado mi presencia- nos pasaremos el día tirados en Acebeda?"
"Es lo mejor"- aceptó mi maestro en el instante en que el sol comenzaba a acariciarnos con sus primeros rayos, después de varios días de lluvia. Nos instalamos entre los arbustos, disfrutando de aquel pequeño descanso, mientras intentaba ignorar al rubio elfo que simple y sencillamente me caía de la patada. El sol se estaba poniendo, en el instante en que Aragorn se sentó a mi lado con expresión confundida
"Isilwen, ¿quién eres?"- lo miré con una sonrisa, el Heredero de Isildur no era tan estúpido como yo creía- "hay algo en vos que me es extraño, y a la vez conocido"
"Y yo creí que podría pasar desapercibida"- susurré resignada, sabiendo que por ningún motivo podía revelar mi identidad- "es verdad que guardo un secreto, pero quien de nosotros no? Hay cosas que deben ser dichas en su momento, ni un segundo antes, ni un segundo después y creo que tu mejor que nadie comprende eso"- el montaraz sonrió, asintiendo
"Gandalf te educó bien, por un momento lo escuché a él hablando por tus labios"- rió, y no tardé en acompañarlo- "Sé que las cosas no se te están haciendo fácil aquí, no al menos con Boromir intentando guardarte en una caja de cristal y Legolas repitiéndote que este no es tu lugar, pero sabe que podes contar conmigo para lo que necesites, si hay algo que puedo reconocer a simple vista son los ojos de un guerrero y al contemplar los tuyos, veo una decisión y templanza que más de un gran caballero querría poseer"
"Me habían hablado mucho de la sabiduría del hijo de Anathor, pero veo que es aún mayor de lo que los ojos de una enamorada pudieron observar, serás un gran rey Aragorn, y los Valar guiarán tu camino"
"Ojos de enamorada no? Al parecer veo que conoces muy bien a Arwen aunque ella nunca me hablara de ti"- al parecer sonaba a un alegre reproche
"Mi existencia fue para todos un secreto, pocos sobre esta tierra son los que me conocen, y los considero amigos valiosos, Elrond y su familia, Glorfindel, Tinwel y Erestor, pocos más en tierras de mis padres, y guardaron el secreto, como veras"- el montaraz me miró con una sonrisa
No haces más que despertar aún más mi curiosidad, pero allí tendrá que quedarse"- me informó con alegría
"Lo bueno era que ellas no podían hablar de mí, pero si de ustedes- reí, - Arwen y Tinwel me contaron muchas cosas sobre ti y Legolas, aunque con este último estaban algo equivocadas, es por demás de desagradable"
"Para ser sincero en los años que lo conozco nunca lo había visto comportarse tan descortés y maleducado con nadie"- susurró con tristeza- "me duele verlo así, no es por ponerle una excusa pero nunca se recuperó de lo que ocurrió con Tinwel y desde que supo que esperaba un hijo todo a su alrededor pareció derrumbarse"
"De todas formas no tiene porque desquitarse conmigo- me quejé- es más estuvo con ella antes de partir hacia acá y por lo que sé no discutió sino todo lo contrario, le cuesta tanto aceptar que ella no lo ame? Le cuesta tanto aceptar que por una vez puede haber alguien mejor que él?"- Aragorn se encogió de hombros encendiendo su pipa, la noche nos había rodeado, con aquella hermosa luna llena, que subía en el cielo oscuro
"Lo mejor será que descansemos"- me informó Gandalf con una sonrisa, asentí en silencio, mañana sería un día muy largo
Legolas abrió los ojos lentamente sintiendo el suave rocío acariciando su piel aquella madrugada, aún no había amanecido, y Pippin parecía haberse dormido antes de terminar su guardia, se levantó despacio, contemplando el cielo que comenzaba a aclararse a su alrededor, las estrellas aún visibles le recordaron esos ojos, que había ignorado con esfuerzo la tarde anterior, no terminaba de entender como, pero mientras más intentaba alejarse de ella, más anhelaba esos labios dulces sobre los suyos, ¿por qué lo torturaba así? ¿por qué era tan arrebatadoramente hermosa? Cada vez que ella se plantaba frente a él desafiándolo parecía sentir un irrefrenable deseo, pero no físico, sino que iba mucho más allá, una exasperante necesidad por tenerla cerca, por saber que no le permitiría hacer lo que tantas otras le habían permitido.
Caminó alrededor del grupo, observando el entorno con atención, el sol estaba saliendo, cuando percibió el ligero movimiento a sus espaldas, Isilwen lo contemplaba indiferente, para luego levantarse de su lugar en silencio y comenzar a preparar sus cosas, volvió su vista al cielo, y fue entonces cuando los vio, estaban muy cerca, demasiado cerca, había estado tan sumido en sus pensamientos que no los había percibido hasta entonces, y ahora podía ser demasiado tarde, sin dudarlo se giró y tomo a la elfa en sus brazos, para tirarse en el suelo junto a ella, con un movimiento los cubrió con una manta de color verde grisáceo, suspiró tranquilo hasta que escuchó aquella voz furibunda
"Que crees que haces copia de elfo?"
"Shhhh cuervos negros"- susurró en forma casi inaudible, con lo que la elfa dejó de revolverse a su lado, en profundo silencio los minutos pasaron, interminables, ya no oían sus alas, todo se encontraba de una forma sospechosamente tranquila, sin palabras se pusieron de pie
"Tenías que ser tan bestia?"- preguntó la joven contemplando la bandada que se alejaba- "podrías haberme avisado"
"No había tiempo- le espetó- te hubieras tardado demasiado"
"Ay, pero si me olvidaba que habla el señor perfecto"- anunció la joven con profunda ironía, en el instante en que los demás comenzaron a abrir los ojos
"Saben, no es muy agradable despertarse oyéndolos discutir a ustedes"- murmuró Merry soñoliento
"Para variar"- agregó el mago- "se puede saber cual es el motivo de tan acalorada disputa?"
"Eso no importa- suspiró la Isilwen mirándolo de soslayo- lo importante ahora es que un grupo de cuervos negros pasaron por aquí mientras dormían, tenemos que irnos cuanto antes"- dicho y hecho poco después ya nos encontramos listos para comenzar una nueva etapa en nuestro viaje
Los días se continuaron uno tras otro, mientras continuaban el camino del Cuerno Rojo, cada día más frío aún que el anterior, la nieve se arremolinaba frente a ellos, muchas veces obligándolos a aminorar la marcha incluso a veces deteniéndose, el silencio pareció transformarse en una condición obligada, que agradeció.
Mil pensamientos se agolpaban en su mente y no podía terminar de ordenarlos, pensó en Tinwel, quería que ella se sintiera orgullosa de él, pero de todas formas ya no podía pertenecerle, debía sacarse esa idea de la cabeza y continuar su vida, suspiró resignado, la nieve les llegaba a los tobillos, en el instante en que se detuvieron, Aragorn y Gandalf parecían discutir algo sobre el camino cuando lo notó, el viento amainó, y la nieve cesó casi en su totalidad, parecían seguir una melodía suave y tranquila, y así era, en el viento una envolvente voz parecía rodearlos, contempló al mago con preocupación, temiendo que se tratara de otra de las jugadas del enemigo. Isilwen extrañamente se encontraba sentada junto a él, tenía los ojos cerrados, y sus labios se movían de una forma indescifrable
"Hey, estas bien?"- preguntó extrañado, la joven parecía concentrada, en aquel extraño movimiento, sumando ahora un leve balanceo hacia delante y atrás – "eh que te ocurre? – preguntó preocupado tomándola por los brazos- Isilwen responde"- la joven seguía sumida en aquel extraño trance, los perfectos labios se movían sin cesar, pero ningún sonido salía de ellos-"Gandalf!"- gritó finalmente llamando la atención del mago- "Algo le pasa a Isilwen"- el mago llegó a su lado con expresión preocupada, la contempló con disgusto
"Isilwen compórtate"- le espetó con voz seria y profunda el mago, a lo que la joven abrió los ojos de inmediato, al encontrarse bajo la severa mirada de su tutor clavó los ojos en el suelo
"Lo siento Gandalf"- susurró con suavidad, el mago levanto su rostro con una de sus manos
"no vuelvas a hacerlo si?- la joven asintió, mientras el elfo los contempló sorprendido, jamás había visto a la elfa tan sumisa, un nudo nació en su estómago y no supo describirlo
Retomaron la marcha, pero media hora después la nieve y el viento los azotaban con crueldad, el viento traía ahora agudos chillidos y risas macabras, estaba seguro de que sería una trampa de Saruman o aún peor del Señor del anillo
"Lo mejor será que permanezcamos aquí hasta que acabe la tormenta"-aconsejó Gandalf con pesar, si continuamos
"Más adelante quedaremos aún más al descubierto"- Aceptó Aragorn con expresión preocupada, se agruparon, lo más juntos posibles junto a la pared cubriéndose con sus capas, buscando algo de calor, las horas pasaron cuando la voz de Boromir rompió el silencio
"Esto será la muerte de los medianos, Gandalf"- el mago asintió en silencio, pasándole una botella a Isilwen
"Denle esto, es miruvor de Imladris, es muy valioso!"- la joven asintió pasando la botella, hasta llegar a Frodo, quien parecía inconsciente, con suavidad posó su mano sobre el rostro del hobbit, y le dio de beber, lo abrazó con dulzura, intentado darle algo de calor con su cuerpo, para alegría de todos Frodo abrió los ojos, pero la nieve no cesaba
"Por qué no algo de fuego?" preguntó el gondoriano- "creo que llegó la hora de elegir entre el fuego o la muerte, no aguantaremos mucho más"
"Tal vez yo podría..."- se apresuró Isilwen, el mago la miró con seriedad
"YA hiciste demasiado por hoy"- le espetó mientras el resto acomodaba la leña intentando encender el fuego, luego de varios intentos el mago ordenó- "naur an edraith ammen!" y llamas azules ardieron de inmediato- "He escrito en forma bien legible para cualquiera que estuviera mirando Gandalf está aquí, espero que esa no se nuestra perdición"
