Luchando por ti

Acotaciones:

- diálogos

" " pensamientos

&&&&& cambio de escena

Sin que se diera cuenta los días pasaron más rápido de lo normal, ya casi no salía de atender pacientes, dormía a ratos en el mismo hospital y cuando iba a su casa sólo le quedaba tiempo para resolver algunas cosas y muy ocasionalmente ver a Naraku.

Un día de esos la ronda de final de turno tuvo un problema en especial que le acarreó un nuevo regaño a la chica a pesar de no ser su culpa, ella rebatió como siempre, pero como por costumbre la respuesta que obtuvo se transformó en más horas de estar vigilando signos vitales.

"Esa niña… es demasiado… impulsiva, debería pensar mejor las cosas antes de hacerlas…-esbozó una sonrisa como muy contadas veces o hacía- Esa niña…"

En recepción Lin se topó con Kagome y le contó de lo sucedido a ella y a una enfermera, la primera sólo le hizo un comentario para alentarla mientras que la segunda le dijo algo que le costó trabajo creer.

- Por lo menos a los demás nos conviene que te quedes, cuando no estás su humor empeora… aunque eso parezca imposible.

- Disculpen –interrumpió una mujer ajena pero no desconocida para la mayoría. - ¿Dónde está Sesshomaru?

- En su oficina –contestó Kagome que conocía mejor que nadie ahí a la prometida de su cuñado.

- Gracias. Oye, por cierto, hay una reunión familiar el próximo sábado en la noche, no sé si Inuyasha ya te lo dijo pero es importante que todos estemos presentes.

- No, no me ha dicho nada ¿No sabes para qué es?

- No, al parecer nadie lo sabe, espero que no sea nada malo. Bueno, te dejo.

- Sí, adiós.

Antes de que alguien más dijera algo el celular de Lin sonó con una llamada de Naraku, ella intentó explicarle que no podrían salir juntos pero él insistió demasiado, desde que ella trabajaba ahí habían tenido algunas discusiones por el tiempo que pasaban juntos.

- A las doce, lo más temprano que saldré es a las doce…

- Ahí estaré. -los dos terminaron la llamada al mismo tiempo sin despedirse y sin darse cuanta de que unos ojos dorados estaban posados detrás de Lin.

- Van a subir a cirugía al niño del dos, no puedes irte hasta que no esté aquí estable otra vez. –sin más Sesshomaru se retiró sosteniendo de la mano a Kagura.

- Debes tenerle mucha confianza para encargarle a tus pacientes. -le dijo su prometida.

- Claro que no, sólo la pongo a prueba.

- Algunas veces no te entiendo.

- No es necesario que lo hagas.

Este último comentario desconcertó un poco a la mujer que sabía lo difícil del carácter de su novio, sin embargo siempre trataba de entenderlo ya que si debían casarse sería mejor llevarse bien y aparentar una buena relación.

Eran casi las 12:30, Lin ya había recibido una llamada de Naraku que la esperaba afuera y el niño que debía esperar continuaba en el quirófano, ella solo caminaba en círculos desesperada y enojada con el hombre que parecía querer tenerla ahí a propósito.

- Vete, yo te cubriré, sólo regresa temprano para que firmes tú en el registro… -"No me agrada, pero hacer que tengas problemas con él no es la respuesta… después te darás cuenta de cómo es".

- Pero Kagome…

- No te preocupes, él no vendrá en varias horas, se fue con Kagura.

- Gracias, nos vemos después.

Lin salió del hospital y subió a la limosina que la esperaba, en el interior encontró un ramo de rosas rojas, sonrió algo nerviosa y se acercó a saludar a su novio con un beso en los labios y disculparse por la tardanza, él se notaba visiblemente molesto.

- Ya te dije que no me agrada que estés ahí, ese hombre te retiene demasiado.

- Lo siento… a veces no es fácil tener tiempo libre, el trabajo es muy demandante.

- Antes no lo era. Pero no tiene sentido que discutamos ahora. Vamos, una cena nos espera. –ella sonrió casi por compromiso y se recostó en el respaldo para desahogar un poco el cansancio.

Al poco tiempo llegaron a una gran mansión y Lin se mostró sorprendida, no pensaba que la cena fuese en casa de él, sin embargo no dijo nada. Entraron y fue conducida hasta una habitación que ocupaba generalmente con él, había un vestido, entallado como de costumbre, sobre la cama y una gargantilla de diamantes para acompañarlo. Tomó una ducha rápida y se vistió tan aprisa como pudo para bajar al gran comedor adornado con exquisito y sobrio gusto, de inmediato él se puso de pie y la ayudó a sentarse.

- Gracias… -sonrió por instinto- ¿Puedo saber qué celebramos?

- Todavía nada, pero espero que lo hagamos, todo depende de ti.

- No entiendo… -la tomó con ambas manos.

- Hace dos años que estamos juntos, creo que ya nos conocemos lo suficiente y tenemos la edad para saber quién es la persona con la que queremos pasar el resto de nuestras vidas. Y sé que esa persona eres tú –la soltó un momento para sacar de su pantalón una caja negra con un amillo que extendió hasta su dedo-. Y espero ser esa persona para ti y que aceptes casarte conmigo.

Lin se quedó en silencio por unos instantes, aquella proposición la tomaba por sorpresa, sobre todo después de sus recientes desavenencias por culpa de su trabajo. Finalmente sonrió y asintió, él le puso el anillo y luego la besó en los labios.

- Me sorprendiste –dijo Lin luego de un largo silencio.

- Eso quería. Me da gusto que hayas aceptado, eres la última pieza para mi vida. –ella no entendió bien el sentido del comentario, sin embargo sonrió y negó con la cabeza como lo hacía tantas veces que ese hombre la desconcertaba.

El resto de la velada pasó sin sobresaltos, se dedicaron más bien a ver los detalles para el anuncio oficial de si compromiso. Sin aviso previo Naraku se puso de pie y la incitó a que hiciera lo mismo para empezar a besarla en los labios, ella aceptó la caricia, sin embargo al ver sus verdaderas intenciones se alejó y dijo tener que volver al hospital, él se molestó un pocopero luego sonrió, en esos momentos no tenía sentido una pelea.

- Está bien, le diré al chofer que te lleve.

- Voy a cambiarme.

Una vez que Lin se fue Naraku realizó la llamada que uno de sus subordinados, Goshinki, esperaba.

- Aceptó.

- Entonces todo va como esperamos, pronto estarán casados y eso será lo mejor para su imagen.

- Sí, todo marcha a la perfección, ahora si me disculpas, tengo una llamada que hacer. –sin más colgó y marcó otro número que bien conocía, esta vez respondió una mujer de voz ausente e indiferente.

- Por fin llamas.

- Sabes que tenía algo que hacer, pero ahora ya estoy libre.

- ¿Aceptó?

- Sí. Voy a verte ahora, espero que tengas tiempo… y ánimos.

- Sabes que siempre es así, nos vemos en un rato.

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En el camino de regreso no pudo dejar de observar el anillo de diamantes ni de pensar en lo que le esperaba, ahora pasaría con él el resto de su vida entre vestidos de noche, fiestas y negocios, eso no le gustaba para nada pero como él lo dijo, ya tenían más de dos años juntos y ese era el siguiente paso. Además Naraku siempre mostró ser un hombre bueno y estar enamorado, sus diferencias no pesarían tanto. Entró en el piso de terapia intensiva y de inmediato fue a buscar a Kagome, la encontró cuidando al niño que recién había llegado de la cirugía.

- ¿Cómo salió todo? –preguntó enseñando sin notarlo el anillo de su dedo.

- Bien… Lin… qué es…

- El anillo… Naraku me propuso matrimonio.

- Vaya pues… ME da gusto, felicidades, pero... ¿Estás segura? Es que ustedes son muy diferentes…

- Sí, bueno, hace más de dos años que estamos juntos y él se ve muy enamorado, sé que nos vamos a llevar bien.

- ¿Tú lo amas?

- Lo quiero mucho, siempre ha estado ahí para tenderme una mano. Y dime, Sesshomaru no se ha aparecido por aquí verdad. –el cambio de tema fue muy obvio pero prefería eso a tener que seguir contestando preguntas para las que no tenía respuesta.

- No, no ha aparecido por aquí, cuando sale con Kagura siempre tarda en regresar. Oye, tengo una idea, por qué no nos reunimos con Sango para celebrar tu compromiso, hasta podemos hace una fiesta en tu honor. –quizás Sango pusiese hacerle ver su error.

- Gracias, -contestó contenta – La reunión me parece muy bien, pero la fiesta… bueno, no soy mucho de ir a ese tipo de eventos.

- Perfecto, entonces, mira ahora ya me voy y me fijo en tu horario para ver el día y la hora.

- Muy bien, gracias, nos vemos.

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Pasó un buen rato antes de que llegara quien Lin no deseaba ver, de inmediato las doradas pupilas buscaron a la nueva residente que estaba al lado del pequeño. Sigiloso se acercó hasta ella y antes de que pudiera decirle algo sobre el paciente notó el anillo en su dedo y después actuó sólo por un impulso que ni él mismo notó.

- Que bien cumples tu trabajo. –le dijo amenazante.

- ¿A qué se refiere? –preguntó sabiendo que no era un comentario honesto.

- ¿Quién te cubrió mientras no estabas?

- Yo… no…

- A menos de que te hayan dado eso en el hospital. –usando su tono frío le causó un escalofrío a Lin que miró el anillo dándose cuenta del error que cometió.

- No bueno… ya lo tenía… es que.

- No mientas –esta vez parecía estar lleno de furia, cosa poco común en su ecuánime personalidad. Después esbozó una sonrisa algo maliciosa-. Pero como quieras, al final es peor para ti. – se retiró dejándola completamente anonadada, no tenía idea del por qué de su reacción o de su comentario.

Sesshomaru caminó hasta su oficina dando grandes zancadas sin fijarse en quién lo veía o si alguien lo necesitaba. Cerró la puerta sin azotarla, puesto que no consideraba inútil, pero una vez a solas caminó en círculos por todo el lugar sin nada más en la mente que el anillo en el dedo de la chica. Pero… ¿Qué era lo que le molestaba? Qué lo hubiera desobedecido, naturalmente… ¿O tal vez no? Eso era algo que ni él mismo sabía y no le gustaba para nada.

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Pasaron un par de días en los que si de por si la carga de trabajo para Lin ya era mucha, empeoró bastante, por fin entendió la amenaza hecha con anterioridad. Ni siquiera tuvo tiempo para ver a su ahora prometido o a sus amigas, sólo vivía para estar ahí y, por desgracia para ella, cada vez tenía que pasar más tiempo al lado de su jefe.

El fin de semana era la primera oportunidad que Lin tendría para salir, algo había hecho a Sesshomaru compadecerse y darle dos días, tal vez la intervención de Kagome o las ojeras que ya eran permanentes en su rostro..

El sábado por la noche todo estaba listo en la casa del padre de Inuyasha y sólo algunas personas estaban invitadas, el motivo de la reunión era todavía desconocido para todos. La cena pasó sin alguna novedad aunque la impaciencia aumentaba a cada instante, una vez servido el postre, el anfitrión se puso de pie y llamó la atención de los demás. Luego de dar las gracias a todos por estar ahí fue directamente el tema que tanto esperaban.

- El motivo de la reunión es darles a todos a conocer la decisión que he tomado. Hace poco establecí un nuevo negocio en los Estados Unidos, el que ahora es el más importante de la compañía y quiero anunciarles que decidí dejar a Inuyasha a cargo, no solo temporalmente, sino en definitiva. –todos guardaron silencio por unos segundos esperando que el aludido dijera ago, sin embargo él sólo permaneció callado sin saber qué hacer.

- Felicitaciones Inuyasha –dijo al fin un amigo de la familia, Myoga.

- Sí… bueno… no… no sé qué decir… creo que debo agradecer también…

- Hijo, me da gusto que seas mejor para los negocios que para hablar con público –hubo una risa general, los únicos que conservaron sus expresiones serias fueron el hermano mayo, Kagome y el mismo Inuyasha que haciendo uso de su instinto se disculpó escuetamente y se retiró junto con su novia. Los demás continuaron con el protocolo necesario.

Caminaron los dos hasta el jardín de atrás, al lugar donde sólo unos días antes hablaron del temor que ahora veían materializado. Estaban en silencio ya que Inuyasha no era capaz de hablar en esas circunstancias y Kagome terminaba de asimilas la noticia, intentaba pensar cómo debía reaccionar en esos momentos. En cómo darle el apoyo necesario al chico que tanto amaba.

- Feh! Por qué guardas silencio, sabes que no me gusta. –reclamó ya algo exasperado por no saber qué pasaba por la mente de ella.

- Es que no hay nada que te pueda decir ahora… no quiero felicitarte…

- No seas tonta, no quiero que me felicites, quiero que me grites, que te enojes… que hagas algo…

- No puedo… creo que en cierta forma ya sabíamos que esto pasaría… -su tono de infinita tristeza era tan desconocido para Inuyasha que por un momento no creyó que aquello fuera realidad.

- Le diré a mi padre que no.

- Sabes que no puedes, no puedes decirle que no.

- Claro que puedo.

- Ven, Inuyasha ven conmigo esta noche, por favor no me dejes sola ahora.

- Kagome…

- Ven –lo tomó de las manos y empezó a caminar hacia la puerta de atrás – Sólo esta noche ven conmigo y deja todo lo demás de lado, mañana regresarás a tu vida normal.

Así los dos se fueron para pasar una de las noches más inolvidables de sus vidas y tal vez la última juntos.

CoNTiNuaRá...

Hello! Aquí estoy otra vez para darles las mil gracias por su apoyo! Me hacen mmuy feliz. También quiero pedir una disculpa porque en el capi pasado olvidé responder ago, Sessho tiene 35 años y Lin 26, le lleva unos pocos años :p

Ahora sólo me falta pedirles un segundo de u tiempo para un review ya saben se aceptan todo tipo de comentarios. El próximo capítulo va a estar interesante... el primer acercamiento cercano de Lin y Sessho...

Bueno nos vemos byes!