Un anillo

Capítulo 32: Verdades

Legolas sintió su corazón desbocado, palpitando en su pecho esperando alguna contestación del otro lado, ansioso volvió a golpear

"mi no estar- se oyó del otro lado una voz somnolienta- mi dormir, salvo que sea el maldito Sauron puede volver mañana"- Legolas casi podía imaginarla tapándose la cabeza con la almohada mientras decía esas palabras, nervioso las ignoró

"Soy yo Isil, abre"

"Mmm más vale que sea importante Legolas- refunfuñó en el instante en que el príncipe pudo percibir sus pasos acercarse- ¿me puedes explicar que es esa manía que tienes por despertarme?"- anunció al abrir la puerta mientras el sinda la miró embobado

Legolas no recordaba haberla visto nunca como lo hizo en ese momento, se veía más que hermosa, el largo cabello negro estaba alborotado, suelto sobre sus hombros y espalda, llevaba un largo camisón de tela suave, que acariciaba sus curvas, insinuándolas, el gran escote terminaba justo en el comienzo de los pechos de la joven, Legolas dejó de respirar en forma instintiva, su mente estaba bloqueada, sus ojos se habían perdido en esos plateados fosos que lo contemplaban somnolientos

Autómata se acercó hasta ella, acariciando su rostro con dulzura, era tan hermosa

"Legolas que ha..."- inquirió la chica en el instante en que la silenció con sus labios, fue un beso suave al principio, que poco a poco fue mostrando la pasión que ella le provocaba, su boca volvía a deleitarse con aquel dulce sabor a miel que tanto le gustaba, mientras una de sus manos acariciaban el cabello azabache y la otra la tomaba por la cintura, agradeció a los Valar cuando la chica no solo correspondió aquel beso sino que puso sus manos tras su cuello para profundizarlo aún más, sin dejar de besarla la acercó aún más a su cuerpo, sintiendo cada una de las formas

No supo muy bien como pero se encontró dentro de la habitación de Isilwen, recostado sobre la cerrada puerta, besándola con locura, sus manos comenzaron a acariciar la curva de la espalda, mientras los dedos de la chica se enredaban en su cabello. Sintió aquel extraño fuego en su interior, mientras sentía su masculinidad reclamarle, sin dejar de besarla la guió hasta la cama, donde se recostó sobre ella, su mano comenzó a acariciar la suave pierna que el tajo del camisón dejaba a la vista, sintiendo las manos de la joven jugar por su cuello, su boca comenzó a descender por el pálido cuello, besando, mordiendo, rozando cada milímetro de piel hambriento, con aquel violento deseo que lo estaba consumiendo, pero aquel leve gemido lo devolvió a la realidad

Qué estaba haciendo? Con miedo miró el rostro de Isilwen quien lo contemplaba con una calma absoluta, sobre las blancas sabanas se recortaba el negro cabello esparcido como un gran abanico, sobre él el pálido rostro de la joven lo observaba con una sonrisa dulce, la más hermosa que recordara, la maga levantó el brazo, acariciando su rostro con ternura infinita, transmitiendo mil sensaciones, entonces lo supo, ella lo amaba. Lo amaba tanto como él a ella, no pudo evitar devolverle la sonrisa antes de volver a besarla

Su corazón latió agitado al comprenderlo, ella deseaba que siguiera, besó su rostro con deleite, su frente, sus ojos, la pequeña nariz, se prometió demostrarle con cada gesto, con cada caricia, la pureza del amor que le provocaba, olvidando la urgencia de su cuerpo, se preocupó por cuidar de que ella disfrutara al máximo de ese momento

Mordió con suavidad el lóbulo de la oreja, antes de bajar con suavidad por el cuello hasta la clavícula, siguiendo por el hombro hasta llegar al tirante del camisón, lo deslizó con suavidad, besando poco a poco la piel que ahora quedaba descubierta, en un movimiento levantó a la joven y sacándole el camisón, aquel cuerpo casi desnudo que se hallaba frente a él lo tenía maravillado, volvió a recostarla, sintiendo aquellos finos dedos acariciar su pecho con timidez, mientras desabrochaban uno a uno los botones de su camisa, su boca descendió hasta los desnudos pechos, rozándolos suavemente con los dientes, antes de comenzar a lamerlos extasiado, sintió como Isilwen tembló de placer, mientras se dedicaba a sacarle la camisa, y acariciando con sutileza su espalda, aquel delicado roce provocaba en él un deseo aún mayor, conteniéndose dejó sus pechos, dedicándose a besar su vientre llegando hasta el ombligo, lo lamió con delicadeza, antes de volver a sus senos, mientras acariciaba sus caderas.

Volvió a besarla en los labios, observando con deleite como respiraba agitada y sus mejillas sonrojadas a causa del calor que ambos estaban sintiendo, Isilwen lo besaba con igual pasión, acariciándolo con timidez, con maravillosa delicadeza. Deslizó sus manos con suavidad por todo su cuerpo, degustando la magnífica sensación, se detuvo en la ropa interior de la chica y comenzó a deslizarla lentamente por sus piernas, mientras besaba el recorrido que la prenda pronto recorrería. Después de despojarla la contempló hechizado, ella se encontraba allí frente a él, desnuda, tan hermosamente perfecta, no se creía digno siquiera de tocar uno de sus cabellos, pero ahí estaba, compartiendo con ella aquel momento de ensueño

Salió de su ensimismamiento al sentir aquella boca rozar la suya, la abrazó con dulzura, sintiendo su abultada masculinidad latir expectante, no resistiría mucho más sin fundirse en ese cuerpo que tanto había deseado, como si ella lo hubiera percibido llevó su mano hasta el pantalón del príncipe, y comenzó a desabrocharlo. Legolas suspiró, hundiendo su rostro en el cuello que había comenzado a besar, sospechando nuevamente en el lazo inconsciente que entre ambos se había formado.

Se sintió temblar al percibir los desnudos senos de la chica sobre su pecho, la tomo por la estrecha cintura, alejándola de él, para terminar el proceso que Isil había comenzado, tras quitarse los pantalones, volvió a acercarse, besándola con urgencia, la necesitaba, deseaba hundirse en ella, pero sabía que aún no era el momento, deseaba embriagarla de placer, aún incluso antes de penetrarla, comenzó a besar su pie, subiendo lentamente por la cara interna de su pierna, mientras con una de las manos masajeaba uno de sus senos, lentamente, con besos delicados, y caricias expertas fue subiendo por el muslo, sintiendo la excitación de la chica hasta llegar a su intimidad, sin siquiera tocarla sopló con suavidad, provocando que se estremeciera emitiendo un gemido de placer, se concentró entonces en la ingle, besándola mientras continuaba su camino ascendente mientras la cubría con su cuerpo.

Buscó sus ojos, inseguro aún de lo que iba hacer, deseaba fundirse en ella, pero no lo haría sin aquella contestación, la decisión de aquellos ojos lo dejó hechizado, decisión, deseo, anhelo, incrementados por aquella mágica sonrisa. Con suavidad comenzó a introducirse en aquel cálido cuerpo, haciendo el mayor de los esfuerzos para evitar lastimarla, deseaba que ella recordara ese momento, que temblara de placer bajo sus cuerpo

En un movimiento, para evitar el dolor, traspasó la virginidad de la chica, comenzando a moverse suavemente, intentando que la fricción fuera máxima, para aliviar con el placer cualquier rastro de sufrimiento, sintió las uñas clavarse en su espalda, junto a un ahogado gemido de placer, comenzó a elevar la velocidad, mientras besaba aquel cuello que tanto lo gustaba, sintió los gemidos de Isilwen incrementarse, hasta perder el control de su cuerpo.

Sintió las largas piernas ceñirse en su cintura, permitiéndole una penetración aún mayor, perdió finalmente el control de su cuerpo, dejándose llevar por el instintivo placer que lo mareaba, la maga se aferró con fuerza a su espalda, en el instante en que juntos llegaron al climax

"Te amo"- susurró finalmente Legolas en el instante en que se dejó caer a su lado con cansancio abrazándola, la observó con dulzura, aquellas plateadas orbes lo miraron con tristeza, ella se acercó, buscando refugio en su pecho

"Gracias por regalarme este momento"- susurró con suavidad, mientras el príncipe acariciaba su cabello

"No Isil, yo soy el que debe agradecerte este regalo- le informó levantando buscando aquellos ojos plata- me diste el mayor regalo que cualquiera podría desear, y me ayudaste a cambiar, fuiste tu quien me ayudo, quien me dijo las cosas de frente, la que me dio un motivo para cambiar, si lo hice fue para ser digno de ti Isil, porque te amo con todas mis fuerzas, y deseo ser el mejor para ti"

La joven sonrió entre lágrimas, sin terminar de creer lo que estaba oyendo

"Para mí ya eres el mejor Legolas"- le indicó posando un suave beso en sus labios antes de quedarse dormida

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Antes de siquiera poder abrir los ojos sentí aquel fuerte brazo rodeando mi cintura, abrí los ojos lentamente, temiendo que lo ocurrido no fuera más que un sueño, pero aquel pálido brazo me demostró que no lo era, sentí mi corazón saltando de gozo en el instante en que la puerta era golpeada con fuerza. Observé la calma expresión en el rostro de Legolas, quien hizo un geto de molestia cuando me aparté con lentitud, besé su frente, incrédula aún de que lo ocurrido la noche anterior hubiera sido real, tomé el camisón que había quedado en el suelo, me lo coloqué en un movimiento, me dirigí con rapidez hacia la puerta

"Qué ocurre?"- pregunté aún medio adormilada a las jóvenes que encontré del otro lado

"Somos vuestras doncellas- me explicó la que parecía mayor con una sonrisa- su majestad, la Reina Arwen Undomiel nos envió para ayudarla a arreglarse para el desayuno, al parecer esperan a alguien importante"- maldije a Arwen para mis adentros ¿desde cuando necesitaba ayuda para cambiarme? La respuesta era sencilla, nunca, además por mucho desagrado que me diera la idea había aún otro motivo por lo que debía evitar a toda costa que entraran a mi cuarto, un motivo alto, musculoso, de rubios cabellos y ojos color esmeralda, que descansaba completamente desnudo en mi lecho.

"Agradeced amablemente a su majestad, pero yo puedo arreglarme sola"- les indiqué intentando sonar lo más cortes posible- "no debéis molestaros en mí"

"Debemos insistir Lady Isilwen, son nuestras órdenes"- suspiré con cansancio, intentando por todos los medios evitar que entraran en el dormitorio, en ese instante unos pesados pasos se acercaron

"Gimly!- exclamé feliz de verle- podrías ayudarme a convencer a estas amables damas de que puedo prepararme sola para el desayuno?"- rogué, el enano mi miró extrañado, y luego de abrir los ojos como platos, sonrió cómplice

"Señoritas, estoy seguro de que la Dama Arwen comprenderá la situación- explicó con una paciente elegancia anormal entre los de su raza- Isilwen está acostumbrada a la vida en la intemperie, no se preocupen por ella, por qué no ayudan mejor a este pobre enano a llegar hasta el Rey, según tengo entendido tiene un mensaje para mí"- las doncellas aceptaron dubitativas, alejándose por el pasillo junto al hijo de Gloin quien antes de alejarse me sonrió cómplice

"Ahora si la liamos, espero que Gimly no abra esa bocota más que para comer el desayuno" medité en voz alta una vez que cerré la puerta, me encaminé a la cama preocupada

"Legolas- susurré sentándome a su lado y acariciando su cabello- Legolas despierta"- el príncipe refunfuñó entre sueños y luego de tomarme fuertemente por la cintura sonrió, no pude evitar reír ante la bella expresión de su dormido rostro

¿Cómo serían las cosas ahora? No estaba muy segura, y tampoco quería pensar en eso, aún esteba esa extraña sensación... no era un mal presentimiento, sin embargo... ladeé la cabeza intentando olvidarlo, debía despertar al principito a toda costa antes que Aragorn mismo viniera a levantarnos, cosa que dada la situación no sería nada bueno

"Hey Legolas- susurré con suavidad sobre sus labios, mientras comenzaba a acariciarlos con los míos- despierta ya es tarde"- aún entre sueños acercó mi cuerpo aún más al suyo, comencé a besarlo con suavidad, mientras poco a poco fue respondiendo aquel beso, finalmente abrió los ojos

"Dime que no estoy soñando, dime que lo de anoche en verdad ocurrió"- me pidió con una dulzura que jamás le creí posible¿Cómo era posible que cada instante me enamorara aún más?

"No estas soñando"- susurré sonriendo, acariciando su rostro

"Entonces creo que podría acostumbrarme a despertar así"- anunció antes de volver a besarme

"Nos esperan para desayunar"- le expliqué apenas conseguí un poco de oxigeno

"Que nos esperen"- opinó mientras sus labios bajaban peligrosamente por mi cuello

"Compórtate quieres?- pedí con algo de debilidad que afortunadamente mi voz no delató- Arwen mandó a unas doncellas para ayudarme a vestir y solo pude sacarlas de aquí gracias a Gimly, que de paso creo que sabe algo, y si no bajamos pronto, Aragorn podría enviar a alguien más a buscarme"

"Y ese alguien podría ser Gandalf!"- exclamó finalmente alejándose de mi cuello- "Mithrandir me mata"- no pude evitar sonreír ante su expresión de verdadero pánico, lo besé, antes de ver como se cambiaba apurado

"Te amo"- susurró besándome antes de salir de mi dormitorio apresurado, una vez sola suspiré feliz, dejándome caer en la cama, los Valar me habían sonreído por primera vez en mi vida, aún no terminaba de creer que aquello fuera real, todavía no estaba muy segura del porque le había permitido a Legolas continuar después de ese beso, pero no me arrepentía, ahora estaba segura, el me amaba. No pude evitar sentir esas extrañas mariposas revolotear en mi interior, estaba decidido, absolutamente nada podría arruinarme el día, me levante tarareando alguna canción antes de introducirme al baño

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Legolas marchaba por los pasillos apresurado, agradeciendo que su habitación no estaba muy lejos de la de Isilwen, se introdujo en ella intentando asegurarse que nadie lo viera, sin poder calmar esa feliz euforia se dio una rápida ducha y tras cambiarse recordó las palabras de Tinwel y sonrió, buscó atolondrado entre sus cosas aquel pequeño cofre que lo había acompañado durante los últimos siglos y sonrió, había pedido a un orfebre que realizara aquella joya cuando conoció a Tinwel, había deseado entregársela el día de su cumpleaños, pero las cosas no habían salido como él lo esperó, por lo que a último momento había decidido regalarle una delicada cadena con su emblema.

Después de aquello nunca había podido despegarse de esa joya, esperando encontrar alguien digna de llevarla, cerró el cofre sonriendo y lo guardó en el bolsillo de su chaqueta, para salir en busca de sus amigos, debía compartir aquella felicidad con alguien y ya sabía quien era el indicado.

Se encaminó hacia el comedor principal en el que aún estaban alistando las cosas para el desayuno, en uno de los balcones encontró a Gimly quien sonreía divertido

"Vaya esa sonrisa no hace más que confirmar mis sospechas- le informó el enano- no hay que devanarse demasiado los sesos para adivinar que era lo que ocurría en el cuarto de Isil esta mañana cuando se ve sobresalir de su cama un mechón rubio y un brazo pálido"

"Gimly..."-lo regañó Legolas

"Déjame burlarme un poco quieres? con Isil no podré hacerlo, además ya era hora que te decidieras- le indicó riendo- aunque debo admitir que cuando haces las cosas las haces bien- volvió a reir, pero poco a poco su expresión se fue volviendo cada vez más seria- óyeme bien Principito, sé a la perfección que ella puede cuidarse sola, pero mejor que comiences a tener en cuenta que si una, tan solo una sola vez yo llego a enterarme que ella derramó una lágrima por tu causa olvidaré lo buenos amigos que somos y terminaras en el abismo más profundo de Moira y en pedacitos tan pequeños que podrían caber en una mano bien?"- el sinda lo miró preocupado

"Genial, y yo que creí tener más que suficiente con las amenazas de Gandalf y los gemelos"

"Gandalf te amenazó?"- preguntó incrédulo el enano

"No, pero lo hará en cuanto se entere, y lo que más me preocupa es que conociéndolo él es muy capaz de cumplirlo"- las estridentes carcajadas del enano no hicieron más que obligarlo a reír

"Te buscaste una chica complicada"- explicó el hijo de Gloin con una sonrisa

"Si lo sabré yo- comentó sacando aquel pequeño cofrecillo y tendiéndolo a su amigo- crees que acepte?"- le preguntó indeciso, mientras el enano abría el joyerito, descubriendo aquel hermoso anillo de oro con la más pura de las esmeraldas

"Oh, esto sí que no lo creo, felicitaciones!"- exclamó Gimly abrazándolo contento

"Aún no se lo pedí"- le indicó Legolas intentando calmarlo

"Por supuesto que aceptará"- le informó con tono sabiondo devolviéndole la joya, en el instante en que reconocieron aquella perfecta figura acercarse

"Como están?"- preguntó Isilwen sonriente llegando a su lado, ambos le sonrieron y Legolas tomó con cariño su mano, se sentía tan bien poder hacerlo, tenerla cerca, abrazarla, besarla

"Ajem- 'tosió' Gimly trayéndolo de regreso- si me disculpan me retiro antes de que empiecen con cosas empalagosas que en verdad no quiero ver ni oír"-los dos elfos lo fulminaron con la mirada mientras se alejaba silbando

"Es un idiota"- anunciaron a coro, con una sonrisa en el rostro

"Isil sabes que te amo no?- la joven asintió sonriendo- sé que esto puede parecer algo apresurado pero yo..."

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Sentí mi corazón latir apresurado al oír esas palabras

"Sé que esto puede parecer algo apresurado pero yo..."

"Con que aquí estaban!- exclamó en ese momento el mago blanco saliendo del comedor- Isil, llevo un buen rato buscándote, tenemos que hablar- arggg esa frase no auguraba nada bueno, observé a Legolas quien parecía estar contando hasta un millón- es sobre el tema de tus padres"- asentí asombrada, era la primera vez que aquel tema era mencionado desde que yo era una niña, Legolas apretó con fuerza mi mano y me sonrió en forma reconfortante, sin soltarnos seguimos al mago blanco hasta el comedor, donde nos esperaban todos los miembros de la comunidad junto a Arwen, Elrond, los gemelos y los Señores del Bosque de Oro, nos sentamos en los lugares libres mientras el recinto permanecía en silencio absoluto

"Llegó la hora que tanto haz esperado pequeña- me explicó Celeborn con su paternal sonrisa- el momento en que conocerás a tus padres"- no pude evitar sonreír ante la idea, quería saber quienes eran, si todavía me quedaba alguna familia de este lado del mar

"Su barco está próximo- me indicó Gandalf con un amago de tristeza en sus ojos- estarán aquí antes del mediodía"

"Qué?- exclamé- no jueguen conmigo, ningún elfo puede cruzar el mar en sentido opuesto! Los Valar lo prohibieron!"

"Eso probablemente se explique partiendo del hecho de que no son elfos"- explicó Galadriel con una expresión difícil de definir

"Isilwen, sos una Valie de segunda generación- anunció Gandalf- Tus padres son Manwë y Varda"- sentí como mi corazón latía apresurado mientras intentaba procesar esas palabras, Legolas había soltado la mano y me miraba espantado, pude ver la tristeza en sus ojos en el instante en que se puso de pie y salió corriendo de aquella habitación

Ajemm... antes de que intenten asesinarme, la idea de que los Valar tengan hijos no es algo muy común no? a decir verdad Tolkien escribió sobre los hijos de los Valar en sus primeros escritos pero después los consideró demasiado espirituales como para ello, pero cuando yo leí la idea mi cabecita comenzó a procesar, y así nació este fic . La pregunta es ¿por qué si fue la idea base de la historia ustedes se enteran recien ahora? sencillo, soy alguien muy retorcido, a esta altura deberían saberlo. En cuanto al lemon, es el primero que escribo, deberían tenerme piedad. Este capi se lo dedico a Nillotiel, quien me ayudo a terminar de decidirme a publicarlo y alentarme a no desanimarme con el tema del lemon (en verdad estaba aterrorizada y muerta de la vergüenza) y a DK a quien volví a ganarle :) . Sé que querrán asesinarme, pero les advierto que saldré de vacaciones (sí encima tienen que quedarse con las ganas hasta la próxima semana que regreso) y dudo que sus matones a sueldo puedan encontrarme. Arual, olvida la idea del ácido, ya sabes que no funciona conmigo. Espero que disfruten del capi y dejen un bonito review (aunque probablemente sean amenazas) doy gracias a dios que no pueden ser reviews bomba, mejor los voy dejando, nos leemos la próxima semana!