Luchando por ti

Acotaciones:

- diálogos

" " pensamientos

&&&&& cambio de escena

Aquí hay conversación de Sessho y su conciencia lo de Sessh con - y la conciencia con " "

Entraron en el departamento de Kagome tomados de la mano todavía con la tristeza de por medio, Inuyasha se repetía mil veces que su padre no le haría eso, sólo hablando con él su decisión cambiaría, sin embargo, eso era algo muy poco probable en la realidad.

Todavía sin separarse se recostaron en uno de los sillones, en un principio ninguno quería decir nada por temor pero tarde o temprano había que hacerlo.

- ¿Me vas a extrañar Inuyasha?

- Ya te lo dije, no me voy a ir –a diferencia de su costumbre ahora hablaba pausado y con voz profunda.

- Sabes que tienes que ir, nadie desobedece a tu padre… - ella esperó una respuesta pero al no obtenerla los ojos se le llenaron de lágrimas y por instinto buscó los labios del chico, tal vez si lo tenía más cerca, no sería necesario dejarlo ir.

Con ella recargada sobre su pecho continuaron besándose, era cada vez una caricia más profunda y prolongada, sus manos entrelazadas llegaron a soltarse para abrazar al otro con la misma desesperación del beso.

Kagome recorrió con sus manos el pecho de Inuyasha, reconoció y grabó en su memoria cada centímetro del hombre que amaba mientras él se dejaba llevar por las sensaciones que le provocaba. Continuaron así por algunos momentos, saboreando los labios del otro hasta que Inuyasha tomó a Kagome por la cintura y la acomodó totalmente encima de él para acariciar su espalda semidesnuda a causa del vestido e ir incluso un poco más abajo.

Ella se separó un momento y lo miró a los ojos para luego susurrar algo en su oído que lo hizo estremecer.

- Hazme el amor Inuyasha, quiero se tuya para siempre…

Su respuesta fue un nuevo beso cargado de pasión, él saboreó el momento y las palabras que acababa de escuchar, en ese instante se decidió no sólo a amarla por siempre, sino a hacerla sentir así cada día de su vida.

De repente bajó el cierre del vestido rojo que ella llevaba para después girarse y dejarla debajo de sí. Continuó colmando su cuello con infinitos besos húmedos hasta dejar una tenue marca. Después pretendió ir más abajo pero la chica se lo impidió reclamando sus labios para besarlos, así que suavemente retiró el vestido desde los hombros rozando sus pechos y su cintura con embriagante lentitudhasta sentir la ropa interior de encajey llegarinmiscuir un poco sus dedos sólo para escuchar suspirar con fuerza a Kagome y después quitar el vestido por completo pero sin ponerle fin a la dulce espera.

Así casi desnuda la apreció un momento, su piel tersa y suave, su frente cubierta de una delgada capa de sudor, sus labios entrabiertos... su tórax subiendo y bajando agitado mientras sus manos lo incitaban a acercarse de nuevo y continuar con lo que hacía.

Teniendo intenciones algo malignas empezó por sus tobillos besándola lento y pausado, rozando antes cada centímetro con las yemas de sus dedos. Pronto se topó de nuevo con la prenda de encaje y esta vez no dudó en retirarla para dejar a Kagome totalmente a su merced. Arrastró sus manos hasta las formas femeninas de la chica apoderándose totalmente de ellas y acariciándolas con movimientos suaves que la incitaban a querer más de él, sintió como su piel se erizaba e inconciente de lo que hacía entreabrió sus piernas dejándole así espacio a Inuyasha para besar su entrepierna y llegara hasta su intimidad. Jugueteó con sus labios primero y luego con su lengua desatando nuevos suspiros en la chica que se aferraba al sillón con los ojos cerrados y la respiración demasiado agitada sintiéndose víctima de una dulce tortura.

- Inuyasha… detente… por… favor… Inu… yasha…

Pero él pareció no escucharla porque lejos de detenerse aumentó la intensidad de sus caricias hasta que la llevó al borde del éxtasis, entonces regresó a sus labios para introducirse en su boca, con delicadeza y apuración recorrió cada centímetro de ella, Kagome saboreó a Inuyasha, sus labios, sus caricias y todavía un dejo de su propio cuerpo.

El chico empezó a desabotonar su camisa hasta quitarla completamente, entonces ella aprovechó para girarse y quedar encima de él, así pudo tocar su pecho desnudo y colmarlo luego de besos rozándolo también con los dientes varias vecesen diversos puntos mientras quitaba sus pantalones inmiscuyendo sus manos cada vez más allá, cada vez más lejoshasta dejarlo desnudo y sentir su virilidad entre sus dedos. Después lo acarició largos instantes de una forma inexplorada para ambos.

Inuyasha sentía el embriagante delirio que el tacto de la chica le provocaba y lo llevabahasta sacarlo de la realidad. Sabiendo que no sería capaz de soportarlo por mucho tiempo, reunió sus pocas fuerzas y sostuvo a Kagome por la cintura para recostarla en el sillón. Por un instante sus miradas se cruzarony se comunicaron entendiéndose perfectamente, entendiendo lo que seguía.

Se besaron primerocon suavidad apenas rozando sus labios y después con mayor pasión hasta hacerlo desesperado, Inuyasha posó una de sus manos en el vientre de la chica y la deslizó con astucia hasta su intimidad dándole una última caricia que la estremeció en todo su ser con un escalofrío y gimió levemente, lo que él disfrutó mientras seadentraba su ser en ella y empezaba lento pero cada vez a un ritmo más acelerado el vaivén que los condujo hasta un éxtasis total de sensaciones y respiraciones agitadas. Inuyasha terminó dentro de la chica dejando parte de su interior en ella y sin dejar de besar sus labios con increíble ternura.

- Te amo… Kagome, te amo… -susurró mientras llenaba su rostro de sutiles besos.

Después se quedaron dormidos ahí mismo rodeados por la calidez de la atmósfera sólo de ellos, porque en ese momento el universo entero con toda su grandeza les pertenecía, habitaba en su interior.

Lo que pasó esa noche fue una expresión plena de lo que sentían mutuamente. Juntos eligieron esos momentos que creían los últimos para completar lo que eran y descubrir algo que nunca hicieron juntos antes, al tiempo en que se entregaban hubo una promesa de amor eterno, ahora que sus pieles y sus almas de habían tocado de esa manera, separarlas sería una tarea casi imposible.

Despertaron abrazados todavía en el sillón, juntos abrieron los ojos y no se preocuparon por el mundo de afuera, sólo se vieron a los ojos por largo rato mientras sus espíritus jugaban libres de cualquier atadura. Sin embargo las cosas no son tan sencillas, de repente el teléfono sonó y por más que Kagome no quisiera contestar, Inuyasha insistió en que podría ser importante.

- Hola, hija, me da gusto que contestes… oye quisiera saber si sabes dónde está mi hijo, anoche se fueron juntos y él no ha regresado.

- Señora Isayoi… pues… Inuyasha… -mientras dudaba en qué decirle sobre su hijo, él le dijo algo el oído- Dijo que iba con miroku… - "Por favor que no lo haya llamado ya".

- Con Miroku… ya veo, gracias hija entonces está bien, sólo quería saber eso. No te interrumpo más.

- De nada, nos vemos.

En cuanto colgó sintió que se le quitaba mucho peso de encima pero Inuyasha tuvo que llamar de inmediato a un Miroku que más tarde se encargaría de averiguar su paradero. Una vez resuelta la situación ambos empezaron a reír y a darse cortos besos como si nada malo pasara. Tomaron una ducha y desayunaron ahí mismo solos los dos, luego Kagome llamó al hospital y se reportó enferma con un Sesshomaru que poco lo creía luego de la noche anterior pero que prefirió no decir nada, no por tapar a su medio hermano, sino por la chica a la que respetaba tanto como colega.

Varias horas después era necesario que se separaran momentáneamente para que él regresara a ver a Inutashou. Unos momentos antes de despedirse Inuyasha recordó algo que escuchó decir a su padre sobre alguien que estaría en algún sitio el martes por la mañana para tomar las riendas del asunto, rápidamente se dio cuenta de que se refería a él y de que quería que en menos de dos días estuviese del otro lado del mundo.

- Kagome –le dijo ya estando en la puerta- Ven conmigo, vámonos juntos de aquí, hay que casarnos mañana mismo y así podremos irnos los dos juntos…

- Inuyasha…¿Irme contigo?... Tan pronto…

- Entonces no vengas, sólo hay que casarnos, nadie tiene que saberlo. Arreglas tus cosas como quieras, tómate tu tiempo y después, cuando estés lista vienes conmigo… -Inuyasha hablaba más bien por instinto siguiendo sólo su impulsividad. Pero al ver el silencio que ella guardaba tuvo que cambiar su actitud. – No me respondas ahora, ésta no fue la mejor manera de pedírtelo. Vendré a verte después – la besó con inesperada pasión y salió del departamento dejándola bastante confundida.

Ella cerró la puerta con delicadeza y caminó con al alma pesada y arrastrando por detrás para sentarse en su cama y comenzar a llorar todas las lágrimas contenidas antes. Llena de dolor repasó cada momento con él, desde que se conocieron, cuando peleaban y lo difícil que les fue sincerarse y tener algo más que una amistad ¿Por qué ahora esto¿No deberían ser felices ahora? Las lágrimas llenaban su rostro como nunca antes. Además estaba la propuesta de matrimonio,

"Es un tontito… siempre tan impulsivo, cree que casarse es cosa fácil y no es así. No puedo llamarle y decirle a mi mamá que me voy a casar en dos días… ni sus padres lo aceptarían y hacerlo a escondidas…. Como dos niños sin edad para tomar nuestras propias decisiones ¿Por qué es tan difícil enfrentarse al mundo? Inuyasha… mi querido Inuyasha, no podemos hacer así las cosas, no es lo correcto".

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Una limosina negra entraba a una de las mansiones más grandes de la ciudad, en su interior se encontraba una chica de cabellos negros que iba porque dijo hacerlo, no le molestaba pero en esos momentos tenía otras cosas pendientes. Al tiempo en que Lin entraba a la casa una mujer de piel lechosa salía de ahí, era tan joven como ella en edad, pero sus sentimientos, intenciones y acciones eran muy diferentes.

Esperó encontrarse con Naraku, sin embargo un sirviente le dijo que éste se encontraba en su habitación ella subió y tal como lo esperaba entró en la habitación que compartían y la abrazó por la espalda buscando sus labios, mientras los encontró junto con los botones de su blusa ella empezó a preguntarse si así debía ser o así era siempre en las parejas pero, como de costumbre no dijo nada, supuso que así sería.

Estando dormida no muy profundamente a su lado escuchó sonar su celular y al responder su reacción no fue muy favorable.

- Ya sabes quién, te busca y quiere que vengas ahora mismo.

- Pero salí hace pocas horas, se supone que tendría todo el fin de semana

- Eso díselo a él…

- No lo puedo creer. Voy para allá. –terminó la llamada y se sentó buscando su ropa.

- ¿De nuevo te llamó ese Sesshomaru? –preguntó su novio.

- Sí, tengo que irme.

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Salió bastante enojada del elevador y fue directamente a la oficina de su jefe con intenciones firmes de reclamarle por tenerla así, si no le agradaba cómo trabajaba podía despedirle pero eso era demasiado. Entró en su destino sin tocar y cerrando la puerta casi de un golpe.

- Se puede saber por qué me llama… creo que tiene suficientes médicos aquí para hacerles la vida imposible…. – Sesshomaru la miró en silencio unos instantes, luego se puso de pie y se acercó a ella hasta quedar a muy pocos centímetros de distancia de su rostro.

- Si no te gusta, puedes renunciar. –sólo mencionó algunas palabras pero fueron suficientes para que Lin sintiera su respiración cálida sobre su rostro y casi saboreara su aliento, al instante su corazón empezó a latir desesperado y su respiración se agitó lo suficiente para hacerla sentir que debía irse en ese instante o sus propios impulsos la traicionarían. Así que hizo acopio de toda su voluntad y salió de ahí sin decir nada.

Entró en el baño para mujeres y se recargó en una puerta intentando calmarse ¿Qué había sido eso¿Por qué se había puesto así con estar tan cerca? No tenía idea de nada y no le gustaba… o tal vez sí y ese era al problema. Caminó hasta los lavamanos y se roció agua fría en el rostro todavía algo agitada y con un par de lágrimas traviesas amenazando con salir.

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Mientras la chica trataba por todos los medios de entender y apaciguar sus sentidos, Sesshomaru caminaba por su oficina con toda la calma del mundo, no porque el acercamiento no le hubiese provocado la misma reacción, sino porque en cierta forma eso era lo que buscaba y ahora podía estar satisfecho, no había indiferencia entre ellos. Todavía no estaba seguro de las razones exactas por las que hacía eso, por las que la provocaba y la retenía ahí tanto como le era posible, pero no le importaba demasiado averiguarlo, sólo se preocupaba tenerla cerca y que no estuviera al lado de ese estúpido que tenía por prometido.

"¿Desde cuándo te importan los hombres que hacen negocios con tu padre?"

- No me importan

"¿Entonces por qué te importa ése en especial?"

- Es un imbécil… dicen que tiene muchos tipos de negocios…

"Díselo a tu padre entonces"

- Él jamás escucha, en especial a mí, y no me importa lo que haga con su vida… pero…

"Pero… ¿Pero… qué¿Pero… ella?"

En ese momento prefirió interrumpir sus pensamientos, había cosas que no podía aceptar, no todavía.

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Luego de recuperarse del incidente fue a donde le indicó y confirmó que no había nada fuera de lo normal y que otro médico se estaba haciendo cargo del caso. Entonces volvió a sentirse desconcertada ¿Por qué se esforzaba tanto por mantenerla ahí?

Rato después estaba sólo revisando algunas cosas en una habitación vacía, podía hacerlo en el salón para los médicos, pero prefería tener silencio y abstenerse de los constantes comentarios de sus compañeros, lo que no esperó fue la visita de quien menos quería ver.

- ¿Qué sucede? –preguntó con la voz tensa.

- Van a traer un paciente a esta habitación, sabes que no deberías estar aquí.

- Y también sé que las enfermeras son las primeras en llegar… -contestó retadora y muy nerviosa puesto que él continuaba acercándose y lo que menos deseaba era que se repitiera el encuentro anterior.

- Sabes que no deberías usar esto aquí –le dijo sosteniendo su mano izquierda y en especial el anillo de compromiso.

Lin miró cómo la sujetaba y no pudo hacer nada, intentó moverse, hablar o inclusive exhalar el aire de sus pulmones… pero todo fue inútil. Entonces él la soltó con un gesto delicado y rozando antes la palma de su mano. Después simplemente salió sin decir nada más dejándola estática y con la sensación del roce todavía palpitante.

- Qué… pasó… -se dijo mientras se sentaba en la cama y veía su piel erizarse – Es un… -intentó seguir hablando pero notó que cada instante lejos de calmarse su corazón se aceleraba más – no entiendo…. –después sólo se puso de pie y continuó con sus labores dejando la habitación vacía y el anillo en su bolso.

Un par de horas después salió de evitando los penetrantes ojos dorados que se clavaban en ella poniéndola irremediablemente nerviosa. Lin caminaba apenas unos metros más allá de las puertas cuando se topó con alguien conocido.

- Kohaku, qué sorpresa.

- Hola, vine a buscarte…

- ¿Pasa algo?

- No, para nada, es sólo que hace mucho que no salimos y quería invitarte a comer, claro si es que tu novio no tiene problema con eso… -Lin lo pensó un segundo y luego sonrió.

- Claro que no, vamos.

Así pasaron el resto de la tarde juntos conversando y riendo de cualquier cosa como lo hacían siempre que tenían oportunidad. Ellos se conocieron hacía ya mucho tiempo, desde antes de que Lin conociera a Naraku, pero a pesar de que Kohaku siempre sintió algo muy especial nunca tuvo el valor de decírselo hasta que fue demasiado tarde y ella ya no estaba libre. Desde entonces ella seguía viéndolo como siempre, su mejor amigo, pero para él era la persona más especial en su vida, aquella por la que daría y haría todo.

En un momento el chico se quedó bastante serio y mirando hacia un punto chico, Lin lo notó y cerró los ojos tomando valor para decir lo que debía.

- Naraku me lo dio…

- Vas… a… casarte… -ahora hablaba con un nudo que le cortaba la voz

- Sí… bueno…

- Muchas felicidades… ojala que sepa hacerte muy feliz…

- Kohaku… gracias…

En ese momento cambiaron de tema, no tenía caso hablar de algo que de una forma u otra los hería a los dos. Algunas horas después la estaba dejando en su casa y se despidieron con un abrazo y un – Te quiero mucho- por parte del chico de pecas que de inmediato enrojeció y se fue. Esas sencillas palabras removieron algo en Lin que le hizo pensar en lo que sería estar a su lado en vez de con quien ella estaba, quizás las cosas serían diferentes, sin embargo tampoco estaba enamorada de su amigo.

"¿Enamorada¿No estoy enamorada?... Entonces… me gustaría saber qué es lo que siento… por qué hago lo que hago… quizás no debería..."

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Al mismo tiempo un hombre de ojos dorados estaba en su departamento con la mujer se suponía amaba, sin embargo era sólo eso, una suposición ya que en realidad ambos sabían que el matrimonio era sólo un requisito.

- Entonces será en la afueras de la ciudad…

- Sí, como quieras o déjaselo a nuestros padres –respondió indiferente Sesshomaru.

- No podemos, sabes que tenemos que hacerlo nosotros.

- Ahora no es importante – le dijo jalándola de una mano para que se acercara más y empezar a besarla.

- ¿Por qué lo hacemos? –preguntó Kagura mientras se dejaba llevar.

- Vamos a casarnos.

- Supongo que algo bueno habrá estando casados.

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Inuyasha había esperado casi todo el día para poder hablar con el importante hombre de negocios que era su padre y cuando por fin lo logró no tardó demasiado en darse cuenta de que probablemente era un intento inútil por persuadirlo.

- Pero padre, entiéndelo, no quiero irme a ningún lado, mi vida está aquí.

- Hijo, eres muy joven para tener una vida.

- Tengo a Kagome y eso me basta para querer quedarme. –su padre rió de buena gana.

- Inuyasha como te digo, eres muy joven y no sabes muchas cosas, dile que vaya contigo o espérense mutuamente pero no puedes quedarte ahora.

- Es que no lo entiendes –empezaba a sonar desperado y eso era lo pero que podía hacer con su padre- quiero quedarme con ella, queremos estar juntos… ¡No tienes derecho a separarnos!

- Mira, hijo, es mejor que te vayas ahora, tu boleto de avión está en el estudio de la casa, el vuelo sale en 48 horas. –sin decir o dejarlo decir otra cosa salió de su oficina dejando a un Inuyasha bastante frustrado.

Pensó en qué más podía hacer para evitar que irse pero no se le ocurrió nada, le dio mil vueltas al asunto y sólo pensó en hacer una cosa. Hizo una parada y se dirigió con Kagome a su departamento para pedirle, o rogarle si era necesario, que aceptara su propuesta.

CoNTiNuaRá...

Hello! Ahora sí, tantas cosas qué decir, espero que haya quedado bien el lemon jaja. Sé que empecé algo lenta pero a partir de aquí las cosas cambian un poco entre Sessho y Lin. Pero en fin... jajaja qué caso tiene si cuanto ahorita todo el fic.

No me queda más que darle las gracias a todas por leer la historia y por dejar un review que me haga ver acoertos y errores. De verdad un millón de gracias!

Ya saben se aceptan todo tipo de comentarios, golpes, amenazas, etc. nos vemos en unos días byes!